Disclaimer: los personajes pertencen a JK Rowling, Warner Brothers y empresas asociadas.
?Hola a todos!
Me alegra comprobar que les ha gustado la aparición especial de Sirius Black el capítulo anterior, me divertí mucho escribiéndolo y realmente deseaba que ustedes disfrutaran leyéndolo.
Este capítulo nos acerca rápidamente al final, así que no los atraso más y los dejo con el capítulo 65.
Ocho capítulos para el final.
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Neville Longbottom
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Sara escuchaba atentamente las palabras de Snape. Había palidecido desde que le había dicho de que se trataba. Bellatrix no había explicado nada en presencia de Sara de que Draco no pudiera defenderse de ella. Se habían reunido nuevamente en un punto elegido por Sirio, era lo más prudente con Bellatrix vigilando en el castillo.
–Así que saben lo de la marca… –dijo Sara cuando Snape terminó su relato– vaya, eso sí es un inconveniente.
–¿Eso es todo lo que vas a decir?
–Pues… supongo que ya tienes una orden de Dumbledore de acercarte a mí y averiguar que hay detrás de todo esto. Ahora no me va a dejar en paz. Tal vez empiece a remorderle la conciencia.
–Siempre le remuerde la conciencia cuando es sobre ti.
–Pues no lo suficiente. –dijo Sara con evidente resentimiento– Lo que me preocupa no es Dumbledore molestando para averiguar que demonios pasa. Me preocupa Sara. Esto puede cambiar la visión que tiene sobre mi.
–De hecho. –dijo Snape mirándola ceñudo– debiste decirme sobre esto para saber enfrentarlo.
–Lo siento Severus… te dije que no podía decirte todas las cosas.
–¡Eso era importante! Estoy trabajando sobre una delgada capa de hielo ¿sabes?
–Sí –dijo Sara– estamos en una trampa de cristal. Lo siento de verdad, pero tu mismo sabes que no puedo decírtelo todo.
–Sí, lo sé –admitió él finalmente– pero tú no viste el rostro de Sara al descubrir que la habías protegido.
–¡No! –se lamentó Sara– esto es justo lo que no quería. Si Sara empieza a dudar de lo que piensa y lo que siente por los demás puede entrar en una confusión que nos perderá a todos.
–Yo aún creo que es mejor que sepa la verdad.
–Así no funciona. –dijo Sara– Hay que hacer valer la profecía y si ella duda…
–¿Es que no tenemos ninguna libertad¿Todo depende ya del destino? Yo al menos no creo eso –preguntó Snape con fastidio.
–No… –lo corrigió Sara– nosotras no tenemos libertad. Nosotras estamos atadas al destino y los Elegidos también. Claro, podemos negarnos a cumplirlo y sufrir las consecuencias. Pero lo que importa ahora es Sara, ella tomará una decisión y en base a eso se cumplirá uno u otro destino. Vigílala de cerca, por favor. No dejes que esto la desmorone. Si lo cumplimos las generaciones que vienen serán libres… y eso es lo que quiero.
Snape cedió ante la mirada suplicante de Sara y asintió.
–¡Bien! –dijo Sara sonriendo– ahora la razón por la que quería hablar contigo: necesito tu ayuda.
–¿Y que he estado haciendo sino ayudándote? –preguntó Snape arqueando una ceja.
–Esto es más en serio todavía… tengo que llegar a un estudiante de Hogwarts cuando antes.
–?Qué? – Snape la miró estupefacto.
–Mira, ya descifré las profecías. Nos queda poco tiempo para que los Elegidos estén listos. Tengo que llegar a uno de ellos para que tenga tiempo de prepararse.
–Sara¿me estás pidiendo que te meta a Hogwarts?
–Puedo llegar ahí sola. Lo que necesito es que no se note que estoy ahí y poder llegar a él a la vez.
–¿A quien?
–A Neville Longbottom.
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–Perfecta poción señor Zabini, 10 puntos para Slytherin… Está demasiado espesa Weasley, 10 puntos menos para Gryffindor… Está demasiado líquida Potter¿quiere envenenar a alguien? 20 puntos menos para Gryffindor… ¡Longbottom¡Tiene que ser verde, no naranja¿Cuándo va a aprender¡20 puntos menos para Gryffindor y castigo después de la clase!
Cuando todos salieron, Snape le pidió a Draco que se quedara un momento. Habló con él un poco lejos de Neville.
–¿Cómo está Sara?
Era el Lunes siguiente al trágico fin de semana. Sara había llorado hasta tarde la anterior noche en el apartamento sobre la carpeta exculpatoria de su madre, pero no había hablado sobre ella con nadie. Draco notaba que algo le sucedía, pero la chica le restó importancia.
–La verdad no lo sé –respondió el rubio abatido– no habla sobre lo sucedido. Nunca la había sentido tan distante. De hecho, pasa poco en la casa.
–¿Está saliendo? –preguntó Snape alarmado– ¿sola?
–Dice que a la Emperatriz no va a pasarle nada y que no me interesa saber donde va… Además como no me estoy quedando en la casa me es más difícil saber que pasa.
–¿Crees que haya hablado con alguien más¿Potter, Weasley…?
–No lo creo –dijo Draco dudativo– confía en mí, no creo que hablara con ellos primero… tal vez con Lupin sí, pero…
–No, Lupin no sabe nada –afirmó Snape, él ya le había preguntado. –Está bien Draco, vete. Si sabes algo házmelo saber, y mientras puedas, no la dejes sola.
Draco salió de la oficina y Snape se volvió hacia Neville, quien lo veía con expresión asustada, pero sin bajar la mirada.
–Bien Longbottom. A trabajar. Quiero que haga de nuevo esa poción BIEN HECHA o no volverá a tener libre ninguna noche hasta que lo logre.
Snape se dirigió a su escritorio y empezó a revisar trabajos sin prestarle atención al chico aparentemente. Cuando Neville estuvo enfrascado en la poción Snape levantó la varita y pronunció en un susurro:
–¡Desmaius!
Neville cayó al suelo desvanecido. Snape aseguró la puerta con otro hechizo y luego levantó la mano derecha.
–Listo Sirio.
Una llamarada de fuego apareció a su lado. El fénix le informaría a Sara. Minutos después Sara Parker apareció a su lado.
–¿Segura que no notarán tu entrada?
–No la notarán –dijo ella firmemente– lo que pueden notar es el poder, pero…
–Puedo disimularlo como una explosión de una poción, ya te lo dije. Haz esto rápido. Entre menos tiempo estés aquí, mejor.
Sara le sonrió tranquilizadoramente y se acercó a Neville, que estaba inconsciente en el piso.
–Se parece tanto a Alice… –dijo Sara sonriendo levemente, con algo de tristeza.
–No la conocí nunca –dijo Snape acercándose también– pero el chico es una calamidad. No negaré que es valiente, pero su desempeño deja mucho que desear…
–Eso es mi culpa –dijo Sara– y a partir de ahora va a cambiar.
Puso ambas manos sobre la cabeza del chico y se concentró. Snape se alejó un poco mientras admiraba su trabajo. Los ojos cerrados marcaban una fuerte línea de decisión entre sus cejas. La mujer estaba luchando contra el hechizo que ella misma había hecho y que con los años se había fortalecido. Se mordía ligeramente un labio, otra señal de concentración. Estaba muy bella. De repente abrió los ojos, y se encontró con la mirada de Neville Longbottom.
–¡Ah! –gritó Neville y trató de alcanzar su varita.
–¡Silencio¡Impedimenta! –susurró Sara apuntándole con la varita– Hola Neville… nos conocemos pero no me recuerdas…
–El Arma Letal –articuló el chico sin ningún sonido.
