¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!

¡Mil gracias a las personas que me votaron en el FanFic Awards! ¡Gané la categoría a mejor fic de romance y mejor fic de acción/aventura!

No podía creerlo cuando lo leí, muchísimas gracias, de verdad, me ha hecho muchísima ilusión… espero poder publicar un one shot para celebrarlo, pero todavía lo estoy maquinando, y tratando de encontrar el tiempo para escribirlo.

De momento les dedico a todos ustedes este capítulo, el último capítulo de la tercera parte de la historia. Ya pasamos la mitad ¿qué les parece?

Los personajes son propiedad de JK Rowling… excepto las chicas SP y SB, ¡ellas son mías!

La canción que aparece en este capítulo se llama "Trampa de Cristal" (como ven, de ahí salió el título de la tercera parte, en cierta forma es la canción de la historia) y la letra en español fue escrita por Nika, una cantante española de la segunda edición de Operación Triunfo, en una adaptación del tema en inglés. Es probable también que la hayan escuchado por la cantante Daniela del programa Rojo Fama contra Fama.

Muchísimas gracias por sus reviews, los contesto al final.

Sin atrasarlos más lo dejo con el nuevo chap.


Trampa de Cristal


Sirius ya no sabía que le había dicho Dumbledore y que no. Fue una escena horrible. Estaban en la base provisional de Francia, y estaba solo con él.

Sirius se defendió diciendo que no le había dicho nada a Sara y que no estaba aliado al lado oscuro, pero Dumbledore estaba tan enojado que ni siquiera lo escuchaba.

- ¡Usted no quiso buscarla! Yo no iba a dejarla ir sin luchar por ella.

- ¡Si no la quise buscar fue porque tenía mis razones ! ¿Te sirvió de algo? ¿Va a dejar a Voldemort? ¡No tienes que contestarme porque sé la respuesta! La perdimos y ahora lo sabes, ¿verdad?

Sirius no contestó, pero era cierto, no podían recuperarla hasta que Voldemort cayera. ¿Lo pensaba echar de la Orden? ¡No podía!

Llamaron a la puerta, y James Potter entró.

- Dumbledore, déjeme hablar a solas con él, por favor.

- James, no creo que sea buena idea – dijo Dumbledore.

- Usted está alterado y Sirius también, no le va a decir nada, déjeme hablar con él. Se lo ruego.

- Bien – Dumbledore salió dejándolos solos.

Sirius miró a James en silencio.

- Cuando Remus me lo dijo no quise creerlo – dijo James – y aún no lo creo. Sé que la viste a escondidas, pero también sé que no traicionaste la Orden, ni te uniste al lado oscuro, ni le pasaste ninguna información.

- Gracias.

- No me agradezcas – le dijo James – debiste decirme lo que pasaba, y debes decírmelo ahora. Hemos crecido como hermanos, siempre hemos confiado ciegamente el uno en el otro y nos hemos ayudado en todo. Todo, menos ella. Nunca has podido hablarme sobre Sara, ha sido la única discordia real entre nosotros. Eso tiene que cambiar. Dímelo todo. Todo lo que pasó hoy y las otras veces (si es que las hubo) que la viste. Sé que la amas, y sé que por eso lo hiciste. Por nuestra amistad Sirius, dímelo todo. Confía en mi, yo puedo sacarte de esto.

Sirius lo miró, sí, era James, su amigo, su hermano. Le contó todo tal y como había sucedido, exceptuando la premonición que Sara le había contado, las premoniciones eran exclusivas de las personas a las que se le revelaban. James no dijo absolutamente nada cuando terminó. Sirius se inquietó, ¿y si creía que había hecho mal?

- James, sabes que tenía que hacerlo. Sabes que la amo demasiado. ¿Lo entiendes verdad? Imagina que fuera Lily la que cayó en manos de Voldemort y no puede escapar de él… ¿Me crees verdad?

- No seas idiota – le dijo James dirigiéndose a la puerta – de sobra sabes que te creo. Y entiendo que la hayas perdonado por lo de Madeline, y que hayas tratado de ayudarla. Una vez me juraste que no dejarías la Orden por nada. Hoy te voy a pedir algo más. Júrame que no la buscarás más. Nunca más la verás a escondidas de la Orden. Tienes que asimilarlo, como ella misma te lo dijo: es una mortífaga y no hay vuelta atrás. No sé si podrás perdonarla cuando todo esto acabe. Yo no podría. Pero tendrás que esperar a que llegue ese momento para saberlo.

- Te lo juro – Sirius no dudó en hacerlo.

- Bien. Ahora espera.

