La Nueva Historia de Céfiro.
Capítulo IX.
Lo más oculto en el corazón.
INTIMIDAD
Soñamos juntos,
juntos despertamos
el tiempo hace o deshace
mientras tanto
no le importa tu sueño
ni mi sueño
somos torpes
o demasiado cautos
pensamos que no cae
esa gaviota
creemos que es eterno
este conjuro
que la batalla es nuestra
o de ninguno
juntos vivimos
sucumbimos juntos
pero esa destrucción
es una broma
un detalle una ráfaga
un vestigio
un abrirse y cerrarse
el paraíso
ya nuestra intimidad
es tan inmensa
que la muerte la esconde
en su vacío
quiero que me relates
el duelo que te callas
por mi parte te ofrezco
mi última confianza
estás sola
estoy solo
pero a veces
puede la soledad
ser una llama.
Mario Benedetti.
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Una amplia habitación con dos tronos de oro que simulan ser elefantes, amplias ventanas con cortinas rojas y una alfombra que va desde la entrada. Ese es el lugar donde se deciden todos los asuntos de gran importancia para Ziceta, es el lugar donde se reúnen Tata y Tatra con sus consejeros y los representantes de su pueblo. Normalmente siempre esta a reventar y la gente entra y sale sin parar para tratar asuntos de gobierno, negociar peticiones, etc. Sin embargo hoy solo hay dos personas, las hermanas gobernantes que tratan un asunto tal vez alejado de los que se acostumbran en la sala, pero igualmente importante para el futuro de Ziceta.
- Por favor Tatra, por lo menos dale una oportunidad a Xin, es simpático.-
- ¡Pero es un tonto petulante!.-
- Tatra si sigues así no te vas a casar.-
- Por ahora yo no quiero casarme ¿Por qué estas tu tan interesada en que lo haga? ¿Es por la ley que prohibe que te cases antes que yo?.-
Tata se sonroja.
- ¡No digas tonterías!-
- Con que es eso, pues tu y Othón pueden esperar.-
-¡¡¡¡¡¡¡CUIDADO!!!!!!-
Tata empujo a Tatra pero el chorro de agua negro cayo sobre de ella, intento levantarse pero su cuerpo no le respondió. Tata corrió a auxiliarla.
- Hermana ¿Cómo te sientes?. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¿QUIÉN HIZO ESTO?!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡DA LA CARA!!!!!!!-
Una voluptuosa chica de cabello morado y extraña vestimenta azul apareció ante ellas.
- Fui yo, mi nombre es Aelo.-
- ¡¡¡¡¿Qué buscas aquí?!!!!.-
- No es nada personal, solo quiero mi libertad.-
Diciendo esto la chica lanzo otro chorro de agua juntando sus manos sobre su cabeza e impulsándolo hacia adelante. Tatra cargo con Tata y apenas alcanzo a esquivar el nuevo ataque. Su sable apareció en sus manos y se lanzo contra Aelo, ella detuvo el sable apareciendo en su mano un tridente, ultimo regalo de su padre. El ruido de la pelea pronto atrajo a los guardias de las princesas pero Aelo no permitió que traspasaran la puerta. Los echo fuera con una oscura ola que los saco del salón. Tata aprovecho para atacar a Aelo pero esta alcanzo a reaccionar y con un rápido movimiento de su pie la hizo tropezar, al caer Tata soltó su sable y Aelo le dio varias vueltas a su tridente antes de arrojarlo sobre el cuello de Tata. El tridente se detuvo a escasos centímetros, Tatra haciendo un gran esfuerzo había logrado levantarse y con su látigo había detenido la mano que intentaba asesinar a su hermana. Aelo cambio entonces de objetivo, tiro con fuerza del látigo e hizo caer a Tatra para enterrar su tridente en un costado. La princesa dio un escalofriante grito de dolor. Tata se abalanzó sobre Aelo pero esta arrojo un chorro de agua oscura sobre ella y se estrello contra una ventana cuyos vidrios desgarraron su piel.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Taaaaaaataaaaaaaaaa.!!!!!!!!!!!!!!!!!-
- Mejor preocúpate por ti.-
Aelo encajo nuevamente su tridente en el pecho de Tatra.
