¡Hola a todos!
Gracias por sus felicitaciones y también por haber leído el one shot que escribí para agradecerles los reviews. Tengo unos lectores geniales.
Debo recordar, aunque sea para no perder la costumbre porque ya lo sabes que los personajes no me pertenecen sino que son de JK Rowling, Warner Brothers y empresas asociadas.
Además, un pequeño comercial para recordarles que estoy continuando mis otras historias, por si quieren darse una vuelta por ellas.
Contesto reviews y los dejo con el capitulo ¡25!
Leo Black Le-fay: ¡Hola wapa! ¿Cómo estás? Gracias por dejar el review a pesar que llevabas prisa. ¿Por qué te recuerda a una amiga? En fin, espero saber de ti pronto.
Daina-chan: ¡Hola! ¡Que gusto verte de nuevo por aquí! Tranquila, ¡lo importante es que volviste! Gracias por lo de los cien reviews. Bueno, espero que arregles tu problema con el Internet y que puedas dejar de vez en cuando un review. Gracias por seguir la historia.
Ellayah: ¡LOS 24 DE UN SOLO! ¡GRACIAS! ¡GRACIAS! ¡GRACIAS! ¡GRACIAS! Eres genial, en serio que leerse todos los chaps de un solo, son muchos y son muy largos, ¡no sabes lo feliz que me hace pensar que puede haberte gustado tanto para leerlos todos! Gracias, de verdad. Yo no creía en un inicio que fuera tan larga, pero fue creciendo conforme fui escribiendo. Gracias por dejarme tu correo. ¿Tienes MSN? De cualquier manera te voy a agregar. Sirius es mi personaje favorito (se nota, ¿no?). Y bueno, ninguna de las dos Sara la pasa nada bien. Así que prefieres a Sara Black, bueno, espero que sigas leyendo y que te siga gustando. Aquí en fanfiction hay historias muy buenas, te recomendaría algunas pero se haría muy largo, así que entra en mi personal profile y busca mis favoritas, ahí hay muchas geniales. No te preocupes ¡adoro los reviews grandes! Y el tuyo me ha causado mucho emoción. Un beso para ti también.
Sami: ¡Hola! Muchísimas gracias por tu review y por seguir la historia, me alegra que te guste!!!!! Gracias por las felicitaciones de los 100 reviews, y por la alabanzas a la historia. Me alegra que te guste cuando sale Sirius porque el es mi favorito y siempre quiero que las partes de él queden muy bien. Bueno, mi Draco es un poco distinto al de las historias, pero es que con Sirius en el pasado tenía que hacer algo para que el galán del presente no quedara tan mal… es que competir con Sirius no es fácil (¡Padfoot es el mejor!) Sí, mis chaps son largos, relativamente, algunos son más cortos.
Amsp14: ¡Hola! Bueno, es que como ahora estoy de vacaciones aproveché para alistarlo yo, pero como te gusta tanto participar de las publicaciones si quieres te dejo el próximo para que lo alistes, que lo haces mucho más rápido que yo. Gracias por lo de los 100 reviews, a mi también me alegra que tu los pasaras. Nos vemos.
Hermione Malfoy: ¡Hola! Gracias por las felicitaciones. Claro que seguiré publicando y esperando sus reviews, que son lo mejor que da fanfiction. Pues sí, Sara Black es obsesiva con las cosas, pero bueno, es que es una mezcla extraña la de ella, ¿sabes? Su madre no era precisamente una persona muy relajada. Lo de Dumbledore. La verdad siempre me cae mal el personaje que sabe mucho y no dice nada, y después pasan cosas que no tenían que haber pasado si el hubiera hablado. Pero después del quinto libro y la conversación de Dumbledore con Harry ¡¡¡¡lo detesto!!!! Aunque en algunos fics me cae bien, pero dentro de la historia de JK la verdad es que no. Pero bueno, veremos que pasa ahora en el sexto libro. ¿Cuál es tu fanfiction? Me gustaría leerlo. Sara es un poco cabezotas con esto del amor, vamos a ver como les va, y me alegra que estés de acuerdo con Snape. Sirius y Sara están bien de momento, así que disfrútalos mientras les dura (es que si les durara siempre no hay historia). Snape ya tendrá que enfrentarse a su culpa, ya lo verás. Espero no haber durado mucho actualizando. Gracias.
Andrea: ¡Espero que puedas salvar los archivos! Es horrible perder capítulos ya escritos. Espero que puedas recuperarlos, porque además nos vas a tener en ascuas a todos, ahora que la historia se acerca a su final, y que ¡yo quiero que pase rápido para poder matar a la #$%&#!$#% de Nicole! Pues bueno, lo que me dices de la historia. Sí, esta es la parte romántica de Sara y Sirius, y Severus no la tiene tan fácil, ¿o sí? Veamos que te parece lo que pasa en este chap. La academia Riddle es una especie de cubierta, ahora Sirius habla un poco sobre ella. Cualquier cosa me dices y yo te acabo de explicar. Los de las Klein fue algo que se me ocurrió en el momento que estaba escribiendo y serán muy importantes (parecido a lo que me dijiste que los heraldos no eran parte del plan original) ¿qué información le es de ayuda a Voldemort? La conversación Sara Draco está aquí, pero la verdad con esos dos no se puede decir que esta sea una conversación definitiva, espero que te guste. Me alegra que te gustara como le expuso Remus las cosas, porque por más suave que quiera ser con ella tiene que hacerla ver que es muy infantil, y el mismo Snape también se lo dijo. Vamos a ver más bien si la chica se deja ayudar. ¿Sabes que nos acercamos al final de la segunda parte? ¡A este paso me voy a alcanzar con lo que ya tengo hecho! Bueno, espero de todo corazón que se puedan bajar los archivos y que Nicole sufra mucho (ups, un lapsus…)
Aiosami: ¡Hola amiga! Ya sé que no vas a leer esto hasta dentro de una semana porque te vas de vacaciones, que espero que hayas disfrutado mucho. Gracias por las felicitaciones. Lo del nombre de Harry ya se entiende en este capitulo. A mi también me gusta la relación de SB/SP, y la pobre Alice quien sabe que haría si tuviera que tenerlos ahí todo el día. Pero es que Sirius es un apasionado y hace mucho no la veía. ¿Mini pelea de celos? Bueno, es cierto, fue corta, espera a que veas las que siguen, bueno, en este chap hay una. La reconciliación es que debe ser difícil estar mucho tiempo enojada con Sirius mientras él está ahí. Lo de las Klein como le dije a Andrea no estoy muy segura de cómo se me ocurrió, fue sobre la marcha mientras iba escribiendo. ¿Sara/Lupin? No se me había ocurrido. JaJa, pk, ya en serio. Remus es mi segundo merodeador favorito, pero ellos obviamente que lo querían y lo quieren mucho. Además es el único amigo del papá que le queda a Sara y confía mucho en él. La verdad es que no puedo dejarlo por fuera. Remus y Snape tienen que arreglárselas un poco para convivir, pero bueno, tampoco es tan distinto a lo que ya estaban haciendo. Gracias por tus halagos, la verdad que me animan mucho. Creo que esta vez el review no se cortó, así que bueno, nos vemos en una semana.