–Así me llaman algunos –asintió Sara– pero no estoy aquí para nada de eso. Estoy aquí porque tu madre era mi mejor amiga… mi única amiga mejor dicho, y le prometí cuidar de ti. Es hora de que recuperes tus poderes, y trabajes sobre ellos. Escúchame atentamente. Vas a entrenar más duro que nadie, más que el mismo Harry Potter. Vas a pedirle a mi hija que te ayude y desarrollarás al máximo tus poderes. Estarás listo el día de la batalla. ¡Inconcius¡Desmaius!
Snape se acercó lentamente a ella.
–No te preocupes, no recordará nada –dijo Sara sonriéndole.
–¿Estás segura?
–A ese hechizo le debo casi todo lo que he logrado hacer sin ser descubierta, Severus.
Le sonrió francamente, pero de repente apartó la mirada de él y la dirigió hacia la pesada puerta de roble del aula.
–¿Escuchaste algo afuera?
–¿Del aula?
–Sí –dijo Sara en un susurro– podría jurar que oí…
La puerta se abrió de repente.
Sara Black apareció en el umbral.
–Profesor, lo manda a llamar el director pero…
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Draco salió del aula de pociones y se dirigió al exterior del palacio, con la intención de buscar a Sara. Al salir del castillo se encontró con su prima.
–¿Nymphadora¿Qué estás haciendo aquí?
–No me digas Nymphadora…tengo que hablar con Dumbledore.
–¿Cómo estás?
–Es inútil preguntarlo –dijo Tonks tratando de dibujar una sonrisa. Su aspecto era realmente malo. El cabello lo llevaba color gris opaco y sus ojos grises también eran pura tristeza– ¿cómo estás tú?
–Preocupado, por ti y por Sara.
–Deberías preocuparte más por ti. Voldemort aún te considera su objetivo.
–Lo sé, pero…
–Tonks, Dumbledore nos está esperando –dijo Remus acercándose en ese momento– Hola Draco¿cómo estás¿no has visto a Sara? No estaba en la casa…
–Creo que debe estar en clases –dijo Draco viendo su reloj– o tal vez en la biblioteca…creo que mencionó algo de ir allí.
–De acuerdo –dijo Remus– tenemos que dejarte, Dumbledore nos espera.
Tonks acarició la mejilla de su primo antes de seguir su camino. Al llegar a la oficina del director este los miró interrogativamente.
–Tu nota me dejó muy contrariado Tonks. Creo que no la entendí bien. ¿Sabes algo sobre Sara Parker?
–Sí –contestó la chica segura– Sirius tenía razón sobre ella… no es tan mala como todos creen.
–¿Por qué lo dices? –preguntó con calma el director.
–Porque me ha salvado la vida dos veces.
Tonks le relató la historia de la chica de los ojos dorados.
–No logro recordar que me dijo exactamente en mi cuarto, pero recuerdo claramente su imagen frente a mí mirándome ansiosamente y dándome la esfera. Lo recordé cuando la vi en la torre de Eisestandt, pero no estaba segura, no podía creerlo de la cruel Arma Letal… pero si dejó esa protección para su hija y me salvó en la Torre… además, no quería enfrentar a Sara.
Dumbledore miraba a Tonks aparentemente tranquilo, pero Remus notó la gran tensión en la que estaba el director.
–Hay posibilidades de que Sirius tuviera razón sobre eso también Dumbledore –dijo Remus– ¿qué cree usted? Usted la conoce…
–Tonks¿irías a buscar a Sara y al profesor Snape, por favor?
–Claro.
La megamorfomaga salió del salón. Dumbledore miró a Remus directamente.
–Sara Parker vino a verme antes de su regreso con Voldemort el año pasado. Lo que dijo me hace inclinarme por la teoría de Severus de que lo que Sara hizo por su hija lo hizo por Sirius. Pero también me dio la impresión de que no consideraba el lado de Voldemort el lado correcto. La verdad nunca pude conocer a Sara. Entablo fácilmente una relación de confianza con mis alumnos, pero Sara siempre, desde niña, me vio recelosa. Tenía sus razones por supuesto. No sé que pensar. Sirius la conocía muy bien, tal vez solo Severus la conocía mejor. Pero si esto es verdad estamos en mucho peligro…
–¿Peligro?
–¿Qué haría Sara si se entera de que su madre "no es tan mala"? Tú mismo la viste ayer. Si se entera querrá acercarse a su madre, saber que pasó en realidad… y para ello tiene que acercarse peligrosamente al lado oscuro.
Ni Dumbledore ni Sara Parker se enterarían alguna vez de que podían pensar tan parecido.
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Sara estaba de cabeza en los registros de la biblioteca. Estaba mirando los archivos de noticias, comprobando con sus propios ojos las anotaciones de su padre.
Estaba muy asustada. Habían matado a uno de sus mejores amigos (se llevaban muy bien, después de todo él había sido su maestro de motocicleta), habían intentado matar de nuevo a Draco, alguien se había metido en su mente para alertarle y creía saber quien había sido… pero lo peor de todo era que su confianza se había derrumbado.
Varias veces desde su llegada a Hogwarts sus creencias se habían tambaleado. Había recibido muchas señales de que a pesar de que creía saberlo todo la información que tenía no era del todo confiable… pero ya no podría negarlo más. Y eso la horrorizaba, porque en otras palabras, no sabía nada.
Tenía que hablar con alguien inmediatamente. Pero a la vez no quería hacerlo… no era fácil admitir que esos dos años había estado haciendo el ridículo porque era el peor tipo de ignorante que hay: la que cree saberlo todo.
–¡Sara, ahí estás!
Se volvió para encontrarse con Tonks. Antes de decirle nada la abrazó con fuerza. Se quedaron así unos minutos. Finalmente se separaron, ambas con los ojos un poco húmedos.
–Dumbledore quiere hablar contigo.
–¿Conmigo? –repitió Sara– ¿sobre qué?
–Creo que sobre tu madre. Tenemos que ir por el profesor Snape también.
Severus Snape. Frente a él no era tan difícil reconocer el haberse equivocado.
–Yo iré –dijo Sara segura –tengo que hablar con él de cualquier manera. Adelántate, ya llegamos.
Sara avanzó ensimismada hacia la oficina de Snape en las mazmorras. Podía decírselo a él. Él sabía de errores, sabía de reconocer frente a otros sus grandes errores… en eso iba pensando cuando escuchó un murmullo de voces. Estaba frente a la puerta de la clase. No alcanzaba a oír lo que decían… ¿era acaso una voz de mujer?
Impulsivamente abrió la puerta.
–Profesor, lo manda a llamar el director pero…
Snape miró a su lado instintivamente. Sara Parker no estaba. Miró a Sara dudoso¿la habría visto?
Sara barrió la oficina con la mirada. Creía haber escuchado un chasquido de desaparición, pero eso era imposible… a menos… claro que no… todo parecía muy normal, excepto por…
–¿Qué le pasó a Neville? –preguntó Sara asustada acercándose al chico desvanecido.
–Se equivocó en la poción de nuevo¿no oíste el chasquido que hizo al soltar los vapores? El chico los tomó todos –dijo Snape reponiéndose rápidamente de la impresión– ¿lo llevarías a la enfermería¡Enervate!
Neville se incorporó con aspecto soñoliento.
–¿Estás bien? –le preguntó Sara preocupada.
–Sí –contestó el chico – sólo me duele un poco la cabeza…
–¿No sabes para que me llama el director? –preguntó Snape al tiempo que ayudaban a Neville a incorporarse.
–No lo sé, quiere hablar conmigo también. Tal vez es sobre mamá.
