Disclaimer: los personajes pertenecen a JK Rowling, Warner Brothers y empresas asociadas.
¡Hola a todos!
Perdón por el atraso, pero es que he tenido un fin de semana muy ajetreado, por lo que no pude subir el capítulo hasta el día de hoy. De hecho he tenido una semana de locos, pero como no iba a publicar de nuevo sin contestar reviews duré más en tener listo el capítulo para subir.
Y luego...
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¡Lo logré gracias a ustedes¡MÁS DE 700 REVIEWS!
Muchísimas gracias por su confianza, su apoyo y el cariño que le han demostrado a mi historia, a mi trabajo. Gracias de verdad.
Bueno, no los atrso más. A continuación, el capítulo. Con él quedan 5 capítulos para el final, contando el epílogo. 13 de Mayo sabrán el final de la historia…
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Grimmauld Place
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Sara había decidido recurrir a su hija cuando se dio cuenta que sólo el escuadrón de Bellatrix y unos cuantos del de Voldemort estaban desapareciendo. Ella no podía aparecerse súbitamente en un ataque que había sido encomendado a Bellatrix… a menos que el Señor Oscuro la enviara.
Tras el rápido contacto con su hija después de las palabras de Leithold, entró al Salón donde el Señor Oscuro la esperaba mientras trataba de controlar sus nervios. Después de lo que había hablado con Snape sobre su hija iba ella y le daba otra prueba pidiéndole que salvara a Snape… pero él mismo le había dicho que iba para la base de la Orden y no quería ni pensar que le pasaría si Bellatrix lo encontraba ahí.
–Mi señor…
–Sara. Tardaste en contestar.
–Lo siento mucho mi señor –contestó Sara haciendo lujo de sus dotes de actriz sonriendo con una convincente expresión entre tranquila y expectante, como si estuviera deseosa de oír lo que Voldemort quería comunicare– hay un gran revuelo en el castillo. ¿Va Bellatrix a dirigir un ataque?
–Así es. Ha descubierto una dirección que parece corresponder a la base de la Orden del Fénix.
–¿De verdad? Ha sido muy listo de su parte… –comentó con la misma indiferencia que ponía siempre en cuanto a los triunfos de la otra favorita.
–¿No te parece una buena noticia? – preguntó él mirándola suspicazmente.
–Es una noticia maravillosa mi señor.
–Estoy casi seguro de que en este momento se está dando una reunión de la Orden del Fénix. Podremos matar a casi todos sus miembros.
–¡Oh, eso es maravilloso! –los ojos de Sara relampaguearon pero no agregó nada. Sin embargo empezó a abrir calculadamente su oclumencia. Necesitaba que él viera…
–¿Te gustaría ir?
–Mi señor… me encantaría, pero es un trabajo de Bellatrix. –dijo ella con fingida pena y embarazo.
–¿Todavía odias a la Orden por haberte rechazado?
–No quisiera ser de la Orden del Fénix por nada del mundo –dijo Sara duramente y dejando salir de sí un desprecio totalmente sincero por el grupo que en su día la había rechazado injustamente.
Voldemort rió cruelmente.
–¡Oh, Sara, Sara! Tu odio es tan exquisito que nunca deja de admirarme… ¿Qué les harías si los tuvieras delante?
–Yo… – sus ojos brillaron llenos de malicia, concentrándose en lo que le haría a Dumbledore de tenerlo enfrente.
–Perfecto… así me gusta. Puedo sentir el odio emanar de ti. Ve al ataque. Dile a Bellatrix que te he enviado para que la asistas. Espero un buen informe tuyo.
–¡Mi señor! Gracias por este honor. No lo defraudaré.
–Encuentra al grupo en Grimmauld Place, Londres. Supongo que sabes donde está la casa Black.
Sara salió del salón y suspiró profundamente cerrando los ojos con dolor. ¡Grimmauld Place¡La antigua casa Black¡Esa era la base de la Orden¡Sirius encerrado un año en esa casa maldita que tanto odiaba para no buscarla a ella!
Luego empezó a reír mentalmente. Voldemort no se atrevía a meterse de cabeza en la base de Dumbledore. Él no sabía como ella que el mago no estaría en la reunión de ese día.
Cerró los ojos y desapareció. No sabía cuanto tiempo tenía.
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Snape entró al salón de reuniones de la Orden del Fénix lentamente, tratando de no llamar la atención. Casi toda la Orden estaba ahí: Tonks, Moody, Kinsgley, Elphias Dodge, Emmeline Vance, Hestia Jones, Dedalus Diggle, Charlie, Fred, George, Arthur y Molly Weasley, la señorita Fudge y cerca de ella el medimago Wyle. El salón estaba lleno del murmullo característico de un grupo de personas reunidas antes de empezar una reunión.
–¡Severus! Te estaba esperando –dijo Remus acercándose a él– ¿lograste hablar con
Sara?
–No tuve que esforzarme, quería hablar conmigo.
–¿Cómo está?
–Pues… hecha un lío como siempre. Todo esto de su madre… ¿A qué hora empezamos la reunión?
–En cualquier momento.
–No deberíamos haber hecho esta reunión sin Dumbledore. Nunca van a ponerse de acuerdo –dijo Snape mirándolos con expresión de fastidio– vamos a perder el tiempo lastimosamente.
–Pero tenemos que hablar de esto –dijo Remus– ya sabes que no todos están de acuerdo en que los chicos pasen a formar parte de la Orden a penas dejen el colegio.
–Con Molly Weasley a la cabeza. No saldremos de aquí en toda la noche.
Antes de que Remus replicara se hizo un gran silencio en el salón. El retrato de la señora Black empezó a lanzar alaridos junto a una risa fría y cruel que llenó la casa, alzándose sobre el bullicio del retrato. Pronto otras voces se le unieron.
–¡Lestrange! –exclamó Snape desenfundando su varita. Todos lo imitaron. ¡Estaban acorralados¡Los mortífagos estaban entrando a la casa!
–Snape, tienes que salir de aquí –le dijo Remus con apremio al tiempo que desenfundaba su varita– nosotros pelearemos por los archivos de la Orden, pero tú tienes que irte. ¡Si te ven aquí…!
En ese momento las puertas del salón volaron y entraron unos diez encapuchados. El resto estaban en el vestíbulo.
–¡Snape!
La Orden trató de formar un escudo frente al profesor de pociones. Bellatrix se descubrió la capucha y apuntó hacia él.
–¡Sabía que eras un traidor, y ahora vas a pagar!
Un chasquido sonó al lado de Snape. Sara Black acababa de aparecer. Lanzó una ráfaga de fuego hacia la mortífaga por encima de las cabezas de los miembros de la Orden y tomando a Snape de la mano desapareció con él.
Aparecieron en la sala de menesteres.
–¿Sara¿Profesor¿Qué sucede? –preguntó Harry rápidamente, Draco trató de acercarse a Sara.
Snape la miraba sorprendido, casi en shock, lo último que habría esperado era la aparición de la chica.
–¿Está bien? –le preguntó ella apremiante, ignorando las preguntas y murmullos de los chicos.
–Sí… pero… ¿Cómo…?
–¿Por qué rayos el resto no salen de ahí¡Van a masacrarlos! –exclamó Sara con vehemencia.
–Los archivos de la Orden deben protegerse. –respondió Snape– Están los nombres y direcciones de todos, encubiertos o no, y la información sobre…
–¡Van a matarlos¡Remus está ahí! –exclamó Sara con desesperación– ¡Debo volver!
¡Explícales lo que sucede!
–¡Sara, no!
Snape trató de tomarla de la muñeca, pero la chica ya había desaparecido. Y él no podía seguirla…
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Cuando Sara apareció la batalla ya había empezado. Muchos mortífagos lanzaron vítores al verla, y la gente de la Orden al contrario palideció. Sin embargo, hubo una mortífaga que no estaba nada feliz de verla.
–¡Parker¿Qué demonios haces aquí? –le preguntó tras lanzar el Avada Kedavra contra Hestia Jones.
–Nuestro señor me mandó como asistente. No te preocupes, no te robaré la gloria de este asalto tan… igualado.
Bellatrix ignoró el comentario de Sara y al tiempo que esquivaba un hechizo de uno de los Weasley le gritó:
–¡Ya que estás aquí no te quedes sin hacer nada¡Hay gente en los pisos superiores, yo controlo este salón¡Toma la otra ala de la casa, el estudio y la cocina¡¿Los recuerdas!
