Disclaimer: los personajes pertencen a JK Rowling, Warner Brothers y empresas asociadas
Hola a todos!
Primero que nada muchísimas gracias! No tengo palabras para agradecerlos, 600 REVIEWS! Es más de lo que nunca pensé que llegaría, muchísimas gracias.
La celebración, para variar, se las quedo debiendo de momento, les avisaré cuando la publique, pero no sé porqué las musas me abandonaron después de que terminé esta historia.
El próximo martes entro a clases, espero no atrasarme en las publicaciones, pero cualquier cosa les avisaré.
Sin embargo si hay recompensa por los 600 reviews. El capítulo de hoy es muy especial, cuando lo lean verán el porqué es tan importante. Además es muy largo, pensé en partirlo en dos, pero como se han portado tan estupendamente con los reviews decidí dejarlo así de una vez. Espero que lo disfruten.
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Eisenstadt, Austria
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Sara había pasado unos momentos muy duros. Las fotos en los periódicos del hallazgo del cuerpo, del funeral, de la historia de Aberforth… ni siquiera había podido disfrutar la imagen de un Albus Dumbledore que aunque lucía fuerte, había perdido el brillo de la mirada durante unos momentos.
Sin embargo, en el mundo de oscuridad en que se hallaba sumida, una muerte, aunque sea tan impactante como esta, no deja de ser sólo una muerte, que se olvida con facilidad. Y quisiera hacerlo o no, tenía que olvidarse del asunto y concentrarse en lo que venía: el ataque a Austria.
Si atacamos el 23 la matanza sería completa –dijo Bellatrix- la Torre Eisenstadt es en gran parte un Centro Comercial y estará a rebozar el día anterior a Noche Buena.
Sería un golpe excelente –apoyó Lucius. Leithold parecía a punto de expresar su opinión a favor, pero la mirada de Sara lo detuvo.
Veo que parecen seguros de la fecha… -dijo Voldemort- excepto tú, Sara. Qué te preocupa?
Mi señor… no dudo que Bellatrix y Lucius tengan razón. Un golpe de tal magnitud con una cantidad agradable de muertos sería genial, pero creo que no lo sería si no logramos nuestro objetivo, o sea la Klein.
Qué quieres decir? –preguntó Bellatrix bruscamente.
Como acordamos –dijo Sara haciendo una señal para indicar que la dejaran seguir hablando y pronto llegaría al tema- me he encargado de descifrar los controles de seguridad de la Klein. Puedo desactivar la seguridad de la Torre y desconectar la Klein de manera que usted pueda acceder a ella al realizar el complicado hechizo para romper la magia blanca que la protege. Sin embargo, como le he explicado a Bellatrix y a Lucius, a pesar de que me han mandado a callar sobre lo que no me corresponde, la el subnivel del a Klein tiene un mecanismo de seguridad especial de magia muy antigua contra el que no podemos hacer nada. Es llamado control de seguridad de ataque y puede reactivarse si se da una agitación muy grande dentro de la Torre que signifique algún peligro para la custodia de la energía. Ahora bien, al sacar la Klein, la Torre empezará a derrumbarse, y creo que con eso tenemos toda la agitación necesaria. Si además los mortífagos están entretenidos en una matanza el alboroto será tal que ser� sino imposible, muy poco probable salir de ahí con la Klein.
Qué propones entonces?
Propongo un golpe que pase a la historia en la fecha clave del mes –dijo Sara sonriendo con malicia- nadie podría olvidar si la Torre Eisenstadt cayera un 25 de Diciembre, o me equivoco?
Pero el lugar estará vacío! No causará efecto! –protestó Bellatrix.
Qué más efecto quieres que destruir la Torre mágica más grande y representativa de Europa el día de Navidad y robar la Klein mejor guardada después del triángulo de Gran Bretaña? – dijo Sara severamente- Tú quieres una masacre. Aunque sería genial, una gran masacre no sería más que eso: una masacre más a manos de los mortífagos cerca de Navidad. Yo propongo una fecha histórica, para que cada año, al acercarse la Navidad esta no pueda competir con el doloroso recuerdo de la caída de la Torre Eisenstadt. Además, la Torre no estará vacía Bella. Habrá pocas personas, pero algunas habrá. Podrás entretenerte con los guardas de los controles mientras yo los desactivo. Y así, no corremos el riesgo de que el delicado sistema se vea alterado, dificultándonos casi al extremo la obtención de la Klein. Una lucha no es algo que nos debamos permitir.
Excelente razonamiento –dijo Voldemort- se hará como dices. Prepárense para el 25 de Diciembre. Ningún mortífago fuera de los que están aquí presentes deben saber la fecha del asalto y ninguno de los que no forman parte del equipo debe enterarse de que se va a realizar.
Sí mi señor –contestaron los cuatro a la vez antes de retirarse. Sara descendió con Leithold rumbo a sus habitaciones.
Que te quede claro Leithold, si alguien pregunta por mi, no quiero verlo. Voy a descansar, no quiero ser molestada. Puedes hacer eso por mi?
Por supuesto señorita – Leithold no iba a negarle nada. Por primera vez en su vida había formado parte de uno de los concejos de decisión del Señor Oscuro.
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"Querido Severus:
Tengo que hablar contigo urgentemente. No podemos permitir que nadie sepa que hemos hablado, así que esto es lo que haremos:
Necesito que confíes en Sirio. Toma el ala que te ofrecerá cuando termines de leer esta carta y te llevará a un lugar seguro. Yo me reuniré ahí contigo.
Es importante para los dos, por favor, no me falles.
S.F.P "
Snape dudó un momento. Era arriesgado, pero… era Sara. Ya habían empezado las vacaciones y se suponía que pasaría el día en su despacho calificando los últimos trabajos.
Tomó una de las alas de Sirio y se vio transportado. Frente a él estaba Sara.
Hola Severus –dijo la mujer sonriéndole- veo que Sirio no tuvo problema en traerte.
Dónde estamos? –dijo mirando el lugar con desconfianza.
En un lugar seguro. Sirio lo eligió especialmente. Supongo que tienes miedo de que alguien llegue a buscarte donde debes estar. No te preocupes. Sirio irá de vuelta y nos dará la señal si debes volver.
Y tú?
Leithold se encargará de que nadie me moleste.
Y si Voldemort manda a llamarte?
Lo sentiré Snape, tengo la marca, como tú.
Bien –dijo Snape mirando el lugar donde estaban. Era una especie de llanura desértica, sin ningún tipo de construcción cerca.
Tranquilo –dijo Sara sonriendo- yo misma revisé mentalmente el lugar, no hay nadie más que tú y yo.
Revisaste mentalmente?
Sí, ya sabes, busqué contacto con alguna otra mente en este lugar, no hay ninguna, o sea, no hay nadie más.
Y qué es tan importante para tanto secretismo?
Tengo que darte información para la Orden. Además, como te dije, Bellatrix sospecha de ti y creo que ha hablado con Voldemort al respecto. Tengo un plan para cubrirte, pero la única forma de hacerlo es que ella no se de cuenta de que tú y yo nos hemos visto, o intuirá que estoy yo de por medio.
Un plan?
Sí, es un plan excelente, pero no puedo explicártelo, no completo.
Tus planes dan escalofríos. Todavía recuerdo como contaste que habías sustituido a los Evans por otros mortífagos para poder quemarlos vivos.
No te preocupes –dijo Sara sonriendo- este plan no incluye ninguna muerte. Al menos no en lo que a ti concierne.
Sara…
Deja de poner peros y ponme atención –dijo Sara severa- primero lo primero. Voldemort va tras las Klein. Antes de Año Nuevo va a tomar la Klein Austriaca.
Qué?
Como lo oyes –dijo Sara sin inmutarse- debes comunicarle a Dumbledore que va a tomar la Klein Austriaca, debe mandar sus mejores hombres y mujeres all� pero no debe descuidar las otras. Aunque sea un vigía en cada una de las otras tres Klein.
Cuándo va a ser el ataque?
Cualquier momento antes de Año Nuevo –dijo Sara decidida a no desvelar la fecha. Ya tenía un plan mejor. Si la guardia ya los estaba esperando el día del ataque sería demasiado obvio que ya sabían. Ella se procuraría otro medio en ese momento- no deben esperar a pasar la Navidad en casa. Es preferible no arriesgarse tanto.
Bien –dijo Snape- gracias por la información.
No la agradezcas –dijo Sara con una sonrisa- tenemos un trato, no?
Sí, lo recuerdo.
Cómo está Sara?
Bien. Sus pesadillas desaparecieron y ya controla sus poderes a la perfección. Ahora es otra cosa totalmente distinta la que la preocupa. Alguien, mejor dicho.
Qué? –preguntó Sara vivamente.
Snape dudó un momento, pero antes de responder, Sara añadió.
Si es algo referente a Draco Malfoy, dímelo.
Cómo sabía…? Snape la miró asombrado, Sara sonrió.
Recuerdo su evaluación. Sus poderes despertarían muy joven. Se acercaba la fecha, estaba esperando la noticia. No creí que dudaras en decirme algo en lo que mi vida está incluida… Pero lo entiendo, no hay problema… así que ya es oficialmente el DarkNox… El tiempo está en mi contra… debo descubrir pronto el papel de cada uno…
El papel de cada uno? No querrás decir que Draco es un Elegido?
Aún no estoy segura –dijo Sara con un deje de impaciencia- no encuentro como puede… olvídalo. No lo han separado de Sara, verdad? Lo último que necesitamos es que Dumbledore se meta de nuevo entre una pareja porque…
No –la interrumpió Snape- no los separó, aunque ellos están concientes de que no deben correr riesgos. Le adjudicó Draco una habitación de las que antes se destinaban a los premios anuales en la Torre Sur. Están trabajando sobre sus poderes, para asegurarse de que pueda controlarlos y no dañarla.
Eso debería preocuparme… -dijo Sara frunciendo el ceño- si aprende a controlarlos puede usarlos contra mí. En fin, no importa. Vigila al chico, por favor.
Por supuesto.
Así que mi hija y él…?
Sí.
No puedo creerlo… yo salí con Lucius y no sé… no me imagino como será su hijo…
Antes se parecía más a él. Ahora, Sara lo ha cambiado por completo.
Excelente. –dijo Sara sonriendo, recordando cuando le había pedido a Narcisa cuidado a la hora de criar a su hijo. Decidió cambiar de tema- Vi la noticia de lo de la inocencia de Sirius… debe estar orgullosa. Yo lo estoy.
Lo está. Y muy feliz.
Claro que sí… al fin se declaró su inocencia –dijo Sara en voz ensoñada- nadie lo hubiese creído culpable de no ser por mí. Nunca hubiesen sospechado de él.
No pienses en eso –le dijo Snape- sabes que las cosas que influyeron en lo que pasó fueron muchas. No puedes dejarte toda la culpa…
Sara asintió, y otra cosa que la molestaba desde el día anterior salió de sus labios.
Y Dumbledore?
Perdona?
Cómo estÿ – preguntó Sara sin atreverse a mirarlo a los ojos.
Tú que crees?
Sí, supongo –dijo Sara con un suspiro.
De verdad lo mataste tú?
Sara asintió.
Creí que aunque no querías a Dumbledore si le tenías estima a Aberforth…
Así es. Lo quería mucho –dijo Sara sonriendo con tristeza.
Pero…
La verdad no quería matarlo. Es de lo más difícil que me ha tocado hacer -dijo Sara hablando por primera vez de lo ocurrido – pero lo hice. Aber tenía razón, era la única forma. Si lo salvaba… Voldemort sospecharía de mí. Y no me des un sermón! A pesar de que llevo años en esto, mi conciencia aún sigue molestando y con ella me basta y sobra.
Está bien –cedió Snape- mejor dejemos el tema.
Sí –dijo Sara sonriendo para agradecerle que no le recriminara nada- además, tenemos más cosas que hablar: tu cubierta.
Vamos a oír tu brillante plan.
Debes decirle a Voldemort que Dumbledore está vigilando las Klein. Que sospecha que él volverá sobre su plan de conquistarlas y tiene guardia en los distintos lugares.
Qué? –Snape la miró indignado- no voy a hacer eso! Sería vender a las guardias!
