Dirigió su mirada a su youkai, no sabía qué hacer, desenterró la espada y se puso de pie sin quitar los ojos de su cuerpo tendido sin vida, se acercó hasta detenerse a sus pies.Se arrodilló encima de ella, miró sus ojos cerrados y con mucho rencor en el corazón clavó con furia su colmillo en el pecho de la criatura, al hacerlo sin darse cuenta rompió en pequeños trozos los cristales que lla llevaba.

Acto seguido se agachó y posoó sus labios suavemente sobre los de ella, fríos e inertes claramente carentes de vida... y así permaneció por unos segundos, despidiéndose de ella, de su alma y de todo lo que ahora era.

Así estaba, evitando que las lágrimas se agolparan en sus dorados ojos cuando los fríos labios que seguían aprisionados con los suyos se volvieron cálidos y respondieron tiernamente al contacto. Él abrió los ojos desmesuradamente al tiempo que se incorporaba un poco para comprobar que su mente no le jugara una cruel broma.

Entonces la vio, con los ojos cerrados, retiró a colmillo de su pecho con suavidad... pero nada sucedió... hasta que inesperadamente sus ojos empezaron a abrirse lentamente a causa de la luz que la cegaba.

¿Por qué te detienes? -preguntó con voz débil. -él sólo la miró- ¿Qué paso? -preguntó la youkai al ver en su cabeza amontonadas imágenes de Naraku, niños y veneno.

Sesshomaru no respondió, sólo miró su espada que palpitó una vez, luego la enterró con amabilidad en el suelo y sin poder contenerse más abrazó a la yukai con fuerza y desesperación, unos segundos después se separó un poco de ella para besarla profundamente, probando sus labios y exigiendo una respuesta que inmediatamente recibió.

Ella no entendíó que pasaba pero al verse así, con él, estaba segura, se sentía protegida en sus brazos.

Lentamente Sesshomaru se despegó de los labios de su amada para bajar con suabes y lentos besos hasta su cuello, recorriendo y explorando cada sentímetro de él saboreándolo y grabando su olor en lo más profundo de su mente para no olvidarlo jamás.

Ella dejaba ecapar suaves suspiros no sólo por las caricias en su cuello, sino también por sentir sus cuerpos tan cerca, tocándose y acariciándose mutuamente. Seshomaru subió con los mismos suaves besos pero esta vez por otro camino que lo codujo hasta al oído de su youkai, lo besó con ternura para luego darle pequeñas mordidas, pasó al otro oído deteniéndose momentáneamente en la boca para recibir los suspiros que provocaba; lamió su oído, lo que la hizo estremecerse.

Así continuó apoderándose con suavidad de todo el cuerpo de su youkai, besándolo por encima de sus ropas, recorríéndolo y arrancando ahora pequeños gemidos que se perdían en el silencio del bosque. Las caricias y los besos se hicieron más intensos hasta que ninguno de los dos resistía más.

La mano de Sesshomaru se posó suavemente sobre las maltratadas ropas de ella, retirándolas con ternura. La youkai se estremecía con cada caricia que le era proporcionada, pequeños gemidos continuaban escapándose de su garganta. Cuando se encontraba totalmente despojada de las telas que cubrían su cuerpo, se dirigió hasta los labios del youkai para besarlos primero con ternura y luego con mucha desesperación. Puso sus manos en la armadura de él, quitándola rápidamente para poder escabullir sus dedos con delicadeza debajo de su túnica blanca y despojarlo de ella.

Así continuaron lenta pero a la vez desesperadamente, amándose, besándose. Sintieron que aquellos momentos eran eternos, se besabar, recorrían sus cuerpos despertando mutus y desconocidas sensaciones... vivieron ese momento que el destino había planeado, que era el resultado de un encuentro y de una serie de acciones no planeadas.

A la mañana siguiente despertaron juntos, sólo ellos en el mundo, se miraron y se besaron en los labios, volvieron a ponerse las ropas y se abrazaron sin ánimos de separarse, juntaron otra vez sus labios y al separarse quedaron a muy poca distancia.

Lo recordé, tú me salvaste la vida... me la devolviste.

No...

Claro que sí, tú y tu espada, me libraste de la maldición de los cristales -él la miró desconcertado- eran una maldición, tenían algunos poderes pero... limitaban mi espíritu. -En ese instante algunas flores empezaron a flotar a su alrededor, ambos miraron en pequeño espectáculo- No soy como tú, no tengo fuerza, sólo algo de magia y esos cristales limitan cualquier tipo de magia.

Con eso el youkai lo entendió, su Comillo Sagrado utilizaba una especie de magia, por eso le fue imposible ver a los enviados del otro mundo hasta que destruyó las extrañas joyas.

En ese momento un breve silencio se produjo, sólo disfrutaban de su mutua presencia...

Es Rie... -Sesshomaru la miró a los ojos cuestionando el significado de sus palabras.- Mi nombre, nunca te lo dije es Rie -le susurró una vez más para volver a aprisionar sus suaves labios.

FiN...

Qué tal! pues he aquí el final, ojalá que el lemon esté bien (tenía otro, lo mejoré y subí éste, es que estaba algo simple) y el nombre ella también (pospuse eso todo el fic).

Sé que quedó corito, pero como dije este es más bien el final el caítulo anterior

Gracias por leerlo y por los revews, en especial a Elen-Ses, gracias por tus comentarios y por leer todo el fic, espero poder escribir pronto otro de Sessho... la idea ya se está cocinando. :p

Arriba Sessho!