Hola a todos!!!!!!!!!

Perdón por el retraso al publicar, es que estos días estoy muy tallada con la U porque ayer presenté dos capítulos de mi tesina y tengo cuatro exámenes grandes en estos días, así que he estado estudiando mucho.

Gracias por seguir la historia, y he recibido varios reclamos sobre la falta de Sirius… que bien se debe sentir nuestro cachorrito cuando ve que lo extrañan tanto. Aquí sale otra vez, así que por favor olviden las amenazas de crucios y avada kedavras que tuvieran preparadas. Eso sí, les advierto que sale poco y así seguirá siendo, porque la idea es ver a Sara Parker y su angustia de hacer todo por Sirius sin siquiera verlo. Pero seguirá saliendo, ya lo verán!

Gracias por los reviews, los contesto rápidamente al final (perdón por no poder extenderme en las respuestas).

Los personajes no son míos, pertenecen a JK Rowling y empresas asociadas, excepto Sara Parker y Sara Black. ¡Ah, y Leithold! Ya lo conocerán.

Los dejo con el capítulo.


Andrómeda Black y Nymphadora Tonks


Después del ataque las cosas habían cambiado en la organización de los mortífagos. Voldemort era mucho más cuidadoso con lo que dejaba saber a los mortífagos, y se dio una nueva división entre estos. Voldemort, como cabeza de todo únicamente confiaba sus planes casi completos a sus favoritas, y Sara sabía con satisfacción que ella era su principal confidente, porque era muy buena estratega y parecía compartir los mismos retorcidos gustos de Voldemort. Bella también sabía esto y la envidiaba aún más de ser posible.

Los mortífagos habían sido divididos en tres escuadrones: el escuadrón principal, formado por los más fieles, poderosos e inteligentes era el que dirigía Voldemort. El escuadrón de ataque que dirigía Bella y el escuadrón de misiones que era el de Sara, estos dos últimos por supuesto dependientes de la autoridad y direcciones de Lord Voldemort.

El escuadrón de Sara era el más pequeño de los tres, y así lo había pedido ella: le gustaba trabajar sola y habría prescindido del escuadrón si no fuera una orden directa de su señor. En él había recogido a los mortífagos cuidadosamente. La principal cualidad que buscaba en ellos era que fueran poco observadores, pero nadie sabía eso. Los buscaba distraídos pero obedientes y sobre todo, eficientes y callados.

El escuadrón de Bellatrix era el más sanguinario, y entre ellos se encontraba Regulus Black, que había sido iniciado un tiempo atrás. Sara había querido dejarlo en el suyo, pero Voldemort se había opuesto: no más Blacks, mejor no correr el riesgo.

El escuadrón de Voldemort era el grupo más selecto, y Sara se las había ingeniado para que casi todo el escuadrón de Malfoy quedara en este, incluyendo al mismo Malfoy (que había considerado conveniente separar de Bella, porque bien sabía que planeaban algo con Narcisa) y Snape. Éste último no sabía que debía a su amiga esa magnífica oportunidad de espiar. Sara había dudado de hacerlo, pues era exponerlo aún más al peligro, pero era lo mejor para el fin que los dos perseguían.

Sara disfrutaba su papel, porque la acercaba cada vez más a la posibilidad de llevar acabo su plan. Ya había pasado tanto tiempo. Y no se dio cuenta de cuanto hasta que vio el periódico de ese día.

Sara no era aficionada a leer el Profeta, pero ese día Malfoy lo tenía y al verla se lo dio con una sonrisa.

Al tomarlo, Sara vio su foto en blanco y negro, vestida con su traje especial de mortífaga. Parecía del trabajo que habían hecho hace poco. ¿Cómo se habían echo con la foto? Los periodistas eran peor que la gente de la Orden, pensó Sara, pero antes de leer los titulares vio la fecha. Palideció rápidamente. Un año... ¡Un año desde que se despidiera de Sirius en la Torre Eiffel! No podía ser tanto, pero ahora que lo sabía, parecía que era más, mucho más. Sonrió al recordar el beso que le había dado antes de irse, y la promesa que habían hecho.

- ¿Feliz con tu aparición en la prensa?

- Cállate Malfoy.

Sara miró el titular: "El arma letal de El-que-no-debe-ser-nombrado" por Rita Skeeter

- ¡Esa mujer! – exclamó con desprecio.

- ¿La conoces?

- Sí, era una estúpida del grupo de periodistas de Alice, que quería siempre hacer el Editorial.

- Dulces recuerdos, ¿ah? Saliste muy guapa en la foto.

- No quiero oír tus tonterías, Malfoy.

- Cuando estábamos en el colegio no te molestaba que te digiera que estabas guapa.

- ¿Cómo te atreves a recordar esas cosas? Le voy a decir a Narcisa...

- Narcisa – Malfoy se rió despectivamente. En ese momento Lord Voldemort lo llamó y Sara se quedó sola. Los había mandado a llamar a los dos, y estaba hablando con Bellatrix, que salió del salón con una expresión muy fría y miró a Sara con odio, pero esta no se inmutó: estaba acostumbrada.

Malfoy salió poco después y le sonrió indolentemente. Sara lo ignoró y entró al salón:

- Mi señor- Sara se arrodilló, puso la frente en el suelo y cuando Voldemort le puso la mano en la cabeza la tomó entre las suyas y la besó.

- Tengo un trabajo para ti.

- Mande mi señor, lo escucho.

- Quiero que mates a Andrómeda Tonks, a quien conociste con el nombre de Andrómeda Black.

Sara tuvo de nuevo la visión de cuando la había visto por primera vez, el día de la muerte de Alphard Black, cuando se leyó el testamento de este. Recordó a una muchachita de aspecto agradable que abrazó a Sirius cuando este se unió a la reunión y que lo había felicitado cuando se le había comunicado su fortuna. La única que se opuso a los deseos de Bellatrix y la que los ayudó para que Sirius escapara. ¿Y ahora tenía que matarla?

- ¿Cuándo? – Sara sabía que si no se le daba una razón, no debía pedirla, no a Voldemort.

- Hoy mismo.

- Bien.

- Llevarás el escuadrón contigo.

- Pero mi señor… es un trabajo simple, puedo hacerlo sola.

