Disclaimer: los personajes pertencen a JK Rowling, Warner Brothers y empresas asociadas. El nombre Ashok Sarji Akbar fue extraído del libro pabellones lejanos de M.M. Kaye.
Hola a todos!!!!!!!
Perdón por haber durado tanto en contestar, he estado muy ocupada estos días. Espero que estén muy bien.
El capítulo de hoy es muy especial e importante porque conocemos al pupilo de Ash y se explican muchas cosas que son y serán importantes para la historia.
Gracias por sus comentarios, contesto los reviews al final. Este capítulo se lo dedico a mi hermanita que está enferma.
Los dejo con el capítulo, ¡pónganle mucha atención!
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El Sabio, el Arma Letal y la Emperatriz
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"No hay nada seguro entre el cielo y la tierra, excepto lo que se ha escrito de una en la otra.
Las tablas del fuego bien deben ser leídas.
El sabio hablará por última vez antes del final
Y te dará lo que es tuyo de vuelta"
(Fragmento de la profecía de los centauros)
Sara miraba al lago con los ojos aún llorosos, pero no veía su reflejo en el agua, su mirada estaba en el pasado, en los preciosos momentos que ella había vivido con el amor de su vida, con aquel por quien lo había sacrificado todo y ya no estaba, con Sirius Black...
- Sara...
- ¿Sí, Ash?
- Él se fue.
- Ya lo sé.
- Pero no lo has perdido... Lo verás de nuevo, cuando esto termine... Ahora debes concentrarte en que esto termine bien. Y en lo que te queda de él aquí.
- Sara...
- Sara Fénix Black. La Emperatriz de las fénix que en estos momentos está recibiendo de los Altos Fénix sus poderes.
Sara lo miró asombrada.
- ¿A que te refieres?
- A que es hora.
- Pero ella no está lista –dijo Sara asombrada- yo no hice la última evolución hasta estar cerca de los veinte.
- No, no lo está –dijo Ash- pero ya no queda tiempo.
- Aún es una niña –dijo Sara en tono soñador- Me gustaría verla, saber que fue en realidad de ella. ¿Tú sabes todo lo que hice?
- Sí.
- ¿Estuvo bien? ¿Funcionó? –preguntó Sara dudosa.
- Pronto lo sabremos. Pero mientras tu hija recibe lo que necesita para estar lista, tú también debes recibirlo.
- ¿Qué cosa?
- Debo devolverte lo que es tuyo.
Sara recordó la profecía.
- Ten- Ash tomó una copa y la llenó con el contenido de la poción que estaba haciendo- bébelo.
- Pero Ash...
- Sabes que yo nunca te haría daño.
Sara tomó la copa y bebió el contenido de un trago. Sintió una sensación que no era nueva, pero que era horrible: la misma que cuando había recibido el Avada Kedavra hace muchos años. Gritó y sintió como el fuego la envolvía. Pronto se vio en el suelo desfallecida.
Ash la ayudó a levantarse. Sara se alejó de él.
- ¿Cómo pudiste? –reclamó furiosa- ¿eso era veneno, no? ¡Soy mortal ahora!
- Sólo te daba lo que es tuyo de vuelta –dijo Ash como si Sara la preguntara porqué había cambiado una roca de lugar.
- ¡¿Matándome?! –Sara respiraba agitada.
- Haciéndote renacer de tus cenizas... –dijo Ash de nuevo con tono solemne. Sara lo miró sin comprender. El indio la acercó al lago. La chica vio su reflejo sin creerlo.
- Pero... ¿cómo lo hiciste? –dijo Sara sin creerlo al tiempo que acariciaba la piel de su rostro, nuevamente lisa y sana- ¡Me veo igual que cuando tenía 20 años!
- Necesitarás todas tus armas para lo que te espera –dijo Ash- pero sobre todo Sara y tú necesitan sus poderes. Ambas.
- Pero, no lo entiendo.
- Tú y Sara se habían estado repartiendo el mismo poder. Cuando ella se debilitaba el poder venía a ti y cuando ella se hacía fuerte lo recuperaba. Eso sucedió porque tú no completaste el traspaso de poder. Supongo que recuerdas cuando la apuñalaste, recién nacida. En ese momento le pasaste tus poderes para que sanara, ¿recuerdas? Ella casi muere porque los poderes te tenían a ti (y sabían que no podían perderte por tu inmortalidad) y ella aún no era capaz de tenerlos, no lo sería hasta los cinco años. Pero al darle los poderes y quitárselos después empezaste ese juego, ya que ella no murió pero agonizó. Luego cuando ella cumplió los cinco años tenías que habérselos pasado definitivamente muriendo, pero no moriste, y conservaste una nota muy pequeña, casi imperceptible, pero real, de poderes mágicos. Al conservar tus poderes mágicos conservaste una parte de tu poder, aunque fuera muy pequeña. No terminaste de morir.
- ¿Quieres decir que debía morir para que Sara tomara del todo mis poderes?
- Sí, pero al renacer tú conservarías los tuyos. El poder ya había sido dividido una vez, lo que lo debilita y lo expone a una nueva división. Por supuesto, que cuando vuelva a reunirse lo hará con una intensidad tal que nadie habría sido capaz de imaginar. Al beber este veneno te he hecho completar el ciclo, has muerto, y los poderes que debías heredarle han ido a Sara, pero al no morir una parte se queda contigo. El poder ha sido dividido una vez más.
- ¡Eso quiere decir que Sara tiene la mitad de la mitad del poder de los fénix!
- No – la corrigió Ash- el poder de las Fénix evoluciona en cada generación. Tú tuviste una evolución de poder asombrosa que creó una conexión sin igual entre Sirius y tú. Ahora bien, la evolución que sufrirá Sara es mil veces mayor. Será una mega evolución.
- ¿Y yo tengo los mismos poderes de antes?
- Se puede decir –dijo Ash sonriendo- mientras los fénix te los presten, claro está.
- Cuando esto termine me los quitarán –dijo Sara como si fuera obvio- volveré a estar como estos últimos años: una muggle con pasado mágico, una squib.
Ash sonrió enigmáticamente. No podía revelarle más sobre ello.
- ¿Qué vas hacer ahora? –le preguntó Ash serio, cambiando de tema.
- No lo sé –dijo Sara con un suspiro- Sirius muerto, mi hija con una super evolución y el tiempo se acaba…
- Solo un consejo. Ya te lo di una vez, y te lo repito más claramente: sigue tu corazón– dijo Ash.
- Yo no tengo corazón –dijo Sara con un suspiro.
- Si que lo tienes. Dolido, herido, desgarrado, pero tu corazón, al fin y al cabo. Es hora que sigas el camino que interrumpiste hace quince años.
- No quiero hacerlo –dijo Sara lentamente- pero no tengo opción. Debo volver con Lord Voldemort.
- ¿Por qué no pruebas con él? Estaría dispuesto a escucharte ahora.
- No. Ya tuvo varias veces la oportunidad. Empecé esto sin él –dijo Sara firmemente- acabaré esto sin él. De por si, ya tiene a Sara de su lado.
- Por más Black que Sara sea, sigue siendo tu hija -le dijo Ash a modo de alarma.
- No puedo volver del lado de Dumbledore –dijo Sara negando- hace diecinueve años tomé esa decisión, no puedo echarme atrás ahora. Tenía dos opciones cuando supe quien era Sara: podía criar yo a la Emperatriz de las Fénix, o debía alejarme de ella para no contaminarla. Cuando casi la mato entendí que yo estaba contaminada por la maldad de Voldemort pues estuve demasiado tiempo con él. Por eso me alejé de Sara, por eso la dejé sola. Si mis planes funcionaron ella debe odiarme ahora, y si realmente el tiempo se acaba, no hay tiempo para arreglar diferencias madre-hija. No, será más fácil para ella conmigo en el otro bando.
- ¿Para ella o para ti? Tal vez debas decirle a ella la verdad sobre ti. Sobre su madre. Mira Sara: en el momento final lo sentirás dentro de ti, sabrás que es lo correcto, sabrás si la verdad debe salir a la luz.
Sara ignoró el comentario.
- Además, hace mucho tiempo entendí también que la destrucción del movimiento de Voldemort tenía que venir de dentro de este. Seré mucho más útil dentro que fuera.
- ¿Y crees que Voldemort te recibirá de vuelta?
- Ya lo ha hecho –dijo Sara extrañada de la pregunta de Ash, quien se suponía que ya lo sabía- Voldemort no es alguien que se pueda engañar, pero si lo logras, lo engañaste para siempre, porque no contempla la posibilidad de haberse equivocado.
- Yo que tú no estaría tan segura –dijo Ash negando lentamente- su caída debe haberlo hecho recapacitar mucho.
- De cualquier manera –dijo Sara- es así como debe ser. Debo volver con él. Más ahora que he recuperado mis poderes estoy nuevamente ligada a él. ¿No podía ser la vida más complicada?
