Hola a todos!!!!!!
¿Cómo están? Aquí estamos con un capítulo más de la historia, se acerca la mitad de la cuarta parte, las cosas empiezan a ¿aclararse?
Muchas gracias por sus reviews, al final los contesto como de costumbre.
Los personajes son propiedad de JK Rowling y empresas asociadas.
Sin más los dejo con el chap.
Tiempo de profecía
- ¡Es la criatura más linda sobre la faz de la Tierra! – decía Sirius al tiempo que alzaba al precioso niño de su mejor amigo: Harry James Potter.
- Es la primera vez que oigo que le des ese puesto a alguien que no seas tu mismo – dijo Lily riendo. Sirius estaba casi tan entusiasmado como James con el niño, y había gastado en él ya una fortuna. Le había comprado una camisa distinta para cada día y más peluches y juguetes de los que cabían en el cuarto del bebé. Pasaba en casa de los Potter todo el tiempo, ayudando a Lily a cuidar a Harry y llevándolo de paseo.
- Puedo compartirlo con mi ahijado – dijo Sirius poniendo al bebé suavemente en la cuna. Harry nunca lloraba en brazos de su padrino y simplemente lo adoraba – ¡tiene la suerte de tener el mejor padrino del mundo! Hasta él lo sabe, ¡mira como me tira los brazos!
Sirius lo alzó de nuevo.
- Si, te adora hasta que le da hambre – dijo Lily – entonces es cuando se acuerda de su madre.
- ¿Cuándo me vas a dejar llevarlo a pasear en la moto?
- ¡Estás loco Sirius! ¿Cómo vas a subir al niño en la moto? Ni se te ocurra.
- Tu tranquilo Harry – le dijo Sirius a su ahijado – que ya me encargo yo de que aprendas a andar en moto desde pequeño.
- Ni lo sueñes.
- Lily, ¿verdad que tiene los ojos del color de los tuyos? ¡Qué verde tan bonito y brillante!
- Ni lo intentes Sirius, halagarme no va a funcionar.
- Estoy halagando al niño. ¿Te lo imaginas en Hogwarts? ¡Lástima que parece que sacó el pelo de James! Pero no importa, tal vez si lo tratamos con mi poción para manejar el cabello desde ahora podrá peinarse cuando esté más grande, y no ande tan despeinado como su padre.
- ¿Qué tienes contra mi pelo? – dijo James Potter entrando al cuarto donde estaban su esposa, su hijo y su mejor amigo – ya sabes que a las chicas en Hogwarts les encantaba.
- Si no hacías más que despeinarte a propósito –dijo Sirius con desprecio– además, yo tenía más fans que tu.
- Suficiente ustedes dos – dijo Lily – no quiero oírlos pelear de nuevo por quien tenía más fans. La última vez discutieron al respecto toda la noche.
- Harry tendrá más fans que los dos juntos – dijo James rebosante de orgullo paternal.
- Claro que sí – dijo Sirius, orgulloso a su vez – ya lo entrenaremos bien para ello.
- Dejen de pensar en cuando esté en Hogwarts, ¿quieren? – les dijo Lily- disfrútenlo ahora que es un bebé, que cuando esté en Hogwarts no lo veremos nunca y se volverá un adolescente presumido que no le gustará pasar tiempo con su padre y su padrino.
- ¡Eso no es cierto! – dijo Sirius – a Harry siempre le gustará estar con su padrino. ¿A que sí, chiquitín?
El bebé pareció asentir, al tiempo que Sirius lo levantaba y le daba vueltas, haciéndolo reír.
- No hay duda de que será popular en Hogwarts – dijo James – además, irá al mismo tiempo que el chico de Frank, nos llevará ventaja, ya va a tener amigos nada más llegar.
- Sí, y Neville de fijo que será como Frank de listo. Además, Frank también era muy popular.
- Lástima que no estuviera en nuestro año, ¿verdad? – dijo James – siempre me cayó muy bien, habría sido un magnífico Merodeador.
- Cierto – dijo Sirius – salió dos años antes que nosotros, creo, pero lo hubiera sido. Aunque no importa. Harry y Neville iniciarán la nueva generación de Merodeadores.
- Espero que no –dijo Lily– no me gustaría estar recibiendo cartas de Dumbledore porque Harry atacó al hijo de Snape o algo así.
Sirius y James empezaron a reírse con todas sus fuerzas.
- ¿Te imaginas que Snape tuviera un niño? – dijo James – Pobre criatura…
- Ya cállense ustedes dos – dijo Lily quitándole el bebé a Sirius- Harry y Neville serán dos buenos niños, educados debidamente por Alice y por mi, y no dejaremos que ustedes los conviertan en alborotadores sin descanso. Y además… estamos adelantándonos mucho en el futuro, y primero tenemos que asegurarles uno.
Los dos dejaron de reír de inmediato.
- Vaya Lily – dijo Sirius- sí que sabes poner las cosas tétricas.
- Pero es cierto –dijo Lily al tiempo que se le empezaban a llenar los ojos de lágrimas– si Voldemort ha ganado dudo que Harry o Neville vayan a Hogwarts tranquilamente y se escapen para ir a Hosgmeade o a robar comida a las cocinas. Además, si lo que dijo Dumbledore…
- Vamos Lil, no llores – le dijo su esposo abrazándola – es una profecía que puede durar tiempo en cumplirse. Además, si no nos dijo lo que decía es porque no es en realidad importante. Ya sabes que si Harry estuviera en peligro Dumbledore seria el primero en protegerlo. No dejaría que le pase nada.
- Claro que no – dijo Sirius – tranquila Lil.
- Sí, lo lamento, yo voy a… voy a poner la mesa para la cena.
- Déjame al niño – dijo Sirius alzando a Harry.
Cuando Lily salió del cuarto James cerró la puerta y se sentó con semblante serio frente a Sirius.
- Tengo que hablar contigo.
- ¿Qué sucede? – le dijo Sirius serio a su vez.
- Dumbledore vino a hablar conmigo. Está seguro de que hay una fuga de información en la Orden.
- ¿De verdad? – dijo Sirius frunciendo el ceño – Peter me ha hablado de ello, pero no sé quien podría ser.
- Dumbledore cree que es alguien cercano a nosotros, a Lily y a mi.
- ¿Por qué cree eso?
- No lo sé, parece que Voldemort de verdad está interesado en los dos niños, pero sabe más sobre Harry que sobre Neville... y parece que sabe mucho sobre nosotros.
- ¿Ya se lo dijiste a Lil?
- No. Hablaré con ella más tarde.
- Vaya James, me honras, hablas conmigo primero que con tu mujer – dijo Sirius en tono de broma, pero lo volvió serio inmediatamente – eso quiere decir que algo anda mal.
- Creo que sospecha de ti.