Mira Severus, tienes que confiar en mí –dijo Sara- Voldemort mandará personas a verificar y descubrirán que no mentiste.
Y matarán a los guardas!
Dije que descubriría que no mentiste, no que encontrarían a los vigilantes. Si confías en mí no les pasará nada.
Irás tú personalmente? Porque lo dudo, teniéndote a prueba.
No, no iré yo, pero sé como hacerlo.
Pero si sabe que están vigilando encontrarán la forma de que la Orden no llegue a tiempo al ataque.
Confía en mí. Llegarán a tiempo. Sabrán del ataque.
Cómo?
Lo siento, Severus, no puedo revelártelo todo.
Dejarás que cojan la Klein?
Haré lo que tengo que hacer por ti, por mí y por la causa.
Y realmente quieres que haga eso?
Sí – la voz de Sara sonaba totalmente segura.
Bien –dijo Snape- sabes que confío en ti, pero si alguna de las personas de las guardias muere en la verificación de Voldemort de mis datos, nuestro trato se cancela.
Como gustes Severus –dijo Sara sin molestarse- no morirá nadie. Al menos no hasta el día del ataque, donde ya no estará en mis manos.
Irás al ataque? Cuántos hombres debemos preparar?
Unos veinte o treinta –dijo Sara- no queremos que sea muy grande para que no piensen que ya sabían del ataque, no?
Cuántos mortífagos van?
Unos cuarenta… Bella quiere llevar más… espero que el número no crezca mucho.
Iríamos en desventaja –protestó Snape.
Falta sumar las fuerzas de seguridad de Eisenstadt –señaló Sara- no te preocupes, lo tengo todo bajo control…
De acuerdo. Estamos en un terreno muy delgado¿verdad?
Bastante –asintió Sara –pero saldremos de ello.
Cuánto tiempo más durará todo esto?
No lo sé –dijo Sara- el tiempo va muy despacio, y aún así siento que el final se aproxima, y todavía no estoy lista.
Lista?
Para guiar a los Elegidos. No sé aún que les corresponde… -dijo Sara contrariada. No había avanzado mucho en sus deducciones, y la frase aportada por Aberforth parecía indicar lo contrario a lo que ella planeaba. Todo estaba tan confuso… - pero no es algo por lo que tú debas preocuparte. De momento concentrémonos en tu seguridad.
De acuerdo. Eso es todo?
Creo que sí –dijo Sara- cualquier noticia de última hora te envió a Sirio. Si tienes algo que comunicarme, sólo di su nombre y él aparecerá. Es nuestro único medio de comunicación seguro por completo.
Bien –dijo Snape- en ese caso tengo que volver a Hogwarts.
Sirio te llevará de vuelta. –dijo Sara al tiempo que el ave, como si la hubiese llamado con el pensamiento apareció a su lado- cuídate mucho y recuerda lo que te dije.
Tú cuídate también.
Cuando Snape iba a tomar el ala de Sirio, Sara lo detuvo.
Severus…
Sí?
Podrías decirle a Dumbledore que…? – dudó un momento, pero había prometido hacerlo.
Qué cosa?
Aberforth me pidió que le dijera a Dumbledore que lo quería. Podrías decírselo?
Y cómo se supone que yo sé eso?
Oh… tienes experiencia en mentir amigo mío –dijo Sara sonriendo- bueno, tal vez no tanta como yo. Puedes decirle que la última vez que me viste estaba en la guarida de los mortífagos presumiendo del asesinato de Aberforth y que me burlaba de que él me había dicho que le dijera que lo quería… o algo por estilo. Sé que puedes mejorarlo.
Se lo diré. –dijo Snape entendiendo que era importante para Sara.
Bien, hasta luego –Sara lo abrazó y le dio un beso en la mejilla. El fénix desapareció junto a él.
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Qué sucede? –preguntó Sara tras todo el protocolo de saludo cuando Voldemort la mandó a llamar al día siguiente de la reunión con Snape.
Tenemos noticias –dijo Voldemort. En el salón se encontraban Sara, Bellatrix, Lucius y Leithold- parece que Dumbledore sospecha de mis intenciones y ha enviado vigilancia a las Klein.
Cómo puede saber Dumbledore sus planes, mi señor? –preguntó Lucius.
Lo sospecha –dijo Voldemort- era nuestro objetivo en un inicio… y al anunciar que el final se acerca debe suponer que volveremos a nuestro objetivo. Debemos enviar alguien a verificar.
Alguno de nosotros podría ir, mi señor –propuso Leithold.
No, ustedes deben quedarse por si hay que incluir alguna variación en el plan –negó Voldemort.
Enviemos a Stollberg –dijo Bellatrix- es listo y le dará su merecido a quienes traten de interferir en su plan, mi señor.
Me parece bien –dijo Voldemort- Leithold, ve a buscarlo.
Sí mi señor.
Retírense –dijo Voldemort a los otros. Lucius y Sara salieron, pero esta última pudo notar que Bellatrix se acercaba a hablar con su señor. Se rezagó un poco con respecto a Lucius y dejó la puerta entreabierta.
Mi señor… -decía la favorita- Snape es quien ha traído la información?
Así es.
No le habrá informado él mismo a Dumbledore sobre el ataque?
Según mis órdenes, nadie que no esté implicado en el ataque debe saberlo. Yo mismo sondee la mente de Snape y comprobé que no sabía nada. ¿Dudas de mis capacidades?
No mi señor!
Cómo pensabas que podía haberlo sabido?
Por su amiga, mi señor.
Por Sara?
Se ven cuando el viene a la casa –dijo Bellatrix- a veces dura horas en su habitación…
No estarás celosa, acaso?
Claro que no!
Entonces… a qué se debe esa vigilancia?
Mi señor, usted mismo me encargó de vigilar a Snape…
Y se ha reunido recientemente con Sara?
No mi señor, pero hay otros medios de…
No estoy de humor para tus juegos Bellatrix. Crucio!
Sara sonrió y cerró la puerta. Leithold subía en ese momento en compañía de quien Sara reconoció como Stollberg. Se parecía mucho a su hermano. Sara le sonrió y bajó las escaleras despacio.
Recordaba cuando había matado a su hermano. Inconscientemente llevó la mano al zafiro. Lo había hecho para impedirle matar a Sirius.
Al rato bajaron Leithold y Bellatrix. Sara simuló ir a su habitación, pero en lugar de entrar en el cuarto seis, que era el suyo, siguió hasta la habitación diez, de donde había visto salir varias veces al sujeto en cuestión.
Momentos después, la puerta se abrió.
Impedimenta! – Stollberg cayó a los pies de Sara, que sostenía la varita frente a si-Silencio!
Contempló al hombre en silencio. Ella tenía la cara cubierta, así que él no podía saber quien era. Precaución innecesaria, porque no recordaría nada, pero más valía ser prevenida. Así evitaba que en caso de que revisaran su mente vieran una imagen de ella que no debía estar ahí.
Bien Stollberg… tu hermano trabajaba muy bien, veremos si tú también lo haces. Fuiste enviado a Viena a buscar rastros de la Orden. Vas a encontrarlos, pero te será imposible ver a un miembro de la Orden. Tendrás mucho cuidado, aunque no sepas que estén ahí tendrás cuidado de que no te vean, y volverás a tu señor con pruebas de que hay gente de la Orden en Austria. Inconcius!
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La Orden estaba reunida. El profesor Snape tenía un informe alarmante. Había logrado averiguar que la Klein de Austria sería atacada próximamente, y aunque no conocía la fecha, sabía que había equipos en movimiento a Austria antes de Navidad. Lo mejor es que ellos llegaran ahí al mismo tiempo.
El problema que tenemos es cómo instalarnos en Austria si marchamos hoy mismo. Ya completé los trámites de salida –dijo Dumbledore- pero hoy es 23 de Diciembre y no encuentro un lugar para tantas personas…
Tengo una idea –dijo Remus incorporándose. Había estado escuchando todo el rato en la parte de atrás del salón- tenemos posibilidades de obtener un buen lugar, cerca de la Torre Eisenstadt… Sara ya recibió la herencia de Sirius, e incluye el apartamento de Austria. Lo conozco, es un apartamento muy grande y cómodo. No sé en qué condiciones esté, pero para conseguirlo…
Hay que hablar con Sara –terminó Snape por él.
Remus, no podemos hacer eso. Sara querría saber para qué es y venir –reclamó la señora Weasley.
Es cierto, –dijo Snape- pero es necesario. La Orden debe estar en Austria para Navidad.
No puedo permitir que una chica de quince años pelee por la Klein- dijo Dumbledore- pero necesitamos su ayuda. Remus, hablarías con ella por favor?
Sí profesor.
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Lo que Snape le había contado a Sara Parker era verdad. Dumbledore no había dicho nada contra la relación de Sara Black y Draco, pero era verdad que habían decidido que "tenían que tener cuidado". Al menos Draco lo había decidido, y eso los estaba matando.
Casi no se veían. Draco parecía tener un miedo atroz a estar cerca de ella. No quería dañarla. Trabajaba con fuerza en localizar sus poderes y controlarlos, pero no era tarea fácil y estaba descuidando la preparación para los EXTASIS.
Sara por su parte sufría. Lo extrañaba mucho. La casa sola y vacía la hacia sentirse mal. Sólo habían pasado unos días, pero la actitud fría del chico hacia ella no ayudaba de mucho. Ella no le tenía miedo. No quería creer la posibilidad de que él le hiciese daño, por mucho que fuese el DarkNox.
Definitivamente, la situación no era la indicada para fortalecer el espíritu navideño. Habían terminado por aceptar la invitación de Honey a su fiesta de Navidad. Al menos en la fiesta podrían mantenerse distraídos…
El profesor Lupin la busca señorita.
Hazlo pasar Dobby.
Momentos después Remus entraba en el salón de entrenamiento de Sara, donde la chica trataba de distraerse practicando el salto con levitación.
Hola! – lo saludó al verlo entrar y le dio un abrazo- y ese milagro, por aquí tan tarde?
Tengo que hablar contigo… es un asunto de la Orden.
De la Orden? –los ojos de Sara brillaron- qué sucede?
Necesitamos tu ayuda.
Para qué?
Es una larga historia –dijo Remus como advertencia- pero tenemos que llevar un equipo a Austria, y pensábamos que tal vez podríamos usar tu apartamento en Viena para ello.
No está exactamente en Viena, cerca, en Eisenstadt.
El mismo.
Qué sucede en Austria? –preguntó Sara con curiosidad.
Voldemort va a realizar un movimiento allá… un grupo de la Orden tiene que ir para tratar de evitarlo.
Cuándo nos vamos?
Mañana mismo a primera hora… -respondió Remus, pero luego frunció el ceño- un momento, cómo es eso de "nos vamos"? tú no vienes!
Pero Remus… quieren usar mi casa y que yo no esté ahí?
Será muy peligroso! No es un lugar para una chica de quince años. Ya lo discutimos en la reunión.
Y para la Emperatriz de las Fénix? No me dieron mis poderes para que pase bien los TIMOS, sabes?
Sara, no voy a permitir que vayas.
Tengo que ir, los papeles dicen expresamente que sólo me darán a mí la entrada al apartamento.
Pero Sara, te perderás la fiesta de Navidad…
Para qué quiero pasar la Navidad aquí? – dijo Sara con amargura- No Remus, llévenme con ustedes. Déjenme pasar la Navidad allá y si insisten, me vendré luego.
No quieres pasar la Navidad con tus amigos?
La pasarán bien sin mí en la fiesta de Honey.
Y Draco?
Para él entre más lejos estemos, mejor –dijo Sara resentida- voy a alistar mis cosas… mañana a primera hora?
Así es.
Vas a volver a Grimmauld?
Pensaba pasar la noche en el castillo…
Quédate aquí –dijo Sara rápidamente- esta casa tan sola no me gusta.
Como quieras.
Habitación para Remus Lupin!
Una puerta se abrió a la derecha de Sara, quien sonrió al hombre lobo cálidamente.
Gracias.
Remus pasó la noche en casa de Sara. La chica no podía dormir, así que se dispuso a escribir cinco notas.
