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El objeto de mi... ¿Aprecio?
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Feliz Navidad, primera parte.
Es tiempo de reflexionar, de escuchar al corazón, de buscar una nueva forma de ver la vida y el futuro, pero... ¿qué pasa cuando ese futuro ni siquiera se acerca a lo que quieres?
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I¿Qué puedo decir?, ¿que me gustas?, ¿que me encantas?, ¿que muero sin ti?, ¿que podría cambiar al mundo entero? pero... ni aún así podría ganar tu amor. ¿Qué te podría ofrecer?, ¿la luna?, ¿las estrellas?, o ¿solamente mi amor? pero... ¿qué harías con tanto amor? si te lo diera todo y tú no lo apreciaras, ¿con qué me quedaría yo?
::: Pero... :::
Autor desconocido.
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Eran las 8 p.m. y el sol había caído ya hace un rato: víspera de Navidad. Lill se la había planteado llena de ilusión, llena de sueños, pero había algo que no encuadraba en toda la felicidad que había previsto para esta noche.
La habitación decorada en rosa y dorado, estaba suavemente iluminada por una esfera en color azul que flotaba a la derecha de Lill, mientras ésta se ataba las zapatillas. La cama adoselada era el único testigo de la amargura impresa en el rostro de la pequeña. En este momento parecía una princesita antigua sacada de algún cuento de esos que suelen contárseles a los niños antes de dormir y que los dejan con una sonrisa en sus labios al escuchar "y vivieron felices para siempre".
-o- Vi sus caras de resignación -o-
En ese momento alguien llamó a la puerta, haciendo que Lill se sobresaltara. Rápidamente se puso de pie, alisó el vestido y se paró frente al espejo tratando de poner la mejor sonrisa que su ánimo le permitía. En el momento en el que el gesto falso de felicidad le pareció lo suficientemente creíble, se dirigió hacia la puerta para abrirla y salir por ella a toda prisa.
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En el rostro de Lucius se reflejaba la más pura felicidad y su pecho se henchía de orgullo, aunque sólo pudo expresarlo mediante una mirada de aceptación hacia Draco, que se encontraba ante él dudoso y consternado. Narcisa sonrió satisfecha mientras acomodaba por enésima vez el cuello de su camisa y acomodaba el cabello platinado de su crío de un lado a otro.
- Te ves muy bien, hijo – lo halagó pausadamente, tratando de ocultar sus nervios.
- Tengo algo para ti, Draco – Lucius sacó de la gabardina una pequeña cajita tapizada en terciopelo color sangre y se la entregó -. Espero que sepas valorarlo.
- Gracias – respondió a penas, volviendo la cara a su padre con un intento de aire de agradecimiento.
Draco abrió la caja con respeto, sabía lo que contenía: los gemelos que el abuelo había entregado a su padre en una ocasión como ésta. Sintió estremecer todo su cuerpo cuando los diamantes incrustados a manera de ojos, destellaron suavemente. Las serpientes de oro blanco parecieron cobrar vida, deslizándose por sus manos hasta tomar su lugar en los puños de la camisa.
- Nunca creí que éste día llegaría – suspiró Narcisa en un tono bastante cursi.
El elfo llevó la capa de Draco y los tres salieron para abordar el carruaje que les esperaba.
¿Cuándo fue que ésta historia se volvió tan complicada? se preguntó Draco mientras sentía como su hígado se hacía puré y sus piernas se volvían merengue.
La mansión de los Hilton se encontraba muy adornada. En un rincón de la gran sala estaba el árbol de Navidad lleno de luces de colores, esferas del tamaño de manzanas, moños color plata y bastoncitos de menta. En el aire estaban suspendidas velas rojas adornadas con nochebuenas color oro y también algunos muérdagos, que, según tradición, era pretexto para besar a cada rato a la pareja o, si se era soltero, a cualquier persona en la misma situación. Los ventanales que daban al jardín invitaban a disfrutar un cielo despejado y plagado de estrellas, aunque, en éste momento, a Draco se le antojaban para salir corriendo y perderse en el infinito.
Después de estrechar algunas manos al lado de su padre y que Narcisa fuera al encuentro de sus amigas, el niño Malfoy se excusó con el pretexto de utilizar los servicios. Mientras subía las escaleras hacia su maravillosa idea de escape, dio gracias a Merlín de que se pospusiera el enfrentamiento un poco más.
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- ¡Phoenix! – Lacoice saludó, estrechándole la mano – Señora Jao, esta noche se ver hermosa – dijo, besando la mano de Ann, madre de Lill y por último saludó a ésta -, señorita, un placer conocerla.
- El placer es mío, señor Hilton – contestó Lill haciendo una reverencia.
Lill no encontraba placer alguno en esta situación, pero no podía quejarse, había regresado con su familia... ¿no?. Amaba a sus padres, los extrañaba más que nunca, y por eso comenzó a hacer sacrificios. Esto sólo era el comienzo. Esta vez se había propuesto no causar el enfado de su padre, así que dejó sus lágrimas de lado (hoy se le veía más sonriente que nunca), se prometió no revelarse en ningún sentido (las palabras que utilizaba eran las cedidas y permitidas por su padre de la manera más estricta), esta vez era la hija perfecta, tan perfecta que había aceptado renunciar a su libertad. Ella ya no sería ella: decisión más difícil, y hoy dejaba de pertenecerse a sí misma.