- La chica es muy poderosa, y tal vez no esté sola.

- Puedo con ello.

- Además quiero que registres toda la casa. Tiene una manera de comunicarse con Dumbledore y quiero que la encuentren. Además de todo lo que tenga que ver con la Orden. Al final, destrúyela.

- Sí mi señor – suspiró Sara resignada - ¿dónde vive?

- Un barrio muggle en Kent. Casa #13.

- ¿Estará acompañada? ¿Por quien?

- Su esposo tal vez, pero según los informes conseguidos por Malfoy y Bellatrix este no está en el país. Aunque si lo estuviera no importaría, es un muggle.

Sara sonrió para si, pero sin dejar que esto se reflejara en su rostro. ¡Una Black casada con un muggle! Sí, le pareció haber oído de ello a Bella o a Narcisa. Pensó con burla en la señora Black y la amenaza que le había hecho antes de dejar aquella casa.

- ¿Algún otro habitante en la casa?

- No, ninguno.

- Bien. ¿Nada más, mi señor?

- Nada, puedes irte.

Sara salió del salón lentamente. Recordaba con cariño aquel día en la casa Black, y recordaba a Andrómeda, y el cariño que Sirius parecía profesarle a su primilla que estudiaba en Francia. Sabía que habían mantenido correspondencia. En realidad, era la única familia que Sirius tenía. Y ahora iba a matarla.


La espera era insoportable. Ninguna noticia, el cuadro de Phineas vacío, Harry revolviéndose inquieto en la cama. Sara también recostada pues se sentía vacía y sin fuerzas. Ginny se balanceaba sentada en un sillón con la cabeza apoyada en las piernas, Hermione caminaba de un lado a otro, Ron estaba en el suelo, recostado al sillón en que estaba su hermana y la señora Weasley estaba sentada en la cama, junto a Harry.

No sabían cuanto tiempo había pasado y la incertidumbre los estaba matando. Bill, todos pensaban en él. Si los gnomos los habían traicionado, los magos en el interior del banco no la habrían pasado nada bien. Sara se encontraba aún más inquieta que el resto, pues no le había confiado a ninguno lo que ella viera en la premonición: muertos por doquier, el piso de mármol del banco manchado con sangre, encapuchados corriendo y riendo, y luego él, tenía que ser Voldemort, alto, indeseable, con sus ojos rojos y su nariz de serpiente, con una gran burbuja de vidrio en las manos que brillaba fuertemente. Al menos, no había visto ningún muerto conocido.

Finalmente, ya tarde, como a las seis o siete de la noche Albus Dumbledore hizo acto de presencia en Grimmauld.

Todos lo miraron con el corazón apremiante, sin atreverse a preguntar. Sara fue la primera en decir algo:

- ¿Qué pasó?

- El ataque fue rápido y sorpresivo. Los gnomos traidores emboscaron al resto de los trabajadores y dejaron pasar a los mortífagos.

- ¿Pero, por qué ? – preguntó Sara.

- Lord Voldemort había puesto algo ahí que necesitaba de vuelta… poder.

- ¿Poder? ¡AH! – Sara recordó algo que había leído en el diario de su madre. Claro, así que por eso había sido.

- ¿Y hubo batalla?

- Sí, para salir del lugar tuvieron que pelear.

Nadie se atrevía a preguntar, por lo que Dumbledore sólo siguió comunicándoles.

- Hubo alrededor de 35 muertos. Hay 10 heridos críticos en el San Mungo, unos 20 graves y unos 30 con heridas leves.

Sara bajó la vista. Habían tenido demasiada suerte en el ataque de la estación para que se repitiera.

- ¿Y Bill? – la señora Weasley había necesitado todas sus fuerzas para preguntar aquello.

- Está bien – un suspiro de alivio salió de boca de todos, menos de Sara, quien se levantó y le preguntó:

- ¿Pero?

- ¿Disculpa?

- El tono que usó es de "está bien, pero…"

- Tienes razón –Dumbledore traía una mala noticia, todos lo miraron preocupados- Nymphadora Tonks está en estado crítico en el hospital.

Todos se miraron aturdidos. Ninguno podía creer lo que había oído. ¿Tonks? ¿Pero que hacía en Gringgots? Ninguno sabía que ella había quedado de ir a despedirse de Bill ese día a la hora de almuerzo.

- Bill está con ella, no quiso venirse conmigo, dijo que se quedará en el hospital. Si alguno desea ir…

Se miraron entre si de nuevo. Claro que querían ir, pero ahí estaba Harry…

- No se preocupen por Harry – dijo suavemente Dumbledore- Sara, ¿le diste la poción?

- Si señor.

- En ese caso está bien y me lo llevaré a Hogwarts. Poppy cuidará de él hasta que decidamos que hacer. No puedes pasar sin tus poderes…

Hermione, Ginny, Ron y la señora Weasley recogieron sus cosas para ir al hospital, ya que Dumbledore parecía dispuesto a llevarse a Harry inmediatamente. Sara les pidió que la esperaran.

- ¿Consiguió la reserva, verdad?

- Sí – le contestó Dumbledore preguntándose como sabía Sara eso.

- ¿Entonces para qué me quiere?

- El poder de los fénix nunca deja de ser apetecible.

- ¿Sólo quiere mis poderes o…? – Sara recordó la sensación con que Harry la atraía esa mañana, y era una sensación de anhelo… como si la quisiera a ella.

- No lo sé, pero quería que fueras hoy al ataque. Sé que piensas que tuvimos suerte en la estación, pero creo que fue montado.

- ¿Qué?

- Sí, para que te confiaras y en el próximo ataque hicieras acto de presencia. Quiere atraerte a él. Por eso me alegró que fueras a buscarme.

- Sí, pero… si me quiere tanto, puede hacer cualquier cosa para atraerme, dañar a cualquiera… ¡esto es terrible!

Dumbledore le dio una palmadita afectuosa en la espalda y le dijo:

- Mejor vete con ellos al hospital, Bill está muy afectado, y Tonks no está nada bien.


- Rodearemos la casa primero – ordenó Sara- quiero un hombre en cada puerta, ventana o salida y un grupo en el techo. Yo me apareceré en la casa para ver la situación, en el momento en que la tenga acorralada les mandaré la señal y entrarán.

