Hola a todos!!!!!!!

Empezamos con la tercera parte, que maravilla, no me lo puedo creer.

Gracias por sus reviews, veo que les gustó la tercera parte, espero que les guste también. Por si se sienten algo desubicados lo del inicio es la carta que Sara Parker encontró al llegar a su casa después del pleito con Sirius y lo que sigue es ya cuando se fue por la chimenea lo que pasó después. No creo que fuera necesaria la aclaración, pero por si acaso, igual que los personajes son de JK Rowling.

Los reviews los contesto al final. Los dejo con "SFP&SFB: La noble casa Black y el destino de las fénix. Tercera parte: Trampa de Cristal."

III

Trampa de Cristal

"Querida Sara:

Te tengo una sorpresa. Acabo de llegar al país. Estoy viviendo en una ciudadela en Yorkshire Moors. Mi casa está conectada al Red de Polvos Flu, así que si quieres visitarme, o incluso quedarte un tiempo (aunque lo dudo) sólo tienes que pedir ir a Milford Haven, 45st. 899 Dark-blit. En cualquier momento serás bien recibida. No puedo esperar para verte de nuevo, ¿cuánto tiempo ha sido? Lo que sea es demasiado. Ven a visitarme en cuanto puedas.

Con cariño, tu fiel amigo,

Severus"

Sara apareció en una habitación oscura y algo siniestra. No era un lugar muy acogedor. Miró a su alrededor algo asustada.

- ¿Severus? – llamó tímidamente.

Oyó un movimiento detrás de una fila de estantes que parecían contener ingredientes de pociones. Luego oyó el sonido metálico que producía inequívocamente un caldero al caer al suelo y un ouch! Pronunciado por una voz que conocía bien a pesar de tener tanto tiempo de no oírla.

- ¿Sara?

- ¡Severus! – Snape acababa de aparecer de detrás de los estantes, obviamente no esperaba que su amiga lo visitara tan rápido, pero menos aun que ella se lanzara encima suyo llorando. La abrazó tímidamente, parecía que Sara no había perdido nada de la confianza que le tenía.

- ¿Qué te pasa? – le preguntó preocupado.

Sara no dijo nada, pero lo abrazó más fuerte. Snape le pasó la mano por el cabello tratando de tranquilizarla.

- ¿Black? – preguntó en voz baja. Sara se estremeció y Snape supo que había dado en el clavo - ¿qué te hizo?

- Él, él... – Sara no podía hablar. A Snape le llevó largo tiempo tranquilizarla y más aún que le contara lo sucedido.

- Black es un idiota – dijo Snape sinceramente.

- No hablemos de él ¿quieres? – le dijo Sara desviando la mirada. Le dolía pensar...

- ¿Por qué no intentas descansar un rato? – le propuso Snape- ven, el cuarto de huéspedes está listo para ti.

- No, yo...- Sara se detuvo al ver la sonrisa bondadosa de su amigo que le extendía la mano – sí, tal vez me venga bien dormir un poco.

Una vez que Snape lo hubo dejado en la cálida y hermosamente decorada habitación que había preparado para la ocasión se dirigió velozmente a el cuadro que estaba en el pasillo de lo que parecía ser sólo su apartamento. El cuadro ponía a una mujer de impresionante belleza que tenía una serpiente amarilla arrollada en el cuello.

- Mosmorde – murmuró Snape. El cuadro se corrió dando paso a una puerta. Snape entró apresuradamente.

- ¿Qué haces aquí, Snape? – le preguntó una fría voz de mujer.

- Ella está aquí.

- Espera – la mujer entró por otra puerta y salió casi inmediatamente después

- Quiere hablar contigo.

Snape se dispuso a entrar, pero la chica lo tomó del brazo.

- ¿Dónde está? Me gustaría hacerle una pequeña visita...

- Ni lo sueñes, Bella – le dijo Snape fríamente deshaciéndose del brazo que le sujetaba y entrando al frío y oscuro salón.

- Mi señor – Snape se dejó caer de rodillas y apoyó la frente en el piso. Estaba en las habitaciones de Lord Voldemort.

- ¿Cuándo ha llegado? – preguntó una voz fría.

- Hace una hora, más o menos – respondió Snape.

- ¿Y por qué has tardado tanto en avisarme?

- Porque estaba tranquilizándola...

- ¿Tranquilizándola? – la voz tronó amenazadora – no necesitamos que se tranquilice, al contrario. Entre más alterada mejor.

- Sí señor.

- ¿Se peleó con Black?

- Como planeó su excelencia. Además tiene una información muy importante. Parece que Dumbledore ha montado una Orden con el propósito de "evitar" su asenso al poder.

Dumbledore nunca me decepciona – dijo Voldemort adivinando el resto de la historia – sabía que la enviaría directo a mi... ¿Recuerdas las indicaciones que te di?

- Sí señor.

- Bien, aquí lo tienes – una mano blanca y helada le tendió a Snape lo que parecía ser un viejo pañuelo – que sea pronto.

- Sí señor.

- Puedes irte. No olvides que si haces esto bien, te tendré entre mis predilectos.

- Es un honor demasiado grande para olvidarlo, señor.

- Vete.

Snape salió de la habitación con el pañuelo en la mano. Voldemort lo miró salir dudoso. Podría jurar que Snape se hallaba más feliz por ver a Sara de nuevo que por convertirse en su predilecto... y eso era preocupante.

- ¡Bella! ¿Estás lista? – preguntó. Bellatrix entró en la habitación y se tiró a sus pies.

- Para lo que ordene mi señor.

- Es hora de que me prepares. No queremos que la señorita Parker se asuste de mi cara deformada...

Mientras tanto Snape ya estaba de vuelta en el cuarto. Sara no despertó hasta muy tarde al día siguiente. Encontró a Snape leyendo un libro que se titulaba: "Asenso al poder por la Oscuridad".

- Se ve interesante – dijo Sara señalando el libro.

- No sabía que te interesaban las Artes Oscuras – mintió Snape - ¿quieres leerlo?

- Claro – Snape se lo dio. Sara lo miró interesada y luego le preguntó – en tu carta no me dijiste que haces aquí en Inglaterra.

- Ah... es que dejé la Academia – le dijo Snape apegándose al plan. A Sara le brincó el corazón de alegría al oír aquello.

- ¿Y eso por qué? Creía que te gustaba – dijo disimuladamente.

- Había algo raro – dijo Snape pensativo- me pareció que era mejor cambiarme a una inglesa, ahora que tenía el título básico.

- ¿Estás en otra Academia? – preguntó Sara asombrada - ¿por qué no me escribiste al respecto?

- Quería darte una sorpresa – le dijo Snape sonriendo- y parece que fue buena idea.

- Sí, lo fue- dijo Sara – no sabes como me reconforta verte de nuevo.

- Lo que necesitas es distraerte, sacarte a ese idiota de la cabeza de una vez por todas – le dijo Snape pensativo – y creo que tengo algo que podría agradarte.

- ¿Qué cosa? – preguntó Sara curiosa. Cualquier cosa que la ayudara a dejar de pensar en Sirius lo aceptaría.

