Bueno, aqui esta el capitulo dos! Espero que lo disfruten. Harry llega a la Madriguera, al igual que los resultados de las MHB delos chicos,lo que emociona a Hermione y aterra a Ron.
CAPITULO DOS: Confusos sentimientos.
Harry llegó a la Madriguera a la semana siguiente, lo cual fue un alivio, ya que estar a solas con Hermione me ponía nervioso. Sobre todo porque Fred y George habían adoptado la costumbre de hacerme caras cada vez que estaba cerca de ella.
Aquella mañana, Hermione y yo habíamos decidido terminar con las tareas. No me negué porque contar con su ayuda no era algo que uno rechazara así como así. La temperatura había ascendido notablemente durante aquellos días. Yo estaba seguro de que me iba a derretir.
"No puedo concentrarme" dije al cabo de un momento "Se me derrite el cerebro."
"Podríamos ir afuera" sugirió ella.
"Esa es una buena idea" dijo mamá mientras revolvía la salsa para la cena.
"¿Afuera¿Nosotros...dos?"
Mamá clavó sus ojos en mí, al igual que Hermione.
"Si, bueno, no hay nadie más aquí salvo la Sra. Weasley, que está cocinando."- dijo con ese aire de sabelotodo tan característico de ella.
"Eh...bueno."
Me sentí como un idiota. No podía entender porque de pronto todo lo que Hermione decía me llegaba con el sentido equivocado.
"Tu traes la mesa, Ron, eres el hombre."
Escuchar decirme eso, que era un "hombre" me llenó de energía.
Las patas de la mesa de hierro estaban un poco oxidadas. Hermione me guió hasta el viejo sauce del jardín y yo la seguí.
"Aquí está bien, hay sombra"
Estaba casi anocheciendo. Coloqué la mesa y luego las sillas y me tiré en la mía mientras volvía a abrir el pergamino.
"¿A que hora llega Harry?"
"A la noche" dije.
"Si, claro, supongo que es más seguro"
"Si, llegó a Grimmauld Place de noche el año anterior"
"¿Crees que esté tan enojado como entonces?"
"No lo sé, no envió a Hedwig con orden de asesinarnos a picotazos, así que..."
Los dos nos reímos.
"¿A quién le escribía Ginny esta mañana?" preguntó ella mientras abría uno de sus libros. "¿A Dean?"
"No me hables del tema ¿quieres?"
"No puedes molestarte, Ron. Tu hermana ya no es una niña."
"Si que lo es, tiene apenas quince años, Dean tiene MI edad, es muy grande para ella."
"Dean es una buena persona."
"No lo suficiente para mi hermana."
"Ron ¿alguna vez en tu vida vas a dejar que ella o yo, si viene al caso, tengamos un novio como cualquier chica normal?"
"Por supuesto que sí, cuando cumplan...veinticinco."
"¡Por Dios! Eres un caso perdido" señaló ella mientras se reía.
"Bueno, en realidad no me importaría que ella saliera con Harry" Hermione me miró "El es mi mejor amigo, no la lastimaría. Como es Harry, hasta le dejaría darle un beso de vez en cuando."
"Genial, bueno, cuando sepas de alguien para mí, házmelo saber"
"¿Para qué¿Para darte un beso?"
"No seas idiota, eso no es lo único que le importa a una chica."
"Víctor Krum no entra en la lista, desde ya te lo digo."
"¿Por qué no?"
"Porque es un redomado imbécil."
"No lo es."
"Sí que lo es, con esa expresión hosca. ¿Te imaginas la joroba que tendrá a los treinta de caminar así de encorvado? No te conviene."
"Vuela muy bien."
"Sí, bueno, eso lo hace cualquiera."
"Y es muy amable."
"Si, bueno, hay un montón de gente amable. Quizás tenga mal olor en los pies, quizás no se bañe, quizás su mamá todavía lo peine o duerma con un osito de peluche."