- Pero si está acompañada...

- Yo sabré cuando mandar la señal, Leithold – le dijo fríamente – entrarán inmediatamente pero apareciéndose, no quiero que fuercen ninguna entrada, podrían tener alarma, y no queremos llamar al atención. Una vez muerta la mujer nos dividiremos para registrar la casa. Las parejas de siempre, yo reviso el dormitorio de ella. ¿Entendido?

Se dio un murmullo de aceptación por parte de los elegidos del escuadrón de Sara para la misión.

- Adelante, entonces.

Los hombres, uno a uno, desaparecieron para ir a rodear la casa en silencio. Sara se apareció primero fuera y vio que estaban bien ubicados. Luego, se apareció dentro de la casa.

Sara se encontró frente a Andrómeda Tonks.

La mujer gritó fuertemente y corrió rumbo hacia el dormitorio, Sara la siguió, sin entender lo que la mujer gritaba:

- ¡Nymphadora! ¡Nymphadora!

- Mujer cállate – le dijo apuntándola con su propia varita – cállate y mírame. ¡MÍRAME! ¡Impedimenta!

Andrómeda se encontró paralizada, tenía entre las manos una esfera metida dentro de una linda bolsa de terciopelo.

- Mejor, y si no te callas, te lanzaré un silencio.

- ¡Nymphadora!

- Voy a dejarla ir, váyase ya y no le diga a nadie lo que hice ¡A nadie o la buscaré y la mataré yo misma!

- ¡Nymphadora!

- ¿Pero a quien demonios…?

En ese momento una niña pequeña entró asustada a la habitación y al ver a Sara se quedó muda y pálida.

- ¿Una niña? – Sara la miraba sorprendida, en los informes que le habían dado nadie le había hablado de una niña.

- Es mi hija- dijo Andrómeda – por favor, por favor…

- Cállese – le dijo de nuevo Sara- no tenemos mucho tiempo. ¿Tienen alguna forma de salir de aquí?

- ¿Por qué se lo iba a decir?

- ¡Mira estúpida! No cuestiones tu buena suerte. Pensaba dejarte ir si tenías alguna vía, por lo que hiciste aquella noche dejando que la fortuna de tu familia se fuera con tu primo. Falta de ambición, diría que era lo que tenías, pero yo no olvido un favor.

- ¡No te creo! – Andrómeda le escupió los pies.

- Si quieres en algo a la niña, hazme caso. Si lo haces, tal vez pueda salvarla a ella, si no, morirán las dos…

- Esto es un traslador – dijo dándose por vencida Andrómeda – tiene una clave...

- ¿Cuál es?

- ¡No te lo voy a dar para que…!

- ¿La nueva base de la Orden? No me importa.

Sara se metió en la mente de Andrómeda, bien, tenía la clave.

- ¿Llevaría a la niña a un lugar seguro? – le preguntó Sara al tiempo que la tomaba.

- Sí.

- Bien. – Sara se volvió a la niña que empezó a llorar - ¡no llores que si oyen que hay una niña no podré hacer nada! ¡Imperio!

La niña cayó. Sara tomó el traslador y se lo dio, luego la tapó con su larga capa negra. Mandó la señal a los mortífagos, que se aparecieron rápidamente:

- Ahí está. Supongo que querrán divertirse un poco con ella, así que adelante… yo empezaré el registro.

Sara salió caminando lentamente, mientras dirigía a la pequeña Nymphadora. Una vez lejos le dijo suavemente:

- Llévame a tu cuarto.

La niña, bajo el efecto del hechizo, la llevó. Una vez en él Sara trancó la puerta.

- Ok, Nymphadora, escúchame – la niña abrió mucho los ojos, para poner atención- vas a tomar esto cuando te lo dé y vas a decir "Omsbur", vas a aparecer en algún lugar con gente que son amigos, ellos te cuidarán. ¿Me entiendes?

La niña asintió.

- Bien. Perdóname que no salvara a tu madre, pero habíamos durado mucho rato y no podía simplemente dejarlas irse juntas, pues habrían hecho muchas preguntas, y aún van a hacerlas, tu madre gritó mucho… no sé como habría explicado la soledad de la casa después de sus gritos, tal vez hubiera ido a buscar otra víctima, después de todo sólo yo la conocía... mejor no llorar por la poción derramada. Su tortura me da tiempo de deshacerme de ti. Como te dije tu madre gritó mucho, y grito tu nombre. Y tienes una madre muy tonta para ponerte un nombre como ese, tan... poco común, digamos. Quiero que te enojes con las personas que te llamen por tu nombre, acostúmbralos a decirte cualquier otro, porque es peligroso que alguien oiga tu nombre, que desde hoy va a conocer Voldemort, y lo conozco lo suficiente para saber que te querrá muerta. Nunca antes me has visto en esta casa, tu madre te dio el traslador, no yo. Si te preguntan que pasó dirás que unos encapuchados tomaron la casa y tu madre te dio esto para que te fueras mientras ella los enfrentaba... la verdad eres muy chica para esa explicación, pero bueno, no tengo tiempo de pensar como lo diría una niña. Después quiero que olvides lo que pasó. Creo que eso es todo, ahora… – Sara sacó su varita y la apuntó, pero se detuvo ante otra idea- y dale dos besos de mi parte a Sirius, el primo de tu mamá. Dos grandes y sonoros besos en las mejillas, ¿sí? Bien. ¡Inconcius!

Sara le dio la esfera y la niña dijo la clave desapareciendo.

- Señorita Parker – la llamaron desde el otro lado de la puerta. Se apresuró a abrir – ya está hecho.

- ¿Ya empezaron el registro?

- Sí, señorita.

- Bien Leithold, tenemos una pequeña sorpresa.

Sara le enseñó el cuarto con un ademán y Leithold palideció:

- ¡El cuarto de una niña! ¡Seguro ese era el nombre que gritaba! ¡Nymphadora creo que era!

- Sí, ese era – Sara sabía que todos lo habían oído- pero la niña no estaba en la casa, me tomé mi tiempo buscándola, como habrás notado.

- Si Señorita, la verdad duró un buen rato.