Gin: Feliz Navidad! Misión de última hora, no voy a pasar Navidad aquí… Gwinger hará llegar mis regalos mañana. Suerte en la fiesta. Los vestidos los dejé sobre la cama. Suerte con "E.n.q.v."! (Luego me pasas los detalles) Sara. PD: Me saludas a Oscar. Apuesto a que Honey lo invitó.
Harry: Feliz Navidad! Lamento no poder pasar la Navidad aquí. Remus y otras personas de la Orden van a Austria y voy con ellos a abrir el apartamento de Sirius allá. Perdona por no traerte conmigo, pero supuse que querías pasar Navidad aquí. Te contaré como es en detalle. Suerte en la fiesta.
Las de Ron y Hermione decían cosas por el estilo. Escribió una más para Honey en forma de disculpa por no ir al baile. Sin embargo cuando escribió el nombre de Draco se detuvo. No sabía como decirle…
Draco:
En ese momento llamaron a la puerta. Sara escucho luego que esta se abría y esperó que Dobby le anunciara quien era.
Con que huyendo por Navidad?
Draco! – Sara se incorporó rápidamente- qué haces aquí?
Digamos que me enteré de que pensabas irte sin despedirte…
Cómo…? Snape?
Draco hizo una seña que no era de asentimiento, pero Sara comprendió que había dado en el clavo.
Y viniste a despedirte.
A desearte Feliz Navidad -rectificó Draco.
Feliz Navidad a ti también! – el tono de Sara era irónico- la pasaremos genial, no lo crees?
Sara, tienes que entender que lo que hago es por ti.
Lo sé –dijo Sara cerrando los ojos.
Es tan difícil para mí como para ti.
Lo sé Draco, pero… parece que la maldición es cierta no? –Sara rió amargamente- Para qué vamos a ser felices? Oh no, los dos tienen sangre Black, que sufran!
Nosotros no definimos esto, y no podemos cambiarlo.
Sólo empeorarlo.
Mira Sara, no vine a discutir. Vine a desearte Feliz Navidad y a darte mi regalo personalmente.
Draco puso un regalo en la mesa a su lado.
Gracias –dijo Sara suavemente al tiempo que chasqueaba sus dedos y aparecía otro regalo junto al que había traído Draco- ese es tu regalo. Te lo daría personalmente pero tal vez podrías hacerm…
Gracias –la cortó Draco- creo que mejor me voy. Cuídate mucho en Austria, sí?
Lo haré. Disfruta la fiesta y dile a Honey que lamento no haber ido.
No lo lamentas –dijo Draco- no querías pasar la Navidad aquí, te conozco. Querías alejarte de mí porque yo me he alejado de ti, aunque fuera para protegerte. No importa, nos vemos cuando vengas. Feliz… olvídalo.
Draco se dirigió a la puerta, pero sintió como la chica lo tomaba del brazo. Al volverse Sara le dio un beso en la boca. Tierno en un inicio, aunque después empezó a profundizarlo. Cómo deseaban los dos ese beso! Sin embargo Sara se separó con una sonrisa triste.
Feliz Navidad Draco.
Feliz Navidad, Sara.
El chico se fue y Sara arrugó el papel en que había puesto su nombre con lágrimas en los ojos. Ese beso no le había hecho daño. ¿No podían arriesgarse? Ella estaba dispuesta. Ahora sí que lo estaba… Pero al parecer la Maldición de los Black la había alcanzado nuevamente.
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Dumbledore había conseguido una rápida vía para llegar a Viena, por medio de la Red Internacional de Polvos Flu. Era un viaje que mareaba a cualquiera, por la cantidad de vueltas que se daba, pero era una Red más avanzada que la de Inglaterra y trabajaba con traslaciones entre fronteras por el camino más corto.
Fue todo un día de trámites, lo que era muy difícil debido a ser 24 de Diciembre y sólo lo lograron porque el nombre de Dumbledore abría puertas mágicamente. Sara logró sonsacarle a Remus todo lo referente a las Klein y para qué las quería Voldemort. Tras terminar los trámites Sara se encontraba junto a Remus al frente al antiguo apartamento de Sirius en Austria, donde vivía cuando iba a la ciudad por negocios.
Esto es un apartamento? –preguntó Sara- Parece una casa señorial!
Es un poco grande –aceptó Remus- a Sirius le gustaban los lugares especiosos. Aunque el apartamento hacía las veces de su despacho para los negocios, así que es más serio de lo que es su apartamento en Londres. Claro, ese ya lo verás también.
Sara abrió la puerta, que se descorrió con un chirrido.
El tiempo parecía haberse detenido en ese lugar. Los muebles serios y formales ("Sirius los odiaba" –comentó Remus- "pero era para recibir a socios y personajes importantes que dudosamente compartían los gustos de Padfoot…" ) estaban cubiertos con grandes plásticos. Diversos salones decorados de manera sencilla llenaban el primer piso del apartamento.
Si quieres sube, –dijo Remus- yo les daré la señal para aparecerse aquí.
Sara no se hizo de rogar. El segundo piso tenías cuatro puertas. Al abrir una de ellas encontró un cuarto vacío, donde las paredes estaban marcadas de arañazos y golpes. Aquello le extrañó mucho. Luego recordó que Remus le había contado durante el día que había vivido un tiempo en ese apartamento, cuando había acompañado a Sirius a Austria tras pasar un tiempo con él en Bélgica.
Ahí pasé unas cuantas lunas llenas –dijo una voz tras ella. Remus la miraba con aspecto melancólico. Mi cuarto es este de aquí –señalo la puerta a su izquierda- la de este otro lado es el baño. La que te interesa, o sea, el cuarto de Sirius, es la última puerta.
Sara sonrió y abrió la puerta. Aquel cuarto tenía un aspecto alegre y juvenil, a pesar de estar también lleno de polvo y cubierto con plásticos.
En realidad era una habitación sencilla. Un escritorio lleno de pergaminos viejos y libros sobre Defensa Contra las Artes Oscuras y periódicos de finanzas, una poblada biblioteca y un armario de pared a pared, que Sara abrió para encontrarse con una cantidad increíble de túnicas que eran la última moda en la época que su padre las usaba. La cama era enorme, cuando Sara retiró los plásticos que la cubrían descubrió una sábana de estrellas sobre un fondo azul oscuro. Junto a la cama había una mesilla de noche, sobre la que había un candelabro, un libro pequeño y dos fotografías.
Sara se arrodilló frente a la mesilla para verlas. Una presentaba a un grupo de cuatro muchachos a la orilla del lago del colegio de Hogwarts. "Los merodeadores" decía el marco de la foto. Sirius y James parecían estar peleando en broma, mientras que Remus los regañaba tratando de parecer serio y Peter se reía. Luego James y Sirius se abrazaban y Remus y Peter simulaban que lloraban. Finalmente los cuatro empezaron a reír. Era de las fotos más animadas que Sara había visto.
La foto a la par de estos presentaba a una mujer pelirroja de sorprendentes ojos verdes que tenía en brazos a un precioso bebé. Lily y Harry. Sara sonrió al ver que el niño sostenía por la oreja un peluche en forma de un perro negro. Seguramente regalo de su padrino.
En ese momento se dio cuenta que al otro lado de la foto de los merodeadores había otro portarretratos, pero volcado de manera que la foto no se viera. Sara lo levantó. El marco estaba muy maltratado, lo que le recordó aquel jarrón de Grimmauld Place que habían reparado tantas veces en cada visita de Tonks, que por más magia que usaran en él se notaba que estaba remendado. Sopló sobre la superficie para ver bien la foto. No pudo evitar una exclamación.
Era su madre. Se veía divina. Era casi sobrenatural. Estaba de espaldas a una baranda de metal en la que tenía puestas las manos, detrás de ella. Tenía realmente el porte de una princesa, la espalda totalmente recta, los hombros derechos, la cabeza un poco ladeada, pero con la frente alta, de manera arrogante. Tras ella se veía una noche estrellada y una luna creciente. Llevaba un largo vestido azul y al cuello una cadena dorada de la que pendía una piedra azul. El pelo negro suelto enmarcaba su rostro, y se movía suavemente por la brisa. Sus ojos dorados refulgían de manera muy viva. Aunque parecía inmóvil, era una foto mágica, así que de vez en cuando Sara Parker tiraba besos, guiñaba un ojo o se acomodaba algún mechón desacomodado por la brisa.
Parece un montaje¿verdad? –preguntó una voz desde la puerta sacándola de sus pensamientos. Remus la miraba comprensivamente. Entró y se sentó en el borde de la cama- yo le dije a Sirius que era sobrenatural. Casi escalofriante.
Era muy bella –dijo Sara- lástima que estuviese podrida por dentro.
Sí, era muy bella, y lo sabía. Sirius se enamoró de ella desde que la vio la primera vez. Si hubieras visto la cara de embobado que se le quedó cuando la vio… lo estuvimos molestando todo el día. Sirius Black el galán, el rompecorazones, flechado por una desconocida en un segundo…
Mi madre te caía bien? –Sara lo miró sorprendida.
Pues… en el colegio no me caía mal. A mí nunca me hizo nada, era a James al que no quería. Yo creí que era beneficioso para Sirius sentar cabeza. Pero la verdad yo casi no la conocí. Hablamos muy poco… de hecho nunca hablamos mientras estuvimos en el colegio. La primera vez que lo hicimos fue en una fiesta en casa de los Evans… me sacó a bailar… por qué pensaste que me caía bien?
No lo sé –dijo Sara algo extrañada de lo que Remus le había estado diciendo. Siempre había oído hablar de su madre como un monstruo (excepto cuando había hablado con Henry Lovegood) - Bueno, tal vez si lo sé… últimamente, desde que estoy con esto de las clases de Leggimencia… me he dado cuenta de que aunque no leo bien los pensamientos, puedo percibir sentimientos o sensaciones. No sé como, supongo que es de los poderes de la Emperatriz.
Se lo mencionaste a Dumbledore o a Oscar?
No aún, quiero asegurarme de que así es. Por eso pregunté. Todo el rato has hablado y te sentía melancólico, pero cuando empezaste a hablar de ella, sentí una chispa de simpatía.
Tal vez antes me caía bien. Después de todo lo que hizo, borró lo que creíamos de ella –dijo Remus tomando la foto- pero no se puede negar que era una belleza ejemplar.
Es una foto impresionante –admitió Sara- pero el marco no está en muy buenas condiciones.
Es de todas las veces que Sirius lo estrelló contra la pared –dijo Remus poniéndolo de nuevo en la mesa, al ver la expresión de Sara le explicó- Sirius nunca hablaba sobre lo que Sara hacía, como ya te he explicado, pero yo lo oía. Cogía la foto y la estrellaba contra la pared después de leer alguna de las noticias que salían sobre el Arma Letal. Tenía tres copias de esta foto. Encontrarás otra en el apartamento de Londres, y no sé que haría la de Bélgica. Era su foto favorita de tu madre.
Sara miró las tres fotos en silencio.
Cuando vine aquí la primera vez –dijo Remus después de un rato- también me quedé viendo las fotos y Sirius se sentó a mi lado. Me dijo que sobre esa mesa estaban las personas más importantes para él en el mundo. Claro, cuando yo vine aún no había nacido Harry y en lugar de esa foto estaba la de la boda de Lily y James.
La chica miraba las fotos con una extraña expresión de tristeza, melancolía y soledad.
Tú habrías estado en esa mesa también, Sara.
La chica reprimió una lágrima que trataba de salir de sus ojos.
Gracias –murmuró.
Quiero darte tu regalo ya –dijo Remus sacando un paquete alargado de su bolsillo- no es algo nuevo, bueno, no algo que puedas conseguir en ninguna tienda… pero pensé que te gustaría tenerlo. Es algo relacionado con ese cuadro tan especial.
Remus señaló la foto de los merodeadores. Sara lo miró intrigado. Remus le tendió el paquete. Sara lo abrió y se encontró con una larga varita.
Veintisiete centímetros y medio –dijo Remus con orgullo- madera de palisandro, es una madera de la India muy extraña… núcleo de pluma de fénix. Anda, tómala.
Sara la sacó de la caja con cuidado, de la punta de la varita salieron chispas rojas y doradas.