"¡Ron!"
"¿Qué¿Ya vas a defenderlo de nuevo?"
"No, yo solo..."
"Claro, Vicky Miss Perfección. No sé como tiene a tantas chicas siguiéndolo. Nunca me imaginé que fueras una de ellas. Justo tú."
"No lo soy"
"Por favor, te hablan de él y saltas en tu silla, le escribes cartas eternamente largas y te pones más hermosa que nunca solo porque eres su acompañante".
Me di cuenta del comentario que me había mandando y miré a Hermione asustado. Yo mismo sentía que los ojos se me salían de las órbitas. Ella también debió darse cuenta de lo que había dicho, porque me miró durante un momento y luego abrió la boca para decir algo.
"¡Ron, Hermione, Harry ha llegado!." (Je, Harry siempre tan oportuno...!)
Aprovechando la oportunidad, salté de mi silla. Y me alejé como alma que lleva el diablo. Nunca me había alegrado tanto de la inoportuna aparición de mi amigo.
El también estaba cambiado.
Harry Potter seguía teniendo la cara enjuta, gafas redondas, rodillas huesudas, una mata incontrolable de cabello negro azabache y ojos de un verde brillante. Pero había tres diferencias que saltaban a la vista: estaba más alto, más delgado, y sus ojos parecían haber perdido la luz.
Me dije que no era de extrañar. Observé a Hermione de pie a mi lado, la expresión preocupada de su rostro al mirar a Harry.
Ella, como yo, sabía que la herida por haber perdido a Sirius seguía latente. Se reflejaba en todo lo que él era tan claramente que lastimaba. Lo miré con el ceño fruncido, preocupado al igual que Hermione. Mi amigo parecía a punto de quebrarse, pero sin embargo, una fuerza sorprendente parecía emanar de él.
Mi madre lo estaba abrazando con lágrimas en los ojos. Harry sonreía. Pero no era la sonrisa de antes: era una sonrisa triste.
"Querido, he estado tan preocupada, tan preocupada...Allá solo, con esos muggles intolerantes..."
"Estoy bien, Sra.Weasley" dijo él apenas ella lo soltó.
Mamá lo miró a los ojos durante un momento.
"No, no lo estás. Pero ya pasará, dale tiempo, querido."
Ojoloco, Tonks, Lupin, Emmeline Vance, Hestia Jones y Kingsley se mantenían un poco alejados.
Tonks, con su cabello de un color naranja que lastimaba los ojos, se acercó a mí y a Hermione con paso decidido. Nos dio un abrazo y susurró:
"Los necesita más que nunca."
Hermione y yo nos miramos.
Sabíamos que tenía razón.
Harry, Hermione y yo gastábamos nuestro tiempo entre las interminables tareas y conversaciones poco interesantes.
Sin embargo, unos pocos días después de que Harry hubiese llegado a La Madriguera, ocurrió algo lo suficientemente relevante de contar.
Una mañana, mientras desayunábamos, una lechuza entró volando por la ventana y dejó caer un par de cartas sobre la mesa. Me molesté cuando la mía cayó sobre mi cabeza.
Hermione dio un grito ahogado.
"¿Qué?" pregunté asustado.
Pero fue Harry quien me contestó.
"MHB"
"¿Ya?" dije con un hilo de voz.
No quería que mamá se enterara, abrir el sobre con ella expectante a mi lado no sería agradable.
Hermione pareció no escucharme. Leía su carta con una concentración exasperante y con los ojos brillantes. Harry abrió la suya también, aunque no tan confiado como ella, así que seguí su ejemplo.
Con una mirada que intentaba ser modesta, Hermione guardó su carta.
"¿Y¿Cómo te fue?" preguntó Harry.
Como yo estaba buscando cualquier excusa para no abrir la carta en ese momento, la miré.
"Bien" dijo ella poniendo mermelada sobre su tostada.