- Si la vida fuera fácil sería muy aburrida. Lo que hace la vida interesante son los nuevos retos. –dijo Ash con una sonrisa. Era uno de las tantas frases que había aprendido a lo largo de su vida.
- Pues entonces señor sabio –dijo Sara sonriendo- ¿qué tiene que decir para que esta Hija del Infortunio escuche?
- Yo no soy con quien tienes que hablar –dijo Ash simplemente.
- ¿Qué quieres decir?
- Sígueme. –Ash se levantó, apagó el fuego en el que había cocinado la mortífera poción y empezó a caminar, subiendo aún más por el polvoriento camino que la chica había subido para llegar a él.
Sara dudó un momento antes de seguirlo.
Honey Fudge miraba a su alrededor preguntándose donde rayos se encontraba. No sabía como había llegado ahí ni quien la había atendido. Había despertado unos minutos antes y había escuchado voces que hablaban preocupados por el estado grave de Sara. Podría jurar que uno de los chicos que hablaba era Harry Potter.
Una voz las sacó de sus pensamientos.
- Me alegra ver que ya despertaste. ¿Cómo te sientes?
- ¡Draco! – los ojos de la chica brillaron al ver al rubio entrar en la habitación y sentarse junto a su cama- no lo sé… me duele un poco el pecho, es una molestia extraña…
- ¿Recuerdas lo que sucedió? –preguntó Draco preocupado.
Honey frunció el ceño tratando de recordar.
- Recuerdo que acababan de transformar la rata en ese hombre, Peter, y la pareja de Harry en el baile, la pelirroja, llegó por mi al balcón. Salimos para evitar que Steinvorth se comunicara con el exterior, pero fue muy rápido. Nos acorraló en uno de los pasillos. La chica Weasley lanzó un hechizo y tratamos de escapar pero nos separamos. Yo conozco bien el lugar así que pude alertarlos… luego atacaron el balcón, y uno de los encapuchados me lanzó un hechizo rojo que me dio en el pecho. Lo próximo que sé es que desperté aquí. Y que hablan de que Sara no está bien.
El rostro de Draco se ensombreció. Ni el doctor Wyle ni Dumbledore habían salido del cuarto, así que no sabía como estaba Sara.
- ¿Cómo llegué aquí? –preguntó Honey con un gesto de dolor al acomodarse para ver mejor a Draco- ¿Dónde estamos?
- Este… -Draco no estaba muy seguro de qué debía contestar a esas preguntas. Después de todo la Orden del Fénix era una sociedad ilegal y ella era la hija del Ministro.
- Puedes confiar en mí –dijo Honey al verlo dudar- creo que ya se los he demostrado.
- Sara y yo vimos cuando te atacaron y un mortífago te llevaba. Lo seguimos y te sacamos de ahí.
- ¿Y por eso está Sara mal?
- La atraparon.–dijo Draco- Logramos rescatarla pero está muy maltratada…
Honey vio de nuevo la tristeza asomar en los ojos grises de Draco. Puso una mano suavemente en su brazo y le dijo en voz baja:
- Ella estará bien. Ya lo verás. No la conozco, pero en definitiva no es del tipo que se deja vencer fácilmente.
Draco le dio una mirada de gratitud. En parte tenía razón. Sara nunca dejaba de luchar.
- Pero aún no me has dicho donde estamos.
- Estamos en un centro de reunión que tiene Dumbledore para organizar la lucha contra Voldemort –dijo Draco eligiendo con cuidado las palabras- es un lugar seguro.
- ¿Qué hora es? –preguntó asustada al ver unos tímidos rayos de luz por la ventana.
- Cerca de las siete de la mañana –dijo Draco- vine a verte varias veces anoche, pero aún no habías despertado.
- ¿Siete? Pero he oído voces todo el rato…
- No hemos dormido –dijo Draco- hemos estado pendientes de Sara toda la noche.
- ¿Qué te pasó en el hombro? –preguntó Honey alarmada al ver que Draco llevaba el brazo en cabestrillo.
- Oh… un recuerdo del enfrentamiento con el Señor Oscuro –dijo Draco restándole importancia al asunto- no te preocupes por mi.
- ¿Con Quien-tu-sabes?
- Sí –dijo Draco- pero ya te dije no tiene importancia…
- Si eso no tiene importancia… -dijo Honey suspirando- si no quieres hablar de eso, bueno. ¿Quien me atendió? –preguntó Honey mirando sus vendas y la poción que estaba en la mesilla de noche junto a la cama.
- Probablemente Lupin –dijo Draco no muy seguro- era quien estaba aquí cuando llegaste. Seguramente el doctor Wyle vendrá a verte en cuanto Sara… bueno, en cuanto pueda.
- ¿El doctor Wyle? –preguntó Honey sonriendo- ¿está aquí?
- Sí, ¿por qué? –preguntó Draco en tono de duda.
- Si el está atendiendo a Sara puedes estar seguro de que estará bien.
- ¿Lo conoces?
- ¿Bromeas? –dijo Honey como si estuviera diciéndole un disparate- es uno de los medimagos más reconocidos que hay. Ha hecho estudios en varios continentes y además tiene el título muggle de medicina. Tienes que haber oído hablar de él.
- Creo que mi madre lo mencionó una vez que salió en…- Draco frunció el ceño recordando- ¿era el del artículo de Corazón de Bruja sobre el medimago más joven y con mayor títulos en Inglaterra? Recuerdo que mi padre se burló de que hubiese desperdiciado su tiempo en medicina muggle.
- ¡El mismo! –dijo Honey con tono emocionado, para agregar luego con un tono algo decepcionado- Aunque él nunca ha sido muy entusiasta con sus apariciones en la prensa…
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El doctor Wyle y Albus Dumbledore miraban con aprehensión a la chica acostada en la cama frente a ellos. Después de que Draco había salido del cuarto le habían dado una poción para tratar de calmar el sueño inquieto en que estaba sumergida. Parecía haber dado resultado, Sara se había quedado totalmente quedita, pero aún así su visión no era nada tranquilizadora. Habían pasado ya unas nueve horas desde que recibiera la poción, y más de catorce horas desde que había perdido el conocimiento.
- Está ausente –dijo el doctor Wyle revisando la reacción a la luz de las pupilas de Sara- Algo no está bien… está en un nivel de inconsciencia mayor al que nunca había visto.
- Creo doctor Wyle, que es algo más que inconsciencia. En estos momentos Sara no está dentro de ella misma. Está probablemente en una de las conversaciones más interesantes e importantes que nunca haya tenido.
- Profesor Dumbledore, creí que le había dicho que podía llamarme Oscar.
- Y yo creí haberte dicho que me llamaras Albus. Ya hacen unos buenos años desde que saliste del colegio.
- Bien, Albus –dijo Oscar sonriendo- no entiendo a lo que se refiere.
- ¿Has oído sobre los fénix superiores? Tal vez los hayas oído nombrar como los Altos Fénix.
- Ligeramente –dijo Oscar haciendo memoria- sí, creo que sí. Pero si está comunicándose con ellos no podemos hacer nada más que esperar.
- No podemos hacer nada más que esperar –afirmó Dumbledore mirando con tristeza a Sara. Si ya estaba hablando con ellos, el momento se acercaba… el destino final se acercaba…
Los dos hombres se quedaron en silencio. El doctor Wyle estaba junto a Sara y sostenía su muñeca vigilando sus signos vitales. Dumbledore estaba sumido en sus propios pensamientos.
Sara Parker estaba viva…la verdad no era tan sorprendente como cabía esperar. En un inicio su teoría de que había terminado de perder sus poderes y había muerto era algo disparatada, pero los poderes de las fénix no se habían manifestado en ningún lugar, lo que la fortalecía. Sin embargo ya había sospechado antes que podía estar viva. Pero bueno, el deber de decirle a Harry la profecía no era lo único que había preferido dejar de lado.
Sus sospechas habían empezado con aquella testarudez de Sirius por buscarla. Ya muchas veces no le había puesto atención al animago, y ¿si esa vez tenía razón? Pero había desechado sus sospechas. La verdad nunca le habló a Sirius sobre las dos últimas visitas que le había hecho Sara a su despacho. No quería alimentar la extraña historia de Sirius de la obligación de Sara para con los mortífagos y su último encuentro. Y pensar que había sido verdad y no le había creído…
Lo había sospechado después de encontrar a Sara Black, varias veces, de hecho. No estaba seguro ni siquiera porqué, excepto por aquellas extrañas pérdidas de poder. Pero no, era imposible. Había tenido una hija, tenía que estar muerta…
De repente un brusco movimiento del doctor Wyle lo sacó de sus pensamientos.
- ¿Qué sucede? –preguntó acercándose.
- No lo sé Dumbledore…pero no me gusta nada. Su pulso se ha acelerado demasiado. Se agita de manera incontrolable, ¡está empezando a convulsionar! –dijo en tono alarmado subiendo la voz- Ya no está débil… ¡más bien siento una concentración demasiado fuerte de poder dentro de ella!
- ¡Aléjate de ella! –Dumbledore se había acercado a verla y lo había comprendido todo. Era algo que debía haber esperado.
