Disclaimer: los personajes pertencen a JK Rowling, Warner Brothers y empresas asociadas.

¡Hola a todos!

Este es el capítulo más importante para mi tal vez, porque realmente era a él al que quería llegar desde el momento que empecé a escribir la historia y me parece que después del final sobran mis palabras, por lo que esta vez cambiaré la modalidad y empezaré contestando sus reviews, que por cierto me hacen muy feliz¡YA CASI ESTAMOS EN 800! No me lo puedo creer… GRACIAS!

El capítulo final se llama "Destino final". Probablemente lo suba el domingo que viene, porque todavía sábado en la tarde voy a estar haciendo examen. El epílogo estará el la red –si Dios quiere– el 13 de Mayo, el día de mi cumple 19 ; )

Ahora contesto sus reviews:

Gala Potter: Espero que te fuera bien en los exámenes. Yo voy para ellos y estoy al borde del infarto. Era la escena más triste y melancólica de la historia dentro de mis planes, aparte que yo estaba entre la depresión y la más intensa emoción cuando lo escribí porque se me acababa la historia… Sigue leyendo y verás lo que pasa.

Ariadna Creta: Me preguntaba que había sido de ti amiga mía. Espero de todo corazón que te haya ido genial en el examen de la maestría, ya elevé una oración al cielo y te tengo presente durante este viernes. ¡Tú puedes amiga! La batalla final no terminará contigo, sino tú con ella. Volviendo a la historia, me pareció que la UIHDCAO era el lugar adecuado para Harry. Lastimosamente no tengo tiempo de atender con mucha especificidad para todos los personajes, como verás este capítulo en especial se centra en el climax de la historia. Lo de la advertencia es porque recuerdo cuando lo escribí y me quedé deprimida, casi me da algo y no podía dormir de pensar en que al fin lo había escrito… Pues a mi Honey me cae muy bien para matarla, y Tonks también. No veo porqué no querrías que Sara B fuera feliz si su felicidad es la de Draco… ¿puede la hija de la hija del infortunio ser feliz? He ahí el dilema… Sara Parker y Sirius Black… ya llegan al punto en que se puede pensar en la pareja como algo más allá del plano terrenal¿no crees? Un verdadero amor para la historia, no sé si me explico. Si empezaste en la cena de Navidad… ¡si hace años!

Jazel Black: Sí, tres semanas más para el final. A mi me da nostalgia el pensar en dejar de publicar y que ya terminé de contarles la historia que me llevó año y dos meses de mi vida construir. No pretendía causar tristeza con la muerte de Fudge, de hecho fue solo mi venganza personal porque no lo soporto. Me alegra saber que alguien quiere a Honey, porque a mi me cae muy bien, y la identificación de Sara con ella era una pequeña introducción para el ánimo por lo que venía en el arco. Yo también odio a Peter, y si hizo eso fue por mi afán de no dejar nada de Rowling afuera, aunque seguro dejé un montón… No le tengo manía a los Weasley, y ya tengo bastante sentimiento en este chap para usarlos, tranqui. Solo mataré a quien deba morir. Me encantaría tener más tiempo que dedicar a Esa chica es mía, pero la U no me deja tiempo de sentarme a ser Marian un rato, así que paciencia, ya vienen dos capítulos en cuanto se los pase a mi hermanita y los lea. Espero que de verdad leas Mi vida a través del velo¡obviamente es sobre Sirius!

Amps14: Confío en tus aproximaciones matemáticas¡ahí vamos acercándonos rápidamente¿Recuerdas cuando escribí este capítulo? Lo recuerdo y todavía se me llenan los ojos de agua…

Angie Crowe: Parece que las uñas me van a odiar, he sido la culpable del final de muchas según lo que me dicen en los reviews. Me alegra que te guste la narración. A mí se me sacó las lágrimas esa escena porque tuve casi que leerlo todo de nuevo para sacar las frases, tenía una lista larguísima y al final esas fueron las elegidas, aunque no sabía si recordarían de donde era cada una. En este capítulo de hoy fue que me di cuenta de que a pesar de todo lo que odio a Bellatrix también admiro al personaje. Pobre Sirio… si tenía pensado apagarla, pero me imagino el vacío en el estómago de Sara al ver que no estaba, y sobre todo el pobre Snape que sabía lo que venía detrás… ¿Por qué todos creen que voy a matar a todo el mundo? ; ) Me encantan tus teorías. Sí, Neville está con la AD. Espero que prepararas el pañuelo…No me gustan las muertes si gracia. Excepto Bill, que tenía que ser de ese tipo de muerte, en esta parte de la historia quiero que quien muera tenga el tipo de muerte que merece. Hagrid… no. Espero que el capítulo no te haya defraudado.

La hija del viento¡Aquí está el 71! Una historia de amor completa… ya veremos. Espero que te guste el capítulo y me des tu comentario.

Nimphadora Weasley¿Se nota que le tengo cariño a Honey aunque sea una Fudge? También le tenía cariño a Bill y Charlie, así que no te fíes. Sara B es la que puede pedir la vida de alguien, y es la de Sirius la que dijo que quería… ¿Qué pasará? Eso le verás en el último capítulo.

Martita Felton: Hola! Me alegra que te guste como avanza la historia y no sé quien será el review 800, pero tienes posibilidades. ¡Adelante! Me dijo mi hermana que lees el de ella, "Matrimonio por ¿conveniencia?". La primera despedida de Sirius y Sara da un poco de pena, pero me gusta en especial el reencuentro… la historia es tan poco complicada entonces… que nostalgia me da pensarlo. ¡Que lindo es revivir la historia contigo! Aún con todas las intrigas encima… Si, poco a poco entenderás, pero te aseguro que hasta este chap aun no se ha entendido todo. Vi por encima el inicio de tu fic. No he podido sentarme a leerlo, nunca tengo tiempo, pero sí creo tener una ligera idea del problema. Empiezas directo con el personaje nuevo sin dar una idea más clara de cual de los originales de Rowling va a ser el importante. Creo que la mejor manera de introducir a un personaje nuevo es a través de uno de Rowling, como en esta historia que empecé con Sirius y a través de él Sara entra al mundo del lector y empieza a ser el centro de atención hasta que la historia deja de ser de él el principal para ser ella. Ya lo verás. Claro, tampoco te digo que la tuya esté mal, sino que en mi opinión necesitas un gancho desde la introducción para provocar interés sobre de qué va a ser la historia. Me alegra que te caiga mal Dumbledore, tenemos más en común. No sé si seas lo suficientemente rápida para alcanzarme, pero me gustaría poder hablar contigo.

Herm25: Sí, acabar tenía que terminar algún día. Espero que este capítulo también altere tus nervios, pero espero que no te vean muy extraño…

Trixi Black: publico tan rápido como tengo prometido: el fin de semana.

Rebelleblack: pues me esforcé mucho para que la historia guiara exactamente a este final, en especial este capítulo, por eso la guía de las profecías. Sara P es el personaje que más cambia en la historia, me alegra que ahora la entiendas mejor. Todo lo que esperas está en este capítulo¡así que a leer! Me alegra saber que soy la historia favorita de alguien. Esperi que te guste el final de la historia.

Laura P.E: Espero que la semana no se te hiciera demasiado eterna… queda este capi, el otro para el final final y el epílogo. La fecha del epílogo es 13 de Mayo. Te cae bien Honey! Excelente! Sí, el águila es Gwinger, no sé si recuerdas que en un inicio es de ella. Al inicio de la segunda parte, cuando va al callejón Diagon con Sirius y tienen que mandarles una nota y las entradas a James y Madeline la usan, no sé si lo recuedas.

Syringen¡Gracias por volver a pasarte por aquí! Los 800 están encima! Recuero tus comentarios porque fueron de gran alivio, ayuda y seguridad para mi. Me hicieron gracia los reviews, gracias por tomarte la molestia de dejarlos uno a uno. En algún momento te dejaré todos los que debo (léase Julio, no me va a alcanzar ese mes para todo lo que tengo que hacer). Me alegra que te gusten las canciones. No eres cualquier niñata de 15 años, eres una chica capaz, inteligente y cuyo criterio valoro mucho. ¡Gracias por tu ayuda amiga!