"Eso ya lo sabemos" murmuré de mal humor "Nuestra duda es si te sacaste en absolutamente todo Extraordinario."
Ella se puso colorada.
"Bueno..."
Exasperado, le quité el sobre de la mano. Luego se lo pasé a Harry.
"Es frustrante tenerte como mejor amiga algunas veces" dije.
Ella me hizo una mueca.
"¿Y a ustedes como les fue?"- preguntó.
Observó la carta cerrada en mis manos y arqueó las cejas.
"De acuerdo, de acuerdo..." dije.
La carta estaba escrita con una letra verde esmeralda llena de arabescos.
Estimado señor Weasley,
Es un placer informarle que los resultados de sus exámenes para la obtención de Matrículas de Honor en Brujería han sido finalmente confirmados. Sus calificaciones se adjuntan a continuación:
Historia de la Magia: Aceptable
Defensa contra las Artes Oscuras: Extraordinario
Encantamientos: Supera las expectativas
Pociones: Extraordinario
Transformaciones: Extraordinario
Adivinación: Insuficiente
Astronomía: Supera las expectativas
Herbología: Aceptable
Cuidado de las Criaturas Mágicas: Supera las expectativas
"¡Ron, eso está muy bien!" exclamó Hermione, que se había parado al lado mío para observar también mi carta "Sólo perdiste Adivinación, y bueno, todo el mundo sabe que esa materia no sirve para nada."
"Gra-gracias" murmuré confundido. No podía creer que me hubiese sacado tan buenas notas.
Harry también obtuvo buenos resultados. Perdió Adivinación, por supuesto, e Historia de la Magia, pero sus buenas notas en Transformaciones, Encantamientos, Pociones y Defensa contra la Artes Oscuras significaban que podría ser Auror si se centraba en sus EXTASIS.
En el momento en que guardaba mi carta, Fred y George se aparecieron en la cocina. Llevaban túnicas muy llamativas. Eran azules, pero tenían bordada por todas partes en la tela la frase "Sortilegios Weasley" que cambiaba de color a una velocidad que mareaba.
"¿Qué les parecen nuestros uniformes?" preguntó Fred.
"¿Eso es un uniforme?" inquirió a su vez Hermione mirándolos como si fuera una broma.
"Por supuesto" dijo George, haciéndose el ofendido "Geniales ¿verdad?"
"Los diseñamos nosotros" agregó Fred.
"Bueno, supongo que están bien" dije "Uniformes y publicidad todo en uno"
"¿Son los resultados de las MHB?" preguntó Fred arrancándome la carta de la mano.
Los dos se pusieron a leerla, luego, al mismo tiempo, se miraron entre ellos y dirigieron su mirada hacia mí.
"¿Tres extraordinario?" inquirió Fred "¿Es Percy que se ha apoderado de tu cuerpo?"
Le arranqué la carta de la mano.
"Deberían felicitarlo" dijo Hermione enojada.
"Déjalos, Hermione" dije.
"No"contradijo ella con fiereza"Que Ron sea un poco perezoso haciendo sus tareas, no significa que no tenga cerebro ¿saben?"
"Bueno, lo que pasa es que no lo usa muy a menudo" comentó George "Uno se olvida."
Me estaba poniendo colorado de la rabia. Ante la mirada de Hermione, George dijo:
"Pero está muy bien, Ronnie. Felicitaciones."
"Sí" acordó Fred "Solo no te vuelvas como Percy."
"Eso nunca."
Los gemelos volvieron a desaparecer.
"¿Y que ha pasado con Percy?" preguntó Harry de pronto, como siel comentario de Fred hubiese traído a Percy a su memoria.
"No hemos tenido noticias. Se mordería la lengua antes de aceptar que estaba equivocado. De todas formas, esto está mucho más tranquilo desde que decidió ya no ser un Weasley. Papá no quiere oír hablar del tema, así que mamá no lo menciona. Pero hace unos días fue el cumpleaños de Percy, y de noche descubrí a mamá horneándole una torta. Me hizo jurar que no diría nada, se la debe de haber enviado."