–Como olvidarlo… –comentó Sara sonriendo y corrió hacia el lugar indicado por Bellatrix. Un desagradable elfo doméstico se apareció en su camino murmurando, al parecer huyendo de la batalla en el ala de la cocina.
–Kreacher va a presentar sus respetos a la señora Bellatrix… ella es el orgullo de la familia…requerirá de los servicios de Kreacher…
Sara palideció al verlo y luego enrojeció llena de ira. Recordaba el relato de Snape sobre la muerte de Sirius… y ese elfo era el traidor que lo había vendido vilmente a los mortífagos.
–Tú… – la fénix olvidó la batalla un momento y le cerró el camino al elfo doméstico apuntándolo con la varita. Él no se inmutó y la miró evaluadoramente.
–Kreacher la recuerda… la novia del señorito Regulus…
–Maldito elfo doméstico…
–Kreacher no sabe porqué la señorita está enfadada.
Sara lo tomó del sucio ropaje que llevaba y lo levantó frente a sí poniéndole la varita en la garganta.
–Tú lo mataste… tú mataste a Sirius… –masculló Sara con odio.
–Era la tortura de mi señora. ¡Oh, el asesino, la deshonra de la familia! Kreacher le sirve a los Black, a los verdaderos Black.
–Sirius no era un asesino… pero yo sí lo soy. Despídete de tu miserable vida ¡Avada Kedavra!
Sara sonrió ante el cuerpecillo sin vida del elfo y lo dejó caer al suelo al tiempo que reía triunfalmente, no muy distinto al resto de mortífagos. Un culpable menos, una parte de la venganza completa.
Al levantar la vista sus ojos se encontraron con los de Tonks, quien levantó la varita hacia ella y se acercó de inmediato.
–La verdad, nunca me agradó ese elfo –dijo Sara con calma a pesar de que la auror la apuntaba con su varita en alto. – Que valiente eres… ¿quieres pelear con el Arma Letal?
–Quiero hablar con la mujer de los ojos dorados – la chica convirtió sus ojos al mismo color dorado de la fénix y bajó la varita.
–Sal de aquí Tonks. –masculló Sara sin mirarla, comprobando que nadie la veía.
–No voy a huir. Me debes una explicación.
–Al menos aparenta que peleas…–Sara levantó la varita y le lanzó un hechizo que la auror esquivó por poco. Ahora no podía creerlo. ¡Sara la atacaba! Inmediatamente trató de defenderse.
–¡Expeliarmus! –exclamó señalándola.
–Quítame la varita si quieres. Nunca la he necesitado. ¡Inmovulus¡Inconsius!
La chica quedó paralizada ante dos rápidos chasquidos de los dedos de Sara. Como siempre, prefería sus manos que la varita.
–Contesta a mis preguntas y saldrás con vida –le dijo Sara acercándose mucho y apuntándola con la varita que acababa de recuperar– ¿le has contado a Dumbledore sobre los ojos dorados?
–Sí.
–¿Sara lo sabe?
–No que yo sepa.
–¿Qué sucedió con Snape?
–Sara llegó y se lo llevó cuando Bellatrix lo apuntaba.
–Perfecto – la mujer suspiró aliviada y luego chasqueó los dedos una vez más haciéndola desvanecerse.
Cuando llegó al salón que Bellatrix le había encomendado encontró con una encarnizada batalla.
En ese momento pudo oír exclamaciones en el otro salón y un gran estruendo sacudió la casa. El techo empezó a arder y las paredes a tambalearse. Sara reconoció el hechizo. La casa iba a caer en cualquier momento. Sin embargo, no tuvo tiempo de devolverse a ver que había pasado porque un hechizo la golpeó en ese momento. Se rehizo para ver que la varita salía volando de su mano. Levantó la vista para ver a su atacante.
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Sara Black reapareció en el piso superior de Grimmauld Place pocos momentos antes de que su madre aparecía en el inferior. Entró al cuarto del frente para encontrarse con un muy asustado hipogrifo.
–Claro que si no soy yo nadie se acuerda de ti… Vamos, libera el vuelo –le dijo Sara soltándolo y dirigiendo su mano hacia el techo para abrir una brecha que le permitiera salir. El estruendo que esto provocó llamó la atención de los combatientes en el piso inferior.
–¡Hay más en los cuartos! –gritó la voz de Bellatrix– ¡suban!
La batalla se había extendido fuera del salón, pero era muy poco igualada. Los mortífagos los doblaban en número. La gente de la Orden peleaba con brío, no podían perder la base. Además de los archivos y los encubiertos, estaba el orgullo.
Sara empezó a bajar encontrándose con varios mortífagos en el camino.
–¡Deteriorem facere! –gritó Sara contra uno de los mortífagos. Por primera vez vio los verdaderos efectos del hechizo, pues generalmente se utilizaba a medias para echar a perder las ropas de alguien. Pero su verdadero efecto no era ninguna broma. La capucha del mortífago se arrugó y perdió el color hasta que empezaron a formarse grandes hoyos entre las telas, como si se hubieran quemado, y la piel tras esas aberturas empezaba a deteriorarse hasta sangrar. La capucha del mortífago ya se había desintegrado cuando cayó por las escaleras, llevándose consigo a otros que subían tras él y dejando un rastro de sangre y piel.
Sara no se detuvo a pelear mucho con ellos, después de ese ataque se limitó a dejarlos fuera de acción con algún maleficio más sencillo o simplemente con una ráfaga de fuego. Estaba desesperada por llegar al primer piso y sacar a Remus de ahí. ¡Sería insensato, pelear con lo débil que estaba!
Al llegar a lo alto de las escaleras del primer piso lanzó una exclamación ahogada, que debido al bullicio pasó desapercibida. Alastor Moody acababa de caer muerto a los pies de Bellatrix en el centro del salón. Los tétricos alaridos de la señora Black se mezclaban con las exclamaciones de dolor de los heridos y las risas triunfales de los mortífagos.
–¡Los archivos¡Se llevan los archivos!
Sara oyó el grito de Kinsgley elevarse por encima del bullicio antes de caer fulminado por la maldición asesina, un poco más allá de Emmeline Vance.
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Dirigió su mirada hacia los mortífagos que cargaban en ese momento las cajas de archivos. Las conocía, eran iguales a las que habían salido del apartamento de Londres, esas mismas estaban ahí.
No podían caer en manos de los mortífagos, todas esas personas estaban muriendo para evitarlo, pero parecía inevitable…
–¡No! – Sara dirigió sus dos manos hacia las cajas que empezaron a arder furiosamente, quemando las manos de los mortífagos que las llevaban. Las miradas de todos se dirigieron con dolor a los archivos perdidos que ardían rápidamente hasta convertirse en cenizas. Inevitablemente las miradas se dirigieron hacia ella. Sin dejarlos reponerse de la sorpresa inicial Sara saltó al piso inferior, cayendo de pie junto a Fred, quien en ese momento se disponía a pelear contra Bellatrix. Sara lo tocó en el brazo y lo hizo desaparecer.
Bellatrix la miró furiosa.
–¡Tú!
–¿Asustada Lestrange¿Oyes la venganza venir detrás de ti¿Sientes la maldición cruciatus sobre ti de nuevo?
Bellatrix levantó la varita con odio. Al perder los archivos fracasaba la mitad de su misión. Los mortífagos miraban expectantes, los miembros de la Orden rodeados por lo menos por dos cada uno.
–Sara Fénix Black… –dijo Bellatrix remarcando con desprecio cada uno de los nombres del a chica– tengo algo precisamente para ti… ¡Crucio!
Sara evadió la maldición por poco y rió. Sabía que todos los que estaban en ese salón la estaban viendo, pero no le importó. Estaba frente a ella… frente a la asesina de su padre. Como siempre que estaba frente a ella una sensación de odio y un deseo de venganza se apoderó de ella, más al recordar su último encuentro y las torturas.
–¿Eso es lo mejor que puedes hacer, Bellatrix? Estás perdiendo facultades…
Bellatrix sabía que la estaba provocando, y aunque no le tenía ningún miedo no quería pelear con ella frente a todo el escuadrón. La última vez había llevado la peor parte, y no permitiría que sus hombres lo presenciaran¡y mucho menos Sara Parker!
Para perplejidad de Sara, la mortífaga no la atacó como había esperado.
–Te crees tan superior… tan maravillosa sólo porque puedes tirar fuego y hacer magia inculta¿no? Eres tan tonta y presumida como tu padre… Y tan irresponsable como él.
–No te atrevas a hablar de mi padre –dijo Sara al tiempo que empuñaba la otra varita.