–¿Qué ibas a decirme cuando entraste?
–¿Perdón?
–Dijiste algo de que Dumbledore quería verme pero…
–Ah, eso –dijo Sara dudando– no es nada. Adelántese a la oficina. Yo lo llevaré a la enfermería.
–Te acompaño y hablamos de camino si quieres.
–No es necesario…
–Espera mientras voy por unas cosas que debo llevar al director.
Snape se dirigió a su escritorio. Sara miró a Neville directo a los ojos y trató de entrar en su mente. Iba contra sus principios… pero tenía que saber.
–Neville¿recuerdas lo que pasó?
–No… no iba muy bien con la poción…
Sara lo miró profundamente extrañada. La leggimencia no era su fuerte, pero algo había sucedido con los recuerdos de Neville en ese momento.
–¿Vamos? –le preguntó Snape acercándose de nuevo.
–Sí, vamos.
–¿Qué sucede Sara? –le preguntó Snape al ver como Sara lo miraba con algo de desconfianza.
–Nada, de verdad, mejor apresurémonos. Lo último que quiero es un sermón de Dumbledore.
Saa guardó silencio todo el camino, lo que fue muy incómodo para ambos. La señora Pomfrey no hizo ningún comentario ante la llegada de Neville.
–Sara¿cómo te sientes? –se atrevió a preguntar Snape rumbo a la oficina del director. Sara dudó un momento.
–Estoy bien –respondió al fin– un poco confundida, pero… ¿quién no lo está en estos días?
–Lo de tu madre…
–Supongo que para eso vamos a la oficina de Dumbledore. No me preocupa en realidad. No quita nada de lo que hizo que por culpa de su "conciencia culpable" se garantizara que los poderes de la Emperatriz continuaran en la Tierra hasta su vuelta ¿no?
–¿Realmente crees eso?
No, no lo creía. Después de todo lo leído en esa carpeta se encontraba frente a un dilema. Se inclinaba como siempre a apoyar a su padre, pero… ¡su padre estaba defendiendo a su madre¿Qué hacer ante esa situación?
–Es lo mejor –dijo Sara resueltamente– si mi madre me quisiera no me habría dejado. Ya llegamos.
"Bien, Sara va a poder estar tranquila" –pensó Snape no muy contento. Algo pasaba con la chica a su lado. No había visto a su madre, pero sospechaba algo. No podía perder su confianza…
–Que bien que ya están aquí –dijo Dumbledore al verlos entrar– Sara, quería hacerte unas preguntas sobre el enfrentamiento que tuviste con tu madre.
–Adelante –dijo Sara tras sonreírle a Remus en señal de saludo.
–¿Sara dio alguna señal de querer protegerte?
–No quiso pelear conmigo –dijo Sara mirando a Dumbledore suspicazmente¿dudaba él también de la maldad de su madre¿No había escuchado a su padre y ahora sí lo creía?
–¿Dijo algo¿Hizo algo que te sugiriera traición a Voldemort? –preguntó Remus interviniendo.
–Remus, ese no es el tema –dijo Dumbledore mirando al licántropo, quien no se inmutó.
–No –dijo Sara rotundamente– estaba feliz porque era imposible que Voldemort no consiguiera la Klein. ¿Qué sucede¿Empiezan a dudar¿A creer que papá tenía razón?
–Mira Sara –dijo Dumbledore mirándola directamente a los ojos– tu padre alegaba que la entrada de tu madre al movimiento oscuro no había sido voluntaria. Sabemos que lo fue, Severus estuvo en su iniciación. En cuanto a su maldad… solo saber todos los crímenes que ha cometido es suficiente. Ahora, hay señales de un comportamiento extraño de su parte y es lo que intentamos clarificar… Eso es todo. Creo que tienes que ir a clases¿no?
–Sí –dijo Sara dirigiéndose a la puerta– aunque habría sido más noble de su parte decirme que no quería que oyera el resto de la conversación.
–Te acompaño –dijo Remus ignorando el comentario y saliendo con ella.
Una vez que la chica y el licántropo se perdieron de vista Dumbledore se volvió hacia Snape y le explicó lo que habían estado hablando.
–Debes vigilar a Sara Parker de ahora en adelante, como te había dicho. Si lograras acercarte a ella y averiguar que trama o que tramaba sería de gran utilidad.
–Es una favorita Dumbledore, no es fácil llegar a ella.
–Pero si alguien puede hacerlo eres tu, y lo sabes.
–Y ella también.
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–Me alegra ver que estás bien –comentó Remus seguro de que la chica estaba harta de que le preguntaran como estaba– conservas tu humor para contestar a Dumbledore.
–Sí, bueno… tal vez no tanto humor –confesó Sara– la verdad sí estoy confundida con todo esto.
–Hay algo que quería preguntarte.
–¿Sí?
–¿Cómo supiste del ataque ayer?
–Ya se los dije –contestó Sara un poco a la defensiva– lo vi. Una premonición probablemente.
–Sí, pero cuando estábamos en el apartamento dijiste algo de que alguien estaba tratando de entrar en tu mente y cuando Harry te pregunto dijiste "mi…" y te quedaste callada.
Sara se detuvo.
–Si te digo tienes que prometerme que no vas a decirle a nadie. En especial a Dumbledore.
–Pero Sara, podría ser importante.
–No sé si es verdad, no sé que quiero hacer al respecto… así que no quiero que nadie más lo sepa mientras tanto.
–De acuerdo.
–Creo que lo vi en la mente de mi madre.
–¿Qué? –Remus la miró sobresaltado– ¿Crees que están conectadas mentalmente como lo estuvo ella con Sirius?
–No sé… Pensé que tal vez me dejó verlo a propósito.
–¿Por qué haría eso? Debes decirlo Sara, tal vez ayude a entender su comportamiento extraño.
–Creo –dijo Sara– que tal vez lo hizo sólo para evitar que Bellatrix tuviera los poderes del DarkNox. Ella y Bellatrix no se soportan, según lo que dice el diario. Tal vez sólo me utilizó para evitarlo.
–Pero dijiste que había sido como el día de la caída de la Torre –recordó Remus.
–Sí… ahora no estoy tan segura. –dijo Sara con un suspiro– ya llegamos, voy para clase de Defensa con Sydney… quien lo diría, es la primera en seis años que dura más de un periodo como profesora de Defensa… aunque tú serías mejor. Recuerda que prometiste no decirlo a nadie.
Sara le dio un beso en la mejilla antes de entrar a la clase.
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Sara Parker se apareció asustada en la casa de los mortífagos. Estaba casi segura de haber desaparecido a tiempo, pero si ella pudo distinguir que era su hija tal vez ella la había distinguido también…
¡Nada podría ser peor! Si Sara la veía ahí armaría un gran alboroto y perdería la confianza en Snape, y ella necesitaba que confiara en él, era la mejor manera de saber sobre ella.
Sirio apareció momentos después y cantó una nota tranquilizadora. Sara suspiró aliviada. Nada había pasado entonces.
Bien, ya el cuarto elegido había empezado su preparación en ese momento. Los otros llevaban toda la vida de preparación. Ahora todo era cuestión de asegurarse que llegaran con vida y en la posición correcta al momento final… y adivinar cuando sería e momento final.
Cuando las estrellas se apaguen
Cuando la felicidad de paso a la muerte.
Cuando el triunfo personal no sea suficiente.
Será cuando ella llegue al final
Sólo sabía de una forma que las estrellas se apagaran genuinamente, pero para ello Voldemort tenía que llegar antes a su máxima expresión de poder. Para ello debía tomar las otras Klein, y para tomar las otras Klein necesitaría su ayuda. Eso le daba una gran ventaja: podía ayudar a definir el momento final. Pero ese momento debía incluir además felicidad y triunfo… y al parecer la muerte de alguien, o varios.