James salió de la habitación y fue a hablar con Dumbledore. Sirius nunca se enteró de que se había dicho en esa conversación. No supo cuanto tiempo pasó, una hora, dos quizá antes de que Dumbledore y James entraran de nuevo. El primero se acercó hasta él y le dijo:

- James ha intercedido por ti. Puedes quedarte en la Orden, pero esta es tu última oportunidad. Prométeme que nunca más buscarás a Sara.

- Lo prometo.

- No lo eches a perder – le dijo James sonriendo levemente.

- Llévatelo – le dijo Dumbledore a James, quien obedientemente salió con Sirius de la habitación.

Salieron en silencio. Las habitaciones estaban en el piso de arriba. Al llegar frente a la puerta del cuarto de Sirius, James le dijo:

- Estás loco amigo. Estás perdido.

- Lo sé.

- Tengo miedo por ti.

- ¿Por qué?

- Ella está tan o más loca que tu.

- No va a hacerme daño.

- Te hace daño todo el tiempo. ¿Quién crees que te ha hecho como eres? No te pareces al amigo que tuve en el colegio. Desde que ella llegó a nuestras vidas te ha ido cambiando, como si fuera poseyéndote poco a poco...

- Tal vez tengas razón – admitió Sirius – es cierto que en otra época no habría podido perdonarla por esto, por Madeline, por unirse a Voldemort… pero ya te lo dije, tiene una razón.

- Todos los que se unen tienen una razón – dijo James – y no creo que ninguna sea realmente válida. En fin, tu eres el que la conoce y el que está enamorado de ella. Pero no dejes que eso arruine tu vida.

- Lo recordaré – le dijo Sirius – gracias por todo James.

- Siempre, hermano.

Sirius entró a su habitación. Se sentía muy extraño, ¿había hecho mal al reunirse así con Sara así? No, él la amaba. ¿Era esa una excusa? Bueno, no volvería a hacerlo. ¿Tenía razón James? ¿No había razón válida? En otra época no habría dudado en decir que así era. Pero ahora lo estaba viviendo Sara, era como si lo viviera él. ¿Cuál era la razón por la que ella se había unido? Si tan sólo le hubiera dicho eso…

Suspiró resignado. No se lo había dicho y probablemente nunca lo sabría. La había perdido para siempre. Era una mortífaga.

El peso de esa terrible verdad cayó sobre él.

Ella había tenido una razón… pero no dejaba de ser lo que era. Sin embargo, Sirius no dejaba de confiar que muy en el fondo, no lo era, no podía serlo. Todo era parte de algo, de un plan, de un engaño.

Trató de apartar su pensamiento de ella, y meditar lo que había sucedido con Dumbledore. Remus… Remus le había dicho a Dumbledore que él estaba viendo a Sara. ¿Cómo se había enterado? ¿Lo había estado espiando? ¿Por qué no había hablado directamente con él? Ir a buscar Dumbledore, como si él pudiese ser un espía, ¡un traidor! No tenía sentido. Pero si Remus podía creer esas cosas de él, mejor tener cuidado.

Se acostó sin saber que pensar, agotado de los golpes emocionales que había sufrido ese día. Se durmió sin saber que al día siguiente se pelearía con Remus, que se gritarían y se insultarían como nunca habían hecho. Que desde ese día nada sería igual entre Moony y él, a pesar de que entre James y Peter los hicieran reconciliarse. Su amistad estaba manchada. Su desconfianza ya estaba puesta en su amigo de la juventud, y era mutua, a pesar de que ninguno de los dos lo notara hasta mucho tiempo después. Lo que no sabían es que esa desconfianza sería fatal para todos.


Sara llegó a casa de los Weasley algo tarde. Se excusó de la cena alegando que había comido donde los Lovegood y se dirigió a su habitación. Sin embargo le llamó la atención al oír gritos en el comedor. Bajó rápidamente y se encontró a la señora Weasley riñendo con Fred, George y Ron por su comportamiento "infantil". Sara se quedó en las gradas viendo la escena con una profunda emoción. Harry se acercó a ella y le dijo:

- ¿Qué pasa?

- Tenías razón Harry: me gustaría poder querer a mi madre, pero no puedo.

Sin esperar una respuesta de su parte Sara volvió a su cuarto. Harry oyó aquello sin estar muy seguro de que había querido decir, como de costumbre.

Sara se acostó en la cama, tratando de procesar la información que había recibido. Mejor no pensar en ello. Luna sabía que su cumpleaños era al día siguiente, y le había dado un pequeño paquete, así que Sara decidió abrirlo, aunque su cumpleaños fuese hasta el día siguiente.