–Oh, la nena quería a su padre… Y está tan orgullosa de él y su herencia… como esta casa por ejemplo – Levantó su varita contra el techo y sonrió con profunda malicia– Te gusta esta casa¿verdad? Te hace sentir una verdadera Black… Pensar que tú y tus amigos la han destruido… ¿Sabes como llegamos hoy aquí? Gracias a ti…
Sara la miró como si estuviera loca, pero comprendió cuando le lanzó a la cara el traslador. Lo detuvo a poco de golpearla. Lo reconoció, era el suyo… hacía muchos días que se había dado cuenta de que no estaba donde esperaba, pero no le había dado importancia. Pensó que estaba en algún lugar de la casa, y ahora… La sensación de culpabilidad la invadió.
–Sí… te crees tanto cuando no eres más que una basura deshonrosa para la familia, una bastarda amiga de los sangre sucia que lleva un apellido que no le corresponde. Despídete de tu preciosa mansión. –la cara de Bellatrix se contrajo en una expresión de maldad pura y gritó– ¡Si no es de una verdadera Black, no será de nadie¡¡Proecipitem agere incendium!
Un fuerte estruendo hizo estremecerse la casa. El techo empezó a incendiarse con una explosión. Los escombros cayeron sobre todos y la casa empezó a tambalearse. La mortífaga acababa de utilizar una combinación de maldiciones que haría caer la casa en muy poco tiempo.
Sara iba a apagar el fuego, pero en ese momento tuvo que esquivar una maldición de Bellatrix. No le habría importado quedarse a arreglar cuentas con ella, ganas no le faltaban, pero primero tenía que asegurarse de que todos salieran de la casa. Era su culpa que los mortífagos estuvieran allí, y no iba a ser su culpa que el resto de la Orden muriera. No si podía evitarlo.
Llevó una mano a su cintura y soltó una granada soporífera. Las había mejorado para espacios abiertos, y estando en un espacio cerrado haría efecto aún más rápido. Sin esperar a ver sus efectos despareció para aparecer al lado de George y sacarlo del mismo modo que a su hermano. Pronto todos los Weasley habían desaparecido de la misma manera, igual que Oscar y Honey.
Los mortífagos no habían podido reaccionar a tiempo, la mayoría habían caído desfallecidos y los que quedaban en pie eran los más fuertes, como Bellatrix, pero no podían predecir al lado de cual cuerpo aparecería Sara, ya que estaba sacando de ahí tanto vivos como muertos. Algunos mortífagos habían huido del gas yendo hacia el otro salón, que llevaba a la cocina.
Sara no dudó en seguirlos cuando terminó con los cuerpos de la Orden de la sala. También envió de vuelta los cuerpos que encontró en el pasillo.
Bellatrix iba a hacer lo mismo, pero la caída de más escombros la devolvió a la realidad. Debía dejar la venganza después y ordenar la retirada, o perdería el equipo.
Enfrentó a varios mortífagos que aún no habían evacuado, y al no haber más gente de la Orden envió a estos como prisioneros. Todavía podía sacar algunos para interrogar antes de que el derrumbe acabara con los que se habían desmayado por el gas. En eso oyó un grito de Bellatrix que la hizo olvidar sus planes. Buscó en el cinturón y encontró lo que buscaba: la poción de invisibilidad a voluntad. En eso la mortífaga entró en el salón llamando a la otra favorita una vez más. Y oyó a esta contestarle.
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–¡Remus, digo, Lupin!
Sara no esperaba encontrarse de frente con el licántropo. La apuntaba al pecho con la varita y la miraba con una expresión mezcla de furia y de duda. El resto del salón estaba lleno de mortífagos y miembros de la Orden peleando, pero nadie les puso especial atención.
Sara desvió la mirada de Remus un momento para ver las cortinas incendiarse, y ver las llamas correr por el techo que empezaba a ceder peligrosamente. Cuando volvió a ver a Remus levantó la varita hacia él.
–Remus Lupin… siempre es un placer verte.
–No puedo decir lo mismo, Sara.
–¡Saucio!
–¡Protego¡Rictus dolorus!
–¡Convulsorum!
Nunca hubiera imaginado que Remus fuera tan bueno peleando. Había podido sentir los efectos de dolor propios del hechizo utilizado por el licántropo, que producía una contracción continuada y molesta. Le envió el hechizo de convulsión, pero el merodeador lo evadió fácilmente. Era mucho más ágil, fuerte y poderoso de lo que aparentaba. En todos esos años, a pesar de la gran admiración y cariño que siempre le había guardado al hombre lobo era poco lo que lo había tratado, tanto desde uno como el otro bando.
Había peleado con pocas personas tan buenas, para ser exacta, ese estilo tan particular de duelo lo había enfrentado solo en otras personas, en otros merodeadores: Sirius y James. El estilo de Peter era una imitación muy deslucida de este.
Forzó a Remus a retroceder a la cocina. Quería hablar con él, intercambiar aunque fuera unas cuantas palabras, pero sobre todo no quería enfrentarlo ahí: no era capaz de matarlo.
Cuando entraron a la cocina alzó una mano detrás de su espalda e hizo que las puertas se cerrasen. Luego bajó la varita.
–Creo que sería más productivo que habláramos en lugar de desperdiciar los pocos minutos que le quedan a la casa en pie en un duelo.
Remus la miró con desconfianza.
–De verdad Lupin. No voy a hacerte nada.
–¿Por qué habría de creerte? –preguntó el licántropo con calma.
–Te lo juro por Sirius, no voy a matarte.
Remus bajó la varita aún con algo de desconfianza.
–¿Qué quieres? –le preguntó con cautela. No confiaba en ella, pero verla ahí de pie en uno de los tantos lugares de la casa donde había discutido con Sirius que ella no podía estar viva lo hacía pensar que también podía haber tenido razón sobre otras cosas.
–Probablemente esta sea la última vez que nos veamos, y si lo hacemos de nuevo no creo que sea en una situación mejor –dijo Sara lentamente– y no me gustan los asuntos sin concluir.
–Que yo sepa no hay ningún asunto sin cumplir entre tú y yo.
–Te equivocas. Sé que has cuidado de Sara.
–¿Vas a agradecérmelo? –preguntó Remus incrédulamente. Sara sonrió.
–Siempre fuiste el único de los amigos de Sirius que me agradó. Sin contar a Frank, obviamente me refiero a los del colegio. Siempre te admiré mucho y todavía tengo cierto aprecio por ti. Me alegra que si alguien va a tener el tipo de relación que tú tienes con Sara seas tú.
Remus no supo que contestar y Sara no agregó nada más. Estaba maquinando rápidamente como salvarlo. Si lo desvanecía y lo llevaba a algún lugar lejano, muy lejano… no moriría pero tardaría lo suficiente en aparecer como para contar esa conversación… y…
–¿Qué es lo que escondes Sara? –le preguntó Remus acercándose. Esas palabras calzaban tanto con la idea de la mujer de la que Sirius había tratado de convencerle. Momentos antes había estado peleando con el Arma Letal, ahora hablaba con una mujer que no conocía en realidad, con la mujer que Sirius había amado más que a nada en el mundo– ¿a qué has estado jugando todo este tiempo? Muchas noches oí a Sirius hacer esa misma pregunta al vacío y sé que esperaba una respuesta. ¿A qué juegas Sara?
Muchas respuestas pasaron por la cabeza de Sara, pero Remus estaba preguntando en nombre de Sirius… merecía una respuesta real.
–Juego con el destino –dijo Sara con una sonrisa melancólica– pero sólo sigo las reglas que me dieron.
–No soy yo quien necesita la respuesta. Era Sirius. Y ahora es Sara.
La mujer le dio la espalda. Empezaban a convencerla. Tal vez era verdad. Tal vez Sara tenía que saber todo lo sucedido… Alejó el pensamiento de sí.
–Ya que hablamos sobre verdades… –dijo volviéndose hacia él de nuevo– ¿Por qué desconfiaste de Sirius? Siempre me ha intrigado que ni siquiera te preocuparas por conocer su lado de la historia.
Remus suspiró antes de contestar quedamente.
–No podía irlo a ver a Azkaban. Ni los guardas ni los dementores me hubiesen detenido de matarlo con mis propias manos. Lo creía culpable de la muerte de todos los que había querido.
Sara asintió ante la explicación. Sabía que era verdad.
