Disclaimer: los personajes pertencen a JK Rowling, Warner Brothers y empresas asociadas.
Hola a todos!
Aquí estoy de vuelta con un capítulo más de mi historia favorita. Espero que lo disfruten, hoy hay muchas respuestas y explicaciones…
Quiero avisarles que también estoy actualizando el día de hoy mi fic de los merodeadores "Esa chica es mía" que tenía casi dos meses de no actualizar, por si le quieren echar un vistazo.
No los atraso más y los dejo con el capítulo.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
El prisionero y el DarkNox
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Leithold y Malfoy habían durado una semana de viaje. Ahora el plan estaba prácticamente listo. Tras su vuelta habían trabajado febrilmente en los planes del ataque. En unos días se reunirían a presentarlo a Lord Voldemort para obtener la aprobación y definir la fecha.
Sin embargo, ese día Voldemort la había mandado a llamar para algo más.
- Mi señor… - Sara se postró a sus pies. Al llegar al salón había descubierto que Bellatrix también estaba ahí, pero no al lado de Voldemort, sino postrándose frente a él, al lado de donde Sara acababa de hacerlo.
- Tengo un trabajo para ustedes dos.
Sara se tensó.
- Ya he explicado bien a Bellatrix en que consiste. Trabajarás a sus órdenes, serás su compañera de ataque. Algún problema con eso?
- Si me señor dice que así debe ser, así será –dijo Sara mientras sentía que intensificaba su Occlumencia para que Voldemort no sintiera la furia dentro de ella. Trabajar para Bellatrix! Qué degradación! Realmente tenía que recuperar su rango de favorita.
- Bien. Es un trabajo que sólo confiaría a ustedes dos, pues deberán enfrentarse a un mago muy poderoso. No se dedica a negocios muy legales que digamos, puede tener información que sea de utilidad. No creo que le hagan ningún daño. Yo seré quien lo interrogue.
- Si mi señor –dijo Sara obedientemente. Bellatrix probablemente sabía a quien iban a atacar, pero quien fuese provocaba un gran placer en Lord Voldemort, podía sentirlo.
- Toma esto como una nueva prueba de iniciación Sara –dijo Voldemort mirándola directamente- tienen que traerme vivo a ese hombre y en condiciones de hablar. Entendido? Tienen que trabajar juntas. Bella, me darás un informe detallado de lo sucedido. Es todo. Bellatrix ya tiene la dirección.
- Sí mi señor –respondieron las dos a la vez. Besaron la mano que él les ofreció y luego salieron del lugar.
- Qué te parece? –dijo Bellatrix sonriendo de forma maligna- la gran Arma Letal de El-que-no-debe-ser-nombrado bajo mis órdenes.
- A todos se les permite rozar sus sueños alguna vez en su vida –dijo Sara tratando de mantener la calma.
- Pero esto va a ser una pesadilla para ti…
- Lo estás disfrutando, verdad?
- No tienes idea.
- En ese caso… vas a seguir disfrutando o vamos a cumplir las órdenes de nuestro señor?
- Ambas cosas. Viajaremos a través de la Red de Polvos Flu hasta el hotel donde probablemente tengamos que pelear. Quiero oír buenos gritos esta noche y oler sangre.
- Matar a la gente de la hotel? –preguntó Sara en tono natural.
- A todos. El Señor Oscuro no quiere que se sepa del secuestro hasta muy tarde.
- No crees que la Red es muy arriesgada?
- Cállate y obedece!
- Yo puedo llevarnos allá en un segundo sin violar la Red –dijo Sara- sabes que nos conviene más.
- Eres insufrible…
- Si es alguien tan importante la Red debe estar vigilada.
- Le diré a nuestro señor que no seguiste las órdenes…
- No tengo problema en seguirlas –dijo Sara- tú eres la que tendrá que dar cuentas si no funciona por un error en la estrategia…
Aquello convenció a Bellatrix. No quería admitirlo, pero terminó por dar a Sara el papel en el que tenía la dirección. Sara le dirigió una sonrisa triunfal que Bellatrix ignoró. Se aparecieron en una habitación vacía.
- Qué hacemos ahora? –preguntó Sara simplemente.
- Atacar.
- Dónde está la víctima?
- Habitación 311.
- Piso 3, habitación 11 –repitió Sara cerrando los ojos buscándolo mentalmente- está ahí.
Hay una persona sola en la habitación, no habrá problema.
- Antes debemos deshacernos del resto de la gente.
- Adelante –dijo Sara sacando su varita.
- Yo soy la que da las órdenes aquí. Iré adelante. Subiré por las escaleras principales, tú utilizarás las traseras. La habitación tiene dos puertas. Entrarás por la posterior. Si tienes que pelear con él adelante, sólo recuerda lo que dijo el Señor Oscuro.
Sara asintió. Quería acabar con ese humillante trabajo lo más rápido posible. Bellatrix abrió la puerta y salió. Sara salió tras ella. Y se miraron sorprendidas. El lugar estaba vacío.
- Escanea mentalmente –dijo Bellatrix mirando alrededor con sospechas.
- Qué cosa?
- Eso que haces para encontrar más personas en el lugar, como supiste que estaba arriba!
Si hubiesen estado de igual a igual se hubiera divertido mucho, pero tenía que obedecer. Cerró los ojos y se concentró.
- Está vacío –dijo Sara sorprendida- sólo está la víctima.
- Esto no me gusta –dijo Bellatrix- no se supone que esté solo. Sube por donde te dije. Mantente en guardia.
Sara obedeció de inmediato, si no obedecía ¡cómo se divertiría Bellatrix dejándola mal con Voldemort! Aún así estaba extrañada, se estaba comportando demasiado bien con ella. Había creído que disfrutaría de mortificarla. Por qué no lo hacía? Sólo había una explicación, la única razón por la que Bellatrix pospondría un interés personal: Voldemort. Debía haberle pedido que la tratara así. Pero, por qué?
Nadie, el lugar estaba vacío. Finalmente llegó frente a la puerta.
- Alohomora!
Lo que vio en la habitación la dejó estupefacta. Un hombre la miraba con una sonrisa desde la cama.
- No era necesario, estaba abierta.
- Sal de aquí! –le dijo Sara cuidándose en el último minuto de no gritar- Vete por este lado! Yo me entenderé del asunto!
- Sara, no hay tiempo…
La otra puerta se abrió con un estallido.
- Impedimenta! –gritó Bellatrix al entrar en la habitación, y luego empezó a reír como maniática- Aberforth Dumbledore, acabas de caer en las manos del Señor Tenebroso!
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
- Qué pasa Draco?
- Tengo que irme.
- Qué? A dónde?
- A Francia de momento, tal vez más lejos…
- Por qué?
- Es una larga historia, créeme, es lo mejor para todos.
Draco caminó hasta su habitación, donde sacó su maleta y con rápidos movimientos de la varita empezó a empacar.
- Quieres detenerte y decirme que rayos te sucede! –le gritó Sara entrando al cuarto tras él.