Ginny entró a la cocina y se sentó al lado de Hermione.
"Buenos días" dijo mientras tomaba una tostada "¿Hay correo?"
"Tus cartas están por ahí" señaló Ron.
Ella se levantó y las recogió, luego volvió a sentarse en el mismo lugar de antes.
"Es de Luna" dijo al terminar de leer la primera "Está de vacaciones con su padre. Te manda saludos, Ron" Ginny arqueó las cejas "Como siete veces."
Hermione untó mermelada con tanta energía que voló por todos lados.
"Eh...bueno" dije yo, sin entender nada.
"Buena admiradora te echaste, Ron" rió Harry.
"Es un poco extraña, pero una persona excelente" afirmó Ginny, mirando fijamente a Harry "Y es muy valiente, además."
"Sí, yo no digo que no sea así, pero está totalmente chiflada."
"Déjala en paz" ordenó Ginny fulminando a Harry con la mirada mientras yo me reía "A ti no te gustaba cuando el año pasado te decían que estabas chiflado."
La sonrisa del rostro de Harry se borró de golpe.
"Eso no..."
"Es la misma situación, te juzgaban sin conocerte"- interrumpió ella simplemente- "Solamente por lo que creías, por lo que afirmabas que era la verdad. Si ella cree en cosas extraordinarias ¿qué mal hace? Ese no es motivo para tenerla como objeto de tus infantiles bromas."
A continuación se levantó y subió las escaleras con la cabeza en alto.
"Las mujeres están todas dementes" murmuré.
Lo único que me gané fue una mirada de reproche por parte de Hermione.
Era difícil saber quien de los dos estaba más enojado, si Harry o Ginny. Conociéndolo como lo conozco, sabía que lo que más le molestaba era que ella tuviera razón. Por unos cuantos días se evitaron, aunque seguían echándose miradas furibundas cuando coincidían en alguna de las comidas.
Hermione se pasaba enfrascada en sus tareas, y Harry y yo en el Quidditch. Nos costó convencer a mamá de que nos dejara ir solos al campito donde siempre practicábamos, pero al final, luego de muchos ruegos, accedió, siempre y cuando no fuéramos de noche.
El miércoles me había levantado de un humor bastante agradable...hasta que vi a Hermione leyendo una carta.
No tuve ni que preguntar quien se la había enviado. Quedó muy en claro por la forma en que la escondió en cuanto me senté, que se trataba de Víktor Krum.
Mamá, papá y Bill se habían marchado a una reunión de urgencia a Grimmauld Place y no habían querido que los acompañáramos. Eso puso de mal humor a Harry, que miraba su avena con ganas de tirársela a alguien por la cabeza.
"¿Otra vez ese tipo?" pregunté bruscamente.
"Ron, por favor..."
"¿Qué tanto tienen que contarse ustedes dos?"
"Eso no te incumbe"- dijo ella ya bastante airada.
"¿Cómo que no?"
"No, Ron, no. ¿Qué parte es la que no entiendes?"
"No entiendo como sigues en contacto con ese tipo. Podría ser un mortífago a estas alturas."
"Que estupidez."
"Karkarov fue un mortífago."
"¿Y eso qué?"
"Que seguramente le enseñó a Krum todo lo que necesitaría para formar parte de la banda de patoteros de Quien Tu Sabes."
Ella pareció ofendidísima.
"Víktor cree en Dumbledore" dijo levantándose "Y en Harry. Y no hablaré más del tema contigo."
Y desapareció escaleras arriba.
"¿Qué?" dije molesto al ver que Harry y Ginny me miraban.
"¿No te parece que ya se pasaron de obvios? Esta historia ya está aburriendo..."
"¿Qué¿De qué diablos estás hablando?"