Alice estaba muy feliz al ver a Sara de tan buen humor la mañana siguiente. Lástima que Sirius no pudiera venir todos los fines de semana.

Sara se había levantado temprano, había limpiado la casa, había hecho el desayuno y se había alistado para salir. Alice sabia que trataba de compensarla por lo mal que se había portado en los días anteriores.

- ¿A dónde van a ir hoy? – le preguntó Alice al ver que Sara alistaba su bolso.

- No lo sé, me mandó una nota esta mañana. Me está preparando una sorpresa – dijo Sara – me pidió que estuviera preparada para todo hoy a las once de la mañana. Creo que ya es hora.

- ¿A que hora tiene que irse?

- En la noche, pero me dijo que primero íbamos a cenar. Prometió pasar todo el día conmigo, en compensación de la reunión de anoche.

- ¿Compensación? No me vas a negar que estuvo interesante, y además anoche llegaste tardísimo.

- Fuimos a comer a un mirador precioso en Winchester y estuvimos hablando de esas Klein, la verdad es que estuvo muy interesante lo que hablaron en la reunión, pero no se lo voy a decir a Sirius, puede creer que me gustan y me siga llevando.

- No estaría mal que te involucraras más en esto.

- Bah...

- De cualquier forma que velada más romántica... hablando de las Klein de poder.

- No fue lo único de lo que hablamos – dijo Sara mientras dejaba el bolso de lado y se peinaba con una sonrisa mal disimulada – hablamos de otras cosas.

- ¿Cómo por ejemplo...? – en eso llamaron a la puerta.

- ¡Debe ser él!

Sara no se equivocaba. Sirius entró sonriente y saludó a Alice efusivamente.

- ¿Qué te parece? ¿Le ha mejorado el humor a la princesita?

- Sí, deberías venir más a menudo – le dijo Alice con toda sinceridad.

- Eso le dije yo anoche – dijo Sara al tiempo que recogía sus cosas.

- Y no le digas tanto princesa – dijo Alice – que va a terminar por creérselo.

Sara y Sirius se fueron rápido en la moto, pero al salir de Londres, Sirius se detuvo en una explanada y le dijo:

- Voy a vendarte los ojos ¿vale?

- ¿Para qué? – le preguntó Sara recelosa al verlo sacar un pañuelo.

- Para darte una sorpresa.

- Sirius...

- ¿No confías en mí?

- Claro que sí.

- ¿Entonces?

- Bueno... Está bien.

Sirius se aseguró de que Sara no pudiera ver nada antes de continuar el viaje. A Sara no le gustaba llevar los ojos tapados, pero le encantó el viaje. Había una brisa suave que se sentía muy bien al ir en el aire. Además, le encantaba la sensación de ir abrazada a Sirius estrechamente, más que de costumbre, en un intento inconsciente de búsqueda de seguridad en la oscuridad que estaba sumida. No se interesó en saber adonde la llevaba, sólo disfrutó el viaje, recostada en la espalda de Sirius, de manera que todo parecía simple y perfecto. Aspiraba su aroma, sentía sus músculos tensarse al tener que hacer algún viraje y relajarse cuando sólo tenía que seguir un rumbo fijo. Sabía que él también disfrutaba la sensación de llevarla así, por lo que ninguno trató de arruinar el momento con alguna palabra.

Sin embargo, el viaje se acabó y Sirius descendió hasta estacionarse. Tomó a Sara de las manos y la hizo avanzar con cuidado.

- Sirius, ¿a dónde me llevas?

- Ya estamos aquí, espera, hum... déjame ver, s – Sara supo que había agitado la varita, pero no pudo oír que hechizo había usado – ahora voy a quitarte la venda.