- No! Todo este tiempo aquí, pude haberte dañado, pude haberte… Lo mejor es que me vaya antes de que suceda. – decía Draco más para él que para Sara.
Tomó su maleta y se dirigió a la puerta, pero Sara le cortó el paso.
- Tú no vas a ningún lado hasta que me expliques que te dijo Dumbledore para ponerte en este estado.
- Déjame pasar Sara, él te lo explicará.
- Quiero oírlo de ti! –le gritó Sara arrinconándolo contra la pared sin dejarlo moverse.
- Soy tu enemigo, tu asesino, tu verdugo! –le gritó Draco fuera de sí.
- Qué? – Sara lo miró con los ojos muy abiertos sin comprender nada.
Una hora antes…
Draco y Oscar avanzaban lentamente hacia el castillo. Al pasar del tiempo Draco había empezado a confiar más en él, aunque todavía le causaba ciertos recelos. Sin embargo, aunque aún no aceptaba tutearlo no tenía problemas en hablar con él.
- Qué querrá Dumbledore? – preguntó Oscar cuando ingresaron al castillo¿Estas llamadas son normales?
- No, no lo son –respondió Draco, quien estaba bastante nervioso- Y esta francamente me preocupa. Usted no tiene alguna idea?
- Creo que podría estar relacionada de alguna forma con el tema de los niveles de poder, pero no sé en que forma. Lo digo porque ayer el profesor me escribió pidiéndome que trajera el medidor de poder hoy, pero creí que era para que comprobara el nivel de Sara. No veo porqué sería para alguien más.
- Hay algo malo en esto –dijo Draco muy serio- la forma de hablar de Phineas, el presentimiento de Sara… algo está mal. Ella siempre tiene razón.
- Tuvo una premonición?
- No, es algo no tan exacto. Se alarmó mucho con la llegada de Phineas, y la forma en que se despidió… siente que va a pasar algo malo y suele tener razón. La conozco lo suficiente para saber que lo presiente sin que me lo diga.
- Ustedes dos están muy compenetrados.
- No tanto como compenetrados – negó Draco- pero la conozco muy bien.
- Tal vez sólo quiere hablarte de tu relación con Sara, es casi su encargado, no?
- Más le vale que no sea eso –dijo Draco frunciendo el ceño- ya le aguanté a Lupin y a Snape un discursito a cada uno al respecto. A Sara no le molestaría enterarse de esos, pero si Dumbledore intenta meterse entre nosotros… no respondería de sus acciones.
Ciertamente Snape le había pedido a Draco después de una clase que se quedara un momento y había hablado con él. Lo había felicitado, pues Snape conocía la historia y sufrimientos de Draco con respecto a la chica, pero después le había advertido gravemente:
"Tienes que ser conciente de la persona con la que te has involucrado. Enamorarse de una Fénix es siempre un peligro. Sé que conoces muy bien a Sara, así que espero que sepas llevar bien esta relación. No queremos que Sara piense que tenía razón al decir que si se enamoraba lo echaría a perder todo¿verdad? Te estaré vigilando."
Por su parte Lupin lo había llevado aparte durando una de las supervisiones de los proyectos y le había dado una charla por el estilo y una advertencia mucho más fuerte. Se tomaba muy en serio el papel de representante del padre celoso.
"No quiero que nada parecido a lo del otro día en la enfermería vuelva a suceder. No quiero que la expongas a habladurías. Si vas a tener una relación con ella, VAS A IR EN SERIO. Durante el colegio vi muchas veces a mis amigos "enamorarse" y "desenamorarse" en unos días y dejar a una chica destrozada y no permitiré que le hagas eso a Sara. Si vas con buenas intenciones no hay problema. Pero sino… te las verás conmigo, de ser posible una noche de luna llena. Piénsatelo bien, es un paso muy serio el que están dando y dadas las circunstancias lo es aún más."
Draco no había pensado que se lo tomaran así, aunque Remus no había cambiado en realidad la forma de ser con él. Simplemente le había dicho que era su deber decirle esas cosas, pero confiaba en que él le haría mucho bien a Sara sin necesidad de la amenaza, aunque esta seguía en pie.
Oficialmente no había nada concreto entre Sara y él, pero todos sabían de su relación que ni siquiera tenía nombre todavía. Draco se lo tomaba muy en serio, y sabía que cualquier movimiento precipitado espantaría a Sara, que era muy sensible (¡demasiado sensible!) al tema. Con todo el ajetreo de las clases extra y de reposición y el proceso sobre Sirius, hablar con Sara al respecto había sido casi imposible.
Llegaron frente a la gárgola. Draco miró a Oscar interrogativamente, pero este sí sabía la clave.
- Pirulí de fresa.
Cuando entraron a la oficina Dumbledore los esperaba con un semblante serio y preocupado.
- Se atrasaron un poco. Supongo que se encontraron con la señorita Fudge y les dio la buena noticia.
- Sí señor –dijo Draco mientras Oscar lo miraba extrañado.
- Cuál noticia?
- Ya se la dirá mañana –le dijo Draco por lo bajo para preguntar luego en voz alta- Qué sucede Dum… profesor Dumbledore?
- Necesito hablar contigo. He averiguado y confirmado algunas cosas que debes saber. Desde el día del ataque a la Confederación Internacional de Magos sospecho a qué se debe el interés de Voldemort por ti y ya estoy casi seguro de ello.
- Casi?
- Así es –dijo Dumbledore- sólo me faltan dos cosas para estarlo y Oscar aquí presente nos ayudará. Trajiste lo que te pedí?
- Sí señor.
- Draco, necesito que permitas al doctor Wyle realizarte una pequeña prueba. No es nada riesgoso ni peligroso…
- Adelante –lo cortó Draco.
Oscar sacó aquella especie de termómetro que lo había visto usar con Sara. Se lo dio y Draco lo sostuvo entre sus labios como un termómetro. Un minuto después Oscar lo tomó, pero en lugar de murmurar "futurus" para observar la predicción de temperatura dijo "poderum" .
- Hay algo mal –dijo Oscar extrañado- lectura fallida. Hagámoslo de nuevo.
- Si lo consideras necesario –dijo Dumbledore observando distante. La segunda vez Oscar pareció aún más disgustado.
- No está funcionando.
- Por qué crees eso?
- Da una lectura de sobrenatural a ser superior, probablemente lectura fallida.
- Qué da cuando examinas a Sara?
- Lo mismo: ser superior, probablemente lectura fallida.
- Y cuándo hace eso se equivoca?
- No, pero el caso de Sara es especial…
- Yo creo Oscar, que el instrumento está en perfectas condiciones y no nos miente en absoluto.
- No entiendo –dijo Draco confundido, igual que Oscar- cómo puede decir esa cosa que yo soy sobrenatural o ser superior?
- Que tienes poderes sobrenaturales o de ser superior –lo corrigió Dumbledore- vamos a comprobarlo. Fawkes!