- Ayer, mientras estabas dormida fui un momento a la Academia para dejar un trabajo y hablé con el director, que quería invitarme a una práctica-demostración que va a haber hoy. Le dije que no podía porque tenía una amiga en casa. Cuando le hablé de ti se emocionó mucho, parece que te conoce de hace mucho tiempo...

- ¿De verdad? – preguntó Sara asombrada - ¿quién es?

- Me dijo que no te dijera, pero te mandó algo – Snape sacó de su bolsillo un pañuelo y se lo tendió a la muchacha que lo tomó con un nudo en la garganta. Ese pañuelo le traía un recuerdo muy amargo... parecido a lo que sentía ahora... sólo que esta vez no era su culpa. Él era quien la había herido. Observó el pañuelo con detenimiento: era blanco, y en una esquina tenía bordado con hilo verde una L y una V.

- ¿Te interesa ir a ver la demostración hoy? – le preguntó Snape que había leído las encontradas expresiones y sentimientos en la cara de Sara y supo que era el momento de preguntar – Tom está que se muere por verte...


- ¡Buen viaje! – les gritó Sara a los chicos cuando el tren emprendía la marcha. Ella no iba a viajar en el Expresso aunque le habían insistido mucho, pero ella se había negado. El día anterior había terminado la luna llena y ese día había reunión de la Orden. Sara se aparecería directamente en Grimmuld para ayudar a Lupin a prepararlo todo, pues se debía encontrar muy débil.

Cuando el tren se hubo perdido en la distancia Sara se dirigió a su casa, y tras contemplar sus preciosos proyectos ya guardados, tomó el cinturón que se había hecho –y que ya conocemos-, lo guardó en su bolso y revisó que llevara todo lo que necesitaba. Luego desapareció para aparecerse en Grimmuld.

- ¡Remus! ¿Estás aquí?

- En el cuarto – oyó que le decía. Cuando Sara entró al cuarto encontró a Remus tendido en la cama, sonriéndole.

- Dobby está en la cocina – le dijo al verla entrar – a Kreacher no le ha hecho nada de gracia...

- Si lo toca es elfo muerto – dijo Sara en tono serio - ¿cómo te sientes?

- Estoy bien, un poco débil nada más... hay que preparar la sala de reunión.

- ¡De eso me encargo yo! – dijo Sara dispuesta a salir del cuarto.

- Sara, gracias – le dijo Lupin. Sara se volvió a verlo y Lupin le sonrió de nuevo tiernamente – me recuerdas tanto a tu padre... –su mirada se hizo profundamente nostálgica- cuando estábamos en el colegio después de las lunas llenas me cuidaba, ¿sabes? Era la única época en que hacía tareas en serio, claro, eran las mías... y también se peleaba con los que me molestaban por lo débil que estaba. Más de una vez fue a detención por eso... y el año pasado, que yo me quedé con él aquí en Grimmuld él también se hacia cargo de todo. A veces era sofocante – terminó con una corta risa.

Sara sonrió con un nudo en la garganta.

- Voy a prepararlo todo – dijo.

La sala de reuniones era muy interesante, probablemente la sala más interesante... por lo que Sara lo dejó para el final. Primero se dirigió a la cocina, donde encontró a Dobby refunfuñando:

- Le quitó las cosas a Dobby...

- ¿Qué pasa? – le preguntó Sara sospechando alguna fechoría de Kreacher. No se equivocaba.

- ¡Kreacher se llevó las cosas de los amos Weasley!

- ¿Qué cosas?

- Anoche estuvieron aquí y dejaron unas hojas, y Dobby se las guardó y Kreacher se las quitó y las tiró.

- ¿Dónde? – preguntó Sara que sentía como el fuego empezaba a regurgitar de furia.

- Dobby no lo sabe.

Sara no esperó a oír más y se fue directo a la alacena de Kreacher.

- ¡Estúpido elfo doméstico! ¡Sal de ahí! ¡YA!

Nada se oía dentro de la "habitación" de Kreacher.

- ¡SI NO SALES DE AHÍ SABRÁS LO QUE SE SIENTE TENER FUEGO EN EL EST"MAGO! ¡TE ORDENO QUE SALGAS MALDITA SEA!¡YO SOY UNA BLACK Y TE LO MANDO!¡DAME LAS COSAS DE LOS WEASLEY Y LUEGO DESAPARECE DE MI VISTA!¡Y NI SE TE OCURRA DEJAR LA CASA O TE ORDENO SUICIDARTE!

El elfo doméstico no le quedó más que salir. En parte por la orden directa, en parte por la amenaza, y muy probablemente porque Sara había carbonizado la puerta. Sara le arrebató las hojas que llevaba en la mano.

- ¿QUÉ ESPERAS?¡DESAPARECE!

El elfo desapareció refunfuñando y Sara miró los papeles distraídamente. Parecía que eran de Bill, pues tenían el sello de Gringotts.

Los dejó puestos en una mesa mientras se encargaba de alistar todo. Le dio a Lupin de almorzar y le preparó una poción revitalizadora. Más tarde, antes de ya atender específicamente la sala de reunión de la Orden volvió a ver los papeles que ya casi había olvidado. Los tomó y los ojeó curiosamente. Uno de ellos era una carta de Ron anunciándole que lo habían logrado y Sara iba a pasar las vacaciones en La Madriguera y otra era de Dumbledore, pidiéndole que formara parte de la guardia de recibimiento en la estación de King Croos.

De repente Sara sintió algo que ya conocía y que no le gustaba. Pudo ver la roja máquina del Expresso de Hogwarts humeando y echando chispas, volcada en la estación. Oía gritos de terror y dolor y vio unas figuras encapuchadas corriendo lanzando hechizos a diestra y siniestra. Y pudo oír a uno decir: "busca a los chicos".

- ¡Señorita!¡Señorita! ¿Qué le pasa? – oyó que le preguntaba una voz a su lado. Sara se encontró de rodillas en el piso, había sido una premonición más larga que la anterior.

- ¡Van a atacar el Expresso! – dijo Sara tratando de recuperar el aliento. Se levantó rápidamente y subió corriendo las gradas al tiempo que gritaba - ¡PHINEAS!¡PHINEAS!

- Sara, ¿qué sucede? – le preguntó Lupin levantándose alarmado.

- Quédese acostado – le dijo Sara apuntándolo con el dedo amenazadoramente, en eso apareció Phineas en el cuadro de la habitación.

- ¿Qué sucede? Espero que sea importante, estaba durmiendo la siesta.

- Ve y dile a Dumbledore que van a atacar el Expreso de Hogwarts.

- ¿Qué? – preguntaron Remus y Phineas a la vez.

- Sí, van por unos chicos. No dudaría que se refieren a Draco y Harry. – como los dos seguían viéndola incrédulamente les dijo casi gritado- ¡tuve una premoción!¡Lo vi! Ahora vete a decirle, no queda mucho tiempo.

- Ya voy – dijo Phineas algo molesto por la brusquedad de su querida protegida.

Desapareció por el borde del cuadro.

- Yo también me voy – dijo Sara tomando su bolso y sacando el cinturón que amarró fuertemente a la cintura.

- ¿A dónde crees que vas? – le preguntó Lupin muy serio.