-.Tata.-
- Tatra.-
La una sentía el dolor de la otra, en realidad Tatra era solo unos minutos mayor que Tata, ellas eran gemelas. El dolor era intenso, insoportable. Al mismo tiempo ambos cuerpos maltrechos comenzaron a brillar, un enorme poder en forma de luz invadió cada rincón del salón, cada cosa que tocaba se desvanecía en la luz. Aelo apenas si alcanzo a abrir un hoyo negro para escapar. Pronto todo termino, la habitación completa desapareció en fracción de segundos, sin ruido, sin rastro ni ruinas. Aelo volvió por el agujero de gusano para llevarse a ambas princesas que yacían en él suelo inconscientes por el esfuerzo.
- Nunca me imagine que dos personas pudieran compartir el poder del sello.-
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Como es costumbre, cuando ocurre algún acontecimiento de relevancia, todos los que habitan en el castillo se han reunido en el salón del trono. A excepción de Ascot por obvias razones.
- Mi nombre es Liz y soy...soy...¡No puedo recordarlo!.-
La chica de cabellos castaños estallo en sollozos y se refugió en los brazos de Latis.
- Llegue por el camino del bosque. Escuche los gritos de una mujer y me desvíe rumbo al río. Ahí encontré a Liz aferrándose a una roca para que la corriente no se la llevara. Cuando logre sacarla estaba completamente aterrorizada y no pudo recordar nada más que su nombre.-
Liz asintió con la cabeza para indicar que lo que había dicho Latiz era cierto. Guru Clef le pidió a la chica que se acercara para poder revisar su memoria y curarla. Liz se acerco temerosa y preocupada, todo el plan podría venirse abajo con eso. Guru Clef toco la cabeza de Liz y vio desde ese momento hasta donde había caído al río y al parecer se había golpeado la cabeza con una roca de los rápidos. Cuando llego a este punto ya no pudo ir más hacia atrás, solo había oscuridad. De pronto se dio cuenta de que una mujer de esa habitación estaba pensando fuertemente en él, en ese mismo momento. Él clavo la mirada en Presea, esta se sonrojo y bajo la cara. El mago había perdido la concentración y no podía seguir examinando a Iris. Todos esperaban a que diera una explicación y Clef tuvo que darla.
- Liz recibió un fuerte golpe en la cabeza cuando cayo al río, la mayor parte de su memoria se perdió con ese golpe y es solo cuestión de tiempo para que la recupere paulatinamente. Mientras tanto, creo que lo más conveniente es que se quede aquí.-
- No se como agradecerles.-
Presea se llevo a Liz para mostrarle el cuarto que ocuparía mientras estuviera en el castillo, era justo el cuarto aun lado del de Anais. Ráfaga y Caldina las seguían de cerca, la ilusionista le susurro a l Capitán de la Guardia.
- Hay algo en esa chica que no me gusta nada.-
Mientras tanto...
- Lucy, necesitamos hablar.-
- ¡¡¡¡¡¡Yo no tengo nada que hablar contigo.!!!!!!-
Lucy corre por el pasillo mientras las lagrimas afloran de sus ojos, Latis intenta darle alcance sin embargo Anais le impide el paso, trae a Paris de la mano, ambos se ven molestos(imagínense a un niño pequeño haciendo gestos, pónganle cabello verde, piel morena, una cicatriz en la mejilla y ¡ya esta! -) Latis solo ve el rostro molesto de Anais, el también lo esta.
- ¿Vas a lastimarla de nuevo?.-
- Yo nunca he querido hacerle daño. Todo esto es un terrible malentendido.-
- Entonces, dale tiempo.-
Marina cerro la puerta, había esperado a que todos salieran para hablar con Guru Clef. Tenía que saber algo, la pregunta le quemaba la lengua.
- ¿Ocurre algo, Marina?-
Se puso nerviosa, dudo.
- No Guru Clef. Solo...quisiera saber...si podría...hacerte una pregunta.-
Clef sonrió divertido, ¿tanto protocolo por una pregunta?.