- La niña debe estar con su padre. Acabemos con esto.

Una hora más tarde Sara sacaba a los mortífagos de la casa, tras haber registrado ella personalmente el dormitorio de Andrómeda y haber dejado las cosas de la Orden ahí, cuidadosamente escondidas. Al salir prendió fuego a la casa en una gran explosión, cuyo origen fue el cuarto nombrado, para asegurarse de destruir todo y que no le reprocharan que si había algo después.

¿Por qué ni Malfoy ni Bellatrix habían nombrado a la niña? Le parecía absurdo que no supieran de ella, pero aún más que no lo hubieran dicho. Después de todo la que sacaba esa información era Narcisa…

Sara dio su informe a Lord Voldemort y este, lívido de ira torturó a Bellatrix y a Malfoy por su error.

Sara se había preguntado muchas veces a que se había referido Vee con que "la perdición vendría de la sangre de los Black " y además "del que menos se espera". Sara lo había pensado mucho, pero la torturaba el hecho de que no sabía si se refería a la perdición suya o de Voldemort. Los acontecimientos de ese día la hicieron pensar que seguro se refería a este último, pero de ser así, ¿sabía esa predicción desde antes a su señor? ¿Por qué había matado a Andrómeda, qué hacía ella para lo Orden? Todo lo que Sara esperaba era que la niña estuviera bien... y alguien tuviera el buen sentido de sacarla del país.

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- ¡Sirius! ¡Ven, apúrate a bajar!

- Ya voy James, no hagas tanto escándalo – Sirius bajó las escaleras de mal humor. Ese día era un año desde la última vez que había visto a Sara y ese día había salido en el periódico un reportaje sobre los trabajos, crímenes y fechorías de la chica. Sin embargo al llegar al primer piso desde donde lo llamaba su amigo su semblante se llenó de sorpresa y preocupación.

- ¡Nymphadora! – corrió hacia la niña y la abrazó – Niña, ¿dónde está tu mamá? ¿Qué paso?

- Hombres encapuchados llegaron a la casa, mamá me dio esto – la niña mostró la esfera en sus manos – y se quedó enfrentándolos.

James y Sirius intercambiaron una mirada de terror. Lily y Remus que tan bien estaban ahí se acercaron al oírla.

- No – dijo Sirius con voz ahogada – no Andrómeda.

- Nymphadora, ¿eso acaba de ocurrir? – le preguntó Lily amablemente.

- ¡No me digas así, de cualquier forma menos Nymphadora! – la niña estalló en furia al oír su nombre.

- ¿Por qué? – le preguntó Sirius sorprendido, la niña solía ser muy dulce.

- Bien señorita Tonks, ¿qué sucedió? – le preguntó James viendo con alarma lo pálido que estaba Sirius.

- No me acuerdo.

- ¡Haz un esfuerzo! ¿Dónde estabas cuando tomaste la esfera? – preguntó Remus.

- En mi cuarto.

- ¿Con Andrómeda? – preguntó Sirius.

- No.

- Pero ella te dio la esfera.

- Sí.

- ¿Y que te dijo?

- Nada... – la niña estaba muy confundida.

- Mejor vamos a ver que pasó – dijo Sirius levantándose y recogiendo su capa – Lily, ¿cuidarías de ella mientras vamos a... ayudar a Andrómeda? – no se atrevió a decir que iban a ver que había sucedido, y probablemente a recoger el cadáver de su querida prima.

- Claro.

James y Remus también cogieron sus capas, pero antes de desaparecerse la niña recordó algo y corrió hacia Sirius, obligándolo a agacharse hasta estar a su altura, y le dio dos besos, uno en cada mejilla.

- De parte de la chica de los ojos dorados – le dijo.


El camino al hospital había sido muy tortuoso para Sara, pues no se sentía bien. Se quedaba muy atrás, y caminaba apoyada en Ron, quien hacía como si no notara su debilidad y caminara tan despacio a propósito.

El hospital estaba hecho un caos total. Familias de los heridos, personas que no sabían si sus familiares estaban vivos, heridos leves esperando que hubieran curanderos disponibles. Camillas en los pasillos esperando por camas desocupadas… caras desesperadas, llenas de dolor, y miedo, miedo en el rostro de todos. Sara no pudo dejar de pensar en que sucedería si Voldemort atacara ese lugar.

Subieron rápidamente al cuarto piso, donde tenían a los pacientes críticos. Entraron en un salón de espera atiborrado, y ahí estaba un desolado Bill.

Antes de decir nada soportó tranquilamente los frenéticos abrazos de su madre y su hermana.

- ¿Cómo está? – le preguntó Sara preocupada.

- Mal – dijo Bill – parece que los mortífagos han perfeccionado el hechizo que sufrió Fleur, y los curanderos no saben que hacer. Sólo diez personas que lo recibieron llegaron al hospital, y ya han muerto dos.

Todos guardaron silencio azorados.

- ¿Nos dejarán verla? – preguntó Sara.

- No lo sé, los curanderos están como locos, el doctor Wyle, el mejor medimago del hospital está tratando de descubrir la cura, pero si quieren que por lo menos una persona se quede a vigilar a cada paciente. Como hicimos Tonks y yo con Fleur, porque no saben que síntomas va a presentar.

En ese momento llegó Fleur Delacour, que abrazó a Bill fuertemente.

- ¡Oh Bill, estagba tan preocupagda! Me llegó una lechuza de Dumbledoge diciéndome que estabas aquí.

- Estoy bien – la tranquilizó Bill – sólo tuve un rasguño.

- Creí que íbagmos a pegder el viaje, mi familia se habgría disgustado tanto...

- ¿No creerás que todavía vamos a ir, verdad? – le preguntó Bill separándola de él y sujetándola de los hombros.

- Pues sí, estágs bien, ¿no? y ya habías digcho que la Ogden se las podía argeglar sin ti unos días – Bill la miró sin creer lo que le decía y la llevó al pasillo, para no molestar a los demás que esperaban en silencio.

- Fleur, estamos en una situación de crisis – le dijo Bill remarcando las palabras- no puedo irme, y además, Tonks está muy mal.

- ¿Tonks? – ahora fue el rostro de Fleur el que se quedó helado- ¿Y qué importa? Me promegtiste ir.

