Disclaimer: los personajes pertencen a JK Rowling, Warner Brothers y empresas asociadas.
¡Hola a todos!
Aquí estoy una semana más un día tarde en la publicación, pero mejor tarde que nunca¿no?
Bueno, he recibido muchos comentarios de cómo van a extrañar la historia cuando termine. Yo misma la estoy extrañando ahora que terminó, pero vamos, no me pongan más nostálgica por favor… piensen que les quedan aún varios capítulos con mucha más acción, sorpresas y misterios, todo va a resolverse… ya nos pondremos nostálgicas al final ¿sí? Que yo ya tengo un nudo en la garganta de saber que ya no voy a escribir más en esta historia. Gracias por esos comentarios, me han conmovido mucho.
La semana pasada publiqué el one shot para celebrar los 500 reviews que les debía desde hace meses. Es un song fic de la pareja LJ (parece que es mi estilo de one shot no?)
No los entretengo más y los dejo con el capítulo.
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Sueños y pesadillas
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Sara llevaba ya casi una semana de vuelta. Había pasado todo es tiempo repasando el material recolectado sobre las Klein y repasando de memoria las horas que había pasado con Sirius estudiando al respecto antes de la formación de la Orden.
Aparte se había encargado de ganar la confianza de Leithold, a quien había escogido para que la ayudara con la investigación. Los planes con Bellatrix y Lucius no avanzaban mucho. Se había entretenido rechazando la mayoría de sus ideas para el ataque a la Klein, porque la mayoría eran demasiado aparatosas y poco probables de alcanzar éxito con lo delicado del sistema de seguridad de la Klein Austriaca.
Aunque había sido todo un golpe para Sara la ubicación de la Klein: se encontraba en la base de la Torre Eisenstadt. ¡Qué recuerdos le traía esa Torre! Pero no podía pensar en ellos. Tenían que entrar a la Torre para conseguir la Klein, pues esta se encontraba en la base de la misma, mientras que los controles que aseguraban su entrada estaban en los pisos superiores.
Sara no había perdido el tiempo al reunirse con ellos dos. Había sondeado la mente de Lucius, para descubrir que él sabía porqué tenía matar a su hijo, pero que Draco lo ignoraba. La mente de Bellatrix por otro lado era más difícil de descifrar, pues la favorita siempre había sentido con facilidad las incursiones de Sara en su mente. Por otro lado, Sara siempre había sabido que era quien de más debía cuidarse, y había aprendido a leer en sus acciones. Algo le decía que desconfiaba de Snape, y eso le provocaba mucha inquietud.
En un inicio había pensado en no decirle a Snape nada del ataque a las Klein, pero luego la duda la había asaltado. Necesitaba que Snape confiara en ella, y aunque ella había dicho que no iba a darle toda la información, ocultar semejante ataque era casi una prueba de que estaba del lado oscuro.
Y esa era la idea, que Lord Voldemort creyera que lo estaba, que la aceptara como favorita de nuevo. A pesar de que desde su posición actual Sara parecía conservar su influencia, como favorita estaría mil veces mejor, pues tendría libre acceso no sólo a información, si no al poder de decisión. Bella casi nunca lo tomaba, pero Sara sabía utilizarlo a la perfección.
Snape le preocupaba. La Orden no podía perder a su espía, su hija no podía perder uno de sus apoyos y lo más importante: ella no podía perder a su único amigo. Un plan empezaba a cocerse en la mente de Sara. Era arriesgado, pero la verdad, todo en esa posición era arriesgado. Con suerte, el día que ella recuperara su lugar como favorita, Snape recuperaría toda la confianza. Dudaba que la de Bellatrix, pues esa mujer era constante y desconfiaba de todo lo que tuviera alguna relación, cercana o lejana con Sara, pero sí podía sacar las dudas que ella hubiese plantado en Lord Voldemort y una vez como favorita estaría en la posición de protegerlo.
Tenía un plan. Vaya que sí tenía un plan y que estaba disfrutando de él. Tras unos cuantos encuentros con Bella decidieron que ella y Lucius se encargarían de dirigir el ataque en sí y de burlar las vigilancias de la Torre. Sara se encargaría de descifrar los controles de entrada a la Klein y la manera que su señor podía acceder a ella.
En esos momentos Sara continuaba pensando en la pregunta de Lucius. Sorprendente que fuera él quien hubiese hecho una pregunta tan importante para Sara.
¿Por qué necesitaba Voldemort la Klein?
Sola en su habitación con Sirio, Sara se encontraba picando unos ingredientes para una poción y dibujando con fuego en el aire.
- Vamos a ver Sirio –dijo Sara haciendo un pequeño hombre de fuego suspendido en el aire- este es Lord Voldemort. Él por naturaleza era muy poderoso en sí. Después con el estudio de las artes oscuras se hizo más poderoso- Sara nutría la figurita con fuego, haciéndola crecer cada vez más- luego, tomó tres Klein –esta vez lo nutrió con un fuego violeta- y la mitad de mis poderes- esta vez fueron unas llamas de tono rojizo.
Luego con otro movimiento de su mano creó otro muñeco, casi del tamaño que había adquirido el correspondiente a Lord Voldemort tras los agregados, formado por unas llamativas llamas verdes.
- Este es Harry Potter. Con suficiente poder para hacerle frente a Lord Voldemort en un duelo de iguales, pero lleno de un poder que el Señor Oscuro no conoce, por lo que han perdido sus enfrentamientos. Sí el Señor Oscuro absorbe las otras Klein .-más fuego violeta que lo hizo crecer de manera que la figura de Harry parecía un enano- lo vencería. Para eso las necesita. Dos con el poder de Harry no podrían con él.
Sara miró un momento pensativa la imagen que se presentaba ante sus ojos y creó otra figura idéntica a la de Harry.
- Claro, lo olvidaba –dijo Sara sonriendo de repente- Harry tiene unos poderes del Señor Oscuro.