- ¿Qué sucede? – preguntó Oscar sin entender.
- Es una evolución de poder.
Sara convulsionaba fuera de control. Dumbledore tomó al doctor Wyle por los hombros y lo obligó a retroceder. Una luz dorada empezó a envolverla y pronto ardió en llamas, que la suspendieron unos centímetros por encima de la cama.
- No es una evolución de poder normal –dijo Dumbledore con pesar- está recibiendo los poderes de la Emperatriz.
El fuego se apagó lentamente y Sara cayó de nuevo en la cama. Todavía se agitaba cuando un nuevo resplandor cegador la envolvió obligando a Dumbledore y a Oscar a taparse los ojos.
Al apagarse la luz todo cesó. Fawkes, quien había aparecido inadvertidamente en la habitación cantó la nota más alta de su repertorio y Sara Fénix Black, la Emperatriz de las Fénix, despertó.
El fénix que había llevado a Sara con Ash los seguía en su ascenso por la montaña cuando de repente se detuvo y cantó. Sara no recordaba nunca haber escuchado a un fénix cantar en una nota tan alta.
Ash se detuvo a escuchar y dijo en su tono solemne:
- La Emperatriz de las Fénix ha despertado. El destino va a seguir su curso.
- Pues adelante –dijo Sara con una sonrisa maliciosa- El Arma Letal ha regresado, así que estamos listos para jugar.
- Pero primero –dijo Ash sonriendo al interpretar la expresión de Sara como que ya estaba dispuesta a seguir con aquella historia- tenemos que conocer las reglas del juego.
Siguieron subiendo en silencio hasta que llegaron a otra cueva, en la que también esperaba un hombre.
- Roy –lo llamó Ash- aquí está.
El hombre se acercó a ellos. No era un hombre joven y como Ash tenía el aspecto de haber pasado mucho tiempo en ese lugar en un estado de contemplación. Sin embargo se notaba que su piel, tostada por el sol era originalmente blanca, y sus ojos celestes y cabellos claros reflejaban que no era definitivamente originario de la India.
- Sara Fénix Parker. La Hija del Infortunio, el Arma Letal de Lord Voldemort. Es un honor conocerla.
Tomó la mano de Sara, haciendo una reverencia y la besó.
- Sara, él es Roy Benamburg, mi pupilo. –le dijo Ash – Él es con quien debes hablar.
- ¿Hijo de Ronald Benamburg? –preguntó Sara asombrada
- Así es –dijo Roy sonriendo.
- Pero… ¿en qué puede ayudarme usted? ¿Conoce al trabajo de su padre?
- Sí, y también conozco personalmente las tablas del fuego, y con la ayuda de Ash las hemos traducido según las profecías.
- Pero en el libro de su padre…
- ¿Usted lo tiene? –preguntó asombrado a su vez Roy.
- Sí –dijo Sara- lo tomé de la oficina de Dumbledore. La copia, por supuesto. El original estaba en manos de Lord Voldemort.
- Él mató a mi padre –dijo Roy asintiendo- por eso huí de Inglaterra. Yo había ayudado a mi padre con la elaboración del manuscrito, pero habíamos tenido varios desacuerdos en la traducción de las inscripciones de las tablas. Decidí comprobarlo por mi mismo, pero sabía que iba a necesitar mucha ayuda y conocimientos sobre las fénix con los que mi padre había contado. Después de la caída de Lord Voldemort regresé a Inglaterra, pero Albus Dumbledore me contactó para decirme que debía terminar lo que ya había empezado, porque al final iba a ser necesaria una reinterpretación de las tablas, distinta a la que Lord Voldemort conoce según el manuscrito de mi padre. Me envió al ISCI donde me dijo que encontraría al mayor sabio de la época que me ayudaría en mi labor. Así encontré a Ash.
- Yo también busqué las tablas –admitió Sara- después de que dejé a mi hija, cuando tenía unos tres años. Las encontré según las indicaciones que daba su padre en el manuscrito, pero al menos en la parte que yo tengo no aparece la traducción de ella y yo no entendí mucho por mi cuenta…
- En ningún manuscrito aparece la traducción de mi padre –le dijo Roy- la habíamos hecho por aparte, y Lord Voldemort lo obligó a decírsela antes de matarlo. No sé si sabes que pensaba publicar otro libro basado exactamente en las tablas del fuego y la historia de las fénix de Inglaterra. Por dicha no lo había escrito aún. En el manuscrito que presentó a la editorial, "La leyenda del fuego: la magia y el destino de los fénix" se basaba casi solo en la leyendas recogidas y la información verdadera que había recogido de conocedores del tema y de tu madre, luego las apoyaba levemente en lo que entendía de las tablas, pero tiene ciertos errores.
- Cruciales errores –dijo Ash sonriendo
- Y tú debes conocerlos.
- Pero las tablas narran toda la historia –dijo Sara- más o menos como la narra en el manuscrito, y como mi madre me la había contado a mi.
- Eso es porque las tablas han sido interpretadas por mi padre conociendo ya la historia narrada por su madre –dijo Roy – las tablas dependen de lo que ha sucedido para tener sentido, y sólo basándose en lo que ha ocurrido y las profecías se puede encontrar significado a la parte final de las tablas, la que falta por ocurrir.
- El Destino Final –dijo Sara mirando a Ash quien asintió levemente,
- ¿Tiene el libro de mi padre? –le preguntó Roy con ansiedad.
- Sí, pero… - Sara iba a explicar que lo había dejado, cuando el fénix se acercó a su lado…con el libro entre las garras -¿Cómo…?
Por toda respuesta Sara solo consiguió una sonrisa enigmática de Ash. Roy abrió el libro con una sonrisa. En la primera página había un mapa.
- Así es –dijo Roy asintiendo- en lo más alto del Monte Nanda Devi, grabadas por el cielo en la firme roca terrestre…
- "No hay nada seguro entre el cielo y la tierra, excepto lo que se ha escrito de una en la otra" –recitó Ash. Sara asintió.- El destino de la Tierra está escrito en las estrellas, y el destino de los fénix está escrito con fuego caído del cielo en la roca Nanda Devi.
- Así es –dijo Roy- fueron grabadas por los fénix con una serie de rayos en la dura roca. Bueno, tu las has visto. Y sabes como va la historia…
- Inicia con como los Altos Fénix cedieron ante la naturaleza humana y se mezclaron con ellos surgiendo los magos… y las fénix –dijo Sara- eso es todo lo que saco en claro.
- En un inicio la gente piensa que hubo muchas de ustedes, fénix de doble naturaleza –dijo Roy con aire de entendido- pero en realidad solo fueron siete.
- ¿Eso significan estos símbolos? –Sara se había aprendido de memoria las tablas, así que empezó a dibujar siete símbolos en la tierra.
- Exacto –dijo Roy- las siete fénix se extendieron a lo largo del continente. No se llevaban entre sí, así que trataron de alejarse, y congregando cada uno un grupo de magos a su alrededor se distribuyeron en siete países: Inglaterra, Escocia, Irlanda, Albania, Estonia, Austria y Bélgica.
- Espera un momento –dijo Sara levantándose de repente. Ella había oído antes ese grupo de países. Se esforzó para hacer memoria…- ¡El anillo Klein!
- Así es –dijo Roy sorprendido. Los ojos de Sara se habían llenado de un brillo nostálgico recordando cuando Sirius le había explicado todo sobre ellas en aquel restaurante-mirador de Winchester. "Los países del anillo Klein sufren de alardes de grandeza y quisieron tener energía a lo grande. No me preguntes porque se llaman "el anillo Klein", porque no tengo la menor idea." – las fénix prestaron su magia para la protección de las Klein y sólo con magia negra muy potente se pueden vaciar. La magia de las Klein es muy antigua, casi nadie sabe de la relación que tuvieron las fénix en ella.
- ¿Cuanto apostamos a que Lord Voldemort si? – ahora Sara entendía. Claro, Voldemort siempre había sabido que ella podía ayudarlo con la reserva de energía propia, y siempre había contado con la ayuda de ella para su golpe final: la toma de la Klein de Inglaterra. Claro que Voldemort decía que tomaría esa Klein al final, para demostrar que logró dominar el mundo sin necesidad de ese poder extra cuando siempre había podido tomarlo. Recordó cuando Sirius había dicho, muchísimo tiempo atrás, que ese Lord era un presumido. Negó levemente, tenía que detenerse. No podía pesar en Sirius cada cinco minutos. Sacudió la cabeza para alejar de ella esos dulces pero tristes recuerdos y dijo como un chiquito que le cuentan una historia que ya sabe de memoria- Bueno, se establecieron en cada país y establecieron sus reinos. Pasa a la parte de las muertes. No termino de entenderlo.
- ¿Pero sí entiendes lo que es el DarkNox? –preguntó Roy con interés.
- Entiendo que es el fin de nosotras, pero no entiendo como surge.
- Es una larga historia –dijo Ash interviniendo de nuevo en la conversación- supongo que a Roy no le moleste que la explique yo, que ya conozco un poco más a los Altos Fénix.