Una bola de fuego se precipitó sobre Draco de repente, quien levantó las manos frente a su cara instintivamente para protegerse. Cuando las quitó, el fuego había desaparecido y el fénix de Dumbledore estaba sobre el hombro de su dueño al parecer asustado y lastimado.
- Cómo rayos hizo eso? –preguntó Oscar retrocediendo.
- Qué cosa? –preguntó Draco sin entender- Qué sucedió?
- Lo hizo con sus poderes –dijo Dumbledore a Oscar, luego se volvió a Draco- la otra prueba que tenía que hacerte era atacarte con fuego de los Fénix. Fawkes se encargó de ella y tal como yo lo esperaba, absorbiste el fuego.
- Es ridículo-exclamó Draco sin creerlo.
- Hay un testigo de lo que digo, o me equivoco, Oscar?
- No –dijo el aludido ya repuesto de lo ocurrido- además, algo le hizo al fénix.
- Sí, su naturaleza es atacar al portador cuando absorbe el poder –explicó Dumbledore- Ya no requeriremos tus servicios Oscar. Muchas gracias por ayudarnos con esto. Ahora debo hablar a solas con Draco. No debes preocuparte, todo está bien.
- Seguro? –Oscar miraba a Draco, quien asintió con impaciencia. Quería saber que ocurría. No pronunciaron otra palabra hasta que el doctor Wyle dejó la sala.
- Va a decirme que quiere decir todo esto? – preguntó el chico con brusquedad.
- Así es Draco, pero déjame ir por partes.
- Mientras que no se ande por las ramas no tengo problema.
- Hace más de un año que nos intriga por qué Lord Voldemort está tan empeñado en que mueras. No lográbamos encontrar que te hacía tan especial para él. Y estaba seguro de que la única persona que lo sabía era tu madre. Narcisa siempre fue la más indecisa de las hermanas Black. Bellatrix siempre tuvo una gran inclinación por la oscuridad, mientras que Andrómeda, como Sirius, sentía una gran animadversión hacia todo lo relacionado con su familia. Narcisa se hallaba en una posición intermedia entre ellas, y si terminó cayendo al lado oscuro fue por la presión familiar y el amor que sentía por tu padre. Ella, como tú mismo, vivió largo tiempo entre magos oscuros y formó parte de su grupo, pero conservó la parte buena de su alma. Eso la llevó a proteger a su hijo cuando supo lo que era. Cuando naciste no quiso exponerte a Sara Parker y a Voldemort. Cuando este se enteró la acusó de traición, pero aún no le servías para nada. No hasta que Sara Black apareció y tu naturaleza se convirtió en el centro de su plan para adueñarse de sus poderes. Tu madre trató de salvarte y por eso la mandó a matar.
- Pero, qué es lo que soy? –interrumpió Draco perdiendo la paciencia- por qué me quiere muerto? y si solo lo sabía mamá como dice que usted lo sabe ahora?
- Paciencia Draco… a eso voy. Has oído hablar sobre el DarkNox?
- DarkNox… -repitió Draco lentamente- Sara lo mencionó una vez… dijo que era de las cosas que toda fénix tenía que saber…
- Recuerdas qué era el DarkNox?
- Era… - Draco hizo un gran esfuerzo de memoria y de repente el recuerdo vino nítido a su mente "lo llamó asesino de fénix, pero existió hace muchos años… casi nadie sabe que existió, pero por él es que casi se nos extinguimos del todo".
Así se lo explicó Draco a Dumbledore.
- No era exactamente un asesino Era un ser capaz de quitarle los poderes a la fénix, usarlos contra ella y depositarlos en lo que él, o en su defecto (y para lo que le interesa a Voldemort) en quien quiera, aunque se supone que debe ser la flor del fuego, para devolver sus poderes a los Altos Fénix.
- Pero si existió hace mucho tiempo…
- El DarkNox estaba destinado a volver. No él, sus poderes, que fueron depositados en la descendencia del hombre que evitó al primer DarkNox terminar su labor. Un descendiente de ese hombre heredaría los poderes y debería terminar con la fénix que falta.
- Un momento –dijo Draco entendiendo de repente - No está tratando de decirme que YO soy el DarkNox, verdad?
- Me temo Draco, que hace unos minutos acabamos de comprobarlo.
- No! –gritó Draco comprendiendo lo que eso implicaba- No es verdad! No lo soy!
- Sé que es difícil de…
- No! Me niego a escuchar esto! – Draco se dirigió a la puerta, pero no pudo abrirla.
- No saldrás de aquí hasta que te haya demostrado que estoy en lo correcto.
- Nada de lo que está diciendo tiene sentido, déjeme salir. Esto es un secuestro!
- No puedo dejarte regresar con Sara sino me escuchas. Te explicaré mis razonamientos y luego juzgarás si tengo razón.
- No la tiene.
- No replicaré si piensas lo mismo cuando termine de hablar.
Draco no dijo nada, cruzó los brazos y lo miró de manera retadora. Dumbledore asintió.
- No había valorado la posibilidad de que el DarkNox apareciese ya con la Emperatriz de las Fénix. Cuando Sara Parker entró bajo mi custodia traté de contactar a los Altos Fénix sobre el DarkNox y la única respuesta segura que recibí fue "El DarkNox no se enfrentará a la Emperatriz de las Fénix para quitarle los poderes". Esto me hizo pensar que los poderes del DarkNox aparecerían en la generación de Sara Parker, o bien, habían aparecido con anterioridad y no habían sido exitosos, después de todo habíamos perdido a las Fénix de vista durante el destierro mucho tiempo. De cualquier manera la maldición era real, por lo tanto tenía que cumplirse. Fue mi error no pensar en eso antes. Supongo que como hijo de Narcisa estás enterado de la maldición de los Black.
- "Ningún Black alcanzará la felicidad hasta que su sangre se vea purificada con el fin de la tarea que no dejó realizar"
- Exacto. Hace muchos años cayó en mi poder un particular manuscrito de Ronald Benamburg. Supongo Sara te habrá hablado alguna vez de él, aunque no sé como averiguó su existencia.
- Usted lo tiene y no se lo ha dado? –preguntó Draco con furia.
- No, el manuscrito no está en mi poder desde hace unos dieciséis años. En él había un capítulo llamado "El DarkNox y la Maldición de los Black". Si has seguido con atención mis palabras, puedes concluir cuál es la tarea que uno de los Black tiene que terminar para alcanzar la redención de la maldición.
- No… -Draco negó lentamente con la cabeza, no podía aceptarlo.
- Así es. La sangre de los Black llevaba la maldición y de uno de ellos nacería el DarkNox. Según lo que sabía dediqué mi pensamiento a los Black que podían enfrentarse a Sara Parker. Conocía relativamente bien a la familia Black para saber que si alguno de los mayores fuera el DarkNox ya habrían atacado a Sara, por lo que me concentré en los jóvenes, en los que probablemente aún no se habían despertado los poderes. Tenías cinco opciones. Regulus y tu madre eran los menos probables, eran los menos poderosos y destacados de los cinco. Sirius, Bellatrix y Andrómeda eran mis opciones más fuertes.