Vaya! –dijo Remus gratamente sorprendido- no creí que fuera también compatible contigo. Generalmente la varita sirve a un solo mago…
No era una varita corriente. Estaba muy brillante, aunque se notaban marcas de golpes en su punta, sin embargo, lo que llamó la atención de Sara fue el grabado que tenía a lo largo. En letras estilizadas decía "Padfoot".
Tu padre las mandó a hacer cuando recibió la herencia de su tío –explicó Remus- ya en el colegio sabían que los de las bromas éramos nosotros, y Sirius encontró el remedio perfecto a los "Prior Incantatem" que le hacían a nuestras varitas para comprobar que hechizos habíamos hecho. Fue su regalo de último año para los merodeadores. Todos teníamos una, además de la de uso diario. Mira la parte de atrás.
Sara volteó la varita para ver el extremo de la varita que no era la punta. La huella de un perro estaba claramente grabada en ella.
Gra… Gracias –Sara tenía un nudo en la garganta. Abrazó a Remus emocionada.
De nada –dijo Remus sonriendo- creí que te gustaría tenerla, además así vas a tener dos varitas para practicar…
Por qué la tenías tú?
Es una larga historia –dijo Remus- Filch había descubierto las varitas, y bueno… luego volví a Hogwarts como profesor, y aunque no pude encontrar el mapa en su oficina sí encontré otras cosas… yo tenía las cuatro al final…
Tienes la de James?
Sí –dijo Remus- mañana Harry la encontrará con sus regalos. La de Peter es historia… Y aquí está la mía.
Sara vio la varita de Remus. Tenía grabado "Moony" y en la base tenía el perfil de un lobo aullando.
Los demás ya llegaron –dijo Remus sacándola de sus pensamientos- vamos abajo. Es Noche Buena.
Sí… -dijo Sara levantándose- aunque tengo la sensación de que no será una noche nada buena.
Por qué lo dices?
No sé. Mamá tenía una fijación con la Noche Buena, con la madrugada del 25 en realidad –dijo Sara- todas las navidades ocurría algo… y… mejor olvida mis presentimientos y vamos a celebrar.
Sara conocía a casi todas las personas de la Orden que formaban parte del grupo. Dumbledore, Ojo Loco, Bill, Tonks, Hestia, Arya (de reciente incorporación al grupo), Kinsgley… Fue una velada agradable, aunque Sara no perdía la sensación de que algo malo iba a ocurrir. No tenía ganas de festejar, así que pasada la medianoche subió al cuarto de Sirius, donde pensaba dormir.
Miró la biblioteca buscando algún libro en que distraerse, pero algo llamó su atención. En uno de los estantes había una miniatura de la Torre Eiffel. La tomó y en ese momento unas imágenes vinieron a su mente. Un hombre y una mujer, que reconoció como su padre y su madre, hablaban:
- Juremos que vamos a luchar por ser libres de todo lo que nos ata en este momento y nos evita estar juntos.
- Pero...
- ¡Déjame terminar! Vamos a luchar para liberarnos y cuando seamos libres, cuando seamos completamente libres, uniremos nuestras vidas para siempre.
- Eso es ilógico Sirius, será imposible.
- Lo que quiero es que si alguna vez somos libres ya no dejaremos que nada más se interponga entre nosotros.
- Eso suena como una propuesta de matrimonio.
- Una propuesta de matrimonio? Sí, yo también lo pensé, pero creo que es algo más profundo que eso. Sólo te pido que me prometas tu libertad, así como le juraste a Voldemort tu esclavitud.
- La tienes – le dijo Sara seriamente- te juro que serás dueño de mi libertad. Pero no me jures la tuya.
- Qué?
- No puedo dejarte hacerlo – le dijo Sara – si cuando seamos libres pudieras amarme todavía, bien, pero será imposible.
Sara dejo caer la miniatura. Qué rayos significaba eso? Su madre vestía como mortífaga ya en esas imágenes. Recordaba una mención de Kyra a los encuentros de sus padres cuando ella ya era mortífaga, pero ese juramento sonaba tan serio… Se acostó en la cama con dolor de cabeza. Qué le ocurría? Su mirada se dirigió a la foto de su madre que parecía mirarla fijamente. Cuando sus ojos se toparon con el dorado reflejo de los de su madre, otra imagen vino a su mente, pero esta vez, era una premonición… o algo que estaba ocurriendo? Estaba en la mente de su madre!
Entraremos en uno… dos… tres…!
El grupo de la Orden estaba hablando tranquilamente cuando escucharon gritar a Sara y la vieron entrar a donde estaban precipitadamente:
Ya inició el ataque!
QUÉ? –todos se levantaron sobresaltados.
Acabo de verlo –gritó Sara desesperada- acaban de entrar a la Torre…
No tuvo que decir nada más, todos los miembros de la Orden tomaron sus cosas y empezaron a desaparecer.
Quédate aquí –le dijo Dumbledore antes de desaparecer.
No me quedaré aquí! – dijo Sara enojada, pero Dumbledore ya había desaparecido. Remus la tomó suavemente del brazo.
Lo siento Sara, pero te lo dije, no puedes venir a pelear con nosotros.
No puedes impedírmelo –dijo Sara retadora.
Por favor Sara, no hay tiempo para esto. Confío que harás lo correcto.
Remus desapareció de último. Sara se quedó sola. Iba a quedarse ella ahí sola mientras los otros peleaban? Se acercó a la ventana. Desde ahí podía verla. La Torre Eisenstadt. Donde en esos momentos sus amigos peleaban con Voldemort… y su madre.
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Ese mismo día habían viajado los mortífagos a Austria. Stollberg había mandado un contradictorio reporte, donde aseguraba haber encontrado pistas de la presencia de la Orden en el lugar. Según los informes que había conseguido, algunas personas habían visto a ciertos individuos que calzaban con las descripciones de algunos componentes de la Orden en los alrededores de la Torre. Sin embargo, a la hora de seguirles la pista no los había encontrado.
Sara sonrió al oír el reporte. Snape estaba cubierto, había alertado sobre vigilancia en la Klein y habían probado que así era. Con las noticias el plan de ataque debía de haber cambiado un poco, de manera que la entrada fuera más silenciosa para evitar la alarma, en caso de que Stollberg no lograra matar a los guardias de la Orden antes. Si la Orden llegaba, habría batalla y Sara había dicho que debían evitarla a toda costa. Sin embargo, Bellatrix y Lucius estaban seguros que de darse el caso, sus equipos podían neutralizar a la Orden rápidamente sin causar mucho alboroto, aunque no creían que fuera necesario. Tenían a varios de sus mejores hombres buscando los vigías de la Orden. O al menos eso creían. Sara ya se había encargado de ellos, le había prometido a Snape que ningún vigía moriría. De cualquier manera, la Orden llegaría. Con vigías o sin ellos, sabían del ataque.
Sara tenía un plan.
Estaban listos para atacar. Sara vestía como el resto de los mortífagos. Al no ser favorita no tenía el privilegio que antes había tenido de vestir de manera distinta. Aún así se distinguía entre el resto de sus compañeros. El porte elegante y sus suaves movimientos la delataban.
Era hora de poner el plan en acción. Para todo el trabajo que había llevado era muy simple. Entrarían por la puerta lateral de la Torre. El grupo de cuarenta mortífagos se dividiría. Para alcanzar la Klein era necesario bajar a los subniveles de la Torre. Un grupo, encabezado por Lord Voldemort se abriría paso por estos, mientras Sara y Bellatrix, escoltadas por otros grupo de mortífagos subirían en busca de los controles. Bellatrix dirigiría la toma del lugar mientras Sara manejaba los delicados controles, de manera que al momento de llegar Voldemort y el resto del grupo al último subnivel, las puertas de acceso al salón de la Klein se abrirían y la Klein estaría desconectada de su relación con el funcionamiento de los lugares mágicos. Voldemort realizaría el hechizo para romper la seguridad de magia blanca de la Klein y absorbería el poder.
También era momento de que Sara acabara su plan particular. La conexión mental con su hija entraba en juego. Según lo que Snape le había informado por medio de Sirio, el grupo ya estaba en Austria y Sara estaba con ellos. Justo lo que ella esperaba. En el periódico había salido una reseña sobre la herencia de Sara, y nombraban el apartamento de Eisenstadt. Sara supuso que la Orden lo aprovecharía y que su hija iría con ellos. Y si no hubiese ido, no era tan grave. Igual podía alcanzarla en Inglaterra ya establecida la conexión y ella les hubiese avisado de alguna forma.
De cualquier manera, su plan incluía el conseguir la Klein, pero necesitaba la intervención de la Orden para poder hacer bien su papel.
Estaban a minutos de ingresar. Se concentró. No había pensado que fuera tan difícil acceder a su mente. Dormida era mucho más fácil. De repente la resistencia cedió un poco, algo había conmocionado a su hija. Un momento más de lucha… y entró en su mente.
En ese momento Voldemort daba la señal de entrada:
Entraremos en uno… dos… tres…!
Entraron sin dificultad, los tres guardas de turno esa noche cayeron muertos en segundos.
Quince minutos Sara –dijo Voldemort antes de que los dos grupos se separaran.
No tuvieron problemas en subir. Sara no recordaba lo embriagante y repugnante que podía ser a la vez la batalla. Los gritos de las gentes que estaban en la Torre y trataban de escapar de las maldiciones de los mortífagos, los gritos de "no, por piedad", las risas malvadas de los mortífagos, los resplandores verdes de los Avada, los resplandores rojos de los crucio… gritos de dolor, de agonía, el olor de la sangre… embriagante y repugnante a la vez.
Los controles de la Klein estaban bien custodiados a pesar de la fecha. Sara se abrió paso entre la batalla de guardas para llegar a la puerta de los controles. Se preguntaba cuanto tardaría en llegar la Orden, probablemente tardarían un rato en subir a los controles y se concentrarían en evitar la llegada de Voldemort al salón de la Klein. Era poco probable que lo impidieran, el equipo que habían formado Bellatrix y Lucius era bueno, exceptuando porque no habían contado con que la Orden podía acorralarlos dentro del mismo salón produciendo exactamente lo que podía perderlos: una gran conmoción . Sara había notado el fallo, pero Bellatrix le había dicho que no se metiera en lo que no le tocaba a ella.
Entró en la habitación de los controles. Era una especie de quiosco hexagonal con una entrada de seguridad. Sara no se esmeró buscando una clave, simplemente voló la puerta con una combinación del hechizo Bombarda y fuego.
Una vez dentro de la cabina, se concentró en desconectar la Klein y los controles de seguridad, que sin embargo no podía desconectar por completo. Como había explicado al momento de decidir la fecha del ataque, la Torre contaba con un sistema especial de seguridad de ataque contra el que no podían hacer nada, que se activaría en caso de sentir una gran conmoción dentro de la Torre que significara peligro. Ese sistema evitaría que nadie pudiese aparecerse o desaparecerse en el subnivel de la Klein. Se apresuró al ver el reloj, el tiempo corría en su contra, le quedaban dos minutos para tener abierta la puerta y Voldemort pudiese pasar. De repente escuchó que el ruido de la lucha se incrementaba. Miró hacia fuera y sonrió: ya había llegado la gente de la Orden.
Listo-gritó cuando las luces se apagaron- Bella, defensa! Deben neutralizar la lucha YA!Está abierto!
Comunícate con el Señor Oscuro!
Sara se comunicó mentalmente con él. Estaban a un subnivel, la Orden estaba ahí pero iban a conseguir llegar. Ninguna información podía haber sido mejor para Sara. Voldemort tenía que llegar a la Klein.
Sara salió a pelear, no podía quedarse sin hacer nada, no con Bella vigilando. Un chico pelirrojo que no conocía vino a enfrentarse a ella.
Ven a buscar la muerte si quieres –le dijo Sara disponiéndose a pelear con él. Intercambiaron unos hechizos y Sara lo hizo caer.
Es una lástima, peleas bastante bien –dijo Sara levantando su varita. En ese momento, vio a una chica que venía a ayudarlo, pero fue interceptada por Bellatrix.
Mi querida sobrina… nos enfrentamos al fin.