Aquello era demasiado complejo. Su atención se desvió a la carta que le había dado Petunia, en la que Dumbledore le explicaba lo sucedido con Sirius y la nueva profecía sobre el retorno del Señor Oscuro. Al parecer Peter había sido catalogado por el destino como el Vasallo de Lord Voldemort… demasiado nombre para esa rata asquerosa, pensó Sara. Y decía que el Señor Tenebroso volvería más grande y más terrible que nunca… debía llegar a ese punto, a ser peor de lo que nunca había sido… entonces se cumpliría la profecía final, se inclinaría la balanza y los Elegidos triunfarían o fracasarían definiendo si existiría un mañana para el mundo que conocían y querían conservar.
En ese momento llamaron a la puerta. Se volvió sobresaltada. ¿Sería Snape? La verdad necesitaba más que una nota tranquilizadora de Sirio para estar segura de que todo estaba bien en el castillo.
No, no era el profesor de pociones, era Leithold.
–¿Qué sucede? –preguntó Sara en tono de mando, haciendo notar que estaba molesta por la interrupción.
–Lamento molestarla… el Señor Oscuro quería hacerle saber que a partir de la otra semana se iniciará el planeamiento del ataque a las Klein irlandesa y escocesa. Quiere que tengamos la información completa para entonces.
–De acuerdo.
–Me he adelantado un poco… ya había estado investigando sobre ellas, así que preparé un informe en carpetas según categorías… –Leithold había entrado al cuarto y puso las mencionadas carpetas sobre la cama– pensé que querría revisarlas.
Sara se acercó a ver las carpetas. Sonrió al ver lo organizadas que estaban, ese chico podía facilitar mucho en trabajo.
–Están muy bien Leithold. Me consientes demasiado.
–Una princesa merece ser consentida –susurró Leithold detrás de ella. Sara sintió su corazón encogerse y las llamas de la habitación crepitaron con furia. Sólo Sirius le decía princesa… solamente Sirius…
–No soy la princesa de nadie –dijo Sara con brusquedad, para agregar con un susurro que el chico no escuchó– ya no…
–Eso es porque usted no lo desea, si quisiera…
–Sal de esta habitación en este momento Leithold –dijo Sara apartándose de él con violencia. No sabía que quería decir el chico, pero estaba segura de no querer oírlo.
–Pero señorita… yo sólo quería…
–Sal. Ya.
Leithold pareció dudarlo. La puerta se abrió sola. Sara controló su voz, que había sonado demasiado dura en el último tono. Moduló la voz, necesitaba conservar su servilismo de cualquier manera.
–Por favor, Leithold. Estoy ocupada…
Sara cerró la puerta con magia y rió sin ninguna alegría, sólo con crueldad… Sara sabía que tenía razón en que no era la princesa de nadie porque no quería. Voldemort habría estado encantado de convertirla en la Princesa Oscura. Pero nadie¡nadie! menos esa serpiente infecta estaría donde había estado Sirius… ella había sido suya, y no sería de nadie más.
Se acercó a la ventana y miró hacia el cielo. Ahí estaba la estrella Sirius, refulgiendo por encima de la casa, como una guardiana y testigo silenciosa del dolor de la Hija del Infortunio.
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Cuando Sara llegó en la noche a la casa Draco la estaba esperando. El chico se sorprendió al ver el cambio en ella, se veía mucho más preocupada que antes, pero había cierta vigorosidad en sus movimientos, que en la mañana habían sido cansados y pesados.
–¿Sucedió algo?
–No estoy segura –dijo Sara sentándose frente a él y tomando la taza de chocolate que le pasaba– fui a la oficina de Snape y me pareció ver algo… que no debía estar ahí.
–¿Qué cosa?
–Cuando estaba fuera juraría que oí una voz de mujer. Susurraba, parecía preocupada de que la escucharan. Entré sin tocar, me pareció oír el sonido de alguien al desaparecer, pero Snape dijo que la poción en la que Neville estaba trabajando había explotado soltando algunos gases que lo dejaron inconsciente. Juraría que vi una sombra al lado del profesor, pero no una sombra oscura, brillante más bien. Como… fuego.
–¿Fuego? –repitió Draco– ¿qué estás pensando?
–¿Quién se puede aparecer en el colegio? Sólo las fénix. Sólo mi madre y yo.
–¿Realmente crees que Sara Parker estaba en el despacho del profesor Snape?
–No lo sé… Snape no es un traidor, estoy segura de eso.
–Yo también. Pero entonces ¿cómo explicarías la presencia de tu madre en el despacho?
–¡No lo sé! –repitió Sara– él era su mejor amigo, tal vez ella lo buscó para algo.
–¿Él estaba tranquilo?
–Tal vez un poco menos de lo normal… no lo sé.
–Tendría que ser muy buen actor para estar tranquilo si tú entras en el cuarto donde estaba con Sara Parker momentos antes.
–Es tan buen actor como para eso. –dijo Sara. Guardaron silencio un rato– Tal vez es un plan de estos en que tiene que estar de encubierto.
–¿Y meter a tu madre en el colegio¿Crees que Dumbledore aprobaría eso?
Otra idea bullía en la mente de Sara. ¿Y si Snape sabía que su madre era como Sirius decía¿Y si Snape la estaba ayudando en lo que fuera que ella estaba haciendo? Recordó aquella vez en la enfermería que se había metido dentro de la mente del profesor de pociones. Ella le pedía que nadie debería saber que daría hasta la última gota de sangre por salir de ahí… y también le había propuesto un trato.
–¿Qué pasa? –le preguntó Draco– ¿En qué estás pensando?
–Es sólo que… – Sara levantó la vista, por alguna razón no estaba segura de decirle lo que pensaba de su madre. En ese momento llamaron a la puerta. Draco y Sara se miraron intrigados y se dirigieron juntos a la puerta. Al abrir se encontraron con un pálido y tembloroso Neville.
–¡Neville!– exclamó Sara haciéndolo pasar – ¿estás bien?
–Sí… es sólo que me siento extraño… ni siquiera sé por qué estoy aquí… Salí de la enfermería y me sentía extraño, diferente.
–Draco, llama a Oscar, por favor.
El chico obedeció sin chistar. El doctor Wyle les había dado una tarjeta con la cual podían comunicarse directamente a su oficina, poniéndola en la chimenea y conectándose a la red de polvos flu. Sin embargo, el mago no estaba en su oficina.
–¡Habitación para Neville! –pidió Sara. Inmediatamente una puerta se abrió a su izquierda, donde introdujo al chico y lo acostó en la cama. Salió de nuevo a la sala.
–No está– dijo Draco.
–Hum… espera¡Phineas¡Phineas!
–¿Sara? –su tatarataraabulo apareció en el retrato– ¿qué pasa¿por qué esos gritos de adolescente maleducada?
–Lo siento –dijo Sara sonriéndole levemente a modo de disculpa– es Neville, no se siente bien… ¿podrías hablar con el retrato que se comunica con el San Mungo para llamar al doctor Wyle?
Phineas dudó un momento.
–¿Por qué no lo llevan donde madame Pomfrey?
–De ahí viene… no está enfermo, pero tiene algo… quiero que Oscar lo revise.
–El medimago Wyle es un hombre muy ocupado.
–¡Phineas¿Vas a ayudarme o no?
–Ya voy… –contestó el ex director de Slytherin de mal humor y añadió con tono irónico– con lo bien que me llevo con Dylis él estará aquí en un momento…
Sara sonrió. Phineas no se llevaba con casi ningún otro director. El retrato de Dylis era el que estaba en San Mungo.
