"Aún Ahora"

Capítulo decimoctavo: Aquella conversación que nunca tuvimos

¿Me cuentas otra vez que sucedió?- preguntó él mirándola con sus ojos dorados como hacía mucho que no la miraba. Acto seguido tomó entre sus dedos el cigarrillo que ella hubiera prendido minutos atrás, quizás por nerviosismo o tal vez por costumbre, mientras se sentaban en la mesa de un café cualquiera.

Miroku y Sango se casaron hace poco más de seis meses. La fiesta fue sencilla y Sango estaba hermosa, Miroku también. Tenía un brillo en los ojos indescriptible...

Flash Back

Se hallaba sentado frente a ella, mirándola nervioso a través de sus ojos azules.

Pensar que siempre había tenido palabras halagadoras para cualquier muchacha más o menos bonita que pasara, siempre un piropo en sus labios o una proposición un tanto indecente para materializar las ideas pervertidas que parecían desde siempre haber surcado su mente, pero ahora se encontraba totalmente indefenso, sin saber que decir.

Es que ¿cómo expresar lo que sentía en ese momento, lo que lo había llevado a tomar semejante decisión? No habría otra palabra que amor.

Miró una vez más los ojos castaños que lo observaban de manera intrigada e inquisidora, como intentando adivinar sus pensamientos. Contempló el pequeño estuche rojo una última vez y, respirando hondo, extendió su mano un tanto temblorosa dejándole ver a la joven su contenido...

Sango abrió enormemente sus ojos y sintió su corazón comenzar a palpitar rápidamente. Tantas veces había visto esa escena en películas románticas, esas que le parecían aburridas y faltas de acción, pero nunca esperó ser ella la protagonista alguna vez... nunca esperó que Miroku fuera capaz de asumir un compromiso tan grande...

¿Aceptar¿Cómo estar totalmente segura de que aquél joven de ojos azules no se dejaría llevar nuevamente por la tentación al ver alguna mujer pasar caminando pomposamente por su lado¿Cómo poder asegurar que él permanecería a su lado por siempre, siéndole fiel?

Quizás si me amara tanto como yo a él...

Miroku...- titubeó la chica- ¿estás seguro?

El muchacho la observó por unos instantes... Si había alguien que se merecía desconfianza era él, pero ya no...

Claro que lo estoy- dijo con una sonrisa.

¿Vas a poder afrontar este compromiso?- preguntó Sango mirándolo con suspicacia.

Sí, claro que podré...-exclamó él, tratando de borrar de los ojos castaños que lo miraban todo rastro de duda. Él no quería que Sango dudara... quería que simplemente confiara en él tanto como él confiaba en ella.- ¿sabes por qué podré?-agregó observándola con diversión en sus ojos azules.

La joven negó lentamente con la cabeza, mirándolo esperanzada, directo a esos ojos azules que la hechizaban y le hacían sentir cosquillas por todo su ser.

Porque te amo más que a mi vida, Sango- susurró Miroku acercándose a ella para darle un corto beso en los labios.

Sango cerró los ojos al sentir el tacto, y una vez que los labios de Miroku se separaron de los de ella, sonrió aún con los ojos cerrados, sintiendo que ya no quedaban dudas para su corazón, porque Miroku le había demostrado que podría... porque la amaba tanto como ella a él.

Fin Flash Back...

Y hasta ahora no tuvieron ninguna pelea realmente fuerte ni Miroku ha vuelto a hacer de las suyas... bueno, casi- Kagome finalizó su relato sonriendo con diversión. Hacía tanto que no sonreía así... que no le sonreía así.

¿Es cierto aquello de que Kikyo...?- Inuyasha bajó la mirada al mencionarla. Kagome lo miró de soslayo, preguntándose si aún le dolía el nombrarla; y si a ella aún le dolía escucharla nombrar...- ¿estuvo con Kouga?

La muchacha lanzó un suspiró y le quitó de las manos el cigarrillo a Inuyasha.

Flash Back...

Se acercó lentamente y sin ánimo, con Kikyo aferrada de su mano, donde todas esas personas que decían ser su familia se encontraban reunidas.

