Sin pensarlo...
Hoy todos nos hemos despertado con la noticia más inesperada, ayer, el ser más frío que jamas conocí, sufrió algo que jamás nadie esperó. Por fin él llegó a sentir eso tan cálido que sienten todos los humanos, ese sentimiento que te llena de paz y de angustia, de esperanza y desesperación, eso que llamamos amor y que te pierde por completo en un mundo desconocido de sensaciones nuevas.
Fue algo insólito y repentino, sólo la miró y vio en ella lo que jamás imaginó.
Este angel es una youkai con cabellos largos y rosas como el color del cielo al atardecer, ojos negros llenos de tristeza y melancolía y lo que mas le impresionó, lo que de verdad lo cegó fueron sus alas de ángel blancas como las nubes, llenas de brillo, como bañadas de polvo de estrellas.
Se conocieron por casualidad, mientras él viajaba con sus acompañantes y ella caminaba perdida por la desolación.
Al toparse con él ella sintió miedo, miedo que pronto desapareció y fue suplantado por una mezcla rara de confusión y tranquilidad. Este ángel fue criado por humanos y tricionada por ellos y por bestias, a quienes siempre temió.
Él la miró y percibió algo parecido a lo que vio en una niña pequeña tiempo atrás, aunque acompañado de belleza adulta, madurez y una presenca youkai entera, todo un enigma.
Se hacía de noche y era una región peligrosa, ella se encontraba sola y sin un lugar a donde ir, el sintió el impuso de detenerla, pero no lo hizo, la dejó seguir su camino y él continuo con el suyo.
Ya avanzada la noche y sin poder soportar más la tentación de aquel ser inexplicable Sesshomaru fue a buscarla, a encontrarla. Ella estaba en una situación difícil, siendo ataca por espíritus malignos con intenciones de apoderarse de sus almas, fue oportuno, agitó a Toukijin, y destruyó a los espíritus. La tomo en sus brazos y la llevo hasta la cueva donde él pasaba la noche. Durante todo el trayecto, la asustada criatura solo entrabría los ojos para alcanzar a ver la armadura metalica que cubría su túnica blanca.
Cuando su angel abrió los ojos lo primero que miró fue su rostro lleno de paz. Y en ese momento, solo por un instante, los dos se miraron fijamente y se perdieron en el espacio, en el tiempo de una mirada infinita, interrumpida solo por la primera gota de rocío.
Al volver en sí ella se puso de pie y retrocedió, él la miró fija y friamente, como mira a todos, Sesshomaru le extendió la mano y le dijo que si no tenía a donde ir y solo por esa noche, podía quedarse. La asustada criatura descendió los pocos centímetros que había alcanzado inconcientemente y tomó la mano de quien sería su compañero no solo por el resto de la noche… luego, ambos se acomodaron en rincones separados de la cueva, mirandose de frente.
Aquellas horas subsecuentes, en las que ninguno de los dos durmió, se sintió una atmósfera llena de algo que no se puede explicar porque no tiene palablas, sólo se puede sentir y vivir.
Toda la noche transcurrió en un suspiro lleno de miradas intercambiadas por breves segundos y largos ratos en los que sólo habia silencio y los dos pensban en lo que debían hacer o sentir, en lo desconocido que era esto para ambos. Ella jamas había imaginado que un youkai era capaz de demostrar tal paz y tranqulidad al grado de aparentar ser perfecto y él no se sabía capaz de sentir algo así, algo tan bello y humano.
Al iniciar el amanecer una lágrima llena de incertidumbre, ansiedad y tristeza rodo por el rostro de aquella youkai tan misteriosa, él, por su parte desvió la mirada para dirigirla directo al sol que nacía en el horizonte, no quizo pensar en lo que iba a sucerder.
Una vez que el primer rayo de luz tocó la cueva Yaken y Lin despertaron y al no recibir una palabra de Sesshomaru salieron en silencio, sin aparentar estar ahí.
Luego de unos instantes, ambos se pusieron de pie sintiendo un nudo en la garganta y una fuerza que oprimia su corazón, se miraron nuevamente y por fin decidieron hablar:
Sesshoumaru.- ¿Te encuentras bien?
A lo que ella asintió con la cabeza y luego preguntó, - ¿Nos volveremos a ver?
No lo creo, tu viajas al sur y yo me dirijo al noroeste. -Respondió Sesshomaru, mientras reprimía el enorme deseo que tenía de tomarla de la mano y llevarla consigo.
Desepcionda,¿ pero no sorprendida y sin poder hacer nada, miró hacia afuera de la cueva y solo atinó a decir, -Ya veo…
Luego de unos segundos de silencio ella se acerco a él y le dio las gracias, palabras que él interpretó como un gesto por haberla salvado, pero que significaban mucho más, encerraban un sentimiento tan intenso que jamás andie le demostró antes.
Dio un paso hacia atrás para retirarse pero fue subitamente interrumpida por un tierno y prolongado abrazo que recibió y regresó con una mezcla ambigua de amor y felicidad con mucho miedo, se encontraba invadia por el gran temor de que fuese a terminar y nunca más lograra sentirse así. Luego de unos instantes y mientras intentaban separarse despues de haber sido un solo ser todo el tiempo que duró ese breve acercamiento, a lo lejos, parecía que sus labios se acercban más y más hasta llegar a tocarse. Pero nadie lo sabe a ciencia cierta, nadie puede comprobar si de verdad pasó o sólo fue una ilusión creada por la atmosfera que emanaba de la cueva.
Una vez terminado el momento Sesshomaru regresó un poco en sí y pensó en todo lo sucedido, en cómo una mirada puede atraparte y hacer que veas el mundo de la forma mas extraña e inimaginable.
Salieron a la par de la cueva, pero unos metros mas adelante y sin voltear a verse de nuevo ella se elevó y desapareció quizás para siempre bajo los rayos del sol que intentaban calentar una mañana triste y llena de dolor.
Luego de esto lo único que dijo fue:
-Ya vámonos.
Y emprendió su camino sin mirar atrás y sin preguntarse si la volvería a ver, él , lo sabía, o por lo menos eso quería creer, eso tenía que creer para poder ir hacia adelante.
Como era de esperarse ambos siguieron con su viaje y con sus vidas sin darle ya importancia a los hechos ocurridos aquella noche, los dos optaron por guardar para siempre y para ellos esos sentimientos descubiertos en aquella inesperada noche.