"Sobrina?Nymphadora Tonks?"-se preguntó Sara mirando a la chica detenidamente. Era la hija de Andrómeda. No iba a dejar que Bella la matara. Ya había corrido una vez sus riesgos para mantenerla viva.
Pagó su distracción, Bill se había levantado, le había mandado un hechizo inmovilizador y siguió a Tonks y Bella, cuyo duelo las había llevado lejos del resto de la batalla, por un pasillo lateral. Con el hechizo de Bill la capucha de Sara se había caído, descubriendo su rostro. No le dio importancia y corrió detrás del chico.
Desmaius! –le gritó cuando lo tuvo al alcance de la varita . Bill cayó inconsciente. Sara siguió su camino hasta llegar al pasillo de los ascensores, donde estaban las dos mujeres, Bellatrix de espaldas a ella y Tonks en el piso con una herida en la pierna.
Igual que mi primo, vas a morir por mi mano, tú, una estúpida mestiza que no merece la sangre que lleva y que se atrevió a pensar que podía ganarme… -decía Bellatrix, que estaba de espaldas a ella. Sara se fijo en que nadie la viera.
Desmaius! –murmuró. Bella cayó desfallecida. Tonks iba a agradecer a su salvadora, pero se detuvo al ver que era otro mortífago. No, no era otra mortífago cualquiera, era el Arma Letal, Sara Parker. Se parecía mucho a su hija… por qué la había salvado? Un momento, le parecía que la había visto antes… al verla a los ojos recordó todo de repente.
La chica de los ojos dorados!
Sara levantó su varita asustada, tenía que borrarle la memoria, no podía permitir que recordara eso… Sin embargo, no pudo mandar el hechizo. Un grito de dolor salió de su garganta y miró su hombro asustada. Un largo y filoso cuchillo se había enterrado en él.
Levantó la mirada y entonces la vio. Su hija estaba de pie, detrás de Tonks, con otro cuchillo en una mano y la varita en la otra.
Impedimenta!
Sara no tuvo tiempo de reaccionar. Cayó al suelo y vio venir el otro cuchillo hacia ella, logró reaccionar al hechizo y se corrió a tiempo, de manera que el cuchillo solo logró desgarrarle la túnica. Su hija se distrajo un momento para ver como estaba Tonks.
"Tengo que salir de aquí" -pensaba Sara mirando a su alrededor, el hombro le dolía demasiado. Empezó a arrastrarse hacia atrás rápidamente hasta alcanzar un ascensor.
Se escapa! –oyó exclamar a Tonks.
Ella había desconectado la seguridad normal y las conexiones de la Klein, y como esta hacia funcionar los lugares mágicos el ascensor no funcionaba. Sara puso su mano en el tablero de control y se concentró en darle su energía. El ascensor subió con velocidad estrepitosa.
"Maldita sea"- pensó Sara al tiempo que se sacaba el puñal del hombro que sangraba copiosamente- no puedo enfrentarme a ella… y Nymphadora lo recordará todo ahora? Y Bellatrix! Capturada por la Orden? No suena tan mal, pero es una oportunidad genial para mi de probar mi adicción a la causa… "
Cuando llegó al piso de arriba salió apresuradamente. Al mirar el ascensor de la par vio que también estaba subiendo. Apostaría cualquier cosa a que era su hija. Trató de detenerlo con sus poderes pero no pudo. Su hija era mucho más fuerte.
Empezó a correr entonces. Entró en lo que el restaurante que Sirius había reservado completo aquel día de San Valentín, y no se detuvo hasta llegar a la baranda metálica en la que ella y Sirius se habían reconciliado decidiendo ser sinceros el uno con el otro, pero no tenía tiempo de pensar en eso:
Sirio!
Casi inmediatamente el pájaro apareció junto a ella y empezó a llorar sobre su hombro. Desde donde Sara estaba se contemplaba el lago Neustedl, junto al cual estaba la Torre. La mujer sostenía el cuchillo en una mano, y lo miraba sin saber que hacer. No podía enfrentarse a ella, era mucho más poderosa, la haría trizas y no podría terminar su plan. Y aunque no fuera así… no podía atacarla… tenía por ella la misma debilidad que por Sirius. El hombro dejó de dolerle al momento, pero se sobresaltó cuando el cuchillo que sostenía salió volando de su mano y escuchó una voz tras ella.
Huyes de mi, madre?
Sara se volvió rápidamente, para ver un poco de fuego que venía hacia ella. Sirio se interpuso y luego desapareció. Desde la entrada del restaurante su hija la miraba con la varita en alto y el cuchillo de vuelta en su mano.
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No había sido tan difícil decidirse. Remus le había dicho que esperaba que hiciera lo correcto, y eso era lo correcto. Su padre no se habría quedado ahí, él mismo aunque le dijeron que no fuera al Departamento de Misterios había ido porque estaba en juego la vida de las personas que quería. La vida de personas que ella quería estaban en juego ahí… y además, estaba su madre…
Se había aparecido en el interior de la Torre. Oía lucha abajo, y se disponía a bajar cuando escuchó la voz de Remus:
Arriba! Las líderes están arriba! Hay que recuperar los controles!
Sara no se quedó a escuchar dos veces y subió corriendo por las escaleras. No sabía cuantos pisos llevaba, por momentos se sentía desfallecer, pero la palabras de Remus retumbaban en su mente: "Las líderes". Sólo había dos mujeres mortífagas, y las dos tenían que arreglar cuentas con ella.
Finalmente llegó a un piso que según calculó estaba un poco más arriba de la mitad de la Torre en el que habían personas luchando.
Sara levantó una mano dejando ir ráfagas de fuego contra algunos mortífagos cercanos. Estos parecían algo despistados con la llegada de la chica, quien llevaba su varita en la mano. Sara estaba muy entrenada y una especie de sexto sentido la ayudaba a evadir los hechizos contra ella, pero en realidad no les prestaba atención. Corría todavía, a pesar del cansancio que tenía debido a los cientos de gradas que acababa de subir. Una idea la obsesionaba y le deba fuerza: su madre estaba allí y ella iba a encontrarla.
Oyó un ruido por un pasillo a su izquierda. Era la voz de Tonks.
La chica de los ojos dorados!
Sara corrió a todo lo que le dieron la piernas en esa dirección. De repente las vio al doblar la esquina. Ahí estaba su madre, frente a ella, con la varita en alto. Iba a matar a Tonks. Sacó un cuchillo y se concentró.
Cuchillo a mamá.
El cuchillo siguió una rápida trayectoria y se hundió en su hombro. Antes de que intentar nada más lo mejor era neutralizarla.
Impedimenta! – inmediatamente después lanzó otro cuchillo pero no se fijo si había dado su objetivo. Se inclinó preocupada hacia Tonks, que estaba herida en una pierna y tenía una extraña expresión…
Estás bien? –le preguntó Sara con urgencia.
Sí –dijo Tonks como en trance- Qué haces aquí?
Venía a ver a mi madre…
Cuando las dos levantaron la vista para buscar a Sara Parker vieron la puerta de un elevador cerrarse.
Se escapa! – Sara no tuvo que oírlo dos veces, empujó a Tonks impidiéndole levantarse, murmuró un hechizo para vendarle la pierna, y sin prestar atención al cuerpo de Bellatrix en el suelo, entró al otro elevador. No funcionaban aunque no sabía porqué. Pero si su madre podía hacerlo subir, ella también. Puso sus manos a los costados, con las palmas paralelas al piso y se concentró obligándolo a subir. Sonrió al ver que funcionaba. Sintió como una fuerza trataba de impedírselo, pero una especie de fiebre se había apoderado de ella, miró hacia arriba con furia e intensificó su propia fuerza. El elevador vibraba peligrosamente, subía mucho más rápido de lo normal.
Al llegar al último piso salió precipitadamente, pero no encontró a nadie. Se quedó extrañada un momento, entonces vio una línea de sangre en el piso y la siguió. Entró por una puerta que daba paso a lo que parecía un elegante restaurante y la vio. Estaba contra la barandilla, y un gran fénix estaba a su lado. Sara extendió una mano para recuperar el cuchillo y este volvió hacia ella.
Huyes de mi madre-le gritó con furia.
No espero a que se volviera, la ira dentro de ella reclamaba salir y dejó ir un poco de fuego contra ella. El fénix se atravesó y cuando desapareció Sara pudo ver a su madre, y la imagen la golpeó. Era igual a la foto. Era cierto que la ropa era otra, en ese momento su madre vestía como una mortífaga, con las ropas rasgadas por los cuchillos de Sara. Pero era la misma imagen: ahí, de espaldas a la baranda, con el pelo suelto, los ojos refulgentes y un collar idéntico, pero esta vez, con una piedra negra. La luna estaba tras ella en un cielo lleno de estrellas. La foto había sido tomada en ese lugar… En ese mismo lugar.
Sin embargo se recuperó rápidamente de la impresión. Su sangre hervía, y no notó como el lugar empezaba a arder. Su madre miró hacia abajo desde la barandilla. El fuego se propagaba por toda la Torre. La Torre no sólo caería, sería consumida. Sin embargo se alegró, entre la batalla y el fuego los controles de seguridad de ataque se reactivarían, que era lo que pretendía conseguir de la lucha con la Orden. Su hija sin saberlo le había facilitado el trabajo.
Hola Sara, cómo has crecido… -dijo Sara Parker a modo de saludo. No había pensado en como sería ver frente a frente a su hija.
Sara no contestó. Sacó la varita que Remus le había regalado, la varita de su padre, y avanzó hacia ella. Una varita en cada mano.
Eso es todo lo que tienes que decir? –preguntó temblando de ira.
Querías que abriera mis brazos llorando y te dijera que feliz me hacía verte de nuevo o algo así? –dijo su madre con una corta sonrisa despectiva.
Vas a pagar por lo que hiciste.
Y supongo que serás tu la que me hará pagar- dijo su madre en tono burlón.
Seré yo. Aunque sea lo último que haga. – levantó las dos varitas contra su madre.
No voy a pelear contigo Sara.
Saucio!
Sara Parker cruzó las manos frente a su rostro formando un escudo, las dos maldiciones rebotaron, pero una de sus manos empezó a sangrar, no había podido pararlas por completo.
No voy a pelear contigo –repitió, sin intimidarse al ver que la chica se aproximaba cada vez más a ella, siempre apuntando a su pecho con las varitas.
Me tienes miedo? – Sara se rió y alternando las varitas empezó a lanzar hechizos que su madre apenas podía parar con su escudo o evadir manteniendo el equilibrio en la orilla de la baranda. Aún así, seguía sin dirigir la varita contra ella.
No voy a pelear con la hija de Sirius.
Si mi padre te importara no te habrías unido a los mortífagos.
Sara Parker empezó a reír amargamente. Sintió como su hija ponía ambas varitas contra su pecho. Bajó la mirada y vio ambas varitas. Una tenía grabado el apodo de Sirius. Se le hizo un nudo en la garganta. Iba realmente su hija a matarla? Había hecho lo correcto con ella? Debía…?
Peor para ti si no quieres defenderte –dijo su hija sacándola de las meditaciones.
En ese momento la Torre se tambaleó muy bruscamente. Sara Black miró a su alrededor asustada.
Sientes eso? –dijo Sara Parker sonriendo- la Torre va a caer. Todas las personas abajo van a morir y mi señor va a tomar la Klein.
Mientes –dijo Sara dudando, recuperando la cordura por un momento. Remus estaba abajo.
Mi señor me llama a su lado –dijo Sara Parker levantando la mano izquierda. El cuchillo había rasgado la manga y la marca tenebrosa al rojo vivo se dejaba ver atemorizadora- después seguiremos con esto, hija.
Sara Parker desapareció. Su hija miró las varitas un momento en trance. Se le había escapado. Aunque no era eso lo que le molestaba. Era esa risa de su madre. Si lo que había estado hablando con Remus era cierto, había percibido en su madre un rastro de tristeza, soledad y melancolía que la podrían haber conmovido en otra situación. Pero esa no era su principal preocupación.
Remus –susurró y desapareció.