- ¿De mi? – Sirius miró a su amigo atónito y descuidó al niño, que le pegó en el brazo para que le pusiera atención.
- Cree que tienes algunos... antecedentes.
- Claro – dijo Sirius molesto – y no cree en mi palabra. ¿Qué le dijiste tu?
- Por supuesto que le dije que de ninguna manera eras tu. Sabe que además estás loco por Harry… pero parece que…
- ¿Qué cosa? James, ¿qué es lo que pasa?
- Creo que alguien habló con él para convencerlo de eso.
- ¿Alguien?
- Remus.
Sirius lo miró con aire molesto.
- Claro, Remsie – puso al niño en la cuna y caminó hacia la ventana - ¿qué rayos le pasa conmigo?
- No lo sé – dijo James- no sé por qué te ha tomado tanta desconfianza…
- No puedo creerlo – dijo Sirius- pero desde lo de París me ha visto extraño. El otro día estuvo en mi apartamento.
- ¿El otro día?
- Bueno, hace unos meses ya. No le di importancia entonces. Estuvo haciéndome preguntas, y viendo mis cosas…
- ¿Crees que sea él? – le preguntó James.
- ¿Qué cosa?
- La fuga.
- No lo creo – dijo Sirius – estamos hablando de Moony, James.
- Sí, y él anda diciendo esas cosas de ti.
- ¿Y por eso es el espía?
- Se puede estar cubriendo – dijo James.
- No lo sé... – dijo Sirius – aunque ahora que lo dices, Peter me ha estado diciendo que Remus anda muy extraño últimamente, y está trabajando solo, así que le sería más fácil…¿pero por qué se uniría al Lado Oscuro?
- No lo sé, después de la muerte de Rose ha estado muy solitario – dijo James – claro, está el detalle de que ellos mataron a Rose. Pero pensémoslo mejor, no eres tu, eso ya lo sé, nos quedan dos opciones: Remus y Peter.
- Peter... no lo creo – dijo Sirius – es demasiado miedoso para que se atreva a hacer eso. Sabe que lo mataríamos. Además, ¿qué sabe Peter? Piénsalo. ¿qué tanto hablas tu con Peter sobre tu vida?
- Tienes razón – dijo James – casi nada.
- Además, ¿para qué querría Voldemort a un inútil como Peter? Es nuestro amigo, vale, pero no me dirás que no carece de destrezas.
- Sí, lo sé.
- Pero Remus… – algo dentro de Sirius lo hacía dudar – nunca lo hubiera creído de él.
- Pues si no es él, él lo cree de ti – dijo James – y no sé que tan bueno es el amigo que puede pensar eso de uno.
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- Bien Narcisa, ya te dije que no puedo evaluar a un niño de sólo diez meses.
- Por favor Sara.
- ¿Sara? ¿Desde cuando nos tratamos con tanta confianza.
- Tu siempre me dices Narcisa.
- ¿Por qué querías hacer esto privado?
- Por el bien de Draco, del tuyo y del mío.
- Todavía no sé de donde sacaste ese nombre – dijo Sara alzando al niño- vale, te advierto que va a gritar mucho porque tendré que hacer mucho esfuerzo para entrar, y no voy a hacerlo.
- No entiendes, entre más dures en hacerlo más difícil será.
- Sí claro – sin embargo, Sara sintió en el niño la misma resistencia extraña que había sentido en Narcisa cuando la evaluó para su boda. Trató de entrar en el niño, pero no podía, era una fuerza extraordinaria la que se le oponía. Hizo un gran esfuerzo y por un segundo lo logró. Luego, la misma fuerza que la expulsara de Narcisa meses antes la había expulsado.
Narcisa cogió al niño de sus brazos y le sonrió con expresión de triunfo.
- Ahora sabes a lo que me refiero, ¿no?
- ¿Cómo lo supiste? – dijo Sara, que tenía la frente bañada en sudor y temblaba ligeramente.
- No lo sé – dijo Narcisa – se me reveló en el momento en que supe que estaba embarazada, o tal vez se me reveló y así supe que estaba embarazada, no estoy segura. Supongo que Malfoy...
- ¡Al diablo con Malfoy! – dijo Sara comprendiendo de repente todo, o casi todo y sintiendo unas ganas tremendas de gritar y incendiar todo a su alrededor y empezó a gritar- ¡eres tú! ¡estaba en ti! ¡en los Black! ¡Maldito Dumbledore!
Draco la miraba interesado. Era un precioso bebé de ojos grises y cabello rubio.
- Y lo peor es que no tiene nada de Black – dijo Sara viendo al bebé con desprecio – parece todo un Malfoy.
- Vas a asustar al niño.
- ¿Asustar al niño? ¿Me traes a este niño, sabiendo lo que es, y dices que voy a asustarlo? ¿Malfoy lo sabe?
- Claro que no. Yo puedo estar a su merced, pero ya sabes lo que le harían a él si lo supieran.
- ¿Y que quieres que haga yo? – le dijo Sara- ¿por qué me confiaste esto? Podría matarlo ya y eliminar el peligro.
- No lo harías, ¿verdad? – dijo Narcisa abrazándola – además, no podrías. Sé que eres como yo. No te importa el Señor Oscuro ni nada de esto, no sé que es lo que te hace quedarte a ti, pero sé que no lo matarías. Puede ser útil.
Sara la miró sin entender en un inicio, pero después...
- Ya veo lo que dices... pero su padre se encargará de hacerlo un maldito Malfoy.
- Puede ser – dijo Narcisa- pero tu puedes sacarlo de aquí.
- De ninguna manera – dijo Sara – el niño se queda.
- Pero, ¿realmente quieres dejarlo cerca de Voldemort?
- Quiero dejarlo cerca de mí. Donde pueda vigilarlo mientras esté pequeño.
- Pero...
- Narcisa no seas idiota. ¿Crees que puedo quitarle así no más su hijo a Malfoy? Lo buscarían, lo investigarían y descubrirían lo que es. Ponme atención: Draco debe ser un niño normal dentro de los hijos de mortífagos. Tiene que actuar como cualquier otro para no levantar sospechas. Claro, agradecería que al mismo tiempo te encargues de criarlo para que se comporte así pero al mismo tiempo le des algún tipo de conciencia...
- Pero necesito salir de esto...
- Tuviste tu oportunidad – le dijo Sara ceñuda – y no la quisiste. Te habría sacado antes, pero en serio, no puedo dejar tanto poder suelto, y menos aún que caiga en manos de la Orden. No mientras yo sea su enemiga.
- Entonces tampoco te interesa ser mi enemiga.
- Y no lo soy. Te cubriré a ti y al niño. Te lo prometo. Mientras yo esté aquí nadie va a saber lo que ese niño es.
