¡Hola a todos!
Gracias por sus buenos deseos, ya hice dos exámenes y creo que me fue bien en los dos… creo. La otra semana tengo dos más enormes, y tengo dos exposiciones la siguiente, así que no sé si podré publicar viernes o sábado.
Bueno, este es el esperado capitulo sobre lo que pasó realmente con los Evans, espero que les guste, además hay una sorpresa en el plano de Sara Black.
Los personajes no son míos, pertenecen a JK Rowling y compañías asociadas.
Espero que disfruten el capítulo.
Los Evans
¿Cuánto tiempo había pasado? Unos seis meses desde la muerte de Andrómeda, no estaba muy segura.
Sara estaba sola en su habitación, pensando desesperadamente qué hacer. Lord Voldemort quería exterminar todos los familiares de todas las personas de la Orden y de la célula.
Sara tenía la lista en la mano. No era precisamente larga. El papá de Potter había muerto el año anterior. La familia de Sirius no contaba, pues eran partidarios del Señor Oscuro. Estaban los Longbottom, que se encontraban muy bien refugiados, pues nadie sabía de ellos, se decía que no estaban en el país, pero Sara no se molestó mucho en buscarlos, sino que mandó a Leithold y otro de los mejores de su grupo a buscarlos. En ese momento le interesaban los que ya tenía ubicados, y a los que no quería matar por nada del mundo: los Evans.
Había recibido la orden como siempre, sin preguntar, sin rebatir... pero no sabía que hacer. No se atrevía a matarlos, siempre habían sido muy buenos con ella. Todavía recordaba cuando Sirius la había llevado ahí por primera vez. Recordaba al amable y simpático señor Evans que vivía fascinado con la moto de Sirius, la discreta señora Evans y la susceptible Pet.
¡Pet! Tal vez esa era la solución. De momento tenía orden de matar a los Evans, pero Pet ya no era una Evans, sino una Dursley, hasta donde sabía. El día que había dejado a Sirius y a Alice había estado hablando con Remus de que iba a casarse con aquel idiota de Vernon Dursley. A la querida Pet le encantaba Sirius aunque se hubiera pegado un tiro antes de admitirlo. Tenía que matar esa noche a los Evans, destruir la casa Evans (¡Cómo iba a destruirla después de los maravillosos momentos que había pasado ahí con Sirius! Ahí, donde él le había regalado aquel zafiro, esa Navidad...) y elevar en el aire la Marca. No tenía mucho tiempo. ¿Qué hacer? No podía acercarse a la casa y sacarlos de ahí, si la veían no tardarían en gritar y comunicarse de alguna manera con Lily, estaba segura de que su hija no los había dejado desamparados, aunque tampoco debió dejarlos vivir ahí, sabiendo que ella conocía el lugar, pero bueno, ¿quién iba a pensar que los iban a atacar?
Pet, sí, iba a buscar a Pet, era lo suficientemente idiota para no estar preparada y no desaparecerse ¡oh sí, ya tenía una idea!
Salió rápidamente sin más excusas que iba a prepararse para ese día en la noche. Buscó un directorio hasta que encontró lo que buscaba: Vernon Dursley y señora, Yokshire, st 789, #7.
Sara se puso en camino de inmediato, y cuando estuvo frente al número 7 tomó aire y se apareció dentro.
Petunia Dusrley gritó con fuerza al verla y Sara, riendo cruelmente chasqueó los dedos y la paralizó.
- ¡Hola Pet!, ¿cómo estamos? Tanto tiempo… No pareces muy feliz con mi visita – comentó Sara- pero tranquila, no estoy aquí para matarte... todavía.
- Vete –dijo la mujer con voz temblorosa.
- Me iré cuando lo considere conveniente. De hecho, no puedo quedarme mucho rato, porque voy a ir a matar a tus padres hoy en la noche.
Petunia empezó a gritar más fuerte que antes, y Sara le impuso un silencio.
- Sí, es una lástima, tus padres daban unas fiestas excelentes. ¿Recuerdas cuando Sirius me llevaba a ellas y tu te ibas con el idiota de Vernon? Era muy divertido, y hablando de él, ¿dónde está? ¡CONTESTA!
- En Mallorca. Negocios.
- Ah, ya – dijo Sara sintiendo una gran alegría, iba a ser más fácil – mira chica, como te dije me gustan tus padres y voy a lamentar matarlos. No quiero que le digas a nadie que estuve aquí, y dudo que lo hagas, estás temblando como un conejo. Me iré y no creo que tengas tiempo suficiente para ir donde tus padres y sacarlos de ahí.
En ese momento Sara sintió que su señor la llamaba. ¡Maldita sea, no iba a tener tiempo! Tenía que hacerlo rápidamente, no como lo había planeado.
- Mira, tengo que irme más rápido de lo que creía, así que te voy a decir algo. No vayas donde tus padres, no hay tiempo. Llámalos, sácalos de esa casa y que se vayan largo, muy largo, haz que se cambien el apellido, que pasen por encubiertos, lo que sea. No le digas a nadie que yo te dije esto o te advertí. Si me entero que lo hiciste te arrepentirás. Cumplo siempre mis promesas, así que ya sabes: ¡A nadie! Y apresúrate, que no hay mucho tiempo.