Sirius le quitó la venda desde atrás y tras acostumbrarse a la luz Sara vio un día de campo completo servido. Miró alrededor, estaban en algún lugar en medio del campo.

- Sirius, ¿qué es esto?

- Te preparé un día de campo. Después de nuestra conversación de ayer pensé que ya hemos ido a comer a muchos lugares pero nunca habías comido nada hecho por mí.

- ¿Tu lo preparaste todo?

- Una parte. Traje algo más, por si lo mío te parece incomible.

- ¡No puedo creerlo! Es lo más tierno que... ¡nunca nadie me había preparado un día de campo! Gracias.– Sara le dio un largo beso que hizo que Sirius considerada compensadas las horas que había pasado cocinando desde buena mañana.

- No es una idea muy original, pero pensé que tal vez te gustaría – dijo Sirius al tiempo que con un gesto la invitaba a sentarse.

- ¡Claro que me gusta! Pensé que cuando habías dicho que sabías cocinar habías estado bromeando.

- No, bueno, depende de lo que te parezca mi comida. Tuve que aprender, cuando empieza a vivir solo, sin ningún elfo doméstico....

- ¿No me vas a decir que extrañabas a Kreacher, verdad?

- No, prefería cocinar yo a tener que verlo todos los días. Lo que extrañaba era la cocina de la señora Potter, por lo que iba a comer donde ellos todos los domingos.

- Bueno, vamos a probar la comida de Sirius Black.

- Bajo tu propia cuenta y riesgo.

- ¿Qué es esto? – Sara acababa de abrir una taza que contenía un pasta amarillenta.

- Puré de papa – dijo Sirius tras observarla un momento- parece que el viaje no le sentó muy bien... bueno, dije que sabía cocinar, no que hiciera alta cocina.

- Sirius, no me gusta la papa .

- Ya sé, es para mí.

- ¡Sirius! Creí que habías cocinado para...

- Es broma. Es pastel de yuca, ¿eso si te gusta, no?

- Claro que sí – Sara cogió un poco con un tenedor y lo probó - ¡está delicioso! Vaya Sirius, deberías dejar defensa de Artes Oscuras y dedicarte a la cocina.

Sara probó todos los platillos que Sirius había preparado y la verdad eran muy buenos. Algunos tenían una apariencia algo extraña, que Sirius justificó como "especialidades Black" y ante las risas de Sara alegó que cual era el punto de que todo mundo preparara las cosas igual.

- No veo nada malo en decorar un pastel formando una carita feliz con las gomitas azucaradas.

El pastel tenía un aspecto totalmente infantil, pero estaba muy bueno y Sara acabó lamentando haber desarmado la carita feliz por comerse las gomitas, porque se veía muy tierno.

El día de campo fue todo un éxito. Tras recoger (lo que no llevó más de un segundo con un toque de la varita mágica) Sirius le dijo a Sara que estaba totalmente a su disposición y la llevaría donde ella quisiera.

Fueron a dar una vuelta por Oxford, ciudad a la que Sara le tenía cariño, pues de ahí era la familia que la había cuidado de pequeña.

- Por lo que dijiste ayer me parece que has vuelto a tener contacto con Snivellus, ¿no? – le preguntó Sirius mientras caminaban por el parque de la ciudad.

- Sí, ya está en el año superior de la Academia y puede tener contacto con los demás.

- ¿Todavía está en Albania, entonces?

- Sí, pero va a venir pronto a Inglaterra. Me invitó a que fuera a verlo.

- ¿Piensas ir?

- No lo creo. Tengo que quedarme aquí por si pasa algo, ¿no?- dijo Sara en tono algo resentido.

- ¿Cómo se llama la Academia en la que está?

- Academia Riddle de Magia. – dijo Sara sin dudarlo.

- ¿Estás segura? – preguntó Sirius con cierta inquietud.

- Sí, ¿por qué tanto interés en Severus? – preguntó Sara que no sabía por qué Sirius se interesaba tanto en aquel chico que detestaba.

- Te voy a decir algo, pero no te alteres, ¿vale?

- Sirius... dime lo que tengas que decirme – el tono de Sara hizo innecesario que agregara "ya veré yo si me altero o no", pues Sirius lo captó perfectamente.

- ¿Recuerdas la reunión de ayer? Se habló de la táctica de la Academia para conseguir seguidores. Voldemort fundó una Academia de Artes Oscuras para atraer seguidores... y se llama Academia Riddle de Magia.

- ¿Qué estás tratando de decirme? – dijo Sara en seco - ¿qué Severus está con los mortífagos?

- Es una posibilidad.

- ¡No puedo creerlo! – dijo Sara quien parecía muy enojada- sé que Severus no te cae bien, pero si crees que sólo porque tu y yo estamos juntos ahora y no hablaba con Severus hace tiempo vas a hacer que me enoje con él o algo así estas muy equivocado.

- Sara, ¿por qué siempre conviertes las cosas en lo que no son? – dijo Sirius enojándose a su vez- estoy tratando de decirte que tal vez Snape esté con un grupo de asesinos locos y ¿tu crees que quiero que te pelees con él? ¡Ya no estamos en el colegio! A veces eres tan infantil....

- ¿Tienes alguna prueba de que esté con los mortífagos?

- No – dijo Sirius lamentando su falta de información – pero los alumnos de esa Academia han terminado en las filas de Voldemort.