- Al tren – dijo la chica viendo el reloj con preocupación – pronto van a llegar.

- No puedes ir – le dijo Lupin- es demasiado peligroso.

- Tranquilo -le dijo Sara – sólo voy a traer a los chicos.

- ¿Traer...?

Sara desapareció, no quería perder tiempo discutiendo. Apareció de repente en un vagón del tren, detrás de unos asientos. Oyó dos voces que hablaban burlonamente:

- Debe estar muerto de miedo, escondiéndose con su querida Sara en algún lado.

- No puedo creer que hayamos perdido tiempo siendo sus amigos estos años...

- Es un idiota. No es realmente un Malfoy. Lástima que no van a poder atraparlo en el ataque de hoy.

Sara reconoció en los desdeñosos Slytherins a Crabbe y Goyle. Uno de ellos había puesto veneno en el vaso de agua de Draco el año anterior...

Sara sonrió, sacó un pequeño sobre de una bolsa de su cinturón. Era veneno, en cantidad suficiente para matar a alguien. Ella no iba a matarlos... no, pero se iban a llevar un buen susto. Los chicos se habían levantado para comprar más dulces del carrito, momento que Sara aprovechó para repartir en cada vaso de sus refrescos la mitad del veneno de la bolsa. Luego salió sin que nadie la notara. Revisó todos los vagones hasta que encontró a sus amigos en el último. Al entrar todos la miraron sorprendidos.

- ¡Sara! ¿Qué haces aquí? – le preguntó Ron.

- No hay tiempo de explicaciones – dijo Sara seria y yendo directo a Harry – dame la mano, nos vamos de aquí.

- Pero...

- ¡Los mortífagos van a atacar el tren – le dijo Sara – en cualquier momento al llegar a la estación!

Se hizo un pesado silencio en la habitación.

- ¿Cómo sabes eso? – preguntó Hermione. Sara la miró despreciativamente.

- ¿Tuviste una premonición? – le preguntó Ron. Reconocía la expresión de Sara, que asintió furiosamente.

- Vete con ella, Harry – le dijo Ron sacando su varita. Su hermana Ginny que también estaba ahí hizo lo mismo.

- Pero como sabemos... – empezó Hermione, pero antes de que dijera nada Sara cogió desesperada a Harry y desapareció. Aparecieron en la sala de Grimmuld, Lupin los esperaba ansioso.

- Dumbledore dijo... – empezó a decir, pero Sara desapareció. Harry estaba seguro que ni siquiera había oído a Lupin.

Una vez en el tren Sara miró al grupo. Parecía que Ron y Hermione habían discutido, pero todos tenían la varita afuera. En el vagón estaban Ron, Hermione, Luna, Ginny y Neville.

- Tu – dijo Sara apuntando a Neville- no puedo arriesgarme a que te pase algo.

- ¡Sara, ¿vas a explicarnos que pasa o que?! – le dijo Hermione.

- Al llegar a la estación van a atacar el tren – dijo Sara – no creo que sea difícil de entender.

Neville le tendió la mano y Sara se apresuró a llevarlo a Grimmuld. Esta vez Lupin estuvo listo a tomar la chica por el brazo.

- ¡Sara! Dumbledore contacto al Ministerio, pero está teniendo problemas porque no saben si creerte o no. Debes ir de inmediato.

- No – dijo Sara – primero voy a sacar a Ron, Ginny y Herms de ahí. A Luna la llevo al colegio y hablo con él, será rápido... eh –antes de desaparecer Sara miró a Neville que miraba alrededor algo aturdido- ¿podrías explicarle a Neville donde está?

Sara se desapareció. Hasta que lo había llevado a la casa recordó que Neville no sabía de la Orden, bueno, en parte sí, pero no de los cuarteles generales.

Una vez en el tren miró a los cuatro, decidiendo a quien llevarse.

- ¡Llévate a Ginny! – le dijo Ron. El ambiente era pesado, en verdad esperaban una batalla. Incluso el clima se había puesto oscuro, y empezaba a llover.

- ¡NO! – dijo Sara. El aparecerse llevando personas le era difícil y cansado, y empezaba a sentirse agotada – tu primero, tienes mayor masa corporal que ellas, eres más pesado.

- Pero... – trató de reclamar Ron, pero Hermione le dijo:

- ¡Ya, dale la mano y vete!

Sara la miró sorprendida y desapareció con Ron. Una vez en Grimmuld, Sara sintió que las fuerzas le fallaban.

- Sara, mejor ve donde Dumbledore ya – le dijo Lupin.

- Es demasiado tarde – le dijo Sara – de aquí a que convenza al cabeza dura de Fudge la estación no existirá. ¿No hay un equipo de la Orden ahí?

- Sí – le dijo Lupin – probablemente tienes razón.

Sara desapareció. Llegando al tren miró a las chicas.

- ¿Cuánto tiempo? – preguntó mientras se apoyaba en la pared, tratando de juntar fuerzas.

- Quince minutos – le dijo Hermione.

- Tu sigues – le dijo Sara extendiéndole la mano. Hermione la sintió temblorosa y sudorosa.

- Sara, ¿estás bien?

- Sí – mintió la chica.

- Lamento que ayer...

- ¡Hermione, no es momento para disculpas! – Sara llevó a Hermione a la casa. Se sentía

desfallecer, pero igual volvió al tren, sin embargo, al aparecerse en este cayó al piso.

- ¡SARA! – Luna y Ginny se precipitaron sobre ella, que se recobró rápidamente.

- No nos queda mucho tiempo – dijo con voz débil – Gin, vamos...

- No – le dijo la pelirroja – estás muy débil. Nos quedaremos a pelear.

- No – le dijo Sara negando con la cabeza – demasiado peligroso, ustedes estuvieron en la Sección de Misterios...

Tomó la mano de Ginny. Al aparecer en Grimmuld todos lanzaron una exclamación preocupada. Sara estaba desfallecida en el piso.

- ¡Sara! – Harry se agachó junto a ella. Lupin iba a levantarse, pero Hermione lo retuvo por el hombro. Sara había abierto los ojos casi en blanco.

- Le daré un traslador a Hogwarts – dijo con esa voz totalmente debilitada que no parecía la suya – no puedo llevar a Luna hasta allá.

Entonces, con último esfuerzo desapareció.

- Luna- la chica la miraba algo pálida, pero con expresión decidida – toma esto, te llevará a Hogwarts.

Luna la miraba pálida, pero decidida. Tomó una esfera que le daba Sara, quien sacó una varita y murmuró el hechizo que lo convirtió en traslador. Luna se vio transportada a las afueras del colegio, mientras Sara se desmayaba en el vagón del tren... a cinco minutos de llegar a la estación.


- ¡Esto es maravilloso!

Sara estaba junto a Snape viendo la demostración que le había anunciado el día anterior. Nunca había visto algo así. Los contendientes eran altamente poderosos y utilizaban unos hechizos que Sara nunca antes en su vida había oído. La ayudaba realmente a distraerse el ver a esos hombres matándose entre sí. En Asia había visto ese tipo de espectáculos, la muerte no era algo que impresionara a Sara o le causara pena o preocupación.