Sara se desapareció para reunirse con su señor. Petunia Dursley sentía que se iba a desmayar. ¡Ella no podía hacer todo lo que Sara le había dicho! ¿Por qué confiar en ella? ¡Si Vernon no hubiera botado aquella bola de cristal que le había dado Lily! ¿Pero que podía hacer? ¿En quien podía confiar?
Tenía que ir a buscar a Lily. Ella le había prometido a Vernon que rompería relaciones con su hermana, pero era una emergencia. Por dicha su hermana no vivía tan lejos y Vernon no estaba.
Cuando llegó a la casa su hermana no estaba, y tampoco su horrible esposo. Sin embargo la casa no estaba sola.
- ¡Pet! ¿Qué sucede?
Una semana completa. Sólo quedaban cinco pacientes críticos, y Tonks era uno de ellos. Sara y Bill seguían en el hospital y cada día iba alguien más a acompañarlos. Sara no estaba bien, aunque se esforzaba en demostrar lo contrario. Sus poderes volvían a ella con cuenta gotas y seguía sin comer ni dormir bien.
Ese día Bill había tenido que ir al banco, los gnomos traidores no eran todos, y se había aniquilado a la mayoría de ellos el día de la batalla, pero habían saqueado algunas cámaras y había que hacer una minuciosa revisión. Bill no había querido ir, pero Sara lo había convencido. Estaba sola en la habitación de Tonks, y la miraba distraídamente. Los curanderos habían dicho que esos tres días eran críticos, y que ya debía mostrar algún signo de mejoría (una manifestación de sus poderes o de algún tipo de energía), o quedarían muy pocas esperanzas.
La puerta había quedado cerrada al salir Bill y Sara escuchó que llamaban. Se levantó para abrir, pero cuando se levantó se sintió mareada y se descompuso.
No supo cuanto tiempo tardó en volver en sí, pero sabía que la habían hecho tomarse algo para dormir. Cuando abrió los ojos se encontró en una blanca y linda habitación, que no le era conocida. Estaba acostada en una cama de sábanas blancas, y alguien la miraba tranquilamente, sentado en la orilla de su cama y sosteniendo una de sus manos.
- ¡DRACO! – gritó Sara levantándose para darle un fuerte abrazo que él correspondió al tiempo que reía – pero, ¿cómo, cuándo…?
- Hola Sara, tanto tiempo – le dijo separándola de él y acostándola de nuevo – tranquilízate que no quiero que me saquen de aquí.
- Pero… ¡qué feliz me hace verte! ¿Cuándo llegaste?
- Ayer.
- ¡Ayer! ¿Por qué tardaste tanto en venir?
- Vine apenas llegu
- Pero…
- …y te encontré descompuesta en la habitación de Tonks.
- ¿Quieres decir que llevo dormida…?
- Unas 18 horas más o menos.
- ¡Imposible!
- No, más que posible. Ahora señorita, ya que dormiste bastante, ahora vas a comer.
- No tengo hambre.
- No me importa.
- ¡Pero Draco! – le dijo Sara en tono de reproche pero el chico la ignoró y salió, volviendo de inmediato con una bandeja.
- Esperaba venir y encontrarte preocupada, y tal vez un poco histérica, pero no muerta de hambre. Cómete esto. No es comida del hospital, le pedí a Dobby que te la hiciera. Come y mientras tanto puedo complacer tu curiosidad.
Sara iba a replicar, pero sabía que no valía la pena. Conocía ese tono decidido de Draco, el mismo que adoptaba cuando ella se comportaba como una niña.
- Está bien, pero no te prometo comérmelo todo. Ahora ven y cuéntame.
- No hay mucho que contar – le dijo Draco sentándose junto a ella de nuevo- el día del ataque supimos la noticia en Francia, y Dumbledore me escribió para decirme que tu estabas bien pero que Tonks estaba muy mal. Desde ese día empecé a molestar a Madame Máxime y a cuanta autoridad francesa hay para que me dejaran salir del país y venirme para acá. Lo conseguí con ayuda de la familia con la que estuvo más tiempo Tonks es Francia, y a penas ayer pude venirme. No es nada fácil viajar en el mundo mágico.
- ¿Pero por qué te viniste?
- Mi prima se está muriendo – Draco la miró con el ceño fruncido y le dijo– no estás comiendo.
Sara comió un poco.
- La verdad Dumbledore no quería que me viniera, y no lo hubiera hecho de no ser porque me dijiste que Tonks estaba moribunda. Cuando yo estaba pequeño Tonks vivió un tiempo con nosotros… ¿no lo sabías, verdad? Sí, un tiempo en que mis padres no estaban juntos ¿de eso ya te había contado, verdad? –Sara asintió- y yo me enfermé terriblemente. Nadie pudo averiguar que tenía en realidad, y Tonks se quedó conmigo mucho tiempo. Mamá me cuidaba también, pero ella era en especial cariñosa. Pero cuando papá se enteró que yo estaba enfermo de muerte presuntamente volvió y echó a Tonks de la casa, porque a pesar de ser sobrina de mamá era de sangre mezclada. Tonks hizo hasta lo imposible por quedarse conmigo pero la mandaron para Francia.