Bajo la amarilla luz del patio interno de su casa se hallaban sentados en reunión al rededor de la mesa de madera, su abuela, sus tíos (incluido primo menor), sus hermanos mayores y sus padres. Definitivamente no desea escuchar comentarios de ninguna de esas personas, salvo sus hermanos que eran los únicos que lo trataban con algo de afecto y admiración pese a ser el menor, acerca de sus adquisiciones amorosas, y menos si en ellos incluían la palabra "Kagome"; palabra que aún no dejaba de doler para sus oídos y su corazón.

Estuvieron cerca de una hora junto a su familia, pero a él le pareció una eternidad en la cual sólo se limitó a observar detalladamente el blanco y fino mantel que cubría la mesa que se hallaba repleta de comida. Sus familiares se encontraban en amena charla con Kikyo desde que ambos llegaran, ya que la chica de cabellos azabache pareció denotar un cambio radical en su personalidad, mostrándose más conversadora y vivaz que nunca. Al marcar su reloj de pulsera las diez y media de la noche, se puso de pie y se dispuso a saludar a todos para emprender la retirada con la que su madre había presentado como "su nueva novia", mas ésta parecía no tener la más mínima intención de irse.

Ay, Kouga, que desconsiderado, no sabes que como un caballero debes tener en cuenta los deseos de una dama?- dijo en tono burlesco su tío, pero lo único que consiguió fue una mirada asesina seguida de un gesto de molestia en el rostro del chico.

Además¿a dónde tienes que ir con tanta urgencia? Quédense con nosotros un rato más- insistió su padre, como siempre inconsciente de los deseos de su hijo.

Kouga- suspiró su abuela, sentada maternalmente al lado de Kikyo- esta chica es tan simpática... no se parece en nada a tu otra noviecita. ¿Cómo se llamaba?

"Kagome..."

Kouga comprendió que era imposible que su familia entendiera sus sentimientos y sus deseos. Para ellos la palabra felicidad no cabía en el diccionario de su vida, como si fuera algo que él no mereciera. Tantas veces había hablado de ese tema con Kagome... quizás era hora de que, como le decía la chica, hiciera algo por él mismo...

Tienes razón, abuela... No se parece en nada a ella... Kikyo nunca será como Kagome- respondió en un susurro un tanto doloroso, para darse media vuelta y retirarse del lugar.

Fin Flash Back...

Entonces fue que Kouga nos dio una sorpresa- sonrió la joven con un dejo de alegría.

Inuyasha tan sólo la miró intrigado, esperando que ella continuara el relato.

Flash Back

No le importaba lo que hubiese hecho Kikyo luego de que él abandonó su hogar, como tampoco le importaban los comentarios que seguramente tendría que escuchar al volver. Quizás regresaría para juntar sus cosas y definitivamente no reaparecer jamás. La última oportunidad que le había dado a su familia había sido en vano, no había solución aparente a la situación que vivía a diario en su hogar. Nadie parecía comprender que él era una persona como los demás que necesitaba cariño y que también tenía sus propios deseos y pensamientos, sus propias decisiones acerca de su vida.

Caminaba por las calles, totalmente absorto en esos pensamientos, cuando llegó al parque. Éste se encontraba relativamente vacío debido a las horas de la noche que eran. Siguió caminando sin rumbo bajo los faroles del lugar, cuya blanca luz se perdía entre las copas de los árboles, hasta que se encontró con una banca verde. Se sentó en ella y con la mirada perdida en el suelo, se sumió nuevamente en sus pensamientos, tratando de encontrar alguna solución o de finalmente hallar su destino. Tan consumido se hallaba por las ideas y recuerdos que pasaban por su mente, que no percibió el dulce perfume de la mujer que, a paso lento y seguro, se acercaba hacia él. La voz de la joven lo sacó del ir y venir de pensamientos en el que se encontraba...

¿Kouga?- pronunció una chica de ojos verdes intensos y cabellos castaños, casi rojizos.

El muchacho levantó su mirada de a poco, observando la figura que se hallaba de pie frente a él. Era una chica hermosa, pero que no creía conocer. ¿Acaso ella lo había llamado por su nombre?

¿Quién eres?- preguntó en tono molesto y desconfiado, pero sin proponérselo.

¿Acaso no me recuerdas?- respondió la joven como un tanto herida al no ser reconocida por el sujeto, pero sabiendo que ambos habían cambiado muchísimo desde la última vez que se vieran.