Volvió al lado de Neville.
–¿Qué es lo que sientes?
–No puedo describirlo, es como si… algo cosquillea dentro de mí.
Draco no entró al cuarto. No simpatizaba con Longbottom, y sabía que era recíproco.
Una media hora después Oscar hizo su aparición.
–¿Qué sucede Sara? Lo siento, estaba muy ocupado. Hubo un ataque a un barrio en Chelsea, vine cuando terminé de atenderlo. Dylis dijo que no era urgente.
–¡Lo siento! –se disculpó Sara– no, no es grave, pero me preocupa un poco…
La chica procedió a explicarle la situación.
–¿No le han dicho a Dumbledore?
–No –negó Sara rotundamente– no quiero que venga a encubrir las cosas. Queremos saber que pasa en verdad.
Oscar sonrió, le fascinaba la determinación de la chica. Revisó a Neville, luego miró a Sara y al chico con expresión extrañada.
–Es realmente curioso… Nunca había visto algo así en una persona normal. Se diría que has tenido una especie de evolución de poder Neville. No como las de Sara, pero… tu poder ha crecido de pronto, más como si hubiese estado contenido y se hubiese liberado. Eres muy poderoso, no sé si lo sabías.
Sara contuvo una exclamación.
–Oscar¿esto queda dentro del secreto profesional, verdad?
–¿Te preocupa que le diga a Dumbledore?
–Sí. No quiero que le digas nada de esto. Neville¿confías en mí?
El chico asintió. Oscar suspiró.
–No diré nada. Quedará en el secreto doctor–paciente. Es criterio de Neville a quien dice y a quien no. Debo volver al hospital por si hay complicaciones con los heridos. Neville, sólo puedo decirte que tengas cuidado cuando uses la magia cerca de otros, te llevará un tiempo acostumbrarte. Practica y libérala un poco para sentirte mejor. Y felicidades.
Oscar se marchó rápidamente. Sara miró a Neville con suspicacia.
–¿No recuerdas que pasó en el despacho del profesor Snape?
–No… sólo el golpe por la explosión y cuando me despertaste. ¿Puedes ayudarme a manejar los poderes?
–Hum… necesito que confíes en mí y guardes el secreto, pero que me dejes compartirlo con cuatro personas más.
–¿Quiénes?
–Harry, Hermione, Ron y Draco.
–¿Por qué Malfoy? –preguntó Neville con una mueca de disgusto.
–Voy a ocupar la ayuda de los cuatro –dijo Sara con determinación. Neville todavía parecía algo desconfiado al respecto.
–¿Para qué?
–¡Para entrenarte! –dijo Sara como si fuera obvio– eres tan poderoso como Harry, Neville, sólo debes prepararte.
–Debes estar bromeando…
–Para nada –dijo Sara– pocas veces he hablado tan en serio. Creo que ésta es nuestra oportunidad de ganar la guerra.
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Llevaban una semana entrenando toda la noche. Harry, Hermione y Ron habían estado felices de ayudar. Pronto Neville manejaba con gran facilidad muchos hechizos que antes le costaban demasiado esfuerzo. Como le había dicho Oscar a Sara una vez, al evolucionar el poder las habilidades que ya habías trabajado se agudizaban, con otras había que empezar desde cero.
Harry era quien solía enfrentarse a Neville mientras entrenaban. Sara decía que no era equilibrado con ella. Draco se negaba olímpicamente, él también entrenaba todas las noches. Después del ataque de Bellatrix había descubierto que además de los poderes de las fénix tenía la habilidad de absorber energía. Como a los chicos no le gustaba trabajar con él, era Hermione quien lo ayudaba a practicar, le mandaba intrincados hechizos que él trataba de enfrentar y absorber.
Ron se quedaba con Sara, observando los duelos entre los chicos. Realmente Harry tenía mucha más práctica y agilidad, por lo que vencía a Neville en todas las oportunidades, pero cada vez era un poco más difícil. Estaba avanzando a una velocidad sorprendente. Sara también se había sorprendido favorablemente de la capacidad de Ron para montar y dirigir sus encuentros.
–Vamos Ron, que vas a ser todo un genio planeando las estrategias del escuadrón de aurores –le dijo Sara esa noche. El pelirrojo sonrió complacido.
–Hay cosas que son naturales… No es igual, pero no es más complicado que una partida de ajedrez. ¿Por qué estabas tan segura de que esto pasaría? –le preguntó Ron a Sara mientras ésta aplaudía una buena movida de Neville.
–¿Qué cosa?
–Que Neville se podría enfrentar a Harry y mejorar.
–Hum… – Sara miró a su alrededor, todos estaban muy ocupados– ven.
Lo llevó a su cuarto, donde sacó el diario de su madre.
–Entre las hojas del final que mi madre no arrancó hay una que es sobre Neville. Léela.
"Neville Longbottom no sufrió el ataque de Bellatrix y su grupo. Se salvó y estará escondido por mucho tiempo. Al menos el hijo de Alice no tiene que sufrir todo lo que Harry Potter sufre y sufrirá… aunque tenga el mismo poder que él.
Los evalué a ambos, y aunque fue Harry el marcado, Neville pudo haberlo hecho. Cuando su poder se desate, si alguien lo ayuda a prepararse, será un gran peligro para la causa del Señor Oscuro…"
Ron abrió mucho los ojos.
–¿Neville¿Crees que Neville…
–Sí –respondió Sara– estoy segura ahora que lo vi.
–¿Pero por qué ahora? Digo, ha sido un inútil todo este tiempo en el colegio…
– o lo sé –dijo Sara con un suspiro. ¿Tendría relación la presencia de su madre… o lo que fuera que había sucedido en el aula de pociones?
–¿Por qué no te enfrentas tú con ellos? –preguntó Ron sacándola de sus pensamientos.
–¿Yo¿Hoy?
–Sí –dijo Ron– podría ser bueno que se enfrentaran a alguien que pelea distinto a ellos y tú podrías practicar el hechizo a doble varita.
–¿Quieres que pelee contra los dos a la vez? –exclamó Sara sorprendida– ¡es imposible!
–Claro que no –dijo Ron– déjame dirigirlos.
Cuando volvieron a la sala y comunicaron la idea de Ron. Draco y Hermione terminaron su práctica para acercarse a observar.
–Ponte aquí –dijo Ron tomando a Sara de la mano y llevándola a un extremo del salón, dejándola en la mitad de la pared. Al otro extremo puso a Neville y a Harry en las esquinas distintas. Los tres miraban al pelirrojo intrigados. Sara llevaba consigo su varita y la que había sido de su padre. Tomó una con cada mano.
–¡Empecemos! –exclamó Ron.
Sara sonrió. Al chico le había hecho muy bien el campamento de preparación de aurores en el desarrollo de su liderazgo, así como el buen trabajo en estrategias del equipo de Quidditch.
Los tres dudaron un momento. Sara levantó ambas varitas y lanzó hacia los chicos un hechizo de protección. Podían usar los peores hechizos contra ellos que harían muy poco daño.
–¿Siempre van a esperar a que los ataquen? –preguntó Ron con impaciencia. Harry lo miró sorprendido, había sonado como Hermione. La misma chica lo miraba sorprendida y con una sonrisa de orgullo.
–De acuerdo… –dijo Harry levantando su varita– ¡Rictusempra!
–¡Protego¡Deteriorem facere! –gritó Sara levantando una varita frente a Harry para protegerse y dirigiendo la otra a Neville quien detuvo el hechizo pero no pudo evitar que su ropa se destiñera un poco. Era un hechizo para deteriorar al contrincante. Bien aplicado deshacía sus ropas y le rasgaba la piel. Luego, ambos chicos atacaron a Sara.