- Ya veo – dijo Sara que oyendo a hablar a Draco había estado comiendo casi sin notarlo - ¿y cómo está?
- Los curanderos siguen esperando un signo de mejoría en estos dos días…
- ¿Está Bill con ella?
- No, Bill estuvo aquí anoche. Ni la cámara de los Black ni la de los fénix fue saqueada, así que tu dinero está a salvo.
- ¿Y las del resto?
- La de los Weasley no, obviamente, no iban a encontrar mucho para saquear…
- ¡Draco!
Draco se rió y siguió numerando:
- La de Potter creo que tampoco, aunque no estoy muy seguro, y la mía no. Era difícil, porque los Malfoy, los Black y los Potter son familiar muy viejas y las cámaras están aparte, en el nivel siete. Creo que las de los fénix también.
- Sí – dijo Sara – pero entonces, ¿quién está con Tonks?
- Granger y la chica Weasley.
- Oh, yo debería…
- Terminar tu comida y descansar.
- ¡Dormí casi 18 horas!
- Sara, sinceramente cuando te vi me asusté. No puedes seguir a ese ritmo, no tiene sentido que te mates del hambre y te obligues a pasar sueño.
- ¿Y supongo que tu me lo vas a impedir?
- ¿Ya terminaste la comida? Bien, ya comiste, ya dormiste: es hora de hablar.
- Creo que eso hemos estado haciendo.
- Sara, tu no eres de las personas que se matan de hambre por mejorar la figura, tal vez porque no lo necesitas, pero eso no es el punto. Encontraste otra forma de torturarte ahora que no tienes aquí ni el diario ni el álbum y eso tiene un único significado: algo te preocupa.
- Draco…
- Algo te preocupa y no has hablado de eso con nadie, ¿o me equivoco?
- No sé por qué crees que me conoces tan bien – dijo Sara evitando su mirada.
- Por que lo hago. Por ejemplo sé que te quitaré un gran peso de encima al decirte que ya llevaron a Potter a casa de sus tíos.
- ¿De verdad? – le preguntó Sara mirándolo con los ojos brillantes.
- Sí, Dumbledore vino a decírtelo anoche. Su tía parece que habló con él, está en la casa muggle y va a volver en poco tiempo.
- ¿Entonces Harry estará bien?
- Claro que sí. Potter siempre se libra de todo – dijo Draco con una mueca de desprecio- no tienes que sentirte mal por lo que pasó. No fue tu culpa. Contigo o sin ti el Señor Oscuro va a fastidiar a Potter hasta el último día de su vida.
Sara no dijo nada, pero Draco se inclinó sobre ella y le levantó la barbilla con la mano.
- Vamos a ver, ¿qué más te preocupa?
- Yo… – antes que se diera cuenta Sara le había dicho todo lo que la había torturado durante esos días. Era un alivio, justo como cuando todavía estaban en Hogwarts y ella hablaba con él antes de irse a dormir. Draco la escuchó atentamente, como siempre, y la hizo sentirse un poco mejor.
- No sabes lo que significa para mí que estés de vuelta – le dijo Sara – me hiciste mucha falta.
- Bueno, ya estoy aquí – le dijo Draco levantándose – ahora descansa un rato. Voy a quedarme con Tonks. Cuando vuelva Bill vendré a verte de nuevo.
Draco le sonrió y salió de la habitación. Sara estaba demasiado cansada y feliz para notar que se había ido justo en ese momento de la conversación.
Draco entró en el cuarto de Tonks, ignorando a Hermione y a Ginny, que estaban sentadas en un par de sillas hablando en voz baja. Se sentó a la cabecera de la cama y miró a su prima con aire ausente. Él le tenía cariño a muy pocas personas en el mundo, pero sabía que su madre le había tenido mucho cariño a Tonks, y la verdad, era una de las pocas personas a quien él se lo tenía, aunque no estaba muy seguro por qué.
Las chicas también lo ignoraron y siguieron con su conversación.
- Vendría en menos de una semana.
- Pero a como están las cosas ¿crees que de verdad venga?
- Me lo había prometido, no lo sé.
- Pero Hermione, con los ataques y todo puede que se arrepienta.
- Tal vez sería mejor, ya que no vamos a deshacernos de Ron de ninguna forma…
- ¡Hey, ustedes dos! –les dijo Draco- ¿no creen que podrían ir a hablar a otro lado?
Las chicas lo miraron fríamente y él comentó como si no lo notara.
- Dudo que Krum venga con los ataques, sus entrenadores no lo dejarán, es demasiado valioso. Pero de cualquier forma tengo las inscripciones de Weasley y Potter en el campamento de jóvenes aspirantes a aurores para esas fechas como me pidió Sara. Claro, no creo que Potter pueda ir, pero no creo que tengan problemas para arreglarse. Aclarado ese asunto, pueden quedarse en silencio o marcharse a cotillear a la cafetería.
- ¿Cómo te atreves a…? – empezó a decir Hermione, pero un brusco movimiento de Draco la hizo callarse. Draco se había levantado y había acariciado suavemente el pelo de Tonks, y después con un poco más de violencia.
- ¡Vayan a buscar a un curandero!
- ¿Por qué? –preguntaron ambas.
