Ahora si, los dejo con el capítulo......
- ¿Se besaron y nada más?
- Ya te dije que decidimos no precipitar las cosas.
- Sara, llevan unos seis años en esto. No creo que nadie los pueda llamar precipitados.
Sara acababa de llegar a su casa y Alice la había hecho contarle todo lo que había ocurrido en la esperada cita. Era 16 de Febrero.
- Es solo que no queremos echarlo a perder esta vez – dijo Sara empezando a sacar cosas de su maleta.
- ¿Y ahora? No creo que avancen mucho mientras él está en Bélgica y tu aquí.
- Tiene algunos domingos libres. Puedo ir allá a verlo.
- Eso no es una relación en serio – dijo Alice.
- Es una relación al fin y al cabo – dijo Sara despreocupadamente – y de momento nos funciona.
- Como digas. Me voy, que estoy tarde. Me esperan en el periódico, hay mucho revuelo con lo del asesinato de Jefrika.
- ¿Cuándo la mataron? – preguntó distraídamente Sara, algo había leído, una periodista muerta en medio de una investigación .
- Desapareció hace dos días. Encontraron su cuerpo ayer. La dejaron al frente del periódico después de matarla. Parece que la torturaron.
- ¿Por qué harían eso?
- Pertenecía al equipo de Harry, están investigando algo muy peligroso. Dumbledore cree que la torturaron para averiguar quien los estaba investigando. Ahora tiene miedo por Harry.
- Si no se metieran en lo que no les importa no les pasaría nada. – dijo Sara indiferentemente.
- ¡Sara! – Alice la veía sin creer lo que había oído - ¿cómo puedes decir eso?
- No digo que estuvo bien que la mataran - corrigió Sara – pero si se mete a jugar con fuego, debería recordar que las llamas queman. Eso es todo.
- No puedo creer lo que dices. La verdad voy a hacer como si no lo hubieras dicho. No voy a prestarle atención a lo que me diga una chica que tiene miedo de tener algo serio con el chico que le gusta. Eso es lo que tienes Sara, miedo. Deberías apartar lo que pasa con Sirius del resto de tu vida, ¿sabes? Yo podría haber sido Jefrika, podría estar muerta hoy. Sé que lo dijiste porque tienes la cabeza en Bélgica en estos momentos, pero deberías tener más cuidado con lo que dices. Nos vemos en la noche.
Alice se fue mientras Sara terminaba de desempacar.
- Claro que tenemos miedo – dijo para sí una vez que Alice se hubiera ido- tu tienes el romance perfecto, pero a nosotros nos ha costado lo nuestro y no hemos tenido ayuda extra. Si esta vez no funcionara...
Sara se estremeció de solo pensarlo. Se sentía muy feliz, pero al mismo tiempo, ahora que estaba lejos de Sirius, sentía miedo y confusión. Necesitaba hablar con un amigo... no con Alice, no, ella era muy buena amiga, pero lo que Sara necesitaba ahora era a su amigo.
°°°
En una oscura casa al norte de Inglaterra, Severus Snape estaba sólo en su habitación, haciendo una poción que su señor le había encargado. Le escocía el brazo. Se alzó la manga de la túnica para ponerse un trapo húmedo sobre la todavía incandescente marca tenebrosa. Ese día al fin se la habían tatuado. Le había llevado su tiempo el merecérsela y el dolor que causaba era insignificante. Era un honor. Él y otro compañero habían sido marcados ese día.
Alguien llamó a la puerta. Snape se apresuró a abrir.
- Severus, dame algo para el escozor, ya no lo soporto.
- Todavía no sé porque me hice tu amigo, Igor. Eres un debilucho, entra.
Igor Karkarov había entrado al mismo tiempo que Snape a la "Academia Riddle de Magia" y los dos habían sido marcados ese día.
Snape le dio unos paños bañados en una poción adormecedora. Continuó con lo que estaba haciendo en silencio, mientras oía los llantos contenidos de su amigo.
- ¿Quieres dejar de quejarte? – gruñó Snape a los cinco minutos – ya no debe dolerte.
- ¿No te duele?
- Es mayor el honor que representa, Igor. Me pregunto cual será la primer misión que nos darán ahora que ya pasamos la prueba.
- No puede ser peor que la prueba- dijo Igor recordando con un estremecimiento el día anterior.
- ¿Estás bromeando? Conseguimos la información que el Señor Oscuro necesitaba. Potter tiene los días contados. Bellatrix va a hacerle una visita un día de estos. Esa bruja recibió lo que merecía. – la voz de Snape estaba llena de crueldad- recuerda lo que nos enseñaron, Igor. Si se atraviesa en tu camino es su culpa. Además, ¿qué nos importaba esa estúpida periodista?