- Y por qué no iba a ser uno de ellos? Cómo se supone que voy a ser yo si era alguien de la generación de la mamá de Sara?
- Ya voy llegando a eso. Nunca pude comprobar cual de ellos sería. Se supone, según la información recolectada por Benamburg, que el DarkNox pasaría por un largo periodo de enfermedad donde los poderes lo retarían para asegurarse de que sería de utilidad. Ninguno de ellos había padecido la enfermedad, podía ser cualquiera. Por eso dudaba tanto de la relación de Sirius y Sara Parker, como ya le expliqué a Sara en su momento.
Draco iba a replicar, pero no pudo. Recordó la enfermedad que había sufrido cuando tenía unos cinco años… nadie había podido explicar qué tenía, no habían podido encontrar una cura… hasta que desapareció sola. Su madre la había mantenido en secreto… ahora entendía por qué, pero¡no, no era posible!
- Mi opción más fuerte entre ellos era Andrómeda. Era muy distinta al resto de su familia y había estudiado en Francia por problemas de salud.
- Pero Andrómeda murió. El escuadrón de Sara Parker la mató.
- El escuadrón, exacto, Sara no la mató personalmente. Se me hacía un detalle muy curioso, y sobre todo, cómo había escapado Nymphadora. Los poderes del DarkNox están bajo la ley de conservación de poder, así que creí que esos poderes podrían estar en Nymphadora, esperando para despertar.
- A lo mejor es así –dijo Draco esperanzado.
- No Draco, no lo es. Como te dije, hace unos meses lo comprendí todo. El día del ataque a la Confederación, de hecho al día siguiente, cuando Sara despertó y estuvimos hablando, me preguntó porqué había evitado la unión de sus padres. Al contestarle recordé que esa maldición era parte de mis razones. Ustedes entraron exactamente cuando estábamos hablando de eso y al verte lo comprendí. Todas las profecías se estaban cumpliendo, y la maldición a su manera era también una profecía. Debía cumplirse. Y las palabras de los Fénix también. "El DarkNox no se enfrentará a la Emperatriz de las Fénix para quitarle los poderes" Había interpretado mal esa idea, como puede pasar y sucede muy a menudo con las profecías. El DarkNox existe en la época de la Emperatriz, pero no va a enfrentarse a ella. Tú no te enfrentaría a ella para quitarle los poderes, o me equivoco?
- No, no lo haría –dijo Draco con hilo de voz.
- Después de la Emperatriz no habrá más Fénix, y él sólo puede finalizar la tarea al quitar sus poderes a la Fénix de Inglaterra. Las opciones que quedan son tres: Sara, Bellatrix, Tonks y tú. Sara no es, por razones obvias. Creía que podía ser Bellatrix, y que hasta el momento no se había manifestado porque Sara Parker estaba de su lado, pero ya se enfrentó una vez a Sara y perdió. Y tú sabes tan bien como lo sé yo ahora, que no es Tonks. Lo comprendí entonces, el DarkNox…
- Soy yo.
- Así es. Muchos detalles vinieron a mi. Recordé aquella vez que Fawkes parecía querer proteger a Sara de ti a penas te rozó con sus plumas: había sentido los poderes del DarkNox dentro de ti. Y el plan de Voldemort se perfiló claramente ante mi. Necesita tus poderes para quitarle a Sara el poder y pasarlo a él mismo. Pero tú eras muy joven para usar los poderes cuando Sara Black llegó.
- Pero, para qué matarme?
- Conoces la ley de conservación del poder que mencioné hace unos momentos? Los poderes del DarkNox deberían ser exclusivos, pero si su portador no lo logra esta vez, los poderes no volverán a quienes se los dieron hasta que no termine su labor, así que al morir tú buscarían otro depositario según tu línea sanguínea. Podría tomar dos caminos: dar otra oportunidad a los Black de librarse de la maldición o seguir tu línea paterna. Cuál elegiría? El de quien estuviese más cerca. Por eso mandó Voldemort exclusivamente a tu padre a matarte, porque lo más probable que suceda con el DarkNox que ataque a la Emperatriz es que muera, y tu padre es menos importante para Voldemort que tu tía Bellatrix.
- Son solo conjeturas… -replicó Draco sin querer admitir lo que Dumbledore le decía, empezaba a perder las defensas… sabía que el director tenía razón.
- Por eso no te lo comuniqué a penas lo supe –dijo Dumbledore con un suspiro- he sido prevenido por muchas personas de no interferir entre Sara y tú. Consulté a los Altos Fénix a través de Fawkes y finalmente lo admitieron. Sólo debía realizar dos pruebas para saber si tus poderes, ahora que pasaste la mayoría de edad habían despertado, y así es. No sé mucho de tu niñez, pero según consulté con Tonks padeciste una grave enfermedad de niño… tus poderes despertaron muy temprano.
Draco meditó unos segundos, todo calzaba¡todo! Pero, no, no podría ser… ¡No quería creerlo! Sin embargo la verdad estaba del lado de Dumbledore…
- Entonces… mis poderes son…
- Absorber el fuego de los fénix y quitarles sus poderes.
- Todos sus poderes?
- Los que deben al fuego de los Fénix superiores nada más. Y luego depositarlo en lo que o en quien desees. No puedes conservarlo largo tiempo, sería superior a ti.
- Pero no estoy obligado a hacerlo…
- No, no lo estás.
- Qué pasará si no lo hago? Porque de hecho no pienso hacerlo.
- Se perderá la oportunidad de redención de los Black.
- Y ninguno será nunca feliz…
Dumbledore guardó silencio. Estaba preocupado por la reacción de Draco… estaba tan tranquilo que esperaba de repente una fuerte reacción de su parte, pero no sabía como sería.
- Hace un momento – empezó Draco con voz temblorosa- absorbí el fuego y el doctor Wyle dijo que… lastimé al fénix.
- Un poco –dijo Dumbledore- no mucho, se recuperó de inmediato.
- Usted dijo… que era mi naturaleza.
- La naturaleza de los poderes del DarkNox –corrigió Dumbledore comprendiendo lo que pasaba con Draco, pero no pudo reaccionar a tiempo.
- Entonces puedo dañar a Sara en cualquier momento¡Si mis poderes despertaron y dañé a un fénix…! TENGO QUE IRME! Debo alejarme de ella!
- Draco, espera, no…
- Me iré a Francia! – Draco parecía desesperado- pondré mar y tierra entre nosotros, será lo mejor…
- Escúchame!
- No trate de detenerme!
Draco trató de abrir nuevamente la puerta, pero esta no cedió. Sacó su varita y la apuntó con esta:
- Alohomora!
La puerta no se abrió. Sin saber muy bien como el trastornado Draco levantó una mano hacia la puerta y liberó contra esta el fuego que había absorbido de Fawkes. La puerta ardió y Draco salió corriendo de la oficina.
- No lo siga. Ella se encargará de él –dijo la voz de Phineas desde la pared.