- Miren su cabello.
Draco sostenía un mechón de pelo negro cuyas raíces empezaban a ponerse rosadas. La señal que los curanderos esperaban.
- Aquí estoy mi señor, ¿para que me llamabas?
- Leithold ha vuelto.
- ¿Localizó a los Longbottom?
- Tiene una pista. Ve a hablar con él, te espera en tu estudio.
- Pero usted…
- Tu eres la encargada de las familias, ¿no? Ya sabes que tengo cosas más importantes que hacer.
- Como usted diga, mi señor.
- Quiero que lleves al menos dos escoltas para el ataque de hoy.
- Bien, mi señor. Creo que me llevaré a Leithold y le pondré al vigilante de compañero de una vez, para que sigan trabajando sobre la pista.
- Como quieras.
- Con su permiso me retiro, mi señor – Sara le besó la mano y salió. Estaba preocupada, no había podido terminar con lo que quería decirle a Pet. ¿Le habría hecho caso? Ya sabía que tendría que matar al mortífago que vigilaba la casa, pero no importaba. Pet no se caracterizaba por el sentido común o la habilidad… ¿y si le decía a alguien? Bueno, si le había dicho a alguien nadie le creería. Entró en el estudio y se encontró con Leithold, siempre tan serio y formal. Era el mortífago dentro de su equipo que le caía mejor, porque era listo, sabía seguir sus órdenes aunque no le gustaran, le tenía respeto y a pesar de todo eso, Sara sabía que no dejaba de cuestionarse las situaciones. Era una persona muy interesante. Al verla se inclinó, como era costumbre entre los mortífagos al ver a una favorita.
- Bien Leithold, ¿alguna pista sobre los Longbottom?
- Sí señorita. Están refugiados en Irlanda. Encontré permisos de salida del país girados para casi todos ellos hace unos meses, menos para el auror y su esposa, que presumo están en la base de la Orden.
- ¿Tiene esos permisos?
- Sí, aquí los tengo –Leithold le tendió unos papeles que Sara miró distraídamente.
- ¿Estos son todos?
- Sí señorita.
- ¿Son copias u originales?
- Originales, pero sustituí sus espacios para evitar que se note la falta.
- Bien. Quiero que vayas a Irlanda a buscarlos. Mátalos a todos. Te enviaré con Doug.
- Sí señorita.
- Primero acompáñame a este trabajo que tengo que hacer hoy. Vamos a quemar una casa muggle, ahí está Doug, le repetiré la misión y se marcharán esta misma noche. No quiero que una vez que se vayan tengan contacto con nadie, así que si tienes algo que hacer, ve a hacerlo de una vez. Te espero aquí en media hora.
- Sí señorita.
Una vez que salió Leithold, Sara tiró los papeles en la chimenea y les prendió fuego, reduciéndolos a cenizas. Media hora era suficiente tiempo para que Leithold le dijera a alguien que se iba para Irlanda con Doug.
Media hora después se encontraba con Leithold frente a la casa Evans, donde los esperaba Doug.
- ¿Algún problema? – le preguntó Sara a Doug.
- Nadie a salido de la casa, señorita.
"Maldita sea – pensó Sara- voy a tener que hacerlo yo"
- Entraré primero, por la puerta principal – les ordenó- y ustedes entraran por la posterior en cuanto les de la señal. No quiero que entren conmigo por si intentan escapar por detrás.
Sara entró a la casa rápidamente. Estaba vacía. No sabía como, seguramente Pet los había llamado y ellos tenían una forma de salir que Doug no había previsto… Pero eso equivalía a decirle a los magos. ¿Le había dicho Pet a alguien? Bueno, no podía hacer nada, y la verdad, no tendría que darle explicaciones a nadie. Mandó la señal y los magos entraron corriendo.
- ¡No hay nadie! – exclamó Leithold
- Fallaste Doug – le dijo Sara a este, que palideció al verla levantar la varita – ¡Desmaius!
- ¡Señorita Parker!
- Ayúdame Leithold, registra la casa en busca de señales mágicas. – Leithold tenía un pequeño aparato para rastrear magia, parecido al que Sara sabía que habían usado en algún momento para rastrearla a ella.
- ¡Aquí señorita! Parece que se usó un traslador o algo así.
- ¿Un traslador? – Sara recordó la esfera que Andrómeda la había dado para Tonks. A lo mejor y ellos habían tenido una – bien Leithold, gracias. Ahora tengo que decirte que lo siento, porque la verdad me caías muy bien.
- ¿Qué…?
- ¡Desmaius! – Sara sonrió al verlo en el piso y le quitó el precioso aparato. No había necesidad de desperdiciarlo. Les quitó las varitas a los dos y cerró todas las salidas con magia. Le dio una última mirada a la casa. Sintió una gran nostalgia. En esa casa había pasado algunos de los mejores momentos de su vida... y también en ella había sido la fatal noche de la primera reunión de la Orden. De esa casa había salido gritándole a Sirius que todo había terminado.