- ¿Todos?

- No sé si todos, pero sí la mayoría. Sara, Snape era de los seguidores de la Princesa Cruel, ¿recuerdas? Pues Bella está con Voldemort.

- Me importa un comino que haga tu prima. No tienes pruebas de que Snape esté con los mortífagos, y la verdad si las tuvieras no sé si me importaría.

- ¿No te importaría? –Sirius no creía lo que escuchaba.

- Tampoco tienen una sola prueba de que los mortífagos hayan matado a alguien, ¿o sí? Son sólo conjeturas de ese tal Harold. Para mí de momento no han probado más que ser un montón de seguidores de una doctrina nueva que venera la muerte y el poder y tienen como líder a alguien con alardes de grandeza.

- Creí que cuando decían que no te tomabas esto en serio bromeaban – dijo Sirius viéndola con aire de decepción – pero parece que era en serio.

Sara no pudo replicar al ver la expresión resentida de Sirius.

- Sirius... – su tono había perdido toda la furia.

- No, te entiendo. No te importa lo que pasa. Perfecto.

- No es eso, es sólo que... lo siento. Estoy muy feliz de haber recuperado la amistad de Severus y sentí que tu, no sé, querías... puedo preguntarle si es un mortífago, si quieres.

- Claro que no vas a preguntarle eso. Sólo ten cuidado.

- No tengo que tener cuidado, Sirius. Severus es mi amigo, aunque te cueste entenderlo.

- Como quieras.

- ¿Estás molesto conmigo?

- ¿Tu qué crees Sara? – dijo Sirius en un tono difícil de mal interpretar – no estoy contigo por estar en Bélgica, estudiando para prepararme para lo que sucede y ahora me doy cuenta que no lo valoras lo más mínimo. Creí que el sacrificio valía la pena para los dos. Ahora entiendo tu reacción de ayer. ¿Cómo puede no importarte?

- No es que no me importe – dijo Sara – es sólo que creía le están dando demasiado importancia a algo que quizá no la tiene. Y odio que le pongas tanto interés a eso y a veces siento que te importa más que yo.

- Sara, eso es... – Sirius se detuvo, iba a decir que era tonto, pero parecía que en verdad Sara lo creía – no es cierto. Tu eres la persona más importante en mi vida.

- ¿De verdad?

- Sí.

- Entonces, ¿Tu crees que es realmente importante todo esto de Lord Voldemort?

- ¡Claro que sí! ¿Crees que de otra manera estaría trabajando bajo las ordenes de Dumbledore?

- En ese caso va a ser importante para mí también. Te lo prometo.

- Las cosas no son así Sara.

- No, lo digo en serio. Si tu consideras que esto es importante va a ser importante para mi. Te lo juro si quieres.

- Bueno, veremos que pasa – dijo Sirius. La sensación horrible que había aparecido en su interior no se apaciguó a pesar de todo. Siguieron caminando en silencio, y las cosas tal vez habrían estado bien, de no haber sido por la lechuza.

Cuando estaban sentados en un banco una lechuza llegó a ellos a gran velocidad, con una carta para Sirius Black.

- Es de Harry – dijo Sirius abriéndola.

- ¿Qué sucede? – dijo Sara en un intento de sonar interesada.

- Quiere verme – dijo Sirius frunciendo el ceño y leyendo la carta – parece que ha ocurrido algo importante.

- ¿Qué cosa?

- No dice, parece que los mortífagos han hecho algún movimiento nuevo o algo así, quiere mi consejo.

- ¿Cuándo vas a hablar con él?

- Se supone que debería ir de una vez, ya es tarde y tengo que irme temprano.

Sara no dijo nada, y Sirius miró la carta dividido entre la duda, finalmente le preguntó a Sara.

- ¿Tienes una pluma?

- No, ¿por qué?

- Voy a escribirle para decirle que no puedo ir.

- Suena importante.

- Sí, pero te di mi palabra de llevarte a cenar antes de irme y pasar todo el día contigo. – Sirius detuvo a un señor que iba pasando – disculpe, ¿tiene una pluma o un lapicero que me preste? Es sólo un momento, para...

- Sirius – le dijo Sara interrumpiéndolo – no es necesario. Ve.

- ¿Qué cosa? ¡Mira, si tenía! Gracias – dijo Sirius tomando el lapicero y escribiendo rápidamente la nota para devolvérselo al señor que siguió su camino bastante extrañado: nunca antes le había pedido un lapicero en medio parque un chico acompañado de una lechuza y una chica tan hermosa.

- No lo hagas – le dijo Sara evitando que atara la nota a la pata de la lechuza – ve a ver a Harry. No te preocupes por mí.

- Pero...

- Te dije que si era importante para ti, lo sería para mí. Parece que Harry realmente necesita hablar contigo. Ve.

- Pero Sara, no sé si podré ir a despedirme antes de irme. Harry puede necesitarme toda la noche.

- Despídete de una vez.

- Pero...

Sirius miró la expresión determinada de Sara, y la besó.

- No sé cuando te veré de nuevo.

- Nunca será lo suficientemente pronto – le dijo Sara devolviéndole el beso.

- Cuando llegue te escribo.

- No te preocupes, tienes que estudiar para el examen del martes.

- Escribirte es mi parte favorita del día después de recibir tu carta.

- En ese caso escríbeme todo lo que quieras.

- Te dejo en casa.

- No es necesario. Déjame en Londres, ya cogeré un bus que me deje cerca de casa.