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Sara Parker no le había mentido a su hija. La Torre iba a caer. Su señor había arrancado la Klein y eso producía que la Torre se derrumbara. La seguridad de ataque tenía que haberse reactivado. Todos abajo morirían. Esperaba que la Orden hubiese tomado control sobre la salida y no hubiesen entrado en el subnivel de la Klein. Le había advertido a Bellatrix que tenían que neutralizarlos antes de llegar ahí o si no abría terribles consecuencias. No quería que la Orden quedara encerrada en el subnivel, porque no podría sacarlos.
Ahora era su momento de recuperar toda la confianza de su señor.
Se apareció en el subnivel de la reserva de la Klein. La gente de la Orden y los mortífagos estaban encarnizados en una batalla violentísima.
"Maldita sea! Están aquí… aunque consigan la puerta, si Sara no baja rápido ellos morirán, no puedo decodificar la puerta para hacerlos salir. Y tendré que transportar a los mortífagos de aquí…"
Vio a Tonks, había bajado ya al subnivel. Tenía la pierna entablillada seguramente con un férula. Corrió hacia ella, si pudiera borrarle la memoria…
Pero tuvo que detenerse. Tonks se alejaba de donde acababa de dejar a una prisionera. Toda la Orden estaba de espaldas a ella. Peleaban encarnizadamente por la única puerta de la salida. Bellatrix estaba atada con magia detrás de ellos, desarmada y casi descompuesta. Sara sonrió. Bellatrix nunca iba a perdonarla. Se apareció a su lado y la sacó de ahí, llevándola junto el grupo de mortífagos que estaban acorralados.
Parker! Qué crees que estás haciendo?
Salvándote. Me quieres decir por qué diablos llegó la batalla hasta aquí?
El avance de la Orden…
Te dije o no te dije que tenían que evitar a toda costa que la lucha llegara hasta aquí? Te dije o no que los neutralizaran rápido?
Quién te crees para hablarme así?
La única que puede sacar a nuestro señor de la trampa en que lo han metido. Ve a ayudar a Lucius. Tienen que ganar la única salida de aquí que sólo una fénix puede decodificar ahora. Como te habrás dado cuenta es imposible desaparecer aquí.
La Orden está atrapada –dijo Bellatrix- no podrán abrir esa puerta.
Sí, pero nosotros también lo estamos –dijo Sara – yo sacaré a nuestro señor aquí, pero si ustedes no alcanzan la puerta…
Sara desapareció sin terminar la frase. Le había salvado la vida a la favorita! Y de verdad que tenía que ser muy adicta a Voldemort para salvarla… Ella podía sacar también a los mortífagos, pero la Orden iba a sufrir grandes pérdidas.
El salón de la Klein era difícil de describir. Una estancia circular, en cuyo centro se encontraba la gran burbuja blanca de energía. Estaba protegida por tres muros transparentes que formaban círculos concéntricos, cada uno con una puerta que franquear. Era imposible aparecerse o desaparecerse dentro de todo ese subnivel activada la seguridad de ataque, a menos que fueses una fénix.
Voldemort estaba dentro, tenía la Klein entre sus manos y estaba absorbiendo la energía. Pero no podría salir después de ahí. Al reactivarse la seguridad ante la conmoción de la Torre las tres puertas se habían cerrado y no podría salir.
El lugar estaba totalmente inestable, colapsaría en cualquier momento.
No importa si no podemos atraparlos, tenemos que conseguir la puerta-Sara vio que Dumbledore trataba de decodificar la puerta, al tiempo que ordenaba a los líderes de escuadrón, que reconoció como Alastor Moody, Remus Lupin y Nymphadora Tonks, que iniciaran la retirada antes de quedar sepultados. La Torre no aguantaría mucho más.
Sara se alegró de escuchar esa orden. Habría demasiados muertos de no ser así. Se apareció dentro del salón al lado de Voldemort.
Aquí estoy mi señor. Tenemos que salir de aquí. Yo puedo sacarlo.
Estás herida? –preguntó al ver la sangre y las ropas rasgadas.
Estoy bien para sacarlo de aquí mi señor.
Voldemort estaba débil. Sara esperaba que eso sucediera, puesto que el absorber una Klein era debilitante hasta cierto punto. Al estar débil dependería de ella, y ella no le iba a fallar. Gracias a ella la misión saldría bien… y sería favorita de nuevo.
Los mortífagos no pueden salir, mira si hay una forma de salvarlos, sino nos vamos nosotros.
Saldrán mi señor –Sara se irguió mirando a través de las paredes de cristal y lo que vio le heló la sangre. Un derrumbe cubrió en ese momento la salida que la Orden guardaba: estaban atrapados.
No podía detenerse a salvarlos bajo la atenta mirada de su señor. Levantó la mano y se concentró. Hubo una explosión en el exterior que separó a las personas de la Orden del grupo acorralado de mortífagos, abriendo una grieta de increíble profundidad de la que salía unas llamaradas con piedras incandescentes. Otra explosión abrió un hueco en la piedra que ascendía a la calle, dando salida a los mortífagos. Los magos de la Orden no podían alcanzarlos ni evitar que salieran.
Los de la Orden no podrán salir… excelente trabajo Sara. Salgamos de aquí.
Sara se inclinó respetuosamente y lo tomó de una mano. Miro de reojo afuera. Estaba dejando encerrados a la Orden en el último subnivel de una Torre de 183 pisos que estaba a punto de colapsar. Y entonces vio que no estaban solos. Sara estaba ahí.
Con una sonrisa, Sara cerró los ojos y ella, Voldemort y la Klein desaparecieron.
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Sara no sabía donde tenía que aparecerse, así que volvió al primer piso de la Torre. Los incesantes temblores la asustaban, todavía había personas que estaban en la Torre al momento del ataque y no habían logrado salir. Se detuvo indecisa y finalmente decidió ayudarlas. Apagó un poco el fuego a su alrededor, pero era muy fuerte y aunque lo apagase igual la Torre iba a colapsar, pero ayudaría a los pobres empleados que se habían encerrado en una tienda del primer piso a escapar.
Una vez que los sacó, Sara se quedó sola. ¿Qué hacer? Había oído la lucha y la voz de Remus abajo. ¿Todavía estarían ahí¡Lo Torre iba a caer! Ya debían haber salido… Buscó las escaleras para bajar, pero no pudo hacerlo, el camino estaba bloqueado por un derrumbe. Un pedazo del techo cayó junto a ella. Los cristales de todos los ventanales de la Torre Eisenstadt se quebraron con gran estrépito. Sara levantó la mirada y vio como el techo cedía casi al completo. Se desapareció y apareció al otro lado de la pared de rocas que le cerraba el paso.
Sara Black! –alguien se había precipitado a abrazarla - Qué haces aquí?
Trato de salvarles la vida Remus Lupin –respondió Sara sonriendo al verlo sano y salvo- hay que salir de aquí, la Torre se colapsa.
Ya lo sabemos –dijo Moody- pero es imposible aparecerse o desaparecerse aquí. La mitad de las fuerzas se habían evacuado ya con prisioneros, pero estamos atrapados.
Sara vio entonces la situación completa. Los magos de la Orden estaban encerrados entre una gran grieta que los separaba de un hoyo por el que probablemente habían escapado los mortífagos y la salida normal estaba bloqueada. Dumbledore estaba con ellos.
Tras esas rocas hay una puerta –le dijo Dumbledore rápidamente- sólo una fénix puede abrirla… pero no podemos quitar las rocas sin precipitar el derrumbe. Sólo tú puedes desaparecerte… Crees que puedas sacarnos de aquí?
Sí –dijo Sara decidida- el derrumbe no necesita que lo ayudemos, no creo que dure más de dos minutos en caer.
A los veinte? –preguntó Moody incrédulamente- no hay tiempo de salir de dos en dos…
A los veinte de un solo –dijo Sara segura. Nunca había trasladado tanta gente, pero tenía que hacerlo- tómense de las manos, será más fácil.
En ese momento una gran cantidad de cemento y rocas cayeron sobre ellos. Sara negó rápidamente
No hay tiempo. Todos juntos? Aquí vamos.
Sara tomó la mano de Remus, quien le sonrió tranquilizadoramente.
Tenía la impresión de que vendrías.
Sara sonrió, se concentró y desaparecieron.
Aparecieron a unas cuadras de ahí, para ver como la fantástica Torre Eisenstadt se derrumbaba derrotada dentro del lago Neustedl, al despuntar el primer rayo de sol de la mañana de Navidad.
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La conseguimos!
Había fiesta en la guarida de los mortífagos. Habían conseguido la Klein de Austria. Era Navidad, y todo el mundo mágico estaba de luto. Sólo los mortífagos celebraban.
Sin embargo, Voldemort no estaba tan feliz como el resto.
De no haber sido por Sara el plan hubiera fracasado! –gritaba a los tres mortífagos en el suelo frente a él: Lucius, Bellatrix y Sara. La última sonreía con el rostro oculto entre los brazos.
Mi señor, no sabemos porqué los controles reaccionaron así, Sara era la encargada de vigilarlos…
Lo hice mi señor –respondió Sara ante la acusación de Bellatrix- desconecté todos los dispositivos de seguridad como era mi deber. Le dije a Bellatrix que había que defender los controles y me quedé en ese piso defendiéndolos hasta que llegó Sara Black y tuve que pelear con ella. Supuse que seguirían vigilando los controles como les correspondía. Pero como perdieron a su líder bajaron…
Aún no puedo creer que te dejaras capturar Bellatrix –dijo Voldemort furioso- no es algo que pueda permitirte. Crucio!
Tras divertirse un rato con Bellatrix, Voldemort prosiguió.
Si hubiesen estado en los controles lo habrían evitado?
Ese no fue el problema mi señor –dijo Sara- como les había explicado el otro día aquí mismos a ellos, que eran los encargados de seguridad, una gran conmoción o lucha dentro de la Torre produciría que los mecanismos de seguridad de ataque se activaran. No neutralizaron a la Orden y le permitieron bajar los subniveles. Al unirse en la lucha cerca de la Klein la conmoción fue enorme y se activaron los controles.
Y que hay del fuego? –intervino Lucius, quien durante el ataque se había encargado de un grupo de toma de subniveles.
Lo produjo mi hija –dijo Sara- para distraerlos. Pobre ingenua, como si el fuego detuviera a los mortífagos.
Por qué no lo apagaste? –preguntó Lucius.
Porque estaba ayudando a nuestro señor a salir de ahí mientras tú estabas acorralado por la Orden y Bellatrix capturada–dijo Sara cortante.
Yo seré el que juzgue la situación –dijo Voldemort poniendo fin a la discusión- la misión llegó a buen éxito, por la acertada intervención de Sara, quien parece creer que si ella hubiese dirigido toda la operación hubiese resultado mejor. Cierto, Sara?
Creo, mi señor, que el plan era bueno, pero tenía sus defectos en vigilancia.
La Orden no estaba dentro del plan original! –protestó Lucius.
Por que ustedes fueron lo suficientemente ineptos para olvidar que nunca ¡nunca! se debe subestimar tus enemigos –dijo Sara- Tenían que evitar la pelea. Se los dije, Además, nuestro señor nos había hablado de que estaban vigilando la Torre y Bellatrix eligió a unos hombres para que buscaran a los vigías. Dónde están esos hombres?
No lo sabemos –dijo Bellatrix interviniendo de nuevo en la conversación- no es curioso que a volver tú al grupo empiecen a desaparecer los mortífagos de nuevo?
Esta vez los perdiste tú, Bella. No me eches la culpa a mí.
Aunque era su culpa. Sara sabía donde estaba el cadáver de Stollberg y sus compañeros: en el fondo del Lago Neustedl, ahora probablemente enterrados bajo los escombros de la Torre Eisenstadt, pero habían llegado al lago bastante antes del ataque.
La misión salió bien, conseguimos nuestro objetivo –dijo Voldemort tras un rato de silencio- pero creo que debemos sacar una lección de todo esto… Sara hizo un excelente trabajo. No habríamos tenido problemas si ustedes hubiesen seguido sus indicaciones. En el tiempo previsto realizó su parte de la misión, luchó con su hija, rescató a la favorita, me sacó de la trampa que ustedes dos con su imprudencia habían producido y además consiguió una explosión que ayudase a la salida de los mortífagos.
Era mi deber, mi señor –dijo Sara tratando de contener su emoción.