Salió al patio, donde tantos bailes había disfrutado, y caminó lentamente hasta el árbol bajo la sombra del cual Sirius le había regalado el collar en Navidad. Se recostó al tronco y vio la casa por última vez. Luego levantó la mano y le prendió fuego. Pudo oír los gritos de Doug y Leithold al despertarse y encontrarse en medio del incendio. Ella podría haberlos matado y evitado el suplicio, pero necesitaba que los vecinos oyeran los gritos o no sería creíble que los había quemado vivos dentro de la casa. Si Voldemort la interrogaba de porqué no les había lanzado directamente el Avada le diría que le había parecido más divertido así. Probablemente la torturara si se enteraba de que no eran los Evans, pero podía hacerlo pasar por un error. En cuanto a su escolta se suponía que estaba en Irlanda, y no se darían cuenta de su desaparición hasta dentro de unos días, la cual sabría atribuir a los Longbottom. No, no la inquietaba que la descubriera Voldemort, sabía que podía cubrirse. Le preocupaba lo que la Orden fuera a saber del asunto. Al ver como la casa terminaba de consumirse (con una velocidad increíble) levantó la varita y proyectó la Marca Tenebrosa en el aire.
- Ya les dije que fue una corazonada.
- Gracias Sirius, de no ser por ti, mis padres estarían muertos.
- No me des las gracias Lil, no fue nada. Y tu James deja de verme así.
- Es que es la corazonada más curiosamente exacta que he oído. En primer lugar, ¿para que fuiste a casa de mis suegros? ¿y por qué por la Red de Polvos Flu ilegal y no en la moto como siempre?
- No tenía una razón específica. Ya sabes que siempre me ha gustado la casa Evans y que me trae muy buenos recuerdos. Además sabes que tenemos que probar si la red improvisada funciona.
- Pero se supone que te ibas a quedar cuidándonos la casa – le reprochó James.
- Estaba aburrido –replicó Sirius- y además, tu casa no necesitan que la cuiden, está más asegurada que quien sabe qué. Sólo fui a visitar a los señores Evans y a dejarle al papá de Lily el folleto de la moto que me había pedido.
- James, deja de tratar así a Sirius, lo que importa es que fue a la casa y vio que había alguien que parecía vigilar la casa y los sacó de ahí con los trasladores sin levantar sospechas.
- ¿Qué ha dicho Dumbledore? – preguntó Sirius cambiando de tema.
- Quiere que lo mantengamos en secreto – dijo James- la gente cree que de verdad fueron los Evans los que murieron.
- ¿Sólo la Orden va a saberlo?
- Sí – dijo Lily – sólo la célula.
- ¿No saben de quienes eran los cadáveres? – preguntó de nuevo Sirius.
- ¿En donde has estado que no te has enterado de nada? –preguntó Remus entrando en el salón.
- Me ofrecí para asegurar a la hermana de Lily, ¿recuerdas? Ya llevo dos días viviendo en Yorshire.
- ¿Cómo está Petunia? – preguntó Remus
- Hecha un manojo de nervios – dijo Sirius- hasta me está tratando relativamente bien.
- ¿Qué van a hacer ahora tus padres? – preguntó Remus a Lily.
- Dumbledore les va a conseguir un lugar, igual que a Petunia y su marido.
- Petunia quiere una casa en Surrey –comentó Sirius, todos lo miraron extrañados– ¡eso me dijo! No le gusta le idea de dejar la casa, entonces le pregunté que donde le gustaría vivir. Están haciendo un residencial nuevo en Little Whinging, se podría poner un hechizo a una de las casas por construirse y quedaría mágicamente protegida desde sus cimientos.
- Mi hermana es muy caprichosa – dijo Lily – no creo que tengamos tiempo para eso.
- Voy a proponérselo a Dumbledore igual – dijo Sirius – a lo mejor le interesa. Pero tus padres no podrían esperar tanto tiempo. Los Dursley aún tienen un tiempo para asegurarse.
- Gracias por preocuparte de cuidar a mi hermana –le dijo Lily– sé que no es trabajo fácil.
- No hay problema Lil, mejor me voy a decirle a Dumbledore de esa casa… – dijo Sirius levantándose – dale a tus padres saludos de mi parte.
- Claro.
- Hasta luego chicos – les dijo Sirius al tiempo que salía. Lily se fue a la habitación de la par, dejando a James y Remus solos.
- ¿No te parece muy extraño todo esto? – le preguntó Remus a James- que supiera justo el día que iban a atacarlos…
- Remus, creo que una vez te dije que no quería oír ninguna otra insinuación sobre Sirius. Ya le he preguntado varias veces: fue pura suerte.
James se volvió molesto, pero la verdad su respuesta se había basado en su lealtad por su amigo más que en lo que creía, porque de verdad, aquello era muy extraño.
Sirius se subió en la moto y suspiró aliviado. Parecía que se habían salvado. Tenía muchas ganas de decirle a James todo, como Petunia le había contado la visita de Sara y que así se había enterado. Pero no podía. Para empezar la vida de Petunia estaba en juego. Sara le había advertido que no dijera nada y lo había hecho. Si Sara se enteraba la mataría o algo peor. Le había dicho que se arrepentiría y Sirius sabía que cumpliría.