- Nada, nada – dijo Karkarov.
Alguien llamó a la puerta.
- El Señor Oscuro quiere verte – dijo una voz susurrante a Snape.
Snape se apresuró a dirigirse al salón principal. Lord Voldemort lo miró largamente.
- Tengo un trabajo para ti.
- Lo que ordene mi señor.
- Quiero que le escribas a tu amiga.
Snape sintió un escalofrío por la espalda.
- ¿Sara, señor?
- Sara Fénix Parker, sí. No le digas nada sobre nosotros, no la hagas venir precipitadamente. Quiero que averigües que a sido de su vida, y me informes.
- Sí señor.
- No le menciones mi nombre, ni nuestro plan, ni al clan de los mortífagos. No eres más que un estudiante de Artes Oscuras.
- Sí señor.
- Eso es todo. Puedes retirarte.
- Como guste mi señor.
Snape se volvió para salir, pero Voldemort lo llamó de nuevo.
- Snape, te estoy vigilando. Tu no tienes amigos fuera de aquí ya. Sara es sólo el objetivo de tu misión.
- No tengo más amigos que los mortífagos, mi señor.
Snape se dirigió rápidamente a su habitación. Hacía tiempo que no tenía contacto con Sara, y es cierto que los habían instruido a no tener apego a nadie, pero Sara era distinta. ¿Planeaba el Señor Oscuro traer a Sara con él? Se apresuró a enviar a Karkarov a su cuarto y a escribir le una carta a Sara.
Sara no podía dormir. Había hecho una poción para dormir sin pesadillas, pero se la había dado toda a Draco. Ella tenía que pensar.... estaba muy confundida. Tres cosas ocupaban su mente y parecían quererla enloquecer si no les hallaba solución.
La primera era lo sucedido con Draco. ¿Por qué lo querían muerto? No le hallaba explicación lógica. ¿Qué beneficio le podía traer a Voldemort el hecho de que Draco dejara de existir? Y la actitud de Fawkes, Sara abría jurado que Dumbledore se equivocaba y la reacción del ave se debía a algo más que los pensamientos de Draco sobre él. Sabía que no conseguiría nada por más que siguiera dándole vueltas al asunto, por lo que la segunda cosa venía a su cabeza.
Ginny. Sus palabras rebotaban en su cabeza. ¿Tenía razón? Sabía que estaba más seria, y que su actitud hacia las cosas había cambiado, pero es que su propia situación había cambiado, ¿no? Tenía mucho que hacer, pero ¿valía la pena dejar de lado a sus amigos por eso? A ella siempre le había gustado ayudar a las personas. Tal vez debía preocuparse más por sus amigos, había estado siendo una egoísta. Se había sentido muy bien ayudando a Ron......
Ron. La tercer cosa en su cabeza. ¿Qué rayos había sucedido en el lago? Ese beso... bueno, ella no le gustaba a Ron, a Ron le gustaba Hermione, estaba segura de eso. Seguramente el beso había sido un impulso, sí, un impulso de gratitud. A ella no le gustaba Ron, no, a ella no le gustaba nadie, no podía gustarle nadie. No podía caer en eso...
No podía dormir, en definitiva. Se levantó y salió a caminar. Se sentó a la orilla del lago, sin dejar de vigilar la casa. No sabía que hacer, o que pensar. De repente sintió algo a su lado y levantó la mano soltando una ráfaga de fuego. Harry apareció a su lado, con la capa de invisibilidad de mano, se agachó apenas para evadir el fuego.
- ¡Harry! – exclamó Sara asustada - ¡no hagas eso! ¿Te quemé?
- No – dijo Harry revisándose la ropa – no, estoy bien.
- ¡Me asustaste! Toda la noche he sentido que los mortífagos se vienen sobre la casa.
- ¿Qué es eso? – le preguntó Harry señalando el cinturón que llevaba Sara debajo del suéter.
- Un cinturón – dijo Sara asegurándose de cubrirlo del todo con el suéter. Era un cinturón, cierto, en el que llevaba una granada para dormir, una poción de conjuntivitis, una cuchillo direccionado y una aguja cargada con veneno y otra con veritaserum. Planeaba inyectársela al primer mortífago que viera para preguntarle porqué querían matar a Draco. - ¿Qué estas haciendo aquí?
- Venía a ver como estabas. Ron me contó lo que pasó.
- Estoy bien y ya le dije que no le diera importancia a lo que pasó.