Ely Chan: sí, ya no dudo tanto el llegar a los 800, confío en que mis lectores no me abandonarán a esta altura, pero no se puede cantar victoria sin llegar a la meta… Mira por el lado positivo la espera: podrías haberlo leído el domingo que lo publiqué y tener que esperar una semana en lugar de dos o tres días. Y partirlo ahí es la gracia… El que no siga con los otros fics no tiene que ver con este que ya está terminado, sino con la U que no me deja tiempo… Ya viste que hice con todos los chicos de momento… Jajajajajajajajajajaja! Habría sido muy interesante que se lo dijera así de golpe a Fudge, pero Honey es una chica diplomática y a Voldemort no le habría hecho gracia que lo dejaran sin el trabajo de matar al ministro… Entiendo que te cueste escribir las malas palabras. Es más fácil soltarlas de repente que pensarlas y escribirlas. El superyo es muy fuerte en el conciente. Pero tienes razón en querer usarlas con Tom… Ya saben todas las razones de Voldemort para querer a Sara de su lado y aceptarla a pesar de todas las irregularidades que Bellatrix fue señalando con sus berrinches. No sé si recuerdas que Sara sospecha algo de esto cuando Ash y Benamburg le hablan de que las fénix tienen que ver con las Klein. Lo de Sara en el arco… no hay nada más humano que esa idea de dejar todo botado en algún momento, por más cerca del final que se esté. Y todos los recuerdos de Sirius y lo que había sido y no había sido la estaban ahogando… Ya viste lo que decía la canción "De vez en cuando siento enloquecer". Pero todo eso le sirvió para acabar de entender las cosas y saber lo que tenía que hacer en este chap. Pues sí era fácil saber que esa sería la noche del ataque, por eso mismo Sara logró descifrar la profecía de cuando sería el ataque y sabía lo que Voldemort iba a decir el día que se los comunicó, además, elegí la ocasión con mucho cuidado. Claro que los mortífagos son unos cobardes, por eso acorralaron a Harry de esa forma. Tuve que hacer a Peter hacer eso para cumplir con el libro, pero… no es de Bellatrix la misión que quieres darle. Y ya sabes, con Sara P, todos pagan. Pues los elfos no estaban poniendo mucha atención, ya has visto como son, ellos a lo suyo y si no les ordenan nada más en eso siguen…Sí, las vidas de todos están en peligro, esto es la guerra y ni tus amenazas de Mirtle pueden cambiar el curso de la historia… Espero que estés bien y que te la pases genial con el chico en el baile¡espero que me cuentes como te fue! Tienes razón al decir porqué Sara se preocuparía por cada uno de los chicos. ¿Ideas originales para un concurso? Caen en el momento menos esperado, mi consejo: trata de no sacarte la idea por el concurso, que fluya libremente y será muy buena. Ese síndrome del que me hablan me ha dado varias veces… y espero ver como vas a matar a Bellatrix, porque en mi opinión sí merece una muerte de lujo. Me encantó el kilometrico y detallado review, me encantaría que tuvieses tiempo de dejar otro igual de detallado de este capítulo. Espero verte por el MSN pronto. Bye!

Hermy: Me alegra que te parezca que quedó bien.

Lady Kenobi: la batalla está aquí y se siente fuerte. Espero que te guste.

Loly: Sirius no puso el hechizo para que le pasara eso a Sara, es parte de la protección de la Klein, pero tanto amor no podía hacer más en Sara que cegarla y hacerla revivir esa historia de amor que "erase una vez una historia feliz y ahora es solo un cuento de horror…" Sé lo que es odiar el continuará… espero no haberte dejado igual esta vez ; ). Espero que el galón de tilo te haya servido de algo, pero yo me habría preocupado más por los klennex. Espero que tus uñas te salvaran. ¿Se salvará? Recuerda el juramento a Sara Parker y a cuantos a perdonado la chica…Sara Black es mortal desde siempre, pero hasta que se da cuenta de que su madre sigue viva se entera. Lo explica Voldemort al final de la cuarta parte, puedes revisarlo. Es Sara B la que clava una de las agujas de veneno que lleva en el cinturón en la pierna de Leithold. El águila está afuera, con Sara Parker. Pues si quieres leerla de nuevo… adelante!

Nicky Potter¡Qué alegría saber de ti de nuevo! Espero que de verdad te puedas poner al día, pero sobretodo que todo vaya bien en tu vida. Yo también te aprecio mucho y espero encontrarte pronto de nuevo.

Maritza Chan: Pues sí, Amsp14 es mi hermana, me alegra compartir lectoras con ella. Se puede decir que Sara P esta loca, pero en realidad está enamorada hasta los huesos, al punto de llegar a la locura. Sí, tienes razón en que descuidé un poco a Remus, pero…en un inicio ni siquiera se suponía que llegara hasta esta parte, pero ahí está todavía. Espero que te guste el chap.

¿Listo el té de tilo¿Listos los Klennex? Listos para la batalla final entonces.

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La batalla final

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Sara Parker apareció en los terrenos del castillo y dirigió una mirada hacia el cielo. Ya no estaba. Sirius, su estrella, había sido apagada.

–¡Maldita sea, Tom Riddle¿De todas las estrellas tenías que elegir esa? –pensó Sara con dolor al tiempo que bajaba la mirada en dirección al castillo. Había una gran agitación. Debía entrar de una vez y averiguar que pasaba para luego buscar a Sara y a Draco. Sin

embargo, los gritos de los mortífagos que habían salido del castillo llamaron su atención.

–¡Maldito traidor¡Ven acá Pettigrew¡Enfrenta tu muerte!

Sara no se detuvo a pensar en que había pasado. Recordó su juramento de hacer pagar a Peter sus traiciones. Detuvo a los mortífagos.

–¿Qué sucede? –les preguntó.

–¡Pettigrew nos traicionó¡Permitió a Potter escapar¡Se transformó en rata y huyó!

–¿Aún no tienen a Potter? –preguntó Sara con indiferencia.

–Ya casi, Lestrange y los mejores de su escuadrón lo están siguiendo en este momento.

–Vuelvan con ella –dijo Sara– yo me encargo de Pettigrew.

–Pero…

–Ahora –dijo Sara con autoridad, sin dar lugar a réplicas. Los mortífagos se fueron al tiempo que Sara pensaba rápidamente. ¿Cómo encontrar a una rata en esa oscuridad? De repente recordó a Gwinger, el águila que le habían regalado en Goether durante su viaje a Oriente. La había dejado con Kyara y Sara, así que la chica debía tenerla todavía. Silbó suavemente y momentos después la majestuosa ave bajaba a posarse en su brazo– Mi linda Gwinger… tanto tiempo ha pasado… necesito que hagas un pequeño favor para mí… que encuentres a la rata… la rata de mano de plata…

El águila voló con gran elegancia sobre los terrenos, hasta que se precipitó con velocidad hacia un punto en específico, cerca del sauce boxeador. Sara se apareció ahí.

–¡Morphus!

Cuando Gwinger cerró sus garras para atrapar a su presa hundió sus uñas en la espalda de Peter Pettigrew. El traidor lanzó un alarido de dolor y al volverse se encontró con la sonrisa fría de Sara Parker, la misma con la que lo había torturado después de su iniciación como mortífago.

–Mi buen amigo Peter… –dijo Sara con calma jugueteando con su varita– al fin nos vemos fuera del castillo de Lord Voldemort…

–Sara, Sara, tú no…

–No Peter, yo no voy a perder esta oportunidad de cobrar esa pequeña deuda que tenemos…

–Por favor, ten piedad…

–¿Piedad¿De una escoria como tú? Dime Peter¿quién tuvo piedad de tus amigos? No fuiste tú…

–No por favor, Sara, no por favor, yo te serví, hice lo que querías…

–Hasta que me engañaste y me mandaste de señuelo para Sirius, y luego lo incriminaste en el crimen de doce muggles y lo enviaste a Azkaban.