Lord Voldemort es bueno con quienes le ayudan. Te tenía a prueba, pues dudaba de tu fidelidad, pero a partir de hoy vuelves a estar encargada de estrategias y misiones. Arma tu escuadrón de trabajo. Puedes tomar el salón que quieras de este nivel para ello. Hoy has probado tu fidelidad a mi, y puedes recuperar tus derechos de favorita…
Sara no pudo evitarlo y levantó la mirada brillante a su señor, que le sonreía como si hubiese recuperado algo de gran valor. Y así era… el Arma Letal era totalmente suya, por primera vez. Ya no había un Sirius Black que la disputara.
¡Qué equivocado que estaba!
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Cómo fue todo-Snape entró en la habitación y espero unos segundos a que Sara chasqueara los dedos para lanzar la pregunta.
Bien Severus, no ves la celebración? –contestó ella alzando la mano como para indicar el bullicio que se oía en el lugar.
Consiguieron la Klein -había cierto furor en su voz. No era una pregunta. Era un reclamo.
Sí –contestó Sara con calma.
No puedo creerlo! –exclamó Snape- por qué lo permitiste? Se supone que…
Te dije –Sara no se había inmutado ante la furia contenida de su amigo- que haría lo necesario para la causa por la que ambos trabajamos.
Lo necesario? Darle al Señor Oscuro aún más poder para sus atrocidades te parece "lo necesario"?
Sí. Soy favorita de nuevo y nadie sospecha de ti, la influencia de Bellatrix no está muy bien en este momento.
Las cifras de muertos son muy altas.
Lo sé. Pudieron ser más. Y no murió ninguno de los vigías de la Orden, como te prometí.
Snape se aplacó un poco y se acercó a ella, que estaba en su cama haciendo rápidos dibujos en el aire con fuego.
Los mortífagos desaparecidos…?
Sara sólo asintió. No le pesaban lo más mínimo.
Qué has hecho? –la voz de Snape no sonaba a reproche, era más bien una especie de angustia. Hasta ahora no había vivido directamente la verdadera frialdad y crueldad de Sara. Podía sentir la diferencia ahora que sabía que existía. No era lo mismo la Sara que torturaba a los muggles tantos años atrás que esa que con la misma tranquilidad que diría que hace calor (con menos tal vez), que la Sara que decía sin inmutarse que había matado a ese número de personas. No es que a Snape lo impresionara la muerte, lo impresionaba Sara.
Lo que tenía que hacer –respondió ella.
Realmente tenías que hacerlo?
Sí. Eso creo.
Sara estaba en Austria –comentó Snape- ahora debe haber visto como quedó la Torre, si antes te odiaba…
Ahora me odia más –concluyó Sara entristeciéndose de repente- la vi.
Snape se incorporó y miró fijamente a su amiga.
Viste a Sara? Hablaste con ella?
Sara simplemente asintió.
Qué dijo? –preguntó Snape no muy seguro de querer saber la respuesta.
Iba a matarme.
Al fin una emoción en la voz de Sara. Una tristeza increíble.
Me lo merezco –continuó la mujer asintiendo al vez, como para creer lo que estaba diciendo- después de cómo la dejé…
Sara…
No trates de endulzarlo Severus. La abandoné desde bebé. No conoció otra madre que Kyara. Sólo una vez la cargué en mis brazos para amamantarla y casi acabo con su vida… -una sombra había velado los ojos de Sara, quien de repente sonrió con melancolía, asaltada por los recuerdos- Aún recuerdo la sensación de tenerla alzada ¿sabes? Esa cálida pesadez recargada sobre mi pecho era mi hija, era todo lo que me quedaba en este mundo… ¡era tan hermosa! La hija de Sirius, el fruto del único sentimiento puramente bueno que quedaba en mi. Cuando me di cuenta de que la única manera de salvarla, de protegerla de mi y de su destino era separarme de ella no dudé en hacerlo. Pero nada me había dolido tanto como eso. Nada, ni siquiera cuando Sirius fue a Azkaban, porque fue como perderla a ella y a él de nuevo. No sabes lo que es ver a otra mujer dándole a tu hija todo lo que sabes que deberías ser tú¡todo lo que querrías ser tú quien se lo diera! Y mientras debes aparentar indiferencia, debes estar alejada de ella… dejarla del todo era la única manera. Y ahora me odia. ¡Y todavía me siento mal de que lo haga! No tengo derecho a sentirme mal después de todo lo que la he hecho pasar.
Sara…
Déjalo –dijo ella obligándolo a callar con un gesto- lo importante de hoy es que conseguimos nuestro objetivo y no murió toda la gente que podría haber muerto. Pero ten cuidado Severus, Bellatrix no olvida y está furiosa…
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El apartamento se había convertido en una improvisada enfermería donde todos estaban aliviados de haber salido con vida, pero muy abatidos por la tragedia y la pérdida de la Klein.
Cómo estás? – Remus se acababa de acercar a Sara, que miraba desde la ventana el lugar en que la Torre había estado hasta esa mañana.
Bien –dijo Sara sonriendo- es increíble, un día me desmayé por trasladar a seis chicos uno por uno y hoy saqué a veinte personas de ahí… y apenas me cansé.
Dumbledore dice que es porque ahora tienes los poderes de la Emperatriz –explicó Remus- me alegra que uses tus poderes para bien.
Me dijiste que no fuera –dijo Sara extrañada- pero cuando llegué allá me dijiste que tenías la impresión de que llegaría.
Lo supe cuando me fui –dijo Remus con una sonrisa triste- tenías la misma expresión que Sirius aquel día cuando nos fuimos al Departamento de Misterios. Le dijimos que no fuera, que nosotros traeríamos a Harry sano y salvo. Pero nada lo iba a detener dentro de esa casa.
Me dijiste que hiciera lo correcto.
Y lo hiciste porque era lo correcto, o por ver a tu madre?
Un poco de las dos –dijo Sara pensativa.
Y la viste?
Sí –dijo Sara- la encontré cuando iba a matar a Tonks y le herí con uno de lo cuchillos. El fénix la curó, pero…
El fénix? – la interrumpió Remus- había un ave fénix con ella?
Sí –dijo Sara- por qué?
Tienes que decirle eso a Dumbledore. – Remus se volvió para llamar al profesor que se acercó a ellos.
Tengo que felicitarte Sara, fue un buen trabajo el que hiciste salvándonos a todos. Pero no debiste haber ido…
Me necesitaban –dijo Sara- y como le dije a Remus, tengo mis poderes para algo, no?
Para que me llamaron? –preguntó Dumbledore sonriéndole por toda respuesta.
Cuéntale. –ordenó Remus. Sara iba a reclamar, pero decidió contar lo sucedido.
Relató todo el encuentro con su madre. Dumbledore no la interrumpió al llegar al detalle del fénix, pero su rostro se ensombreció.
No quería pelear conmigo –dijo Sara- me tenía miedo o yo que sé. Desapareció cuando la marca empezó a arderle.
Qué pasó con el fénix? –le preguntó Dumbledore cuando ella se calló.
Desapareció después de que tapó el fuego que le mandé.
Qué significa Dumbledore? –preguntó Remus
No tengo idea – ambos parecían muy preocupados.
Qué tiene que hubiese un fénix con ella? –preguntó Sara sin entender.
Los ave fénix son símbolos de los fénix superiores –explicó Remus.
Si alguien tiene un ave fénix, probablemente sea porque tiene tratos con ellos.
Eso quiere decir que mi madre tiene algún tipo de trato con los Altos Fénix?
No lo sé –dijo Dumbledore con aspecto de estar pensando profundamente en algo- pero no tiene sentido…
Sara recordó su encuentro con los Altos Fénix. Ellos no parecían odiar a su madre, es más, parecían defenderla. Y ella no entendía porqué. La había visto ese día, no se había burlado de ella? Pero también se había negado a pelear con ella, y aquella risa, aquel sentimiento…
Hay algo más? –le preguntó Dumbledore al ver su expresión.
No –dijo Sara rápidamente- no, es sólo que ver a mi madre fue algo fuerte. Creo que subo a la habitación.
En un momento subo para ver si necesitas algo –le dijo Remus. Sara asintió y subió mientras recibía las gracias de muchos otros de los miembros de la Orden, quienes estaban visiblemente tristes. Su misión había fallado.
Buen trabajo muchacha –le dijo Ojo Loco, lo que era todo un halago- me sorprendió tu llegada, aunque Remus estaba seguro de que llegarías. Cuando Dumbledore dijo que sólo un fénix podía decodificar la puerta, dijo que tú lo harías.
Gracias.
Cuando llegó su cuarto se dejó caer en la cama, tratando de ordenar sus ideas. Al ver a su madre había sentido toda la ira y odio que había guardado por tantos años, pero a la hora de enfrentarse a ella, no había encontrado lo que esperaba, y no estaba segura de por qué.
Oyó pasos en la escalera. Seguramente era Remus que subía como le había dicho. En esos momentos se sentía más unida a él que nunca.
De repente lo escuchó detenerse, había alguien más con él.
Remus, puedo hablar contigo?
Qué sucede?
Entremos a la habitación, por favor, no quiero que nadie oiga lo que voy a decirte, no todavía.
Sara escuchó abrirse la puerta de la habitación de la par, que como Remus le había explicado a su llegada, era la que él mismo utilizaba cuando estaba en ese apartamento. Había reconocido la voz que hablaba con él, era Tonks.
Ya hablaste con Sara? Te contó lo que pasó?
Me dijo que había llegado cuando Sara Parker te iba a matar.
Supuse que diría eso… - Tonks caminaba de un lado a otro de la habitación. Sara oía sus pasos agitados.
A qué te refieres con que diría eso? Pasó algo distinto?
La verdad no lo sé Remus. Yo estaba peleando con Bellatrix, ella fue la que me hirió e iba a matarme, y cuando iba a lanzar la maldición cayó desfallecida. No oí a nadie pronunciar un hechizo, pero detrás de ella estaba Sara Parker con la varita en la mano.
Crees que ella evitó que Bellatrix te matara?
Así es.
Se hizo silencio en la habitación. Tonks había dejado de caminar de un lado a otro.
Tal vez… -Remus había vuelto a hablar- a lo mejor quería terminar personalmente el trabajo y matarte…
Cuando la vi –respondió la voz de Tonks- se me hizo demasiado familiar, más allá de su parecido con Sara. Recuerdas lo confusos que eran mis recuerdos de la noche que mataron a mamÿ
Sí.
Recuerdas que era lo único de lo que estaba segura?
De que la chica de los ojos dorados le había mandado dos besos a Sirius.
Exacto –dijo Tonks- cuando la vi a los ojos lo recordé. Ella era la chica de los ojos dorados.
Pero no tiene sentido, para decirte eso tenía que saber que escaparías.
Creo que… -Tonks calló, como si dudara de decir lo que tenía en mente- creo que ella me dio el traslador, no mamá.
Tonks, seriamente me estás diciendo que crees que Sara Parker mató a tu madre pero te salvó la vida?
No lo sé Remus! Tengo una gran confusión en la cabeza desde ese momento. Sólo sé que ella era la chica de los ojos dorados. Sirius tenía razón. Por eso quise decírtelo a ti, que estabas ahí.
No sé Tonks, cada vez esto se pone más confuso. Sirius parece haber tenido razón sobre muchas cosas…
Sara estaba estupefacta. Ella había leído en el diario de su madre que al llegar a casa de Andrómeda estaba sola y habían descubierto un cuarto de una niña que no estaba en la casa…
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Los titulares de toda la prensa mágica mundial habían cubierto la tragedia de Eisenstadt durante los últimos días. El mundo mágico estaba de luto, y más atemorizado que nunca.
El-que-no-debe-ser-nombrado había conseguido la energía de otra Klein. Sólo le faltaban tres. Amplios reportajes se publicaron sobre la energía de las Klein, de origen poco conocido, y lo terrible que podía ser todo ese poder en manos de Lord Voldemort.
Los mortífagos estaban muy felices y lo demostraban con un sin número de ataques extendidos por todo Europa, algunos de los cuales habían contado con la presencia de la renovada Arma Letal, y unos pocos, con la del mismísimo Señor Tenebroso.