- ¿Qué no le de importancia a un rescate de una emboscada de mortífagos por el aire en la moto tras una premonición?
- Ah, eso – Sara se ruborizó.
- ¡Sabía que había algo más! – dijo Harry con tono triunfante – Ron no ha querido decirme que sí, pero lo sabía.
- No es nada – dijo Sara - ¿asustó mucho a Hermione?
- Bastante.
- De no ser por lo peligroso diría que fue divertido –dijo Sara sonriendo -¿cómo está Ron?
- Bien – dijo Harry- gracias por hablar con él. Cuando se pone de ese humor nunca sé que decirle. Después de que habló contigo a estado extraño, pero ya no está de mal humor.
- Esa era la idea – dijo Sara en parte para Harry en parte para ella misma – no fue nada, para eso son los amigos.
- Es bueno saber que nos consideras tus amigos.
- ¿Tu también? – dijo Sara en un tono algo desesperado - ¿me he portado tan terriblemente con todos estos días?
- ¿Yo también? ¿Qué quieres decir? No quise decir nada malo. ¿Qué te dijo Ron?
- Ron no me dijo nada de eso. Fue Ginny.
- Creí que con el humor que andaba quizá Ron te había tratado mal o algo así, poco probable, pero bueno.
- Oh no, Ron fue muy amable, demasiado tal vez.
- ¿Qué pasó con Ginny? Sí noté que estaba molesta, pero...
- Nada, me dijo unas cuantas cosas que creo que eran verdad.
- ¿Qué cosas?
- ¿He cambiado mucho, Harry?
- No lo sé. Te conozco desde hace muy poco tiempo para saber si has cambiado o sólo te estoy conociendo mejor.
- No tengas miedo de ser duro. Odio cuando la gente trata de hacer sonar bien las cosas.
- Has estado muy estresada de lo que pasó en el Orfanato, pero no creo que sea algo muy grave.
- ¿Estresada?
- Sí, corriendo de una lado al otro, estudiando, tratando de mantener la mente ocupada. Lo entiendo. Es lo que yo hago para no tener que pensar, mantenerme ocupado, y cansado.
- No es sólo eso. Ginny dijo... – Sara le contó lo que Ginny le había dicho. Harry la miró con expresión grave.
- Tienes que entenderla – dijo Harry al final de la narración- Ginny es una chica muy agradable, pero no tiene como una mejor amiga constante aparte de Hermione, que está siempre con nosotros o Luna, que está en otra casa. Tu habías estado siendo muy amigable con ella y de un momento a otro no tienes tiempo para nada y pasas en la casa, con Draco. Ginny no le tiene mucha simpatía.
- Nadie le tiene mucha simpatía aparte de mi – dijo Sara – pero creo que Ginny tiene razón. Draco me necesita, pero tal vez mis otros amigos también. He estado tan obsesionada con estar lista...
- ¿Lista para que?
Sara miró a Harry preguntándose si decirle o no
- ¿No sientes que ya estamos en ambiente de guerra?
- Sí, definitivamente, desde que vi volver a Voldemort.
- Yo sólo trato de estar lista para cuando llegue el momento de pelear. ¿Es tan difícil de entender? Tu tienes que entenderme. Tu sabes que tienes un papel muy importante en lo que va a pasar, y te estás preparando para ello. ¿Verdad?
- Bueno, creo que sí – dijo Harry no muy seguro – según la profecía tengo que matar a Voldemort, y no creo que nunca esté listo para eso.
- La profecía... ¿estás seguro de que eso quiere decir la profecía? – preguntó Sara olvidándose momentáneamente de su conversación.
- Eso dijo Dumbledore. ¿Por qué?
- Creo que mamá tenía otra idea al respecto, eso es todo.
- Ah. – Harry nunca le daba mucha importancia a lo que podía haber pensado, dicho o hecho Sara Parker, y no entendía porque Sara lo hacía a pesar de detestarla – pero no sé a que te refieres con estar preparado.
- Entrenar, leer, aprender cosas que puedan ser útiles.
- Para eso es la AD.
- No puede ser suficiente.... bueno, tu sabes (o crees saber) para que tienes que estar listo. Yo no. Yo sé que tendré que hacer algo, pero no sé que, y debo estar preparada para todo. ¿No justifica eso un poco menos de diversión y un poco más de trabajo?
Harry no podía creer lo que oía. El creía que el cambio de Sara se debía a la depresión, no a un plan auto-impuesto de preparación loca para la guerra.