–Yo no quería… no tenía otra salida…

–Ni siquiera tienes dignidad para morir… No sé como fuiste un merodeador.

–Sara, buena Sara, bella Sara…

–¿Qué te parece si empezamos? –dijo sonriendo más pronunciadamente– empecemos con uno de esos hechizos que al bueno de Potter tanto le gustaban y tú disfrutabas tanto.

Sara hizo un rápido movimiento de varita y Peter levitó boca abajo frente a ella.

–¿Humillante Peter? Un traidor merece ser humillado. ¡Si tuviera suficiente tiempo para entretenerme contigo! Pero debemos hacer esto rápido. Vamos a ver como sientes el fuego en las entrañas…

Peter abrió mucho los ojos y lanzó alaridos de dolor. Sara estaba prendiendo fuego lentamente a sus órganos vitales, tal como los había aprendido de un viejo libro de anatomía en casa de los Lovegood.

–Duele¿verdad Peter? Pero no es suficiente, no puedes compararlo a 20 años de soledad, a 12 años en Azkaban con el peso de la muerte de tus mejores amigos y el abandono del niño que es la luz de tu vida¿verdad?

–¡Por favor, para!

–Y tu piel… creo que nuestro trato incluía dejarte sin piel si alguna vez Voldemort oía sobre el ciervo o el perro…

–No, por piedad, no…

Sara apoyó su varita en el pecho de Peter.

–Deteriorum facere.

Las ropas se desintegraron y la piel empezó a enrojecerse y diluirse. Sara no rió, se limitó a mirarlo con un gran odio.

–Por favor…

–Mejor mátalo de una vez –dijo una voz a su espalda– no merece tanto despliegue de magia.

Sara se volvió para encontrarse con su hija, quien la miraba fijamente, aunque se inclinaba un poco sobre su pierna derecha.

–¿Quieres que lo mate? Creí que lo defenderías, como Potter que quería entregarlo a los dementores.

–Nunca me ha hecho daño un dementor –dijo Sara secamente– no veo porqué hacerlo pasar por semejante cosa. Harry es un espíritu noble. Yo quiero la venganza de mi padre. Y él lo mandó a Azkaban.

–Gracias niña Sara, gracias…

–¡Ya cállate! –gritaron las dos mujeres a la vez. Sara Parker se acercó a él de nuevo y puso la punta de su varita en la poco piel que había sobrevivido al hechizo.

–Matémoslo de una vez –sugirió Sara Black apuntándolo con la varita de Sirius.

–No –dijo Sara al tiempo que rasgaba la piel de Peter– yo lo mataré sola.

–¡Yo también tengo derecho!

–Sí, lo sé. Pero he sacrificado el estar a tu lado todos estos años para que no te convirtieras en mí, y no permitiré que lo hagas ahora, tan cerca del final. Despídete del mundo Peter Pettigrew, no te preocupes, nadie va a extrañarte ¡Avada Kedavra!

El cuerpo inerte y ahora deforme del traidor cayó al suelo con un golpe seco. Luego la mortífaga lo hizo volar con la varita hasta las ramas del sauce boxeador que lo empezaron a golpear sin piedad.

–Espero que sus congeneres las ratas acaben con lo que quede de él –dijo Sara Parker con odio, pero al volverse a su hija la vio con lágrimas en los ojos– ¿qué sucede?

–¿Por eso me dejaste?

–Sí… –dijo Sara evadiendo su mirada– Vámonos de aquí, tenemos mucho que hablar y muy poco tiempo.

–¿A dónde vamos?

–Tras esos arbustos, apresúrate. Aún no es hora de que me vean contigo.

Se dirigieron a los arbustos. Sara Black la miraba expectante, pero los ojos de Sara Parker se fijaron en su pierna.

–¿Qué te pasó?

–No es nada…

–Una mordedura de un serpensortia –dictaminó Sara mirándolo de cerca. Levantó la mirada y chasqueó los dedos. Sirio apareció a su lado de inmediato y se inclinó sobre la pierna de Sara, vertiendo unas lágrimas. La chica vio como la herida se cerraba y el ave desaparecía. Sara Parker le sonrió maternalmente.

–Gracias –dijo Sara quedamente, su madre no dijo nada. Se miraron un momento en silencio –¿Y bien¿vas a explicármelo?

–Sara, no puedo explicártelo todo pero…

–Me prometiste que entendería.

Su madre suspiró.

–Tienes que ver algo para entender.

–¿Qué…?

–Pon tu mano sobre mi cabeza. Te dejaré ver ese recuerdo. Te dejaré ver el porqué.

Sara Black lo hizo y luego apartó la mano lentamente de la frente de su madre.

–Esa es la verdad Sara –dijo la hija del infortunio cerrando los ojos para evitar que su hija viera las lágrimas en sus ojos– no espero que compartas mi decisión, y tuviste razón al decir que a pesar de todo soy una asesina. Pero querías saber la verdad, y es esa. Me hice mortífaga para evitar la muerte de Sirius, y no me salí del grupo por lo mismo. Salvé a las personas que pude a escondidas. Pero tampoco a todos. No tengo el corazón de tu padre o el tuyo propio tan generoso. He sido una mortífaga y he disfrutado algunas veces de mi trabajo. Te preguntarás porqué hice el entrenamiento. Sabes que llegué con Severus después de la pelea con tu padre, y cuando me di cuenta en que estaba no me salí para averiguar más cosas… pero después de ese día no pude irme.

Sara Black asintió lentamente. Podía sentir que su madre era sincera, había podido sentir su angustia y su desesperación durante ese momento en que se ofrecía a Voldemort a cambio de la vida de Sirius.

–Papá ya no está. ¿Por qué aún estás con ellos? –preguntó lentamente.

–Tengo una misión. Los Altos Fénix, el destino, no sé quien la verdad porque esto se me hace un lío, me puso una misión y por eso estoy aquí. Hoy es la batalla final.

–Eso dijo el profesor Snape. Y dijo que tú me dirías que hacer.

–¿Y vas a hacerlo?

–Voy a oír lo que propones.

Sara Parker asintió. Sabía que con ella no sería tan fácil. En ese momento sintió la llegada de Voldemort al castillo. Maldición, tenía que apurarse.

–Lord Voldemort es en este momento más poderoso de lo que puedes imaginar, más de lo que nunca ha sido o de lo que una persona sola puede enfrentar. La estrella de Sirius no brilla más en el cielo, porque él la apagó. Sólo puede ser vencido si los 4 Elegidos pelean con él.

–¿4 Elegidos?

–Harry Potter, Neville Longbottom, Draco Malfoy y la Emperatriz de los Fénix.

–¿Y cómo se supone que nosotros lo venceremos? –preguntó la chica con expresión de incredulidad.

–Escúchame bien Sara. Voldemort sustenta la mitad de sus poderes en los poderes de las fénix. Sin ellos sólo tiene las Klein y su poder natural. Y la Emperatriz tiene el poder para enfrentarlo. Los chicos están llenos del poder capaz de acabar con él. Sólo un Avada Kedavra de ellos puede matarlo.

–Pero… ¡yo no tengo el poder de apagar estrellas!

–No, no lo tienes –dijo Sara Parker con determinación mirando hacia el castillo. Si Sara la hubiese visto el día de la iniciación como mortífaga hubiera reconocido esa expresión– porque aún no tienes todos los poderes que la Emperatriz puede tener.

–¿Qué…?

–Busca a Draco Malfoy. No tenemos mucho tiempo. Buscaré a los otros Elegidos y los enviaré con él.

–¿A Draco?

–El Darknox¿no? Si vas a hacerme caso Sara, si decides oír lo que te digo, apresúrate.