Era una miniatura preciosa de uno de los lugares mágicos que Luna había visitado esas vacaciones, cuando estuvo en Austria. Alta y brillante como una aguja, la Torre de Eisenstadt se erguía en el centro de una burbuja de cristal en la que caía nieve de verdad. Sara sintió una extraña sensación al ver ese lugar, no lo conocía, y nunca antes había oído de él, pero una especie de nostalgia surgió muy dentro suyo. Al lado de este regalo sin embargo, cayó un papel.

Sara lo levantó y reconoció la foto que había rechazado unas horas antes. El señor Lovegood había escrito detrás de esta:

"Por favor, acéptalo como un regalo de cumpleaños. Con cariño, Henry Lovegood"

Sara miró la foto con aprehensión. Esa niña… era su madre.

¿Era realmente su madre como Henry Lovegood la recordaba? Ella siempre había considerado a su madre una mujer malvada, pero nunca había pensado en que alguna vez hubiera sido buena. Aunque bien visto, de alguna manera se había fijado su padre en ella.

¿Qué había convertido a esa dulce niña en aquella terrible mujer? ¿A que se debía aquel violento y fatídico cambio?

Su padre…

Sara Parker no había dejado de escribirlo. Despecho, enojo, dolor... ¿qué había hecho su padre para que su madre se convirtiera en aquello?

Sara se sobresaltó de sus pensamientos: ¡su padre no había convertido a su madre en mortífaga! Por un momento sintió que traicionaba el recuerdo de su padre achacándole esa horrible culpa, pero ¿qué más? Estaba claro como el agua que había sido por su culpa que su madre se había hecho mortífaga, pues antes de conocerlo era un encanto de persona.

"Sara, ¡qué estás pensando!" – se dijo horrorizada- "es de Sirius Black de quien estás pensando esto"

Sabía que su padre no había sido un santo. Lupin le había contado de sus fechorías de colegial, divertidas, interesantes y la mayoría peligrosas. Pero no lo quería menos por eso, no era algo que la turbara. También sabía de su enemistad con Snape y que casi lo había matado al exponerlo a un hombre lobo, pero era algo que podía perdonarle. Sabía que había sido un galán de esos que cambiaba de chica con la misma facilidad que de camisa, pero no le importaba.

Entonces, ¿por qué la turbaba tanto esto? ¿Qué podía haber sido tan terrible…?

Sara sintió que se ahogaba en sus pensamientos. Se lo había dicho a Harry, no quería que la idea que tenía de sus padres cambiara, y ese día lo había hecho. ¡Hasta se había identificado con su madre al pensar en el nacimiento del fuego! Y lo que era peor… ¡la había compadecido por tener que soportarlo sola!

Aquello era inaceptable y no tenía ni pies ni cabeza. Necesitaba que alguien volviera las cosas a la normalidad. Iría a hablar con Lupin. Él le diría que su padre no tenía la culpa, que era verdad que él había tratado de excusarla por unirse a los mortífagos, pero que era mentira.

Sí, su padre no podía ser el culpable de aquel cambio, después de todo, él no creía que ella lo hubiera hecho a propósito.

¡Que ingenuo! Siendo como era su madre era lógico.

¿O no?

De nada servía ir a buscar a Lupin… estaba siendo muy evasivo con ella, desde que hablara sobre que su padre quería buscar a su madre.

Sara sentía que le iba a estallar la cabeza. Estaba pensando demasiado. Su mente iba más rápido de lo que podía soportar.

Tenía que hablar con alguien. ¿Pero quién? Harry… diría que Sirius no habría hecho nada y que ella era injusta al pensar eso. Ron… diría algo parecido. Hermione también, pero con más razonamientos y sólo haría que le doliera más la cabeza. Ginny, algo igual. ¿Qué iban a decirle ellos? Ellos no habían conocido a su madre, y la verdad, a penas y habían conocido a su padre.

¿Entonces? Cualquier mayor a quien le preguntara trataría de tranquilizarla, y no dirían nada a favor de su madre y sólo justificarían a su padre. Aunque en realidad eso era lo que ella quería oír… pero quería estar segura de que era verdad. De hecho, estaba segura de que era verdad, sólo ocupaba una confirmación.

De repente la imagen de la persona ideal apareció en su mente. Precipitadamente se levantó y escribió una breve nota:

"Necesito hablar con usted lo más pronto posible. Sara"

Se acercó a la ventana y con un silbido llamó a Gwinger, que recogió el encargo con alegría.

- Ya sabes que tienes que tener cuidado – le dijo Sara- que esté completamente solo cuando se la des y que nadie te vea.


Voldemort entró a la habitación a oscuras. Sara se había esmerado en preparar la escena. Unas cuantas velas tenían una luz mortecina, con una llama casi apagada, de tonalidad azul.

Sara estaba acostada boca abajo sobre el diván.