"Hombres" murmuró Ginny "¿Cuando te vas a dar cuenta de que estás desesperadamente celoso de Krum¿Eres tan lento que todo el mundo lo sospecha y tú eres el único no enterado de que ella te gusta?"
Mi cara adoptó una expresión de completo horror.
"Ella...ella y yo...yo...ella no me gusta, Ginny, tú no sabes nada"
Ginny suspiró.
"Harry, díselo tú a ver si te escucha."
Miré a Harry con incredulidad.
"Tú...tú Harry no puedes creer esa estupidez."
Harry se encogió de hombros.
"No me vas a decir que no es bastante raro."
"¿El qué?"
"Que te pases todo el tiempo preocupado por lo que hace o deja de hacer. Esta bien que la cuides como amigo, pero lo tuyo ya es demasiado. Si por ti fuera la guardarías en una caja y te tragarías la llave".
Estaba tan sorprendido de que Harry opinara igual que Ginny, que creí haber escuchado mal.
"Por favor, Hermione es todo lo opuesto a mí."- farfullé.
"¿Y eso qué?" preguntó Ginny.
"Dos personas tan diferentes jamás podrían..."
"Bueno, aceptémoslo: ella es ordenada, seria y razonable. Tú- Ginny me miró, evaluándome- un desastre en muchos sentidos."
Harry se rió.
"De todas formas no deja de ser verdad que entre ustedes ocurre algo."
"No es cierto" dije.
"Por favor, a estas alturas hasta Snape se dio cuenta" murmuró Ginny "Todo Hogwarts habla de ustedes dos."
"¿QUÉ, QUÉ?" grité espantado y soltando la tostada que tenía en la mano que cayó al piso del lado de la mermelada.
"Ron, la escena del Baile de Navidad fue suficiente para que no quedara nadie sobre la tierra con dudas. Además Padma Patil contó a todas las chicas de Ravenclaw que de haber sabido que tu único interés de la noche iba a ser Hermione, hubiese ido sola."
"¡Eso no es verdad!" dije furioso "Lo que pasa es que Padma...bueno, ella no me gustaba."
"Y Hermione sí" afirmó Ginny "Tú no te diste cuenta de que ella estaba ahí delante, creíste que estaría ahí siempre, que ningún otro chico se fijaría en ella. Pues bien, te equivocaste, tuviste tu oportunidad y la perdiste. Por eso te molestaste tanto."
"¡Deja de confundirme ¿quieres!" grité, y salí de la habitación como en estampida.
Harry se quedó sentado observando el lugar por el que su amigo se había ido. Ginny sonreía con aires de suficiencia.
"Deberías escribir un libro" recomendó Harry, observándola.
"No hay persona en la tierra más fácil de entender que Ron. Hermione puede ser muy inteligente en cuanto a materias, pero si no se ha dado cuenta de nada, es porque no quiere."
"Yo también tendría que haberme dado cuenta antes" dijo Harry.
"Tienes muchos problemas" murmuró Ginny, de repente amable de nuevo.
"Y según tú uno de mis problemas es que soy un arrogante sin causa ¿cierto?"
"Yo no dije eso, solo quería recordarte que...
"Sí, bueno, tenías razón. No debí burlarme de Luna" admitió Harry de pronto. "La verdad es que ella me cae bien, supongo que tenía que sacar mi furia de alguna manera y la elegí a ella. Últimamente parezco ser un experto en eso de echarle la culpa de mis problemas a los que me rodean."
Ginny se mordió el labio. Su intención no había sido hacerlo sentir mal.
"Nadie puede saber lo que es estar en tu piel, Harry, nadie"
Harry la miró. No podía creer que estaba teniendo esa conversación con alguien que hasta hacia poco consideraba carente de importancia. Ginny Weasley siempre había sido para él la hermanita menor de Ron, nada más. Nunca se imaginó que ella pudiera escucharlo así, de esa manera, juzgándolo cuando era necesario y callando cuando no había nada por decir. De repente un montón de imágenes se apoderaron de la mente de Harry.