Pronto la figura de Harry tuvo unas llamas como las iniciales de Voldemort.
- Aún así, si tiene las Klein no podrían con él –dijo Sara con pesar- Vamos ahora con mi hija.
Una figura de tonos rojizos hizo su aparición al lado de la de Harry.
- Esa figura en realidad soy yo. Si yo peleara con Voldemort sin que él consiguiera las Klein que le faltan – Sara quitó lo que había agregado de fuego violeta y lo puso a un lado- estaríamos igualados, porque tiene la mitad de mis poderes, pero me vencería por los de las Klein que ya tiene. Si Sara, que es la Emperatriz – la figura se tornó de color amarillo intenso y mucho más grande que antes- peleara con él, podría vencerlo. Pero si él absorbe esas Klein… - agregó nuevamente las llamas- podría nutrir con esa fuerza los poderes que yo le di y vencerla.
Sara se detuvo en el corte de las raíces de ajenjo que estaba alistando y se sentó a observar las figuras.
- Esto tiene que tener un sentido¿no Sirio? No sé como calzar a los otros dos aquí. Si él tiene las Klein no veo salida y si no las tiene no los necesitamos. Recuerdo lo que dijo Sirius sobre las Klein: dijo "Si alguien alcanza la Klein y consigue tomarla tendrá más poder que cualquier otro en la Tierra. Si un mago es capaz de absorber el poder de la Klein podría apagar las estrellas" Recuerdo que una de las tantas veces que estábamos hablando de eso le recordé su ejemplo y le dije que era exagerado. Me dijo que si Voldemort tomaba todas las Klein, ya no lo sería…
En ese momento llamaron a la puerta. Las tres figuras se desvanecieron en el aire. Sara frunció el ceño. Era la primera vez que podía pensar tranquilamente en ello y venían a interrumpirla.
- Pase –dijo en voz grave al tiempo que volvía a las raíces.
- Señorita Parker – la voz de Leithold se adentró en la habitación- Bellatrix acaba de confirmar va a mandar un equipo a Austria a buscar los planos de la Torre.
- Va a ir ella también? –preguntó Sara sin volverlo a ver.
- No. Lucius va a ir con el equipo. Me dijo que le informara por si quería agregar a alguien en él o por si quería acompañarlo.
- Me encantaría –dijo Sara con un suspiro- pero creo que estando bajo vigilancia sería un atrevimiento de mi parte alejarme de la casa de mi señor. Quieres ir tú?
Sara hizo la pregunta con un tono casual, para inspirar en Leithold la sensación de confianza. En realidad Sara no confiaba en él, sabía que tenía una vena egoísta y traicionera que podía ser peligrosa, pero también sabía que comía de la palma de su mano y ella era la única que parecía darle verdadera importancia al joven mortífago. Pero no era tan tonto. Él quería poder, era muy ambicioso, y creía que Sara era la manera de conseguirlo.
- Yo? – Sara sonrió al oír el orgullo en la voz de Leithold, que no pudo lograr el efecto de modestia deseado- no sé si podría…
- Claro que sí –dijo Sara volviéndose a él para sonreírle- si te elegí para que me ayudaras es porque confío en que harás un buen trabajo. Créeme que podría haber escogido a algún viejo conocido, pero sabia que era a ti a quien tenía que elegir.
- Sí usted insiste le diré a Malfoy que me tendrá por compañía.
- Estará feliz –dijo Sara dudando sinceramente que así fuera- has averiguado algo nuevo?
- Nada. Parece que la seguridad de las Klein del triángulo de Gran Bretaña es muy distinta, pero no he encontrado ningún dato…
- Ya me encargaré yo de eso. –dijo Sara con seguridad- Ahora concéntrate en el viaje. Quiero que me consigas toda la información que puedas sobre la Klein austriaca, considere Malfoy que sea importante o no. Vas en mi nombre, no como su acompañante personal, así que cualquier dato, desde su historia hasta el personal que trabaja en su cuidado. Quiero todo lo que puedas conseguir. Y toma todas las fotografías que puedas del lugar.
- No habrá problema –asintió Leithold- por cierto, Severus Snape llegó hace unos momentos, me preguntó por usted.
- Está aquí? –preguntó Sara rápidamente.
- Iba a hablar con el Señor Oscuro, pero no creo que dure mucho. Es probablemente su reporte sobre Hogwarts de esta semana.
- No creí que te encargaras de revisar las llegadas y salidas a la casa –dijo Sara con expresión de extrañeza.
- En realidad Bellatrix me pidió que le avisara cuando llegara Snape a dar su reporte –Sara sonrió. Había conseguido la información que quería.
- Tienes la confianza de la favorita! Veo que no me equivoqué al decir que serías tan buen mortífago como tu padre.–exclamó Sara entusiasmada- Excelente, de verdad. Dile a Snape que pase a saludarme cuando salga de su reunión con el Lord, quieres?
- Por supuesto –dijo Leithold con una especie de reverencia antes de salir del cuarto.
Una vez sola Sara se dispuso a pensar. Acababa de comprobar sus sospechas. Bellatrix estaba vigilando a Snape. Tenía que alertarlo, y tenía que llevar acabo el plan. No podía permitirse que descubrieran a Snape. Tras perder al único amigo que le quedaba perdería su única fuente de información de lo sucedido en la Orden y con los Elegidos. Necesitaba de ello a toda costa.
Minutos después llamaron a su puerta.
- Adelante –exclamó Sara mientras empezaba a triturar unas hierbas de minarka.
- Buenas noches Sara.
- Hola Severus, cómo va la vida? Ven, acércate.
Una vez que sintió a Snape a su lado chasqueó los dedos. La habitación estaba aislada.
- Ya está –dijo Sara- podemos hablar con calma.
- Se puede saber qué estás haciendo? –preguntó Snape al verla machacar con fuerza las hierbas.
- Una poción para no dormir. De hecho, para sustituir el sueño.
