El ataque de Afrodita.

No, no hablo del Caballero de Piscis¿o si?

Capitulo uno -Caballero secuestrado en primera plana.

Camus abrió los ojos lentamente, pudo distinguir varias siluetas vestidas con muy poca ropa, y antes de cerrarlos totalmente, los abrió de golpe y en efecto, había frente a él un grupo de jovencitas casi desnudas, que le dirigían miradas llenas de lujuria y algunas ya lo estaban tratando de masturbar.

Je, je, je, ya despertaste bomboncito -dijo una de ellas pasando su lengua por su miembro.

¿Quienes son ustedes! al tratar de moverse, descubrió que estaba atado con unas extrañas cuerdas- ¿y por qué están haicendo eso!

Tranquilo, no te precipites -una de ellas, la más alta, de opulento busto y rubios cabellos se acercó a su rostro y delineó sus facciones con su mano- tu también lo disfrutarás, y mucho.

Acto seguido, se sentó sobre el bien formado pecho de Camus, mordiendo sus labios con fuerza, en lo que las demás chicas se enfocaban en alguna otra parte, chupando sus manos, y dándole especial atención a esa parte tan sensible de cada hombre.

Mientras, en el Santuario, todos se percataron de la ausencia de Camus, ya que siempre les reprendìa por cada idiotez cometida por los tontos (alias Milo y Aioria)

¡En donde està Camus! -y al grito de guerra nadie podìa responder, por lo que los que vivìan con el miedo en la piel aprovechaban para desplayarse.

Algo no anda bien -le dijo un dìa Afrodita a Dohko- y creo conocer la respuesta.

Cierto -le dijo el caballero- pero ¿por què estàs tan serio?

Quizà ella tenga algo que ver -decìa pensativo el hermosìsimo caballero, en lo que jugueteaba con sus rizos- si, lo màs probable...