"¡Mami¡Es él, mami! Míralo, es Harry Potter. Allí, mami ¿lo ves?"
Recordó aquél verano en La Madriguera cuando estaba a punto de entrar a segundo año, la primera vez que iba a una casa de magos, lo raro que le resultaba ver señales de magia por todos lados. Y lo embarazoso que era fingir no ver como ella se ruborizaba cuando le hablaba o metía sin querer el codo en el plato de la mantequilla. Luego recordó como lo defendió cuando se encontraron con Malfoy en la librería. Su cara de decepción cuando se enteró de que Harry había invitado a Cho Chang al Baile de Navidad. Y lo valiente que había sido al acompañarlos al Departamento de Misterios hacia unos meses.
"¿Estás bien, Harry?"
"¿Eh?"
"Estabas ido."
"Ah, disculpa."
Ella sonrió.
"Bueno, Harry, tengo que irme. Nos veremos luego. Ah, y trata de hacer entrar en razones a ese cabeza dura que tengo como hermano."
Harry asintió pero pensó que hacer entrar en razones a Ron sería casi imposible.
"Que tú te hallas confabulado con Ginny no cambia las cosas, no cambia los hechos" puntualicé cuando Harry subió para hablar conmigo "Hermione es...Hermione"
"Si, estoy de acuerdo en que Hermione es Hermione, pero que te guste no tiene nada de malo."
"¿Estás loco?" dije mirándolo como para matarlo "¿Qué parte del Hermione es Hermione no entendiste?"
"Entendí todo lo referente a que Hermione es Hermione, pero...bueno, es una chica, después de todo ¿no?"
"¡No! Hermione es distinta, Hermione es Hermione" repetí desesperado.
"Bueno" dijo Harry hartándose "creo que el punto de que Hermione es Hermione ya quedó en claro."
Me senté en la cama agarrándome la cabeza.
¿Cómo podían hacerme dudar de mis propios sentimientos? Confirmé mi suposición de que las hermanas menores son una peste.
"Tengo que mudarme al Congo" dije de pronto.
"No ganas nada con eso. Habla con ella."
"¿Estás loco¿Competir con Krum¡Por favor! Antes me caso con Luna Lovegood."
"Mejor no. Dementes de cabeza encendida sueltos por ahí...mejor no correr riesgos."
Lo miré con cara de pocas pulgas.
"Mira Ron, tú sabes lo que haces. Solo tú sabes si ella te gusta o no. Solo te estamos diciendo algo obvio que tú no quieres ver."
"No es eso, es que..."
"¿Hermione es Hermione?" atajó Harry.
"Eso y que es mi mejor amiga. Uno no debe meterse con las amigas ¿no?"
"Eh...no sé de estos temas. Pero con Cho no éramos amigos y mira donde terminó todo, a Hermione tan siquiera la conoces. Sabes que no va a llorar cada vez que te le acerques"
"Sí, bueno, yo podría decir que tú conoces a Ginny, pero por eso no tendría porque gustarte" me defendí.
Harry se quedó callado durante un momento, y luego respondió:
"No viene al caso."
"¿Qué cosa?"
"Tu hermana."
"¿Por qué no? Es un caso parecido, claro está que ustedes recién ahora son amigos y..."
"¿Podemos dejar el tema para más tarde? Estábamos hablando de ti y Hermione, por si no recuerdas."
"¿Qué tal si dejamos ese tema también para más tarde? Me está doliendo la cabeza" propuse.
Hermione estaba afuera.
El jardín de los Weasley era un poco confuso para ella, pero con tal de estar alejada de Ron, cualquier cosa.
Se sentó cerca del gallinero con la carta de Víktor aún en las manos, pero ya sin ánimo de leerla. No sabía que poder oculto tenía Ron para hacerle perder el buen humor de esa forma. Pero que lo tenía, lo tenía.