- Dijo que no, ¿verdad? – le preguntó la fría voz de su amo.

Sara movió la cabeza afirmativamente sin levantarla, para que no viera su rostro.

- Excelente – dijo Voldemort – ahora eres exactamente lo que quería. Lo que hizo de Bella a pesar de ser mujer entrar en mi servicio. No tienes corazón, te lo han arrancado y tienes la herida en sangre viva. Ya no tienes nada más que a mi. Ya eres únicamente mía.

Sara no dijo nada, no se movió, no dio ninguna señal de haber oído aquello, pero Voldemort la sentía. Sara lo dejó entrar dentro de sí, ver el vacío real que había en ella ahora que había perdido a Sirius para siempre.

- Vacía… justo como te quería. Mírame Sara.

Sara no levantó la vista.

- ¡MÍRAME!

Sara levantó la cabeza lentamente. Al contrario de lo esperado, no estaba bañada en lágrimas, no había señas de dolor en ella. Tampoco era una expresión fría la que había en ella. Era una expresión muerta.

- Excelente – repitió Lord Voldemort sacando su varita – dame tu brazo.

Sara lo extendió, pero más que obedientemente, como una autómata. Voldemort jaló suavemente la punta de su varita, dejando salir una larga punta de metal y se la clavó en el antebrazo.

- ¡Mosmorde!

Sara sintió como le quemaba el brazo. Era un dolor agudo e intenso, sentir el veneno de la marca formando su horrenda figura bajo la delicada piel de su brazo. Pero no emitió ninguna queja, ningún gesto de dolor. Voldemort la miró con orgullo.

- Nadie ha soportado las pruebas como tu. Eres la mejor de mis mortífagos, pero tienes que probarlo ahora con tus actos.

Salió de la habitación sin esperar respuesta de Sara, quien tras verlo salir miró indiferentemente la horrorosa calavera.

Vacía… eso creía Voldemort. Al fin lo había logrado. Lo había engañado. Lord Voldemort podía entender gran parte de las pasiones humanas, pero no el amor. No, no estaba vacía. Había perdido lo que más amaba en el mundo. Después de todo lo que pasaría Sirius no podría perdonarla, ¿o sí? Prefirió no seguir pensando en eso, si no concentrarse en lo que evitaba que estuviera realmente vacía… una promesa, una promesa de libertad.

A su memoria vinieron, como de una época muy lejana las palabras de una poesía o canción que había oído mucho tiempo atrás. No sabía de quien eran o donde las había oído antes, pero parecía que alguien la había escrito conociendo su historia.

"El tiempo que me queda

arriesgándome a vivir

un papel que no he elegido

que no quiero para mi

y ahora encuentro arena donde había mar

se que pierdo el tiempo pensando en luchar

contra quien, dime quien, somos

dos tratando de ser libres

en una sola dirección

sin ti me siento hielo bajo el sol

tu ángel me dio vida

tras una herida ya mortal

viviendo en una trampa de cristal

moldean con su viento

las rocas de mi verdad

llegados a este puntono me pienso retirar

y aunque ya no crea nada de este juego

se convierte siempre el cielo en un infierno

para ti, para mi, somos

dos tratando de ser libres

en una sola dirección

sin ti me siento hielo bajo el sol

tu ángel me dio vidatras una herida ya mortal

viviendo en una trampa de cristal

y ahora encuentro arena donde había mar

préstame tus alas y echaré a volar

dos tratando de ser libres

en una sola dirección

sin ti me siento hielo bajo el sol

tu ángel me dio vidatras una herida ya mortal

viviendo en una trampa de cristal

viviendo en una trampa de cristal

viviendo en una trampa de cristal"

Sí, en eso se había convertido su vida, una trampa mortal. Caminaba por un terreno frágil como el cristal. Un paso en falso y Voldemort sabría que no era fiel, que planeaba su derrota. Un paso en falso y no sólo sabría eso, sino que Sirius estaría muerto.

Ahora era una mortífaga, era lo que se necesitaba para hacerlo caer. Un mortífago letal y muy cercano a él. Ella.

Tal vez era una lucha sin sentido, sin posibilidades, pero realmente, llegada a ese punto no le quedaba más que seguir. Sirius era su ángel, había entrado en eso por él, y por él seguiría.

- Me dio vida tras una herida mortal… dame fuerzas para seguir Sirius, que esto no va a ser fácil.

Sara besó su precioso zafiro, como si de cierta forma la acercara a él. Luego lo aprisionó entre sus manos con fuerza. Cuando lo soltó era una piedra negra. No podía seguir llevando el zafiro sin levantar sospechas, pero no podía separarse de él.

El verdadero juego había empezado.


- Quiere hablar conmigo.