Sara dudó un momento. ¿Iba a confiar en la batalla final, en su única oportunidad para inclinar la balanza, en Sara Fénix Parker¿En el Arma Letal de Lord Voldemort¿En la madre que la había abandonado¿En la mujer que Sirius Black había amado?

–Sé que no tengo perdón por todo lo que he hecho, tú nunca podrás dejar de odiarme, pero…

–Entonces todo eso, –la interrumpió su hija como si no la hubiera escuchado– ¿lo hiciste por él¿un sacrifico de amor por Sirius Black?

–Sí

–Y me dejaste por miedo a que de estar cerca de ti me convirtiera en ti.

–Sí.

–Entonces lo entiendo –dijo Sara mirándola a los ojos– porque yo habría hecho lo mismo. Te veré en quince minutos en la sala de trofeos, con Draco.

Sara desapareció ante los ojos de su madre, quien se dejó caer de rodillas y estrechó el zafiro. Su hija había creído en ella.

Se controló para contactar mentalmente a Bellatrix.

–¿Dónde estás?

–¡La pregunta es donde demonios has estado tú Parker! Tenemos a Potter. Trae al Señor Oscuro.

–¿Dónde están?

–En las mazmorras, voy a entretenerme con él mientras el Señor Oscuro llega.

Sara rompió el contacto mental. ¿Qué rayos le pasaba a ese chico¿Por qué huía hacia abajo?

Tomó aire y se apareció en las mazmorras. Ahí estaba el gran número de mortífagos rodeando a Harry Potter. El chico había tenido que ir escogiendo su ruta de escape según lo que veía en el mapa, pero ya no había tenido más lugar a donde ir. Bellatrix no era una merodeadora, pero conocía muy bien el terreno, y había logrado que el escuadrón no le dejara salida al chico.

Sara se apareció al lado de Potter, de frente a los mortífagos, interponiéndose entre él y la varita de Bellatrix.

–¡Parker¿Qué crees que haces?

–Llevar al chico Potter a su encuentro final con el Señor Oscuro en buenas condiciones.

–Oh no… el bebé Potter no se va de aquí antes de que acabemos un pequeño asunto que él inicio el día de la muerte de mi querido primo.

–No te atrevas a hablar de Sirius –dijo Sara apuntándola con la varita– tus sucios labios no son dignos de nombrarlo.

–¿No lo son?

–No, no consentiré compartir más tiempo el aire de su asesina.

–Sara, Sara… tú eres tan asesina como yo.

–No, soy mejor y lo sabes. Y ahora voy a matarte.

–¿Matarme? –Bellatrix abrió mucho los ojos y luego se rió– ¿Pero que te pasa Parker¿Crees que el Señor Oscuro te dejará matarme?

–Nada me impedirá que vengue a Sirius.

–¡El Señor Oscuro ya ha tomado la Klein¡Ya no te necesita!

–No Bellatrix, no lo entiendes. Yo ya no lo necesito a él.

Sara estrechó el zafiro y lo liberó del camuflaje negro al que lo había sometido tanto tiempo. El azul de la joya refulgió de manera fantástica, cegando momentáneamente a todos los presentes.

Los otros mortífagos huyeron en ese momento al ver a Sara Parker levantar la varita y ponerla contra el cuello de la favorita.

–¡Expeliarmus!

Los ojos de Bellatrix se abrieron como platos cuando la varita voló fuera de su mano y vio el brillo de locura en los ojos de Sara que había visto en los de su hija, pero esta vez pudo ver que era definitivo: era el brillo de la venganza.

–¡Traidora¡Sabía que eras una traidora igual que tu amigo Snape!

–Si lo sabías, debiste cuidarte más de mí… –dijo Sara obligándola a retroceder, clavándole la varita en la piel de la garganta, haciéndole más difícil respirar, como si quisiera atravesar su tráquea… y tal vez era lo que quería. – Y tenías razón al decir que yo no era de confianza. Tenías razón en tus sospechas, no soy fiel a la causa. Ni lo soy ni nunca lo fui. Sólo soy fiel a Sirius.

–Mi señor me vengará.

–Tu señor no sobrevivirá la noche.

–¡No es cierto¡Sabes que no es cierto!

–Sé que es cierto, porque yo misma me he encargado de ello. Vamos Bellatrix, toma tu varita y pelea conmigo. Vamos a acabar ese duelo que dejaste inconcluso con Sirius hace dos años.

–Yo gané ese duelo.

–Tal vez… pero no ganarás este.

Un hechizo de la varita de Sara la hizo salir volando hasta chocar con la pared al final del pasillo. Le envió la varita y se puso en guardia. Bellatrix miró ansiosamente hacia las escaleras a su lado, pero Sara la conocía muy bien para pensar que huiría como una cobarde.

–Ponte en resguardo Potter –dijo Sara sin volver a verlo.

–Pero…

–No me contradigas Potter, escóndete.

–No, yo…

–¡Maldita sea Potter! Eres igual a tu padre. –gritó Sara volviéndose a verlo. En ese momento notó el pergamino a los pies de Harry, en el que pudo leer el nombre "Padfoot". Se le hizo un nudo en la garganta. Sirius le había hablado una vez de ese mapa…

–Sí, y me siento honrado de eso.

–¡Oh por Merlín! – exclamó Sara exasperada mirando al frente al tiempo que enviaba un hechizo por encima de su hombro para paralizarlo y lo cubrió con una burbuja protectora.

–¿Haciendo de niñera, Parker?

La fénix evadió el primer ataque de Bellatrix, se había descuidado al hablarle a Harry, y ella se había acercado considerablemente.

Sara desapareció y apareció al otro lado del pasillo, cuando Bellatrix se volvió le lanzó un hechizo de frente, hiriéndola en el hombro. El intercambio de hechizos era rápido y constante, algunos rebotaban en las paredes y llenaban la mazmorra de luz y chispas.

–¡Eres pésima Bellatrix¡Tendrás que hacerlo mejor si quieres escapar de mí!

Un hechizo dio a Sara en la cara, abriéndole una herida a lo largo de la mejilla.

–¿Es lo mejor que puedes hacer?

Un hechizo impactó a Bellatrix lanzándola de nuevo contra la pared. Su cuello se dobló peligrosamente y su cabeza empezó a sangrar. La varita estaba a unos centímetros de su mano, pero al ir a tomarla Sara le puso el pie sobre la muñeca.

–Dependes de esa pequeña vara de madera, y todavía te crees mejor que yo. No eres más que una patética esclava de un sangre mezclada que cuando no te necesite te desechará.

–Estás muerta Parker.

–Dentro de un momento lo estaré, es cierto, y eso es lo que pretendo. Pero tú… tú te irás primero.

En un esfuerzo sobrehumano Bellatrix alcanzó la varita y lanzó un hechizo contra Sara obligándola a retroceder. Se levantó y con furia lanzó una serie de hechizos seguidos contra la fénix hasta que la arrinconó.

–¿Realmente crees que me tienes Bella? –dijo Sara con una sonrisa. Desapareció. Bellatrix miró a su alrededor con la varita en alto y al volverse recibió un hechizo de Sara en el pecho– jamás podrás ganarme Bella.

–¡Avada Kedavra!

Sara reaccionó a tiempo para evadir la maldición asesina con la que Bellatrix había tratado de tomarla por sorpresa.

–¿Así que quieres jugar rudo de una vez? –dijo Sara– bien, lo haremos a tu modo… pero con un toque personal de mi parte. ¡Expeliarmus!

Chasqueó los dedos y un círculo de fuego rodeó a la mortífaga. Sara se acercó con la varita en alto, al tiempo que recogía la de su contrincante. Le sonrió malvadamente antes de bajar la varita y pronunciar la maldición.

–¡Crucioment!

Sara reía mientras Bellatrix convulsionaba de dolor y sentía el círculo estrecharse a su alrededor.

–¡Potter! –gritó Sara– ¿tienes ahí el mapa del merodeador?