- Sí, pero eso, un poco. No puedes vivir tu vida en función a lo que va a pasar o puede pasar – dijo Harry – si fuera así yo tendría que vivir pensando en el duelo final con Voldemort. ¿Qué clase de vida es esa?
- Bueno, tal vez tu puedas estar así de tranquilo sabiendo que el futuro puede estar en tus manos, pero yo no. –Sara se había enojado un poco de que Harry no mirara su "destino" de la manera tan terriblemente seria que ella lo hacía-Voy a tener un papel importante en esto, lo sé, y no lo voy a echar todo a perder. Mamá hizo todo lo que pudo por el lado oscuro, yo debo hacer aún más por el nuestro.
- ¡Tienes sólo 14 años Sara! No puedes echarte encima una responsabilidad tan grande.
- Yo no me he puesto esa responsabilidad, me ha llegado sola. Una pequeña herencia de mi amada madre. No es que quiera vivir en función de lo que suceda. Es que mi vida es así, Harry.
- No puedes renunciar a tu vida solo por eso. Hay que esperar y plantar la cara a las cosas cuando sucedan. Hay que estar prevenido y pensar en el futuro, pero no puedes dejar de vivir el presente. Te has hecho de amigos, y si tus amigos te necesitan debes estar ahí para ellos.
Sara se quedó en silencio. Sabía que uno de sus mayores efectos era el extremismo. Siempre se concentraba tanto en algo que olvidaba todo lo demás. Entre Ginny y Harry le habían abierto los ojos. Después de lo sucedido se había concentrado tanto en lo que podía pasar que se había olvidado de sus amigos. Harry, Ron y Hermione no habían vuelto a ir a casa de Sara, pero Sara no se dio cuenta hasta ahora. Había estado muy ocupada. En la AD ella solía trabajar con Ginny y Luna, y desde hacía días que cuando estaba con ellas no les ponía ninguna atención a lo que le dijeran que no fuera sobre hechizos, duelos o Voldemort. No había apartado a Draco, porque él estaba involucrado con ella y sus proyectos de futuro. Además, cómo podía olvidarse de Draco viviendo con él. Pero no podía dejar sus proyectos ahora. No...
- Debo tener cierto balance, ¿no? Eso es lo que me quieres decir. – Sara miraba a Harry con respeto. Hablaba de manera muy madura, y sus consejos parecían tener consistencia.
- Sí. Yo sé de que te hablo Sara. Nadie puede saber mejor que yo lo que te estoy diciendo.
- Gracias, de verdad lo necesitaba Harry.
- No fue nada, para eso están los amigos.
- Bien, una cosa menos que pensar – dijo Sara – y debería deshacerme de otra. Tu eres el mejor amigo de Ron, ¿no?
- Sí, creo que sí.
- Bien. ¿A él le gusta Hermione, verdad?
- Bueno, nunca lo ha dicho, pero creo que es bastante obvio.
- Bien. Me quitas un gran peso de encima.
- No dije que tu no le gustaras.
- ¡Harry! ¿No lo dices en serio verdad? – Harry se alarmó del tono asustado de Sara, la verdad no lo había dicho en serio sino un poco en broma.
- No, bueno, a Ron la encantan las imposibles y es difícil que a alguien no le gustes, eres la chica más linda del colegio – Harry se sonrojó un poco al decir eso.
- ¡A no, tú también no! – dijo Sara levantándose – mira Harry, lo dijiste bien, imposible. Recuérdaselo a Ron, ¿quieres? Eso soy para cualquiera. Especialmente para él, y para ti también, por si acaso.
Sara se fue para la casa. Harry la miró irse bastante sorprendido. ¿Qué había sido eso? Sara siempre lo dejaba así de intrigado.
Severus Snape estaba de pie en el centro del salón principal de la cede de los mortífagos, con la cara escondida en la oscuridad del interior de la capucha negra y la cabeza baja, esperando que su señor terminara de leer la respuesta de Sara.
Lord Voldemort leía la carta con gran interés. La chica Parker se había tomado su tiempo para escribirla. Eran casi 10 hojas de su vida al máximo detalle.
"Esto va a ser más fácil de lo que creí –pensó Voldemort- creí que podía encontrar razones para alejar a Sara de Dumbledore, pero no tengo más que usar la que ya conozco. ¿Todavía con ese chico Sirius? "
- ¿Quién es este chico Sirius, lo conoces?
- Sí mi señor. Estudiaba el mismo nivel que yo en Hogwarts, pero en Gryffindor. Sara siempre ha estado enamorada de él.
"Eso ya lo sabía" – pensó Voldemort con fastidio.
- ¿Es sangre limpia o sangre sucia?