- ¿Qué importa? – repitió Bill asombrado – Fleur, podría morir en cualquier momento, está muy grave.

- ¿Así que me vas a dejag plantada por ella, no?

- ¡No estoy para oír eso! – le dijo Bill - ¿cómo puedes decir esas cosas? Mi mejor amiga está herida porque fue a despedirse de mi y tu vienes a decir que no importa un comino y que nos vayamos a Francia.

- Francia no es tan peligrosa, ahí no hay ataques en los lugages públicos.

- ¡Por ahora! Si la Orden no detiene a Voldemort rápido – los magos que alcanzaron a oír sus palabras se estremecieron – atacará en el resto de Europa.

- No me integresa nada de eso, lo que veo es que lo que sospechaba es verdad: te impogta más esa estúgpida mega-meta-morfo que yo.

Bill no le respondió. No podía creer que realmente estaban teniendo esa discusión cuando en el salón de la par habían decenas de personas esperando noticias sobre sus seres queridos, y unas puertas más allá agonizaba Tonks.

- Miga Bill, no voy a quedagme aquí en Inglaterra aguantando peligros. Mamá puede que tenga razón después de todo. Tu eges lo único que me ata a este hogible país, así que escúgchame bien: o te vienes conmigo o me voy sola y me quedo en Francia. No voy a quedagme aquí esperando a que esa mujer se muega.

- Ella te cuidó mientras estabas tu en su lugar...

- ¿Y? Ella no tenía nada mejog que hacer.

- Vete – Bill la soltó y se alejó de ella.

- ¿Qué?

- Ya me oíste, vete. No voy contigo.

- Pego Bill...

- ¿Me diste un ultimátum no? Ahí tienes mi respuesta.

- ¡Bien! – Fleur estaba totalmente encolerizada y gritó tan duro que salieron personas de los salones para callarla- ¡Después de togdo mamá tiene razón! Me magcho y no esperes oír de mi de nuevo. Quédate con tu hogible fenómeno de pelo color chicle que de por sí está que se muege por ti. Eres un ingenuo Bill Weasley, no me digas que no lo has notagdo. Pues bien, quédate con ella, tu eges el que sale perdiendo, ella nunca va a dagte lo que yo podría. ¡Hasta nunca Bill!

Fleur se fue con el paso más digno que le fue posible, y Bill no trató de detenerla.

En el salón de espera, Ginny, Hermione y Sara intercambiaron una mirada de triunfo, mezclada con un horrible sin sabor: ¿de que servía que Bill ya no estuviera con Fleur si Tonks moría? Ninguna lo dijo, pero todas lo pensaron.


- ¡Una niña! ¡¿cómo es posible que no supieran sobre una niña?!

Sara no podía negar que había disfrutado decirle a Lord Voldemort que la casa tenía todas las señas de que el matrimonio Tonks tenía una niña, pues le había visto enfurecer como pocas veces, e iban a ser Malfoy y Bella quienes pagaran su furia. Claro, después sería Narcisa... tenía que encontrarla primero.

Cuando la encontró estaba sola y temerosa, encerrada en la habitación de Bella. Sara esperó que Lord Voldemort la entretuviera mucho rato, porque si Bella la encontraba ahí habría muchos problemas.

Sara entró y Narcisa levantó la vista temerosa.

- Mira Narcisa – le dijo Sara directamente y usando su nombre de pila pues no soportaba decirle a nadie Black, dolía demasiado – no juegues conmigo. Creo que sé lo que hiciste y puedo ayudarte. De hecho voy a ayudarte, por las buenas, o por las malas.

Narcisa estaba algo atontada, así que Sara le preguntó:

- ¿Estás bajo la imperius? Sí, ya lo sé, ¡finite incantatem!

Narcisa volvió a la normalidad de golpe:

- ¡No necesito tu ayuda, Parker!

- Te dije que no jugaras conmigo, ya sé que tu familia y yo tuvimos ciertas diferencias hace un tiempo y tu y yo más que ningún otro, pero nunca te reproché lo de Malfoy, y viéndote ahora creo que debería darte las gracias. Sé que has estado bajo el imperius de ese par de víboras que se aprovecharon de que Andrómeda todavía confiaba en ti para espiarla y ganar crédito frente a Lord Voldemort. ¡No te estremezcas por su nombre, después de todo va a ser tu señor cuando te cases con Malfoy! Sé que te has dejado por que eres una persona débil, estás enamorada del canalla de Malfoy y le tienes miedo a tu hermana mayor, porque siempre has vivido bajo sus órdenes. Pero también sé que pudiste pelear con la imperius para ocultar lo de la niña. ¡Sí, se que le tienes mucho cariño a la mocosa, pero no sé porqué ni me importa! Sé que tienes un sentido maternal desmedido, y la verdad no lo entiendo, pero lo he visto antes, mi mejor amiga sufría de eso. Sé todo esto y voy a cubrirte, pero no pienso hacerlo de gratis.

- ¿Qué quieres? – le preguntó secamente Narcisa.

- Quiero saber porqué querían matar a Andrómeda.

- No lo sé, nunca me dijeron…

- ¡No juegues conmigo que puedo cambiar de opinión! – gritó Sara con violencia- tal vez no te pidieron algo, pero tu la estabas espiando… así que sabes que hacía.

- No lo sé muy bien. Andrómeda no hablaba sobre la Orden, pues sabe de mis relaciones con Malfoy. Pero supe que estaba en ella cuando fue el ataque a la base de los mortífagos. Ella era como una especie de puente de información. Vivía en terreno neutral, en un barrio muggle y parecía haber renunciado al mundo mágico. No era una persona popular, nosotros la sacamos de la familia desde que se casó con ese idiota de Tonks y no tenía muchos amigos en Inglaterra. Sin embargo era la conexión en Francia desde hace un año –Sara sonrió tristemente- y en su casa se podían dejar mensajes y direcciones sin peligro, aparentemente.

- ¿Sirius era quien la había involucrado en esto?

- Sí, él era su contacto con la Orden. Por alguna extraña razón Andrómeda siempre le tuvo cariño a nuestro primo.