–¿Cómo sabe…? –empezó a preguntar Harry, quien desde su cápsula de protección miraba la batalla con una mezcla de sentimientos encontrados.

–¡Busca a Voldemort¿Dónde está? – Bellatrix convulsionaba más violentamente.

–Pero…

–¡Hazlo Potter¡Tiene que aparecer como Tom Riddle!

Harry no hizo ningún comentario al tiempo que buscaba, claro que sabía que aparecería con ese nombre.

–¡Está cerca de la Torre de Astronomía¡Está peleando con Dumbledore!

–Bien –dijo Sara al tiempo que bajaba la varita terminando el hechizo contra Bellatrix– eso quiere decir que aún tenemos un poco de tiempo.

Se agachó en medio del círculo de fuego y le devolvió a Bellatrix la varita.

–Vamos a hacerlo de una vez Bellatrix. Este es el final. Me dijiste que no morirías a manos de un Black, y tienes razón, porque soy yo quien te mataré.

–En tus sueños Parker.

Bellatrix se levantó y el intercambio de maldiciones continuó. Harry conocía pocos de los nombres, la mayoría era magia oscura muy avanzada. Bellatrix peleaba muy bien, pero la tortura la había agotado. Y Sara a penas estaba empezando.

Las paredes del pasillo se llenaron de fuego, como si estuvieran en un túnel hirviente.

–¡Lo veo en tus ojos Bellatrix! –dijo Sara– ¡tienes miedo! Estás pensando que este no es un duelo justo… pero¿cuándo lo has sido Bellatrix¿Fuiste justa con Frank y con Alice? Sabes que no. Tú no mereces la justicia, solo venganza.

El hechizo de Sara la lanzó al suelo, pero ella se volteó sobre sí misma y lanzó un hechizo paralizador a los pies de Sara, a ras de suelo. La fénix se inclinó sobre sí, pero tenía los pies paralizados. Bellatrix se incorporó y avanzó hacia ella, hasta que una pared de fuego le cerró el camino.

–¡Eso es Parker¡Escóndete como la cobarde que eres¡Sal a pelear si realmente quieres vengar a mi primo!

–Como desees, Bella.

Al volverse se encontró con Sara, que acababa de aparecer detrás suyo.

–Es el fin Bellatrix.

Sara lanzó un certero rayo rojo al pecho de la mortífaga, quien se inclinó hacia atrás, sus ojos se abrieron con horror al ver que caería por la pared de fuego… pero su caída se congeló. Sara se acercó a ella lentamente sosteniéndola con sus poderes, con una mano levantada hacia ella.

–Pídemelo Bellatrix. Pídeme que no te deje caer por el fuego. Ruégame por tu vida.

–Sabes que nunca haré eso.

–Ruégame Bellatrix, ruégame…

–Nunca.

Sara se concentró en los ojos de la favorita. Una poderosa maldición imperio se concentraba en su mirada. Contra su voluntad Bellatrix sintió sus labios abrirse lentamente, y como si no fuera su voz oyó el ruego.

–No, por favor…

Sara rió triunfante y luego bajó la mano.

Bellatrix cayó limpiamente a través de la cortina de llamas doradas. Sara hizo desaparecer la cortina y se acercó al cuerpo de la favorita. Toda su piel estaba quemada, el cabello casi calcinado se pegaba a la pasta rojiza en que se había convertido su rostro. Pero sus ojos grises le devolvieron una mirada brillante, llena de odio.

–Eso es Bellatrix… dura y fría hasta el final. ¿Sabes cuanto disfrutaría sentarme aquí a verte agonizar? Lenta y dolorosamente la vida te iría abandonando mientras yo disfrutaría el espectáculo. Pero lastimosamente no tengo tanto tiempo.

Chasqueó los dedos y la burbuja protectora desapareció de alrededor de Harry.

–Ven acá Potter –dijo Sara –ven a ver morir a la asesina de tu padrino.

Harry se acercó lentamente, estrechando su varita con fuerza.

–Enséñame el mapa –le dijo Sara imperiosa, localizando rápidamente a Voldemort y a Dumbledore– el director no aguantará mucho más. Lo siento Bella, pero debemos irnos… ¿Tú que crees que sea más misericordioso Harry¿Dejarla aquí para que agonice y muera sola o matarla de una vez?

–Matarla –dijo Harry– le evitaría el sufrimiento.

–Pero se merece todo el sufrimiento que pudiera sentir… –dijo Sara, y sonrió– sin embargo, sé que hay algo que le dolerá aún más. Y es saber que alguien tuvo piedad de ella. Que yo tuve piedad de ella.

Sara se agachó hasta acercar su cara a unos pocos milímetros de la de Bellatrix.

–Di gracias Bella. Nunca la maldición asesina a sonado tan dulce a mis oídos.– Apoyó su varita en la sien de la favorita y susurró casi acariciadoramente– Avada Kedavra.

Sara se incorporó lentamente tras cerrar los ojos abiertos y ahora vacíos de Bellatrix.

–Tenías razón… –le murmuró– no somos tan distintas.

Pasó una mano por encima del cadáver de la favorita, prendiéndole fuego. Luego se volvió hacia Harry.

–Potter, no tenemos mucho tiempo. Necesito que confíes en mí.

–¿Por qué habría de confiar en usted?

–Créeme que nunca creí que me expondría por proteger a un Potter, pero esta noche se cumple el destino final, es hora de la batalla. No me voy a arriesgar a que pelees y te pase algo, porque hoy tienes que pelear con Voldemort y acabarlo.

–¿Qué? – los ojos esmeralda del Elegido se abrieron en expresión de sorpresa.

–Conozco las profecías mejor que nadie en este mundo Potter. Desde que naciste supe que el destino te ligaba con el fin de Lord Voldemort. Debes haber escuchado las declaraciones de Pettigrew, y son verdad, yo mandé a Voldemort contra ti porque sabía que había una gran oportunidad que muriera al atacarte. Eso era lo que pretendía, aunque no resultó completamente. Pero luego supe más cosas, supe porqué no iba a perder la vida al nacer mi hija. Estoy aquí para que los elegidos lleguen bien al destino final. La Emperatriz está lista, al otro lo cubrí desde niño y el último está unido indisolublemente a Sara. Me faltas tú.

Sara pudo ver la batalla mental que estaba teniendo Harry para decidir que hacer en su mirada, así que continuó.

–A Sirius le importaba todo el mundo, pero su corazón era mío y de James. Pero esa última noche supe que lo compartíamos contigo. Él estaba dispuesto a luchar por mí, a matar por él y a morir por ti. La primera vez que te alcé lo sentí presente en ti, aun lo siento. Desde la primera vez que te vi supe que tenías una mente muy fácil de invadir, y aunque ya has logrado un estado de occlumencia aceptable yo aún puedo sentir tus pensamientos… Te importaba Sirius, y muchas veces pensaste en hacer lo que acabo de hacer, pero no lo hiciste. Eres muy noble para eso. Eres un alma admirable Harry Potter, y la única maldición asesina que saldrá voluntariamente de tu varita lo hará hoy.

–Es una batalla perdida.

–No estarás solo. Los otros tres pelearán junto a ti y juntos terminarán con él. Quiero que cojas ese mapa y vayas directo a donde están Dumbledore y Voldemort peleando. No puedes dejar que te intercepten. Mira a Voldemort pelear con Dumbledore, observa su estilo, sus nuevos poderes.

–Si llego a tiempo ayudaré a Dumbledore.

–No Harry –dijo Sara con apremio– no lo hagas. Déjalos terminar su duelo, debes esperar a que Neville llegue contigo. No puedes arriesgarte, porque si no lo enfrentan juntos el trabajo de los otros Elegidos no servirá para nada. Ve, espera a Neville y luego peleen a muerte con él. Es de vida o muerte. Es él, o tú. A menos que prefieras irte y no pelear…

–No voy a huir –dijo Harry mirándola con determinación– por supuesto que voy a pelear. Es lo que mi padre o mi madre habrían hecho. Lo que Sirius habría hecho.