- Sangre limpia "y" noble. Es el hijo mayor de la casa Black.
En el rostro de Voldemort apareció una sonrisa maligna. "La chica nunca me dijo el apellido de ese Sirius. Así que es un Black... como Bellatrix."
- ¿Crees que las cosas entre ellos duren?
Snape no supo que contestar. ¿Por qué el Señor Oscuro se interesaba tanto en aquella novela rosa?
- Las cosas con ellos son extrañas.
- ¿Te gusta el hecho de que estén juntos?
Snape tuvo que meditar la respuesta. No, no le gustaba, nunca le había agradado Black para Sara. Pero Sara era feliz, bueno, iba a, porque tener a Sirius tan lejos le hacia daño. No podía decir que se alegraba por ella, ella ya no era su amiga, ya no tenía amigos fuera de los mortífagos.
- No, Black nunca me agradó.
- Bueno, si no es conveniente para Sara, librémosla de él y hagámosle un favor. Respóndele. Has que ella misma se de cuenta de lo malo que es para ella. Esta es tu misión Snape: Sara debe pelearse con Sirius Black, lo único que la une al bando de Dumbledore.
- Como mande mi señor.
- Cuidado Snape. Te vigilaré de cerca en esto.
Snape salió de la sala rumbo a su cuarto, para escribir la respuesta a Sara. Su señor tenía razón, ya era hora de separarla en definitiva de Sirius. Ella creía que con él iba a ser feliz, le mostraría que no y la traería a su lado, al lado poderoso, al lado correcto, donde no estaban atontados por las tonterías de Dumbledore. Traer a Sara consigo...
Voldemort miró salir a Snape sin mucha confianza. Lo había buscado mucho para atraerlo a su grupo. La única razón por la que le interesaba Snape era para atraer a Sara. No tenía ningún gran poder o predisposición, pero podía traerle todo el poder que necesitaba: el fuego de los fénix.
Llamó a Bellatrix, y le preguntó por su primo. Aquello era una novela rosa completa. Así que había sido novia del hermano de Sirius, vaya, vaya con la pequeña llorona de Sara Parker. Le gustaba la chica. Tenía una vena egoísta que le gustaba. Sería una gran adquisición.
No iba a ser difícil. No para él. La relación de Sara con Dumbledore era perfecta.
"La providencia beneficia a Lord Voldemort, pues le permitió conocer las tablas del fuego y saber a que le teme Dumbledore, que tonto era de no prever que cosas muchas peores sucederían ahora."
°°°
Habían pasado dos semanas desde el 14 de Febrero. Sara estaba leyendo en el salón del departamento mientras Alice se alistaba para una cita con Frank.
- Sara, ¿has visto mi peine rosa?
- No.
- ¿No has cogido mis pendientes?
- No, están sobre tu mesa de noche.
- Sara, ¿no has visto mi bolso negro?
- Deberías ser más ordenada con tus cosas.
- ¿De mal humor otra vez? – Alice apareció poniéndose sus aretes y buscando el bolso con la mirada por la sala - ¿hace cuanto no te escribe Sirius?
- No te importa. Está sobre la repisa.
- Gracias, ¿tres días, no?
- ¡Sí, Alice! Hace tres días.
- ¿Sabes? No creí que estar con Sirius te iba a poner de este humor. Te prefería triste y melancólica que mal humorada y agresiva.
- No estoy con Sirius – dijo Sara quien efectivamente estaba de mal humor – estoy aquí en Londres perdiendo el tiempo miserablemente mientras él estudia Defensa contra algo que no debería tener que defenderse pues es precisamente todo ese miedo que le tienen lo que las hace peligrosas.
- Vete a Bélgica. ¿Cuántas veces te lo he dicho?
- Cada vez que Sirius no me escribe y me pongo de mal humor. Ya sabes que no puedo irme. Sirius me pidió que me quedara por si sucede algo más con eso del tal Lord y necesiten mi ayuda. Quedarme para ayudar a Dumbledore...
- Sara, esto es grave. ¿Qué tiene que pasar para que te des cuenta?
- Déjame en paz.
Alice tenía razón. Por extraño que parezca desde el 14 de Febrero Sara estaba de un humor insoportable. Sólo dos cosas la alegraban: las cartas de Sirius y la recién iniciada correspondencia de Snape.