- Y realmente crees que esa es la mejor forma de partir las hierbas?
- Bueno señor profesor –dijo Sara haciéndose a un lado con una sonrisa y dándole las hierbas- si usted quisiera intentarlo…
Snape empezó a preparar la poción mientras Sara tomaba asiento en una silla a su lado.
- Para qué la necesitas?
- Tengo mucho que hacer –dijo Sara- y mucho que pensar. El sueño me quita tiempo.
- Quita tiempo?
- Pues sí, paso todo el día con las asignaciones de Voldemort y hasta la noche puedo pensar por mi cuenta, además, dormir no es muy placentero que digamos.
- Pesadillas también?
- No… recuerdos –dijo Sara en tono ensoñado, pero luego preguntó bruscamente¿por qué dices también?
- Oh bueno…
- Sara, verdad? –dijo recordando su visita a Hogwarts- La vi despertando de una pesadilla cuando estuve allí. Sigue con ellas?
Snape empezó a agregar los ingredientes al caldero que Sara tenía preparado sin contestar. Finalmente, en lugar de una respuesta directa le hizo la pregunta que lo venía preocupando desde que hablara con Sara en la enfermería.
- Sabes si hay alguna manera de plantar una imagen en la mente de alguien y que esta produzca dolor real?
- Sí –dijo Sara haciendo memoria- Voldemort y yo trabajamos en ello hace mucho tiempo… era con el tema de las alucinaciones. Se implantan las torturas en la mente de la otra persona y tiene que revivirlas una y otra vez… no eran las mismas situaciones generalmente, pero sí tenían la misma base. No era muy fácil de hacer. Por qué lo preguntas?
- Creo que Bellatrix le hizo eso a Sara.
- Bellatrix? – Sara se agitó con furia- a Sara? se atrevió a…? Claro, si estaba son poderes cuando la torturó. Supongo que Voldemort encontraría un hechizo para hacerlas y se lo enseñaría. Ella es la mejor en lo que alucinaciones se refiere y no dudo en que las utilice con cualquiera… No han podido curárselas?
- Ha mejorado un poco con una poción que le di –dijo Snape- pero no mucho.
- Qué imágenes son?
- Sus puntos más débiles –dijo Snape- Black y Malfoy. Draco, por supuesto. El doctor que la atiende no sabe que hacer, hemos trabajado en la poción para mejorarla, pero no logramos terminar con los sueños.
- Con todo respeto a tu amado arte –dijo Sara con una sonrisa- se necesita más que una poción para ello. Si pudiera entrar en su mente… yo podría arreglarlo.
- Podrías hacerlo? –le preguntó Snape deteniéndose en su labor.
- Pues sí –dijo Sara- estamos conectadas puesto que Voldemort solo podía encontrarme a través de ella, incluso recuerdo que había momentos en los que me invadían sensaciones que no eran mías en el desierto de Thar. Me sentía como si fuera alguien más. Y creo que era ella. El problema es que al dividir definitivamente los poderes se ha disminuido la conexión. Habría que restablecerla, pero no puedo alcanzarla desde tan lejos la primera vez sin nada que me conecte directamente a ella. A menos…
Sara lo miró fijamente.
- Creo que puedes detenerte en la poción –dijo Sara dirigiéndose a su cama y acostándose- no voy a ocuparla hoy, tengo que dormir y voy a necesitar tu ayuda para algo más. Ven, siéntate junto a la cama, dame la mano.
- Qué piensas hacer?
- Ven aquí! –insistió Sara. Snape finalmente se acercó y la tomó de la mano. – Antes de que lo haga-añadió Sara- tengo que decirte que Bellatrix sospecha de ti. Tienes que tener mucho cuidado, te vigila de cerca.
- Cómo lo sabes? – preguntó Snape con semblante serio.
- Para algo estoy aquí¿no? –dijo Sara con impaciencia- para saber lo que pasa. Ahora ponme atención. Necesito que te concentres en Sara, entraré a tu mente para conectarme a ella. Podrás ver lo que sucede dentro de su mente si quieres, pero no sentirás el dolor. Yo absorberé el dolor y la tortura, y cambiaré las imágenes para ella. No trates de detenerme o interferir. Puedes desconectarte una vez que yo ya pueda modificar lo que sucede. Si las torturas no eran muy fuertes despertaré antes de que te vayas. Si no, me despido de una vez y gracias por la ayuda con la poción.
- Espera… así le quitarás las pesadillas?
- Sí –dijo Sara- si llega a buen final será solo un buen sueño y lo olvidará. Por cierto, algún interés romántico en el chico Malfoy?
- Se podría decir…
- Lo supuse –Sara sonrió, se acomodó bien y cerró los ojos- Aquí vamos.
Snape la sintió entrar a su mente. Luego fue como si su cerebro viajara a gran velocidad por la red de polvos flu, hasta alcanzar la mente de Sara Black.
No podía ver a Sara Parker, pero sí podía ver a su hija. La chica corría de la mano de Malfoy por los pasillos de Hogwarts.
- Suéltame! Déjame ir! Tú no eres Draco!
- Pero vamos Sara, quién voy a ser? Ven que te tengo una sorpresa!
- No!
Al parecer Sara no podía resistirse, Draco la llevaba con mano de hierro, finalmente salieron a los jardines, y se dirigieron al rincón más apartado del lago.
- Te quemaré si no me sueltas!
- Pero Sara, yo no te he hecho nada! De verdad me harías daño?
- Ya deja de torturarme!
Sara Black había empezado a sollozar. Snape se preguntaba cuando intervendría Sara en el sueño, si no era que ya lo hacía. ¿Lo notaría él? Sí, de repente lo sintió, algo cambió en el ambiente del sueño.
- Tengo algo muy importante que decirte – empezó a decir la voz de Draco. Sara pareció calmarse un poco, como si algo le brindara confianza- por favor Sara, escúchame. No te haría daño por nada del mundo.