- Claro que no –dijo Roy sonriendo al que consideraba su maestro.
- No todos los fénix superiores estaban felices con la mezcla de su especie con la humana. Esta significó una gran pérdida para ellos, ya que al no ser su naturaleza la de tener descendencia, al tener hijos dejaban de existir para darles su poder. Esto creó a los magos, que tenían una cantidad de poder mayor a lo que nunca supieron, y por eso son capaces de pasarla de generación en generación sin necesidad de morir. El poder de los fénix salió de lo que ellos llaman "la flor del fuego" y se debilitaron. Los humanos nunca hemos entendido cual es la misión de los Altos Fénix o la razón de su existencia, menos aún para qué es necesaria la flor del fuego, y dudo que alguna vez lo sepamos. El hecho es que a ningún Fénix superior le gustó en realidad la mezcla, pero un grupo de ellos no pudo soportarlo. No tenían problemas con los magos, pues sabían que en algún momento los humanos iban a recibir los beneficios de la flor, pero las fénix eran para ellos aberraciones que nunca debieron haber existido. Ellos no podían exterminarlas, aunque tuvieran el poder para ello, porque eran superiores y no habría sido una lucha justa. Así que eligieron a un ser humano a quien le dieron el poder para ello.
- El DarkNox –intervino Sara- el asesino de las Fénix.
- Asesino no es la palabra indicada –dijo Roy- porque en realidad no tenía el poder de matarlas. Su poder consiste en arrancar de ellas el poder para devolverlo a flor del fuego. Generalmente ellas morían en el proceso, pero porque peleaban con él para recuperarlos y en ese momento el DarkNox podía utilizar el poder que les había quitado contra ellas.
- ¿No se los quitaba para devolverlos a la flor? –preguntó Sara que sentía que aquello era un verdadero enredo.
- El DarkNox tiene el poder de depositarlos en lo que él desee, o bien, en quien él desee –respondió Ash- el plan funcionó bastante bien, y sin que la comunidad mágica se lo pudiese explicar las fénix inmortales empezaron a morir… todas perecieron, excepto una de ellas.
- La fénix de Inglaterra, Sara XXI, en honor a ella llevo yo su nombre –completó Sara.
- Correcto –dijo Roy- Y la historia de cómo ella sobrevivió, es la historia de tu destino. Había un hombre mortalmente enamorado de ella. Un hombre que era capaz de cruzar el infierno por ella… y prácticamente lo hizo, él y toda su descendencia. Era un hecho que él y Sara nunca iban a estar juntos, pues ella era una princesa ya comprometida y él era un simple plebeyo. Sin embargo, preocupado por lo que sucedía en los países vecinos, donde las fénix habían sido destruidas de manera inexplicable él había ido a buscarla. Ella le había hablado del DarkNox, sabía cuál era su sistema para destruirlas y se lo había explicado. Sabían que las lograba matar usando su propio poder en contra de ellas, así que él lo enfrentó cuando llegó a Inglaterra, antes de que atacara a la princesa, pero después de que había devuelto los poderes de la última Fénix con la que había terminado.
- ¿Por qué no los conservaba para atacar a la siguiente? –preguntó Sara frunciendo el ceño. Estaba todavía muy acostumbrada a realizar planes de ataques, y eso era lo que por lógica debía haber hecho.
- Porque un humano, aunque tenga el poder del DarkNox, no puede resistir tanto poder mucho rato. –dio Ash- Acabaría con él. El hecho es que aquel hombre acabó con el DarkNox, recibió grandes recompensas de la corona recibiendo su titulo nobiliario y su fortuna. Sin embargo los Altos Fénix que le habían dado los poderes al DarkNox no estaban nada felices con lo sucedido…y lo maldijeron. Un descendiente suyo heredaría los poderes del DarkNox y tendría que encargarse de arrancar los últimos poderes de fénix que quedaban en la Tierra.
Sara cerró los ojos. Recordaba cuando había leído esa parte del manuscrito de Benamburg. La parte en que se hablaba de la familia Black. Al abrir los ojos, Roy tenía el libro abierto en esa misma página que ella había leído por primera vez unos dieciséis años antes en la casa de Narcisa Malfoy.
- Y se cumplió –dijo Ash- La sangre de su familia ha llevado consigo por varios siglos el poder dormido del DarkNox.
- Y ya está aquí –dijo Sara mirando al vacío.
- Lo sabemos –dijo Ash- y es parte del Destino Final.
- Lo sé –dijo Sara- tuve una visión en la que aparecía junto con otros.
Ash y Roy intercambiaron una mirada muy intensa ante este comentario de Sara. Roy sonrió con un aspecto triunfante mientras Ash asentía como quien terminaba de entender algo.
- ¿Qué sucede? –preguntó Sara intrigada.
- Ya casi llegamos ahí –dijo Ash en un gesto que Sara sabía que significaba que debía ser paciente.
- Un momento –dijo Sara mirando la página del libro que Roy sostenía. La pagina estaba muy arrugada en las esquinas y Sara podía recordar porqué- ¡Dumbledore sabía esto! Los Black son la familia de la leyenda. Al salvador de Sara XXI le dieron el nombre Black porque había derrotado al abanderado de la oscuridad. Él sabía que de los Black nacería el heredero del DarkNox, ¿verdad? Lo he sospechado ya antes, pero hasta ahora entiendo que no eran simples suposiciones suyas…
- Sí –dijo Ash- claro que lo sabía. El tenía el manuscrito antes que tú, ¿no?
- ¿Qué habría sucedido si… si Sirius hubiese sido quien iba a ser el padre del DarkNox?
- Pues…Sara no habría nacido –dijo Ash muy serio- y tú no habrías sobrevivido. Sería totalmente incompatible una Fénix y el DarkNox, se habría destruido antes de existir y al tener los poderes del DarkNox dentro de ti habrías muerto.
- No existiría la Emperatriz de las Fénix –completó Roy.
- ¿Pudo haber ocurrido? –preguntó Sara directamente a Ash, quien se encogió de hombros para decir:
- Sí, pero era muy poco probable. Las tablas del fuego ya habían sido leídas una vez y tenían que cumplirse de alguna forma… pero supongo que ahora comprendes mejor la actitud de Dumbledore.
- Sí. De hecho hace ya bastante tiempo que sé lo que hizo, y porqué lo hizo. Los centauros me habían explicado que conociendo la Profecía había evitado que nos acercáramos por miedo a que la sangre Black inclinara la balanza hacia el mal. Supongo que también temía que esto pudiese suceder. –la mirada de Sara estaba llena de rencor- Pudo habérmelo dicho, si hubiese sido sincero con nosotros lo habríamos entendido, habría sido nuestra decisión. Todo habría sido mil veces más sencillo si nos lo hubiese dicho todo desde un inicio… o si no se hubiese metido del todo.
Sara sintió renacer en ella el mismo odio que había sentido al darse cuenta de todo, aquel día en que se había enterado de que estaba embarazada y había recuperado el recuerdo de los centauros y el destino se había revelado a ella por segunda vez.
- Pero…
- Déjala –dijo Ash a Roy- sigamos con lo que nos interesa: las tablas. No hay tiempo para nada más. Lo hecho, hecho está.
Sara asintió y se sentó de nuevo mirando fijamente a Roy, esperando que continuara.
- Unas dos generaciones después inició todo el revuelo contra la magia inculta y la fénix fue destronada y desterrada lejos de Inglaterra.
- Sí, ya sabemos esa parte de la historia –dijo Sara deseosa de llegar al final de las tablas- viajaron a Asia y África, donde eran consideradas todavía como seres superiores… hasta que mi madre tuvo una revelación y volvió a Inglaterra para dejarme con Dumbledore.
- Sí –dijo Ash- y luego se dio la confusión entre Aberforth Dumbledore y Albus Dumbledore… pero esta en realidad no fue tan importante.
- Claro que sí –dijo Sara furiosa.
- ¿Crees que realmente habría marcado diferencia? –le preguntó Ash escéptico- al tener que huir de la ley Aberforth igual te habría dejado voluntariamente con su hermano, y al entrar al colegio igual hubieses quedado bajo su tutela.
- No necesitamos explicarte como se cumplieron las tablas en ti, ¿verdad? –le preguntó Roy con una mirada de compasión- la profecía leída en el cielo por los centauros no difiere de la escrita en la roca. Excepto en la traducción que Voldemort tiene. Mi padre se equivocó en varios símbolos… en las partes del pasado también, pero esas no tienen mayor repercusiones sobre lo que a Voldemort le interesa.
- Creo que Voldemort no le puso mucha atención a las partes de las tablas del fuego que no se referían a los poderes. De hecho, creo que le puso más atención al resto del trabajo de tu padre sobre los poderes de los fénix, su posible transmisión y utilización.
- Voldemort sí utilizó la información de las tablas del fuego –la corrigió Ash- las conocía por lo que conocía las profecías que Dumbledore conocía, y sabía que era lo que Dumbledore temía de ti, por lo que podía utilizarlo en su contra. Claro, Voldemort es muy sutil al utilizar la información que tiene…
- ¿Cuál es la idea de las tablas del fuego que tiene Voldemort?