Sara pensó en lo horriblemente culpable que se debía estar sintiendo Sirius, ¿y si además adivinaba que había sido ella? El lugar estaba todo quemado, así que era probable que lo supiera… bueno, ahí estaría el idiota de Potter para consolarlo.

- Bien – dijo Sara acercándose a ella – la niña está a salvo de momento. Puedes respirar tranquila, pero Voldemort sabe sobre ella y no creo que deje pasar la oportunidad de matarla. ¿Qué crees que van a hacer para protegerla?

- Mandarla a Francia –contestó Narcisa sin dudarlo – Sirius se encargará de ello.

- ¿Estará segura en Francia? ¿Le has dado a ellos las direcciones de los contactos de Andrómeda allá?

- No.

- Eres una idiota Narcisa. Puedes luchar contra la imperius pero prefieres quedarte ahí, dominada por completo, sin ser dueña de tus acciones. Vete de aquí, sólo salte de esto.

- No puedo.

- ¿Por Malfoy? Narcisa no vale la pena… – Sara se interrumpió, nunca iba a convencerla– vamos a hacer esto, ven acá. Voy a borrarte de la memoria cualquier vestigio sobre la niña. Te harán pasar un mal rato pero no podrás decir nada, y verás que si no lo dijiste fue por incompetencia, no por rebeldía a la causa. También borraré esta conversación, por supuesto y las direcciones de los contactos de Andrómeda.

- Pero...

- Sin pero – le dijo Sara bruscamente – es eso o te mato para que no puedas decir nada. Hay muchas formas de justificar una muerte inesperada. No te mato sólo porque sé que en realidad no eres mala, sino tonta y cobarde, pero aún podrías salvarte.

Sara tomó a la cabeza de Narcisa en sus manos y realizó el trabajo que le había dicho. Desapareció rápidamente, dejando a Narcisa sola y muy confundida.

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Sirius había interrogado a Nymphadora decenas de veces antes de mandarla rumbo a Francia, pero no había sacado nada en claro.

La niña no recordaba quien era la dama de los ojos dorados, lo único que sabia es que ella le había mandado dos sonoros besos, uno en cada mejilla.

Los pedazos de recuerdos de Nymphadora no formaban nada, y eran bastante incoherentes. Dumbledore había dicho que la niña sufría un trauma por lo sucedido, y Sirius no podía culparla, el aspecto de la casa cuando llegaron era desolador, y el cadáver de Andrómeda estaba calcinado.

"La chica de los ojos dorados" ¿Había estado de verdad Sara ahí? Era la única mujer con lo ojos verdaderamente dorados que conocía. Pero, ¿si había visto a Nymphadora, por qué no la había matado? Y si el cadáver de Andrómeda estaba en su cuarto, ¿cómo había subido Nymphadora hasta su propio cuarto para desaparecer? A pesar de tener sólo tres años, los recuerdos de la niña estaban demasiado incompletos.

Estaba casi seguro de que Sara estaba ahí, y de que ella la había dejado ir. Cómo había llegado a esa teoría no le era muy claro. Los recuerdos confusos de Nymphadora le hacían pensar en la facilidad con que Sara manipulaba las mentes humanas, y además la niña estaba segura de que la chica de los ojos dorados le había mandado a Sirius dos besos, aunque no podía recordarla. Habían otras cosas. Esa sensación de conexión que no sentía desde hacia mucho tiempo se hacia presente en aquella casa, y la había sentido al abrazar a Nymphadora cuando esta apareció después del ataque. Era muy leve (–como la que Sara había sentido al tocar las cartas que Sirius le había mandado-) pero le hacía pensar casi con seguridad de que había estado ahí. Y el aroma, el aroma en la ropa de la niña, ese perfume tan particular... el único perfume que Sara usaba.

Cuando le expuso sus pensamientos a James este se rió un poco, pero Sirius estaba seguro de que lo había visto con un poco de lástima.

- Si Sara hubiera visto a Nymphadora la habría calcinado sin dudarlo. Creo que ese reportaje que salió sobre ella te afectó mucho, amigo. Deja de pensar en eso, después de todo, la niña ya está a salvo en Francia.

- Yo debería encargarme de ella.

- Y eso hiciste, sabes que no podía quedarse aquí, además, ¿te imaginas de papá?

- ¡Hey, creo que lo haría bastante bien!

- Sirius Black, padre de familia. La verdad no me lo imagino.


Ya había pasado casi una semana, y aunque los curanderos no estaban tan alarmados como a un inicio la condición de Tonks seguía siendo crítica. No empeoraba, pero tampoco mejoraba. Era una estabilidad por demás inquietante.

Sara casi no salía del hospital. Ella misma no se sentía muy bien, pues aunque Dumbledore le había dicho que la poción la haría muggle por un día no le había dicho que sus poderes le volverían lentamente, lo que la torturaba terriblemente, pero daba tiempo a que Voldemort pensase en otras cosas y Sara no fuera un peligro para el chico.

¿Dónde estaba Harry? Era una intriga para Sara, nadie había querido decírselo. Sabía que estaba mejor, pero que tenía que reponerse del horrible trance que había pasado. Ni siquiera sus amigos sabían a ciencia cierta donde estaba, pues Dumbledore esperaba poder instalarlo en el "lugar más seguro para él en el mundo" pero estaba teniendo problemas para ello.

Sara pasaba todo el día en el hospital, la mayor parte del tiempo en compañía de Bill, quien no se separaba de Tonks a menos que fuera totalmente necesario. No había vuelto a mencionar a Fleur siquiera, y nadie le había preguntado por ella. Sara se preguntaba a menudo si le había creído a Fleur cuando esta le dijo que Tonks estaba que se moría por él... tal vez no la manera más correcta de expresarse tomando en cuenta la situación de Tonks en aquellos momentos.

La señora Weasley le insistía a ambos para que dejaran el hospital, porque otras personas podían ocuparse de velar por Tonks, pero ninguno de los dos quería hablar de ello. Bill se sentía culpable de lo sucedido, y Sara se negaba rotundamente, pues consideraba a Tonks como familia. Nadie la hizo entrar en razón, a pesar de lo débil que se veía a falta de sus poderes. Las chicas y Ron lo intentaron sin resultado, el señor y la señora Weasley también y el mismo Dumbledore, pero Sara no hizo caso a ninguno y les decía que si de verdad querían mandarla a una casa, donde estaría tan inquieta que se agotaría mucho más que estando tranquilamente sentada junto a la cama de su amiga.