N-no... lo siento- contestó Kouga un poco más calmado, pero extasiado por la profundidad de los ojos que lo observaban.

Soy Ayame... - susurró la chica- tú y yo... fuimos juntos en la escuela primaria, y en segundo año, me preguntaste si quería ser tu novia- agregó la muchacha con una sonrisa tranquila, pero algo ruborizada.

Las mejillas de Kouga también se tiñeron de un leve color rojizo ante la declaración de la joven. ¿Por qué no podía recordarlo? Sin embargo, el nombre Ayame creía haberlo escuchado antes.

Entiendo si no me recuerdas, hace tanto que pasó... ni siquiera sé como te reconocí cuando te vi aquí sentado bajo el farol- continuó la conversación la chica al ver que Kouga no emitía sonido. Acto seguido, se sentó junto a él.

Mi abuelo acaba de morir- exclamó la pelirroja. Un silencio todavía más profundo se produjo, pero logró con la noticia hacer levantar la vista a Kouga, haciendo que ésta se posara en su rostro- Tampoco recuerdas a mi abuelo¿cierto?

Kouga hizo un pequeño esfuerzo por recordar, pero sólo pudo perderse más en los ojos verdes de la chica.

Él te quería mucho- confesó Ayame- tú una vez me salvaste de caer en un pozo, cayéndote tú en lugar mío. Luego de ese día te tomé un cariño muy especial, quizás hasta me enamoré de ti- se detuvo la joven al sentir nuevamente sus mejillas arder- por eso cuando tú me preguntaste si quería ser tu novia días después te respondí que no... Quizás tuve miedo porque creí que era un sueño. Pronto tú lo olvidaste y eso me dolió, pero ahora lo comprendo todo... éramos tan chicos- sentenció ella para finalizar el relato.

Al escuchar los sucesos contados de labios de la pelirroja, Kouga pareció recordar a la chiquilla de grandes ojos verdes que lo miraba con admiración y a la cual él salvó. No recordaba haberle preguntado semejante cosa a la chica, ni menos haberse sentido atraído hacia ella, pero creía en las palabras de la joven. Le sorprendió la facilidad y simpleza con la que la jovencita contó su historia. Quizás debía aprender más de ella... Kagome decía que las cosas simples eran las más importantes y valiosas. Quizás esa chica no era su Kagome, pero tenía esa simpleza que la hacía ver valiosa a los ojos de Kouga, a pesar de haber pasado tantos años.

Ahora lo recuerdo- exclamó de repente el muchacho de ojos celestes- recuerdo a una pequeña de cabellos rojos y despeinados, con una flor de lirio entre ellos y siempre sonriéndome... Eras la única persona que me sonreía y que decía admirarme... realmente eras tú?- preguntó clavando su mirada en los ojos de ella, produciendo que el rubor se incrementara en el rostro de la chica y que ésta lo mirara ilusionada.

Si, esa niña que te admiraba y amaba ciegamente era yo...- respondió ella en un susurro, apenada pero aliviada frente a la confesión que esperó doce años para realizar.

Gracias.

La voz del chico en ese sentido "gracias" rompió el espeso silencio que se había producido entre ambos. El agradecimiento sorprendió a la chica y la consternó...

¿Por qué me agradeces?- le preguntó intrigada.

Porque eras la única que me sonría con sinceridad... la única que confiaba en mí... porque eras la única que me quería cuando yo sólo era un niño- contestó él, recordando el día que la salvó y también rememorando todos los recuerdos que parecían haberse escondido y, ante la presencia de la chica, haber salido nuevamente a flote.

De nada- repuso ella con una sonrisa. Esa sonrisa que Kouga sin saberlo extrañaba...

Y así, bajo la luna llena más bonita que alguien vio jamás, se quedaron cada uno perdido en la mirada del otro...

Fin Flash Back...

Me alegro muchísimo por él- exclamó Inuyasha mientras en su boca se formaba una tibia sonrisa, que para él connotaba algo más que alegría pura. Ésta se hallaba mezclada con un poco de envidia...

De pronto, miró por la ventana del bar de la esquina de la que fue su escuela, aquél bar en el que nunca entró pese a pasar todos los días por la puerta... aquél café que ahora era escenario de su reencuentro con aquello que había decidido dejar atrás sin razón.