Al terminar la presentación Snape condujo a su amiga donde se suponía la esperaba Tom.

Al entrar en el pequeño salón Sara miró alrededor con la boca abierta de asombro. Era como estar en la habitación de un rajá. El decorado era finísimo y las piezas orientales que adornaban el lugar eran de inmensa riqueza.

- ¡Sara!

Sara reconoció en el hombre que la llamaba a Tom, con quien había hablado unos seis años antes en el autobús noctámbulo. Snape por su parte, no reconoció en él a su señor.

Aunque no era un hombre joven, sus facciones eran fuertes y vigorosas, sus ojos no se veían rojos y llenos de furia, sino de un color miel. Su voz seguía siendo fría y sus manos pálidas, pero miraba a Sara realmente complacido de verla.

- ¡Tom! – le dijo Sara alegremente – nunca creí verlo de nuevo.

- Yo tampoco, pero debo confesar que me alegra que así fuera – Voldemort era un actor excelente, no había duda de eso, pero esta frase la había dicho muy sinceramente - ¿te importaría cenar conmigo hoy en la noche?

- Sara miró de reojo a Snape, quien inclinó la cabeza en seña de que no le importaba.

Claro – le dijo Sara. Tal vez sería bueno salir en la noche, pensó, así tendría menos tiempo para pensar en Sirius.

Estuvieron hablando sobre la presentación, de la cual Sara había quedado muy admirada. Como una hora más tarde Sara volvió con Snape al apartamento, para prepararse para la cena a la que había sido invitada.

- ¿Qué buscas? – le preguntó Snape al verla revisar el lugar con una mirada preocupada.

- ¿Ah? No, nada – dijo Sara evasivamente.

- Sara, no puedes mentirme.

- Es sólo que – Sara suspiró resignada – sé que Sirius va a escribirme. Ya debe saber que me fui... y querrá explicarme lo que pasó, yo no le puse atención, tal vez había una verdadera razón para que yo no entrara... va a escribirme, va a pedirme que vuelva, lo sé – dijo Sara acercándose a la ventana, como si esperara ver a una lechuza acercarse con una carta para ella. Pero no fue así.

Más tarde Sara salió rumbo a su cena con Tom. Snape la miró irse pensativo, con un fuerte sentimiento de culpabilidad, ella sufría... y él estaba haciendo más grande ese dolor. Pero era la única forma de que ella se uniera a ellos. Sí, de que ella fuera una más, y se olvidara para siempre de Black.

Estos pensamientos rondaban en la cabeza de Snape, quien rápidamente, como si así se sintiera menos mal abrió una gaveta de su escritorio y guardó un sobre que llevaba en la bolsa de la túnica junto a otros dos. Todos ellos eran cartas dirigidas a Sara, de parte de Sirius Black que había interceptado en los casi tres días que llevaba ella ahí. Luego la cerró con las misma rapidez y con un sencillo hechizo la aseguró.

Tom esperaba a Sara en su casa, previamente preparada para la ocasión. Sara no pudo evitar sentirse de nuevo en sus viajes por los lujosos aposentos de los líderes orientales.

La conversación de Tom era sencilla.

- Nos conocimos de una manera muy poco convencional –le comentó Tom – y creo que ni siquiera me presenté como se debe. Mi nombre es Thomas Lucas Vanderbit.

- El mío ya lo conoces – le dijo Sara –de hecho conoces gran parte de mi historia, pero no se nada de la tuya.

- ¿Te interesa?

- Por supuesto.

- Mi madre era inglesa, mi padre era austriaco. Se conocieron en un viaje, se enamoraron, se casaron, me tuvieron, y ambos murieron en un accidente cuando yo tenía cinco años. Me crié en un orfanato, hasta que entré a Hogwarts. Cuando salí me dediqué a viajar y estudiar Artes Oscuras, hasta que decidí volver unos años atrás –cuando nos vimos- a poner mis papeles y mi dinero en orden. Después volví a mis viajes y finalmente me encontré ya muy cansado para eso, y decidí fundar mi propia academia.

- Interesante – le dijo Sara - ¿por qué te interesaban las Artes Oscuras?

- ¿Por qué no? – le contestó Tom sonriendo – la vida se basa en poder, como ya te dije una vez, y las artes oscuras son equivalente de poder.

Sara recordó a Sirius diciéndole que las Artes Oscuras no eran necesariamente poderosas, pero lo quitó de su mente rápidamente, aunque algo debió notarse en su rostro, porque Tom le preguntó preocupado:

- ¿Qué sucede?

- Nada – mintió Sara – un pequeño dolor de cabeza.

- Sabes que me puedes contar cualquier cosa, ¿verdad? – le dijo Tom amablemente, de manera muy parecida a como le había hablado aquel día. Sara lo miró pensativa, ¿por qué iba a confiar en él? Y la verdad por que no...

- Es Sirius.

- ¿Todavía? – preguntó con sorpresa fingida Tom.

- Sí, es una tontería – dijo Sara riendo por primera vez en esos días, aunque de manera dolorosa – casi siete años enamorada de un chico que no confía en mi.

- Me parece que ese chico te ha hecho daño en este tiempo – le dijo Tom- y tu no mereces que te hagan daño. Deberías olvidarte de él.

- No puedo – dijo Sara negando lentamente.

- Creo que se de algo que te puede ayudar – le dijo Tom - ¿no te interesaría estudiar Artes Oscuras?

- ¿Qué? – le preguntó Sara sorprendida por la propuesta.

- Sí, yo te entrenaría personalmente.

- ¿Entrenar?

- Digo, te prepararía – Tom disimuló su pequeño desliz – es hora de que uses todo ese poder que tienes. Te hará sentir mejor estar ocupada y será algo productivo. La magia es un buen medio liberador. Hará que te sientas mejor.

Sara meditó la proposición. "¿Qué diría Sirius si estudiara Artes Oscuras? –se preguntó- no le haría nada de gracia. Pero, ¿por qué ha de preocuparme que piense él? Él es quien no confía en mí, el que prefiere sus amigos a mi, a Dumbledore... ¡Dumbledore! Ja, si el supiera que estoy estudiando artes oscuras, jaja... además, es cierto, siempre me han interesado, y ellos son los ingenuos que las consideran malas. Además, Tom tiene razón, debería sacarle provecho a mi poder... y si me hace sentir mejor..."

- Me encantaría – le dijo Sara sonriendo – si quieres empezamos mañana mismo.

- Excelente.

Si Sara no hubiera estado sumida en sus propios pensamientos habría notado el brillo de triunfo en los ojos de Tom.


- ¡Sara!

Sara abrió los ojos lentamente, se sentía muy débil... ¿dónde estaba? ¡Ah sí, el tren! Pero, ¿quien la llamaba? Sintió como alguien la alzaba y la hacía beber algo, Sara escupió lo que le habían metido en la boca.

- Debí suponer que harías eso.

- ¿Dumbledore? – Sara miró al anciano a su lado, que la sostenía firmemente -¿qué...?

- Tómate esto antes de que lleguen los mortífagos.

- Pero...

- Estamos a dos minutos de la estación - le dijo Dumbledore– es un revitalizante.