–¡Tumeo! – gritó Harry, un hechizo que hacía al otro hincharse, como el que habría utilizado de haber usado palabras, con la tía Marge.
–¡Irritabilis! –gritó Neville el hechizo de irritación directo a los ojos de Sara.
La chica brincó instintivamente, apuntando con las varitas hacia el suelo, lo que le permitió levitar mientras los hechizos chocaban con la pared. Neville y Harry la miraron sorprendidos. La chica les sonrió desde el aire. Pero ambos supieron responder.
–¡Impedimenta!– ambos mandaron el mismo hechizo, pero Neville lo mando hacia el suelo y Harry hacia donde levitaba Sara. La chica estaba atrapada. Intentó descender sin tocar el hechizo de Neville, pero le dio en el tobillo. Cayó al piso y los chicos chocaron palmas.
–¡Bien! –exclamó Ron. Hermione aplaudió y Draco ayudó a Sara a levantarse.– fue un buen primer intento. ¿Lo hacemos de nuevo?
Los tres asintieron emocionados. En eso estuvieron toda la noche, Sara sabía muchos trucos que ninguno de ellos conocía, además de que entre ella y Draco les enseñaron a utilizar los productos de los cinturones. Harry sabía muchos trucos de verdaderos duelos y Neville, para el asombro de todos, había leído sobre el tema casi tanto como Hermione.
Alguien miraba todo desde fuera de la casa, con cara de sorpresa. Aquello le encantaría saberlo a Sara Parker…
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La reunión para el planeamiento del ataque a las Klein Escocesa e Irlandesa se dio a lugar a la semana, como Leithold había anunciado, en el salón principal. Asistieron las dos favoritas, Lucius, Leithold y Wormtail.
–Bien Sara, te escuchamos –dijo Voldemort al empezar la reunión. La mujer había sido la encargada de trabajar la información.
–Sí mi señor –dijo dócilmente– Leithold y yo hemos estado trabajando en esto. Las Klein del triángulo de Gran Bretaña están interconectadas entre sí. La de Inglaterra es la más grande, pero su seguridad depende de las Klein gemelas de Irlanda y Escocia.
–¿Eso quiere decir que hay que acabar con esas dos primeras? –preguntó Lucius.
–Así es –dijo Sara– al terminar con ellas el acceso a la Klein de Inglaterra se debilitará. Tendrán que improvisar para asegurarla, pero tenemos gente dentro del ministerio aún. Crane y Steinvorth están realizando ciertos trabajos para el ministro en la remodelación del edificio… la información no tardará en estar en nuestras manos.
–Perfecto –dijo Voldemort complacido.
–En ese caso sólo queda decidir por cuál empezar –dijo Bellatrix –¿cuál es más vulnerable?
–El caso es que ambas son idénticas –explicó Sara– y están interconectadas. Una protege a la otra. Hay que atacarlas a las dos. Al romper la seguridad de la irlandesa, se puede acceder a la escocesa, y viceversa. Tenemos que planear un ataque doble, donde nuestro señor llegue a una de las Klein y tras absorberla viaje a la otra inmediatamente.
–Pero mi señor, si usted se debilita al tomar la primera… –dijo Wormtail preocupado. Antes de que se diera cuenta un rayo rojo caía sobre él y empezaba a torturarlo.
–¿Dudas de las habilidades de tu señor?
–No… yo sólo…
"Piensas lo mismo que yo" –pensó Sara con disgusto. Contaba con que por su debilidad inmediata a la absorción de poder, Voldemort no pudiese absorber la otra Klein. Podía ser más grande y terrible que nunca sin necesidad de ello, la profecía no decía que llegaría a su máxima expresión. Según Sirius, la Klein de Inglaterra era suficiente para apagar las estrellas. Sonrió débilmente al recordar esa cena en Kent… De repente notó que Bellatrix la observaba suspicazmente, por lo que recuperó la compostura. Cuando Voldemort se aburrió de torturar a Peter volvió a la conversación.
–¿Qué planeas que hagamos? –preguntó Voldemort.
–Quiero ir a inspeccionar a Escocia la Klein, ver los alrededores, conocer el terreno. Alguien podría ir a Irlanda a hacer lo mismo. A partir de ahí podemos planear la estrategia.
–¿Por qué Escocia? –preguntó Bellatrix de repente.
–Era una idea… –dijo Sara sonriendo– si quieres puedes ir tú a Escocia y yo a Irlanda.
–Así lo haremos –dijo Voldemort– las quiero de vuelta en una semana con la información precisa.
Al llegar a su habitación encontró a Sirio esperándola con una carta. Era de Snape.
"Querida Sara:
Después de lo sucedido todo parece ir muy bien. Neville fue con Sara, como le pediste, y según descubrí anoche, Sara, Harry y Neville están entrenando juntos. Supuse que la noticia te alegraría. Draco estaba ahí también, pero parece practicar por su cuenta.
A pesar de que aparentemente todo está bien me temo que es así: aparentemente. Sara no ha vuelto a hablar conmigo y sé que no ha buscado a Remus. No parece querer hablar con nadie desde lo sucedido con Bill Weasley, y sólo con los chicos después de lo del despacho. Creo que desconfía un poco, pero no sé que tanto sabe o peor, cree saber.
Te tendré al tanto de lo que sucede.
SS"
Sara suspiró con frustración. Quemó la carta y se dispuso a escribir la respuesta.
"Querido Severus:
Me alegra saber lo de los entrenamientos, pero me preocupa en sobremanera lo de la desconfianza de Sara. Trata de hablar con ella, tal vez puedan resolver mejor el asunto, aunque lo mejor probablemente sea que le des un tiempo…
Por otro lado, tal vez la muerte de su amigo fue demasiado para ella, y no creo que me haya visto en la oficina. Según lo que sé de ella, si se parece tanto a Sirius y a mí, ya te habría calcinado.
Me voy para Irlanda. Creo que no nos veremos en toda la semana, pero Sirio nos tendrá en contacto.
Tu amiga
S.F.P. "
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Sara estaba muy satisfecha de la labor que estaban logrando. Cada vez era más difícil enfrentarse a ambos chicos, Neville había mejorado mucho y Harry era simplemente excepcional.
Draco por su parte había avanzado mucho, y ya había participado de algunos de los duelos (por insistencia de Sara), logrando absorber hechizos de Harry y de Neville. Con Sara le era simplemente imposible. No podía tocar a la chica Black.
Hermione y Ron habían aprendido mucho en esas semanas, pero siempre estaban agotados, pues los deberes para EXTASIS eran muchos y ambos estaba muy interesados en ellos. Hermione por naturaleza y Ron para alcanzar las notas necesarias para entrar en la academia de aurores.
Después de las prácticas Sara se había acostumbrado ya a ayudar a Ron con sus trabajos, como había hecho el primer día que llegó. Hermione no aceptaba ayuda de ese tipo, pero a Sara no le habría importado brindársela.
Esa noche en particular Ron se había quedado después de la práctica. Debía hacer una redacción sobre pociones de defensa, en lo que Sara era toda una experta. Después de que la chica le diera todos sus resúmenes al respecto y lo ayudara a redactar una parte se alejó de él para dejarlo trabajar y estudiar un poco. No tenía la menor idea de cómo pasaría los TIMOS, había descuidado mucho sus clases y sus notas dejaban mucho que desear. Sin embargo con todo lo ocurrido no era fácil concentrarse…
Había sido muy divertido ver a Draco esos días. Le molestaba tener al trío fantástico en casa, pero sobretodo, la amistad de Sara y Ron. Sabía que la chica quería mucho al pelirrojo y le tenía un cariño muy especial desde que había llegado al castillo. No quería pensar en que diría el rubio de que sólo al chico Weasley le hubiera enseñado el diario de su madre… dos veces ya.