–Sí… es lo que Sirius habría hecho. Él por cualquiera de los que amaba. Realmente te quería Harry. Lo sé. También sé lo que es que el destino te elija sin preguntarte para una misión que exige tanto de ti y que llega a pesarte como una maldición –dijo Sara, al tiempo que su mirada adquiría un aire nostálgico– por algo me han llamado la Hija del Infortunio. Sé que duele, y sé que a veces se quiere abandonar pero créeme, si cumples, al final del camino te espera la recompensa. Buena suerte Harry. No nos veremos más, pero espero que todo salga bien.

Sara tomó un momento el mapa del merodeador y luego desapareció dejándolo en mano de Harry, quien quedó solo y conmovido. Por alguna razón, le había creído. Miró el mapa y vio el punto de Dumbledore casi diluido. Tenía que apresurarse.

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Una vez en la enfermería Oscar acostó a Honey en una cama y empezó a atenderla. Conocía lo suficientemente bien la enfermería para prescindir de la ayuda de Remus, quien tras oír vagamente las instrucciones de Oscar de que no debía pelear, salió a buscar a Dumbledore. Una cosa era un ataque de Voldemort, otra, un ataque de Voldemort tras tomar la Klein.

No era fácil avanzar por el castillo en plena batalla campal, intercambió algunos hechizos, pero logró entrar por muchísimos pasillos en los que había estado por última vez en la época de colegial. De repente una de las puertas de los pasillos se abrió y entró Severus Snape con la varita en la mano izquierda descuidadamente y una gran herida en el hombro.

–¡Lupin¿Qué haces aquí?

–Tengo que encontrar a Dumbledore. Honey Fudge llegó por la Red Flu: Voldemort tomó la Klein.

–¿Qué? –exclamó el profesor– pero¿cómo…

–Tu amiga le permitió escapar para avisar… pero no encuentro al director.

–Creo que está por la Torre de Gryffindor –dijo Snape al tiempo que trataba de parar la hemorragia en el hombro con la mano.

–¿Qué te pasó en el hombro?

–Por si no lo has notado hay una batalla ahí afuera.

–Déjame ver.

–No tenemos tiempo. Escapé por poco del equipo de Evison. Soy uno de sus objetivos favoritos.

–Ven, por aquí.

Remus lo guió por detrás de otro tapiz y luego le apuntó al brazo:

–Medeor vulneribus

–¿Qué es eso?

–Un hechizo para sanar heridas sangrantes –explicó Remus.

–Nunca lo había oído.

–Porque es exclusivo de los merodeadores… –Snape gruñó disgustado y se miró el hombro con expresión de asco al pensar en el hechizo de los merodeadores– ¿Seguro que Dumbledore está ahí?

–Creo. ¿Dónde está la señorita Fudge?

–En la enfermería, con Oscar. No está muy bien, él la está atendiendo.

–¿Oscar Wyle está atendiendo enfermos en lugar de peleando?

–Ella está muy mal… no puedes…

–Hay muchos heridos –lo interrumpió Snape– enviaré a Sirio con el aviso a Dumbledore. Podemos llevar los heridos a la enfermería.

–¿A quién? Pero si los mortífagos…

–Defenderemos la enfermería.

Snape silbó y el gran fénix apareció a su lado para sorpresa del merodeador. El profesor de pociones entró a un aula vacía y escribió sobre un poco de pergamino que encontró sobre el escritorio. Lo puso en las garras del ave y se volvió hacia Remus.

–¿Puedes moverte así de rápido como me trajiste aquí por todo el castillo?

–Sí. –dijo Remus muy seguro, a pesar del cansancio que tenía en ese momento. Era el primer día que salía a caminar fuera de la casa de Sara desde la batalla en Grimmauld Place.

–Bien. Vamos por los heridos.

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Había recibido la nota de Snape. Ya se esperaba algo así, de otra manera, Tom nunca se habría atrevido a atacar Hogwarts. No mientras el siguiera ahí.

Dumbledore avanzaba rápidamente por el castillo. Tenía que encontrar a Voldemort. Si había tomado la Klein de poder sabía que ahora querría matarlo a él, y después, a Harry. Y no podía permitir eso.

De repente lo sintió. Justo en la base de las gradas que subían a la Torre de Astronomía estaba Lord Voldemort esperándolo en posición desafiante.

–Veo que al fin decidiste volver al colegio, Tom –dijo Dumbledore en tono calmado.

–Es tu fin Dumbledore.

–¿Ya no me tienes miedo? Puedes tener más poder que antes Tom, pero eso no te hace mejor de lo que eras.

Se enzarzaron en medio de un duelo como nunca se había visto en ninguna de las batallas anteriores. Era una demostración de magia increíble. Subieron los escalones rápidamente. Dumbledore sabía que esta vez llevaba las de perder, pero tenía que apartarlo del resto de la batalla, del resto del alumnado. Si iba a darle muerte no iba a hacérselo fácil. Entre más tiempo pelearan más tiempo ganaría.

Y luego tendría que cumplirse la profecía.

.–.–.–.–.–.–.–.–.–.

–¡Contusio!

–¡Diruo!

–¡Ímpetus facere!

Draco y Lucius Malfoy estaban en lo alto de las escaleras pricipales de Hogwarts en un intercambio continuo de hechizos. El último encantamiento de Lucius hizo a su hijo caer al suelo y que la varita volara de su mano. Se acercó peligrosamente.

–Tú no eres realmente este amante de los sangre sucias, este seguidor de Dumbledore que dices ser… Si volvieras al Señor Oscuro…

–¡Cuchillo!

De la cintura de Draco salió un cuchillo directo al costado de Lucius. Este se llevó las manos a la herida sorprendido, lo que le dio tiempo a Draco de levantarse y tomar su propia varita. Luego se volvió hacia su padre.

–¡Convulsorum!

Lucius empezó a convulsionar al tiempo que sangraba en la herida.

–No soy un amante de los sangre sucia ni un seguidor de Dumbledore… pero no soy tampoco un esclavo de Voldemort.

–¡Debías morir por la causa!

–Igual que tú fuiste a Azkaban por él.

–¡Strepitus!

Draco no esperaba el hechizo que su padre se las ingenió para enviarle. Al golpearlo una gran ola de sonido llenó sus oídos, haciendo que se los tapara con ambas manos inútilmente, porque el ruido era simplemente ensordecedor.

Lucius se acercó a él amenazante.

–¡Cuchillo!

El otro de los puñales que llevaba Draco se clavó en el hombro de su padre. Al verlo retroceder gimiendo de dolor pudo concentrarse y absorbió el hechizo. Se incorporó y vio que su padre había perdido la varita, que había caído hasta el primer piso por el balcón de las gradas. Trataba de detener su propia hemorragia.

–Mataste a mamá –le dijo Draco– sólo porque ella no quería que mataran a su propio hijo… a quien tú estabas tan dispuesto a dar muerte. No querías matarme por el movimiento oscuro en sí, sino porque eso te elevaría mucho antes los ojos de Voldemort. Pero ahora soy yo quien va a matarte.

–No tienes el valor necesario para hacerlo.

–¿Ah no? –dijo Draco arqueando una ceja en el estilo más propio de su profesor de pociones– prueba esto.

Lucius vio con temor la varita de su hijo y con rápido y desesperado movimiento se abalanzó sobre él, haciéndolo perder el equilibrio para luego echar a correr escaleras abajo. Tomado por sorpresa Draco se sostuvo de la baranda de las gradas para no caerse, pero su varita siguió el camino de la de su padre, aunque este no se dio cuenta.

–¡Cobarde! –le gritó Draco llevando la mano al cinturón para buscar otro cuchillo que mandarle, pero ya había utilizado los dos. Estaba herido pero no de muerte… y Draco quería su venganza. Su mirada se fijo en la pared, donde un escudo de armas tenía dos puñales de verdad cruzados, fijados en la pared por unos ganchos. Tomó uno y miró a su padre. Ya le llevaba ventaja, pero los cuchillos se habían convertido en su práctica favorita y nunca fallaba una diana, con un cuchillo direccionable… o no. Tomó aire y suspiró antes de lanzarlo– va por ti mamá.