Sara lo tomó aún con cierta desconfianza, pero la hizo sentirse mucho mejor.

- ¿Esto tiene lágrimas de Fawkes? – preguntó notando un sabor extrañamente salado.

- Sí – le dijo Dumbledore que atisbaba nerviosamente por las ventanas. Había dejado a Sara en uno de los asientos, y tenía en la mano una botella en la que había traído la poción.

- ¿Cómo supo que yo...?

- Vi llegar a Luna sola – la cortó Dumbledore- me dijo lo que había pasado. ¿Por qué no te fuiste con ella?

- No resistía el viaje – dijo Sara al tiempo que comprobaba como su fuerza volvía a ella.

- No tenemos mucho tiempo – le dijo Dumbledore volviéndose hacia ella – McGonoggal y Maura están aquí. Van a ayudar a los alumnos a escapar por una salida de emergencia que creamos provisionalmente en la estación. Quiero que las ayudes y salgas rápido de aquí.

- Pero – fue a reclamar Sara...

- Ni siquiera deberías estar aquí – le dijo Dumbledore – pero ya que lo estás trabajarás con el equipo.

- ¿Ya despertó? – preguntó McGonogall entrando al vagón – ya los chicos están listos. Maura está con Crabbe y Goyle, no sabemos si es una distracción pero...

- Déjelos, no va a pasarles nada – dijo Sara sonriendo – es sólo un poco de veneno. No le hace daño a nadie. Una semana en San Mungo será suficiente.

- ¡SARA! – gritaron los dos adultos a la vez. La chica solo sonrió más pronunciadamente.

- Sus queridos padres estarán aquí de un momento a otro, déjelos que se encarguen de ellos... – como aun lo veían notablemente enojados la chica se puso seria - ¡ellos envenenaron a Draco!

- No es momento de discutir esto – dijo Dumbledore dándola por perdida – el tren ya ha disminuido la velocid...

Antes de que Dumbledore terminara de hablar se oyó una gran explosión, acto seguido algo dio con inmensa fuerza al tren, y los últimos vagones se volcaron. Incluyendo en el que estaban ellos.

- ¡Hay que sacar a los chicos! – dijo Sara al oír los gritos en el vagón de la par, a pesar de haber caído de mala forma sobre su brazo trató de levantarse, pero algo llamó su atención

- ¡Dumbledore! ¿Está bien?

Los pesados baúles de sus amigos le habían caído encima de una pierna, y se la había fracturado.

- ¡Yo me quedo con él! – le gritó a McGonogall - ¡los chicos!

Sara podía oír explosiones y gritos, el tren se estremecía a cada momento y veía los rayos de maldiciones por las ventanas.

- Sara, vete con ellos – le dijo Dumbledore – yo puedo solo.

- Tan terco como… yo – dijo Sara sin hacerle caso - ¡mobilis!

Con el hechizo corrió los baúles que tenía encima y luego miró la pierna.

- Sí, fractura de peroné si no me equivoco – dijo pensativamente – creo que era... ¡ah sí! ¡ferula!

El hechizo entablilló a la perfección la pierna de Dumbledore.

- ¿Puede levantarse? – le preguntó Sara ayudándolo. Finalmente se puso de pie – bien, salgamos de aquí.

- El escuadrón de la Orden está afuera – le dijo Dumbledore – debemos ayudar a Maura y Minerva.

- Bien.

Sara desapareció con él para aparecer junto a las mencionadas, que sacaban por una pequeña puerta a los desesperados alumnos de Hogwarts, mientras mantenía un hechizo de invisibilidad sobre la puerta. Sara vio a lo lejos como se cernía una pelea sobre el andén. Sara distinguió a algunos miembros de la Orden: Tonks, Dung, Bill, y ¿era esa Fleur? ¡Claro, Bill se suponía que estuviera esperando la llegada de su hermano y Harry!

- Probablemente no esperaban un verdadero ataque.

- ¿Y los oficiales del Ministerio? – le preguntó a Dumbledore al tiempo que ayudaba a sostener el hechizo de invisibilidad sobre los chicos.

- Van a tardar un rato – le dijo Dumbledore – la única brigada rápida del ministerio es la que trata de evitar que los muggles se den cuenta de algo.

- ¡Eso es!

Sara desapareció del lado de Dumbledore sin ninguna explicación.

- "¡Oh no!" – pensó Dumbledore preocupado. No sabía que iba a hacer Sara, y la chica parecía haber olvidado que hace sólo unos minutos se había desmayado totalmente debilitada.


- Sirius, no va a volver.

- Cornamenta...

- Han pasado dos meses.

- Lo sé.

- Es obvio que no quiere saber nada de ti.

- No puedo aceptarlo, James. Ella va a volver. James, esto me está matando. Es mi culpa, si no los hubiera dejado convencerme de hablar todos con ella. Habría sido mejor que yo hablara a solas con ella.

- Sirius, ella se desvaneció en el aire. Sólo se fue y no le ha escrito a nadie, ni siquiera Alice. No ha contestado una sola de tus cartas. Olvídala.

- Me gustaría, James, pero no puedo. Mejor concentrémonos en la misión. ¿Ok?

°°°

- ¡Bien Sara! ¡Eso es! ¡Deja salir tu odio! ¡Sírvete de él! ¡Excelente!

Sara le dirigió una inclinación de cabeza a su profesor. La alegría parecía haberse desvanecido para siempre en ella. Ya nunca reía, sonreía muy poco, y generalmente era una sonrisa dolorosa. Ya no irradiaba belleza como antes de su llegada. Ahora era la imagen de una tristeza dolorosa y silenciosa.

Trabajaba mucho. En dos meses parecía una alumna realmente avanzada de Artes Oscuras. Era capaz de realizar muchos hechizos que el mismo Snape no podía. Además, Tom había inventado algunos maleficios específicamente para ella.

Era cierto, la magia era liberadora. Podía expresar por medio de ella su sufrimiento. Ser despiadada, hacer sufrir, sí, esos pensamientos la hacían sentirse bien. Y entre más lo hacía mejor, porque no pensaba en Sirius, ni en el pasado. Era una nueva Sara. Libre, sin sentimientos. ¿Quién necesitaba un corazón?

Sirius nunca le había escrito. Probablemente estaba muy ocupado con la Orden y se alegraba de que ella no estuviera ahí estorbando. Los comentarios de Snape no eran muy consoladores, y Sara ya estaba convencida de que Sirius ya debía estar con otra.

Ella le había escrito a Alice, pero no le había respondido una sola vez. Bueno, si todos se iban a quedar con Dumbledore, bien, ella no los necesitaba. No necesitaba a nadie. Ella era poderosa, y eso era suficiente.

¡Que convencida estaba Sara de todo eso!

Hasta que un día...

- ¿La tienes?

- Sí, la puse en la primera gaveta de tu escritorio, como dijiste.

- ¿La cerraste como estaba?

- Sí, pero puede abrirse con un Alohamora.

- Bien, ella no la va a abrir.

- Sólo por esta vez. La próxima no cuentes conmigo, Snape, no me interesa lo que pase con la niña tonta de Parker.