Las cartas de Sirius solían ser cortas. Estaba terriblemente ocupado con los estudios de postgrado y tenía que pasarse día y noche estudiando. Sacaba unos quince minutos al día para escribirle, pero las cartas no decían mucho. Le hablaba de las clases, de lo ocupado y estresado que estaba y de que la extrañaba. Luego le preguntaba por Alice y Frank y que se sabía de lo sucedido con Jefrika. Sara odiaba que le preguntara por esas cosas. Hay espíritus celosos por naturaleza y espíritus egoístas. No sabría decir a cual de los dos pertenecía Sara sino era a un poco de ambos, pero no soportaba el hecho de que Sirius pareciera más interesado en lo que estaba sucediendo en el mundo que en ellos.
No es que Sirius no la extrañara y no pensara en ella. Al contrario. Pero estaba muy preocupado por los acontecimientos relacionados con el grupo de Lord Voldemort. Lo que más le preocupaba era el asesinato de Jefrika, del grupo de Harry. James le había escrito varias veces al respecto. Temían por la vida de Harry, el mismo Dumbledore se estaba encargando de su seguridad, pero no creían que fuera suficiente. Sirius apreciaba mucho a Harry. Lo había conocido en Hogwarts, le llevaba cinco años a James, por lo que lo había conocido ya en quinto año. Era una de las personas más brillantes que conocía. Siempre le había tenido estima a los amigos de James, en especial a Sirius, y aquel sentimiento era recíproco. Era difícil no querer a Harry Potter, a menos que fueras Sara Parker o Severus Snape y sintieras cierto rechazo-odio natural por los Potter.
- ¡Hola Sara! – Frank acababa de llegar.
- Hola. – Sara contestó secamente, como dándole a entender que no quería hablar. Pero Frank venía de muy buen humor.
- Vaya, parece que no estás muy conversadora hoy.
- Y parece que tu te levantaste con un hechizo estimulante, ¿o tratas de reunir ánimos para pasar toda la tarde con Alice? Los vas a necesitar.
- No le hagas caso – le dijo Alice a su novio lanzando una desagradable mirada a Sara – hace tres días que no le llega ninguna carta de Sirius, está de mal humor.
- Gracias por tu apoyo, amiga mía – dijo Sara sin verla.
- Ya nos vamos. Nos vemos en la noche.
- Chao.
Alice y Frank salieron del apartamento.
- ¿Qué le pasa? – le preguntó Frank a Alice.
- No lo sé. Lleva días muy extraña, no la entiendo Frank. Creí que una vez arregladas las cosas con Sirius todo estaría bien, pero fue al revés. Está amargada e insoportable.
- ¿Qué estaba leyendo?
- Una carta de un amigo suyo con el que reinició correspondencia hace unos días.
- Me alegro que el amor no te ponga a ti de mal humor.
- Bueno, nunca te has ido seis meses para Bélgica pidiéndome que me quede aquí y escribiéndome cada tres días una carta de media página. Creo que podría ponerme de mal humor.
Sara releyó las cartas de Snape, ya casi se las sabía de memoria. Tenía que contestarle ahora. Él nunca se atrasaba en responder.
"Ven a visitarme. Sólo escríbeme diciendo que estás lista para venir y mandaré un traslador por ti"
Su gran amigo Snape, ya estaba en el nivel superior de la Academia y podía tener contacto con el exterior.
"Sara, sé que no te gusta esto, pero conoces muy bien a Black. ¿Realmente crees que se pasa toda la semana estudiando y no tiene tiempo para escribirte? Es un vago, y diga lo que diga, Bélgica está llena de mujeres hermosas. No tanto como tú, pero a él nunca le ha importado mucho. ¿O sí?"
Snape era más sabio ahora. Había aprendido muchas cosas, y pronto vendría a Inglaterra. Las cosas serían como antes.
"Si realmente te quisiera te habría llevado a Bélgica. ¿Qué le importa a él lo que pasa con ese Lord Voldemort? Ni siquiera saben a ciencia cierta que haya sido él quien mandó a matar a la periodista."
Él la comprendía perfectamente, siempre lo había hecho.
"Te entiendo Sara. Debe ser frustrante estar en esa casa con un par de enamorados rondando todo el tiempo. No les hagas caso, nadie necesita el amor en su vida. ¿Cuántas veces te dije que te olvidaras de Black? Él te había olvidado mientras no estuviste. Supongo que ahora sólo quiere terminar lo que empezó en el colegio. No me gusta decirte esto, pero como tu amigo tengo que hacerlo. Él no te conviene Sara. Todas las veces que has sufrido, ¿no ha sido por tu causa? No quiero que sufras. "
No, a Sara no le gustaba sufrir. Y sí, no soportaba ver a Alice tan feliz todo el tiempo. De no ser por ella no estaría con Frank. Tenía razón, habían hecho un gran trabajo con esa pareja.