El cuchillo atravesó la nuca de Lucius, quien tras quedar un momento como congelado cayó estrepitosamente por las escaleras hasta el primer piso, manchando todos los blancos escalones de sangre.

Sara Black acababa de llegar a los pies de la escalera cuando el cadáver del padre de su novio cayó a sus pies. Elevó la mirada y vio a un triunfal Draco bajando lentamente. Lo interrogó con la mirada y él asintió. Él lo había matado.

Llegó junto a ella y recogió su varita.

–Draco, hablé con mamá. Papá tenía razón. En todo.

–¿Qué? –preguntó el rubio tratando de asimilar las palabras de la chica.

–Ven, tenemos que verla en la sala de trofeos.

–¿Por qué?

–¡Dame la mano! Te lo cuento allá.

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–¡Severus!

Snape se detuvo en la entrada de la enfermería y Remus se devolvió para ver a Sara Parker frente a ellos, en el centro del pasillo.

–¿Sara¿Qué pasa? –le preguntó Snape mirando nervioso alrededor, por si llegaban mortífagos contra la enfermería. Sara entendió la mirada y entró con ellos a la enfermería.

–Hola Remus… me alegra verte mejor –dijo al ver al merodeador. Al entrar y ver a Honey con Oscar sonrió tiernamente. Se acercó a Oscar, quien levantó la varita contra ella– no es necesario.

Sara le susurró al oído en que consistía el hechizo que le había enviado el Señor Oscuro.

–Lo lamento, sé que no será fácil – le dijo Sara a Oscar para luego acercarse a Snape, al tiempo que sacaba la carta que se había guardado entre la ropa esa mañana.

–Sara, yo…

–Defiendan la enfermería –dijo Sara en tono resuelto– creo que podré enviarles algo de ayuda en un momento.

–Pero…

–Severus, necesito que me hagas un favor. Dale esta carta a Sara cuando todo termine.

–¿Qué es?

–Es algo que le debía –dijo la mujer poniendo el sobre en manos de su mejor amigo– cuento contigo.

–Se la daré – prometió Snape guardándola en su túnica.

–Gracias – dijo Sara sonriéndole. Le dio un beso en la mejilla y se volvió de manera que

podía verlo a él y a Remus a la vez – sigan cuidando a Sara por mí, por favor.

–Lo haremos –dijo Remus al tiempo que Snape asentía. Sara le dio otro beso en la mejilla a cada uno y luego desapareció.

.–.–.–.–.–.–.–.

Harry había desaparecido de la acción, y eso tenía muy preocupada a la AD, en especial, a sus amigos más cercanos. Ginny, Luna, Hermione, Ron y Neville peleaban juntos, pero las cosas se habían complicado para ellos.

A pesar de ser cinco, parecían ser el objetivo principal de los mortífagos, aparte del mismo Harry. En ese momento estaban arrinconados en la pequeña aula de estudios muggles, rodeados de una veintena de mortífagos. Cómo habían llegado ahí desde el Gran Salón no estaba claro para ninguno, simplemente habían terminado ahí, rodeados y prácticamente indefensos. Sin embargo, seguían luchando con brío.

Un chasquido sonó en el fondo de la habitación y los mortífagos se volvieron. Lanzaron vítores al ver a parecer a la favorita.

Sara apareció en el punto que había visto a Neville Longbottom en el mapa del merodeador. Lo reconoció de inmediato. Sus compañeros estaban asombrados de verlo desenvolverse tan bien en la batalla, pero Sara sonrió con cierto orgullo, su parecido físico con Alice era asombroso, pero el estilo a la hora de pelear era idéntico al de Frank Longbottom.

Se acercó hacia ellos con su andar majestuoso, pasando en medio de los mortífagos hasta encarar a Neville.

–Señorita Parker –dijo un mortífago acercándose a ella.

–¿Sí, Evison?

–Pensábamos torturarlos un rato antes de matarlos… ¿nos permitirá hacerlo verdad?

Sara sonrió mirándolo por encima del hombro, al tiempo que apoyaba la varita en su labio inferior, con aire pensativo

–La verdad Evison… dudo que lo haga –dirigió su varita rápidamente hacia él– Avada Kedavra.

El mortífago cayó muerto ante las miradas impresionadas y asustadas de sus demás compañeros. Los chicos no entendían lo que pasaba. Sara los paralizó antes de volverse. Los otros mortífagos no sabían como reaccionar.

–Señorita… si consideró a Evison insolente…

–El caso es Holst, que no lo consideré insolente… simplemente me harté de él. De él y de todos los mortífagos.

–¿Pero…?

–Siempre tan cortos de entendimiento –dijo Sara con un suspiro– no soy una de ustedes. Ya no.

Sara hizo un escudo protector sobre ella y los chicos y luego dirigió su varita con violencia al suelo. Un hechizo poderoso hizo explotar el piso. Cuando las nubes de polvo bajaron los chicos vieron a algunos mortífagos muertos.

–El resto escaparon –dijo Sara deshaciendo el hechizo paralizador que les había hecho– tenemos que movernos rápido, pronto se correrá la noticia de mi traición. Vamos, apresúrense. Vayan delante de mí.

Los chicos no sabían si obedecer o no, pero en ese momento vieron a un nuevo grupo de mortífagos llegar contra ellos. Sara lanzó una llamarada de fuego para cubrirlos mientras salían. Empezaron a huir, seguidos del grupo de mortífagos. Sara corría justo detrás de los chicos, al tiempo que atacaba a sus perseguidores. Finalmente lograron perderlos. Sara los obligó a entrar por la puerta que llevaba a la sala de trofeos.

–Esto es una trampa –decía Ron – es una trampa…

–No Ron, no es una trampa –dijo la voz de Sara Black a su espalda. El pelirrojo se volvió para encontrarse con Sara y Draco. Habían llegado momentos antes y Sara ya le había explicado todo a Draco– Papá tenía razón.

–¿La carpeta? –preguntó Ron abriendo mucho los ojos, luego frunció el ceño– Bueno, tiene sentido, acaba de salvarnos de una turba de mortífagos.

–Chicos, póngame atención –dijo Sara Black tras intercambiar una mirada con su madre que los miraba con aire impaciente– mamá esta con nosotros. Sé que es difícil de creer, pero confíen en mí. Saben cuanto la odiaba, si no estuviera segura de esto no les pediría esto. Necesito que confíen en mí y hagan lo que ella diga.

–De acuerdo –dijo Ron primero que el resto.

Luna asintió y miró a Sara Parker con interés. La mujer le devolvió la mirada. Esa chica le parecía muy familiar.

–Papá estará feliz de saber que la conocí –comentó Luna.

–¿Tu padre es…?

–Henry Lovegood.

–Henry… –exclamó Sara con nostalgia en la mirada– eso parece ser de una vida anterior…

–¿Qué es lo que quiere de nosotros? –preguntó Ginny aún algo a la defensiva. Sara Parker la miró directamente.

–Acabo de hablar con Severus –dijo Sara rápidamente– Oscar Wyle está en la enfermería tratando heridos. Necesitan ayuda. Hay que proteger la enfermería de un ataque. Severus y Remus están ahí, llevando heridos. Quiero que vayan a ayudarlos.

–¿Todos nosotros? –preguntó Hermione.

–Todos, menos Neville, Draco y Sara.

–¿Por qué? –preguntó Neville.

–Tengo que hablar contigo sobre algo más –le dijo Sara Parker sin extenderse frente a los otros.

–¿A la enfermería? – preguntó Hermione– ¿qué quiere que hagamos?