- Puedes preguntar lo que quieras niña del mundo místico.-
- ¿Has estado enamorado?.-
¡Lo había logrado!, había logrado hacerle la pregunta y no podría negarse ha darle una respuesta. Clef se puso nervioso, ¿qué clase de pregunta era esa? Vaya que no la esperaba, un color rojo vivo subió a su rostro. Marina lo había metido en un verdadero aprieto.
- Si... lo estoy.-
- ¡¡¡¿Lo estas?!!!, ¿De quien?.-
- Dijiste: una pregunta.-
- Lo siento, lamento haberte incomodado.-
La chica dio la vuelta para salir, ahora si que estaba confundida.
- ¡Marina, espera!.-
Clef se acerco a ella hasta estar frente a frente y la tomo de las manos, con un tono solemne y serio, mirándola directamente a los ojos, le pidió:
- Prométeme que este será nuestro secreto.-
- Lo prometo.-
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En Autosam Celeno utilizo su poder al máximo para oscurecer por completo el planeta. Fantasmas de guerreros pasados, de helenos muertos en batalla, atacaron cada ciudad de Autosam buscando a la máxima autoridad de cada ciudad. Solo los guardianes de cada planeta podrían tener la fuerza suficiente para ocultar el sello dentro de sí. Autosam no tenía un protector bien definido, lo cual hacia más difícil la búsqueda para Celeno.
Geo dirige el contra ataque de la Acrópolis, la verdad es que no puede hacer mucho contra un ejercito de fantasmas, ni siquiera sabe a que se esta enfrentando. Sus soldados caen sin recibir aparentemente ninguna herida, los que logran sobrevivir no pueden mover un músculo. Geo contempla con tristeza a sus hombres en el hospital, se ven débiles y pálidos.
- Les quitan la energía.-
- ¿Qué dices Lilandra.-
- Si comandante, observa: A todos ellos solo los tocaron, mientras más hombres tocan se hacen más fuertes mientras nuestros soldados se vuelven débiles y frágiles, cuando les disparamos con los lazer en vez de debilitarlos parece que los volvemos más fuertes, se alimentan de energía.-
- Por lo visto ya tienes alguna idea para sacarnos de este problema ¿ o me equívoco?.-
- No, no te equivocas. ¡¡¡¡ZAAAAAAAAZ!!!!!!.-
- ¡No grites!, aquí estoy.-
- ¿Le hiciste los ajustes que te pedí a mi lazer?.-
- Si, aquí esta. Je, je,je en caso de peligro Lilandra siempre se nombra comandante.-
- Bien, iré a probarlo.-
- ¿Qué rayos te propones?.-
- Mira Geo, le he pedido a Zaz que invierta el sistema de mi lazer para que en vez de expulsar energía la absorba, si mi teoría es correcta acabare con los fantasmas sin ningún problema.-
- En ese caso, yo debo ir soy el comandante y además tu eres una... y yo... soy un.-
- Lo que me faltaba, que tuvieras complejos contra las mujeres. Ahora soy un soldado y como tal es mi deber proteger a mi gente.-
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡En ese caso yo soy tu comandante y te ordeno que me entregues esa arma!!!!!!!!!!!!!!!.-
Geo se había exasperado, toda la vida era la misma historia. Pero Lilandra siempre se salía con la suya y esta vez no sería la excepción.
- No te preocupes tanto por mí. Ya soy una niña grande y sé cuidarme yo sólita.-
Lilandra desapareció por el corredor sonriendo. Geo se quedó terriblemente preocupado. Zaz lo jalo para llevarlo al centro de control y poder observar a Lilandra. Esa chica era un genio, el lazer funciono como lo había dicho y fácilmente absorbió a una cantidad enorme de fantasmas. Geo dio la orden de que prepararan más y pasaran la voz a las otras ciudades. Celeno sintió la desaparición de energía y se dirigió a donde estaba Lilandra. ¿Sería ella la guardiana de ese planeta? Tendría que comprobarlo por ella mismas. Apareció ante ella y la ataco, lanzándole su daga . Lilandra apenas si alcanzo a quitarse dejando caer el lazer, después de todo ya no lo necesitaba, su enemigo era de carne y hueso. La daga de Celeno regresó a su mano, Lilandra saco de su bota un pequeño aparatito que daba fuertes descargas eléctricas, por más poder mágico que tuviera su contrincante la descarga la dejaría inconsciente. Geo corrió a toda prisa, sentía que Lilandra se encontraba en un gran peligro, no estaba equivocado.