Snape había recibido la carta de Sara durante la noche, y había vuelto a Grimmauld a discutir con Lupin el mismo tema por tercera vez en la semana.

- Si realmente quiere saber… – dijo Snape.

- En algún momento se va a dar cuenta – dijo Lupin- pero no quiero saber que pasará cuando lo sepa.

- Gritará, quemará toda la cuadra donde esté, mandará a Dumbledore al San Mungo… tal vez sólo hay que decírselo.

- Sí, claro: "Sí Sara, es cierto que Sirius quería buscar a tu madre y por eso Dumbledore lo encerró en Grimmauld Place casi un año hasta que lo mataron"

- Sólo apeguémonos al plan, si no pregunta no le diremos nada.

- El problema es que está preguntando.

- Por esto es que Dumbledore nos la dejó – dijo Snape con desagrado – para no decírselo él. ¿Cómo supo esa estúpida muggle que Black quería buscar a Sara?

- A lo mejor Sirius le escribió. Es lo único que se me ocurre.

- Interesante carta: "¿Te acuerdas de mi? Me encerraron por haber traicionado a tu hermana, no es verdad, aunque no lo creas. Quería hacerte una pregunta ¿No has visto una fénix muy guapa que iba conmigo a las fiestas en tu casa por tu barrio?"

- Deberíamos decírselo de una vez.

- Por eso le has rehuido toda la semana.

- ¿Vas a ir a hablar con ella?

- Sí, hoy es su cumpleaños, además.

- Ya lo sé.

°°°

Sara se había despertado con los cantos de los gemelos Weasley, que cantaban debajo de su ventana las mañanitas. Se rió de sus payasadas y se apresuró a bajar. No se sentía muy bien, pero después de todo era su cumpleaños.

La señora Weasley le había preparado un magnífico desayuno, que todos celebraron. Sara no pudo evitar sentirse feliz. Ahí estaba con casi todos sus mejores amigos.

Le hicieron unos pequeños regalos que abrió muy agradecida. Artículos de bromas, golosinas, libros de Defensa (todos sabían que era su materia favorita), etc…

Recibió unas cuantas lechuzas y Tonks llegó a visitarla en la tarde. Sin embargo la mayor sorpresa se la llevó cercano el medio día. Oyó como llamaban a la puerta y Ginny iba a abrir.

- ¿Es esta la casa de los Weasley?

- Sí señor.

- ¿Se encuentra la señorita Sara Black?

- Eh… sí, un momento. ¡SARA!

- Ginny cariño, no grites – la regañó su madre. Sara se apresuró a llegar a la puerta principal de la casa, y se encontró con lo que parecía un aburrido mensajero.

- Tengo un paquete para usted desde Francia... firme aquí, por favor.

Sara sonrió intrigada, ¿qué sería? Firmó rápidamente, y el mensajero levantó su varita con desgana y dijo: ¡aparicium!

Sara lanzó una exclamación de sorpresa al ver aparecer ante sí un bello arreglo floral de rosas azules.

Lo tomó entusiasmada, mientras le daba distraídamente la propina al mensajero, cuyos ojos resplandecieron al ver que le habían dado cinco galeones, cuando estaba acostumbrado a recibir cuatro knuts.

Sara abrió la tarjeta:

"¡Feliz cumpleaños Sara!

Recuerdo que una vez me contaste que cuando eras pequeña se habían reído de ti porque habías dicho que tu flor favorita eran la rosa azul y te habían dicho que eso no existía.

Tenía la vaga idea de haberlas oído nombrar, y resulta que aquí en Francia hay campos mágicos llenos de ellas, así que aquí las tienes: quince rosas azules, una por cada año que has alegrado la Tierra con tu presencia,

Con cariño,

Draco. "

- ¡Son hermosas! – oyó que decía la señora Weasley, mientras Ginny y Hermione las veían admiradas y Harry y Ron con bastante desagrado.

Además, había una pequeña caja en medio del arreglo que Sara tomó con cuidado, y al abrirla se encontró con unos preciosos aretes de oro con la figura de una flor de lis que Sara se apresuró a ponerse.

Estaba siendo un cumpleaños muy especial, sin embargo hacía falta algo, y llegó cerca de las seis de la tarde.

- Sara, querida, te busca el profesor Snape.

- ¿De verdad? – los ojos de Sara brillaron, pero el peso que había sentido la noche anterior volvió a ella. Se apresuró a ir a verlo y a pedirle que por favor hablaran fuera de la casa. Lo condujo a su lugar favorito del jardín, donde solía sentarse a pensar.

Sara no se anduvo con rodeos y le contó todo lo que había sucedido, y los pensamientos que la habían atormentado la noche anterior. Snape palideció al oír de que se trataba.