La verdad Sara hacía verdadero caso sólo a cuatro personas, y ninguna estaba ahí para decirle que debía preocuparse por ella también. La luna llena había empezado el día siguiente el ataque, todos los mortífagos estaban muy inquietos, Harry estaba convaleciente y Draco en Francia. No había nadie a quien Sara obedeciese.

Dos personas más murieron a lo largo de esa semana, pero ellos todavía tenían esperanza. Tonks era en definitiva la que estaba mejor de los pacientes críticos, lo que los curanderos atribuían a la capacidad de su cuerpo de adaptarse.

Bill tenía toda su preocupación en ella, pero Sara tenía varias y creía que se iba a volver loca. A parte de Tonks, que era la que ocupaba todo su tiempo, le preocupaba Harry, y se sentía culpable de lo sucedido. No sabía como estaba, o donde.

Le preocupaba Snape, pues no había tenido noticias de él y sabía que estaba en su peligroso papel de espía, y ella tenía miedo por él.

Le preocupaba Draco, quien no le había escrito más que una vez en toda esa semana, lo que no era muy normal.

Pero sobretodo, le preocupaba que podía estar planeando Voldemort para atraerla a él. A quienes podía dañar, ¡no, no! Era terrible.

Sara dormía poco y comía aún menos, y Dumbledore no dejaba de estar preocupado por eso, pero Harry era su mayor preocupación. Esa posesión por parte de Voldemort había sido muy peligrosa, y había decidido que una vez reestablecido le induciría a un estado de occlumencia artificial pero seguro mientras aprendía a manejar bien la occlumencia por sí mismo. Pero antes de esto necesitaba ponerlo seguro, y ni si quiera Hogwarts era tan seguro. El lugar más seguro del mundo era sólo uno, y Sara lo conocía.

Para extrañeza de todos en el hospital, Sara salió ese día al mundo muggle. Le dijo a Bill que iba a buscar algo de comer muggle, pero en realidad estaba buscando un poco de señal, sacó su celular y marcó el numero decidida.

- Buenas, ¿se encuentra Petunia Dursley?

- Sí, un momento.

Oyó como la llamaban y ésta preguntaba:

- ¿Quién es, Ivonne?

- Una chica.

- Contestaré en mi habitación.

Sara esperó pacientemente.

- ¿Sí?

- ¿Señora Dursley? Disculpe que la llame, soy yo, Sara Black.

- Sara, yo…

- Lo lamento, ya sé que no estando Harry ahí no debería llamar, pero tenía que.

- ¿Es esto por lo de Harry?

- Sí. Por favor señora Dursley, se lo ruego: acéptenlo.

- ¡Dumbledore quiere que lo aceptemos junto con a una bruja que va a cuidar de él todo el tiempo!

- Es necesario… es el único lugar en que estará seguro. Por favor, hagan esto por las buenas.

- ¿Es una amenaza?

- No, y no quiero que lo sea. Que Harry esté así es mi culpa, y si en su casa es el único lugar en que estará seguro haré todo lo que esté a mi alcance para ponerlo ahí.

- Pero Sara... ¿por qué Harry están importante para ti?

- ¡Mi padre murió por defenderlo, por protegerlo y ahora YO le estoy haciendo daño!

- ¿Tu padre?

- Sí, Sirius Black no perdonaría a nadie que le haga daño a su ahijado o que le niegue una mano. Sé que a usted le importaba mucho mi padre, por favor, hágalo por él ya que Harry no le importa nada.

- Pero Vernon…

- Por favor, medítelo. No será mucho tiempo y le juro que serán muy discretos. Sé que esto va a conmocionar su vida familiar pero por favor, piénselo.

- ¿Y si no…?

- Si no, ya veré que hago.

Sara colgó en ese momento. No sabía si lo que había hecho estaba bien, pero no se lo cuestionó. Si funcionaba Harry estaría a salvo. Volvió al hospital y se sentó junto a Bill, quien miraba con expresión ausente a Tonks. Otro día más de esperar…


¡Espero que les haya gustado! Espero sus comentarios…

El próximo capítulo se llama… tanananán… ¡LOS EVANS! Así que para los que estaban intrigados de qué había sucedido, ahí lo van a tener. Esa es la buena noticia, ahora va la mala. Tengo examen el sábado, así que es probable que no pueda publicar hasta el sábado en la tarde, porque pasaré todo el miércoles, jueves y viernes estudiando.

Ahora sí, contesto sus reviews:

New Krad: ¡Hola! Me alegra que te haya gustado tanto mi historia!!!! Espero no causarte problemas con tu jefe… Gracias por leer mis otras historias también. Me alegra que te guste tanto y la verdad es que sí es algo difícil manejar los planos al inicio pero luego te acostumbras y sale natural. Ya estoy preparando la historia de los 300, pero aún falta rato para llegar.

Blanca: ¡Hola! ¿Los imprimiste? ¡Sí es un montón! Gracias por los halagos, ya me sonrojaste… Gracias por valorar tanto mi trabajo de verdad, porque me ha llevado mi rato hacerlo. A mi me pasa un poco que se me enreden las verdaderas historias de JK con todo lo que leo en fanfiction. Sí que me cae mal Dumbledore, y si no fuera porque es tan importante le habría hecho algo más¬¬ Lo de la moto me encanta verlo presumir, y las conversaciones de Sara Black y Remus me encantan también. Me encanta que hayas apreciado la personalidad de Sara Parker, porque esa es precisamente mi idea: tiene un gran corazón pero dedicado a muy pocas cosas, como Ash dice, lo entregó muy joven a Sirius. Y las sorpresas… sí, hay muchas. Espero segur viéndote por aquí!

Angie Crowe: Gracias por el review!!!! Me alegra que te gustara y espero que se componga tu PC.