Una vez que Narcisa se llevó a Draco, Sara se dirigió a su cuarto temblando, tenía que cubrirla bien, y tenía que explicar por qué había aceptado hacer la presentación en privado. ¡Tantas cosas que explicar! Pero conocía la forma: escribir de manera que cada quien entienda lo que quiera. Sabía que aún a pesar del tiempo pasado cuando algo extraño pasaba su diario era leído, y que era uno de los pasatiempos favoritos de Bellatrix.
Empezó a escribir en el diario una escena muy distinta a lo sucedido. Para terminar el teatro, al llegar su señor le "confes" que había dudado de Narcisa, y le había planteado la ocasión de dejarlos para salvar al niño de un peligro inexistente, pero Narcisa no había aceptado.
- Tiene una voluntad de hierro señor. Me parece que aún no se ha dado cuenta de lo que le importa el niño. Le importa más usted. El niño es bueno, será tan bueno como su padre, mejor de hecho. Es muy poderoso. En fin, sólo quería decirle que la puse a prueba y me avergüenzo, porque es fiel.
Lord Voldemort no la cuestionó, pero le parecía algo extraño, muy extraño, el hecho de que Sara se interesara en Narcisa y su niño.
- ¿Sabes? Si hay algo que Kyara se pasó toda la vida enseñándome a no ser y que siempre he odiado es el papel de la damisela en peligro.
- Pues lo haces muy bien, la verdad – le dijo Draco alcanzándole una poción – no creas que a mi me educaron para salvar damiselas en peligro.
- Pero haces bien el papel de héroe – le dijo Sara tomándose la horrible poción.
- Y aún así es Potter el que encabeza los titulares.
- ¿En serio? ¿Por qué?
Era el día siguiente del baile. Honey había encontrado rápidamente a la señora Weasley y el señor Weasley se había apresurado a llamar a Dumbledore. Sara había vuelto en sí media hora después de su desmayo, pero estaba débil y temblorosa. Honey había insistido (para consternación de su padre) en que Sara pasara la noche en la casa. Dumbledore había preparado aquella poción para contrarrestar los efectos de la poción que Sara había bebido y la habían hecho dormir todo ese tiempo. Se la habían traído a Grimmauld a la mañana siguiente, y Draco se había quedado con ella mientras todos iban al Callejón Diagon de compras. Sara se había despertado minutos antes, y había encontrado a Draco riendo y leyendo el Profeta.
- Ten – le dijo dándole el periódico. Sara empezó a leer la noticia y abrió mucho los ojos.
- ¿Pero que es esto? ¿Quién...? Ah ya, Jaene Skeeter – dijo Sara leyendo la firma del artículo - ¡Pero que imaginación de mujer! "¡Escándalo en el Baile de Verano! Por Jaene Skeeter. Harry Potter engañó a su cita del baile anual de verano del Ministerio de Magia, la señorita Ginevra Weasley, hija de Arthur Weasley del Departamento de Uso Incorrecto de los Objetos Muggles y esta le reclamó en público trastornando toda la velada... "
- En realidad no le des crédito a su imaginación, sino a tu amiga Ginevra.
- ¿Gin? Pero ella no...
- Estabas muy entretenida con Leithold, pero creo que del balcón se oían los gritos.
- Pero, Harry no...
- Claro que no, ¿Potter? Eso tiene gracia. No, ella me cubrió para sacarte de ahí. De no ser por su pequeño show Evison y Holst habrían estado con nosotros de inmediato. Leithold les mandó la señal. Claro, creo que exageró un poco... pero no me negarás que es divertido.
- ¡Pero me mencionan! ¡A ti y a mi! ¡Esto es increíble! – dijo Sara – dicen que hemos estado saliendo y que tu eres una especie de casanova que sales conmigo, con una tal Fanny y con la hija del Ministro. Que yo te descubrí y que ¡y que... que me emborraché!
- Ah, sí, eso – dijo Draco – se me olvido advertirte, bueno, esa parte ya no es divertida.
- Dice que tuve que pasar la noche en la casa de Fudge con una borrachera tras tratar de devolverte con la misma moneda con el chico Valenti. ¡Draco, esto es una calumnia! ¿No saben de...?
- Tranquila – le dijo Draco – pronto saldrá una retractación.
- ¿Retractación?
- Sí, hace un rato llegó una carta de Honey...
Sara resopló.
- ¿No te cae bien Honey? – le preguntó Draco al tiempo que abría la carta- pues tu pareces caerle bien. Escribió deseando que te recuperes pronto y agradeciéndote por una de las mejores fiestas a las que ha ido. A la vez me dice que está muy indignada por la nota y que escribió al editor.
- ¿Y sólo por eso va a haber una retractación?
- ¿Sólo por eso? Te apuesto que el editor del Profeta se puso a temblar como loco al enterarse de que Honey está molesta. La chica se ve muy dulce, pero es una pequeña fierecilla.. y si la toma contra alguien, pobre.
- ¡Pero si no parece capaz de matar una mosca!
- Las apariencias engañan – dijo Draco simplemente, pero Sara notó un tono de "te lo dije" en esas palabras muy bien disimulado.
- Michael – dijo Sara- sí, sé que me lo advertiste.
- No quería llegar a la parte de "te lo dije" – respondió Draco – pero es cierto. Sara, ¿nadie te ha dicho nunca que no tomes nada en una fiesta que te ofrezca un extraño? Al menos a Ojo Loco debes haberlo oído hablar de eso.
- Sí – dijo Sara- ya sé que me porté como una idiota ayer.
- No tanto – le dijo Draco sonriéndole – al menos ya aprendiste la lección. Acábate esa poción.
Sara se la tomó con una mueca de disgusto.
- Esto completa la lección – dijo Sara- las pociones que saben bien son peligrosas. Las que son buenas son las que te dan ganas de vomitar.
Draco se rió recogiendo el vaso.
- Vaya lección. ¿Nada más eso?
- Ponerle atención a lo que me dice mi mejor amigo, también. Draco, ¿por qué le dices Leithold a Valenti?
- Ese es su nombre – le contestó Draco – te dije que se me hacía familiar, y cuando lo vi en el piso lo recordé.
- ¿Cuándo lo viste en el piso? – repitió con incredulidad Sara.
- Leithold es el hijo de un mortífago que desapareció hace mucho tiempo. Él y su madre vivían de la caridad de mamá.
- ¿Qué?
- Sí. Su madre, Theresa creo que se llamaba, hacia unas minucias de trabajos para mamá y ella le pagaba como si hiciera quien sabe qué. Y de vez en cuando mamá iba a visitarlos y me llevaba. Leithold era mayor que yo como dos años, pero me gustaba mucho molestarlo. Ya sabes, cuando uno es niño hace magia "accidental" sin problema. Claro que ayer no lo reconocí como andaba, bien vestido, arreglado y sin cara de muerto de hambre. Pero el piso ya era una posición más natural en él. Creo que el Señor Oscuro lo llevó consigo cuando volvió.