- Eso has dicho las otras veces…
- No he sido yo entonces. Porque te he traído aquí para decirte que te amo… y alguien que te ama no te haría eso. Y yo te amo y no debes dudarlo, nunca.
Draco se acercó a ella y la abrazó. Sara trató de resistirse.
- Por favor…sólo dime si tú también me quieres
- No… déjame
- Sólo dime eso…
- Suéltame!
Todo a su alrededor empezó a arder.
- Sólo eso Sara! Dime que no me quieres y te dejaré en paz, pero si me quieres, sólo dilo y seré tu esclavo!
- Sí, te amo!
El forcejeo terminó. Se miraron a los ojos y luego se besaron con pasión. En ese momento Snape sintió como la mano de Sara Parker que el mismo sujetaba empezaba a agitarse. Sabía lo que le pasaba. Estaba recibiendo el dolor en lugar de su hija. Ese beso debía haber sido un beso de dolor.
Los chicos se separaron y al fin Sara sonrió.
- Esa era la sorpresa?
- No, esta es la sorpresa.
Draco corrió las hojas de un sauce que nunca antes había visto en Hogwarts, he hizo a Sara pasar al otro lado de estas. Ahí la esperaba un hombre de cabellos negros y ojos azules…
- Papá…
Sí, era una representación perfecta de Sirius Black, para disgusto de Snape. Tal vez le faltaba un poco del porte arrogante que le era tan familiar, pero sin duda era Black. La miraba con los ojos muy abiertos y una sonrisa afloraba en sus labios. Pero no era obra de Sara, no, otra vez sentía el mismo ambiente del inicio. Era el otro implante de Bella.
- Sara… mi hija…
- Espera…-Sara desconfió de nuevo- no, no eres tú!
- Ven a mí, déjame que te abrace…
- No, No eres tú!
En ese momento Snape sintió la intervención de Sara Parker otra vez. Sirius cambió un poco. Se parecía más al que Snape recordaba, aunque no podía decir cuál era la diferencia exactamente.
- Está bien Sara, Sólo quería abrazar a mi hija.
- No soy tu hija… porque tú no eres Sirius Black.
- Entiendo que no quieras creerlo –dijo Sirius sin intentar acercarse- te han engañado tantas veces… entiendo que me tengas miedo. Después de todo, no se supone que esté aquí. Pero quería verte.
- Verme?
- Sí, ver a mi hija, a mi verdadera hija… si yo hubiese sabido que existías ¡Azkaban no me hubiese retenido ni un día! No me niegues el placer de verte por favor. No te pido que me creas, ni que te me acerques. Sólo déjame contemplarte…conocer a la hija que no conocí en vida.
Snape vio que Sara dudaba, pero finalmente no retrocedió, aunque su rostro todavía mostraba desconfianza.
- Qué bella que eres!
- Dicen que me parezco a mi madre.
- Tal vez… pero eres más bella. Mis genes te hicieron bien.
Sara sonrió. Ese era el Sirius que Snape o cualquiera que lo hubiese conocido recordaba.
- Es lo único de lo que estoy orgullosa de mi genoma.
- De verdad? Estás orgullosa de mí?
- De mi padre, sí.
Una sonrisa cien por ciento sincera apareció en los labios de Sirius, haciéndole ver más joven y dijo:
- Es más de lo que podía pedir. No sabes lo feliz que me hace oír eso.
- De verdad?
- Que oír a la hija que nunca me conoció, con la que nunca estuve y por quien nunca he podido hacer nada decirme que me admira me ha hace feliz?Por supuesto que sí!
- Me gustaría pensar… que realmente eres él.
- Esto es un sueño, no? Si es tu sueño, por qué no voy a ser yo?
- Porque… la tortura… las imágenes…
- Te entiendo. En ese caso tal vez sea mejor que me vaya… no quiero hacerte revivir tantas tristezas. Yo quiero que seas feliz.
Sirius dio la vuelta y empezó a perderse entre los árboles.
Sara dudó. Así había sido la ultima vez, pero, pero…
- No, espera, no te vayas!
No corrió tras él, pero Sirius se detuvo y se volvió.
- Por qué?
- Quédate un rato más.
- Quieres me quede contigo?
- Sí – Sara se acercó a él con cuidado. Acercó una mano a él lentamente. Sirius la tomó- quiero hablar con mi padre.
Sirius le sonrió dulcemente. Sara le sonrió con confianza por primera vez.
- Ven acá.
Sirius la atrajo hacia él y la abrazó. Sara se tensó un momento, pero luego devolvió el abrazo con fuerza. Sirius la besó en la frente y luego le acarició el cabello lentamente.
- Te amo hija.
- Yo también te amo, papá.
Snape notó como Sara, tomada de su mano convulsionaba de forma violenta, no resistió más observar las imágenes sin ayudarla. Cuando abrió los ojos vio como su amiga se retorcía igual que si alguien sostuviera una varita apuntada a su pecho y le lanzara un cruciatus interminable. Se agitaba tan violentamente que golpeaba la cabeza con el espaldar de la cama.
Le había dicho que no interviniera, pero no podía quedarse solo viéndola. La sujetó para evitar que se golpeara sola. No supo cuanto tiempo pasó, pero finalmente Sara dejó de convulsionar y quedó inconsciente entre sus brazos.
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Cuando abrió los ojos no pudo precisar muy bien que había pasado. A su lado escuchó el suave cantar de Sirio.
- Hola… ya es de día?
Se volvió hacia las cortinas, pero estaban cerradas. Aún así, la débil luz del sol se dejaba apreciar tras ellas.
Se levantó despacio y se desperezó. Severus ya se había ido. Claro, tenía que dar clases al día siguiente.