–Son buenos peleando –dijo Sara Parker– creo que pueden ayudar a defenderla. Y si alguno sabe algo de medimagia…

–Yo –dijo Ginny– Será mejor que nos apresuremos. Oscar va a necesitar mi ayuda para atender a los heridos y la defensa va a necesitar las estrategias de Ron.

–Sí –dijo el pelirrojo decidido– no será tan difícil, solo tiene una entrada y con hechizos podemos reforzar las ventanas para entrar que entren dementores por ellas.

–Apresúrense –dijo Sara Parker– no creo que entre Severus y Remus puedan hacerlo todo.

–Pero… – Hermione miró a los otros preocupada.

–Estaremos bien –le dijo Sara Black con seguridad.

–Sí Hermione –dijo Neville– vayan. Los necesitan allá.

Ginny, Luna, Hermione y Ron salieron del salón de trofeos tras lanzar una mirada a sus amigos, tal vez, aunque ninguno quería mencionarlo, la última.

–Neville –dijo Sara Parker acercándose a él, sonriéndole como a su sobrino favorito.–Quería hablar contigo desde hace mucho tiempo, pero ahora tenemos de hablar de tu papel en esta batalla en particular… Tengo que decirte algo, no sé como convencerte para que me creas, no sé si alguien te ha dicho que tu madre fue…

–Su mejor amiga –completó Neville– sí, lo sé.

–No tenemos tiempo para conversar sobre ello, lastimosamente. En este momento Harry va corriendo en dirección a Voldemort para pelear con él. Va a necesitar tu ayuda.

–¿Mi ayuda? –repitió Neville.

–Tú naciste también al morir el mes de julio, tú también tienes el poder de vencerlo. Harry peleará con él ahora, y tiene la capacidad para hacerlo, pero sólo vencerán si los Elegidos están ahí… tienes que pelear junto a él. Sé que no tienes ninguna razón para confiar en mí pero… Hazlo por Alice.

Neville la miró con los ojos muy abiertos. Sara Black puso una mano sobre su hombro.

–Es necesario Neville. Debemos vencerlo hoy. Draco y yo estaremos ahí también. Será como otra de nuestras prácticas… sólo que esta vez estaremos todos del mismo lado.

–¿Dónde están? Harry y… Vol… Voldemort. –preguntó Neville tomando su varita con decisión.

–En la Torre de Astronomía. –contestó Sara Parker– ve de una vez. Dudo que Potter me obedezca y se quede quieto mientras Voldemort acaba con Dumbledore, y va a necesitar ayuda.

–Nos vamos entonces– dijo Sara tomándolo de la mano, pero su madre le puso una mano en el hombro.

–No –dijo negando– Neville debe irse ya, pero Draco y tú no. Debemos resolver algo antes. –luego se volvió hacia Neville– Es mejor que te apresures.

–Bien – Neville salió rápidamente, con aire decidido.

Se hizo un pesado silencio en la habitación que ninguno de los dos chicos se atrevió a romper, era casi solemne. Sara Parker caminó lentamente hacia Draco.

–Draco Malfoy. Desde la primera vez que supe de ti te temí. El ser destinado a acabar con mi raza. El Darknox, asesino de fénix.

–Es un honor conocer al Arma Letal –dijo Draco usando el mismo tono de Sara.

–Tienes un gran poder Draco –le dijo Sara seriamente conservando el aire solemne– te fue dado para eliminar el poder de los fénix de la tierra y terminar con esta raza de doble naturaleza que nunca debió haber existido. Hoy terminará eso. La Emperatriz inclinará la balanza y ya no habrá más fénix para completar tu tarea…

–Parece que entonces no la completaré.

Sara Parker sonrió con aire enigmático.

–Tal vez. Sin embargo, tu poder te será útil. Es para absorber los poderes de las fénix… pero no solo de ellas directamente.

Draco y Sara la miraron con una luz de entendimiento.

–Exacto –dijo Sara sonriendo– ese es tu papel como Elegido, Draco Malfoy, la perdición que ha llegado de la sangre de los Black. ¿Sabes como hacerlo?

–Sí –contestó el chico decidido. Sara le sonrió y se volvió a su hija.

–Sara… Acabo de recuperar a mi hija para dejarla de nuevo. Tú eres poderosa, más poderosa de lo que ninguna como tú ha sido antes. Pero puedes serlo más. ¿Cómo puede la Emperatriz de los Fénix ser más poderosa de lo que ya es? Con el poder que los Altos Fénix me han prestado hasta que se cumpla el Destino Final.

–¿Qué? –preguntó Sara Black sin entender. Su madre se volvió hacia Draco.

– "Ningún Black alcanzará la felicidad hasta que su sangre se vea purificada con el fin de la tarea que no dejó realizar" Purifica la sangre Draco: termina la tarea.

Draco asintió, mirándola fijamente, con los ojos brillantes. Luego su mirada se desvió hacia su novia con cautela. Entonces Sara Black comprendió.

–¡Mamá¡No!

–El Darknox toma los poderes y los deposita en quien desee. El poder de los fénix fue dividido, y al unirse lo hará con más intensidad que nunca. La suficiente para pelear con la magia de las Klein.

–¡No!

–Es una batalla dura, y si no estoy, serás de nuevo inmortal.

–Mamá…

–Y los Black se salvarán. Terminará la maldición.

–No…

–Ten esto –Sara Parker se llevó las manos al cuello y soltó el broche de la cadena dorada del zafiro. Lo desprendió y lo sostuvo entre su rostro y el de su hija– tu padre me lo regaló una Navidad, como seña de que quería ser algo más que sólo mi amigo… Esa luz que late dentro de la piedra es una señal de tu padre y… – Sara sopló suavemente el zafiro, y en medio de la luz cristalina en su interior se encendió una pequeña llama– y este fuego es una seña mía. Ahora es tuyo. Tu padre y yo estaremos siempre contigo.

Sara Black lo tomó lentamente. Su madre sonrió y le dio un beso en la frente. Luego se volvió a Draco.

–Hazlo.

–Pero… –Sara avanzó hacia ella para replicar, su mirada se encontró con la de su madre y pudo sentir lo que ella sentía, murmuró la sensación confusa– ¿libertad?

–La hora de mi libertad –dijo Sara Parker.

Entonces lo recordó. Aquella miniatura de la Torre Eiffel en la biblioteca de la habitación de Eisenstandt… Una promesa de libertad.

Sara Black asintió y se hizo a un lado. Miró a Draco expectante.

El chico levantó las manos frente a Sara Parker y cerró los ojos. Se concentró en todo el poder que podía sentir dentro de la mujer y lo llamó hacia él. Sara Parker gritó y cayó de rodillas, una fuerte luz rojiza salió de su pecho hacia las manos de Draco y poco a poco fue aumentando de intensidad hasta que se convirtió en una fuerte llamarada de fuego. Draco sentía sus manos arder, sentía como el poder y la energía dejaban a la mujer frente a él. Luego el fuego empezó a diluirse, Sara Parker se tambaleó y finalmente la conexión terminó. Draco cerró los puños. La mirada agonizante de la mujer se dirigió a Draco.

–Sólo hazlo…

Draco asintió y abrió lentamente las manos. Rápido como una centella un rayo rojo dio en el pecho de Sara Parker. La mujer fue envuelta por una esfera de fuego. Sara Black pudo ver los ojos de su madre, pero en ellos no había ni dolor ni miedo.

Una bella nota sonó en el salón y Sirio apareció atravesando la bola de fuego.

Sara y Draco quedaron solos en la habitación.

El Arma Letal había desaparecido para siempre.

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El frío silencio del Departamento de Misterios fue roto por una vibrante nota que sonaba casi celestial. Una llamarada de fuego llenó el aire cuando un ave fénix apareció volando a toda velocidad en la Cámara de la Muerte y atravesó limpiamente el Arco. El velo se prendió fuego y se meció suavemente. El fénix apareció al otro lado y cantó una suave nota fúnebre. El fuego del velo se apagó y todo volvió a la inquietante quietud de siempre.

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