¿Y con nosotros, Kagome?- preguntó sin atreverse a mirar a la muchacha, dejando su mirada posada sobre las luces de la avenida y los autos que transitaban por ella- ¿qué sucedió con nosotros?


Sentía los ojos dorados de él clavados en su nuca, mientras las vibraciones en el aire le tensionaban los músculos de la cara y la obligaban a acomodar inútilmente con sus manos su enmarañado cabello, como intentando así quitar la agitada sensación de su interior.

¿Otra vez lloraría por su desprecio¿Otra vez bajaría su mirada por él?

Terminó la última frase de lo que había sido su monólogo, ya que de la boca de él no salió el más mínimo sonido, con la voz tomada por el llanto, mientras sus ojos se llenaban de las lágrimas que venía reteniendo desde que comenzó el día. Aún así permaneció escasos segundos parada delante suyo, estática, en espera de alguna respuesta o gesto en el rostro de él que pudiera cambiar el sentimiento promotor de aquellas lágrimas. Quería poder llorar delante suyo, pero de felicidad, no de dolor. ¿Acaso tan imposible era su deseo?

Al no obtener más respuesta que una mirada impasible, con algún destello de compasión colado en su iris, y un inmutable silencio por parte del joven, desvió su mirada y a paso lento y con lágrimas ya incontenibles deslizándose por su rostro, se alejó de allí.

Ahora el recuerdo de aquella última conversación con el que fuera su mejor amigo no provocaba lágrimas, sino una terrible punzada en el pecho, que a medida que en su mente permanecía aquél recuerdo se intensificaba más y más. Tenerlo al lado de ella en esos instantes, callados los dos, sin atreverse a girar su cabeza para mirarlo o abrir su boca para gritar aquella pregunta que venía entretejiéndose en su mente desde el preciso instante en que todo entre ellos acabó, era un recuerdo constante de lo lejos que se hallaba de una solución, de que todo volviera a ser como antes.

Y así permanecieron los dos, sumidos en el silencio más insoportable y amargo de sus vidas, sin atreverse a romper el muro que ellos mismos habían creado a su entorno.

¿Quién hubiese dicho que años de amistad terminarían con un manto inquebrantable de silencio? Ahora ya no importaban aquellas sensaciones que en algún momento hicieron de aquello algo más que una amistad. Ya no se trataba de amor, sino de cómo perdieron una amistad como la suya. Ya era demasiado tarde para perdonar, cuando por tanto tiempo se privilegio el orgullo y se olvidaron los momentos compartidos, las risas, los juegos, la comprensión, la confianza... ya no había lugar ni para decir adiós.

Inuyasha... ¿por qué?- alcancé a susurrar, reuniendo todo el valor que pude hallar en mi interior.

¿Qué dices?- me respondiste mirándome con expresión confusa.

¿Por qué dejaste de hablarme¿Por qué nunca pudiste perdonar?- le pregunté esta vez mirándolo de frente... ya no podía seguir con rodeos.

Porque era un idiota que no encontró mejor salida para alejarte de él. Porque mi inmadurez no me dejó pensar, porque todo parecía presionarme...- intentaste explicarme con voz tranquila, pero algún que otro temblor en aquel sonido hechizante me hacía verte con tristeza... como anhelando no haber tenido que pasar por esto jamás- No pensaba lo que hacía, Kagome...

Pero me viste llorar, te pedí perdón tantas veces... y tú solamente callabas- balbucí.

Era demasiado orgulloso como para admitir que estaba equivocado- respondiste con simpleza, ahora posando tus ojos dorados en mí- Quería saber quién era por una vez en mi vida. Me pasé la adolescencia jugando juegos de niño, nunca crecí... y ya era hora de que buscara mi destino, que descubriera mi verdadera forma de ser...

¿Y la encontraste de esa manera?- te interrumpí, pues me desquiciaba el pensar que quien realmente eras era ese ser frío e individualista, que se creía muy audaz pero secretamente no tenía idea de que hacía- Porque si el precio que había que pagar para que encontraras tu verdadera personalidad y maduraras era el dejar de ser tu amiga para siempre, lo acepto.

Todo tendría sentido para mí si verdaderamente a cambio de nuestra amistad estaba tu felicidad.