Las imágenes del sueño de su hija estaban claras en su memoria. Sonrió tristemente al recordarla abrazada a Sirius…
¡Cómo odiaba a Bellatrix! En realidad estaba admirada de la resistencia que su hija había puesto a ambas alucinaciones. Cualquiera podría pensar que había cedido fácilmente, pero ante la perfección del trabajo de Bella cualquier otro habría caído vez tras vez sin dudarlo siquiera. Además, Sara había sentido los accesos de dolor que su hija tenía que haber recibido durmiendo, y cuando ella la había visto, a pesar de que gritaba, era poco comparado con el dolor que había absorbido por ella esa noche. Y las visiones eran crueles, muy crueles…
Aún así, había comprobado que las habilidades de poder mental de su hija estaban muy poco desarrolladas, pero seguía siendo una Occlumence natural. Estaba segura de haber borrado las huella que había dejado Bellatrix en ella, pero no había sido fácil llegar hasta ellas.
Al menos había conseguido lo que quería, había hecho honor a sus deberes maternales que tenía tan abandonados, lo que le serviría para calmar un poco su conciencia, pero sobre todo había restablecido la conexión con su hija, y algo, muy dentro de sí, le decía que un futuro no muy lejano le sería necesaria.
Dio una rápida mirada a la habitación, y entonces distinguió el caldero lleno de una espesa poción color violeta. Severus la había terminado.
- Sirio, tengo un trabajo para ti –dijo Sara sonriendo agradecida con su amigo- quiero que vigiles al Severus, cuida de él. No quiero arriesgarme a que pase nada antes de que lo pueda cubrir. Vete ya. Si te necesito sabes que te llamaré.
El fénix dio una aguda nota, y luego desapareció.
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El tiempo había pasado casi sin que lo notaran. Parecía imposible que hacía más de un mes de lo ocurrido en la Confederación Internacional de Magos y para Sara, había sido muchísimo tiempo atrás que la atacaran en su casa.
Las pesadillas con las torturas la habían abandonado por completo más o menos una semana después de lo ocurrido, después de una noche en que había tenido un precioso sueño… había despertado tranquila, con una sonrisa y una sensación de alivio que no entendía. No podía recordar con que había soñado, pero estaba segura que era el mejor sueño que había tenido en su vida.
La palabra de Fudge se había cumplido. El gobierno de Inglaterra había apoyado las nociones de la chica y a inicios de Diciembre, el 11 de Diciembre para ser exactos, con una rapidez mayor a la que Sara podía esperar, se declaró oficialmente la inocencia de Sirius Black y el reconocimiento de Sara Fénix Black como su legítima heredera. Fue un acontecimiento de interés internacional, con un acto solemne en el Ministerio de Magia.
Miles de discursos y disculpas dirigidos a la heredera, a quien se entregó solemnemente la medalla que representaba la Orden de Merlín de Primera Clase para Sirius Black.
Harry también había asistido al solemne acto, que, aunque fuera la ceremonia mágica más aburrida a la que nunca hubiese ido, era por lo que había esperado tanto tiempo. Junto con Sara y el resto de sus amigos y la gente de la Orden, lo celebraron en grande.
En menos de una semana Sara recibió los papeles de propiedad de los apartamentos de Austria y Londres y del número 12 de Grimmauld Place, junto con dos doradas llaves correspondientes a las cámaras 712 y 706 del banco Gringgotts de Londres, la de su padre y la de la familia, respectivamente. Además, Dumbledore ya se había encargado de iniciar el proceso para negociar con el gobierno austriaco las acciones que por derecho pertenecían a Sara y Harry.
Sara quería repartir justamente la herencia, pero no estaba muy segura de cuál sería la mejor manera de hacerlo. Sabía que su padre le habría dejado casi todo a Harry, y si no era todo era por que no iba a dejar en el olvido al último de sus mejores amigos. Finalmente había decidido traspasar a Remus y a Harry el dinero de la cámara 712. Por consejo de Draco, el dinero de la 706 lo invertiría en el negocio de Artículos de Quidditch al recuperarlo.
A parte de la gran alegría de ser reconocida como hija de Sirius, Sara debía soportar la popularidad en el colegio. Generalmente había logrado permanecer aislada de la vida colegial, siempre encerrada en su casa con sus amigos si no tenía clases, pero ahora era imposible que no la felicitaran al menos veinte veces al día o que chicas llorando se acercaran a lamentarse por todo lo que había tenido que sufrir su guapísimo padre…
Además, la cercanía entre ella y Harry se hizo muy notoria en el colegio, lo que produjo ciertos ataques de celos de Draco, que Sara supo manejar considerablemente bien.
Aparte, estaba agobiada por lo atrasada que estaba en las lecciones. Volver a la rutina del colegio no era fácil, aunque no le costó gran trabajo controlar sus poderes sí le costaba un poco contenerse y hacer sólo lo que en clase le pedían.
Las clases de Occlumencia y Leggimencia eran una de las razones de la continua compañía de Sara y Harry, ya que recibían tres lecciones semanales con Snape más una extra con Dumbledore. La chica era una Occlumence excelente, su cualidad de evitar que nadie (especialmente Dumbledore) se inmiscuyera en sus cosas se extendía hasta este poder, y Snape a penas había logrado ver chispazos de su mente, pero nunca nada en concreto. Dumbledore ni siquiera había conseguido eso, y es que Sara, cuando se trataba de él estaba mucho más a la defensiva de si fuera una simple clase. Los problemas llegaban con la Leggimencia. A veces no podía entrar en la mente de alguien, y cuando lo lograba imponiendo su voluntad a la del contrario no podía controlar el poder.
Snape tenía bastante recelo de las intervenciones mentales de Sara, por lo que utilizaba el pensadero siempre sacando muchos de los recuerdos referentes a Sara Parker. Aún así Sara había conseguido chispazos de ella, aunque la mayoría parecían ser del colegio. El día que había visto la imagen de Sirius besando a su madre en el baile de Navidad no había podido seguir practicando de la impresión.