- ¿Hace cuanto no lo veías?
- No lo sé, nunca le puse mucha atención – dijo Draco pensativo – tal vez hace unos cinco años. A papá no le gustaba que mamá los ayudara, entonces ella le mandaba el dinero a escondidas.
- ¿Y por qué no vino a Hogwarts?
- Yo que sé – dijo Draco encogiéndose de hombros- pero es extraño que tan joven le hayan dado ya una misión. Aunque claro, era la mejor forma de acercarse a ti.
Sara se debatió incómoda.
- Draco, tengo que disculparme por no haberte escuchado, y tienes razón, yo...
- No lo digas – le dijo Draco levantándose – yo también tengo que disculparme, debí haberte puesto más atención, y te traté mal. Me conformo con que me perdones sin oír tus disculpas.
- Entonces, ¿queda olvidado?
- Por completo – Draco le sonrió y le dijo - Debes descansar.
- ¿Más? Odio estar en una cama.
- Pero estás débil...
- Y no debería estarlo – completó Sara – Dumbledore lo ha dicho varias veces, no debería perder energía así. Es como si alguien se llevara mi energía a ratos y no quisiera devolvérmela.
- Descansa un poco, luego seguimos hablando.
Draco dio la vuelta para salir del cuarto.
- ¡No! – dijo Sara vehementemente. Draco se volvió sobresaltado.
- ¿Qué ocurre?
- No te vayas – Sara le extendió la mano y él se acercó y la tomó entre las suyas- no quiero dormir sin la poción...
- ¿Las pesadillas?
Sara asintió.
- Han sido horribles últimamente. Por eso no quería dormir en el hospital, y todos estos meses, tratando de contenerlas mientras compartía el cuarto con ellas... no quiero saber como van a ser ahora.
- Tranquila –le dijo Draco –no le des tanta importancia. Mañana estaremos de nuevo en Hogwarts y Voldemort no podrá ponernos ni a ti, ni a mi, ni a Potter, ni a ninguno la mano encima.
- Pero, pero... – Sara estaba agitada- se están haciendo realidad mis sueños. Les estoy haciendo daño, indirectamente, pero soy yo...
- Eso no es cierto – le dijo Draco – a mi querían matarme desde antes que te conociera, a Potter desde que nació, y al resto de tus amigos ya los tenían en la mira por Potter. Deja de pensar en eso y trata de dormir.
- Me has hecho tanta falta – dijo Sara lentamente, remarcando las palabras. Sintió como la mano de Draco tembló ligeramente ante ese giro de la conversación hacia un terreno tan peligroso como delicado- estos dos meses... han sido terribles. No sé como hice para pasarlos sin ti.
- Sara...
- Es cierto. Todo se ha ido desboronando poco a poco. Las cosas se pusieron de cabeza, perdí el sentido de todo... y me hice la fuerte todo el tiempo, tratando de infundir unos ánimos que yo no tenía. Cada vez que me sentía mal cogía una pluma y te escribía... creo que incluso escribí más cartas de las que envié. Pero no era lo mismo. He vivido todas las vacaciones en una casa llena de gente, pero al final estaba sola. Te he extrañado demasiado.
Draco la miró de forma extraña, y le dijo con voz muy suave.
- Ya estoy aquí.
Sara lo miró y de repente sintió de nuevo aquello que tanto la había asustado el día anterior en el balcón.
- Draco, yo...
- Shh – le dijo él poniéndole un dedo en señal de silencio en los labios.
- Tengo que decirte que...
- No tienes qué – Draco seguía usando aquel tono suave pero autoritario que pocas veces usaba.
- Pero...
- No – Draco le sonrió tristemente- no digas nada de lo que te vayas a arrepentir después.
- ¡Yo nunca me retracto de mis palabras!
- No dije que te retractaras, dije que te arrepentirías. Mañana volvemos al mundo que conocemos, a la rutina, a nuestra vida normal, y te darás cuenta de que cometiste un error, o al menos vas a pensar que lo hiciste. Y no quiero que eso suceda.
- Pero...
- No te ates con palabras – respondió Draco- piénsalo y verás que tengo razón.
Sara iba a replicar, pero las palabras de Draco eran verdaderas. Sí, se arrepentiría de haberlos arrastrado a eso, cuando lo habían estado evitando, y si lo habían evitado era por algo.
Sara asintió, y Draco se sentó a la orilla de la cama, todavía sosteniendo su mano.
- Vamos ya, duérmete.
- Draco...
- Sí, Sara. Yo también te extrañé, más de lo que te imaginas. Pero ya estoy aquí.
Finalmente Sara se quedó dormida, y Draco se levantó para ir a alistar las cosas del viaje del día siguiente, y se encontró con la mirada entre triste y reprobatoria de Phineas Nigellus.
- Eso ha sido un poco patético – le dijo el retrato.
- No está lista, no todavía – dijo Draco mirándola con ternura.
- ¿Crees que algún día lo esté?
- No lo sé, y aún no sé si pienso averiguarlo.
- Deberías.
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- Ya es tiempo.
Sara no podía creerlo. ¿Pero cómo era posible que el tiempo se fuera tan rápido entre ataque y ataque? Pero ahí estaba, una verdad totalmente evidente: era 31 de Julio. Los niños ya tenían un año, y ella podría investigarlos.
- No podré entrar en ellos aún – dijo Sara – a penas tienen el año.
- Pero primero hay que ubicarlos. Los Longbottom siguen como si se los hubiera tragado la tierra, y los Potter se mueven con una rapidez de espanto.
- Quiero ver a Longbottom primero – dijo Sara- pero debo ubicarlo.
- Mandaré a alguien.
- No- dijo Sara suplicante – por favor, mi señor. Quiero hacerlo yo. La última vez que mandé a alguien a buscar a los Longbottom desapareció, y no quiero que eso suceda.
- Pero estamos con el ataque a la Klein primero.
- Lo haremos y después iré tras los niños. Wormtail tiene ubicado tiempo completo al bebé Potter. Ubicaré primero a Longbottom.
- Ya veremos.
Sin embargo, el ataque no se había hecho, y ahí estaba ella ahora, buscando a Alice y su hijo. Llevaba ya varias semanas por su cuenta, buscándolos. Estaba en Irlanda. Sabía desde el inicio que debía buscar ahí, pero se había tomado un tiempo en Escocia e Inglaterra, necesitaba el cambio de rutina, el dejar de torturar gente todos los días... y necesitaba aclarar su plan.
Primero que nada, prioridades.
1.Hacer caer a Voldemort.