- Sara, ¿por qué me preguntas esto a mi?

- Porque pensé que usted era el único que no iba a hablarme bien de papá, y que aún así no me iba a mentir.

Snape sintió eso como un golpe en el estómago. Le habría gustado dejarle toda la culpa a Black, pero ella confiaba en que él no le mentiría… y sabía bien que después de todo era más su propia culpa que la de él.

- Entonces… ¿por qué se hizo mortífaga? ¿Fue culpa de papá?

- Sara… es una pregunta muy delicada.

- ¡No se ande por las ramas como Dumbledore! – exclamó Sara enojada.

- Sería alimentar demasiado la arrogancia de Black decir que el tuvo toda la culpa.

- ¿Pero la tuvo? – preguntó Sara en un susurro en el que Snape notó temor. Era como si fuera a matarle su héroe. ¿Por qué no? Así dejaría de tener a Black en un altar. Y después de todo, Sara había ido con él por algo que Black había hecho. Pero si él no hubiera escondido esas cartas…

- No – dijo con pesar. Nunca creyó que tuviera que confesarle aquello a la hija de su mejor amiga.

- Pero ella dice en el diario que…

- ¿El diario? ¿Así es como lo sabes todo? – Snape conocía muy bien el diario de Sara.

- Sí – dijo Sara mordiéndose el labio inferior al ver expuesto su secreto- dice que está dolida con papá, que por eso… nunca me lo pregunté, pensé que era otra de las idioteces de mamá, que era sólo una excusa, que de verdad era mala, pero, ¿qué hizo papá? ¿por qué ella estaba tan resentida?

- Black no hizo ninguna estupidez que no soliera hacer, sólo fue una variación de lo mismo. Ellos siempre estaban peleando, discutiendo y reconciliándose, y peleando de nuevo. Pero esa vez ella no se quedó a esperar para reconciliarse, porque yo le había pedido que fuera conmigo.

- Pero papá podría haberla buscado…

- ¿Quieres creer que Black la hizo mortífaga? – le preguntó con fastidio Snape.

- ¡No, quiero saber que pasó!

- La buscó, le escribió unas cartas…

- ¿Pero ella no quiso perdonarlo?

Snape sintió que se le sacaba la boca, no podía decirle aquello.

- ¿Ah? – insistió Sara.

- No las recibió – dijo Snape en un murmullo, pero su voz se cortó al querer decir "yo las intercept

- ¿Cómo que no las…? ¡Oh! – Sara entendió de repente ese tono culpable, pero el efecto que le produjo fue de inmensa alegría - ¡entonces él quiso reconciliarse con ella pero no pudo y después ya era una mortífaga! ¿Pero de verdad mamá estaba tan resentida? No sólo por una pelea con su novio se iba a hacer mortífaga, más si siempre peleaban. Definitivamente era tan tonta como yo creía. Sí, el señor Lovegood mencionó muchos calificativos, pero lista no fue uno de ellos. Me ha quitado un gran peso de encima ¡cómo pude pensar esto de papá!

Snape contemplaba en silencio aquella explosión de alegría.

- ¡Mamá ya lo traía en ella desde el inicio! Claro que no fue culpa de papá, no, no, si fue culpa de alguien después de mamá fue de Dumbledore, a lo mejor y mi abuela tenía razón y era Aberforth quien debió crearla. Sí, sí, eso es.

- Sara… yo… – trató de decir Snape, pero ella lo interrumpió.

- ¡Ni se le ocurra decir que fue su culpa! Si usted le ocultó las cartas es porque no quería que se reconciliara con papá y eso es comprensible si usted estaba enamorado de ella. Además, ya sé que entró en los mortífagos por medio suyo, pero si ella no hubiera sido tan idiota no lo habría hecho, y si usted era un mortífago no podía pensar en nada mejor para ella que eso. Además, usted fue lo suficientemente listo para salirse de eso. Tal vez usted tuvo parte de la culpa, pero no más que la que tuvo Sirius. ¡Creo que ya entiendo lo que me dijo una vez sobre lo peligroso que es el amor! ¡Que alivio siento! ¿Va a quedarse a cenar?

Snape se sorprendió ante la propuesta, pero sintió un gran alivio él también de lo que parecía un perdón desinteresado de Sara.

- Eh… no lo creo.

- No importa, igual le daré un pedazo del queque que me hizo la señora Weasley.

Sara se levantó para ir a traerlo, mientras Snape la miraba irse en un estado de visible turbación. Aquello había sido tan sólo el inicio.


¿Qué les pareció?