Recogieron la moto del estacionamiento donde la habían dejado y se apresuraron a llegar a Londres. Sirius se estacionó justo en la parada de buses de Sara, quien le dio otro beso antes de bajarse de la moto, pero él la tomó de la mano cuando ya ella estaba en la acera y le dijo:

- Te amo Sara, no lo olvides.

- Yo también te...

El bus llegó en ese momento y Sirius le dio un beso rápido antes de irse, impidiendo que Sara acabara de decir nada.

"¿Es que nunca voy a decirte que te amo?" – pensó Sara subiendo al bus con aire triste.

La verdad había esperado que Sirius no fuera donde Harry y se quedara con ella.


Sara no había tenido ningún problema para hablar con Harry. La verdad hablar con Harry era muy fácil. Habían quedado tan amigos como siempre.

La conversación con Ron también había ido muy bien, a Sara la ayudaron mucho algunas de las frases que tanto Lupin como Snape habían usado con ella. Ron le había pedido disculpas por haberse dejado llevar por el momento, y Sara le había dicho que no se preocupara, y que perdonara que no hubiera hablado con él antes:

- Es sólo que no estoy lista para tener algún tipo de relación que sobrepase la amistad con nadie en estos momentos – había dicho Sara.

- Te entiendo. Entonces...¿seguimos siendo amigos? – había preguntado Ron.

- Claro que sí. Súper-amigos –le dijo Sara bromeando – además, eres el primer mago que me ha besado.

- ¿El primer mago?

- Sí, el primero fue un muggle, bueno, algo así.

- ¿Algo así?

- Era nieto de una squib, básicamente –al ver la expresión curiosa de Ron le explicó- Lo conocí en el orfanato. Se lo habían quitado a la abuela porque decían que estaba loca. Jonathan (así se llama) no quería creer que estaba loca, pero su abuela siempre hablaba de magos y varitas mágicas, incluso le había enseñado algunos hechizos supuestamente. Cuando me conoció y se dio cuenta de que los magos de verdad existían casi le da un ataque de alegría de pensar que su ya difunta abuela no había estado loca. Era y es un gran amigo mío. Es unos cuantos meses menor que yo, y es todo un caso. Se dedicaba al vandalismo juvenil, tiene mucho futuro en ese campo.

- Veo porque te llevas tan bien con Mundungus.

Sara hubiera deseado que hablar con Draco fuera tan fácil como hablar con Harry o con Ron, pero sabía que no iba a serlo.

Se quedó despierta hasta tarde, pero Draco no llegó a la casa. Preocupada, Sara salió a dar una vuelta por los alrededores, pero no había señas de Draco, y tampoco de que nada malo hubiera pasado.

Volvió a la casa y prendió el televisor. Tras hacer malabares con las antenas logró pescar una señal. Se quedó dormida. Cuando se despertó vio que eran las tres de la mañana, y Draco aún no había llegado.

- ¡Dobby!

El elfo no tardó en aparecerse.

- ¿No ha venido Draco?

- No señorita. Dijo que no lo esperara, ¿recuerda?

- Pero...

De repente Sara supo lo que aquel no lo esperara significaba.

- Gracias Dobby.

Sara apagó todas las luces y cerró todas las cortinas. Estaba segura: Draco esperaba a que ella se fuera a dormir para llegar a la casa. No se equivocaba. Un poco después –lo que Draco calculaba que había durado ella en dormirse- oyó abrirse la puerta. Al cerrarse, todas las luces de la casa se encendieron:

- Buenas noches, Draco.

Draco se sorprendió, pero no hizo ningún comentario.

- Creí que te había dejado dicho que no me esperaras.

- Sí, Dobby me dijo.

- Bueno, estoy cansado, me voy a dormir.

- Draco, tenemos que hablar.

- ¿De verdad? No lo creo.

- Draco...- el tono de Sara era muy parecido a un ruego. Draco se detuvo en su camino al dormitorio y la miró detenidamente, hasta que su determinación se quebró.

- Ya te lo dije, no quiero oírte hablar de tus sentimientos por Weasley. Lamento si fui muy rudo el otro día. No estaba de buen humor.

- Draco, no hay nada entre Ron y yo.

- ¿Quieres engañarme?

- Me besó, me dio un único beso un día hace más de una semana. Eso fue todo. Aparte de eso no hay, hubo o habrá nada más.

Draco la miró tratando de encontrar alguna seña de engaño, pero no encontró ninguna, Sara estaba siendo sincera. Y se dio cuenta que había cometido un gran error.

- Sara, yo pensé... yo creí que... – dijo acercándose hacia ella – lo siento, me equivoqué. No tenía ningún derecho a tratarte así.

- No, no lo tenías.

- Lo siento, ¿podrás perdonarme?

- Creo que sí.

- ¡Que idiota que fui! ¿Cómo pude decirte todo eso? Te traté demasiado mal...

- No te tortures por eso – le dijo Sara que notó que su arrepentimiento era sincero- creo que yo también debería pedirte perdón, por no tener consideración de tus sentimientos al replicarte.

- Yo no tuve mucha de los tuyos, ¿o si? Además, ¿a que te refieres?

- A lo que dije de que era estúpido que estuvieras celoso o algo así.

- A mi me pareció una simple expresión de un ego muy desarrollado. –dijo Draco irónicamente y tomando una expresión de superioridad- ¿Quién te dijo que estaba celoso?