Justo cuando salía del cuartel Celeno clavaba la mortal daga en el corazón de Lilandra. La chica moriría.
- Por favor, cuídala por mí-
Esas habían sido las ultimas palabras que Aguila le dirigiera antes de morir.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!.-
El resplandor se esparce rápidamente por el planeta, el daño desaparece, los fantasmas de los guerreros griegos se funden en la luz, la daga sale del corazón de Lilandra y la herida se cierra. Geo cae exhausto. Zaz llega solo para ver como su amigo es secuestrado por Celeno a través de un agujero de gusano.
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El final de un día más, un ocaso, el sol ha comenzado a ponerse sobre el cielo de Céfiro. Las tres chicas del mudo místico están encerradas en el cuarto de Lucy, esta se ocupa de jugar con Paris, Anais los observa divertida y hasta cierto punto aliviada, ese niño es demasiado inquieto para ella. Marina mira como el sol baja poco a poco del cielo, pronto se internara en el bosque y no podrá verlo.
Eso no es algo que en este momento le preocupe ¿Cómo debía sentirse después de esa tentativa de hablar con Clef? Bueno, por lo menos estaba contenta, confundida, pero contenta, ya había dado un paso adelante, tal vez los siguientes serían más fáciles.
Paris se ocupa en desatar la trenza de Lucy.
- ¡Oye, no hagas eso!, No seas travieso. ¡Ya veras!-
Lucy toma a Paris y le hace cosquillas, el niño comienza a reírse y Lucy también. Él pequeño se sienta en las rodillas de la pelirroja y la observa reírse.
- Tienes una bella sonrisa.-
- Regálame tu bella sonrisa.-
El recuerdo pasa como un relámpago fugas, un corazón a recibido un terrible pinchazo.
- ¿Podrían cuidar a Paris un momento?, no tardare.-
La rubia se levanta y abre la puerta. Un hombre alto con ojos melancólicos estaba apunto de tocar.
- Necesito hablar con Lucy.-
Marina escucha la voz y no tarda un segundo para estar en la puerta.
- ¿No crees que ya la has lastimado bastante?.-
Él va a contestar pero Anais lo hace primero.
- Marina, tenemos que dejar que ellos dos arreglen sus problemas. No nos corresponde meternos en un asunto que solo es de dos.-
- Pero...¡hay! esta bien.-
Da un respingo de resignación. Llama a Paris y deja que entre Latis. El pequeño le saca la lengua y sale, Marina lo sigue pero antes de cerrar la puerta tras de sí:
- Te lo advierto, si vuelves a hacerle daño a Lucy ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡TENDRAS QUE VÉRTELAS CON DOS GUERRERAS MAGICAS FURIOSA!!!!!!!!!!!!!!.-
Dando un portazo, termina la amenaza.
Lucy estaba de espaldas, el solo verlo dolía demasiado. El se acerco e intento tomarla por los hombros, ella no lo permitió.
- Quiero darte una explicación. Las cosas no son como tu crees.-
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¿Y entonces como son?!!!!!!!!!!!!!.-
- Yo ame mucho a Lilandra.-
- ¿Es que acaso te gusta verme sufrir?-
Lucy estallo en llanto. Latis hubiera preferido que una espada lo atravesara de lado a lado a tener que ver a Lucy en ese estado.
- No Lucy, eso es lo que más me duele en el mundo, me desgarra el corazón el echo de que estés sufriendo de esta manera y sea por mi culpa, daría mi existencia completa solo por saber que eres feliz.-
El chico se acerco y logro posar sus manos sobré los hombros de Lucy.