- Él te mando a hacerlo. Lo que pasa es que estás celosa de que tenga otra alumna y que sea mejor que tu.

- ¡No es mejor que yo! Mejor me voy antes de que ella vuelva.

Sara se apresuró a esconderse en la puerta que tenía al lado, que era la entrada a la bodega. Había vuelto temprano y al llegar al apartamento había oído que Snape hablaba con alguien, no ¡con una chica! A Sara se le paró el corazón, conocía esa voz, era la voz de....

"¡Imposible! – pensó – ella no puede estar aquí, a menos que... ¡no, no, no!"

Abrió la puerta un poco para ver hacia fuera. Si, era ella.

"Bellatrix Black, ¿qué haces aquí? "

Sara entró al apartamento y Snape le sonrió.

- ¡Viniste temprano!

Sara notó que estaba algo nervioso, si Sara se hubiera topado a Bellatrix quien sabe que habría sucedido.

- Sí, no había mucho que hacer.

- Yo tengo que irme- dijo Snape cogiendo su capa – tengo clases hasta tarde.

- Ya lo sé – dijo Sara.

- ¡Anima esa cara! – le dijo Snape – ya ha pasado tiempo.

- Lo sé – dijo Sara – anda, vete que llegas tarde.

Una vez que Snape se hubo ido Sara se dirigió al escritorio. Conocía la gaveta que Bella había nombrado. Siempre estaba cerrada, y Snape le había dicho que tenía ahí las cosas de valor y unos venenos peligrosos. Sara nunca la había visto abierta, pero, ¿por qué desconfiar de su amigo?

Sacó su varita y acarició con la mano la orilla de la gaveta. Una extraña sensación la invadió, una sensación que Sara no sentía desde hacía dos meses. La conexión.

- Sirius... Alohamora.

Sara miró el contenido de la atiborrada gaveta y no pudo evitar una exclamación. Ahí habían unas veinte cartas escritas en tinta azul dirigidas a ella. Era la letra de Sirius. Sara las sacó cuidadosamente. No podía ser. Severus... ¿cómo había podido?

Eso no era todo. Sara descubrió en el fondo de la misma gaveta otras cartas escritas por su propia letra. Las cartas para Alice.

Sin embargo, Sara encontró algo más. Encontró dos identificaciones del diario el Profeta: una era de Jefrika Thompson y otra de Harold Potter.

Sara no tuvo ya ninguna duda.

Su amigo, su mejor amigo, era un mortífago. Su mejor amigo la había engañado. Su mejor amigo la había hecho sufrir intencionalmente todo ese tiempo. Su mejor amigo.

Sara leyó las cartas de Sirius entre lágrimas. En todas le pedía perdón, le decía que la amaba, le decía que había una razón, le decía que Snape era un mortífago. Le decía tantas cosas... la citaba en miles de lugares, le mandaba millones de besos. Le rogaba que volviera... Sirius Black rogando, eso no era algo que se viera todos los días.

Sara no sabía que hacer. Su primer impulso fue volver. Volver a Sirius. Sí, eso era lo que tenía que hacer... pero ¿eso era lo que tenía que hacer? Estaba en la casa de un mortífago, ¿no iba a aprovechar eso? Si volvía ahora donde Sirius todo sería como antes, pero ¿qué tal si ella investigaba algo? ¿qué tal si hacia el trabajo que Harold había intentado hacer?

Claro, era un irrespeto... Sara se preguntó como había sido tan tonta para decir eso cuando Alice se lo había contado. Ellos no habían tenido consideración de ella. Y podría volver con un montón de información, tras un trabajo peligroso, y entraría en la Orden... y Sirius entendería que no le hubiera contestado, y...

Oh no... ¿y todo lo que ella había dicho? Ella le había contado a Snape todo... había sido una fuente de información excelente. Tal vez había sido bueno después de todo el que no hubiera entrado en la Orden o ya sabrían todos sus planes. Y si ahora volvía, tendría que confesar todo lo que había hecho.

Entonces recordó a Sirius diciéndole que tuviera cuidado con Snape. ¡Maldita sea!

Pero, ¿y Voldemort? Si Snape era un mortífago Voldemort no podía estar muy lejos... La verdad cayó sobre Sara como agua fría.

Tom...

Tom Marvolo Riddle. Sólo una vez había oído ese nombre, pero ahora lo recordaba.

L y V en el pañuelo, Lord Voldemort...

- ¡Idiota! ¡Idiota! ¡Idiota! ¡Idiota! –gritó Sara. En ese momento se dio cuenta de todo. No, no iba a salir de ahí, ella también sabía jugar....

°°°

- ¡No, Sirius!

- ¡Puedo alcanzarlo James!

- ¡No!

- Es un mortífago, James.

- No estamos aquí para eso

- Ya vuelvo.

- Sirius... ¡NO!


Sara apareció al otro lado de la barrera entre el andén nueve y el diez en el mundo muggle y con una sonrisa bastante malvada levantó la mano hacia esta y le prendió fuego.

Pronto saltó la alarma en la estación inglesa, y en el Ministerio de Magia también.

Sara volvió al otro lado de la batalla, pero no pudo aparecerse de nuevo junto a Dumbledore, las fuerzas le fallaron de nuevo y quedó en medio de la batalla.

Sara vio que los mortífagos tenían un grupo de chicos capturados al otro lado del andén, y que la gente de la Orden trataba e llegar a ellos.

De repente oyó una voz que no le era para nada desconocida:

- ¡La chica Black! ¡Aquí!

- ¡Malfoy!

Sara sacó su varita rápidamente, pero Lucius Malfoy no parecía dispuesto a enfrentarla solo, sino que estaba en compañía de otros dos mortífagos.

Sara palideció un poco, no estaba con fuerzas para una pelea, la poción empezaba a perder efecto...

- ¡SARA!

Bill acaba de llegar a su lado, varita en mano, y la sostuvo cuando las piernas le fallaron. Tenía un corte muy feo en la cara, y tenía la túnica algo quemada, pero parecía estar bien.

- ¡Desmaius! – gritó en dirección a los mortífagos que venían dispuesto a atacarlo- ¡Sara, sal de aquí!

Sara lo intentó y logró desaparecer, pero su próxima aparición no fue mejor. Apareció en medio de los chicos secuestrados. ¡Hey, algunos eran conocidos!

- ¿Sara?

La chica estaba débil, pero aún tenía algunas fuerzas para sostenerse.

- ¡Susan! – exclamó - ¿les quietaron las varitas?

- Sí – la chica Bones la miró tristemente.

- ¿Dónde las tienen? – dijo Sara mirando alrededor.

- Ella las tiene. – dijeron varios.

- Oh no... – pensó Sara viendo a la mortífaga que señalaban. Pero de repente una idea brilló en su cabeza. No tenía que pelear con ella.

- ¿Cuántos AD somos?

Había varios AD: Susan Bones, Ernie McMiliam, Hanaah Abbott, Justin Finch-Fletchey y Terry Boot.