- Creo que tienes razón… -dijo Dumbledore mirando la puerta con tristeza- pero me preocupa el hecho de que ha despertado al DarkNox en él, y tengo la impresión de que era exactamente lo que los Altos Fénix querían que sucediera.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Sara se debatía en su cuarto desesperada. Qué podía hacer? Lo habían neutralizado, si lo rescataba iba a ser tan obvio que había sido ella. Pero no podía permitirlo, no a él, la única persona que se había preocupado sinceramente por ella, la persona a la que incluso se atrevía a comparar con un padre, estaba en manos de Lord Voldemort! Y ella se lo había llevado!
Tenía que hacer algo, tenía que hacer algo… la idea febril la estaba matando. Bellatrix ya había dado su reporte a Voldemort, este estaba torturando e interrogando a Aberforth, y ella sin poder hacer nada. En cualquier momento la llamaría…
El ardor en el brazo no se hizo esperar. Sara subió al salón.
- Bellatrix me contó con detalle de lo sucedido.
- Sé que la favorita ha sido justa y no trataría de perjudicarme –dijo Sara sin que Voldemort pudiese ver su rostro.
- Aunque no te agrade, Bella ES la favorita.
- Lo sé mi señor, alguna vez lo he negado? He protestado acaso?
- No, no lo has hecho. –Sara sabía que su señor conocía el desprecio que le profesaba a Bellatrix, y esas palabras parecían una advertencia, sin embargo, no volvió sobre el tema -Según me dijo Bellatrix, ella tuvo que capturar al prisionero aunque tú llegaste primero.
- Me disponía a tener una pequeña charla con él…
- Lo reconociste?
- Sí. Es Aberforth Dumbledore.
- Ese hombre tiene un papel importante en tu pasado…
- Sí mi señor. Cuando mi madre vino a Inglaterra me dejó con él. Pidiéndome que me cuidara.
- Tienes algún interés en especial por ese hombre?
- Sí.
Sara se asombró de su atrevimiento, pero tenía que hablar con él, y esa era la única manera que se le ocurría.
- Sí? –preguntó en tono de peligro Voldemort- dime por qué.
- "Aber, Perdóname" –pensó Sara y levantó la cabeza con un brillo de furia en los ojos- Odio a ese hombre.
- Lo odias?
- Él me entregó a Dumbledore. Mi madre confió en él, e hizo que yo confiara en él. Creí que estaría feliz y segura a su lado y luego, luego, ME ABANDONÓ! Me dejó con ese viejo manipulador y desgraciado de Dumbledore que echó a perder mi vida. Oh sí… Aberforth es el ser que más odio después de Dumbledore.
Voldemort sonrió satisfecho. Realmente la capacidad de odio de Sara lo extasiaba. Podía sentir el rencor manar de la mujer, quien estaba dando lo mejor de sí en el papel. Era cierto que alguna vez en su vida había pensado aquello, pero nunca había podido odiar a Aberforth. De dónde provenía el odio que Voldemort percibía? Era odio hacia su hermano.
- Te gustaría hablar con él?
- Hablar con él?
- Sí. Si así lo quieres te permitiré hablar con él en privado… para que arreglen diferencias.
- Mi señor tiene sus planes para el prisionero –dijo Sara con una inclinación- no quisiera que mis caprichos interviniesen…
- Pero yo lo quiero. Estoy de ánimo complaciente. El prisionero no cesa de decir que quiere verte, y tú, que le odias. Creo que permitiré el enternecedor encuentro.
Sara sintió que algo estaba mal. Esa concesión tan fácil…
- Y después… -Sara cerró los ojos esperando el golpe- lo matarás frente a mi.
Un cuchillo en el corazón no podía hacer tanto daño como esas palabras.
- De acuerdo Sara?
- Si así lo desea, mi señor.
- Sí, así deseo. Tómate tu tiempo en la "entrevista"…
Una puerta a la izquierda de Voldemort se abrió y Sara supo que tenía que entrar por ella. Una vez que la pasó la puerta giró sobre sus bisagras y se cerró.
Aberforth estaba en el suelo, cubierto de sangre y tierra. Sara reconoció sin problemas los embates de una tortura de Lord Voldemort.
Sara lo contempló unos momentos en silencio. Él también la veía. Levantó una mano y aisló la habitación. Voldemort le había concedido una entrevista privada, y quería estar segura de que así era.
- Aberforth! – la chica se abalanzó junto a él una vez segura de su privacidad.
- Sara, mi niña…
- Por qué dejaste que te atrapáramos? Todo, el hotel solo, desprotegido… no sabías que si Voldemort se enteraba de tu retorno a Inglaterra te atraparía sólo para dañar a Dumbledore?
- Sí que lo sabía. Por eso volví.
Sara se quedó de piedra.
- Qué quieres decir?
- Vine para que me atraparan los mortífagos. Dejé las pistas apropósito y saqué a todos del hotel para evitar una matanza cuando fueran por mi. Por eso no puse resistencia.
- No entiendo lo que quieres decir –dijo Sara negando- la tortura debe haberte dañado severamente.
- No es así –dijo Aberforth sonriendo- tenía que hacerlo.
- Es un suicidio!
- Tenía que cumplir una promesa… Tenía que verte. Aquí era el único lugar donde estaba seguro de encontrarte.
- Al diablo las promesas! –dijo Sara- tenemos que apresurarnos a encontrar una forma de sacarte de aquí.
- Sacarme de aquí? – Aberforth empezó a reír- Oh genial Sirius Black! Si pudiese decirle a mi hermano!
Sara lo miró estupefacta. Qué quería decir aquello?
- Oh mi niña –continuó Aberforth- acabas de hacerme un hombre muy dichoso…!
- Dichoso? Te has vuelto loco? Sabes lo que me ha ordenado Voldemort hace unos minutos? Tengo que matarte! Y a qué viene esa mención sobre Sirius?
- Viene a que Sirius Black tenía razón al decir que tú no eres una verdadera mortífaga y que te tenían aquí contra tu voluntad. Tenía razón de que estabas viva. Tenía razón de que si no te buscábamos primero, cuando Voldemort volviera te uniría de nuevo a él sin que pudieras evitarlo. Qué ciegos fuimos todos! Le dije a Albus que lo oyéramos, pero… Si quieres sacarme de aquí, si quieres salvarme, es porque él estaba en lo cierto.
- Estás hablando de después de Azkaban?
Los ojos de Sara estaban llenos de lágrimas cuando Aberforth asintió.
- Dumbledore me dijo que él le había dicho a Sirius que yo estaba muerta.
- Lo hizo. Pero Black no le creyó. –dijo Aberforth – él estaba empeñado en que seguías viva. Sabes lo de cuando fue capturado en Hogwarts?
- Sí –dijo Sara- Potter lo ayudó a escapar.
- Así es. Antes había hablado con mi hermano. Le había preguntado por ti, y no había aceptado la respuesta de Albus. Después de que Sirius dejó Hogwarts, Albus me escribió contándome lo sucedido. Como sabes yo estaba escondido en el sur…
- Según las noticias te habías perdido en el sur!