No entendía que tenía de malo tener una amistad con Víktor. Ellos no eran nada más, Hermione no sentía por él ninguna otra cosa. Y ya lo habían aclarado.
Mientras estaba inmersa en sus pensamientos, la Sra. Weasley la observaba. Esa niña tenía una facultad excelente para deducir cosas, pero en lo referente a su corazón no había libros que pudieran guiarla. Y Molly estaba plenamente segura de que esa mirada solo podía causarla una pena de amor, y tenía bastante buena idea de quién era el causante de esa pena. Una madre siempre conoce bien a sus hijos, se dijo mientras salía al jardín.
"¡Sra. Weasley!" Hermione se paró de la silla "¿Necesita que la ayude con algo?"
Molly sonrió.
"Podrías empezar por decirme que hizo Ron ésta vez."
Hermione se quedó sorprendida.
"No, no es nada. Ron siempre se molesta cuando..."-levantó la carta de Víktor,
"Ah" Molly agitó su varita e hizo aparecer una silla de la nada. "Bueno, Ron es muy apasionado con las cosas que realmente quiere"
Hermione asintió antes de que las palabras llegaran por completo a sus oídos.
"¿Qué?"
Molly tuvo que hacer un esfuerzo para no reír.
"Eres una chica inteligente, Hermione. ¿Por qué no lo piensas un poco?"
No puedo explicarles lo molesto que estoy con todo este tema. Mientras vuelo en mi escoba, un montón de pensamientos absurdos se pasan por mi mente. ¿Hermione? Nada me hubiese preparado para aquello, nunca supuse ni por un instante que detrás de nuestras incesantes discusiones podía esconderse algo más. Y algo así, menos que menos. La confusión poco a poco dejó paso al miedo. Si yo sentía por Hermione algo más que amistad (lo cual no estoy dispuesto a aceptar) ¿sentiría ella lo mismo por mí?
Solo pensar en eso me hizo sentir un escregruto de cola explosiva. Ginny tenía razón: ella era seria, razonable y aplicada. ¿Qué diablos era yo y dónde encajaba en su historia?
Bueno, somos amigos desde hace años, no creo que nadie en Hogwarts haya enfrentado todo lo que hemos enfrentado juntos. Y ella es bastante mandona algunas veces y siempre está regañándonos por cualquier cosa. Y sin embargo, cuando no está siento... ¿cómo explicarlo? Me molesta explicarlo, pero bueno...siento...como un vacío enorme que nada logra llenar. Ni siquiera el Quidditch, el ajedrez o la comida de Hogwarts...¿Qué significa¿Qué ella me gusta¿Qué lo que confundí por amistad se convirtió en algo más sin que yo, tan idiota, me diera cuenta?
Renuncié al Quidditch luego de que una de las manzanas que Harry me estaba lanzando me diera en la cara. Estoy demasiado distraído como para volar. Harry me lo dijo después de que perdiera nuestra supuesta quaffle por décimo cuarta vez.
Estoy solo en mi habitación. Harry se fue con Fred y George a la tienda, pero yo no tenía ganas. Mis hermanos insistieron en que como Harry los había ayudado con esos mil galleons, debía ver sus nuevos inventos antes que nadie.
"Cualquiera mataría por este honor" había dicho George con aire solemne.
Mi cuarto sigue exactamente igual que años antes. Los pósters de los jugadores de los Chudley Cannons están casi todos rotos, y mi colcha llena de agujeros. El desorden también sigue aquí. No importa cuanto intente ordenarlo, parece que la ropa se saliera sola de los cajones. Y Pig está más ruidosa que nunca, ni siquiera las galletas para lechuzas la calman. Su jaula es un asco, pero todavía no apesta, así que tengo tiempo.
Unos golpes en la puerta me acaban de sacar bruscamente de mis pensamientos.
"Soy yo, Ron."
¡Hermione! Mejor me siento en la cama, no, mejor me paro. No, me quedo aquí tirado, siempre que ella entra yo estoy tirado.