Ya se acabó la tercera parte… empezamos el primer viernes de Septiembre con la cuarta parte, llamada: "El Arma Letal y el ascenso de la Oscuridad"

El primer capítulo se llama "Vida de mortífaga" y está ubicado un tiempo después de este (en el plano de Sara Parker). En el de Sara Black, siguen las conversaciones reveladoras… y una historia de amor por ah

No les adelanto más, no voy a matarles la historia. Los capítulos de la cuarta parte son más pequeños que los de las otras partes, pero pasan muchísimas cosas. ¡Estoy muy emocionada de llegar a esta parte!

Bueno, de momento, espero sus comentarios de este capítulo y contesto sus reviews:

Sami: ¡Hola! ¡Gracias por el halago! Pues la actualización aquí esta, lamento que hayas tenido que esperar toda una semana, pero esa es mi nueva regla. Me alegra que te gustara Henry, a mi me encanta. Y sí, le habló muy bien de su madre, y ya viste el lío mental que le hizo a la pobre Sara. ¡Nos vemos!

Ariadna Creta: ¡Hola wapísima! ¿Cómo estás? Pues me alegra saber que recibes tan bien mi entrega semanal, porque no ha pasado un día desde que publiqué que no esté yo con ganas de publicar para ver como reciben el siguiente chap. Te entiendo, el amor a MI Sirius es progresivo… Me alegra que te gustaran sus encuentros, pues como viste, es el último, hasta el que ella anunció. La promesa de libertad es otro de mis puntos favoritos, junto con el sacrificio de amor, porque son lo que mantiene la esperanza de la historia, o al menos, la esperanza de Sara Parker. Si puede seguir con lo que hace, como trato de expresar en la última parte y con la canción, es por que sabe que lo hace por amor a Sirius y porque saber que al final de todo la espera la promesa de libertad. ¿Serán felices alguna vez? ¿Es eso posible? Ah, no lo sé!!! Ya me dirás tu. El destino es inexorable. No es que yo crea mucho en el destino, pero es el eje central de la historia apartir de la primera premonición de Sara Parker. De ahora en adelante el destino va a tomar cada vez un papel más importante. La teoría de destino que presento es un poco distinta a la común, aunque bueno, bien vista es bastante pesimista desde el punto de vista de Sara Parker, pero con esperanza siempre, o casi siempre. ¡Ya vamos para esa parte! Lo de odiarnos por hacer sufrir a Sirius... yo también lo he pensado, pero a JK no podemos odiarla porque ella lo inventó, en cuanto a mí, bueno, creo que JK inventó a Sirius con el propósito de que fuera un personaje trágico, tal vez el más trágico después de Harry, y es como mejor calza, pues los fics de humor (los cuales me encantan) él es genial, pero es más creíble como un personaje que sufre. ¡Ah, Henry Lovegood! Me encanta ese personaje, lamentablemente no hay mucho campo en la historia para que salga mucho más. No voy a seguir con lo del cantante de rock, es sólo que me hace mucha gracia cuando lo mencionan en la Orden del Fénix. Las historias paralelas están relacionadas totalmente, aunque a veces no lo parezca, hay cosas que se nombran en Sara Black que aparecerán después en el pasado también. Sí, Remus sufrió mucho(¿no has notado que nos encantan los personajes que sufren?), a mi también me encanta esa parte, yo ya terminé de entender lo que Remus dice al leerlo en inglés, porque lo de transmutarse en la versión en español no lo entendía. La parte del chap anterior es lo que Sara Parker dice después de que habla con Voldemort. ¡Recibí tu email! Me emocionó mucho, a ver, puedes escribirme al correo cuando quieres. Llámame como quieras, aunque tal vez preferiría Alicia ya que tu no quieres a Sara Black… La verdad es que a mi no me gustan los slash, así que no me animaría a escribir ninguno, lo siento, pero ¡gracias por la confianza en mis habilidades! Besos, nos vemos!

Amsp14: ¡Hola! Pues lo de dividirse los libros tal vez, pero yo quiero el Jorobado, y tal vez considera de nuevo lo que te dije de Snape… (ya sé que no, pero yo lo intento. Puedo cambiar un poco a Peyrolles y hacer más cobarde a Gonzaga…) Sí, seguiré publicando. Lo de si viernes o jueves iré viendo. ¡Nos vemos!

Trixi Black: ¡Hola amiga! Me alegra que te gustara la actitud de Sara Parker, es que así tenía que ser. Ya verás en la próxima parte como se pone la mujer. Lamento lo de tus padres, espero que coincidamos en el MSN alguna vez, lo que sería un milagro, porque ahora en clases ya casi no entro. Aún así, nos leemos pronto.