- Escúchame Lucy, y escúchame muy bien. Lilandra y yo nos quisimos mucho, pero ahora no somos más que buenos amigos. Solamente hay una chica con la que quiero estar... y esa eres tú. -
- ¿Es eso verdad?.-
- Mírame.-
Lucy giro para verlo a los ojos, en ellos solo pudo ver una verdadera suplica. El la abrazo contra su pecho, mientras ella rodeaba su cuello con sus brazos, se sentía tan bien estar así, juntos, que empezaba a creer que podría permanecer así por siempre. Latis no lo permitió, levantándola un poco del piso busco sus labios para absorber el néctar dulce y cálido, del que había sido privado por tanto tiempo.
Afuera...
- Bien Paris, ahora solo somos tu y yo. ¡Paris!, ¡Paris!. ¡Que niño! Me imagino que tendré que buscarlo. Anais se veía muy cansada -
Una chica rubia parada debajo de una ventana, se ve triste, tiene sus manos aprisionadas contra su pecho, las cosas tampoco han sido fáciles para ella. Escucha pasos en el corredor, voltea la cara. La escena se esta repitiendo, no es posible que la vida le este jugando una broma tan pesada.
- Mama Anais, ¿Qué tienes? ¿Por qué estas triste.-
Ella no contesta y el niño se acerca para tirar de su falda.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Tu deberías saberlo!!!!!!!!!!.-
Anais esta realmente enojada, levanta la mano y la detiene a unos centímetros de la cara del pequeño.
- ¿Yo te puse triste?.-
Al ver su mirada inocente Anais cayo de rodillas. No era a Paris a quien tenía enfrente, era un pequeño de cinco años.
- No, tu solo eres un niño. No entiendes lo que me ocurre. Es solo que me recuerdas a alguien a quien quiero mucho, me gustaría que volviera pronto.-
- ¿Esta muy lejos?.-
- No, esta muy cerca...pero a la vez tan lejos de mi. Eso es lo que me llena de tristeza.-
El niño no entendía una sola palabra de lo que Anais decía pero podía sentir que estaba sufriendo, se acerco a ella y la abrazo. La chica lo recibió tiernamente en sus brazos, un susurro escapo de sus labios:
- Te extraño tanto.-
Ascot paseaba por los enormes arcos que hay rodeando el jardín, la tarde había sido tranquila, el sol sumergía la mitad de su redondez en el lago, era un bello espectáculo ver el lago brillar como si fuera de fuego, gracias al reflejo de las últimas luces del día. Hay un hombre, a la orilla del lago, que presencia el mismo espectáculo. Es Guru Clef.
- Me pregunto ¿qué estará haciendo ahí?.-
-¿Qué es lo que observas?.-
Ascot voltea rápidamente, nuevamente lo han descubierto.
- ¡Uf! Eres tu Presea, me asustaste.-
- Deberías tener más cuidado si no quieres que sepan que estas aquí.-
- Lo tendre, no te preocupes.-
- ¿Has visto a Clef?.-
El mango señalo al hombre junto al lago, Presea se dirigió hasta él y Ascot penso que lo mejor sería volver a su cuarto antes de que alguien más lo viera. Se disponía a cruzar la puerta que conducía dentro del castillo, cuando alcanzo a distinguir una silueta demasiado familiar como para no saber quien era, regresa y se oculta detrás de uno de los enormes pilares del portal. Marina no tarda en aparecer en el jardín, seguía buscando a Paris. Por ironía, tal vez por destino, se detiene al lado del pilar donde del otro lado esta escondido Ascot, ha descubierto a Guru Clef y Presea sentados, al lado del lago, en un tronco caído.
Esa tarde no hay viento en Céfiro, el jardín esta silencioso y poniendo un poco de atención se puede escuchar lo que dicen las dos personas cercanas al lago. Al principió eran dos voces alegres, como dos viejos amigos que charlan.
- ¿Qué te ocurre Clef?, te ves muy pensativo.-
- Es que Marina me hizo una pregunta muy extraña hoy.-
- A sí. ¿Qué te pregunto?.-
- Me pregunto...