- Vaya… - dijo Sara mirando al grupo con atención – parece que cogieron a los Hufflepuff, ¿verdad? ¡Ok! Los AD rodearemos el grupo ¿somos seis verdad? Bien, los otros cuatro –unos temblorosos primeros años- os quedáis en el centro. En cuanto les de las varitas empezaremos a avanzar. No estoy muy fuerte, pero trataré de mantener un anillo protector de los hechizos. Habrá que pelear. Probemos con desmaius y algunos impedimenta. Creo que bastará. ¿listos?

Los chicos la miraban un poco inseguros, pero Sara parecía decidida.

- Es una locura – dijo Ernie.

- Bueno, más locura es quedarse aquí para que se los lleven los mortífagos ¿no? no creo que los dejen vivir mucho rato – dijo Sara buscando a Bellatrix con la mirada. Tenía que ser aquella, sí, no había duda, vio las puntas de las varitas en su bolsa.

- ¡Accio varitas!

Todo pasó muy rápido. El truco inicial de Sara con la pared divisoria del andén había funcionado y había llegado personal del ministerio, que aterrados, se habían encontrado con un caos peor al que temían.

Bellatrix había sentido las varitas y se volvió contra el grupo. Sara más rápido de lo que creía posible le lanzó un hechizo, acompañado de una ráfaga de fuego, los cuales Bella evitó rápidamente. Los mortífagos no querían dejar ir a su presa, pero entre la gente de la Orden y los del ministerio los mantenían ocupados.

Además los AD eran buenos, y los mortífagos se encontraron encerrados en medio de los ataques de estos y la Orden. Fleur y Tonks los guiaron hacia la salida de emergencia, donde aún estaban Dumbledore y compañía. Sólo faltaban ellos por escapar.

- ¿Están bien? – les preguntó Dumbledore a Sara mientras los chicos pasaban.

- Creo que Hannah recibió una maldición, pero Ernie la trajo alzada lo que faltaba – dijo Sara.

- ¡Retirada! – oyó Sara que gritaba Bill, era sorprendente, pero habían rescatado a los chicos del tren. Los mortífagos habían perdido la batalla. Gracias probablemente a que Sara había alertado a la Orden a tiempo...

Pero las cosas no terminaban ahí. Sara salió, seguida de Tonks, Fleur, McGonogall, Maura, Bill y Dumbledore. Sin embargo, cuando Dumbledore se disponía a cerrar la salida Fleur gritó:

- ¡Gabguielle! – trató de entrar de nuevo en la estación, pero Bill la sujeto con fuerza. Entonces ella empezó a gritar y a señalar dentro de la estación - ¡la tienen!¡van a matarla!¡tenemos que ir por ella!

- ¡Tu hermana no está ahí! – le dijo Bill, pero Fleur se le escapó de las manos.

- ¡Es una trampa! – gritó Sara - ¡una alucinación de Bellatrix!

Bill trató de correr tras ella, pero era tarde. Un rayo de luz dio de lleno en el pecho de la chica que cayó desvanecida.

- ¡No, Bill! – gritó Tonks sujetándolo.

Sara miró a Dumbledore quien iba a entrar, pero ella fue más rápida. Lanzó una granada de gas soporífero.

- ¿Qué fue eso? – le preguntó Dumbledore, pero la chica todo lo que hizo fue quitarle la botella que llevaba en la mano y beberse lo que quedaba de poción. Luego desapareció y al segundo apareció con Fleur en los brazos y un horrible corte en el hombro. Dumbledore se apresuró a cerrar la improvisada salida, mientras Bill le quitaba a Sara la chica y la examinaba. Sara se dejó caer en el suelo.

¿Qué fue eso? – le preguntó Dumbledore de nuevo.

- Una poción para dormir. Creo que esta me quedó muy débil, no duró mucho rato.

Inmediatamente después se desfalleció.


Ahí está el chap, espero que les gustara y espero sus reviews.

¿Qué les parece lo de Sara Parker? ¿Y cómo quedó el ataque? Bueno, creo que voy a empezar a publicar una vez por semana nada más, aun no estoy segura, pero espero que me digan si prefieren que siga fin de semana o miércoles o jueves.

Contesto sus reviews:

Aiosami: ¡Hola! Eres genial, mira que igual dejar review… eres maravillosa. Ya espero que puedas leer los chaps ¡y que me lo comentes todos porque me encantan tus comentarios! Bueno, espero que hayas disfrutado el viaje y los chaps. Nos vemos.

Isa: ¡Hola! Mi imaginación estuvo muy activa las vacaciones pasadas, que fue cuando escribí todo esto. Ahora esta parte me limito a publicarla porque ya la tengo, por eso puedo ir más rápido. Mejor nada de altares chica, que me dan miedo las alturas. Espero que te haya gustado la peli. A mi me gustó y me encantó la actuación de Gary Oldman aunque saliera tan poco y quedara tanto por explicar. Ya me contarás. Chao.

Emma Frost-RB: ¡Hola! Veo que te registraste, ¿que son la RB? ¿Remus Black? Es lo que se me ocurre. ¿Ya tienes planeado de que va a ser el de Harry? ¡Espero que de Remus! Me avisas cuando lo empieces. Me alegra que te parezca bueno el chap porque es de mis favoritos y de los más importantes. Pues sí, no ven mucha tele, esa es Sara Black. Tida esta tercera parte es sobre como Sara termina con los mortífagos, así que aquí empieza todo… El genio de Sara es cosa grave, aunque no creas tal vez en su momento se aplaque un poco. Lastimosamente no puedo matar a Peter todavía, pero no te preocupes, ya le llegará su momento. Con Sara Black, las dos tienen algo de razón a mi parecer, aunque Sara se lo tomó todo muy mal. Sí, tengo el review de Herea, la voy a seguir, pero aun no sé muy bien cuando, porque creo que me voy a concentrar en terminar Esa chica es mía y Esa mujer antes. Actualicé pronto, aunque eso en unos días va a cambiar… Besos a ti también.

Bella Black: ¡Hola! Me encantó tu review. Me alegra mucho ver que te emociona tanto el fic, ese chap es de mis favoritos, y unos de los que vienen también. El de hoy en lo personal no me gusta tanto... bueno, espero que te guste igual. Sí, yo también odio a Peter, y lo que más cólera me da es cuando Remus dice que no ha traicionado el secreto de él cuando ya se lo dijo a Sara. Sí, Sara siempre tiene esa vena orgullosa, si no no sería ella. Sirius no estaba en una posición fácil, y bueno, tuvo que elegir. ¿Hizo lo correcto o no? Hum... quien sabe. Sí, nunca fueron novios y si te fijas bien, detalle importante que no sé si han notado Sara nunca le ha dicho te amo. Sí, Snape entra en escena de nuevo. Otro detalle: en Sara 2 no aparece Snape y reaparece en Sara 3, en Sara 3 no aparece Draco. Paralelismos históricos. A mi también me cae genial Aberforth, aunque no tiene casi intervención en el fic me encanta. Sí, tenía que ser Peter el que le dijera a Sara que había sido unánime, es que ya James le había dicho que no confiaban en ella, tenía que dejarle la culpa a los que me caen mal: Dumbledore y Peter. ¡Hey, se supone que hay que leer en orden la historia! No sabes cuando, pero va a llegar el momento en que es importante llevar la historia en orden, pero bueno, no importa… supongo que el inicio del chap te dejó picada, no sé, me gustaba más como se veía así.