Te confundes- replicaste aún sereno- Tampoco así la encontré... porque me equivoqué en la manera. Me rodeé de gente que me llenaba en apariencia, pero por dentro... sentía que nadie ni nada valía realmente la pena. Ni siquiera yo... pero tampoco lo acepte hasta años después.

¿Y entonces por qué no volviste?- te pregunté casi sin pensar en mis palabras. ¿Volver¿Cómo volver atrás tantos años perdidos¿Cómo olvidar tanto dolor y remendar tantos errores?

Porque ya era demasiado tarde, Kagome- me respondiste con amargura en tu voz, mirándome con ese brillo en tus ojos que no creí volver a ver dirigido a mí jamás- No podía pedírtelo después de tanto tiempo y tanto daño que te causé.

¿Pedir qué?- inquirí confusa, con la mirada nublada porque ya las lágrimas se hacía incontenibles en mi interior; sentía la profunda necesidad de que aquel dolor en mi pecho se fuera... de que el dolor guardado por años terminara de carcomer mi ser.

Te miré con los ojos entrecerrados, en señal de perplejidad y las lágrimas corriendo el negro maquillaje... te miré con todo el amor que había en mí... pero también con todo el dolor que habías sembrado en años de ignorarme, de olvidarme...

Y mágicamente, de las puertas de tus labios salió aquella frase que tanto tiempo esperé... que por años soñé escuchar en tu voz... aquella tan simple, tan ordinaria, pero que de haber llegado a tiempo hubiera bastado para calmar para siempre mi dolor..

Perdón...

Negué con la cabeza baja, queriendo esconder tras los oscuros cabellos aquellas lágrimas que se deslizaron por mis mejillas sin problemas, sin temor... Ahora que había escuchado aquella palabra de tus labios esa opresión en mi interior había desaparecido como si de magia se tratase, dejándome demostrarte cuanto había esperado ese momento, cuanto había dolido tu ausencia en mi vida durante esos años...

Yo te perdoné hace mucho...- musité haciendo un esfuerzo porque el llanto no tomara mi voz y me hiciera tiritar.

Como respuesta obtuve el fulgor más extraordinario en tus ojos, que me tomaron como rehén de sus iris doradas y luego fui presa a la prisión más hermosa que jamás conocí: tus brazos.

Esos brazos alrededor de mi cuerpo, llenándome de calor, de paz... ese abrazo que no creí volver a recibir nunca más mientras viviera, porque un abrazo tuyo se me antojaba tan lejano e imposible... y quizás por eso me parece todo tan irreal y las lágrimas no dejan de mojar tu camisa.

Ya no llores- me susurras al oído, haciendo que las cosquillas que produces en esa zona de mi cuerpo, y en algunas más, me haga sonreír.

Deslizo mis manos por el largo de tu espalda y me aferro a tu cintura, cerrando los ojos al sentir tus manos hacer el camino inverso, subiendo por mi espalda y posándose en mi cabello.

Inuyasha, yo...- titubeo débilmente hundiendo aún más mi cabeza en tu pecho- yo aún ahora te amo...

Yo también, Kagome- balbuceas con increíble seguridad, al tiempo que posas tu cabeza sobre la mía- desde siempre... y ahora sé que también será para siempre...


Lo que sucedió con nosotros fue una ilusión, Inuyasha... fue algo que me hizo sentir viva durante muchos años de mi vida... fue el fuego más grande que ningún mar apagó...

Te soñé noches enteras, si... miles de veces. Te amé, te admiré... te sonreí y te hablé en silencio.

No sabes cómo odio esa palabra y todo gracias a ti.

Silencio... aún ahora sólo tengo silencios para ti.

FIN


"El perdón es el agua que extermina los incendios del alma..."


Notas de la autora:

Hola gente! Siiii por fin terminé la historia! Era el día indicado, ya que me hallaba de buen humor y con algo de inspiración... por eso tomé la decisión de hacer el final de la siguiente manera:

Los flash backs, que quizás les parezcan demasiados, son para que los hechos no sean contado de labios de Kagome o en una tercera persona que los haga sonar faltos de emoción, por lo que pensé que era la mejor manera de que los mismos personajes, a través de una escena sencilla contaran qué había sido de sus vidas... y como terminan su historia según mi fic.