Presea estaba un tanto divertida con la conversación, por lo menos eso aparentaba. Clef le había dicho inocentemente algo que hubiera preferido no decir y ahora el mago no sabía como evadir a Presea, regularmente eso ocurría en sus platicas, ella le inspiraba mucha confianza pero él era renuente a decir abiertamente lo que pensaba o sentía.
- ¿Me lo vas a decir o no Clef?.-
- ¿Te interesa mucho saberlo?.-
- Si. Debe ser algo muy interesante para que te pongas a meditarlo al lado del lago.-
La chica de largo cabello rubio sabía muy bien que Clef se sentaba en ese tronco a meditar cuando tenía algún problema. Lo conocía muy bien.
- Hagamos un trato. Yo te digo lo que hable con Marina y tu me dices tu nombre verdadero.-
- ¿Cuándo vas a desistir? Me has preguntado lo mismo desde él día que llegue aquí.-
Estaba sorprendida, ese día Clef estaba actuando extrañamente. Siempre sostenían conversaciones como esa, eran muy buenos amigos pero había algo en él que nunca antes había percibido, ese día el mago estaba nervioso. Él continuo hablando en un tono serio.
- Aun creo que esto es un error. No es justo para Ascot, para Lucy, Marina y Anais, mucho menos para ti. Es un engaño -
Clef había usado un tono serio, había pensado demasiado en eso.
- Es tan solo, una mentira piadosa. Ascot se derrumbaría si supiera que mi hermana, Presea, no revivió y las guerreras ya han sufrido demasiado como para darles una pena más. ¿Por qué quieres que las cosas cambien?.-
Marina estaba impresionada pero Ascot estaba destrozado, Presea estaba muerta, él la había matado. Miraba sus manos y las veía manchadas con sangre, lagrimas corrieron por sus mejillas, eso era más de lo que podía soportar. La voz de la hermana de Presea siguió escuchándose:
- Debo confesarte que algunas veces si me siento muy culpable. Presea era muchas cosas que yo no soy, algunas veces, fingir ser ella es algo muy difícil de lograr. Yo no soy tan valiente como ella, ni tan fuerte. Ella siempre cuido de mi hasta que fue llamada a servir a la princesa Esmeralda como armera de sus soldados.-
Clef se enterneció, ella había sido una mujer tan fuerte todo ese tiempo.
- ¿La extrañas mucho?.-
- Si... ella era como otra parte de mí. Eramos gemelas idénticas. Lo único que nos distinguía era mi cicatriz.-
- Presea era una mujer muy especial.-
Clef tuvo un vago recuerdo del día que había conocido a Presea. La chica había llegado al galope al castillo y él apenas si había alcanzado a quitarse para no ser atropellado. Un par de ojos castaños se clavaron en él.
- Ella te amaba y tú lo sabes. ¿Nunca sentiste nada por ella?.-
- Yo le tenía un gran cariño a tu hermana, pero jamas llegue a tener otro tipo de sentimiento por ella.-
Clef miro fijamente a los ojos de la chica rubia que tenía enfrente. Tal vez era el momento justo para confesarle sus sentimientos, se había enamorado de ella. Era con ella con la única que realmente podía hablar sin temor, la que lo apoyaba y comprendía, la que lograba sacarle una sonrisa los días que estaba más enfurruñado. Tal vez fue el momento, tal vez fue la tarde, Clef que siempre meditaba todo lo que decía dejo escapar una suplica obedeciendo un impulso.
- Por favor, ¡necesito saber cual es tu verdadero nombre!. Yo no estuve enamorado de Presea, ¡estoy enamorado de ti!-
No podía creer que tanta felicidad fuera para ella, lo miraba sorprendida, el tiempo se había detenido. Clef se acerco y tímidamente le dio un beso sobre los labios, no era fácil para el expresar lo que sentía además temía ser rechazado. Ella tomo el rostro de Clef entre sus manos y le dio un apasionado beso mientras gritaba con el corazón en la boca:
- ¡¡¡¡Mi nombre es Medea!!!!-
Eso fue lo ultimo que Marina escucho, salió corriendo con rumbo al bosque con el corazón echo jirones. Ascot fue tras ella, él también había recibido un golpe demasiado duro pero ahora no le importaba él, le importaba solo ella.