–Ni siquiera puedo odiarte por eso –dijo riendo cortamente– después de todo, es mi culpa que desconfiaras de Sirius. De no haber sido por mí nunca se te abría ocurrido. Y también es mi culpa que todos los que quisiste murieran. Todos, incluso Rose. Si alguien tiene derecho a matarme, por Merlín que eres tú.
–No voy a matarte –dijo Remus– porque aún creo que hay algo que estás ocultando, algo que Sara necesita saber. Tienes más papel en esta historia de lo que todos creen.
–Eres muy listo –dijo Sara sonriendo– es cierto, oculto algo. Es todo lo que puedo decir. Supongo que no sirve de nada decirte que no le menciones esto a Dumbledore, o a Sara.
–¿Por qué te descubriste así ante mí? –preguntó Remus acercándose a ella con expresión interrogativa. La mujer sonrió aún más– ¿por qué no matarme ahora que has "terminado tus asuntos" conmigo?
–Porque no has terminado tu labor en esta historia. Y yo tampoco. Los dos saldremos vivos de aquí, y tendrá que ser pronto. La casa va a colapsar en unos minutos.
De repente escucharon un grito desde afuera, Sara reconoció la voz de Bellatrix.
–¡Parker¿Dónde rayos estás?
–¡En las cocinas! –respondió Sara con otro grito y abriendo las puertas. Miró a Remus a los ojos y susurró levantando la varita– de verdad los siento Remus. Simulador… ¡Avada Kedavra!
Las últimas palabras las gritó en el momento que Bellatrix entraba a la cocina.
–¿Qué haces aquí?
–Terminaba un asunto pendiente… –dijo Sara sonriendo y señalando el cuerpo inmóvil del licántropo en el suelo de la cocina.
–Hay que salir de aquí de inmediato. Di la orden de retirada. Los archivos están destruidos y tenemos dos prisioneros.
–De acuerdo –dijo Sara– te sigo en un momento.
–La casa va a colapsar. Allá tú si no sales a tiempo. No eres parte de mi escuadrón.
Bellatrix salió corriendo de la cocina rumbo al piso superior por si quedaban más personas que sacar del edificio. Ella odiaba perder gente del escuadrón.
Cuando Bellatrix salió Sara se volvió hacia el cuerpo de Remus. Las puertas se cerraron con violencia y una voz retumbó furiosa a sus espaldas. Sara se volvió para encontrarse con la punta de la varita de su hija.
–¿Qué has hecho¡Eres un monstruo! –Sara Black empezó a gritar y su madre tuvo que empezar a detener y evadir los rayos que le enviaba sin piedad acompañando cada una de sus palabras– ¡Asesina¡Maldita mortífaga! Mi padre casi me convence… casi creo que eras una especie de obligada que en cierta forma ayudó a la causa… ¡Casi lo creo y ahora estás ahí con la varita en alto y Remus muerto a tus pies¡Muerto!
Sara Parker había sido tomada por sorpresa, no esperaba ver a su hija precisamente ahí, pero definitivamente tenía que hacer algo si no quería que la matara. Estaba fuera de sí. Al tiempo que se refugiaba entre los muebles le gritó:
–¡Tienes razón¡Estás en lo correcto en todo lo que dices! Excepto una cosa¡¡¡él no está muerto!
Ante ese grito Sara Black se detuvo de inmediato y la miró con los ojos muy abiertos.
–¿Qué dijiste?
–Lupin no está muerto –repitió Sara incorporándose para verla a los ojos, pero siempre mirando con cautela las varitas en las manos de su hija.
–¿Qué? –los ojos de la chica Black fueron del cuerpo inmóvil del licántropo a los ojos de su madre, confundida. Levantó la varita hacia ella de nuevo– ¡No trates de engañarme!
–No está muerto, no todavía. –dijo Sara tratando de hablar en tono calmado para que su hija le pusiera atención– Pero no le queda mucho tiempo. Si tienen alguien muy bueno en medicina mágica pueden salvarlo, si lo sacas de aquí antes de que la casa se derrumbe.
Sara Black bajó su varita y miró a su madre fijamente. Se concentró en tratar de entrar a su mente, pero nunca, ni siquiera frente a Snape o Dumbledore se había encontrado con una occlumencia tan buena. Pero entonces percibió algo. Un sentimiento de miedo, de tristeza… ¿de cariño¿Arrepentimiento también? Nada de eso parecía correcto dentro de la imagen que tenía de ella… pero sí de la que tenía su padre.
–¿Por qué? –preguntó bruscamente.
–¿Por qué… qué? – preguntó Sara Parker con cautela, no muy segura de preferir este giro de la situación. Los hechizos podía manejarlos, pero la conversación… sin que su hija se diera cuenta puso un hechizo silenciador a la habitación. Lo último que necesitaba era que Bellatrix las oyera.
–¿Por qué me avisaste sobre Snape? –preguntó suavemente su hija, pero luego empezó a preguntar cada vez más de prisa y aumentando el volumen– ¿Por qué me avisaste de lo del ataque a Draco¿Por qué me dejaste ver que empezaba el ataque de la Torre Eisenstandt¡¿Por qué le arrancaste hojas al diario! mejor aún¡¿por qué mentías en el diario¡¿Por qué me abandonaste¡¡¡¿Por qué no mataste a los Evans, ni a Tonks, ni a Remus ni a otros centenares que podrían haber muerto en tus ataques¡¡¡¿Por qué mamá¡¡¡Quiero la verdad¡¡¡Me debes la verdad!
Su último reproche hizo arder la cólera dentro de ella… y la tristeza. "Sara, sólo dime por qué has hecho todo esto." "¡Tienes que decírmelo Sara¡Al menos me debes eso!" Era el mismo reproche de Sirius, su misma exigencia ese día en el bar de Kent, la misma que había traído abajo su perfecta occlumencia… Sara Parker había palidecido con cada una de las preguntas de su hija, todo su trabajo, todo estaba descubierto, todo perdido… ella sabía, sabía y quería respuestas. Respuestas que no podía darle, no ahora, no bajo un techo que caería en cualquier momento, no sin pensar bien si debía saberlo. No sabía como reaccionaría Sara, no podía arriesgarse… Tenía que seguir con su papel, continuar con el plan original.
–¡La verdad¡Esta es la verdad! Soy una mortífaga, la mejor mortífaga, la primera favorita de Lord Voldemort, la temida Arma Letal, una asesina a sangre fría. Yo…
–Papá no creía eso –dijo Sara interrumpiéndola– era la imagen que presentabas, pero no lo que eres.
–Tu padre estaba cegado por el amor –respondió su madre bruscamente.
–Y yo he estado cegada por el odio. Pero ya no. Hay algo más sobre ti que estás escondiendo. Lo sé, puedo sentirlo. Tal vez no puedo leer tu mente, pero puedo percibir tus sentimientos.
Las palabras de Sirius otra vez. Sara cerró los ojos, tratando de contener la oleada de recuerdos que la amenazaban. "Me ocultas tus pensamientos, pero no puedes ocultarme tus sentimientos"…
–Está bien. Tú ganas –dijo abriendo los ojos– Tu padre estaba en lo cierto. Tuve una razón, una muy buena razón para unirme a Voldemort. Pero eso ya no importa. Me convertí en esto, en una asesina. Y ni tú, ni tu padre pueden cambiar eso.
–¡La razón importa! –gritó Sara acercándose a ella– ¡Me importa a mí madre¡Quiero saber la verdad¡Necesito entender qué pasó contigo!
Sara Parker miró a los ojos a su hija, que estaba a menos de cinco pasos de ella, y pudo ver un momento dentro de su mente. Pudo ver un boggart que la atormentaba… su mayor temor…
–¿Para que no te pase a ti¿Para no convertirte en mí? –preguntó a quema ropa. Sara Black retrocedió un poco, su madre pudo verla estremecerse y sonrió tristemente, profundamente conmovida. Por un momento olvidó todo el plan y se sintió simplemente como una madre frente a su hija asustada. Empezó a decirle suavemente– Tú nunca serás como yo Sara. Tú tienes en tus venas la sangre de Sirius Black y aún conservas cierta pureza que yo perdí el mismo día que me vendí a Lord Voldemort. No estás contaminada todavía… no ha niveles irreversibles por lo menos. Tú perteneces a la luz, mientras que yo me vendí hace 20 años a la oscuridad. Te preguntas por qué te avisé sobre Snape, por qué han sobrevivido algunas personas a mis ataques, por qué los Evans, Nymphadora o Remus no han muerto por mi mano. Verás, no me gusta tomar la vida de personas que pertenecen a la luz, como Sirius y como tú. Usualmente lo hago, pero a veces los dejo vivir.