Probablemente podía decir que Ron era su mejor amigo a pesar de que habían épocas en las que casi ni habían hablado. Pero el chico tenía algo que hacía confiar en él a los demás. Draco era más que un amigo, y Ginny era su mejor amiga, pero Ron tenía un lugar especial, casi sin darse cuenta.
–¿En qué estás pensando? –preguntó Ron haciéndose hacia atrás en la silla– Llevas días dándole vueltas a algo¿verdad?
Sara sonrió. Todos habían tenido mucho cuidado eligiendo sus palabras para tratar de saber que pensaba la chica, sólo Ron le había preguntado directamente. ¿Por qué no darle una respuesta?
–¿Sabes que confío en ti, verdad?
Ron asintió lentamente.
–No puedes decirle a nadie lo que voy a decirte y enseñarte¿de acuerdo?
–De acuerdo.
–Dame la mano.
Momentos después se aparecieron en el apartamento de Londres. Sara le explicó donde estaban. Ya habían recogido un poco el lugar. Se dirigió al escritorio y sacó la carpeta azul. Se la dio a Ron esperando su reacción.
–¿Es sobre tu madre? –preguntó Ron tras un rato de leer algunas anotaciones.
–Sí –respondió Sara. Ron llegó a la primera hoja de la carpeta y vio la foto.
–Era muy bella…
–No está muy diferente que digamos.
–¿Quién hizo esto? –preguntó Ron viéndola directamente a los ojos.
–Papá. Hace mucho tiempo. Creo que estaba trabajando en esto antes de Azkaban.
Ron mantuvo silencio mientras hojeaba el documento. Finalmente suspiró.
–Deberías enseñárselo a Harry.
–¿Qué? –preguntó Sara extrañada por el comentario.
–Harry conocía mucho mejor a Sirius para poder entender esto. Él es más comprensivo, aún recuerdo cuando iba a matar a Sirius y terminó perdonándolo cuando le contó la verdad. Yo diría que Sirius era un loco enamorado, pero Harry sí lo entendería… Él podría ayudarte mucho en eso de digerir información desconocida sobre tu propia historia, lo ha hecho muchas veces. Claro, si quieres enseñárselo.
Sara asintió.
–Así que tú no crees que papá tenga razón y haya algo extraño en el comportamiento de mamá.
–No, sí creo que hay algo extraño, pero no creo que valga la pena pensar en ello. Sigue siendo el Arma Letal¿no?
–Así es… –dijo Sara con un suspiro resignado. Ron estaba algo incómodo, nunca sabía que decir en ese tipo de situaciones.
–Pero a ti te importa ¿no? Por eso has estado así de extraña estos días.
Sara asintió de nuevo al tiempo que tomaba la carpeta de sus manos y empezaba a verla de nuevo.
–No deberías dejar que ella te afectara tanto –dijo Ron no muy seguro de que estuviera bien decirle eso.
–No puedo evitarlo. ¿Crees que si volvemos al colegio Harry pueda venir de una vez?
–Claro, nunca lo he visto despreciar una oportunidad para salir de noche.
Volvieron a Hogwarts. Sara se apareció frente al retrato de la dama gorda. Ron subió a buscar a Harry y le comentó en pocas palabras de que se trataba. Instantes después Sara y Harry estaban de vuelta en la casa de esta, donde le enseño la carpeta.
–No había querido traérmela del apartamento –explicó al entregársela– pero no creí prudente sacarte de los terrenos del colegio. Dumbledore podría matarme.
Harry revisó con mucho detenimiento el documento. Sara no lograba quedarse quedita, así que empezó a caminar de un lado a otro del salón al tiempo que se tomaba una taza de chocolate caliente.
–¿Y bien? –preguntó tras una hora de que Harry leyera la carpeta en silencio.
–Sirius sabe de lo que está hablando –comentó Harry– está muy seguro de todo lo que pone aquí.
–¿Será verdad? –preguntó ella con tono nervioso.
–Para él lo era al menos.
Sara se dejó caer en uno de los sillones desanimada.
–Pero… no sé si creer que mamá realmente es así.
–Yo confío mucho en Sirius. –dijo Harry lentamente– Sé que era muy fiel a sus sentimientos. Conservó su amistad con Remus a pesar de todo lo de Azkaban, siguió odiando a Snape a pesar de que todo señala que trabaja en nuestro bando… pero creo que realmente debe ser cierto algo de todo esto que pone en la carpeta. Después de todo, si no fuera cierto, tú no existirías ¿no?
Sara lo miró con los ojos muy abiertos. Harry continuó.
–Sirius era impulsivo, pero detestaba el lado oscuro. No creo que se acostara con tu madre de no estar seguro de esto.
–No lo había pensado así –dijo Sara– Siempre había pensado en que ellos se habían amado mucho y por eso yo… ¿Crees que papá se habría olvidado de mamá si hubiese sido realmente mala?
–No lo sé, pero creo que podemos asumir que no la olvidó porque no creía que lo fuera. Lo que creo es que hay que esperar a saber más cosas antes de saltar a conclusiones. Yo casi mato a Sirius por que había escuchado sólo la historia oficial sobre él, hasta que no lo oí todo no lo pude comprender.
–¿Pero qué más necesito saber? –exclamó Sara poniéndose de pie de nuevo en un arranque de ira– ¡Es una asesina y me abandonó!
–… y salvó la vida de otras personas. Además, está lo de esa protección que dejó contra Malfoy… ¿No te parece que algo no calza en todo esto?
–Exactamente. Tengo miedo Harry.
–¿Miedo?
–Ya te lo dije una vez. Todo lo que siempre he creído se está derrumbando completamente. ¿Y si nada es lo que yo creía¿Y si he estado equivocada siempre?
–Sara, no te pongas en esa posición de nuevo. No tienes ningún control sobre el pasado.
–No lo entiendes. He vivido siempre en base a no ser como mi madre. Ya no sé como era ella, ya no sé nada de lo que creía…
–No puedes dejar que tu madre te defina Sara. Eres más que sólo la hija de Sara Parker y Sirius Black y lo sabes. Tienes que confiar en ti misma.
Sara asintió lentamente. Se acercó a Harry y lo abrazó.
–Gracias Harry.
–De nada – el chico se sentía algo incómodo, pero le devolvió el abrazo como pudo, aunque la chica lo estrechaba muy fuerte.
–Eres como una hermano para mí¿lo sabes verdad?
–Sí –dijo Harry sonriendo y algo aliviado de que ella lo soltara para verlo– tú eres como mi hermanilla menor… es divertido en cierta forma. Eres mi familia más cercana.
–Lo mismo digo –dijo Sara sonriéndole por primera vez en la conversación. Se quedaron en silencio un momento. Harry vio como la mirada de la chica se entristecía de nuevo.
–Deberías hablar con Remus, tal vez él pueda contestarte más cosas sobre esa carpeta, tiene que conocer algunos de los casos que Sirius nombra.
–No lo sé…
–Tal vez puedas hablar con Snape, él puede saber aún más y tú pareces tenerle confianza…
–No. – Sara miró a Harry con los ojos brillantes– sólo una persona puede decirme si es verdad. Sólo ella puede contestarme. No sé como no lo había pensado antes.
–¿No estarás pensando en…
–Sara Parker.
–Sara, no vayas a cometer una locura.
–El señor sensatez ha hablado –dijo Sara en tono irónico– por favor Harry, tú más que nadie tiene que entenderme.
–Te entiendo¡pero no puedes meterte de cabeza en la boca del lobo!