Lo peor para la comunidad mágica mundial era el hecho que Bill había predicho mucho tiempo atrás a Fleur: ya Inglaterra no podía contener el ascenso de la Oscuridad y este extendía su dolor y terror a todo Europa.
Los titulares muggles también tenían que ver con el inexplicable suceso en el lago Neustedl, donde habían aparecido una gran cantidad de materiales cuyos análisis demostraban la presencia de sustancia extrañas… las revistas dedicadas a OVNIS estaban haciendo fiesta con la información y fotos conseguidas.
Los miembros de la Orden volvieron de Austria unos días después, después de que los heridos se recuperaran. Al llegar a Grimmauld los esperaba un pequeño grupo de bienvenida.
Se ve que tomas en cuenta las indicaciones de tu doctor –le dijo Oscar a Sara con un abrazo.
Nos has tenido muy preocupados –le dijo Honey dándole otro cariñoso abrazo- en especial a él. Cuando nos avisaron del ataque quería salir directo a Austria.
Sara buscó a Draco con la mirada, pero no lo encontró. Harry fue el siguiente en saludarla y la abrazó tan fuerte que Sara pensó que le iba a romper las costillas. Hermione, Ginny y Ron la saludaron después.
La señora Weasley habían preparado una rica cena, que todos trataron de disfrutar, a pesar de lo sombrío del panorama y las conversaciones. Sara escuchaba a Honey, Hermione y Ginny hablar sobre el baile, que había sido un éxito hasta la noticia del ataque a la Klein. Cuando les había preguntado por Draco le habían contestado evasivamente que no podía salir del castillo y habían caído en el tema.
Las Brujas de Macbeth estuvieron geniales! –decía Ginny entusiasmada.
Son mi grupo favorito desde que fueron a mi fiesta de quince años –explicó Honey.
La pasamos bastante bien –añadió Hermione.
Claro que sí, bailaste toda la noche con mi hermano –dijo Ginny pícaramente. Hermione se ruborizó un poco. Sara sonrió y comentó:
Y eso los dejó solos a ti y "E.n.q.v"¿o no?
E.n.q.v.? –preguntó Hermione sin entender.
El niño que vivió –aclaró Sara en un susurro, mientras Ginny buscaba como cambiar de tema.
Honey la pasó muy bien bailando con el doctor Wyle.
De verdad? –preguntó Sara sorprendida- y qué tal baila?
Pues muy bien –dijo Honey sonriendo- pero no bailé tanto con él. Yo era la anfitriona así que tenía que estar pendiente de que todos estuviesen cómodos. Por cierto, creo que ya vinieron por ti.
Sara se volvió al ver que Honey señalaba a la puerta. Snape acababa de llegar y al igual que Harry casi la hace acreedora de unos huesos rotos.
Estás bien?
Sí –dijo Sara con una sonrisa – les mandamos a decir que estábamos bien…
No me refiero a eso.
El rostro de Sara se ensombreció.
Me llevaré a Sara –dijo Snape en voz alta- hay alguien más que quiere verla.
Nadie protestó, todos parecían al tanto de lo que sucedía y Sara empezaba a adivinarlo.
Tras despedirse de todos, se dirigieron a la chimenea. Salieron en la oficina de Snape.
Supongo que tú también quieres verlo –dijo Snape ayudándola a sacudirse las cenizas.
Dónde estÿ –preguntó Sara adivinando de quien se trataba.
En la enfermería. Se ha esforzado demasiado controlando sus poderes y…
Enfermo? Se pondrá bien? –preguntó Sara alarmada- por qué no me dijeron?
Él no quiso que te preocuparas.
Ya puede controlar sus poderes?
No es que los controla lo suficiente para poder atacar a un fénix, pero sí parece haber encontrado la manera de contenerlos.
Sara sonrió abiertamente. Quería eso decir que ya no tendrían que estar separados?
Tienen que ser prudentes –dijo Snape comprendiendo su sonrisa- podemos pensar que es poco probable que haya un accidente. Pero no es imposible.
Quiero verlo –dijo Sara segura.
Espera, sé que viste a Sara. Estás bien?
No lo sé… –dijo Sara con una sensación de vacío extraña- No fue como lo esperaba.
Cuando quieras hablar de ello, recuerda que estoy aquí.
Sara asintió y luego salió rumbo a la enfermería.
Señor Malfoy, tiene que tomarse esta poción revitalizadora!
Te dije que sabía horrible –dijo Sara desde la puerta. Draco se volvió cuando oyó su voz y Sara se acercó corriendo a la cama. El chico le dio estrecho abrazo a la par del cual el de Harry y Snape había sido muy suave. Luego la separó de si y la besó.
Por favor! –exclamó la enfermera. Los chicos se separaron riendo.
Hola madame Pomfrey –la saludó Sara sonriendo- acabo de llegar al país…
La ha estado esperando –dijo madame Pomfrey señalando con la cabeza a Draco- si se toma la poción puede quedarse un rato…
Inmediatamente Draco se tomó el repulsivo brebaje que le ofrecía la enfermera, quien se retiró dudosa, pero algo sonriente.
Snape me dijo que estabas enfermo –dijo Sara con un tono que denotaba preocupación- por qué no me avisaste?
No estoy enfermo –dijo Draco- sólo un poco cansado… me estuve entrenando sin Dumbledore y parece que se me pasó la mano un poco.
Tienes que tener cuidado! –le reclamó Sara.
Lo tengo –dijo Draco serio- ya puedo controlar mejor mis poderes. Los Altos Fénix le cedieron a Dumbledore un fénix para ayudarme a entrenar, y ya puedo absorber el fuego sin hacerle daño.
Los Altos Fénix?
Sara recordó lo relacionado con los fénix que Remus y Dumbledore le habían dicho en el apartamento.
Sucede algo? –le preguntó Draco al ver como la chica se había ensimismado.
Muchas cosas –dijo Sara- pero primero quiero pedirte perdón por mi actitud antes de irme. Sé que también era difícil para ti, pero…
Déjalo así –le dijo Draco deteniendo con un gesto de la mano la disculpa de Sara- la verdad es que me obsesioné con el asunto.
Tú te estabas preocupando por mí –dijo Sara- fui muy ingrata contigo, es sólo que quiero que me dejes ser parte de esto. Tú me has ayudado a entrenarme, quiero ayudarte…
Es peligroso.
Déjame ayudarte en lo que pueda.
De acuerdo.
Sara le sonrió y le dio un beso.
Ahora –dijo Sara- tengo mucho que contarte…
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¿Qué les pareció el capítulo? Lo más importante¿qué les pareció el encuentro madre/hija? Es probablemente lo más importante del capítulo, aunque también me encanta la conversación entre Sara y Remus en el cuarto. Espero sus comentarios con ansias.
El próximo capítulo se llama "Misión para las favoritas".
Ahora contesto sus reviews.
Maritza Chan: Me alegra que te guste la forma de ser de Draco con Sara, la pobre tiene que sufrir un poco durante la historia. Yo también espero que nos alcances pronto, gracias por las alabanzas a la historia y en especial a esos personajes, sobre todo lo de que me salga bien Voldemort me halaga. Me pregunto si por donde vas todavía tienes sospechas de Sara y Ron… la historia original de este fic iba por ese camino. Lo de Snape sí, esa es la idea. ¿Medio hermano de Sara? Ah, este Sirius… voy a ver si me doy una vuelta por ahí, pero ahora entro a clases de nuevo, veamos como me va.
Loly¡Qué bien que estés de vuelta y te hayas puesto al día! Me alegra que te gustara el capítulo. Esa es la idea de esta parte, aclarar muchas cosas con otros misterios que no se resolverán hasta más adelante y así continuamente hasta llegar al final de la historia. Sara Parker tiene una fortaleza casi sobrenatural. No te puedo decir lo que pasará con ella, pero me interesa tu teoría. ¿Oscar Wyle? Me llamó mucho la atención lo que pusiste sobre él… Tu teoría sobre Sirius me parece interesante, ya veremos a fin de cuentas quien es el príncipe.
Ariadna Creta¡Hola! Espero que ya te hayas acomodado y que hablemos pronto para ver que ha sido de tu vida. Sí, pobre Aberforth, pero tenía su papel en la historia y lo cumplió. Sí, lo de Draco ya se confirmó. Estoy de acuerdo. ¡Larga vida a Sirius Black!
Acrata: Sí, ya sé que mi Draco no es el de JK Rowling, en cuanto a lo de Neville, bueno, en esta historia están en juego más de una profecía, de manera que la que Harry oyó en el pensadero de Dumbledore es solo una parte del Destino Final que debe cumplirse. De lo que dices de la muerte de Sirius creo que tienes razón en que Harry también tuvo parte de la culpa y que Sirius era un adulto, pero más allá de lo racional me es imposible perdonar a Dumbledore.
Lady Kenobi¡Hola! Pues sí, el final se acerca, ya no se los puedo negar más… Espero que te gustaran las sorpresas de hoy.
Michelle Olvia Ortiz¡Me alegra que te guste mi fic, espero que lo sigas leyendo!
Herm25¡Gracias! Ya se está acabando, pero todavía hay historia, tranquila…
Angie Crowe: Espero que te haya ido bien en el encuentro Tolkeniano. Sí, lo de Draco entiendo que lo vieran venir porque en un inicio se iba a saber antes, en la conversación entre Sara y Ash, pero preferí dejarlo aquí. Sí, no podía hacer que Draco se fuera de nuevo, ya me había deshecho de él mucho tiempo durante toda la tercera parte. Me alegro que te gustara la parte de Aberforth. Nos vemos.
Gala Potter: Sí, se que soy un poco cruel a veces, pero es que el mundo en el que está la pobre Sara Parker es así, y trato de que sea lo más real posible. Ella eligió un camino doloroso que hace honor al nombre que el destino le dio. Ella es la hija del infortunio y como tal le corresponde sufrir. Espero seguir contándote entre mis lectores, gracias.
Kaos Black¡Hola! Gracias opr lo que dices de las profecías, es muy halagador. La pobre Sara Parker tiene que seguir sufriendo, no le he hecho la vida nada fácil, ya lo sé. Me gustaría saber que diría JK al leer este fic. Gracias por el review, sigue leyendo.
Anna-Black22: Me alegra que te guste la pareja de Sara y Draco, son algo extraña y un poco imposible porque el cambio de Draco es muy radical, pero a mi me encanta. Sí, pobre Sara Parker, pero así es su vida. Nos vemos.
Sol Sis¡Hola! Bienvenida a la historia, deja todos los reviews que quieras porque me encanta recibirlos. Me alegra que mi historia esté ente tus favoritas. Ahora, tu pregunta, es una canción que se llama Yo nací para amarte, la canta Alejandro Fernández en el disco Me estoy enamorando y la escribió Kike Santander. Haz todas las preguntas que quieras, y deja los reviews que quieras. Espero que sigas leyendo.
Aiosami: Sí, lo de Sara Parker y su hija es muy triste, me parece que se nota muy bien en la última conversación con Snape en este capítulo. Lo de las hormonas, jeje, bueno, digamos que Oscar no quiere que Madame Pomfrey los atrape de nuevo en una de las camas de la enfermería… No te preocupes, Sara Parker y Remus Lupin hablaran cerca de los capítulos finales. Lo de divino hombre lobo, bueno, ella siempre apreció a Remus y siempre dijo que era muy lindo, recuerda los celos de Sirius… Cuando nos veamos me dices como crees que va a terminar la historia y veremos que pasa, ok? Espero que te haya gustado el primer encuentro Sara/Sara, claro que tenía que haber un enfrentamiento. Sí, Remus seguirá saliendo, tranquila, y sí, para mí él y Snape son como dos padrinos para Sara. ¡Me encanta esa canción de Savage! De hecho hay muchas canciones que me suenan a ellos dos a mí. Ahora ambas fénix son mortales por lo que explicó Voldemort al final de la cuarta parte, por la ley del poder. Ahora, Ash hizo lo que debía de hacer, recuerda que cuando visita a los Fénix estos le dan instrucciones escritas. Me alegra que te gustaran los chaps.
Eso es todo por hoy, saludos desde Costa Rica
Sara Fénix Black