–Pero… – Sara miró a su madre sin entender, pero esta no se inmutó y continuó con tono duro nuevamente.
–Tú dirás si eso me hace menos mortífaga o no.
Sostuvieron las miradas sin que ninguna de las dos cediera. Finalmente fue Sara Black la que habló.
–Aún eres una asesina.
Sara Parker sonrió.
–Tal vez te he subestimado.
En ese momento una gran cantidad de escombros cayeron a su alrededor. La chica hizo un campo protector sobre Remus. Sara Parker miró el techo que estaba terminando de ceder asustada.
–Sácalo de aquí Sara. El techo cederá de un momento a otro. La casa está terminando de caerse.
–Pero… ¡aún no me has dicho porqué!
–Ya te dije más de lo que pretendía que supieras. –dijo la mortífaga– Vamos, vete. Y recoge a Nymphadora, está inconsciente en el pasillo entre la sala y el comedor.
–Ya lo hice.
–Bien, apresúrate entonces. Y Sara… cuida a Severus. Creo que es mejor que no salga más de Hogwarts.
–Pero…
–Entenderás Sara. Te prometo que un día lo entenderás.
Sara Parker desapareció dejando a su hija sola en la casa apunto de caer.
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Cuando Fred Weasley apareció en la sala de menesteres nuevas expresiones de asombro y temor lo recibieron. Ron y Ginny se precipitaron a su lado, al igual que Draco y Snape.
–¡Fred¿Estás bien? –decía la voz histérica de Ginny.
–Weasley¿qué está pasando? –preguntó Snape logrando que el resto se callasen y los escucharan con atención.
–Sara apareció de repente, quemó los archivos para que no se los llevaran… y luego me envió aquí, no sé como.
–¿Estás bien? –repitió Ginny.
–Sí… sólo unos rasguños. ¡No debí dejar la pelea! Nos están matando a todos… Mamá, papá, Charlie y George están ahí.
–Sara los sacará a todos –dijo Draco con seguridad.
–Si esa mujer Lestrange la deja. Iba a pelear con ella cuando me envió aquí.
Snape se dirigió hacia la puerta.
–Quédense aquí. Sara enviará al resto de vuelta.
–¿Dónde va? –preguntó Fred acercándose.
–Alguien tiene que avisar a Dumbledore lo que pasa.
Momentos después de que el profesor de pociones desapareciera hizo su aparición en el salón el otro gemelo Weasley y los puso al día con lo acontecido.
Más personas empezaron a aparecer en el salón… cuerpos de personas inconscientes, muchos de ellos en un estado deplorable.
Harry se hizo cargo de la situación.
–¡Chicos de la AD! Terminamos por hoy.
Se empezó a hacer revuelo, algunos gritaron cuando apareció un cuerpo ensangrentado.
–¡Vamos, salgan todos! –dijo Harry en tono de mando– ¡Vamos a necesitar este lugar!
Algunas personas empezaron a salir. Ron empezó a llevar afuera a aquellos que parecían reticentes a salir. En ese momento apareció el doctor Wyle.
–¡Es Oscar! –gritó Ginny, quien no había salido de la sala de menesteres, al igual que Hermione, Ron, Neville, Draco, Luna y Harry. Se acercó a él– ¡aún respira!
Hermione se acercó, al igual que Draco.
–No sé que tiene –empezó a decir Hermione– podría ser una maldición de…
–Es una granada de gas –dijo Draco mirándolo de cerca– una de las de Sara. Durmió a todo el mundo. Sólo los está sacando de ahí, vivos… o muertos. Ten –sacó una jeringa del cinturón que andaba. Ni él ni Sara lo dejaban nunca desde el último ataque– lo repondrá. Lo necesitamos.
Ginny tembló un poco pero le puso la inyección lo mejor posible. El doctor Wyle se reanimó de inmediato. Al levantarse y ver el grupo desordenado de cuerpos a su alrededor se levantó y vio que Sara había tenido la previsión de enviarlo con su botiquín.
–¡Hay que atenderlos de inmediato! Señorita Weasley, usted sabe mucho de medimagia ¿verdad?
–No mucho, yo sólo…
–Apuesto a que sabe más que el resto de ellos. Será mi asistente. Señorita Lovegood¿sería tan amable de ir a buscar a Madame Pomfrey? Señor Longbottom, trate de comunicarse con el San Mungo, vaya a la oficina de Dumbledore, la contraseña es pirulí de limón, busque el retrato de Dylis, ella avisará al hospital.
Más cuerpos aparecieron en la escena mientras ambos chicos dejaban la habitación. Cuando el cadáver de Ojo Loco apareció al lado de Hermione esta no pudo evitar un sollozo. Ron llegó a su lado a confortarla, pero momentos después fue él quien necesito de ella… y el doctor Wyle perdió a su asistente por unos minutos: acababa de aparecer el cadáver de Charlie Weasley. Oscar lo examinó y negó lentamente.
Harry se apuró a abrazar a Ginny, quien había empezado a llorar.
–Vamos señorita Weasley –le dijo Oscar suavemente tras unos minutos– sé que es difícil, pero necesito su ayuda. La señorita Tonks necesita unas sales por cinco minutos y no puedo entretenerme con ella.
–Yo lo hago –dijo Draco acercándose.
–Gracias Malfoy, pero todavía necesito la ayuda de Ginevra.
La pelirroja asintió y sin dejar de llorar lo siguió. No podía recriminarle ser insensible, podía ver claramente el sufrimiento aparecer en su rostro cada vez que aparecía un cuerpo y no era el de Honey Fudge.
Madame Pomfrey apareció seguida de Luna, y ambas empezaron a ayudar. Harry estaba con los señores Weasley, esperando que despertaran y con un nudo en la garganta al pensar en cómo les dirían lo de Charlie. Además estaba preocupado por Sara y por Remus…
Honey finalmente apareció. Estaba viva todavía, pero tenía una horrible herida en la pierna. Oscar la trató frenéticamente y Draco, tras sostener las sales para su prima quien se despertó con un horrible dolor de cabeza, se dirigió a cuidar de su amiga.
La siguiente aparición les causó una exclamación de horror. Era un mortífago.
–¿Prisioneros? –dijo Fred– ¿está tomando prisioneros?
–Eso parece –dijo Harry sacando su varita y apuntando al aparecido. Draco abandonó un momento a Honey para quitarle la capucha.
–Es Stollberg.
–Deberíamos ponerlos aparte –sugirió Ron– y cuidarlos.
–Bueno idea –dijo Harry haciéndolo levitar y llevándolo a una esquina– yo lo cuidaré.
–De acuerdo –dijo Ron– yo… yo iré junto a papá y mamá.
Otros dos mortífagos hicieron su aparición. Draco los traslado junto al otro que Harry estaba cuidando.
Finalmente dejaron de aparecer personas.
–¿Qué habrá pasado? –susurró Hermione mientras le daba agua a las víctimas que ya habían despertado. Los gemelos estaban junto al cadáver de su hermano. Los señores Weasley aún no habían despertado, y en parte era mejor así.
–Sara se ha detenido, pero no ha terminado. Falta Remus –contestó Harry– algo la debe haber detenido.
–O alguien. –sugirió Draco– por lo que dijeron Bellatrix está ahí…
–¿Y su madre? –preguntó Ron.
Harry y él intercambiaron una mirada que Draco no comprendió. Probablemente Sara les había dicho algo que a él no… aquel día en que Harry la había visitado de noche, desde entonces se portaba distinto. Por un momento sintió el resquemor de los celos.
La puerta se abrió y entraron Dumbledore y Snape. El profesor había tenido grandes problemas para localizarlo y el director había tenido grandes problemas para dejar la Confederación.
–Oscar¿cómo está todo?
El medimago negó con un ademán derrotado.
–Estamos acabados Dumbledore. La mitad de la Orden ha muerto.
Antes de que reaccionaran a esas palabras la misma Sara apareció en la habitación con el cuerpo de Remus en los brazos.
–¡Oscar¡Oscar¡Tienes que ayudarlo!
Sin prestar atención a las preguntas que le dirigían la fénix se dirigió frenéticamente hacia el doctor, sin preguntarle por los demás, por Honey o por él mismo.
–¿Qué sucede? –la apremió Oscar.
–No lo sé –dijo Sara rápidamente– ella dijo que no estaba muerto. Dijo que si teníamos a alguien que supiera suficiente de medimagia podría salvarlo. Si tú no puedes nadie puede.