2.Salvar a Neville Longbottom (ella se lo había prometido a Alice)
3. …
...El niño Potter le interesaba poco en realidad. Pero sabía que a Sirius le importaba muchísimo, pero no podía salvarlos a los dos. Bueno, ahora entendía un poco mejor aquella premonición que la había hecho llevarle un libro a Lily una vez. A lo mejor y eso iba a ayudar a salvar al chico. Sirius podía odiarla por hacer eso... tal vez. Pero era la única salida. Lord Voldemort era muy poderoso para que ella pudiera hacerle verdadero daño sola. Esos niños traían el poder para hacerlo caer, y él esperaba que fuera sólo uno.
Era una suerte que la vidente de Dumbledore sólo hablara del niño que tenía que ser marcado. Era obvio que lo que ella iba a hacer ya estaba dentro de las manos del destino, pues hablaba de "el único con el poder para vencer al Señor de las Tinieblas". Era extraño, porque ella podía decidir no hacerlo, ¿o no tenía opción? El destino era de lo más enredado, y mejor no intentar contrariarlo.
Sara sabía que en realidad el poder para vencer al Señor Oscuro había venido en los dos niños nacidos ese día, pero uno era el que iba a ser marcado, y el elegido para el asesinato, pero igual se necesitarían a los dos, porque compartían el poder. Era como una cláusula de seguridad, por si uno fallaba.
Pero Sara no quería jugársela. Quería seguridad, y estaba en el momento en que uno de los niños fuera marcado. Y el niño iba a ser Potter, eso ya lo había decidido.
Cuando finalmente encontró a los Longbottom no pudo menos que sonreír al ver a Alice y Frank jugando con el pequeño. Se escondió hasta que llegó la noche, y Alice dejó a su hijo durmiendo en la cuna.
Era cerca de medianoche cuando Sara se arriesgó a salir de su escondite y acercarse a la cuna del pequeño.
- Hola Neville – le susurró suavemente levantándolo en sus brazos – vamos pequeño, no llores.
El niño no lloraba, sino que veía a Sara con interés. Sara lo abrazó y se sumergió en él.
- Bien -dijo poniéndolo en la cuna – ya vimos lo que teníamos que ver, pero no se lo vamos a decir a Voldemort. ¿Verdad que no? No, tu no tendrás que cargar con eso a menos que mi plan falle. Voy a sellar tu poder... Ea, no llores – el niño que se había asustado por el tono algo serio en que Sara había dicho lo último hizo un pucherito, pero se calló ante una monada de Sara- ...y así se le va a pasar todo a esa copia de James Potter. ¿Has oído sobre que el poder no se destruye o desaparece, y sólo cambia de ocupante? Pues al no poder estar en ti pasará al bebé Potter, y así cuando el Señor Oscuro lo ataque y trate de matarlo se encontrará con más poder del que esperaba... más del que yo le voy a decir que tiene que enfrentar. Y eso lo destruirá. Tú solo, y él solo, tienen la capacidad de pelear con Voldemort y matarlo, pero juntos... – Sara se rió suavemente- sí, y en cuanto eso pase el niño Potter muy educadamente te devolverá tus poderes. No te preocupes, no voy a hacerte un squib, simplemente vas a tener un perfil bajo, pero no por mucho tiempo. Ya me encargaré yo de ello.
Sara tomó de las manitas al niño y se concertó con todas sus fuerzas. Nunca antes había quitado a alguien sus poderes, pero ahí estaba. Una luz envolvió al niño, quien luego se quedó quieto, como dormido.
- No te preocupes, nene – siguió Sara con su monólogo – no tardarás mucho en recuperarlos. ¿Si el niño Potter va a morir? Creo que eso ya no depende de mi, sino de que su madre recuerde lo que leyó en un libro que le di hace unos tres o cuatro años. ¡Cómo corre el tiempo hijo mío! Pero no debe haber lío, después de todo Lily siempre tuvo una memoria asombrosa. Ahora monín, mejor me voy, antes de que venga tu querida madre o tu padre... no me gustaría que me encontraran aquí. Buena suerte, Neville, nos veremos pronto.
La búsqueda, localización y evaluación de los Longbottom la había llevado más o menos un mes, y tomando el otro que había gastado con el planeamiento fallido del ataque a la Klein le dieron el mes de Octubre para encargarse del chico Potter.
No había dado informe sobre Neville todavía, y se excusó diciendo que lo mejor era compararlos cuando ya hubiera evaluado a ambos. Sin embargo, evaluar a Harry no iba a ser nada fácil, porque nunca estaba solo. James, Lily y Sirius estaban todo el tiempo con él. Además, los Potter no se quedaban siempre en el mismo lugar. Hasta que ocurrió lo fatal.
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- ¿El encantamiento fidelio? – repitió Sirius tras que su amigo le explicara lo que iban a hacer – pero James, es muy complicado. ¿Es realmente necesario?
- Sí. Dumbledore está seguro de que ya están buscándonos.
- ¿Y quieres que yo sea el Guardián Secreto?
- ¡Obviamente! ¿Quién mejor que tu? – dijo James sin dudar en lo que decía, pues confiaba ciegamente en su mejor amigo.
- Está bien – dijo Sirius- ¿Vamos a hacerlo ya?
- Sí – dijo James sonriendo.
- ¡Excelente! – dijo Lily que había estado oyendo la conversación en silencio – a nadie más le confiaría a Harry. Si algo nos pasara, tu eres la única persona que me interesa que cuide de él. ¿Lo harías, verdad?
- Ya sabes que sí – dijo Sirius alzando a Harry, quien estaba empeñado en sacar estrellitas de la punta de la varita de Sirius – por Harry daría hasta mi vida.
- Es bueno saberlo, porque cuando Sara venga a buscarlo… –empezó James, pero Sirius palideció y retrocedió.
- ¿Sara?
- Sí, ella… – James se extrañó al ver la expresión de Sirius - ¿qué pasa?
- No puedo hacerlo.
- ¿Qué? Pero si acabas de decir… – dijo Lily.
- Y lo haría, pero el encantamiento fidelio en mi mente no funcionaría contra Sara.
- ¿Por qué? – preguntó Lily.
- La conexión – contestó James por Sirius – pero amigo, eso ya no debe existir, se suponía que desaparecería con el tiempo...
- Todavía existe, puedo jurártelo – dijo Sirius- no podemos arriesgarnos a que Sara se meta en mi mente y los descubra.
- Pero – Lily quería reclamar, pero Sirius había empezado a hablar rápidamente.
- Todos creen que yo soy el Guardián Secreto, ¿no? Pues bueno, que sigan creyendo lo mismo. Eso le va a decir la fuga a Voldemort y vendrá detrás de mí. Tratará de atraparme y luego me va a torturar para sacarme la información o enviará a Sara contra mi, pero no van a encontrar nada. ¡Eso es! Hagamos el encantamiento y me marcharé, para que crean que huyo para que Sara no me encuentre y se meta en mi mente para encontrarlos. Gastarán tiempo y energías en mi, y creo poder huir por bastante tiempo... si me deshago de la moto rápido además será más difícil que me encuentren. Y mientras tanto el secreto estará aquí seguro, y ustedes y Harry también.