- Mi padre no trabajó mucho la profecía de la Hija del Infortunio –declaró Roy- yo la trabajé por aparte, pero como pudiste ver al visitar Nanda Devi es la parte más borrosa de la escritura.
- ¿Qué conoce de esa?
- Sabe que Dumbledore tenía miedo de la hija que tu ibas a tener, pues si tenías una hija sería la Emperatriz de las Fénix, y que la sangre tenía mucho que ver con el comportamiento de la niña.
- ¿Entonces no sabe lo de la balanza?
- No. Si no ya habría tratado de ganarse a tu hija. Él decidió simplemente aprovecharte a ti mientras Dumbledore le tenía miedo a tu hija que aún no había aparecido –explicó Ash- ya de la niña se encargaría después. Aunque claro que él tampoco quería que quedaras embarazada, pues te pondrías débil y ya no le serías útil. La niña no creyó que le sirviera pues tenía que esperar a que creciera para usar sus poderes. Voldemort puede ser muy paciente, pero no duda en utilizar medios rápidos para cumplir sus deseos sin están disponibles y los considera efectivos.
- Debo admitir que la lógica de Voldemort siempre me ha gustado –dijo Sara con una corta sonrisa- vale, no debería decir eso. ¿Qué hay de la otra profecía, la de los centauros? –preguntó Sara mirando a ambos hombres esperando una respuesta de alguno. Fue Ash quien respondió:
- No la conoce textualmente, porque en las tablas no está escrita como tú y yo la conocimos. Sabes que las tablas están escritas en ideogramas y runas muy antiguas, no permiten una traducción literal. Y aunque Ronald Benamburg estaba muy informado, no lo estaba tanto como Roy, y menos como tú o yo.
- ¿Qué sabe Voldemort entonces?
- Sabe lo que mi padre había deducido. Sabe que tienes un conocimiento mayor al de los demás sobre el destino, que con la Emperatriz todo va a llegar a su final, que la sangre de la chica es muy importante (él siempre ha valorado a los Black) y sabe que tu destino y el de tu hija no están unidos. Bueno, al menos eso cree él.
- Pero las tablas dicen algo más. –dijo Sara empezando a dibujar de nuevo en la tierra otros intrincados símbolos- Algo más muy importante.
- Lo que me toca a mi revelarte –dijo Roy solemnemente- el final de la historia.
- El final no puede estar definido. –dijo Sara con furia repentina.
- Lo que sucederá, no, no lo está-dijo Ash asintiendo- la Emperatriz tiene hasta el final para decidir hacia que lado dejará su sangre pesar, recuerdas lo de "No es la sangre la que diga a ella, sino ella la que diga a la sangre."
- Entonces la sangre no es tan importante…
- Claro que sí: "La sangre no dicta el destino. El destino dicta a la sangre." –continuó Ash- Según el destino así se espera el comportamiento de la sangre al final. Esta historia no sería la misma si Sara no fuera una Black, pero sin el destino ser un Black no sería lo mismo.
- Eso Ash –dijo Sara con cara de perplejidad- es un enredo.
- Piénsalo –dijo Ash con una sonrisa- Roy, por favor.
- No hay una sola mención de esto en el libro de mi padre. En esta parte es que tuvimos más desacuerdos en la traducción, pero lo que dijiste hace un momento comprobó lo que yo decía… no hay un elegido, hay tres, y con Sara, son los cuatro pilares en que se sentará la victoria del bien o la caída del mundo que conocemos frente al mal.
.-.-.-.-.-.
Lord Voldemort había vuelto al castillo tras la conversación con Sara a repartir unos cuantos castigos. Holst, Leithold y toda la guardia que debía cuidar de Sara Black habían recibido su cuota de cruciatus e insultos. Snape, quien no se suponía que estuviera de guardia igual recibió su parte, por haber dejado escapar a los chicos. Pero la tortura suprema Lord Voldemort la había dejado para el final.
Wormtail no la iba a pasar nada bien ahora, se había salvado por muy poco de empezar a revelar los planes de su señor a la Confederación Internacional de magos, y a pesar de que no había sido así, gracias al ataque del grupo de mortífagos en el que habían logrado rescatarlo, era un error que Lord Voldemort no iba a dejar pasar fácilmente.
Severus Snape esperaba la llamada de su señor bastante preocupado. Lord Voldemort no lo había dejado volver al colegio, quería hablar con él, y decía que era muy importante. Finalmente lo llamó. Snape entró en el salón y hizo la reverencia quedando de rodillas rostro en tierra.
- Snape, ¿recuerdas cuál fue la primera misión que te di después de que recibiste la marca?
- Sí mi señor –dijo Snape, nunca podría olvidarlo- escribirle a Sara y averiguar que había sido de su vida.
- ¿Y después? – preguntó Voldemort complacido de la buena memoria de su mortífago.
- Que le siguiera escribiendo y lograra que se peleara con Black.
Voldemort guardó silencio. Snape se atrevió a levantar un poco la vista y vio como Voldemort tomaba un líquido espeso rojo oscuro en una copa.
- Supongo que te preguntarás porqué razón no puse mucho esfuerzo en convencer a su hija de ingresar a nosotros, sino más bien de traerla acá, de cualquier manera.–Lord Voldemort continuó hablando en ese tono de susurro tan amenazante en él.
- No soy quien para cuestionar sus mandatos, mi señor.
- Bien Snape –dijo Voldemort en tono complaciente. Snape sabía lo que ese tono significaba. Problemas. Una nueva misión. – dime, cuando llegaste a ayudar a Leithold para tratar de evitar el rescate de la chica… ¿ella te vio?
- No lo creo, mi señor. No parecía estar en muy buen estado. Estaba bastante alterada, gritaba y se tomaba la cabeza desesperada. Secuelas de su tortura, supongo.
Voldemort asintió pensativo.
- Necesito que averigües que ha sucedido con ella. Había perdido sus poderes, y no sé si lograrán que los recupere.
- Sí mi señor.
- Pero hay algo de lo que necesito que te encargues primero.
- Como usted mande.
La razón por la que no traté de atraer a la causa a Sara Black es porque en realidad no la necesitaba más que para encontrar a mi propia Emperatriz… a mi propia fénix. Al matar a la hija el poder pasaría a la madre…a mi esclava.
Snape se agitó un poco. Voldemort estaba confirmándole lo que Sara Black le había dicho antes de desfallecerse. No podía creerlo, aunque quería hacerlo más que nada en el mundo.
- Sí, Snape, estoy diciendo lo que escuchaste. Sara Fénix Parker está viva. La localicé a través de su hija y va a volver con nosotros.
- ¿Puedo saber cuando? –preguntó Snape con cautela tratando de no sonar ansioso.
- Pronto –dijo Voldemort con seguridad. Luego continuó en el mismo susurro astuto y con algo de resentimiento- Está desolada por la noticia de la muerte de Black, ha pasado estos años sola y sin magia, alimentando rencor y resentimiento. Quiero que vuelvas a trabajar en ella como lo hiciste en el pasado. Si Black aún tiene el mismo poder sobre ella, de seguro tú conservas tu influencia. Trabaja su rencor, asegúrate de que todos esos… sentimientos no sean más que armas para la causa.
- Sí mi señor –dijo Snape con una reverencia- como usted guste.
- Quiero que permanezcas aquí el fin de semana, espero que ella vuelva antes del domingo en la noche. Podrás regresar a tus lecciones después de hablar con ella, y espero un informe rápido sobre el estado de Sara Black.
Snape salió de la sala sudando frío. No podía esperar por el retorno de Sara. Hasta que la tuviese al frente aceptaría que de verdad estaba viva.
.-.-.-.-.-.
- Gracias por todo –le dijo Sara a Roy sonriendo antes de empezar el descenso junto a Ash.
- No fue nada. Lamento mucho lo de Sirius Black…Suerte con lo que viene.
- Gracias –dijo Sara de nuevo sonriendo tristemente.
- Adiós Roy –dijo Ash tomando a Sara del brazo y ayudándola a bajar. El fénix los seguía suavemente.
Descendieron en silencio. Sara iba meditando todo lo que habían hablado en las últimas horas. No podía creer que realmente esperaran todo eso de una chica de apenas quince años. Su sonrisa se había esfumado nuevamente.
- No te preocupes- la voz de Ash la sacó de sus pensamientos- ella estará bien. Es una chica excepcional.
- ¿La conoces?
- No, pero conocí a su madre y a su padre, y sé algunas cosas que el resto de las personas no saben.
- Odio aceptarlo, pero tengo mucho miedo Ash. Las cosas pueden salir tan mal…
- Para eso vas a estar ahí Sara. Estás aquí para ayudar a tu hija, para hacerle el camino más fácil y que ella pueda tomar la decisión correcta. No lo olvides, ella te va a necesitar hasta el final.