Cuando Petunia se lo había contado no lo podía creer, ¿por qué iba Sara a advertirla? Podía ser una trampa pero no lo creía posible. Entonces había recordado varias cosas, varios detalles que había dejado de lado un largo tiempo. No le gustaba pensar en Sara, así que evitaba hacerlo su podía, pero en ese momento todo volvió a él. Recordó la conversación que había tenido con ella en París. Él le había dicho que juraran que iban a luchar por ser libres, ¿ella había jurado eso también o sólo su libertad si la conseguía? No podía recordarlo, pero si recordaba otras cosas, recordó sus sentimientos cuando mató a Madeline, recordó que ella era una obligada, recordó que él no había podido creer que fuera realmente una mortífaga, su convicción de que ella tenía una razón; un plan. Y luego, claramente estaba Nymphadora, estaba seguro de que ella había tenido que ver con su salvación. Todo eso, unido a la desesperación de Petunia lo había llevado a actuar, y aunque convencer a Petunia había sido difícil lo había conseguido. Luego estaba Dumbledore que había oído su explicación con un poco de escepticismo. También estaba Remus, ¿por qué parecía empeñado en dejarlo a él en mal? A veces le parecía que su amigo quería que pensaran que él no era leal a la causa. James tampoco estaba muy conforme, y era a quien le dolía esconderle aquello, pero si se lo decía a Dumbledore… no, mejor no arriesgarse. Lily no había hecho preguntas, Peter, Alice o Frank tampoco.
¿Por qué Sara había hecho aquello? ¿Tenía un motivo malvado o sólo había querido salvarlos?
Y, ¿quiénes eran los muertos? Eso era lo que más lo intrigaba. No había desaparecido nadie conocido, ¿habría Sara matado a dos personas sólo para hacerlos pasar por los Evans? Aquello no tenía ni pies ni cabeza.
- Sara, ¿a qué estás jugando?
Ya habían pasado poco más de quince días desde el ataque, y una semana desde que Tonks recobrara el conocimiento.
Había sido un suceso muy feliz para todos. Cuando la chica se había despertado estaban en el cuarto Draco, Sara y Bill, pero éste último era el que estaba junto a ella. La chica lo había visto y le había sonreído. Todavía estaba muy débil en ese momento, pero para el día en cuestión ya se podía incorporar en la cama y hablar sin cansarse mucho.
Los poderes habían vuelto más rápido a Sara en la última semana. Una prueba de ello fue cuando prendió fuego a una mesa al enojarse con una enfermera.
Draco le llevaba comida preparada por Dobby todos los días, lo que era la tortura de Tonks:
- No es justo –dijo viendo como Sara empezaba a comer - ¿por qué tu puedes comer cosas tan ricas y yo tengo que seguir comiendo esos purés sin sal que aquí llaman comida?
- Porque a ti te controlan los curanderos la dieta y a mi Draco y Dobby.
- Injusto –dijo la chica. En ese momento entraron Hermione y Ginny a la habitación. Sara estaba sentada a los pies de la cama de Tonks y Draco en una silla frente a ésta.
Las chicas saludaron a Tonks alegremente y se sentaron en los sillones al fondo. Ahora que Tonks estaba mejor la habían pasado de salón y estaba en uno más privado y más amplio, para que pudiese recibir visitas.
- ¿Dónde esta Bill? – preguntó Hermione extrañada de no verlo ahí.
- Tuvo que ir al banco –dijo Sara– viene ahora más tarde. Es casi imposible sacarlo de este cuarto por más de 12 horas seguidas.
- Me pregunto porqué será – dijo Ginny con una sonrisa.
- ¿Cómo está Harry? – preguntó Tonks cambiando de tema.
- Bien, los van a dejar ir al campamento – dijo Ginny.
- ¿De verdad? – preguntó Sara asombrada – creí que Dumbledore quería tenerlo vigilado.
- Van a vigilar el campamento –explicó Hermione– Parece que una vez en la casa de los tíos se puso mucho mejor. Ahora está bajo la Oclummencia inducida, y necesitan probar si funciona o no.
- Me alegra –dijo Sara- es un alivio pensar que ya está bien, o sino no lo hubieran dejado ir.
- Es una lástima haberse tomado tantas molestias por esos dos y que Krum no vaya a venir – comentó Draco indiferentemente.
- Gracias por hurgar en la herida – dijo Hermione, quien había recibido una breve carta de Víctor Krum excusándose, diciendo exactamente lo que Draco le había dicho: los entrenadores no lo dejaban ir bajo el ambiente de inseguridad que se vivía en Inglaterra.
- Tanta cosa por Krum… – dijo Draco haciendo un gesto negativo con la cabeza– no vale la pena.
- ¿Qué quieres decir? – replicó Hermione. Draco sonrió indolentemente, pero miró a Sara y guardó silencio.
- Sara, llegó una carta para ti –le dijo Ginny considerando que lo mejor era cambiar de tema– te la traje, porque de aquí que te pases por casa…
- ¿Qué es? –preguntó Sara tomándola y viendo el remitente- ¡oh, no! Del ministerio, ¿ahora que quieren?
- Deben ser las entradas del baile – dijo Draco al tiempo que Sara abría el sobre y sacaba lo que eran en efecto dos entradas celestes.
- ¿Cuál baile? ¡Ah ya! Recuerdo. ¡Qué pereza! ¿Y por qué dos entradas?