- No, Sirius -dijo James- Sara no podría sacarte ese secreto.
- James, gracias por confiar tanto en mi, y esa misma confianza necesito que me tengas en esto. Sé que Sara no tardaría nada en entrar en mi mente, sólo tiene que estar cerca de mí, sabes que mi Oclummencia nunca ha servido para nada. No podría cerrarle la mente ni cinco minutos.
- ¿Y a quien usaríamos? – dijo Lily para enojo de James.
- A Sirius y punto.
- James, cariño –le dijo Lily- creo que debemos ponerle atención a lo que está diciendo Sirius. De sobra sabes que lo haría si no fuera cierto lo que nos dice. ¿A quien usamos? ¿A Remus?
- No –dijo James- no a Remus.
- Pero James...
- No.
- Tal vez no sea mala idea –dijo Sirius- si ve que rehúso a ser el Guardián Secreto tal vez se convenza de que no soy el espía.
- Sirius, recuerda lo que hablamos el otro día – le dijo James- no voy a arriesgarme a que sea él.
- Usemos a Dumbledore entonces –dijo Lily resueltamente.
- No lo sé... – dijeron Sirius y James a la vez.
- ¿Por qué? – le preguntó con extrañeza Lily .
- Ya sabes, Dumbledore y yo nunca nos hemos tenido mucha confianza –dijo Sirius- La idea era que no saliera de nosotros.
- Tiene que haber otra opción – dijo James – acabo de pelear con Dumbledore para que NO fuera él el Guardián Secreto, y además, Sirius tiene razón. Si le decimos a Dumbledore hay una oportunidad para que la fuga se entere.
- Entonces ¿quién? – dijo Lily - ¡Sirius, quítale esa varita al niño que está manchando la alfombra!
- Déjalo Lil – le dijo Sirius- no creo que a Sara le moleste.
- ¿Qué? – dijo Lily con voz seca - ¿qué tiene que ver Sara...?
- Es su casa – dijo Sirius- ¿no lo sabían? Sí, ella vivió aquí en el Valle de Godric desde los 11 hasta los 14. Supuse que cuando Dumbledore les ofreció una casa super segura en este Valle era la de ella.
- Pero bueno, eso no importa – dijo James molesto ante la idea de vivir en la casa de Sara - ¿a quién podemos usar?
- No lo sé – dijo Lily.
- ¿Peter? – dijo en tono dudoso Sirius.
- ¿Peter? – repitió incrédulamente Lily.
- ¡Eso es! – exclamó James como si hubieran descifrado un enigma- después de todo, ¿cómo iba a creer Voldemort que lo usamos a él? Y ni siquiera Sara se le puede ocurrir que lo usemos, ya sabes que no le tiene mucho aprecio.
- Sí, sí, podría funcionar – dijo Lily decidida ante el entusiasmo de su esposo- vamos a llamarlo de una vez.
Sirius los miró con un poco de duda, él no lo había dicho completamente en serio, pero bueno, ¿por qué no? Era amigo de toda la vida...
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
- ¿Qué ellos qué? – repitió Sara y de repente se sintió fatal. Algo no iba bien, algo había cambiado. No le quedaba más que seguir con el plan, pero hasta ahora no había considerado que Potter estuviera incluido entre... ¡Oh no! ¿Podría Sirius perdonarla por matar a su mejor amigo? Técnicamente no iba a ser ella, pero...
- Bien, bien – dijo Voldemort sonriendo malvadamente – llevarás a Sara con el niño, y luego, sea la respuesta que sea, les haremos una visita.
Cuando Sara estuvo junto a la casa le dio un acceso de cólera. ¿Cómo se atrevía Dumbledore a llevar a los Potter a vivir a su antigua casa? Esa prisión, ese escape, esa cárcel... tantas cosas había sido esa casa para ella... y ninguna exactamente buena.
Peter estaba entreteniendo a Lily lejos del cuarto del niño y Sirius y James estaban a esa hora los dos en el trabajo.
Sara entró al cuarto. El bebé la miró atentamente con sus grandes ojos verdes.
"Ver la muerte a unos ojos verde esmeralda" recordó Sara con un sentimiento de alegría. Todo apuntaba a que iba a funcionar... entonces, ¿qué era lo que no le gustaba?
- Hola pequeño – le dijo al alzarlo. Se había acostumbrado a hablarle a los bebés, después de todo, no entendían nada de lo que decía y le ponían atención – ven acá.
Harry solía ser un niño muy huraño cuando no se trataba de Lily, James, Sirius o algunos otros brazos a los que se había acostumbrado, sin embargo, no puso resistencia a Sara.
- ¿Pero cuánto tiempo pasa tu padrino contigo? –le preguntó Sara asombrada de la agradable e inesperada sensación que le transmitió el niño- siento en ti muy fuerte su presencia. Vamos a hacer eso, no llores, peque, vamos, vamos, no llores que tendremos a la perfecta Lily Evans aquí en un segundo. ¿Ya tienes los poderes de Neville? ¿A que sí? Vamos a evaluarte.
Sara se sumergió en el niño con extraña facilidad, y por poco estuvo de caerse de la impresión.
- ¿Así que aún no está nada seguro? – le preguntó Sara consternada – no creí que hubiera necesidad a esperar que estuvieras marcado. Tu futuro está en la más terrible niebla, no puedo saber que será de ti, no entiendo nada de lo que leo dentro de ti. Hay algo que me lo impide, y eso nunca me había pasado. Supongo que no debo saber... ¡pero niño, tienes la mente más fácil de penetrar que conozco! Alguien debería enseñarte Occlumencia desde ya si quieren que algún día puedas cerrar tu mente sin ayuda.
- Creo que ya me voy – oyó decir la voz de Peter- es una lástima que no haya visto ni a James ni a Sirius.
- ¿Oyes eso niño? – le dijo Sara al tiempo que lo acostaba en la cuna- eso es una rata apestosa. Nunca le hagas caso a ese tipo. Ya tengo que irme, es su señal, dentro de poco estarán tu padre y tu padrino por aquí. Bien, fue un placer conocerte, Harry. Parece que tuviste la mala suerte de salir a tu padre... pero espero que seas tan listo como tu madre. Buena suerte, Harry. La vas a necesitar.
El viaje al colegio se había hecho en la mayor seguridad posible, pero el ambiente de terror se mantuvo entre todos hasta la llegada al colegio. Sara no viajó en el tren, sino que viajó directo a Hogwarts por la Red de Polvos Flu.
Ya se sentía mejor, Dumbledore suponía que la poción que le habían dado era sólo para dormirla profundamente y poder llevársela a Lord Voldemort. A Sara no le gustaba la idea de que había estado a punto de ser secuestrada, pero a Dumbledore no le gustaba el hecho de que se hubiera debilitado tanto, porque la poción no era tan fuerte.