Sara no dijo nada. Se limitó a asentir con la cabeza. Llegaron a donde estaba el caldero aún con los restos de la poción.
- Debes viajar a Inglaterra de inmediato –le dijo Ash- si de verdad vas a volver con Lord Voldemort es mejor que no te tardes. Pero aún creo que deberías probar ir con Dumbledore.
- Iré –dijo Sara- pero no para volver con él. Simplemente tenemos una conversación pendiente. Quero ver su rostro al saber que yo había dicho la verdad y el no me había creído.
Ash frunció el ceño.
- Ten cuidado con lo que haces Sara, recuerda que ustedes pelean por la misma causa.
- La causa no se verá afectada –dijo Sara con seguridad- esto es sólo entre Dumbledore y yo.
- Ten –Ash sacó un pequeño paquete alargado de uno de sus bolsillos. Sara lo abrió con curiosidad para encontrarse con una preciosa varita. Sara miró a Ash sorprendida.
- ¿Sabías que había quebrado mi varita? –Ash solo sonrió y Sara lo abrazó- gracias. No sé que habría hecho sin ti, o sin Roy.
- Para eso estamos aquí –dijo Ash- y aún hay más. Lleva este fénix contigo.
Sara miró detenidamente al fénix que la había traído hasta su amigo.
- ¿Qué quieres decir?
- Es tuyo. Los Altos Fénix quieren que lo tengas. Te va a ser de utilidad. Sólo tienes que ponerle un nombre al que responda y será tuyo.
Sara lo miró pensativa, hasta que una melancólica sonrisa se dibujo en sus labios.
- Se llamará… Sirio.
El fénix cantó una suave nota y se posó en el hombro de la mujer, quien le acarició el pico con cariño.
- Debes irte -dijo Ash sonriendo un poco, aunque Sara pudo notar que estaba algo triste y preocupado- recuerda solo esto: estás aquí para ayudar a tu hija, para velar que el destino se cumpla. Sigue tu corazón, confía en tus instintos, y recuerda que no estás sola. Sirio te ayudará cuando lo necesites.
Sara asentía ante cada frase de Ash, quien puso una mano en su hombro dándole confianza.
- Tú puedes hacerlo –le dijo en tono confidencial- sólo debes sobreponerte a tu dolor y seguir adelante. Sabes que al final tendrás tu recompensa. La libertad ya llegó para él, pronto llegará para ti.
Sara lo miró asombrada. Una promesa de libertad volvió débilmente a su memoria.
- No te preocupes –dijo Sara forzándose a sonreír de nuevo- soy especialista en dejar de lado mis sentimientos por la causa.
- Sabes que te quiero mucho, ¿verdad?
Sara asintió y lo abrazó. Él le dio un beso en le frente y le dijo:
- Mejor vete ya. Sirio te llevará a casa.
Momentos después no había rastro de Sara ni de Sirio en el lugar.
- Me preocupa esa mujer, hay demasiado odio en ella… -dijo una voz a espaldas de Ash. Se volvió y se encontró con Roy que había bajado sin que ellos se dieran cuenta- Cuando estuvo hablando de Dumbledore podía sentir la ira emanando de ella.
- Así es. Sara lleva mucho odio y mucho dolor en ella –dijo Ash- y lo quiera o no, su hija también está llena de dolor y resentimiento.
- A veces pienso que es demasiado para ellas… esos sentimientos pueden jugar en su contra.
- Eso, mi querido Roy, es porque no sabes cuanto pesa Sirius Black en ellas. Créeme, él será crucial hasta el último momento, cuando la verdad salga al a luz.
Roy lo miró sin entender. Ash solo sonrió. Sí, Sirius Black era la clave de todo.
Sara abrió los ojos lentamente y miró a su alrededor. ¿Dónde estaba? Pronto la habitación se le hizo conocida. Estaba en Grimmauld Place. Trató de hacer memoria, ¿qué había ocurrido? Pudo recordar despertar en la enfermería, la carta de traslado a Beuxbattons de Draco, la rata, la confederación, el anillo… Se cogió la cara con las manos, tratando de recordar… Honey inconsciente en brazos de un mortífago y ella corriendo con Draco tras ellos, Bellatrix, el cuchillo volando a su brazo… Voldemort. Y las torturas.
- ¡AH! –Sara se incorporó de golpe, haciendo un ruido parecido al de alguien que había estado a punto de ahogarse. Se encontró con la atenta mirada de Albus Dumbledore y un hombre que se le hacía muy conocido.
- Sara, ¿cómo te sientes? –le preguntó Dumbledore acercándose, pero Sara no le contestó.
- ¿Cómo llegué aquí? –preguntó alterada- ¿dónde está Draco? Estamos en Grimmauld ¿no?, ¿dónde está Remus? ¿Qué pasó con Peter?
- Calma –le dijo Oscar acercándose a su vez dispuesto a examinarla.
- ¿Y usted quien es? –le preguntó Sara bruscamente.
- ¿No me recuerdas?
- Vagamente, pero no puedo recordar de donde lo conozco –dijo Sara aún sin mucha confianza.
- Él ha estado a cargo de tu cuidado desde que fuiste atacada en Halloween –le explicó Dumbledore – es de plena confianza.
- Soy el doctor Wyle –le dijo con una sonrisa- Oscar Wyle.
Sara lo miró pensativamente. Ese nombre le sonaba de algo, pero estaba demasiado aturdida para coordinar sus pensamientos. Sin embargo la voz y la sonrisa del doctor le inspiró confianza y le sonrió a su vez.
- Mucho gusto. Sara Fénix Black, aunque claro, usted ya lo sabe. Llámeme Sara.
- Voy a examinarla –le dijo el doctor Wyle al tiempo que empezaba a revisar sus signos vitales.
- Vamos a ver Sara- le dijo Dumbledore- ¿puedes decirme que sucedió desde que Lord Voldemort lanzó el Avada Kedavra contra el señor Malfoy?
- No lo sé –dijo Sara frunciendo el ceño tratando de recordar. Y de repente lo hizo. Vio ese par de preciosos ojos azules frente a ella. Contuvo la respiración y dijo con voz entre cortada- Bellatrix. Usó sus torturas mentales conmigo. No… no quiero hablar de eso.
Dumbledore asintió. El doctor Wyle le acarició distraídamente el cabello.
- ¿Hablaste con Lord Voldemort? –le preguntó Dumbledore tratando de ayudarla a recordar. Sara abrió mucho los ojos y la imagen de su madre en medio de un círculo en la arena cayó en su mente como un rayo.
- ¡Ella está viva! –exclamó levantándose- La vi, estuve en su mente. ¡Maldita sea! Sara Parker está viva.
- Sara, vuelve a la cama –le dijo en tono de mando Oscar.
- Pero esto es imposible, no debería ser así –dijo Sara fuera de control- ¡ella tiene que estar muerta!
- Sara… -Oscar la tomó de un brazo y la hizo retroceder. La chica en un inicio prestó resistencia, pero después se volvió a dejar caer en la cama.
- Draco nos dijo que la habías nombrado… -dijo Dumbledore - y creo que es posible que sea verdad.
- Claro que lo es –dijo Sara bruscamente- le estoy diciendo que la vi.
Oscar sonrió disimuladamente, pero Sara lo notó.
- ¿Cómo viste a Sara?
- Estaba sentada en un círculo en…
- Me refiero –dijo Dumbledore interrumpiéndola- a que pasó antes de que la vieras. Cómo hiciste para verla.
- Yo no hice nada, fue Voldemort.
- ¿De qué hablaste con Lord Voldemort?
- Oh –dijo Sara recordando la conversación con Voldemort- pues… Voldemort estuvo hablando sobre los poderes…mis poderes. Y la inmortalidad de los fénix… y dijo que me necesitaba porque solo a través de mi podía llegar a ella. Y luego puso sus manos en mi cabeza y entró en mi mente…luego viajamos hasta ella, y la vimos.
Dumbledore la miraba atentamente, absorbiendo cada palabra de Sara.
- ¿Qué hizo Tom después de eso?
- No lo recuerdo -dijo Sara sintiendo que le iba a estallar la cabeza- llamó a Bellatrix, y se fue.
- ¿Fue a buscarla? –le preguntó Dumbledore directamente.
- No lo sé… supongo… - Sara cerró los ojos. Recordarlo todo era igual de doloroso.
- Creo que es suficiente Albus –le dijo Oscar en un tono de preocupación.
- Lamento hacerte recordar estas cosas –le dijo Dumbledore- pero es necesario que tengamos la información necesaria para tomar cartas en el asunto.
- ¿Qué sucedió? –le preguntó Sara- ¿cómo volví aquí? Sólo recuerdo que me ataron a una pared, y creo que hubo una lucha.
- Draco y Harry fueron por ti –le dijo Dumbledore cediendo ante la mirada suplicante de Sara y la aprobación de Oscar que asintió ante la mirada interrogante de Dumbledore sobre responder- Severus los ayudó a sacarte de ahí.
- ¿Están bien? –preguntó Sara alarmada- ¿no lo habrán descubierto, verdad?