Claro que todo es culpa de Dumbledore... A ver, Sara Black, la parte de ella no es tan importante, pero lo de las tablas y el libro SI que lo es. No me negarás que Hermione tenía algo de razón, aunque tal vez no fue la mejor manera de decirlo, y en cuanto a incendiar cosas cuando está enojada lo inventé porque a mi me fascinaría hacerlo. ¿Por qué Dumbledore no escucha? Porque el personaje me cae mal y lo quiero dejar mal en el fic, básicamente. Es mi venganza por ser como es porque tiene razón en decir que mi chico está muerto por su culpa. Espero tu review.

Valeska: ¡Hola! Me encanta ese capítulo, así que me alegra que te gustara. Aberforth siempre me ha llamado la atención y me gustaría que saliera de verdad en la serie de Harry. En la historia lo metí porque necesitaba que Sara P hubiese tenido una figura paterna, no sé, pobre, tiene una vida… Quise poner la posición de Sirius y de la célula muy difícil, de manera que fuera complicado decidir y que ambas partes tuvieran algo de razón. Si yo fuera Sara habría reaccionado igual. En cuanto a Sara Black lo del libro es importante, principalmente Benamburg, (es una pista ; ) ), y lo de la reacción mala… bueno, ¿recuerdas lo que le dijeron Remus y Snape a Dumbledore? Sara tiene muchos defectos, y ese es uno de ellos. Ella es así. ¿También ves The OC? No pude evitarlo, en la época que escribí eso estaba muy embobada con esa serie y me fascina Seth. ¡Yo vi HP3 hasta el viernes! La estrenaban ese día. A mi la verdad me encantó a pesar de todo lo que no explicaron de los merodeadores (si no has leído el libro no captas porque Sirius y Snape se tratan así, porque Remus sabe usar el mapa y lo peor... ¡no dicen lo de los apodos y los animagos! Nadie sabe al final quien es Padfoot… o menos aún que James era un ciervo.) Y en cuanto Gary Oldman me encantó, cuando manda a Snape a jugar con el juego de química le tiré hasta un beso. Trata de verla con subtítulos, Gary tiene una voz muy linda, he oído la voz en español y es horrible. Tal vez no es tan guapo como yo querría, pero la verdad se supone que Azkaban no lo deja muy bien y el espíritu de Padfoot poseyó a Gary Oldman, porque me fascinó de todas formas. Aquí está la tercera parte, espero que te guste.

AriadnaCreta: ¡Hola amiga! Yo dije que esta semana iba miércoles o jueves… bueno, sí me atrasé, pero quedé dentro de los límites. Creo que ya te lo dije, pero a mi también me encanta la parte de Sara P, porque es donde sale MI Sirius y porque es más compleja que la de la hija. Con Sara B llevo a penas un año, y con Sara P llevo ya unos cinco o más. Lo de la orden, bueno, como respondí en otro review necesitaba buenos argumentos para la discusión de si los dejaban entrar o no y que la decisión fuera difícil, de manera que ambas partes puedan tener la razón. Yo también adoro a Remus, pero no sale mucho en el lado de Sara P, lo siento, pero es que ya me cuesta que Sara P sea más importante que Sirius que si le empiezo a dar importancia a Remus entre él y Sirius se roban el fic y Sara P queda en el olvido. Pero tranquila, que él no deja de salir, recuerda que Sara P le tiene mucha simpatía y en el lado de Sara B es uno de sus confidentes. Si mencioné ya a Neville y a Ann, pero no son nadie en específico, son los nombres que Alice le dice a Sara que le va a poner a sus hijos, entonces Sara se refiere a que la va a cuidar a ella, a Frank y a los hijos que tengan. Ups, como que no quieres para nada a Sara Black. La chica tiene muchos (¡muchísimos!) defectos, como dicen Snape y Remus a Dumbledore, pero a mi no me cae tan mal, aunque tienes razón en todo lo que dices de ella. Me alegra ver que alguien está de acuerdo con Hermione. Las vacaciones… oh querida, nadie querría unas vacaciones como las que le voy a hacer pasar. (risa de maniática… de algún lado salen los planes de Voldemort, Bella y Sara…). Parece que ya tienes tu teoría de lo que sucede la noche en que conciben Sara… Pero no te adelantes a los hechos. Mejor no te digo más, pero así como que solos, pacífica y amorosamente… está difícil. Me encantó tu review, espero el de este chap con ansias.

Amsp14: ¡Hola! Me alegra que te pareciera beneficioso el cambio, a mi me pareció que tenía que hacerlo. Vamos a ver como me va con la parte tres, ya viene la sorpresa… y la peli ¡estuvo genial y magnífica! Ya te dije que soy fan de Cuarón y de Gary... digo, de Gary Oldman, y que recaí en el enamoramiento por Sirius (me siento muy Arya), bueno, ya me oyes todo el día con esta historia, así que nos vemos… Bss. Bye.

Leo Black Le-fay: ¡Hola wapisima! Muy bien ¿y tu? Con la Siriuscitis en recaída tras ver la peli del prisionero. ¿Podrías hacerme un grandísimo favor y explicarme que quieren decir con que alguien es un capullo? He llegado a la conclusión de que es algo como es un idiota, pero no estoy segura. Sirius, bueno, tal vez no se portó lo mejor que debió portarse, pero era una situación difícil, aunque si yo fuera Sara habría hecho lo mismo. En cuando a Dumbledore, me encanta que digas eso porque lo odio. De James… bueno, tanto fic me ha hecho reconciliarme con él, pero cuando escribí esto me caía algo mal, así que por eso aparece así, además que me gusta que sea celoso de su amigo.

Andrea: ¡Hola! Que bien que ya nos vimos en el MSN y espero que para mañana ya hayas leído esto para que me comentes como lo ves. Pues sí, todos suponían que habría un choque entre ellos, pero... ahí no acaba todo. Sara no es mortífaga de la noche a la mañana. Hermione no es de mis favoritas aunque se que es genial, (prefiero a Ron que a ella), pero si no la he cambiado casi es porque casi no sale en el fic. No sé si te has fijado que parece que disfruto desarmar los personajes. Bueno, me estoy desviando del tema. Claro que la reacción de Sara no es la mejor y me pregunto si algún día la será. No sé cuantos chaps tiene esta cosa, a penas lo estoy dividiendo, pero no sé, creo que voy a terminarla como en Enero porque voy a empezar a publicar uno por semana probablemente para rendirlo porque no sé cuanto voy a poder escribir estando de nuevo en la U. Sobre el final del fic no te puedo contar NADA porque lo arruinaría TODO. En ninguno de mis fics creo que encuentres a Peter en muy buena posición, ya te lo expliqué, es un personaje que detesto y aunque probablemente tienes razón en lo de él JK tiene que ser mejor que tu para lograr con Peter lo que lograste tu con Nicole (hasta ganas de llorar por ella me dan). Las tablas… son muy importantes, pero ya lo verás. Espero que disfrutes el chap aunque no es de los mejores. Nos vemos.

Besos desde Costa Rica a todos!!!!

Sara Fénix Black P.