–¿Qué le hicieron?
–¡No lo sé! –repitió Sara desesperada– juraría que oí que le envió un Avada Kedavra, pero… dijo que está vivo, no estaba mintiendo, lo sé, lo sentí… Por favor Oscar…
–Necesitamos una cama –dijo Oscar mirando a su alrededor. Inmediatamente apareció una, por dicha estaban en la sala de menesteres. Acostaron a Remus en esta. Oscar le pidió a Ginny que continuara despertando al resto de personas… ya lo había visto hacerlo. Que vendara las heridas, aplicara la pomada mágica y los entablillamientos por férula, ya se encargaría él de los tratamientos más complejos. También le dio unas pastillas contra el dolor. La pelirroja siguió trabajando, asistida en algunos casos por Madame Pomfrey. Procedió a examinar al hombre lobo. – ¿Hace cuando fue la luna llena?
–Hace unos días –dijo Sara– aún estamos en luna nueva.
–¿No sabes si dijo algo antes del Avada Kedavra?
–¿Perdona?
–Algo, un susurro…
–Creo… sí, cuando entré a la habitación me pareció que le susurró algo antes de lanzarle la maldición.
–¡Entonces es eso! –exclamó Oscar al parecer aliviado– durante la primera guerra hubo varios casos, personas que parecían haber recibido un Avada Kedavra y no mueren… son casos de coma profundo, pero se puede revertir… No es sencillo, pero se puede si se trata a tiempo, y se trata bien. Llévanos a San Mungo, Sara. No tenemos mucho tiempo.
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Horas después Sara y Oscar estaban en la oficina de Dumbledore. También estaba ahí Tonks quien había sobrevivido sin mayor rasguño, y Honey, con la pierna convenientemente vendada. Momentos después llegaron Mundungus Fletcher y Arabella Figg. Remus estaba en el hospital muy grave. Habían trasladado todos los heridos al lugar, al igual que los muertos.
–¿Cuántas bajas tenemos? –preguntó Dumbledore a Oscar.
–Demasiadas. La médula central de la Orden quedó destrozada. Alastor Moody, Charlie Weasley, Kinsgley Schaklebolt, Elphias Dodge, Emmeline Vance, Hestia Jones y Dedalus Diggle. Todos muertos. Remus está grave, aunque tengo fe en que lo salvaremos. La señora Weasley tendrá que estar en el hospital al menos dos semanas, el señor Weasley tendrá que guardar reposo un tiempo similar, estuvo expuesto a una tortura de largo rato…
–Sara – Dumbledore se dirigió a ella ahora– ¿quedó alguien en la casa?
–Mortífagos nada más. –respondió la chica– Hubo varios que no escaparon a tiempo, también estaban dormidos por los gases… no tuve tiempo de sacarlos para interrogarlos. Sólo saqué a tres. Bellatrix evacuó la escena rápido.
Los mortífagos habían sido puestos en custodia del ministerio horas antes.
–¿Cómo quedó la casa? –preguntó Mundungus.
–Iba a terminar de derrumbarse cuando salí –explicó Sara– no quedó nada de ella. Bellatrix dijo que si no era de una verdadera Black no sería de nadie. La hizo caer completa.
–Es una lástima –comentó Mundungus– Sirius no la quería, pero era un buen edificio.
Dumbledore seguía concentrado en Sara.
–¿Por qué apareciste ahí? –preguntó Dumbledore mirándola penetrantemente. La mirada de Sara se desvió hacia Snape, sus ojos se encontraron y él supo porqué.
–Tuve una premonición –mintió Sara– por eso llegué.
–¿Estás segura? –insistió Dumbledore.
–Sí –dijo Sara mirándolo a los ojos. Aquello era entre ella y su madre. Bueno, y tal vez Snape.
–Todos los archivos se perdieron –dijo Tonks– ¿qué vamos a hacer al respecto?
–Tal vez no sea tan malo –dijo Honey– mi padre está intrigado por lo sucedido y mandó a investigar la casa. No considera el ataque normal y cree que encontrará pruebas de la asociación ilegal. He tratado de calmarlo, pero no creo haber logrado mucho.
–¿Pruebas? No pensará procesarnos con todo lo que está ocurriendo. –dijo Tonks alarmada.
–Pues… así es mi padre. Tengo que decirle la verdad. Es la única forma de detenerlo.
–¿Toda la verdad? –preguntó Oscar mirándola de manera inquisitiva. Tonks entendió perfectamente el sentido de su pregunta, aunque nadie más en la habitación lo hiciera, aparte de Dumbledore quien estaba casi seguro de lo que sucedía entre la hija del ministro y el medimago.
–Que soy de la Orden del Fénix. –especificó Honey tratando de no sentirse culpable ante la expresión de Oscar– Sabe que existe, y si sabe que yo estoy con ustedes no nos denunciará. Si es necesario haré una declaración a la prensa de mi participación con ustedes. No nos atacaría para no afectar su imagen.
–Para no afectar a su hija, más bien –sugirió Tonks.
–Sí, claro –dijo Honey en tono sarcástico.
–¿Estás dispuesta a hacerlo? –le preguntó Dumbledore muy serio.
–Sí.
–Yo también debo hablar con Cornelius.
–De acuerdo. Hable con él primero. Yo lo calmaré después.
–Pero¿qué vamos a hacer con los archivos? –dijo Arabella Figg participando por primera vez de la conversación.
–No podemos hacer nada –dijo Dumbledore– es una gran pérdida, pero pudo ser peor. Creo que tenemos que agradecer a Sara por haber evitado que cayera en manos de los mortífagos. Si hubiera sido así…
–Yo y todos los otros contactos estaríamos muertos –terminó Arabella.
–Y yo deshonrado en los bajos mundos y no haría nunca otro negocio… u otro contacto –añadió Mundungus.
–Eso si no te matan antes –murmuró Arabella.
–¿Qué otra información contenían? –preguntó Sara con curiosidad.
–Información sobre ataque anteriores, sobre los mortífagos conocidos y de los que sospechábamos tenían relación con el movimiento. Archivos sobre planes futuros, información sobre posibles objetivos de Voldemort y sobre la organización interna del movimiento oscuro. –explicó Dumbledore– hiciste muy bien evitando que cayeran en sus manos.
–¿Cómo encontraron la casa? –preguntó Tonks intrigada.
–Un traslador –dijo Sara– al parecer cuando me llevaron a su guarida y los chicos fueron lo dejamos perdido.
–Nadie podía preverlo –dijo Dumbledore– tal vez ha sido un descuido, pero no podemos recriminárselo a nadie. Sabíamos que hasta cierto punto era un riesgo.
Todos asintieron.
–¿Y qué hará ahora el profesor Snape? –preguntó Tonks mirando a Severus preocupada–
Los mortífagos lo vieron allí.
–Tengo dos opciones –dijo Snape– no volver o bien, volver y decir que había logrado que me invitaran a la reunión… lo que dudo que funcione.
–No –dijo Sara mirándolo– no debe volver ahí.
–Creo que los discutiremos después Severus y yo –dijo Dumbledore– pero no creo que sea prudente arriesgarnos más. Ya hemos tenido demasiadas pérdidas.
En ese momento Gwinger entró por la ventana de la oficina. Sara levantó un brazo para que pudiese posarse en este. Sara tomó la carta que traía y la leyó.
–Profesor… por la letra diría que la escribió Hermione, aunque el apremio con que está redactada es propio de Harry. Firma la AD. Nos solicitan que al terminar la reunión pasemos por la sala de menesteres de ser posible. Quieren hablar con ustedes.
–¿Sobre qué? –preguntó Snape.
–Creo que es mejor que vayan a oírlo –dijo Sara con firmeza, aunque ella sabía de que se trataba.
–De acuerdo. –dijo Dumbledore– vamos de inmediato, te puedes quedar con ellos de una vez. Nosotros nos quedaremos probablemente hasta tarde planeando como reestructurar la Orden…
El grupo se dirigió hacia la sala de menesteres. Snape se atrasó a propósito para poder hablar con Sara.
–¿Ella te avisó?
–Sí –contestó Sara– se comunicó mentalmente conmigo.
Snape la miró intrigado.
–¿Esto ha aumentado o aclarado tus dudas?
–Un poco de ambas –respondió Sara.
–¿Confías en ella ahora?
–Digamos que… no tengo otra opción si quiero entender esto. La verdad le tengo lástima.