- Están bien –dijo Dumbledore- no te preocupes por ellos. Los verás dentro de un rato. En cuanto a Severus, tomaron las medidas de seguridad necesarias, tranquila.
- En este momento eres tú la que nos preocupas. –le dijo Oscar retrocediendo y mirándola con aire preocupado- ¿Cómo te sientes?
Sara bajó la mirada tratando de concentrarse en como se sentía. No había tomado conciencia de ello en todo el rato.
- Extraña –respondió tras un corto silencio.
- ¿Te duele algo? –le preguntó Oscar en tono casual. Sara lo meditó un momento y negó con la cabeza.-¿Nada?
- La cabeza –dijo Sara- pero es más una sensación de agobio, mucho cansancio.
- ¿Y el cuerpo?
- No.
- ¿No recibiste algún cruciatus?
Falshes de la tortura con Bellatrix volvieron a la mente de Sara, que asintió brevemente.
- ¿Qué hay de tus poderes?
- Los tengo de nuevo. Los había perdido tras el Avada, pero ya los siento de nuevo –dijo asintiendo- pero de forma diferente…
- ¿Qué quieres decir?
Sara se concentró en sus poderes, y poco a poco fue descubriendo muchas sensaciones nuevas que no había llegado a sentir nunca. Sentía un extraño cosquilleo que la recorría y una calidez muy poco común. Trató de describir lo que sentía alarmada:
- Siento más poder, como si cada célula de mi cuerpo fuera un paquete de una gran energía. Lo siento vibrar dentro de mi, siento que puedo hacer… cualquier cosa. Siento como si hubiera más poder dentro del mi del que puedo manejar. No lo entiendo…¿Qué me sucede?
- Sufriste una mega evolución de poder –le dijo Dumbledore serio. Sara lo miró sin comprender. Oscar intervino entonces.
- Tus poderes han pasado a su nivel superior –le explicó- la evolución de poder es un proceso mediante el cual los poderes aumentan rápidamente. Generalmente se presentan sobre un solo poder en cada ocasión y evolucionan en etapas hasta alcanzar su máxima expresión posible. Sin embargo en tu caso todos tus poderes han evolucionado en cuestión de minutos. A eso se debe esa sensación de cansancio y agobio que hablas. Parece que la mega evolución, como creo que podemos llamarla, borró los efectos físicos de las torturas y las secuelas de tu ataque anterior.
- Pero… ¿por qué? –preguntó Sara aún sin entender- ¿por qué sufrí esta…mega evolución, como la llamaste?
- Dínoslo tu –le dijo Dumbledore serio. Sara lo miró sin comprender, como el rostro de
Dumbledore no le dio ninguna pista de a que se refería volvió su rostro a Oscar, pero este también miraba a Dumbledore con el ceño fruncido.
- No lo sé –dijo Sara en tono de que empezaba a molestarse- no estoy de ánimos para sus juegos mentales, Dumbledore.
- Usted sabe de lo que hablo… Emperatriz.
Entonces Sara lo recordó todo. Las figuras fuego frente a ella, la verdadera imagen de su padre… y la profecía.
- Yo soy la Emperatriz de las Fénix – logró decir ahogada por la emoción.
- Oscar –dijo Dumbledore sonriendo levemente- ¿te importaría ir a buscar a los chicos y a Remus por favor? Además Honey Fudge espera tus cuidados…
- ¿Honey Fudge? Remus no me dijo nada al respecto –dijo Oscar al tiempo que recogía sus cosas- mejor voy a verla. Ustedes dos tienen mucho que hablar. Eso sí, Sara, tienes que descansar, ¿de acuerdo? Vendré a verte dentro de un rato.
Sara asintió, Oscar se dirigió a la puerta, pero antes de salir le susurró a Dumbledore:
- No la fuerce demasiado. La evolución pudo borrar las secuelas físicas, pero dudo que hiciera lo mismo con las psicológicas.
Tras la salida de Oscar se hizo un silencio incómodo en la habitación. Sara miró a Dumbledore detenidamente. Cuando iba a hablar este la cayó con un gesto.
- Lo que te hayan dicho los fénix superiores fue dicho para ti. Piensa bien si quieres compartirlo con alguien.
- Obviamente no iba a contárselo a usted –dijo Sara molesta, pero Dumbledore sonrió.
- Me alegra ver que estás volviendo a la normalidad.
- ¿Por qué hizo irse a Oscar?
- Porque supuse que aún así quieres comentar algo de lo que te dijeron los Altos Fénix.
La chica lo pensó un poco, hasta que dijo:
- Me revelaron lo que se esperan de mi, aunque en realidad no fueron muy claros… me dijeron lo de que era la Emperatriz, y mi papel en el destino final, creo que lo llamaron así.
- ¿Estás bien con ello? – preguntó Dumbledore en tono casual. No quería presionar al respecto.
Sara se encogió de hombros. No se sentía muy comunicativa en esos momentos. Habían cosas que aún no entendía sobre lo que los fénix le habían dicho, en especial cuando se habían referido a su madre.
- Entiendo que no quieras hablar de ello conmigo –dijo Dumbledore. La verdad es que nunca había tenido ninguna posibilidad de acercamiento con la chica. Ella nunca le había dado una oportunidad, y en realidad había cedido ya mucho por todo lo de ayudar a Draco, pero nunca iba a confiar en él. Lo sabía. Y tal vez hasta se lo merecía- los chicos estarán aquí en un momento. Todos ellos han estado muy preocupados. La señorita Ginevra estará bien, pero debe pasar unos días en el San Mungo.
- Bien –dijo Sara todavía pensando en su conversación con los fénix.
- Creo que mejor te dejo descansar. Oscar es muy estricto en cuanto al cuidado de sus pacientes.
- Espere –Sara lo detuvo cuando se iba a retirar- hay algo que quiero preguntarle.
- ¿Sí? – Dumbledore la miró intrigado.
- Ellos dijeron…-Sara espero y al ver la señal de asentimiento de Dumbledore de que había entendido que se refería a los Fénix continuó- que yo era muy joven, que no estaba lista, que mi padre había muerto y que la historia había sido así porque alguien causó un desequilibrio… no recuerdo ahora las palabras exactas, pero… ¿fue usted, verdad?
Dumbledore la miró tristemente. A todos les llegaría el día de confesar frente a Sara Black lo que había hecho a sus padres. Era su turno.
- Sí –dijo el mago simplemente.
- Mamá decía –continuó Sara para nada sorprendida con la respuesta- que usted se había metido entre ella y mi padre muchas veces… que usted era la razón, bueno, una de las razones, por la que lo de ellos no había funcionado. Es cierto, ¿no? Usted evitó que ellos se acercaran.
- Al menos lo intenté –dijo Dumbledore asintiendo. Sara se impresionó un poco al verlo. Nunca había visto a Dumbledore así, parecía que Sara acababa de poner un gran peso sobre él- pero mis intentos no fueron precisamente exitosos. Sólo causé el daño suficiente.
Sara asintió.
- Sí, lo sé –dijo sonriendo- si hubiese tenido éxito yo no estaría aquí, ¿no? Pero esa no es en realidad mi pregunta, lo que quiero saber es…¿Por qué lo hizo?
Dumbledore suspiró.
- ¿De verdad quieres saberlo?
- ¿Preguntaría si no? Quiero saber la verdad.
- Bien.
Dumbledore se alejó un poco de ella, pareció meditar un momento antes de empezar a hablar.
- Tu abuela había tenido una revelación cuando quedó embarazada de tu madre. Sabía que la última de su clase, aunque no era su hija, se acercaba. El destino final estaba cerca. Y ella tenía su parte. Tenía que traer su hija a Inglaterra y dejarla con alguien que se hiciera responsable por ella. Y así lo hizo. Cerca de cumplir tu madre los cinco años tu abuela la trajo al país y la dejó bajo el cuidado de mi hermano Aberforth. Por esa época tuve una revelación de los Altos Fénix, en la que me comunicaron una profecía conocida como la profecía de la Hija del Infortunio. Esa profecía se refería a tu madre, la cual decía que ella sería la madre de la Emperatriz de las Fénix, y que esta sería muy importante porque inclinaría la balanza del bien y del mal en el momento final.
- Eso me han dicho ellos hoy –dijo Sara asintiendo.
- Le pedí la niña a mi hermano y me encargué de su cuidado. Había una condición especial sobre la Emperatriz que debía elegir tu madre, y era que sangre tendría, la cual, lógicamente, vendría de su padre. La profecía alertaba a tu madre a tener cuidado con a quién elegía como el padre de su hija.
- Y usted decidió tener cuidado por ella, ¿no? –preguntó Sara entendiendo.