- Lo vi – Sara dudó un momento, ¿se había equivocado al leer la expresión de Draco? – tu, cuando yo dije eso...

- Lo siento Sara, no sé que habrás visto. – dijo con el mismo aire indiferente.

- ¡No me mientas! ¿Vas a decirme que no sientes nada por mi?

- Eres mi amiga, mi protectora y mi compañera de habitación. – su tono no varió mucho, fue una respuesta fría, contraria a la expresión intensa de Sara.

- Pero... yo lo vi. – dijo casi en un murmullo decepcionado, que Draco no pudo dejar de notar, y que lo hizo decidirse a decir algo más, no podía herirla más, ya le había dado un mal rato antes. Además lo reconfortó un poco ver que Sara aunque tal vez no quería que así fuera se notaba decepcionada.

- Tal vez creíste ver lo que yo creí sentir alguna vez.

- ¿Qué quieres decir?

- Hablamos claro por esta vez – dijo Draco aclarándose la garganta – no dije nada antes precisamente para impedir esto, esta situación tan terriblemente incómoda para los dos. Tal vez tienes razón con lo que dijiste aquel día y es sólo gratitud, o una confusión de sentimientos, no lo sé. Lo que se es que no voy a decir nada en este momento ni voy a decir nada después, porque no quiero perder lo que hay entre nosotros. Eres la mejor amiga que he tenido, probablemente la única, y sé que es todo lo que puedes ofrecerme. Sé que no estás lista para nada más que una amistad. Por eso no te pido más. Ahora olvídate del asunto y volvamos a lo que éramos, a lo que nos funciona a los dos. No vuelvas a preguntarme si siento algo por ti, porque voy a contestarte exactamente lo mismo. Buenas noches, Sara.

Draco dio media vuelta y se fue a su dormitorio. Sara se sentía extrañamente vacía y sin estar exactamente segura porqué se puso a llorar. Draco en su habitación al oír su quedo llanto se sintió aún peor.

"¿Por qué no podía dejar mi gran boca cerrada? – pensó – si no le hubiera dicho nada sobre Weasley mis ojos no me habrían traicionado, Sara no se hubiera dado cuanta de nada y ahora no habría tenido que decir lo que dije, ni estaría llorando. ¿Pero porqué llora? Sabe que lo que dije es verdad, que no puede ofrecerme más que amistad. Eso era lo que iba a decirme, yo sólo lo dije por ella, porque me dolería demasiado oírlo. No llores Sara, que no lo puedo resistir, porque me das esperanzas de pensar que de verdad lloras por mi...."


- ¿Qué el que? – Sara miraba a Alice sin creer lo que acababa de decirle.

- Eso mismo. Dumbledore dice que no tiene noticias de él desde hace días. Me dejó a cargo de su equipo de periodistas, y no se a comunicado conmigo o con alguno de ellos.

- ¿En qué estaba pensando? – Sara estaba algo enojada.

- Harry quería consultar con Sirius antes de hacerlo. Por eso lo mandó a llamar antes de que se fuera. Había recibido la invitación ese mismo día. Ni él ni James estaban muy de acuerdo en que lo hiciera, aunque Sirius suela decir que el mejor lugar para verle las fauces a un lobo es dentro de ella, le parecía demasiado arriesgado. Dumbledore en persona le dijo que no lo hiciera, pero Harry dijo que era una oportunidad única.

- Es un imbécil – dijo Sara – ahora todo está en peligro por su temeridad, ¿no?

- Él está en peligro.

- Eso no me importa. Él fue el que insistió en meterse en esto ¿no? Es un irrespeto total. Esas personas creen en lo que hacen y en lo que dicen. Él se está burlando de sus creencias. Si algo aprendí en mis viajes es que hay que respetar las creencias de los grupos por más extrañas que sean.

- ¡Sara!

- ¿Ya le avisaron a Sirius?

- No.

- Voy a escribirle.

- ¡No! Dumbledore no quiere causar alarma.

- ¿Creen que la haya sucedido lo que a Jefrika?

- ¡Sara, no digas eso!

- ¡Es lo más lógico ¿no?! Como pudo ser tan estúpido. ¿Por qué iba el mismo Lord Voldemort a invitarlo a unirse a él?

- Los Potter son muy poderosos. –Sara emitió una risita incrédula- Además, fue un movimiento para cubrir al soplón. Voldemort lo descubrió y él le dijo que estaba tratando de traer a Potter al grupo, y Voldemort se mostró interesado en el idea y lo mandó a llamar.

- Debe haber sido una trampa – dijo Sara – una maldita trampa.

- ¿Pero por qué?

- Ese día había salido su artículo sobre las Klein ¿no? – dijo Sara consultando el archivo de publicaciones de Alice– no trató al Lord con mucho cariño que digamos...

Al día siguiente el cuerpo de Harold Potter apareció en la entrada del Ministerio de Magia, junto a un mensaje escrito con su sangre que heló las venas de toda la comunidad mágica:

"Hay de los impuros que se atrevan a pronunciar el nombre del gran Lord Voldemort, pues recibirán lo que merecen"

Alice le dio la noticia a Sara.

- ¡Lo han matado! – dijo entrando a la casa llorando de manera desesperada, Sara se volvió alarmada - ¡Harry Potter está muerto!

Antes de que Sara asimilara la noticia, antes de que entendiera por que su amiga lloraba un terrible dolor la invadió al oír aquel nombre. Una sensación de inquietud la embargó.