Harry por su parte mejoraba considerablemente, llevaba más tiempo que Sara en las clases, y aunque no pareciera ser la parte de la magia que le fuera más fácil ya podía repeler los ataques de Legimencia de Snape.
Los proyectos de Sara se habían reiniciado. Como habían acordado contaba con la supervisión de Remus y Snape, lo que agradaba mucho a la chica pues equivalía ver a Remus mucho durante la semana. Aparte de proveer a la Orden de la mayoría de los inventos Sara había vuelto a la práctica de la magia a dos varitas y la levitación. Como Oscar había dicho, al haber desarrollado antes esas habilidades ahora con sus nuevos poderes podía realizarlas a la perfección. Aunque desesperaba un poco a Draco, que a cada rato se encontraba sin su varita, pues Sara la tomaba para la práctica. Ya podía lanzar dos hechizos distintos a la vez.
El 16 de Diciembre la casa de Sara estaba llena de gente. Las vacaciones de Navidad habían dado inicio pero ellos iban a pasar las fiestas en Hogwarts, ya que la Orden consideraba que era más seguro, después de todo lo ocurrido en vacaciones, que permanecieran en el castillo.
Ginny y Hermione habían insistido a Ron y a Harry para ir a visitar a Sara ese día en la tarde. Sara no estaba sola. A parte de Draco, quien casi no salía de la casa, el doctor Wyle llegaba ese día a realizarle a Sara la revisión médica semanal. A pesar de que aparentemente todo estaba bien, el doctor Wyle quería asegurarse de ello y no descuidar ningún detalle.
- Hola chicas, no las esperaba tan temprano –dijo Sara al verlas entrar a la casa.
- Bueno, estamos en vacaciones –dijo Hermione saludándola y saludando al doctor Wyle, igual que Ginny.
- Para nosotros no hay saludo? –preguntó Ron entrando junto con Harry al cuarto. Draco entró a la habitación al momento, pues había ido a abrir la puerta y luego a decirle a Dobby que preparara comida para las visitas.
- Hola Ron, hola Harry –dijo Sara sonriéndoles- llegan justo a tiempo, Oscar acaba de terminar de examinarme, verdad?
- Se puede decir –dijo Oscar al tiempo que le daba la mano a los chicos para saludarlos.
- Y cómo está la paciente? –le preguntó Ginny con una sonrisa.
- Vamos Oscar –dijo Sara conciente de que él no discutiría la condición de su paciente con todos si ella no lo pedía- dinos como me encuentras. No me has dado aún tu opinión.
- Mejor que nunca. –dijo con un suspiro satisfecho- Tus poderes se han fortalecido, creo que ya serías capaz de enfrentar un duelo de poder y vencer sin dificultad.
- Ya me acostumbré a la sensación de los poderes –dijo Sara sonriendo- la verdad hasta me gusta.
- Es tu naturaleza – Oscar guardó el expediente de Sara tras agregar unas notas¿y que harás estas vacaciones?
- Tengo alguna cosa contraindicada? –preguntó Sara frunciendo el ceño.
- No –dijo Oscar- si pudieras evitar enfrentarte a los mortífagos sería buena idea, pero nada más.
- Gracias por el consejo –dijo Sara riendo- a todos nos vendría bien seguirlo.
- Usted se va de vacaciones también, doctor Wyle? –preguntó Hermione interviniendo en la conversación.
- No, tendré libre noche buena, pero nada más- dijo Oscar- no podemos despistarnos, si hay algún ataque el San Mungo necesitará todas las manos disponibles.
- Y a usted lo echarían mucho de menos en esos casos –dijo Ginny.
- Pues… sí, supongo que les haría falta –dijo Oscar encogiéndose de hombros, iba a agregar algo, pero la llegada de Phineas a uno de los cuadros de la habitación silenció a todos.
¿Está todo bien? –preguntó Sara asustada.
- Sí –contestó Phineas arqueando una ceja- Sabía que no tenía que admitir este trabajo, ya me ven como ave de mal agüero…
- Qué sucede? –le preguntó Draco mientras el resto reían ante la mirada severa de Phineas.
- El profesor Dumbledore quiere hablar contigo de inmediato.
- Conmigo? –preguntó Draco extrañado.
- Sí, y desea que el doctor Wyle te acompañe, si no es mucha molestia…
- Claro que no –dijo Oscar recogiendo sus cosas- si el profesor me necesita iré de inmediato.
- Qué pasa Phineas? –preguntó Sara preocupada¿no tengo que ir yo?
- Creo que sólo mencioné al doctor y a Draco¿o me equivoco?
- Pero…
- El profesor Dumbledore tendrá sus extrañas razones (e incomprensibles para mi) para desear hablar a solas con ellos. No puedo decirte más.
- Tranquila Sara –dijo Draco, quien ya se había levantado y esperaba a que Oscar terminara de recoger sus cosas- no debe ser nada grave o te llamaría también.
- No me inspira confianza –dijo Sara levantándose para acompañar a la puerta a Draco y a Oscar- en fin, Oscar, gracias por venir…
Sara abrazó al doctor regalándole una cálida sonrisa. Oscar salió de la casa y Sara abrazó a Draco y le dio un corto beso en los labios.
- No dejes que Dumbledore trate de controlarte¿vale?
- Todo estará bien, no tienes que preocuparte.
- Parece que vas a tener otra visita, Honey… quiero decir, la señorita Fudge, viene hacia acá. –dijo Oscar desde afuera. Sara y Draco se asomaron y vieron la delicada figura de la chica acercarse lentamente por el camino. Al verlos les sonrió y agitó la mano saludando.
- Buenas tardes, señorita Fudge – la saludó Oscar. Honey le dio un beso en cada mejilla.
- Doctor Wyle, que agradable sorpresa! Venía a hacer una visita a mis amigos. Hola Draco! –la chica abrazó efusivamente al chico, quien también la abrazó con ternura.