Sentía que la sangre hervía dentro de ella a cada paso que daba, a cada movimiento, a cada suspiro y a cada par de ojos que la contemplaban. Aceptaba su renuncia con la frente en alto, el aire de dueña, las mentiras de sus padres en sus labios y una risa estúpida a cada indicio de interés por parte de alguien en ella.
Transcurrieron algunos minutos al acompañar a su madre en una banal conversación con la esposa de Lacoice y su hija sobre las mejores pociones herbales para lograr en el cabello el rizado perfecto y se separó de la multitud para huir al jardín antes de que cualquiera pudiera preguntarle algo.
El tiempo parecía correr ligero para Draco, que absorto en sus pensamientos, veía distraídamente lo que ocurría abajo.
- Es hora, Draco – interrumpió su padre asustándolo totalmente -. Sé que estás nervioso – lo "animó", dándole un par de palmadas en la espalda.
- Padre... yo – era imposible que el heredero Malfoy se negara al ver a su padre tan... ¿entusiasmado?, la verdad era que no había visto esto en mucho tiempo, tal vez como cuando le informó que había quedado en Slytherin, como sus antecesores -. Ni siquiera le conozco.
- No podemos arrepentirnos en éste momento, necesitamos estrechar lazos y...
- Si todo esto es sólo un cierre de tratos... ¿por qué no se estrechan la mano y ya?
- Draco – Lucius lo recriminó con sus ojos gélidos – esta es la tradición, no voy a discutir contigo. Acompáñame y deja de comportarte como un niño.
Lucius no permitió que se le respondiera nada, dio media vuelta y bajó las escaleras, su hijo no tuvo más remedio que seguirle. Este era el precio de ser un Malfoy.
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- Su padre reclama su presencia, señorita – musitó un elfo con voz chillona escudándose en la pata de la banca donde Lill estaba sentada.
- Gracias, eh...
- Alko, señorita.
- Gracias, Alko.
Lill se levantó y caminó pesadamente de vuelta a la "fiesta", mientras que Alko desaparecía.
- ¡Querida! – rió su madre al verla entrar y la tomó de la mano, conduciéndola entre las personas hacia donde estaba su padre.
Lo que pasó después casi le provoca un paro cardiaco, al lado de su padre estaba la familia Malfoy. A Draco le costó mucho trabajo mantener la compostura al verse reflejado en esos ojos azules abiertos por la sorpresa.
- Quiero anunciar – comenzó Lucius con toda la atención de los mortífagos puesta en él -, la alianza de nuestras familias, que se concreta en el compromiso de la bella hija y única heredera de los Jao y mi primogénito, legatario del poder Malfoy.
Los presentes comenzaron a aplaudir, mientras que algunas chicas asesinaban a Lill con la mirada y otros tantos los miraban con interés.
-o- Los vi felices llenos de dolor -o-
::: Mariposa technicolor :::
- Lill – sonrió Draco falsamente mientras besaba su mano.
- Draco – Lill hizo una reverencia y tomó el brazo que él le ofreció, obedeciendo a las reglas de etiqueta.
- ¡Brindo por los prometidos! – Phoenix levantó la copa de champagne y todos le siguieron.
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Y O R U B L A C K
Realmente quería regresar con algo especial para ti, y como me dejaste una pista en esa postal sobre lo que significa este fic, entonces supe lo que tenía que hacer. Eres una gran amiga, y con seguridad declaro que la mejor porque siempre estás aquí. Aprecio los ánimos que siempre me das, las palabras de afecto y la paciencia que tienes con esta pobre loca. Tal vez este sea uno de los capítulos que menos te gusten, pero créeme que me esfuerzo. Eres una maravillosa razón para no tirar la toalla, tú si que eres una AMIGA con mayúsculas. Nunca cambies, evoluciona me sentí Pokémon . ja ja ja . Creo que aquí todo se lía más de lo que ya estaba ¿no?. TQ1CH, apuesto a que ya lo sabías ;-). Espero que esta Navidad te la hayas pasado súper y que para año nuevo le pongas un curita a tu corazoncito y a comenzar de nuevo con es espíritu renovado y esos propósitos que a veces se nos hacen medio soñadores peor que de todos modos pensar en ellos nos hace sonreír sin que nos demos cuenta este... o eso sólo me pasa a mí O.O ja ja ja. Nos vemos pronto, niña D.
M I S H 1
HOLA!! Me alegra que hayas leído mi fic, a ver qué te parece éste medio capítulo, je je je. Creo que no te tardaste tanto en encontrar ésta historia como yo en escribir el capi. En fin, mil saludos si vuelves a dar con la historia y ésta parte xD. La idea de este fic es encontrar algo diferente, por eso el protagonismo en una niña nueva y en una casa nueva, ya que siempre tuve curiosidad por Ravenclaw.
Creo que esta pieza del fic, es donde se van dando las dudas de la adolescencia en estos niños, claro aunado a que ninguno de los dos vive un cuento color de rosa. En fin... que disfruteis.
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