–No voy a ir a buscarla al refugio de los mortífagos. Pero hay otras formas. Presta atención, creo que ella ha logrado meterse en mi mente para alertarme de lo de Draco.
–¿Alertarte?
–Sí, pero el caso es –dijo Sara alejando el tema para no hablar sobre las pruebas personales que tenía ella sobre su madre– que si ella puede entrar a mi mente puede funcionar hacia la otra vía ¿no?
–Sí, pero… –Harry pareció dudar antes de hablar.
–¿Pero…?
–Tu legeremencia deja mucho que desear.
–Cierto… pero igual voy a intentarlo.
–Sara, no hagas nada de eso, si ella lo nota no sabemos cómo va a reaccionar.
–Voy a verla de nuevo Harry. Sé que voy a hacerlo. No podrá escapar de mí sin decirme si lo que papá dice es cierto. Tengo que saberlo. Me debe aunque sea la verdad.
–Ten cuidado con lo que haces.
–Lo tendré Harry. No te preocupes por mí.
Sara dio por terminada la conversación y llevó a Harry de vuelta a la Sala Común de Gryffindor. Cuando volvió a la casa suspiró y abrió la carpeta de nuevo, dispuesta a compararla con el diario.
Pronto se dio cuenta de que nada, o casi nada, calzaba.
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¿Qué les pareció¿Los asusté cuando Sara B abrió la puerta¡Espero sus comentarios!
El próximo capítulo es una especie de capítulo de descanso antes de entrar a la recta final de la historia. El nombre del capítulo es "San Valentín".
Muchas gracias por sus comentarios, me encanta encontrarlos después de un día pesado en la U. A continuación los contesto:
Maritza Chan: Hola! No te preocupes, no me molestan los reviews, al contrario. Sí, de hecho pienso que Pet sabe mucho en la verdadera historia de Harry Potter. Yo amo a Sirius, pero de verdad pienso que es un personaje que fue predestinado al sufrimiento… Aunque quien sabe, tal vez tenga salvación de la maldición… ¿tú que crees? Trataré de seguir con tu fic ahora en semana santa. Algunos chaps son muy largos, otros no tanto. Ahorita me alcanzas si sigues a este ritmo. El sacrificio de amor… sí, sé que suena algo descabellado, pero la idea del amor de Sara y Sirius es un amor irracional, más allá de la comprensión real… Digamos que toda la imagen idealizada del amor la encarna ella en ese momento y el resto de la historia. Dumbledore… bueno, eso es lo que creo que es. Lo detesto y no puedo evitarlo. En cuanto a que detestes a Sara P, no me molesta pero me sorprende un poco, he detestado algunas veces a Sara B, pero Sara P es en realidad mi favorita. Y tienes razón, Sara P está llena de sorpresas y tal vez no es todo lo malvada que creías…
Julieta Black Potter: Hola! Espero que te haya ido muy bien en el campamento. Sé que la muerte de Bill fue dolorosa, pero como dije, inevitable. Nadie ha dicho que la maldición de los Black sea justa. Sirius es esencial en la historia. ¿Qué sería de las chicas sin él? Me alegra que te gustara su aparición especial. Todo se está descubriendo, dale un poco más de tiempo.
AriadnaCreta¡Hola¿Qué ha sido de ti¡Hace siglos que no nos encontramos! Espero que todo te esté yendo muy bien. Yo sí quiero mucho a Tonks y a Bill. Supuse que te haría ilusión el recuerdo de Sirius, con su ánimo dispuesto y claro que tenía que ser pollo, uno a él le encanta, dos a mi también, así que no había salida. Yo también lo amo. Espero saber de ti pronto. Besos desde Costa Rica.
Licon: Hola! Lo siento, tenía que matarlo… sí, el fin ya está muy cerca. La vida de Sara Parker no ha sido nada buena, por eso se llama precisamente "la hija del infortunio", pues parece que el infortunio se encargó de crearla de manera que desgraciara cada momento de su vida.
Amsp14¡Hola! Pues sí tienes razón con lo de Neville, aunque en realidad San Valentín da un descanso y a partir de ahí se desarrolla toda la acción que desencadena el final. Sí, creo que vamos a pasar los 700… ¡yupi!
Angie Crowe¡Hola! Supuse que esa aparición de Sirius le gustaría. Claro que él sabía que Pet lo adoraba, me divertí mucho escribiendo esa parte. Yo admiro mucho al personaje de Bella aunque la odie, y es que ella también es una Black… los Black tienen un encanto especial. Bellatrix es muy lista, no podía mostrarla de otra manera, y de hecho considero que realmente las mujeres tienen un poder y un mando especial, que ella ostenta en el lado del mal. De Dudley lamento informarte que no sabremos mucho más. Al menos no en esta historia.
Aiosami¡Hola! Me alegra que te guste. Todavía me debes tu teoría sobre la historia (a menos que la hayas mandado en estos 2 días que no he revisado el correo), tengo muchas ganas de leerlo. La plática que tanto quieres existe, y aparece en el capítulo 68, así que calma, que falta poco. Supuse que a ti también te gustaría la aparición del maravilloso Sirius Black, espectacular como siempre. No, Harry no va a quedar desprotegido mientras exista alguien que comparta su sangre y pueda reunirse con él eventualmente. Sí, sé que todas lamentan lo de Bill… Nenita Black: Hola! Es cierto lo que dices, hay que hacer el corazón un puño y matar a los personajes para que la historia funcione, pero te confieso que tiene un límite, pues estoy segura de al menos dos personajes que no me atrevo a matar.Trixi Black¡Hola! Me alegra tenerte de vuelta, y que al fin otro capítulo llene tus exigencias para convertirse en uno de tus favoritos. Sí, lo de Bill era absolutamente necesario. La maldición de los Black no puede ignorarse ni pasar desapercibida.
Loly¡Hola! No te diré Herodes, porque tienes razón, pero Sara ocupaba que uno quedara vivo y ella le había jurado a Pet matarla si decía algo y lo dijo, así que por eso la mató a ella. No, no lo sería… por eso Sara Parker no quería que él supiera porqué se había unido a los mortífagos… Kaos Black¡Bingo! Has dado en el clavo. No creo que lo recuerdes, en el capítulo en el que Ash habla con Sara Parker hace mucho tiempo, después de la fiesta donde Sirius le regaló el zafiro, Ash se lo dice, muchas personas decían que ella no tenía corazón, o tenía un corazón muy duro y pequeño, pero que él sabía que en realidad el problema era que ella había dado su corazón por completo a Sirius desde muy joven, y no había quedado nada para lo demás. Me alegra que te gustara el flash back, yo me divertí mucho haciéndolo. Nos vemos.Laura P.E¡Hola! El sacrificio al que se refiere Bellatrix es precisamente al que sucede en el capítulo que se llama el sacrificio, que es cuando Sara P renuncia a la mitad de sus poderes y se los da a Voldemort a cambio de que no mate a Sirius, y se une a los mortífagos con la condición de que si los traiciona, Sirius muere, así que su enrolamiento en las tropas de Voldemort es visto por ella, por la favorita y desde mi explicación de la historia como un sacrificio de amor por Sirius, para que él siga viviendo. Espero que quedara claro. El lío de Sara B aumenta, veremos si se aclara en algún momento.
Flopy Black: me alegra que te gustara la visita de Sara a Pet. Alguna otra pregunta que tengas, no dudas en hacérmela.
Anna Black22: nuevo encuentro… sí, habrá otro, dale tiempo… me alegra que te gustara lo de Sirius. Te cuidas.
Eso es todo por hoy.
Besos desde Costa Rica
Sara Fénix Black