Julieta BlackPotter: La pareja de Bill y Tonks a mi me gusta mucho, y le da cierto interés a la parte de ella que estaba algo falta de romance. Y tienes toda la razón sobre lo de Gringgotts como habrás visto. Aquí está Sirius de nuevo… espero que te guste. Besos

Bella Blackvad: Pues se trataba de Snape, la verdad falta rato para lo de Peter. Snape ama demasiado a Sara Parker, pero nunca será correspondido, como bien sabes. Aquí está Sirius, aunque muy poco… Bueno, no sabes si Snape pueda decirle a Sara eso. Yo misma me asombro de los de cuarenta chaps, ¡y ni que decir de pensar en 300 reviews! Ya pasamos dos terceras partes de la historia… Lo de Tonks, pues ella me encanta, y es que le puse atención al detalle en el libro de que él va a pelear con Bella porque vence a Tonks y pensé que tal vez ella se podía sentir culpable, y también pensé que si era hija de la prima favorita de Sirius tenía que tener algún tipo de relación con él. Lo de la posesión y tratar de tomar a Sara es importante, medítalo bastante. Más adelante se ve que era lo que Voldemort estaba tomando de Gringgotts. Claro que entiendo tus ideas, y tranqui, Draco se acerca… y lo de Sara Black respecto a él, jeje… también. ¿Hay un baile pendiente, recuerdas? ¡Nos vemos!

Victoria Guerra: ¡Hola! Ya se te echaba de menos, espero que te haya ido bien en el viaje, me alegra que te gustara, aquí hay un poco de Sirius, espero que te guste, nos vemos!

Loly: ¡Hola! Me alegra que te haya gustado la historia, espero que la sigas leyendo, yo también me preguntaba siempre por lo de la hija, de hecho en un inicio estaba planeando esta historia sin la muerte, así que era muy divertido y muy emotivo que se encontraran, pero bueno… JK cambió los planes.

Amsp14: ¡Hola! ¿Cuándo publicas Si tu me miras? Apúrate con esa ¿sí? Y yo con la 5 parte pues no sé… de aquí a que tenga tiempo para esa…

Trixi Black: ¡Hola! Amiga vieras que creo que hice algo mal porque creo que no publiqué la historia. Por otro lado, veré como satisfacer tu capricho, pero tienes que esperar mucho tiempo…

Aiosami: ¡Hola wapa! ¿No contesté tu review? ¡Qué extraño, mil perdones! Seguramente no me llegó… bueno, me alegra que sigas la historia. La charla de Severus y Sara es mi conversación favorita entre ellos, y es del poco desahogo que Sara va a tener… La pulsera, bueno… ¿a que las chicas son perceptivas? Nos vemos!

Andrea: ¡Hola! Pues tienes toda la razón al decir que hay muchas oportunidades con los Blacks, y precisamente fue después de escribir esa profecía que inventé el nombre de la historia, pues todos los Black son importantes, menos Regulus creo… Bill seguía en Gringotts, era su último día antes de marchar. No he terminado la quinta parte, y no sé cuando podré terminarla. Ya leí lo tuyo, tengo que mandarte los comentarios, está muy bien escrito pero la situación no estoy muy segura de entenderla. Espero que hayas adelantado el primer capítulo. No creo poder darte cita, tengo dos semanas de miedo así que no sé como voy a hacer para seguir mi vida cibernética. ¡Nos vemos!

Valeska: ¡Hola! ¡que bien que te parezca tan magnifico como un Rowling el chap! Me halagas demasiado… Sí, lo de Snape es muy tierno, y bueno, Sirius aquí salió de nuevo, y me alegra que te guste la historia alterna. Espero que te guste el chap. Chao!

EmmaFrost-RB: ¡Hola! Espero que este sábado puedas encontrar el chap, no sé si ya habré podido publicar cuando entres. Bueno, es normal que te gusten más unas partes que otras, yo lo escribo y me pasa lo mismo. Me alegra que se te haga interesante. La traición la necesitaba pronto para que se diera esa conversación y sí que es un discurso larguito… Sí, aquí está Sirius, que lindo como lo extrañan… ¡Besos!

Leo Black Le-fay: ¡Hola wapísima! Pues sí que hace años que no nos vemos en el MSN, pero es que casi no tengo tiempo de nada, y estas dos semanas que vienes tengo 4 exámenes, así que creo que me veré todavía menos, si eso es posible. Espero que te haya ido bien en el inicio de clases. Estoy bien pero con mucho trabajo. No me olvidaré de actualizar nunca, o al menos eso espero, me alegra que te gustaran ambas partes del capítulo. Se ve en una comunidad que se llama algo así como AnimeAwards, creo. Besos y nos vemos!

Ariadna Creta: ¡Hola preciosa! Te contesto tus dos reviews. Review #1: Espero que estés bien, y perdón por el retraso… (el de ese día y el de hoy). Narcisa sí me sirve mucho de víctima, más adelante verás porqué. No, las amigas de Lily no eran unas ineptas, no tuvieron posibilidad de defenderse, a una Sara solo se le apareció al frente y la mató, y la otra cuando pelearon Sara no la pudo congelar con la varita, tuvo que usar sus poderes, de los que es bastante difícil escapar. La rata volverá a salir, Vee ya no… hizo su parte, la profecía. Los Longbottom tenían que salir, Neville es parte de la profecía. Aquí hay algo más de Bill, Fleur y Tonks. ¡Por favor no me mandes un crucio! Ya en este sale nuestro niño… ¡Ya sé cual era la sorpresa! Espero verlo publicado pronto… Review 2: Me alegra que te guste el equilibrio de bandos, aunque en este momento hay más traidores con Voldy que con Dumbledore. Sí que hice sufrir a Snape ¿verdad? Lo de la rata…jeje… ya lo verás, hay un chap sobre eso. ¡Que bien que te gustara esa frase, a mi me encantó como salió! En cuanto a lo de Sara Black y Draco, pues tendrás que esperarte un poco y ¿yo, dejar ser feliz a un personaje? Bueno… no lo creo… No a un Black, pero ya veremos, tal vez los dejo un ratito (¿recuerdas lo que le dice Sirius a Sara sobre la suerte de los Black) Pobre Harry, sí que fue muy doloroso. Y aquí sabrás que pasó con Bill. Chao!

Ahora sí, me despido. Nos vemos la otra semana y deséenme suerte en los exámenes.

Sara Fénix Black