Jazuki: ¡Hola cazadora! ¡Me has dado una gran alegría! Gracias a ti me he enterado de lo del concurso, muchísimas gracias, me alegraste un día bastante tristón en la U, casi me pongo a dar gritos de alegría cuando leí tu review. Lo de la fiesta ya te dije que ahí veíamos… besos.

Emma Frost RB: ¡Hola! Bueno, lamento haberte dejado en ese "ya?" porque yo en lo personal detesto quedarme así, pero es que el chap tenía que ser corto. Pues tienes razón, quizá hay cierta coincidencia entre Henry y Arthur, los dos me caen muy bien. La conversación sobre su madre era muy importante para mi, y bueno, claro que la chica no era un ángel, ya lo verás a partir del próximo chap. Sí, a mi también me gustaban las citas clandestinas con Sirius, pero es que si se seguían viendo no podía seguir con la historia, porque ya Sara sabe lo que tiene que hacer. Pues aquí salió ya la Orden y Voldemort, pero no te preocupes, en la cuarta parte te cansarás de verlos. Besos!

Andrea: ¡Hola amiga! ¡Qué mal eso que me cuentas de tu compu! Espero que pronto tengas acceso a la otra compu, porque vamos a estar totalmente descomunicadas, tras de que ya nos vemos poco porque casi no puedo entrar… me alegra que te gustar el chap, la promesa de libertad, me encanta a mi también, (y fue un rascacielos clásico, como la Eiffel ;)) Sí te había respondido lo de SB y la respuesta era que no te puedo decir porque… porque arruino la historia. Yo también tengo mala memoria, no te preocupes, pregunta siempre que quieras. Nos vemos!

Aiosami: ¡Hola wapa! ¿Cómo estás? Bueno, espero que pronto puedas leer esto, aunque espera, tu ya leíste este chap… bueno, te contesto tus mega reviews. Wow, gracias por las alabanzas, de verdad que esta vez me dijiste demasiado… me alegro de que la historia te parezca tan buena, porque pongo mucho en ella. La escena de Sirius y Sara quería que fuera lo más espectacular posible porque es la última en mucho tiempo… A ver, en Sara Black, pues no, no se une a los mortífagos… pero esa es la versión oficial sobre él, ¿recuerdas? Por eso es que Henry rectifica y dice que en realidad era inocente… por su versión no oficial. En un inicio yo había pensado el inicio de la historia antes de leer el quinto libro (solo que no conocía ) y la historia era sobre Sirius y su hija, Sara Black, quien entraba a Hogwarts sin saber que él era el papá de ella y se daba cuenta ahí, junto con Harry, y luego llamaban a Sirius. Me gustaba mucho esa historia por cierto… pero como vez después del quinto dejé esa historia de lado y surgió el personaje de Sara Parker, mi favorito. Lo de cómo dejarlo así, pues ese es el chiste chica. La verdad los chaps ya son cortos, no los monstruos del inicio. Pues la universidad me sigue exprimiendo, pero no te preocupes, seguiré escribiendo. Las dudas, también eran necesarias… Sí que me sorprendió encontrar tu review en la página, pero me alegro que te hayan dado esos días más. Bueno, nos vemos (¡espero que pronto!)

Sabrina: A ver niña, la escuela no es tan mala… creo. Aunque a mi en la U me están explotando también. Me alegra de todos modos verte por aquí de nuevo, como todas las semanas. Bueno, no la tomes con Remus, que está asustado, cree que su mejor amigo se anda viendo con una mortífaga y no está tan perdido, lo de decirle a Dumbledore, bueno, nadie más le hizo caso, solo la rata y ese fue su consejo… Pues la fiesta espero que la hayan disfrutado mucho, que la próxima fiesta no sé si sea tan tranquila… Pero parece que la tomaste con Remsie, con lo bueno que es el pobre… Saber lo que piensa Sara es muy difícil, incluso para mí (¿no crees que a veces los personajes toman vida propia?) Bueno, Snape era su mejor amigo, ¿no? ¿cuál es el acertijo del árbol que cae en el bosque? Me dejaste picada. Pues esa promesa de libertad no va a arruinar nada… va a ser una guía, como dice ella en este chap. Lo de Dumbledore ¬¬ ni me lo recuerdes… ¿Dije 6 de Febrero? ¡Díos mío! No, era 31 de Julio y estábamos 6 de agosto. Que enredo me hice señor. Lo de la conversación sobre la mamá era necesaria, Sara tiene que empezar a cuestionarse la cosas. ¿Te lo imaginas de estrella de rock? ¡Llenaría todos los conciertos! Bueno, a mi también me da demasiada tristeza lo de Azkaban, JK le dio un destino muy triste a nuestro niño… Gracias por los consejos, les hice caso a todos. ¡Nos vemos!

¡Besos desde Costa Rica!

Sara Fénix Black