El banquete de recibimiento no fue tan alegre como siempre, pero los alumnos parecían aliviados de estar ya en el colegio: ahí no les pasaría nada. Dumbledore les dirigió un tranquilizador discurso, en el que sin embargo les pedía alerta y dedicación.
Sara había oído tranquilamente todo desde la mesa de Gryffindor, pero podía ver a Draco serio en la mesa de Slytherin, con la cabeza alta y una expresión totalmente arrogante, ignorando las miradas de desprecio de sus compañeros de casa y las miradas curiosas de quienes habían leído el artículo de Jeane Skeeter del día anterior. Aunque Draco no lo notara, los chicos menores de Slytherin lo veían con cierta admiración. Era una generación muy joven y algunos de ellos no tenían padres o familia mortífaga y lo hallaban fascinante.
Sara sabía que Draco odiaba estar ahí, por lo que no se quedaron mucho en el banquete y volvieron a la casa. Su casa.
Hace tiempo que no estaban en ella, pero Dobby la había limpiado y estaba tan acogedora como siempre. Todo estaba en perfecto orden.
- Nadie diría que estuvimos fuera dos meses, ¿verdad? – comentó Sara desempacando su ropa con unos cuantos chasquidos.
- No – contestó Draco al tiempo que desempacaba lo suyo con ayuda de la varita- de no ser por todo lo que ha pasado estas vacaciones diría que fue ayer que me fui de aquí.
- Me pregunto como será este curso – comentó Sara pensativa- tu con los EXTASIS, yo con los TIMOS... ¡nos vamos a volver locos!
- Bah…- dijo Draco- con todo lo que hay me parece que los exámenes son nuestra última preocupación.
- ¿Sabes qué? – le dijo Sara mirándolo con una sonrisa traviesa- creo que te pegué la paranoia. O tal vez te hace daño frecuentar a gente como Ojo Loco...
- ¿Así que ahora vamos a jugar a ser estudiantes normales? – dijo irónico Draco- me gustaría ver cuanto tiempo duras en ese papel.
- ¡Muy poco! – respondió Sara riendo y abriendo las puertas del salón de entrenamiento- lo que tarde en entrar a esta sala. No creas, extraño mucho las técnicas de pelea y duelo... y me parece que después de que mejoremos la poción de dormir para espacios abiertos me dedicaré a hacer a pociones curativas de buen sabor.
- Me alegra ver que estás de buen humor – dijo Draco al tiempo que sacaba la caja de cuchillos, desde siempre su proyecto favorito - ¿pero tenemos que empezar esta noche?
- No, sólo que tenemos que hacer inventario para decirle a Dumbledore cuanto tenemos.
- No me gusta como suena eso.
- Eh… sí, a mi tampoco – dijo Sara molesta – vamos a ver como está la cocina.
- ¿Y por qué el buen humor?
- Porque sólo tuve que estar un día en cama. Sabes que odio sentirme débil.
- Odias depender de la gente y que te digan "descansa" – le dijo Draco al tiempo que la ayudaba a guardar varias cosas – te tomas muy en serio eso que me dijiste de no ser "damisela en peligro". Si por ti fuera nunca necesitarías ayuda.
- Bah… no tan así tampoco – dijo Sara mientras entraban a la cocina- Depende de quien venga la ayuda. La tuya, por ejemplo, me gusta. Pero no te negaré que odio sentirme débil e inútil. Es como si estuviera desamparada cuando no puedo usar mis poderes... y hablando de eso, tengo que poner a hacer la poción inhibidora para la sesión de AD de mañana.
- Venga, primero terminemos de revisar la casa.
Sara abrió la alacena y la encontró llena de comida mágica, pero carente de suplementos muggles.
- Tenemos que ir al supermercado – dijo Sara- ¡si no tenemos nada!
- ¿Nada? – dijo Draco incrédulamente- Sara, Dobby trajo comida para un mes.
- Comida mágica – dijo Sara con una mueca de desdén – Hablando de Dobby, parece que la casa estuvo con la ventana entre abierta y habían bichos en todo lado.
- Hay que poner un hechizo exterminador – dijo Draco simplemente – y hablando de casas mucho tiempo desocupadas... dentro de poco cumplo años.
Sara lo miró sin entender.
- Sé que en unos días es tu cumpleaños, pero no veo que relación tiene una cosa con la otra.
- Tendré mi herencia.
- Aún no veo el punto – dijo Sara – pero felicidades.
- La casa Malfoy va a ser mía – le dijo Draco – y quiero ir a ver como está, y a limpiarla y prepararla.
- ¿Prepararla?
- Sí, voy a venderla – dijo Draco evitando la mirada de Sara
- ¿Vas a venderla? Pero...
- Tengo mucho dinero – le dijo Draco- y esa casa no me trae exactamente buenos recuerdos. Con el dinero que saque voy a comprar una casa más pequeña, un apartamento en realidad.
- Pero ¿para qué? Si vives aquí...
- Por este año – le dijo Draco – el otro año salgo del colegio, y tu te quedas aquí, y... –
Draco la miró y se mordió el labio inferior, no iba a decírselo todavía.
- ¿Qué pasa? – le preguntó Sara comprendiendo su gesto.
- Nada.
- No, no – dijo Sara – tu me estás ocultando algo. ¿Cuál es el truco en esto?
- Voy a comprar un apartamento en Francia.
Sara lo miró sorprendida y sintió como si alguien le hubiera dado un golpe en el estómago y le hubiese sacado el aire. Se sentó lentamente en una silla.
- Sara, los dos sabemos que no puedo quedarme a vivir en Hogwarts una vez que me gradúe. A uno u otro lugar tendré que irme, y estaremos igual de separados. ¡No te pongas así! – le dijo de mal humor- falta todo un año para que llegue el momento. Lo que iba a pedirte es que me acompañes a limpiar la casa un día de estos, después de que la herede.
- Claro – le respondió Sara incorporándose y diciendo fríamente- cuando quieras.
- Sara… no esperabas que me quedara viviendo aquí, ¿verdad? Está bien que no tengo la menor idea de lo que voy a hacer de mi vida cuando deje el colegio…
- Claro que la tienes: vas a irte a Francia. Creo que aún estoy un poco cansada, voy a irme a dormir.
Sara se fue a la puerta de su cuarto y ni siquiera se volvió cuando Draco dijo en su tono de voz hiriente que nunca usaba con ella.
- ¿A dormir? Será a leer ese dichoso diario para que te inspire la frialdad de costumbre ¿no? o tal vez a ver las fotos de tu padre para convencerte de que no vale la pena querer a nadie más, ¿verdad? Adelante Sara, ya sé que quieres volver a la normalidad, tenemos todo el año para esto.