"Mereces que te ponga atención absoluta Sara. Tu mereces lo mejor. Él nunca lo hará. Ahora dice que esta primero el postgrado y Lord Voldemort. Cuando esté de vuelta tendrás que compartirlo con Potter, su chica sangre sucia y el resto del clan de Dumbledore. Él es uno de ellos ¿no? ¿No prefirió acaso ir a sacar el postgrado por órdenes de Dumbledore que quedarse contigo? ¿Realmente quieres estar con alguien que le deba su fidelidad a Dumbledore? "
"Sirius nunca va a preferir a Dumbledore que a mi, tonto" – le respondió Sara a esa carta – "sólo está preocupado por Harry"
"Le importa más lo que le pase a Potter que lo que suceda con la relación de ustedes dos. Mereces más Sara."
"Yo amo a Sirius, Severus." – pensó Sara antes de contestar la última carta.
Sara buscó a Ginny al día siguiente por todos los pasillos, hasta que la encontró saliendo de la Torre de Gryffindor.
- ¡Ginny! ¿Puedo hablar contigo?
- Voy tarde. – Ginny siguió caminando sin prestarle atención.
- No voy a perseguirte para rogarte.
- Podemos hablar luego, ¿no te estará buscando Malfoy por ahí?
- Gin, lo siento. ¿Ok? –Ginny se detuvo y la volvió a ver- Lo siento, me estaba portando mal y no me había dado cuenta. Gracias por hacérmelo saber.
- No quise ser tan dura ayer, lo siento. Es que me tenias desesperada con esa apatía tan horrible que te había entrado.
- Entonces, ¿qué vamos a hacer con Tonks?
Ginny sonrió pícaramente. Sara supo que ya tenía algún plan. De repente oyeron unas voces familiares que se acercaban:
- ¿Qué te quedaste haciendo tanto rato, Hermione?
- Ya les dije que tenía trabajo que hacer, Harry. Has como Ron y deja de preguntarme.
- ¡Yo también quiero saber que estabas haciendo!
- ¡Hola! – saludó Ginny al grupo de amigos que se había acercado. Ron se sonrojó al ver a Sara, y Sara se sonrojó al ver a Harry y recordar su explosión al final de la conversación del día anterior.
- ¡Hola! ¿Qué hacen? – saludó Hermione, al tiempo que veía la extraña actitud de sus amigos. Sólo ella y Ginny parecían no saber algo que el resto sí.
- Estábamos hablando – dijo Sara – te echamos de menos ayer, Hermione. ¿Dónde estabas?
Hermione la miró fulminantemente.
- Sara va a ayudarnos con lo de Tonks – le dijo Ginny para sacarlas de ese tema que a Hermione le parecía tan incómodo.
- ¿De verdad? – Hermione la miró asombrada.
- Sí, ¿por qué no? – le preguntó Sara.
- ¿Qué de Tonks? – preguntó Harry
- Nada – dijeron las tres muchachas a la vez, con una mirada que decía claramente "hombres, nunca se enteran de nada".
- Hey Ronnie, ¿por qué tan callado? – le dijo Ginny a su hermano que se puso aún más rojo. Sara evitó su mirada y dijo:
- Debo irme, tengo clase de Pociones. Más tarde hablamos, ¿vale?
Ginny siguió rumbo a la Torre de Adivinación y el resto bajaron a la clase de Transfiguración. Sara los miró irse pensativa. Alguien había estado viendo todo desde una distancia prudente.
Sara se mantuvo ocupada todo la semana. El balance que se había propuesto tras su conversación con Harry no iba a afectar su desempeño en las lecciones. Además había evitado a Ron y a Harry toda la semana. Sabía que Harry quería hablar con ella porque lo había dejado picado con su conversación en el lago. Ron la ponía muy incómoda, pues se ruborizaba cada vez que la veía y se le iban las palabras.
Una semana después, había pasado toda la tarde haciendo los trabajos y luego había ido al colegio a buscar a Neville para hablar con él, pues tenía un problema en una pregunta de su tarea de Herbología y Neville siempre la ayudaba en esa materia. No lo encontraba, por lo que buscó a quien preguntarle. El problema es que sólo encontró a una persona:
- ¿Ron?
- ¡Sara! – Ron venía saliendo de la sala común de Gryffindor con su escoba, vistiendo el uniforme de Gryffindor. Iba para el entrenamiento tarde, ya Harry y Ginny habían bajado hacía rato, pero se había quedado haciendo a última hora un trabajo de pociones. Al ver a la chica se había puesto rojo y había dejado caer la escoba. Se agachó para juntarla.