- No pensarás ir sola – dijo Tonks – esos bailes pueden ser muy aburridos si no vas con alguien. Además, todo mundo va a andar detrás suyo. Invitan a todos los empleados del ministerio y gente distinguida de la sociedad londinense. Seguro que van a querer conocerte. Mi consejo: lleva a alguien que te distraiga. La música y la comida suele ser buena, por lo menos.
- ¿Tus padres van a ir? – le preguntó Sara a Ginny.
- No suelen ir, aunque siempre los invitan –contestó la chica– pero como tu y Harry van este año tal vez vayamos.
- ¿Invitan a la familia de los empleados? – preguntó Sara extrañada.
- Oh sí, es una fiesta a lo grande –comentó Draco– no suele estar muy bien organizada, pero es admisible.
- ¿Y Harry va a ir?
- Claro que sí, ¿cómo no iban a invitar a "San Potter" ahora que es mayor de edad? –preguntó Draco con el acento burlón que siempre usaba al hablar de Harry.
Hermione la mandó una mirada muy desagradable y le dijo a Sara que le había llegado la invitación hacia un tiempo.
- ¿Y con quién vas a ir? –le preguntó Ginny a Sara viéndola guardar las entradas.
- Adivina – le dio el sobre a Draco, que lo miro detenidamente sin tomarlo.
- Sara, ya he ido a varios de esos…
- Bueno, si no quieres ir no importa –le dijo Sara– para el 30 ya va a haber terminado el campamento y tal vez Ron quiera ir, o vaya con Harry, sólo se me ocurría que tal vez a ti te gustar
Draco le arrebató el sobre y se lo guardó en la bolsa del pantalón. Luego le preguntó, como si no hubiera ocurrido nada:
- ¿Me prestas a Gwinger?
- Claro, ¿para qué la ocupas?
- Tengo que mandarle una carta a una amiga. Me voy a casa para mandarla.
- ¿Una amiga? – preguntó Sara curiosa.
- Sí, en Francia –comentó mientras se ponía una jacket - Nos vemos –Draco hizo una seña de despedida y salió del cuarto, mientras Sara lo veía con el ceño fruncido.
Hermione y Ginny se rieron y Sara las miró recordando la discusión en que estaban cuando tuvo la premonición sobre el ataque a Gringgots, pero antes de que les dijera nada Tonks preguntó:
- ¿Dónde se está quedando Draco? No está en la Madriguera, ¿verdad?
- ¡Oh no! Eso sería una pesadilla – exclamó Ginny.
- Está en Grimmauld – dijo Sara.
- Pero se suponía que no podía saber donde estaba la base –dijo Tonks sorprendida.
- Sí, pero cuando estuvo ahí por Navidad reconoció el lugar. Estuvo ahí cuando murió la señora Black –le explicó Sara- no llevaba ni diez minutos ahí cuando dijo que eso era la Casa Black. Dumbledore lo deja quedarse, pero tiene que usar la Red de Polvos Flu para salir y entrar.
- Así que está viviendo con Lupin, no me lo hubiera imaginado – dijo Tonks.
- Yo tampoco –dijo Hermione– me cuesta creer que Dumbledore lo haya permitido.
- Eso no es muy justo – le reprochó Sara – Draco está con nosotros ahora.
- Ahora. Sara, tu no lo conociste como era antes – le dijo Ginny – la gente no cambia de la noche a la mañana.
- No cambió de la noche a la mañana – rebatió Tonks seria. Las tres la miraron asombrada y ella sólo añadió- yo sé porque te lo digo. Sara, ¿qué vestido te vas a poner para el baile?
- No lo sé.
- Deberías averiguarlo, falta sólo una semana.
- ¡Una semana! ¿Ya vamos a volver a clases? ¡Yo tengo como setenta mil tareas por hacer! – exclamó Sara.
- Tal vez deberías ir a casa a hacerlas – le dijo Tonks – no te preocupes, ya has estado aquí mucho tiempo.
- ¿Hacer tareas? –le preguntó Sara como si estuviera loca– no, no, primero lo primero: el baile. ¿Qué me puedo poner?
¿Qué les pareció?
Bueno, ya está Draco de vuelta y el baile se aproxima…
El próximo capítulo se llama: "El espía y la maldición de los Black". Creo que pueden hacerse una idea de sobre qué va. El baile no es aún, pero se acerca…
Por si alguien quiere llevar la cuenta quedan doce capítulos de la cuarta parte…
Espero sus comentarios con ilusión, me animan mucho en estas semanas infernales de exámenes. Por el momento contesto a todo prisa:
Emma Frost RB: Gracias por los deseos, creo que sí tengo posibilidades de una E en el que hice el martes. Me alegra que te gustara el chap, sobre todo lo de los dos besos, a mi me encanta eso. Nos vemos.
Andrea: ¡Hola! Aquí están los Evans, bueno, ya me dirás que te pareció. Lo de Tonks no, va para largo… y lo de los Blacks, pues sí, recuerda que la casa Black lleva más de la mitad del peso de la historia.