La parte más importante, sobre el final de la relación Kagome/Inuyasha la hice de esta manera, que les puede resultar confusa, porque quise conformar las dos partes que se peleaban en mi interior a la hora de elegir un final... Una parte de mí quería un final feliz, donde tantas vueltas que le dí y tanto dolor tuviera un sentido y todos fueran felices... y otra, quería algo más "realista" a mi modo de ver... porque hay veces que en la vida no todo es como quisiéramos, o mejor dicho, encontramos la felicidad de una manera distinta a la que imaginamos, y debemos sin remedio olvidar aquello que nos hace mal o eso que no podemos cambiar, porque desgraciadamente es así...

Cada uno tome el final que quiera... si prefieren no leer las palabras finales, está bien, quédense con el final feliz... y los que quieran, lean esas palabras finales con precisión y descubran el mensaje de que a veces todo es sólo sueños...

GRACIAS Y ETERNAMENTE GRACIAS A LAS SIGUIENTES PERSONAS SIN LAS CUALES EL FIC NO HUBIERA TERMINADO ALGÚN DÍA, O QUIZÁS NI SIQUIERA HUBIERA EXISTIDO...

Emmanuel en primer lugar, porque quizás esta fue mi manera de olvidarte y seguir viviendo.

Juan, por demostrarme que la felicidad tarde o temprano llega, sólo no hay que dejarla pasar.

Alejandra, por horas de charlas, por escucharme... por ser mi amiga pese a todos mis errores, por confiar en mi de la manera en que lo hace, por demostrarme que no importa la distancia ni el medio... la amistad será siempre AMISTAD.

Iyari, por lo mismo que ale... por ser mi amiga pese a la distancia, a los contratiempos, a mi tonta forma de ser... por leer los capítulos al igual que lo hizo Ale para quitarme un poco la inseguridad, por colaborar las dos en muchos capítulos, arreglando mis desastres o poniendo un poco de sí a este fic.

Paulina, Sara, Kiki, Mandy, Natalia...

Carla

Y a todos y cada uno de aquellos que leyeron el fic con atención, pese a no ser lo mejor en lectura o la trama más interesante... Y me olvidaba! A todos aquellos que votaron para que este humilde fic sea el mejor fic romántico de Inuyasha en los Anime Fics Awards o como se llamara ese concurso.


GRACIAS a los que siempre leyeron y dejaron review:

Natalia (fuiste el primer review!)

Sara, fuiste el segundo! Jajja

Kiki, mi kiki fue el tercero..

K-gome

Kisuna

Sanguito-chan, Cipris ADB

Daulaci, Nathari! Y también Natsumi

Kitsune Kaori, Ryoko-xan y Princess-girl

LP Vany chan, por traducirlo al portugués, sin mucho éxito jeje pero traducido al fin.

Megumi y Sayuri

Sheila Ruiz y Yania!

Arestelwen- Hope and Light

Mandyux, Sayo, Coolis 17, Claudio! y Chiisana Minako

Asahi, Jennifer

Atsutane, Kala

Leidy y Kana Antatzu

Luzy Akiyumi y kagomepotter137

Ropna y Miles

Kiomi, Sakimi, Isumi y Kasim

Karely, Hitoki-chan, InuYashaHanyou2

Aiosami, Blue ningyo

Pame, Aome

Hillary, Tatiana, DraMata

Ika-chan, Kagome-chan, Kagome-m, Hayi-OS

Pili-chan, Miko-Izayoi, Umi-angel y Pola

IS y Katty cap también!

inubuggymiau, Akeru Fujimi y FENIXGIRL

JKRanIV y KAGOME-CHAN122

Chouri, Isadora, Hades le boursier y Sango900

Linli chan, Malfoys red-haired lover y matt soul

seshhi23, lâ andrHeä¡ y Natsumichan3000

y por último,

Heleni.


No me quise olvidar de nadie... además me di cuenta de cuántas personas leyeron aunque sea un cachito de mi historia! Y cuantas quizás no llegaron a leer el final...espero que algún día lean estas palabras y se enteren que sucedió...

Sin más, a ustedes que me siguen leyendo... MUCHÍSIMAS GRACIAS!

Besos a todos..y nos vemos en otra historia


"la libertad
está escondida detrás de esa montaña
quisiera escalarla y saludarte
y que empiece otra historia..."

Que Empiece otra historia...