- Ten cuidado – le dijo Sara en broma – no podemos quedarnos sin Guardián y el Guardián no puede jugar sin escoba.
Ron se ruborizó más fuertemente.
- ¿No has visto a Neville? Lo estoy buscando.
- Creo que está en la biblioteca.
- Bien. Gracias.
Sara trató de seguir a la biblioteca, pero Ron la detuvo:
- Sara, sobre lo que pasó...
- ¿Qué pasó?
- Ya sabes...
- Te dije que no...
- Fue un beso, al menos tengo que pedirte disculpas.
- Disculpas aceptadas – dijo Sara – no quiero hablar de eso ahora, ¿vale?
- Vale.
Ron bajó las escaleras y Sara se quedó pensando. No había nada que hablar, ¿qué le quería decir Ron? Nada, no iba a decirle nada. Harry tenía que habérselo dicho. Un imposible. Encontró a Neville en la biblioteca, habló con él un rato y se le hizo muy tarde. Cuando volvió a la casa ya era tarde.
- ¡Hola! – Saludó cuando entró a la casa. Draco estaba en el salón de entrenamiento, practicando con los cuchillos. Ya casi estaban listos y no herían más que su objetivo.
- Hola.
- ¿Qué te pasa? –Sara notó a Draco algo reservado.
- Nada. ¿Qué habría de pasarme?
- No sé, es que te oigo raro.
- Debe ser que extrañas al tono de voz de Weasley.
- ¿Qué quieres decir? – Sara se quedó helada.
- Los he visto toda la semana. Rehuyéndose por el colegio, ruborizándose cuando se ven, evitando hablarse a toda costa... ¿eras tan fácil de conseguir? ¿un beso, una tarde? Porque supongo que fue así, tratándose de Weasley no puede haber sido un derroche de ingenio ¿era todo lo que se necesitaba para llegar a ti?
- Draco, no sé como te enteraste... – dijo Sara. Draco la interrumpió.
- Dijiste que Ron venía contigo en la moto e igual tuviste que mandarlo con Hermione a avisar. Conclusión: no estaban en Hosgmeade con todos los demás ni con nadie a quien avisar. Al día siguiente sales temprano de la casa y cuando te veo en el colegio estás con Ginny, Potter y compañía y a cualquiera de los dos se le podía freír un huevo en la cara de lo rojos que estaban. Y hoy te oigo hablando con él sobre un beso... por el que tiene que pedirte perdón. Creo que me perdí de algo. ¿Te dio vuelta con alguien? ¿Con la sangre sucia, tal vez?
Un poco de fuego empezó a crepitar con violencia detrás de Draco. Sara estaba furiosa:
- ¿Espiándome? ¿Qué te importa lo que haya pasado con Ron? ¡Y no vuelvas a usar esa expresión!
- No eres mi madre ¿sabes?
- ¡No te importa lo que haya pasado, Draco! No hables de lo que no sabes.
- ¿Por eso has pasado así toda la semana? Porque has estado distinta, no me refiero a lo que dijiste de tener un balance con presente y futuro y no se que otras tonterías. Había algo más carcomiendo tu mente. Lo sabía.
- He estado confundida sobre lo que pasó...
- ¡No quiero oírlo! Lo último que necesito es oírte hablar sobre tus sentimientos por Weasley.
- ¡Por favor Draco, óyete a ti mismo! Suenas como si estuvieras celoso o algo así. Como si yo te gustara o te hubiera traicionado, es estúpido, pero así suen...
Sara se detuvo al ver la expresión en la cara de Draco. El fuego que se había encendido se apagó de repente. La furia había desaparecido del rostro de Draco.
- No Draco, todos menos tu – susurró Sara.
- Sara, yo...
- ¡No, no sabes lo que dices! Tu no... no puedes. Estás confundiendo sentimientos, sí, sí eso es. Estás confundiendo tu gratitud y el hecho de que yo sea aparentemente la única persona que tienes, eso es todo... tu no... yo no...
Draco apartó la mirada de ella y salió de la habitación. Sara lo oyó salir por la puerta principal, y el sonido de la puerta al cerrarse le pareció el más horrible que había oído en su vida.
¡Se que estuvo corto, pero prometo actualizar pronto!
¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado.... ¿qué ocurrirá ahora con Sara Black y Draco? ¿Qué planea Voldemort? ¿Tendrá éxito Snape en su misión? ¡Espero sus reviews! ¡Si llegamos a los 100 se los agradecerá montones y les tengo una sorpresa!
Sara Fénix Black