- Detalles –dijo Aberforth sonriendo. Sara sintió ganas de abofetearlo, cómo podía sonreír en un momento así? – semanas después de su escape de Hogwarts llegó donde yo estaba. Iba sobre un hipogrifo gris precioso… la verdad no sé como me encontró. Dijo que yo era una de las personas más importantes para ti, y que esperaba que yo hubiese tenido noticias tuyas.
- Entonces… - Sara no pudo evitar que su corazón latiese rápidamente y sus ojos brillaran de júbilo- me estaba buscando!
- Así es. Se quedó conmigo un tiempo mientras hacía un largo itinerario de viaje basado en todo lo que le habías hablado de tus propios viajes por Oriente. Sin embargo, no pudo llevarlo acabo porque recibió una carta de su ahijado diciéndole que le molestaba la cicatriz. Se carteó con Albus para saber que era lo más indicado y volvió a Inglaterra. Su ahijado era su vida, espero que puedas entenderlo. Aún así, pensaba hablar con las personas en Inglaterra que creía que podías haber buscado y que no lo entregarían al Ministerio. Eran pocas personas esas. Creo que pensaba visitar a la muggle tía de Harry Potter por si sabía algo de que te hubieses interesado por el niño.
- Pet? –preguntó Sara recordando de repente a la estirada hermana de Lily Evans- Petunia Dursley. Por qué iba yo a buscarla a ella?
- Según Sirius, tú sabías que Harry era importante para él y no lo dejarías desprotegido. Aunque dudaba que hubiese hablado con Petunia en lugar de ir directa al niño, no quería perder la esperanza.
- Fue a visitarla? –preguntó Sara con gran interés.
- Creo que sí, estuvo casi un año en Inglaterra mientras supo que Harry estaba en peligro.
- Sirius… -Sara apretó inconscientemente en su puño el zafiro convertido en piedra negra y una lágrima corrió por su mejilla. – Gracias por la información Aberforth, pero ahora tengo que sacarte de aquí…
- No seas necia! –dijo Aberforth enojándose de repente. Sara no replicó. De niña había conocido esos enfados- si pasé por todo esto fue para cumplir una promesa que hice a una moribunda hace muchos años…
- Por qué aquí?
- Por que fue una promesa que le hice a tu madre.
- A mi madre?
- Cuando estaba muriendo, me tendió un pergamino. Me dijo que todas las fénix tenían un papel en la historia, y el de ella era traerte a mí y transmitirte la sabiduría que ibas a necesitar en el momento final… dijo que habían unas palabras que tenías que oír, pero que si te las decía desde ese entonces no las ibas a recordar. Me hizo jurar que yo te las diría acercándose el final, que sabría cuando era el momento. Y este es el momento.
- Aún no es el momento final –dijo Sara.
- Pero se acerca… Y necesitarás un tiempo para arreglar las cosas- dijo Aberforth sonriendo de nuevo- ahora escucha:
"No se puede pedir a nadie que acierte en la oscuridad,
cuando ni la luz de los fénix la pueden iluminar.
Sólo la verdad hará la luz
y la decisión entonces deberá tomar,
pues en la oscuridad es más fácil errar."
Sara había escuchado en silencio, memorizando cada palabra. Otra preciosa pieza del rompecabezas que tenía que formar antes del momento del destino final. Rompecabezas que debía indicarle como actuar en ese momento, y qué debían hacer los Elegidos.
- No sé lo que significa –dijo Sara con desgano.
- Sirius me contó sobre ti, sobre la última noche de ustedes. Bueno, no todo, pero sí me habló de que eras una obligada –empezó a decir Aberforth- le dije estas palabras, y él dijo que tenía que ver con el secreto de que habías entrado a los mortífagos por él.
- Te dijo eso? – Sara iba a enfurecerse cuando recordó que ella nunca le había dicho que no lo dijera a nadie.
- Él quería decírselo a todos –dijo Aberforth- creía que debía compartir culpa contigo y que los demás debían verte como eras. Pero me lo dijo primero a mi. Dijo que nunca lo hubieses perdonado si se lo dijera a Dumbledore, así que esperaría a encontrarte para decírselo juntos. Además, dijo que el resto no le creían. Decían que se había vuelto loco con todo lo que era sobre ti. Yo le había creído, pero al saber que te habías unido de nuevo a los mortífagos dudé. Aún así, supe que era hora y vine a buscarte. Y ahora sé que Sirius tenía razón. Lo que no sé es por qué estas aquí todavía si él ya no está.
- Es una larga historia. Tengo un trabajo que terminar –dijo Sara rápidamente- tengo que hacerlo. Es ya algo superior a mi. Un favor a la humanidad que no tengo la menor idea de qué ha hecho por mí y porque la ayudo. Pero no es tiempo de hablar de eso. Ya cumpliste tu promesa, ya puedo sacarte de aquí!
- No seas insensata. Llevas años con esta comedia de ser la mortífaga perfecta y Voldemort se la ha tragado completa, no lo vas a echar todo a perder por mí.
- No voy a matarte! –dijo Sara obstinada.
- Por qué no? No has matado a miles de inocentes por este trabajo?
- Sí, pero nunca a nadie que me importe realmente! Sobre la faz de la Tierra hay solo cinco personas que me han importado de verdad. Cinco! Y ahora que lo digo, me asombra que sea un número tan grande –dijo Sara con furia- Sirius, Severus, Alice, Sara y tú! Nunca he tenido que hacerle daño a ninguno!
- Si yo fuera tú no estaría tan segura de eso! Tienes que matarme Sara! Sólo así recuperarás la confianza de Voldemort!
Sara lo miró sorprendida.
- Cómo sabes eso?
- Lo oí decírselo a la mujer. Dijo que esta sería una pequeña prueba antes del trabajo.
- Claro que sí… -dijo Sara comprendiendo- la prueba… si tanto te odio te mato, si te mato sin odiarte caeré en la oscuridad. Cara, gana él; cruz, pierdo yo… así juega siempre… Pero no puedo matarte, es superior a mi.
- Pudiste hacer pensar a Sirius por más de tres años que eras una mortífaga! Pudiste abandonar a tu hija! Dejar que torturaran a la locura a tu amiga e ignorar mi existencia desde aquel día en la casa de los Evans! Tienes que poder matarme!
Sara sintió cada una de aquellas acusaciones muy dentro de sí. Era cierto. Ella había hecho todo eso. Había dañado a las personas que más quería, sin contar que había abandonado a su mejor amigo…
- Ahora Sara. Dame un abrazo, toma fuerzas y llévame frente a Lord Voldemort.
- Pero Aberforth… - Sara estaba derrotada. No tenía salida.
- No tengo miedo a la muerte.
- Pero… eres lo más cercano a un padre que conocí.
- Y tú lo más cercano a una hija. Hazme un favor. Dile a Albus que a pesar de todo, lo quiero. Y perdóname por no haberte cuidado yo… tienes que entender que no podía hacerlo, hice lo que creí mejor para ti.