Sara los miró un poco molesta, aunque ya había superado su antipatía por la chica. Los había ayudado mucho, había estado muy atenta con ella tras el ataque a pesar de que ella misma estaba delicada de salud y Sara sabía que había presionado mucho a su padre para que apresurara la declaración de inocencia de Sirius. El día de la ceremonia se había sentado junto a ella y había querido pronunciar unas palabras. Además, no puedes salvarle la vida a alguien y seguir como si nada. En realidad, Sara sentía que podía empezar a contar a la chica como una amiga, aunque eso no quitaba el hecho de que le molestara la increíble proximidad que tenía con Draco.
- Sara! Cómo has seguido?
- Muy bien -dijo Sara mientras recibía un abrazo- y tú como estás?
- Mejor –dijo Honey sonriente y mirando a Oscar- además, mañana tengo una cita con este señor…
- Revisión médica semanal también? –preguntó Draco mirándola detenidamente.
- Hay que ser prevenidos –dijo Honey sonriendo- y tú¿no has dicho nada verdad?
- Me pediste que no lo hiciera –dijo Draco- no crees en mi palabra?
- Claro que sí Draco, pero Sara tiene una influencia sobre ti que yo no tengo…
- Vas a decírselo ahora?
- Así es –dijo Honey- ya está confirmado, acabo de hablar con Dumbledore.
- De verdad? –los ojos de Draco brillaron y la abrazó- pues felicidades!
- Soy yo o hay algo que no sé? –preguntó Sara extrañada.
- Sí –dijo Honey- pero dentro de un momento vas a saberlo.
- Lástima que no voy a estar cuando se los digas… -dijo Draco.
- Por qué no? –preguntó Honey al parecer molesta.
- Dumbledore me acaba de mandar a llamar.
- Ah, cierto –dijo Honey con cierto aire de tristeza- en cuanto llegó su fénix te mandó a llamar… lo había olvidado. Supongo que entonces Oscar y tú ya se van…
- Sí –dijo Draco- pero no te irás muy rápido que digamos¿verdad? Todos están ahí adentro: Potter, Weasley, Granger, Ginevra…
- Qué bien! –dijo Honey de manera entusiasta- todo un auditorio de lujo.
Sara sonrió. La verdad es que Honey tenía ese aire de felicidad siempre, aún cuando la habían ido a ver al hospital, del que había salido apenas una semana y media antes.
- Entonces, ahora nos vemos –dijo Draco- vamos, doctor Wyle?
- Sí, será lo mejor. Hasta pronto Sara, cuídate mucho, cualquier cosa me envías a Gwinger…
- Claro.
- Señorita Fudge, nos vemos mañana –dijo Oscar inclinando un poco la cabeza respetuosamente.
- Lo estaré esperando.
Draco y Oscar se alejaron en dirección al castillo.
- Pasa, vamos a que saludes a la gente –dijo Sara dejando espacio para que Honey pasara primero que ella.
La llegada de la chica fue celebrada por todos. Era extraño como en tan poco tiempo la chica se había ganado el aprecio de todos. Había compartido un día en el hospital con Ginny, en el que se habían llevado muy bien. A Hermione y a Ron los había conocido en una visita anterior a la casa de Sara y a Harry se lo había ganado en la ceremonia en honor a Sirius.
- Llegaste justo a tiempo ¿verdad? –dijo Ginny mirándola pícaramente.
- Pues sí –dijo Honey- pero igual me lo hubiese topado, vengo de la oficina de Dumbledore.
- Pues las chicas aquí presentes casi no llegan –dijo Sara al tiempo que tomaba una de las galletas servidas en las fuentes que Dobby había servido mientras ella estaba afuera recibiendo a Honey y despidiendo a Oscar y Draco.
- Estas de qué hablan? –preguntó Ron perdido en la conversación a Harry, quien se encogió de hombros mientras trataba de descubrir sobre qué hablaban.
- Ya había terminado el examen cuando llegamos –dijo Ginny frunciendo el ceño.
- El doctor Wyle? –preguntó Harry- por qué querías verlo examinar a Sara?
- Pues… mi sueño es ser medimaga, no? –dijo Ginny despreocupadamente.
- Y el doctor Wyle es uno de los mejores medimagos que puede tener la posibilidad de conocer –dijo Hermione muy seria.
- No lo dudo –murmuró Honey.
- Bueno, basta de esta charla –dijo Sara- Honey tiene algo que decirnos. No sé que será pero es importante¿o me equivoco?
- Pues no, –dijo Honey- es importante y creo que a los cinco va a interesarles. Es una historia que empezó por mi llegada a Grimmauld Place después del ataque a la Confederación Internacional de Magos. Dumbledore habló conmigo y acordé con él que no diría nada sobre el lugar y montamos la versión oficial que ustedes conocen. Aunque mi padre no se enterara de nada yo empecé a tener curiosidad por el asunto, a hacer averiguaciones y a sacar conjeturas. Finalmente busqué la profesor Dumbledore y hablé con él. Mi padre sospechaba de que existía una organización secreta, pero yo lo sabía desde el baile de verano. Le hice ver mis intervenciones en esa ocasión, en el CIM y en lo de mi rescate y le presenté mis servicio. Hoy me ha dicho que sí.
- Eso quiere decir lo que yo creo? –preguntó Sara abriendo mucho los ojos.
- Así es –los ojos de Honey brillaban fuertemente, con una alegra expresión de triunfo- formaré parte de la Orden del Fénix!
Los cinco chicos la miraron sorprendidos y mudos por un segundo antes de felicitarla.
- Oh, esto es genial! –dijo Sara con malicia¿qué dirá tu padre cuando se entere?
- No lo sé –dijo Honey- no creo que le guste para nada.
- Claro que no –dijo Sara sonriendo sin poder evitarlo de pensar que la propia hija de Fudge era una aliada de Dumbledore- esto hay que celebrarlo! Dobby!