- ¡Sara ¿que te pasa?! – Sara se había desplomado sobre sus rodillas y Alice se había precipitado junto a ella.

- Alice – Sara abrió los ojos respirando con dificultad - ¿hay otro Harry Potter? ¿James tiene algún otro familiar que se llame así? ¿Un verdadero Harry?

- No, ¿por qué?

- No lo sé, es que sentí... ese nombre, Harry Potter, algún día todo el mundo mágico dirá su nombre – Sara no sabía que estaba diciendo. Le dolía la cabeza.

- ¡Hoy, Sara! Está en todos los periódicos en ediciones especiales. No tuve fuerzas para encargarme de la nuestra – Alice le dio un periódico y Sara leyó la noticia aterrada.

- ¡No puede ser! – Sara releyó lo que decía el mensaje de Lord Voldemort, pero la sensación que había sentido al oír el nombre Harry Potter no se había desvanecido. Y no era una sensación agradable.

Alice se apresuró a ir a casa de los Potter, pero Sara no quiso acompañarla. Se sentía muy extraña. La verdad no lamentaba lo que le había pasado a Harold. Había sido estúpido, había caído en una trampa a pesar de que se lo habían advertido. Había jugado con fuego y se había quemado. Tampoco le daba pena James. No podría. Le preocupaba otra cosa. En todos los periódicos habían nombrado a Lord Voldemort, y eso le sonaba a un montón de periodistas muertos. Por primera vez en mucho tiempo Sara tuvo miedo por lo que pudiera pasarle a alguien más. Tenía miedo por Alice. ¿Y si ella escribía algo movida por sus sentimientos por el idiota de Potter? Le tenía suficiente aprecio para hacer esa idiotez. Sara se juró no permitir que a Alice le sucediera nada.

Cuando llegó a la casa Potter estaba repleta. Toda la comunidad mágica londinense estaba ahí. Toda... incluyendo a Sirius Black.

- ¿Qué estás haciendo aquí? – le preguntó Sara al verlo. Ella había llegado hacia media hora y había tenido que quedarse hablando con Peter, lo cual no era muy de su agrado.

- ¿Perdona? – Sirius la miró sorprendido de la pregunta- asesinaron al hermano de mi mejor amigo, ¿dónde esperabas que estuviera?

- En Bélgica, estudiando – le dijo Sara. Su dolor de cabeza no había aminorado y volvía a estar de mal humor. Todo lo que pasaba por culpa del estúpido Harry. Y Sirius había corrido junto a James, por supuesto, y si ella no lo hubiera detenido ni siquiera la hubiera saludado.

- ¿Qué dices? – Sirius la miró frunciendo el ceño disgustado - ¡qué poco me conoces Sara!

- No, es sólo que se me olvida que estás enamorado de Jamsie. Anda, ve con él. Llevo ya media hora aquí y no me habías siquiera saludado, asumo que estabas con él. Ve, apúrate antes de que llegue Lily a consolarlo, para que no te pongas celoso. – Sara había dicho todo eso en uno de sus repentinos ataques de mal humor y celos. Sirius ni siquiera le dijo nada, pero la fulminó con la mirada.

Cuando Sara vio desaparecer a Sirius escaleras arriba –donde supuso estaban James, Remus y Lily- se dio cuenta de la estupidez que acababa de hacer. No se quedó mucho más en la casa. Dio su pésame al señor Potter –la madre de James había muerto tres años antes- y se fue rápidamente. No podía hablar con Sirius ese día, y por la mirada que le había dirigido tenía que pensar bien que iba a decirle.

Al día siguiente todos los periodistas cuyo nombre había firmado alguna de las noticias en que se nombraba a Lord Voldemort aparecieron asesinados. Todos temblaban de miedo. En los siguientes días se corrió la voz de que en algunos lugares habían matado a gente que había dicho el nombre en la vía pública, e incluso a personas que lo habían dicho dentro de sus casas. El pánico sobre cogió a la comunidad mágica y pocos fueron los que se atrevieron a si quiera susurrar el nombre de Lord Voldemort.


La vida de Sara había vuelto aparentemente a la tranquilidad. Seguía con su rutina ya tan familiar para todos. Había vuelto a trabajar de lleno en sus proyectos clandestinos y visitaba a Lupin mínimo una vez a la semana.

Lupin y Snape estaban constantemente pendientes de ella, aunque la chica no notó la diferencia, pues siempre se habían preocupado por ella. Harry y Ron habían vuelto a la normalidad y Sara había estrechado su amistad con Ginny. Hermione estaba un poco extraña con Sara, pero no le dio mucha importancia: Hermione era muy extraña. Draco... Draco también había vuelto a la normalidad aparentemente, pero los dos sabían que no era así.

Las cosas no habían cambiado tanto. Se seguían ayudando con las tareas, Sara lo seguía desesperando con las cosas muggles. Seguían trabajando juntos en sus proyectos e incluso Sara seguía revelándole sus pensamientos y él seguía cuidándole el sueño, para evitar sus pesadillas.

Pero en el fondo nada era igual. Sara lo notaba. Notaba como Draco se alejaba de ella y no podía hacer nada para impedirlo. Lo podía ver por más que él tratara de esconder sus emociones tras sus ojos grises. Sabía que le causaba dolor tenerla tan cerca, y ella no podía aliviarlo. No eran grandes señas, una risa cortada por una mirada, un estremecimiento involuntario, una respuesta evasiva. Un silencio largo y pesado en la casa...