Sara asintió con un nudo en la garganta.
- Te perdono. Y veré como le hago llegar el mensaje –dijo Sara.
- Y recuerda las palabras de tu madre…
- Lo haré.
- Lleva esto a buen término, que ninguna de las muertes haya sido en vano.
- Ninguna lo será. Si vamos a hacer esto… que sea rápido –dijo Sara lentamente- no soy un personaje romántico.
- Sacrificar tu vida por amor no es romántico? –preguntó Aberforth irónicamente.
Sara sonrió.
- Y tienes que saber, que todo lo que diga en esa sala donde voy… donde voy a matarte, es sólo una actuación. Nada de lo que diga es cierto, NADA! Entiendes?
- Sí.
Aberforth la abrazó. Sara tomó aire y caminó decidida hacia la puerta. Abrió y apuntó con la varita al hombre. Luego dijo en tono frío y venenoso:
- Vamos Aberforth, la muerte te llama.
Aberforth salió lentamente, Sara lo pateó obligando a caer y arrastrarse hasta el centro del salón.
- Bien Sara, ya han saldado cuentas ustedes dos?
- Sí mi señor –dijo Sara con una sonrisa maligna- sólo falta el detalle final… que me dijo que quería presenciar.
- Así es…
- No tendremos más público?
- No te preocupes. El mundo mágico verá su cadáver. Pero me gustaría primero otra pequeña sesión de dolor…
Sara asintió apuntando con su varita a Aberforth, quien no parecía para nada atemorizado.
- Arrogante y egoísta como su hermano –dijo Sara apoyando la varita en su sien- me dejaste cuando era sólo una niña en sus manos. Sabías que no sería feliz. Le prometiste a mi madre cuidarme y no lo hiciste.
- Ya me dijiste todo esto –dijo Aberforth con odio en la voz. Sara sabía que era buen actor.
- Te repito tus culpas para que sea lo último que resuene en tus oídos antes de morir. Crucio!
Con un autocontrol que Sara tuvo que alimentar con fuerzas sacadas de quien sabe que misteriosa fuente, vio como el menor de los Dumbledore se retorcía de dolor. No podía dejar que Voldemort sintiera la debilidad en ella…
- JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA… - Sara echó la cabeza hacia atrás riendo como loca¡Sufre maldito Dumbledore!
- Bien, Sara, pásale tu dolor! – gritó Voldemort- Es hora de que aprendas a hacer un crucioment, no te apetece?
- SÍ! –gritó Sara con una expresión de locura que hizo a Lord Voldemort sonreír aún más. No sabía que la locura era producto del dolor de lo que estaba haciendo.
- Piensa en todo el daño que te ha hecho, vamos, en todo lo que has sufrido en tu vida, siéntelo latir en tus venas, ese odio que te hace hervir la sangre, y déjalo ir! Crucioment!
Ahora Voldemort también torturaba a Aberforth. Sara quería matarlo ya, evitarle todo ese dolor. Pero su señor estaba controlando todos sus sentidos. Era como cuando la empezó a entrenar. Controlaba los sentidos de Sara para saber si hacía bien el hechizo.
- Crucioment! – gritó Sara. Aberforth gritó tan fuerte que Sara pensó que iba a reventarle los tímpanos.
La tortura fue larga, muy larga. Sara no sabía como lo resistía, creía que no iba a poder hacer más. Matarlo ya…
- Bien Sara –dijo Voldemort-acaba tu trabajo.
- Sí mi señor.
Sara apoyó la varita en el cuello de Aberforth.
- Hiciste una promesa que no cumpliste, tienes que pagar por ello –Sara empezó a caminar alrededor de él, haciendo la varita girar también, pero sin despegarla de su piel.
- Hazlo ya –dijo Aberforth con voz cortada.
- JAJA… pide que termine con todo… eso quiere? Por qué he de complacerlo? Aunque la verdad, por qué no? Empiezo a aburrirme de este juego, de respirar el aire que un Dumbledore respira. No voy a resistirlo más. Adiós Aberforth Dumbledore. Avada Kedavra!
El cuerpo inerte cayó frente a ella. Lo miró unos momentos atónita, sin creer que lo había hecho, pero los aplausos de Voldemort la trajeron a la realidad.
- Bien, bien, bien! Eso era lo que quería ver! Despertar tu odio, tu crueldad, hacerte probar la embriagante sangre una vez más. Estás lista para la acción que habrá en Austria. Ahora, ve a descansar. Bellatrix se encargará de que el mundo contemple tu obra… y sepa que el Arma Letal ha regresado.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
- No puede ser en serio.
Draco acababa de contarle a Sara todo lo ocurrido en la oficina de Dumbledore, y la chica no quería creerlo.
- Tú no puedes ser el Darknox.
- Yo tampoco quería creerlo, pero es la verdad… Acéptalo.
Un largo silencio siguió a eso. Draco parecía haber perdido las fuerzas para irse. Sara pensaba desesperada buscando una solución. De repente dejo ir un poco de fuego a Draco, quien reaccionó de la misma manera que cuando lo hiciese Fawkes.
- Estás loca! – gritó Draco - Te hice daño?
- Es verdad… -dijo Sara como en trance sin ponerle atención y tapándose la cara con las manos- es verdad…
- Tengo que irme –repitió Draco tomando de nuevo la maleta.
- No! – Sara lo tomó con fuerza del brazo- tú no te vas. Te necesito aquí.
- Soy un peligro para ti! Puedo matarte!
- Ahora soy mortal, todos pueden hacerlo. Te amo Draco, no voy a dejar que te vayas de nuevo.
Draco la miró con los ojos vidriosos.
- Yo también te amo Sara, por eso tengo que irme.
- No! A parte de que te necesito a mi lado, no has pensado que si te vas por alejarte de mi no estarás seguro? Aquí no pueden alcanzarte, pero si te vas y te matan, crees que tu padre o Bellatrix tendrían alguna compasión de mí? Lo pensaste?
- No, no lo había pensado –dijo Draco con desaliento apoyándose en la pared y dejándose resbalar hasta sentarse en el suelo- sólo pensé en que te amo y no quería hacerte daño.
- Quien te ama no te hace daño… -Sara recordó momentáneamente una parte de aquel dulce sueño. Ahí era donde había oído eso. Se arrodilló frente a Draco- Sé lo que es tener poderes fuera de control, pero también se que pueden controlarse. Tus poderes solo se han manifestado si el fuego te ataca, y yo no voy a hacerlo. Lo de ahora fue sólo un experimento y no me hiciste ningún daño.
- No tenemos seguridad de nada.
- Vamos a ver –dijo Sara pensativa- Dumbledore te dijo que tenías que irte?
- No –dijo Draco- no sé que quería decirme. Me volví loco cuando caí en cuenta que era un peligro para ti.