La celebración no se hizo de rogar. Pasaron un muy buen rato compartiendo bromas y conversando sobre lo que podía hacer Sara con la herencia, lo que querían para Navidad, las últimas noticias de la selección de Inglaterra de Quiditch, etc… Aproximadamente una hora después la puerta de la casa se abrió.
Las risas de todos se interrumpieron. Draco acababa de entrar a la sala. No era una visión terrorífica ni nada por el estilo. Simplemente les transmitió una extraña sensación de tristeza y abatimiento. Todos se habían quedado en silencio. Sara intercambió una mirada con sus amigos que Hermione comprendió de inmediato.
- Nosotros ya nos íbamos –dijo la chica levantándose rápidamente- Sara, mañana venimos. Honey, fue un gusto verte y felicidades por lo de la Orden.
- Subo con ustedes al castillo –dijo Honey comprendiendo a su vez que Sara quería quedarse a solas con Draco- gracias por todo Sara, te escribiré luego. Adiós Draco, estaremos en contacto.
- Adiós chicos –dijo Sara simplemente mientras Draco guardaba silencio. En menos de un segundo todos habían abandonado la casa.
Sara no dijo nada, cerró la puerta y esperó. Draco la miró unos interminables y silenciosos segundos antes de decir con voz grave:
- Me voy.
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¿Qué les pareció?
Espero que les haya gustado y que no consideren que lo dejé en demasiado suspenso. En el próximo capítulo se explicarán algunas cosas y reaparecerá un personaje. El nombre del capítulo es "El prisionero y el DarkNox".
¿Intrigante no?
Bueno, ahora contesto sus comentarios al cap anterior.
Licon: Sí, Snape ha sufrido mucho también, y Sara ha sido una de las causas. Seguirá habiendo cosas mías para que leas, tal vez no con tanta frecuencia, pero las habrá. Espero que te gustara este cap también.
Kaos Black¡Hola! No te preocupes, yo me sentía igual quería escribir el final pero no quería que se acabara. No quería despedirme de mi historia y no llegar a sentarme a escribir más y planear que hacer con Sara o como era la mejor manera de torturar a alguien. No, no es precisamente pequeño. Sí, Snape juega por un amor imposible, pero es que alguien que se empeña en ser tan frío tiene que tener un corazón muy grande y torturado. Me encanta esa frase de Ale que pusiste. ¿Sospechas sobre Draco? Pobre la gente suele desconfiar de él. Bueno, nos vemos.
Laurana Malfoy Rin¡Hola! Espero que tu compu no se estropee de nuevo, que alegría tenerte de vuelta. Creo que todas odiamos a Bella, y Draco es un amor. Nos vemos!
Julieta Black Potter: ya tengo un poco de lo que sigue con esa chica es mía, espero publicar esta semana. Sí, se acerca el final pero pasan muchas cosas mientras tanto, así que tranqui, queda mucha historia.
Ely-Chan¡Hola! Bueno, personalmente envidio más a Sara Parker por Sirius, pero la chica a estado más tiempo con Draco que su madre con Siri-boy… Me alegra saber que te ha gustado la historia y que te ha producido tantas emociones. Bueno, aunque quiero mucho a Sara Parker tienes razón, la chica no fue muy brillante hasta que ya se vio metida en todo el lío de los mortífagos y no se pudo salir, pero después de eso su cerebro se activó por así decirlo. Pues Bellatrix es un personaje muy bueno, pero yo también la odio por lo que hizo ¡mi queridísimo Sirius! Si yo fuera bruja Bellatrix moriría tras unas 72 horas de crucios seguidos… Se ha hecho justicia con algunas cosas, pero espera que aún hay más. Esa mujer, bueno, pronto publicaré lo que sigue, pero aún no sé cuando la voy a terminar. Esa chica es mía es la que está más próxima a terminar aunque hace tiempo no actualizo, pero ya tengo algo de lo que sigue. Que bien saber que también lees otras mías. No te preocupes, amo los reviews kilométricos. Espero seguir sabiendo de ti. Ah, y tu subconsciente me cae bien, aunque me recuerda que ahorita entro a clases.
Amsp14¡Hola! Ya tienes en la llave el archivo, así que espero que puedas leer y me des tus comentarios pronto. Yo dejaré mis reviews antes de entrar a clases¡lo prometo! Y espero que evadas esos bloqueos, que yo quiero leer el final!
Nenita Black¡Hola! Soy cumplida lo de una vez a la semana, pero se me pasan siempre los viernes que se supone que es el día… gracias por las felicitaciones. ¡Claro que Sirius es el mejor personaje que hay! JK tiene que tener una explicación demasiado buena para lo que hizo. Yo lloré cuando lo leí… hay que vivir con las desgracias, pero yo el chao 35 y el 36 de OdF no los leo nunca.
acrata¡Hola! Eres la primera persona que me dice eso, pero me parece que desde ese pinto de vista tienes razón. Aunque yo detesto demasiado a Dumbledore desde el quinto libro. (la gente dice que se nota cuando se lee) ¿sobre que es tu fic?
Laura P.E¡hola! Que bien que sigas la historia. Voy a publicar un chap por semana, así que paciencia… queda mucha historia!
Martha Potter¡me alegro que te guste y espero que sigas leyendo!
Lady Kenobi¡Hola! Sí, pobre Snape, pero su vida no es nada fácil. Sí, fue triste escribir el final, pero algún día tenía que llegar ¿no? Me habrían matado si no la termino…
Angie Crowe: esa es la idea de esta parte de la historia. Cada vez hay más cosas a punto de descubrirse, más intriga y se crea tensión. Habrá uno o dos capítulos de descanso y todo se pondrá peor después. Lamento que te parezca cruel, pero ¡si no no hay historia! Lo de los detalles, alguno que otro se escapa por ahí… pero leo y leo todo lo que escribo a ver que tal está quedando. Sí, yo ya extraño escribir todos los días en la historia aunque sea una frase…
Saludos desde Costa Rica
Sara Fénix Black