El tiempo pasaba increíblemente rápido. Antes que Sara se diera cuenta había llegado el fin de mayo. En un mes saldrían a vacaciones.

Era un día caluroso. Sara estaba en la sala, viendo una revista de modas, cuando llamaron a la puerta.

- ¡Hagrid! Hola, ¿cómo está? ¿Sucede algo?

Era extraño que a Hagrid le hablara de usted una estudiante, pero con Sara nunca había desarrollado la amistad que tenía con el resto de Gryffindors y cuando habían hablado solía ser sobre cosas relacionadas con Gwinger o Buckbeak. Tras los respectivos saludos e interrogatorios sobre las mascotas Hagrid le dio unos papeles que llevaba en la mano:

- Dumbledore me pidió que le trajera esto a Malfoy. ¿Podría dárselos, por favor?

- Claro. – Sara recogió los papeles y se despidió de Hagrid amablemente. Draco estaba en su cuarto cambiándose la túnica pues la que se había puesto esa mañana había quedado totalmente arrugada después de su clase práctica de Defensa, y Draco no soportaba que su ropa estuviese desarreglada. Iba a llamarlo pero algo la detuvo. Uno de los papeles cayó al piso. Sara lo recogió y leyó el encabezado: "Permiso de salida del país".

Sara vio el resto de los papeles: "Pasaporte", "Permiso de salida de equipaje", "Permiso de estancia en Francia ". En esos momentos Draco salía de su cuarto.

- ¿Quién era? – preguntó – me pareció oír llamar a la puerta.

- Era Hagrid. Te trajo esto. – Draco miró los papeles alarmado, y luego vio la cara de Sara.

- Ese estúpido semi-gigante...- logró decir Draco.

- ¿Son tuyos, no? – le preguntó Sara – Dumbledore te los mandó.

- Sí, son míos. Iba a decírtelo, es sólo que...

- ¿Por qué Dumbledore quiere alejarte de mi? – le preguntó Sara - ¿te manda a Francia? ¿A qué?

- Sara, no lo entiendes.

- ¡Entiendo que Dumbledore quiere quitarme a mi mejor amigo! – Sara parecía a punto de salir de la casa o peor, desaparecerse, por la que Draco la tomó del brazo.

- ¡Escúchame Sara! No es Dumbledore. Yo se lo pedí.

Sara se quedó sin habla. Miró los papeles que sostenía en la mano temblorosa. Draco siguió hablando, ya que lo sabía, mejor decírselo todo.

- Fui a buscarlo hace unos días – confesó- y le pedí que me mandara lejos de aquí un tiempo, al menos por las vacaciones.

- Pero no es seguro... los mortífagos aun están detrás de ti. – la voz de Sara sonaba quebrada.

- Dumbledore ha tomado las medidas de seguridad necesarias, o al menos eso me dijo.

- Pero, ¿a dónde vas? – Draco notó tristeza en la voz de Sara.

- Mi tía Andrómeda estudió en Francia, en Beuxbatons. Dumbledore es amigo de la directora del colegio, Madame Máxime, y ella accedió a tenerme en el colegio un tiempo, en atención a Dumbledore. Además hay unos amigos de mi tía en la ciudad, conocidos de Tonks, que estarán ahí también.

Sara se quedó en silencio. Tenía unas ganas incontrolables de llorar, y antes que se diera cuenta una lágrima cayó sobre el pasaporte de Draco.

- ¿Por qué? – le preguntó Sara - ¿por qué quieres irte?

- Tengo que irme Sara – Draco no soportaba verla llorar- tengo que alejarme de ti. Necesito un tiempo solo, tengo que pensar, después de todo lo que ha pasado...

- ¿Y no puedes hacer eso aquí? – Sara sabía bien la respuesta.

- No hagas esto Sara –dijo Draco en el tono autoritario que solía tomar cuando Sara se quebraba así y él tenía que ser fuerte por los dos- sabes que estar cerca de ti nos está haciendo daño. Las cosas no son como antes por más que lo intentemos. Tengo que irme, aunque no quiera, por el bien de los dos. No será por mucho tiempo. Si he soportado el infierno que fue este año puedo soportar otro y sacar los EXTASIS aquí. Además voy a volver a ayudarte con tus exámenes, y los proyectos no podemos dejarlos botados. Es sólo un descanso. Tu sabes tan bien como yo que lo necesitamos, ¿verdad?

Sara asintió sin decir nada.

- No llores ahora que no te van a quedar lágrimas para la despedida – bromeó Draco, pero suavemente la atrajo hacia sí y la abrazó –te voy a extrañar Sara.

La chica se arrulló en sus brazos aun sollozando, arrugándole la recién planchada túnica, pero a Draco no le importó.


¿Qué les pareció?

Espero que la conversación de Draco y Sara les haya gustado, aunque ya ven que con estos dos aun queda mucho camino por recorrer.

¿Y que les parece lo de Sara y Sirius? Si están enojados con Sara Parker lo comprendo perfectamente, a mi esta parte de ella me da mucho cólera. Ya verán en el próximo capítulo como evoluciona esto.

Estamos llegando al final de la segunda parte, todavía quedan unos dos o tres capítulos. Dos probablemente, ya que ustedes me han dicho que no les importan los capítulos largos…

Bueno, espero sus reviews y nos vemos en el próximo chap que espero subir el fin de semana.

Nos vemos!

Sara Fénix Black