Los últimos rayos de sol se asomaban entre los arboles cuando al fin la alcanzo. La chica se sorprendió, pero era tan grande su decepción que esa sorpresa fue menor. Él la abrazo y ella lloro sobre su pecho. Ascot acaricio tiernamente su cabeza ¿qué más podía hacer?, Marina no paraba de llorar.
- Calma, calma, Marina eres una persona maravillosa. No te rindas. Cualquier hombre sería feliz de recibir tu ternura.-
Ella levanto la cara para ver a su amigo, él estaba ahí con ella a pesar de que también estaba sufriendo mucho. Ascot miro dentro de los profundos y azules ojos de Marina, cualquier hombre podría fácilmente perderse en aquellos océanos de luminosidad, que no daría él por una sola mirada de ese par de aguamarinas. Nunca la había tenido tan cerca.
Que sensación tan extraña, un cosquilleo sobre sus labios, una especie de caricia profunda, algo cálido recorría todo su cuerpo. Hubiera querido detenerlo pero no podía, parecía gustarle. Se sentía protegida y segura recibiendo sobre su boca los labios de Ascot, él le estaba trasmitiendo todo el amor y la adoración que sentía por ella. Ese había sido en realidad su primer beso, ella lo había besado a él primero, por obligación, para ayudarlo, sin embargo estaba absolutamente segura de que aquella vez no había experimentado nada parecido a lo que el chico le había transmitido con ese beso.
Se separo y nuevamente echo a correr por el bosque, era demasiado para un solo día. La noche había caído y se hacia más oscura por los nubarrones que cubrían el cielo, gruesas gotas de lluvia cristalina caían en dirección contraria de la cual corría la bella chica de cabellos azules.
Alguien la sujeto por una mano, Ascot había logrado darle alcance de nuevo.
- Discúlpame, no quise hacer eso.-
- No hay nada que yo pueda disculparte.-
Ella se soltó y él la vio desaparecer por el bosque.
Permaneció un tiempo ahí parado, ya no entendía nada de lo que había pasado.
La cristalina lluvia se convirtió en gruesas gotas negras.
Un rayo retumba en el cielo iluminando el lugar, se da cuenta que el agua se ha vuelto oscura. Fue solo cuestión de segundos para que Ascot escuchara un grito proveniente del lugar por donde había desaparecido Marina. El corazón de Ascot dio un vuelco.
- ¡¡¡AELO!!!.-
Notas de la Autora.
Si has llegado hasta este punto de la historia ¡¡¡¡¡Que valor!!!!!.
Espero que hayan disfrutado el capítulo, por que tal vez sea el ultimo que escriba.
Por ahí ya tenía una amenaza de que me iban a mandar un asesino a sueldo y ahora agréguenle las que van a querer matarme después de este capítulo.
Tómenlo con calma chicas, Ascot también se merece una oportunidad. -! Y francamente me gusta mucho más que Clef, piénsenlo un poquito, citaré el comentario de una amiga:
"Su edad es mas acorde, además de que el muchacho no esta tan mal(Yo diría: no esta nada mal.), y creo que ese es el pie que dejo CLAMP en el final del manga. Guru Cleff esta muy bajito, además de que el hombre no es viejo, sino que es la edad en si mismo."
Por cierto, a la chica que me hizo este comentario(¡Sí!, ¡Tú!), Ese asunto que té molesta, serenidad y paciencia mi pequeña saltamontes, las cosas se van a arreglar en el siguiente capítulo. (Sí llego a publicarlo, je,je -!)
Hermana: ¡Mátenla!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Hermanita, no me ayudes!!!!!!!!!!!!!. Je, je, je. No le hagan caso. Se quiere quedar con mi cuarto.
Bueno, si sobrevivo nos vemos en el penúltimo capítulo de la nueva historia de Céfiro. Si no, están todos cordialmente invitados a mi funeral.
En el próximo capítulo:
La leyenda del Triángulo del Armagedon.
Liz descubre su verdadera identidad.
La llave debe morir.
Recuérdenme con cariño....
Anais.
P.D. Cooperaciones y condolencias