En ese momento entraron a la sala de menesteres, donde estaba reunida casi toda la AD. Harry estaba a la cabeza del grupo, junto con Hermione. Los chicos Weasley estaban en el hospital, mientras los gemelos se hacían cargo del funeral de Charlie. Draco estaba a un lado, lejos del grupo.
–Profesor Dumbledore –dijo Harry– sabemos lo que pasó. Hermione y yo hablamos con la AD y les contamos lo sucedido con la Orden del Fénix. Sabemos que no estaban seguros de dejarnos ingresar a la Orden una vez terminados los EXTASIS, pero ahora sabemos que tenemos que hacerlo. No podemos quedarnos de brazos cruzados ahora que la Orden ha caído y Voldemort está muy cerca de conseguir su triunfo. Sólo queríamos decirle que la AD se pone bajo la dirección de la Orden del Fénix desde este mismo momento. Ustedes nos necesitan, y nosotros queremos pelear. Nuestras varitas están a sus órdenes.
Dumbledore sonrió ante la franqueza de las palabras de Harry y la decisión de los rostros de todos los presentes. Draco se deslizó hasta acercarse a Sara y abrazarla. La última etapa de la guerra había empezado.
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Y la ultima de la historia también. La otra semana tendremos el capítulo de preparación para el final e inmediatamente después inician los tres capítulos que forman el final.
Espero sus comentarios sobre el ataque a Grimmuald, pero por favor, no envíen Avadas electrónicos por la masacre... Vean que si me matan no podría publicar el final luego…
Hoy sí que contesté todos sus reviews, aquí están. Una vez más gracias por su apoyo y espero con ansias los de esta semana.
JazelBlack¡Hola! Bienvenida a la historia! Gracias por el mega review, porque me encantan los reviews gigantescos… Supongo que tardarías de verdad mucho en leerlo, porque en realidad la historia es demasiado grande, yo ni siquiera lo había planeado tan enorme, pero así fue saliendo. Muchas gracias por considerarme una gran escritora, te aseguro que en esta historia di mi mejor esfuerzo. Me alegra sobre todo que te gusten Sirius y las dos Sara porque son mis personajes más queridos y trabajados. Pues mis otras historias no son tan buenas como esta en mi opinión, pero Esa chica es mía y Mi vida a través del velo creo que son las mejores después de esta. Pues Sara Parker es mi personaje favorito de la historia, y se convirtió en mi favorita como hasta la mitad de la segunda parte, y eso parece reflejarse en la historia y el gusto de la gente. Lo de Oscar y Honey creo que pocos lo esperaban, esa era la idea. Y lo de Sara P en la playa es que me pareció que ya era hora de que llorara como se debe al amor de su vida. Pues sí, la emoción está servida, es el momento final que se aproxima a gran velocidad… Tenía que ser Bellatrix la que hiciera ese descubrimiento. ¿No reparaste en la veces que Sara dijo que no sabía donde estaba su traslador? Desde entonces se venía tejiendo. Hay alguien cuidando a Snape que no soy yo, tranqui, pero me tenían amenazada para este chap... ¿Qué dices ahora de las dudas de Sara B? Después de esa conversación... Oye, a mi también me gustaría ver la cara de Ron al recibir esa nota...
Licon: Espero que realmente tuvieras paciencia, perdón por el atraso. Me alegro de que te gustara el recuerdo. Ya estás cerca de saber como termina todo… Todos querían más de Ron y Hermione, pero creo que la pareja está por encima de mis posibilidades, y me alegra que también te sorprendiera lo de Honey y Oscar.
Flopy Black: Espero que hayas podido resistir que durara más de la semana todavía, de verdad lo siento… Sabía que alguien me preguntaría por el recuerdo de Sirius y Remus. En el texto dice más adelante que Sara vio solo hasta que Snape salió de la habitación, pero es que me gustaba mucho ese recuerdo para cortarlo.Amsp14¡Hola! Sólo un poco insistente… Ya la terminaré algún día.
Laura P.E: Me alegra que te gustara el capitulo. Ya has visto como van las cosas con Sara B y su madre, quedan solo 4 capítulos para que se resuelvan... Lo de matar a Snape… luego hablamos de eso.
Trixi Black¡Hola!Wow! Parece que de verdad te gustó el chap... En realidad lo que decía era ¿Mamá? Pero fanfiction decidió cambiarlo por su cuenta... ¿A qué te refieres con que te postee¿Lo de la foto? Pásame la dirección de nuevo por favor.
Kaos Black¿Yo muy mala? Como crees… Espero no haberte tenido en demasiado suspenso y que te haya gustado este chap a pesar de lo triste que ha estado…
Ely Chan: Hola! Sí, ahora sí que se termina ya la historia… Tienes razón, Sara P ama a su hija muchísimo, pero es una especie de mecanismo de defensa emocional no pensar en eso, pues terminaría de derrumbarla. Piensa mucho en ella, en el sentido de hacer su mejor esfuerzo para ayudarla y hacer que el destino final sea menos dura con ella. Sí, a mi Sara P también me da muchísima pena. Lo de Dumbledore, eso es lo peor, nunca lo sabremos a ciencia cierta. ¿Hermione y Ron? Creo que no queda tiempo para romance… En cuanto a Sara y Draco, bueno, de momento solo le pidió que fueran novios… ¿los ves casados? Honey y Oscar son un capricho mío, por eso aparecen en la historia, aunque podría haber prescindido de ellos, excepto por… algo que sabrán mucho después. El subconsciente nunca desaparece… solo se esconde… En cuanto al epílogo, la fecha que estoy dándoles para el fin de la historia, esto es, el 13 de mayo, es la fecha para publicar exactamente el epílogo, donde realmente voy a explicar todo lo que pasó después. Sí, tenía que matar a Petunia, Sara se lo había prometido si le decía algo a alguien y lo hizo. Voldemort pagará algún día, estoy segura de ello. En cuanto a si en esta historia se ve o no... deberás seguir leyendo. Tienes mucha razón sobre Sara P, ella en realidad creció tras caer en la trampa de Voldemort, es el personaje más complejo que he creado y estoy muy orgullosa de ella. Sara B por su parte si que esta sufriendo, como has visto en este capítulo. ¿Draco puede quitarle los poderes a la Emperatriz¿Crees que lo haga¿Podría hacerlo siquiera? En cuanto a las sugerencias de nombre lo siento, soy pésima poniendo nombres, con decirte que hasta la fecha todos mis personajes femeninos importantes se llaman Arya, Marian o Sara. De verdad me tienes muy feliz con tantos reviews... No sé cuando tendré tiempo de escribirla, pero la secuela, al menos en lo más básico ya está pensada, aunque de mometno no es ni la mitad de buena que esta y dudo que lo sea. Hay un epílogo, que es exactamente lo que calculo poder publicar el 13 de Mayo. Shacklebolt me caía bien porque había protegido a Sirius, por eso mismo sabía que dolería su muerte… y tenía que doler. Ahora, soy yo la que no soporta que le pase algo a Remus, a quien en un inicio planeaba matar en este chap, pero fue superior a mi. Claro que puedes organizar el linchamiento, me avisas para asistir. Me alegra que también te guste lo de Neville. No te preocupes, el final que tengo no lo cambio por nada. ¿Lees Matrimonio por conveniencia¡Qué bien¡No lo sabía! Lo de que Snape le diga algo... ¿Tú que crees? A mí también me dio lástima deshacerme de la Torre Eisenstandt, y lo de la Klein, pues lo asimilaste bien: era necesario. Pues sí chica¡¿cómo habría fic si Sara P no se hubiese hecho mortífaga! Entiendo tu adicción al café, aunque a mi no me gusta, pero tengo una adicción parecida al chocolate. Y gracias por el review atrasado.
Strega-in-progress¡¡¡¡¡BIENVENIDA¡QUE ALEGRÍA VERTE POR AQUÍ DE NUEVO! Me alegró mucho encontrar tus reviews. Sigue leyendo por favor, el final se acerca, tienes más o menos un mes para alcanzarme antes del final… Me alegra que te gustara la aparición de Ash, quien hace años había prometido que se verían de nuevo antes del final. Cuando inventé a Oscar Wyle solo tenía el apellido y mi hermana me pidió que le pusiera Oscar para que sonara como su escritor favorito. Gracias por lo de los versos, aunque dejan mucho que desear… Esa conversación sobre el destino con Voldemort me encanta. Es que es un personaje muy bueno y la conversación de ellos tenía que quedar muy bien, creo que la pulí mucho antes de darla por buena. Sí, me gustaría ver la expresión de sorpresa de Snape.