ValesKa: ¡Hola! Bien, gracias. Esa era la idea con Fleud, a mi no me cae bien y Tonks sí, ya se está recuperando la niña. Me alegra que te gustara lo de Sara Parker, y si que era hora que apareciera Sirius. Sí voy a poner lo de la rata, hay un chap sobre eso que se llama "El espía"
Bella Blackvad: ¡Hola! Pues lo de Tonks si estuvo muy bien de su parte, pero ya sabes, es como una manera indirecta de hacer algo por Sirius… No, los chicos se verán antes, pero no puede decirte dentro de cuanto porque no habría sorpresa. Yo sí me lo imagino como padre de familia, de hecho cuando yo pensé el personaje de Sara Black relacionado con Harry Potter (ya el personaje lo he usado antes en solitario) lo pensé ubicado después del cuarto, y ahí ella sí conocía a Sirius. Pero bueno, JK dispuso otra cosa. La conexión está ahí, sigue ahí y no se perderá. La Narcisa de mi historia sí es muy complicada, ella no es tan mala… pero está enamorada de Malfoy. Lo de la parte de Sara Black pues sí, se supo poco, pero era necesario preparar el terreno de la debilidad de Sara para la vuelta en este chap de Draco, además de que tenía que deshacerme de Fleur… Lo del Occlumency artificial creo que no se explica bien en ningún lugar de la historia ahora que lo dices, la idea es que es una magia muy poderosa que cierra artificialmente la mente de alguien por un tiempo. Si preguntas porqué no lo habían usado antes es porque no es una magia fácil de hacer y tampoco es muy conveniente hacerla, puesto que puede afectar un poco a la persona si se hace presurosamente, por eso tenían que llevarlo donde la tía, para estar seguros de que pueden hacer todo el proceso. No es permanente, y si se hace bien lo ayuda a aprender a hacerlo el solo. ¿Qué quería Voldemort? Lo sabrán…el mismo no lo dirá jeje… tienen razón, no era una posesión normal. El baile se acerca como viste… Lo de los 300, ejem… Gracias, a mi también me gustó lo de la chica de los ojos dorados, y en cuanto a que me gusta hacerlos sufrir… ¿qué crees? ¡Nos vemos!
Trixi Black: ¡Hola amiga! No sabes como me alegra que te gustara tanto el chap, a mi también me gusta mucho esa parte de la historia. Veremos a ver si alguno supera su puesto de favorito, ya me dirás.
Aiosami: ¡Hola! No, no me llegó ningún correo, ¿de que era? Envíalo de nuevo. No, Vee no se refería a Andrómeda, pero Sara no sabe de que hablaba Vee, así que está tratando de adivinar. Yo no creo que Sirius no tuviera a nadie, alguien habría… de seguro JK se imagina a ella misma con él y por eso no lo pone ¬¬ Pues Narcisa es mi víctima favorita, y en cuanto a que se interese por Nym, bueno, como dices, la conocemos poco. Me alegra que te guste lo de las mezclas de tiempos todavía, pero sí tal vez es algo depresivo, es que la otra categoría de esta historia es Angst, pero no cabía ya. La cuarta parte no es la final, son cinco y un epílogo. En realidad no salieron mucho los Evans en sí pero todo giraba entorno a ellos. Falta para otra plática Sara Remus, pero luego vienen unas muy lindas! Sí, los capítulos de la cuarta parte vienen fuertes… nos vemos, y gracias, espero que me vaya bien en los exámenes. PD: a lo que me preguntaste de Siempre a mi, sí es la de Gloria Trevi.
Ariadna Creta: ¡Hola preciosa! Claro que te creo, yo misma me imagino a Sirius donde se preocupa todo al ver a Tonks y cuando ella le dice lo de la chica de los ojos dorados. Gracias por las felicitaciones, lo del nombre de Tonks no sé, se me ocurrió que sería bueno. Que dicha que me salvé de tu cruciatus, y aquí sale de nuevo, espero que te haya gustado. Bueno, Fleur tiene su estilo para insultar. Sí, ya sé que comparten sangre, pero ya verás la explicación de Draco sobre familiaridad en el mundo mágico. Eso de recordarle a Pet lo de Sirius funcionó… y es que por supuesto, ¿cómo iba a negarse? Bueno, nos vemos. Cualquier cosa puedo ser la beta de tu historia… Nos vemos!
Sami: Ya se te extrañaba por aquí, gracias por sacar el tiempo para dejarme un review. Me alegra que te guste la historia. ¿Te gustan los fics de Tonks? Mi hermana escribe unos muy buenos, son Snape/Tonks, no sé si los has leído. Ella se llama amsp14 y está publicando una que se llama "Matrimonio por ¿conveniencia?" y tiene otro muy bueno que se llama "Grabado a fuego". Bueno, nos vemos.
Amsp14: ¡Hola! Me alegra que te guste esta parte, y sí que es importante en el futuro. Total contra lo esperado sí contesté los reviews… es que bueno, me encontré un poco de tiempo… (¡Sí claro!) Bueno, saqué un poco de tiempo…
Blanca: Gracias, sí creo que me fue bien. Claro que el que le de la gana llamarse Tonks vale, pero me gustó darle una explicación a algo que parecía tan sencillo. Yo también estoy feliz de librarme de la francesita. ¡Nos vemos!
Nos vemos la otra semana,
Besos desde Costa Rica
Sara Fénix Black.