- Se puede decir. –dijo Dumbledore abatido- Eran malos tiempos. Voldemort estaba ascendiendo en su lucha por el poder y tu abrías sido su objetivo principal, y si te conseguía, si él estaba en la cumbre de su poder y lograba poner tu poder en el lado malo de la balanza habría sido el fin. Cuando Sara empezó a fijarse en Sirius era muy joven. No podía creer que se había enamorado de tu padre en tan poco tiempo, de cualquier manera no podía dejarla comprometerse tan joven, y menos…
- Con un Black –completó Sara. Dumbledore no dijo nada, por lo que Sara asumió que aquello era un sí- ¿por qué? ¿qué hay de malo con los Black? ¿qué había de malo con papá?
- Yo no tenía nada contra tu padre Sara –dijo Dumbledore mirándola directo a los ojos- Sirius Black ha sido uno de los hombres a los que más aprecio le he tenido. Viniendo de una familia de magos oscuros supo salirse de ello y encontrar el camino correcto. Pero su sangre representaba un peligro. No espero que puedas comprenderlo, sólo piensa que la sangre que corría por la venas de tu padre es la misma que corre por las venas de la mujer que te torturó hace unas cuantas horas. Además, la sangre de la familia Black cargaba una maldición que podía presentar consecuencias nefastas para ambos.
- ¿La maldición de los Black? ¿Cree que eso sea verdad? ¿Lo de que nunca van a ser felices?
- Sí.
En esos momentos la puerta se abrió y Oscar se asomó con el ceño fruncido:
- Aquí están los chicos. Quieren ver a Sara. Es mejor que los deje entrar ya por unos diez minutos, después quiero a todos fuera para que la dejen descansar.
Dumbledore le hizo a Oscar una señal para que esperara un momento y se volvió a Sara.
- Podemos terminar esta conversación después si lo deseas. Nunca le pedí perdón a tus padres por lo que había hecho, pero creo que debería pedírtelo a ti, que también estas sufriendo las consecuencias de lo que hice.
- El perdón no se pide –dijo Sara simplemente- se gana.
Dumbledore asintió y se volvió hacia la puerta.
- Está bien Oscar, déjalos pasar.
Harry, Ron, Hermione, Remus y Draco entraron a la habitación con caras algo preocupadas, pero se aliviaron a ver a Sara que les sonreía tranquila desde la cama. Draco se precipitó a abrazarla mientras los otros se acercaban y Remus le decía a Dumbledore:
- Oscar nos explicó brevemente lo que Sara les dijo. ¿Cómo está?
- Va a estar bien –dijo Dumbledore- dentro de lo que cabe.
- ¿Usted está bien, Dumbledore? –le preguntó el hombre lobo preocupado- lo veo algo pálido…
- Sí, estoy bien Remus –le dijo Dumbledore sonriendo- simplemente le estaba hablando a
Sara sobre…
Se interrumpió bruscamente. Había vuelto a ver a Sara y el grupo de jóvenes que la rodeaba. Su mirada se posó en uno en particular. En ese momento lo comprendió.
- ¿Dumbledore? ¿Sucede algo?
- Creo que acabo de comprenderlo… -Dumbledore negó como alejando el pensamiento y sonrió a su interlocutor- No importa Remus, vigila a los chicos, que salgan dentro de diez minutos. Hoy en la noche trasladaremos a Sara a Hogwarts, y pediremos el traslado para Ginny del San Mungo. Oscar se encargará de ello. La señorita Fudge deberá ir al hospital.
- ¿A Hogwarts de inmediato?
- No quiero que a través de su madre la localicen aquí –dijo Dumbledore- prefiero tenerla cerca hasta que sepamos que va a ser de Sara Parker.
- Así que es verdad que está viva…¿Sabe que es lo peor Dumbledore? –le dijo Remus en voz baja con una mirada de tristeza.
Dumbledore lo miró esperando la respuesta. Remus suspiró y dijo mirando al vacío:
- Sirius tuvo razón todo el tiempo que estuvo encerrado aquí.
¿Qué les pareció? ¡Espero con ansias sus comentarios sobre este capítulo tan largo y lleno de información!
El siguiente capítulo me gusta mucho, se llama Retorno a la Oscuridad y espero poder subirlo el próximo fin de semana, como siempre.
Ahora contesto sus reviews:
Amsp14: Hola!! Sí, ya sé que volviste a la oficina, no me preocupa tanto el atraso de reviews, ¡pero sí que te atrases con tu historia! Los chicos del videowall saldrán una vez más, espéralos.
Loly: ¡Hola! Gracias, la verdad es que estoy muy orgullosa de las profecías… En cuanto al Príncipe Mestizo dudo que sea Sirius, porque él es un sangre limpia, recuerda que la familia Black tiene el lema siempre puros ("toujours pour"). Su hermano es Regulus y era un sangre limpia, de otra forma no lo habrían aceptado en el grupo de Voldemort. Creo que el príncipe será un personaje nuevo. Yo no soporto a Dumbledore, como habrás notado, en cuanto a que sea Bellatrix… a ella tampoco la quiero, aunque admiro la fuerza del personaje.¿Sabes? yo tengo una historia sobre los fénix independiente a esta, de donde salió inicialmente el personaje de Sara Black (extraño, inventé primero a la hija). Tomaré en cuenta tu consejo. ¿Van Helsing? Sólo vi la película, pero si crees que podré entenderla con sólo eso tratará de leerla.
Lauri: Hola!!! Me alegra que te parezca tan bueno y espero que la sigas leyendo!
Joysherm: ¡Hola! Muchísimas gracias por sacar el tiempo y dejarme el review, significan mucho para mí. ¿Cuáles otras historias estoy leyendo? Perdón por no haberlas actualizado. Me alegra que te gusten los personajes y la trama, porque estoy muy encariñada con ellos. Espero que sigas leyendo y de vez en cuando me dejes aunque sea una notita de que sigues ahí.
Ariadna Creta: Yo no afirmo ni niego nada. Estoy de acuerdo con lo de tu amiga, dile que no se preocupe, podemos vernos en la U. Ahí hablamos.
Trixi-Black: Sí, es un chap raro y este aún más. Ash es algo muy distinto a un humano corriente, por eso lo buscaron a él después del desastre con Dumbledore. Sé que pude sacar más provecho de lo de su relación con Sara, pero todo saldrá bien… con él. Espero que te haya ido bien en las vacaciones.
Lady Kenobi: !Hola! Sara no está resentida con su hija, pero quiere guardar las distancias porque no quiere que su hija se confunda con el mal como ha hecho ella. Aún queda mucho juego para Bellatrix, lo siento…
Licon: Sara podrá pedir la vida de Sirius cuando acabe todo, eso dijeron los fénix. Sirius está ahí, está bien… en cuanto a si vuelve o no, en este momento no puedo hacer nada al respecto. Leere tu historia en cuanto la encuentre… ¿puedes decirme porqué personajes buscarla para que sea más fácil? Nos vemos.
Kaos Black: Espero que no te haya dado otro ataque este fin de semana, lamento no haber publicado el viernes, pero es que cuando estuve en la compu estaba trabajando en el final de la historia y por el trabajo tuve poco tiempo. Tendrás que tenerme paciencia, a la historia le queda mucho y cada vez hay más intriga y más tensión. Esa es la idea… espero no matarte de paciencia y que sigas la historia hasta el final, espero que no te defraude. Sigo mimando la compu, no problem. Nos vemos.
Aiosami: ¿Te ha gustado tanto? A mi también me gusta, pero no es mi favorito… Pero sí quise que quedara lleno de emoción. La idea de la charla con los altos fénix era explicar mucho, igual que este otro chap. Sí, creo que esa profecía no estaba tan complicada como la larga de los centauros. Sirius… sí, está ahí esperando a alguien, pero vamos, recuerda que Sara Black puede pedir la vida de alguien cuando acabe todo… Lo que me preguntas, Sara Black podría tener un hijo o una hija… a menos que elija ser inmortal. En cuanto a Sara Parker o cualquier fénix, pueden tener un hijo, pero este solo sería un mago, no heredaría el fuego y los poderes. Ahora, Sara Parker tuvo una hija cumpliendo las profecías, pero pudo tener la hija después de un chico… claro, que el chico no me calzaba en la historia.
Anna-Black22: Hola! Me alegra que te guste tanto el fic, Sirius es mi favorito también, pero ya al otro lado del velo no será mucho lo que salga, aunque él y su recuerdo sigue presente a lo largo de toda la quinta parte. Gracias por los ánimos. Nos vemos.
Ale Black: Ya actualice. Espero que sigas leyendo. Nos vemos.
Laurana Malfoy Rin: ¡Hola! Me alegra que te guste como vamos. Lastimosamente para Sara 2 ya su padre está al otro lado del velo, pero ojo a la recompensa que le dicen los altos fénix que van a darle cuando todo termine. Sí, el Draco de esta historia es un amor… pero no vas a negar que queda un poco OOC. Así es como me gusta, vamos, que el otro galán de la historia es Sirius, así que ya que nadie podía ser mejor que él, el galán de la historia del presente tenía que estar a la altura… alguien con sangre Black era el indicado. Este lunes empecé. Es un trabajo corto, de quince días.
Eso es todo por hoy.
Nos vemos
Saludos desde Costa Rica
Sara Fénix Black