Euge1: Me alegra que te guste mi fic, bienvenida a la historia, el final se acerca, espero que sigas leyendo... De verdad le di mucho tiempo a este fic, porque le tenía demasiado cariño, así que me alegra que me digas que ese cariño y dedicación se nota en el producto final. De ahí a compararme con Rowling no llego, pero gracias…Maritza Chan: Que vergüenza tengo contigo que nada que leo tu fic... Será mi prioridad en vacaciones, te lo prometo, no puedo prometerlo para antes lastimosamente… Tengo el grandísimo defecto de ser atacada-obsesiva-perfeccionista (creo que esta historia y su añoytresmeses que dediqué a hacerla perfecta a mi punto de vista son una prueba de ello) y matarme en los estudios para tener todas las notas por encima de 9 y cada vez es más difícil en la U, por eso no tengo casi tiempo… La actitud de Sara P con Draco tiene una razón muy buena, y la de Sara B… bueno, a ella entiendo que la quieras matar de vez en cuando. Me alegra que te gustara esa conversación de James-Sirius-Lily con Harry presente. Me divertí mucho escribiendo esas partes que resaltaste. Pobre Honey… Todos desconfían de ella. ¿Me delata la historia que estudio psicología? Ay Dios, y eso que a penas voy por segundo año… parece que lo llevo en la sangre entonces. ¿Crees que uso mucha psicología en la historia? Mi pila de quehaceres universitarios deprime solo pensar en ella… Lo de los primos segundos… hace tiempo perdí el asco por eso. Vas muy rápido, ya casi me alcanzas. Sí, Pet no tuvo una muerte agradable pero pudo ser mucho peor. Sara B empieza a darse cuenta de varias cosas… La maldición de los Black la inventé yo, pero basándome en que ningún Black en la historia de JK ha sido feliz. Me alegra que te gustara el encuentro madre-hija, no, no hay más chaps así de largos. El final era eterno pero por eso está dividido en tres. Pues sí, lo de Aberforth fue un suicidio bien pensado… Lo lamento por tu examen de química, a mi me fue fatal en uno de investigación y tengo el segundo en unos días… Me estoy muriendo de los nervios.
Nenita Black: Gracias por decirme que vas a extrañarla. Es lindo saber que alguien compartirá mi sentimiento, porque la extraño demasiado desde que la terminé y me hace falta escribir en ella… Sara P arrancó las hojas… ella explicará después específicamente porqué.
Gala Potter: lo de Honey y el doctor Wyle lo tenía muy escondido, pero lo había planeado desde el momento en que los inventé. Creo que Ron sí sabía lo que sentía por Hermione, pero le llevó su tiempo aceptarlo. Lo de la formalización de la relación SD llevó su tiempo por la testarudez de Sara y todas las situaciones que ha habido en medio. Espero que se aclararan tus dudas sobre Grimmuald Place…
Angie Crowe¡Gracias por no dejar de darme tu review a pesar de tus prisas! Eso era lo que quería expresar en esa parte de Sara P, la importancia de Sirius Black en su vida y el vacío que deja su ausencia en ella… algo parecido a lo que nos pasó a nosotras… Me alegro que te guste la formalización de la relación. Lo de Hermione llorando me costó un poco, pero era necesario para hacer reaccionar a Ron… Yo a Harry la verdad lo veo con Ginny desde que ella le dijo idiota, antes de eso no me agradaba. Lo de Honey y Oscar pretendía sorprender, son una pareja que me encanta, y esos rasgos que dicen, es cierto, las principales pistas estaban cuando ellos dos se encuentran fuera de la casa de Sara el día que se revela lo del DarkNox, que es cuando hablan de la "cita" del día siguiente. Solo yo sabía a que se referían y en ningún lado lo explico, pero me divertía demasiado. Pronto seguiré con Esa chica es mía, prácticamente ya tengo escrito lo que sigue. Ahora voy con tu review numerado. 1-Gracias, me encanta incluir a Sirius. El flash back es de mis técnicas favoritas, pero aquí no lo puedo usar mucho por el simple hecho de que esta historia es más pasado que presente, no sé si me doy a entender. 2-Mucho plan, mucho plan… Recuerda, se lo dijo a Harry: quiere entrar en la mente de su madre. Aunque después del chap de hoy… 3-Nadie le había puesto atención a la perdida del traslador… 4-Pues sí, se lo ganó eso de ser protagonista por unos momentos. Si lo ves, solo lo han sido personas de apellido Black sin contar a Sara y el prologo que era Ash. 5-¿Crees que Voldemort aprecia más a Bellatrix que a Sara? 6-A mi me gustó escribirla por la ternura y confianza de pareja entre Sara y Draco y porque él parece tener más sentido práctico que los Gryffindor, lo que me parece es algo que diferencia a los Slytherin. 7-No quiero a Dumbledore, pero me alegra que te guste como puse el personaje. Hay planes de secuela, pero nada seguro en cuanto a en qué fecha podré escribirla. Gracias por tu mega review, me ha encantado.Loly¡No es un poema mío! Al inicio del capítulo, en el disclaimer, explico que es una canción de Talía que se llama entre el mar y una estrella. Me alegra que te gustara la escena de la playa, y lo de la comunicación de Sirius, ya lo veremos. Pues ya viste que la joya no es un traslador… Jajajajajajajajajajajajajajajajajaja! No considero que yo me parezca a Honey, pero sí hubo algo de eso en que quedara con el doctor Wyle… un día de estos dieron la biografía de Noah Wyle por cierto… La diferencia de edad entre ellos es grande, Honey tiene entre 18 y 19, y Oscar tiene más de 30. No he calculado cuanto exactamente es la diferencia. Sí es algo asaltacunas… pero yo no culpo a Honey, más o menos eso me lleva Noah Wyle… ;-)
La hija del viento¡que dicha verte de nuevo por aquí! No sabes que bien me siento al ver que vuelven los lectores de siempre cuando va a terminar la historia, y empiezo a pensar que tendré que despedirme de todo esto… Tienes que contarme más de Londres y la plataforma 9 ¾! Me alegra que te gustara, eres la primera que dice que sospechaba lo de Honey y Oscar, creí que estaba muy bien guardado. ¿Por qué lo sospechabas? Me sentiría muy feliz de saber que viste las pequeñas pistas que fui dejando porque pensé que nadie las había visto. Ya viste que pasó con Snape, me alegra que te pareciera un final emocionante… el final está encima. Gracias por los deseos, realmente lo necesitaré.
Fer Black¡Hola! Me alegra que te gustara el fic, espero que sigas leyéndolo!Lady Kenobi: me alegra que tu compu ya te deje subir reviews de nuevo, y que te gustara el capitulo y las sorpresas. Espero que sigas leyendo, se acerca el final y Sara está más cerca de saberlo todo!
Bella Blackvad: Pues sí… ya se ha ido la historia prácticamente. Yo no podía creerlo cuando la terminé, pero así es, realmente hay un final. Me alegro que te gustara la parte feliz del capítulo anterior, con las parejas definidas, un encantador Draco y sobretodo la sorpresa de Honey y Oscar. Lo de Sara P estaba hecho para conmover y buscar las lágrimas, pero es el tributo a Sirius que se merecía. En la parte de Sara B había un tributo para el aniversario de muerte, pero es Sara P el amor de su vida, es ella la que vive el vacío y el dolor de la muerte de Sirius en carne propia, como una herida en carne viva sin tener oportunidad de llorarlo hasta ese momento… La luz del zafiro era un toque de efecto especial… y tal vez algo más. Me alegra que te gustara. Y es cierto, Sirius siempre está ahí. El día que inventen una cámara fotográfica de pensamientos le tomaré una a la imagen que tengo de Sara en lo alto de la Torre. Pues sí, ya casi estamos en el final. Nadie le prestó atención a cuando Leithold le saca todas las cosas a Draco, y tampoco a las veces que Sara dijo que no encontraba el traslador, pero así era… el mismo Harry cuando aparecieron la primera vez dijo que sería peligroso que alguien lo encontrara… y lo fue. Sara P tuvo una motivación fuerte: sabía que Bellatrix no dejaría vivir a Snape ni un segundo a penas lo viera ahí…
Ellyadath: Bienvenida a la historia! Gracias por leerla, me alegra mucho que te guste y que creas que realmente sirvo para esto. En cuanto a publicar algo, seguro que pronto puedes, solo trata de ser original y todo saldrá a pedir de boca. Espero que sigas leyendo!
Hasta la otra semana!
Sara Fénix Black