- Entonces tal vez a él se le haya ocurrido algo –dijo Sara con un deje de esperanza- si lo han advertido de no meterse entre nosotros tal vez tenga una forma de no separarnos mientras aprendes a controlar tus poderes…
- No puedo seguir viviendo aquí –dijo Draco seguro- y no deberíamos vernos para evitar…
- Cállate! –le dijo Sara poniendo un dedo sobre sus labios para silenciarlo- vamos a encontrar una solución a esto. Pero prométeme que no me dejarás.
- Pero si es necesario…
- No lo será –dijo Sara sonriendo con una seguridad que en realidad no sentía- no importa si debes dormir en otro lugar, no es a eso a lo que me refiero y lo sabes. Prométeme que no me dejarás.
- Te lo prometo. Nunca te dejaré. Pero tengo que alejarme de ti, al menos por ahora, estamos condenados, y lo sabes.
- Condenados?
- La maldición es verdad y la redención imposible –dijo Draco con aspecto sombrío- la Maldición de los Black está sobre nosotros.
- No –dijo Sara apartando la idea de la mente- cumpliré con el destino final y luego ya no habrá nada que amargue nuestra vida.
- Quisiera tener tu fe.
- Si no puedes tener fe en ello, ten fe en mí – Sara recordó la conversación que había tenido con Snape sobre ese tema- cree en nosotros. Podemos ganar si no dejamos de luchar. Lo haremos juntos.
Sara trató de abrazarlo, pero él la rechazó suavemente.
- Mejor no correr riesgos.
Sara solo asintió, pero al parecer con mucha dificultad.
- Creo que debería volver con Dumbledore –dijo Draco.
- Eso me temo –dijo Sara- pero esta vez, yo voy contigo.
Sin embargo, al llegar a la oficina de Dumbledore no pudieron hablar con él. El lugar estaba lleno de personas, algunas de ellas importantes personajes del ministerio, profesores y miembros de la Orden. Uno de ellos, al verlos llegar, los sacó rápidamente.
- Remus! –exclamó Sara saludándolo efusivamente- qué haces aquí?
- Qué sucede? –preguntó Draco gravemente mirando al gentío. Algunos de los miembros del ministerio dirigían curiosas miradas hacia ellos.
- Malas noticias –dijo Remus en voz grave- hace unos minutos llegó la información a la Orden. Los mortífagos dejaron un cadáver en la Nueva Fuente de la Hermandad Mágica.
- Pero que hacen todas estas personas aquí? –preguntó Draco sin entender, mientras Sara notaba las miradas, algunas hostiles, algunas de pena, que dirigían hacia ella.
- El muerto es Aberforth Dumbledore, el hermano del profesor.
Sara recordó la única vez en su vida que había oído hablar de ese hombre. Había sido Henry Lovegood quien le hablara de él. El hombre que debía haberse encargado de su madre…
- Y la asesina? –preguntó Sara comprendiendo de repente las miradas. Remus la miró y asintió.
- Justo lo que sospechas. Tenía un mensaje consigo: "El triunfo se aproxima, el Arma Letal está de vuelta, la Oscuridad reinará bajo el poder del Señor Oscuro"
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
¿Qué les ha parecido?
Espero que les gustara, y ya saben por fin porqué Voldemort quiere matar a Draco ¿no? Sé que algunos de ustedes ya sospechaban sobre los poderes de Draco, así que también han visto sus sospechas confirmadas.
El próximo capítulo se llama "Eisenstadt", y les aseguro que será MUY interesante.
Por cierto, tengo que decirles que me equivoqué cuando les dije que eran 75 capítulos, en realidad son 72 y el epílogo.
Ahora contesto sus reviews y espero los de este capítulo con ansias.
Maritza Chan: Espero que sigas leyendo y nos alcances. Gracias, me alegra que te guste mi manera de escribir. Nos vemos.
Ely Chan (y su subconciente)¡Hola! Que bien que ya me alcanzaste! Sí, yo tampoco considero a Sara Parker tan mala, es un personaje muy intenso para mí, con el bien y el mal muy mezclado dentro de ella y una visión de la realidad muy distinta a los demás. Ah, algunos hechizos suenan irresistibles ¿no? Por cierto¡ La idea de los teletubbis me parece genial! Eso que dices es cierto, el Draco de los libros puede ser muy insoportable, pero yo estoy bastante feliz con mi propia versión. Sí, Honey es uno de los personajes que más cariño le tengo, puede ser muy útil para la Orden y es muy lista, nada que ver con su padre. ¿Qué te parece la explicación de porqué el chico se quiere ir? Bueno, de tus teorías no puedo afirmar o negar nada, pero me alegra que me expongas esas ideas. Sigue haciéndolo. Sobre los otros fics hoy actualicé también esa chica es mía y la otra semana planeo publicar en mi vida a través del velo y esa mujer. Los otros no sé cuando podré. Bueno, nos vemos.
Amsp14: Hola! Sí! La primera en leer el final, gracias por los comentarios. No me parece eso de los bloqueos, son una plaga, yo estoy igual! Y quiero leer Dicen por ahí… a ver cuando me dejas.
JaMaRyJaCkE: Hola! Me alegra que consideres tan bueno el capítulo. Espero que este también te gustaría. En cuanto a hacerlos sufrir, lo siento, pero la historia lo requiere… ¿recuerdas la maldición de los Black? Tengo que hacerla cumplir!
Julieta BlackPotter: ya en este chap viste qué le dijo Dumbledore y porqué el chico estaba tan desesperado por irse. A mí también me encanta poner a Honey en la Orden, a ver si después me dices quienes crees que son los Elegidos. Espero que te guste el chap.
Laurana Malfoy Rin: no te preocupes por el cap de retraso, mientras que sigas el ritmo de la historia… Las cosas que haya que descubrir se descubrirán en su momento, tienes que tener paciencia. Me alegra que te guste la relación de Sara y Draco, aquí tuviste un chap con mucho de ellos.
Licon: ya viste porqué se quería ir el chico, espero que el fic te siga pareciendo interesante. Lo lamento, no he tenido tiempo de buscar con cuidado el fic, lo haré esta semana si puedo!
Kaos Black: Espero que no te haya causado en verdad problemas de sueño, pero ya viste los planes de Draco y porqué quería irse… Ya has visto confirmadas tus sospechas, felicidades!
Angie Crowe¿A qué hora te levantabas que eran las 4 y no te acostabas? Espero que hayas podido descansar algo! Espero que los lentes y las clases de manejo vayan bien. Esta vez sí que han tenido unas buenas respuestas. Ya viste que pasaba con Draco… por cierto, seguí con Esa chica es mía.
Andrea¡Hola beta! Ya leí los comentarios, muchas gracias, me han gustado y servido de mucho. Ya no estoy tan nostálgica, lo que más estoy es pegada en el resto de las historias, las musas decidieron darse unas vacaciones esta semana…
Gala Potter: Hola! Bienvenida a la historia! Me alegra que hayas vuelto a leerla y que te pareciera tan buena para pasar tu sábado leyéndola! La verdad ha pasado mucho desde el capítulo 24 donde la dejaste, pero lo importante es que ya estás al día! Gracias por todo eso que dices!
Besos desde Costa Rica
Sara Fénix Black