Sara cerró la puerta de un portazo y Draco se dejó caer en una silla y hundió la cabeza entre las manos. ¿Por qué le había dicho eso? Se había dicho tantas veces que tenía que tenerle paciencia… que tenía que esperar… ¿el día anterior no la había hecho callarse? ¿Con qué derecho le decía eso ahora? ¿Y por qué le había soltado así que pensaba irse para Francia? Lo pensaba, en serio, Inglaterra era un lugar que no tenía para él ya más que lástima, odio y muerte. Francia era un lugar nuevo, gente interesante, que lo trataban relativamente bien. Pero a Inglaterra tenía algo que a Francia le faltaba...
- Algunas veces tienes que pensar en ti también – dijo la voz de Phineas Nigellus desde un cuadro de frutas que había en la cocina – no puedes ponerla siempre de primero.
- ¿Cómo voy explicarle lo que le dije? – dijo Draco- eso sobre su padre… y ella no es fría, es…
- No tendrás que explicarle nada – contestó Phineas.
- ¿Cómo que no?
- Se levantará como si nada hubiera pasado… déjala. Sé lo que te digo.
¿Qué les ha parecido? Espero que lo que sucede en la parte de Sara Parker se entienda bien, cualquier cosas, ya saben, mándenme sus dudas y las contestaré.
El próximo capítulo es muy especial, pero no les diré el nombre porque es demasiado explícito. De momento espero sus comentarios.
Ahora, contesto sus reviews:
Strega-in-progress: ¡Hola! Me alegra que te guste, me alegra que ahora te caiga bien Honey, a mi me gusta mucho ese personaje. Bueno, eso de despistarse con los sentimientos y que le pase algo calza con su idea de que no debe entretenerse con sentimientos, ¿verdad? La pregunta es… ¿puede evitarlo? Lo de Draco, ve pensándolo, cada vez se revelan más cosas, el chap de hoy es muy importante al respecto. Besos para ti tambien. Chao.
Leo Black Le-fay: ¡Hola! Me alegra que te guste, ¿quién no te cae bien? No pusiste el nombre, asumo que Honey. Sí, es una pena que Sirius no salga más, pero bueno, así es la historia. Estaba menos estresada con la U hasta esta semana, pero bueno, qué se le va a hacer, la vida universitaria. No recuerdo la página, es una comunidad de MSN que se llama anime awards. Por cierto, gracias por recomendarme a tu amiga, me encantan sus historias. Nos vemos.
Amsp14: ¡Hola! Pues sí actualicé como siempre, no va a ser el de la otra Sara el próximo one shot porque de momento tengo una idea extraña para conectarlo con Esa chica es mía, una secuela por su puesto, Esa chica es mía tiene final feliz. Nos vemos.
Laurana Malfoy Rin: ¡Hola! Qué alegría recibir tus reviews, de verdad que hay que tener ánimo para empezar a leer una con tantos capitulos, gracias por hacerle caso a Leo, y por cierto, que dicha que estás leyendo Setiembre del 69, es buenísima. A mi también me gustan mucho tus historias, creo que estoy leyendo sólo como dos, pero en vacaciones me pondré al día. Yo detesto a Dumbledore desde el quinto libro, creo que en la historia se va notando… Sí, pobre Snape. La verdad Sara Parker es mi favorita también, parece que transmito mis sentimientos a los personajes…
Licon: ¡Hola! Gracias por dejar review, me encanta recibirlos. Me alegra que te guste tanto la historia. Lo de Sara y Draco, bueno, ya ves como va la relación. Tranquila por las faltas, lo que importa es el review. ¡Gracias!
Bella Blackvad: Te estaba echando de menos ya. Sirius olío el cabello de Sara, esa es la que describo, pero asumo que ella olío el de él, sería lo más lógico creo. Me alegra que te gustara la secuencia del banco. Y Sirius ya está investigando, y la rata, bueno, como me dijo una amiga, después de todo Peter era un merodeador, así que es bueno en lo que hace (rata asquerosa!!!!!) En cuanto a Remus, bueno, la desconfianza viene creciendo desde hace ya casi cuatro años, y Peter no ha sido de mucha ayuda, ya lo leerás en este chap. Pero hay una cosa de las que me dices que no es cierta, Sirius no sabe lo que planea Sara. No estuvo en ella más que el tiempo suficiente para saber que era ella y… una cosa más. Aquí ya nació Draco, me dirás si ayudó en algo o no. Los celos de los dos me gustan mucho, en cuando a Leithold Jr, la verdad era que me había encariñado con su padre, pero él me cae mal. Lo de Draco bailando con Ginny me hizo gracia imaginármelo. ¿Voldemort lo sabe? Bueno, eso ya lo verás, la verdad no puedo contestarte. Y lo de tu historia, que cólera, se me olvido meterte en mi author alert y creí que me llegarían. Sí, hay dos chaps más, voy leyendo despacio, acabo de leer el chap tristísimo en el que Sirius recuerda todo lo de ella Isabella, ya quiero ver que va a pasar, bueno, en cuanto pueda leo el chap 5, y por fa avísame cuando publicas, que creo que de nuevo (¡seré chapa!) se me olvidó marcar la casilla del author alert. Me encanta tu historia. Nos vemos.
Andrea: ¡Hola! Me alegra que te gustara tanto el chap, puede que los encuentros también sean de mis partes favoritas. Me alegra que te guste Honey, y Ginny es tratanto de hacerle honor al personaje tan genial que resultó ser en el quinto libro. Nos vemos.
AriadnaCreta: ¡Hola! Sí, entiendo lo que me dices sobre el crucio y Sirius, pero de hecho el sufre demasiado toda su vida, no crees? O es que yo lo hago sufrir más de la cuenta? Bueno, si revisaste bien, sabes que Voldemort fue a sacar la Klein de Gringotts en el ataque que hieren a Tonks, por eso hablan de que Voldemort fue por poder, y tiene más poder ahora. Supuse que te gustaría ese pleito entre Sara y Draco, la verdad entramos en la etapa en la que Sara Black tiene que darse cuenta de algunas cosas sobre sí misma. ¿Qué oculta Narcisa? Te devuelvo la pregunta. Tienes razón en lo que dices sobre Peter, era un merodeador después de todo, así que tenía que ser bueno en lo que hacía, la verdad es que tenía que tener cierto genio para que ni James, ni Sirius, ni Remus ni Lily sospecharan de él. Bueno, espero de verdad las fotos. (Dame ideas de que quieres en tu regalo, ok?) Bye!
Bueno, eso es todo por hoy. Nos vemos la otra semana, aunque no sé si pueda publicar Viernes, seguro estará hasta el Sábado en la tarde-noche, porque tengo examen de investigación (¡auxilio!).
Saludos desde Costa Rica
Sara Fénix Black.