"¿Puedo pasar?"
"Eh...sí."
Por Dios, es bonita.
Cállate, Ron, no pienses en esas cosas. Todo esto es culpa de Harry y Ginny, tú nunca antes te habías fijado en Hermione como...como una chica.
"¿Qué pasa?"
Ella se sentó en la punta de la cama. Ni siquiera me miró.
"Tenemos que hablar con Harry."
"¿Para qué?"
Hermione suspiró.
"¿No lo has notado raro?"
"Sí, por supuesto que lo he notado raro ¿y eso qué?"
"Se supone que como sus amigos tenemos que estar ahí para apoyarlo. Algo le ocurre, algo que no nos ha dicho."
Me gusta como habla, aunque me esté sermoneando. ¡Basta! Me sacudí apenas y volví al tema.
"No nos va a decir nada si no quiere."
"Por eso es que lo vamos a intentar. Vamos a intentar que hable."
"Obligar, querrás decir."
"Bueno, quizás un poco. El punto es que necesita hablar con alguien, aunque no quiera."
"No sé, Hermione..."
"Lo haremos cuando vuelva" sentenció sin hacerme caso. "¿Qué estabas haciendo?"
Pensando en ti- dijo una voz en mi cabeza.
"Eh...tratando de terminar el ensayo para Snape" mentí, tomando el libro que estaba tirado a un lado de la cama.
"¿Necesitas ayuda?"
Mirarla me da pánico. ¡Me gusta! Que horror, me gusta Hermione. No, no puede ser. Debe ser que me llenaron la cabeza, eso, si, lo más seguro.
"Bueno" contesté al fin.
Trabajamos en silencio durante algunos minutos. ¿Por qué tenía que ser tan incómodo?
"¿Crees que lo que sea le pase a Harry sea algo de Quien Tu Sabes?" pregunté sin pensar en un momento.
"Casi seguro ¿qué problema de Harry no incluye al Innombrable?"
"Chicas" contesté, recordando lo complicada que se había vuelto la vida de mi amigo cuando salía con Cho Chang.
"No creo que ahora se trate de eso, Ron."
"Sí, bueno, con todo lo de Sirius...ni debe pensar en chicas, pobre."
Cuando Harry salió de improviso de la chimenea, Ginny, que estaba sentada haciendo su tarea de Pociones en la mesa de la cocina, pegó un salto y sacó su varita dispuesta a atacar.
Harry levantó las manos, mientras veía que de la cara de ella desaparecía el terror y daba lugar a una sonrisa.
"Perdona" dijeron los dos a la vez.
Ella guardó la varita en el bolsillo de sus pantalones.
"Últimamente estoy un poco paranoica" admitió mientras volvía a sentarse.
"¿Esperabas que Voldemort saliera de la chimenea?" preguntó Harry con una sonrisa.
"Bueno, no precisamente el Innombrable, pero sí alguno de los suyos. Nuestra chimenea esta protegida, pero...nunca se sabe"
"¿Qué haces?"
"Tarea para Snape. Este año son las MHB y se ha puesto peor que nunca, lo cual ya es mucho decir."
"¿Snape¿Peor?"
"Si, peor" dijo Ginny riendo "Además tengo que escribirle una carta a Luna, y se me ocurrió también escribirle a Neville. El año pasado me contó que nunca recibe cartas de nadie durante las vacaciones, así que..."
Pensar en Neville hizo que Harry se olvidara de los disparatados inventos de Fred y George y recordara la profecía que le había sido revelada el año anterior. Sabía que en algún momento tendría que decirle a Neville, pero por ahora no se sentía con ganas.
Apenas Harry entró a la habitación de Ron, supo que sus dos amigos habían estado hablando de él. Quizás porque se miraron entre ellos y luego miraron a Harry como si le hubiesen brotado cuernos. O porque ante la mirada de Hermione, Ron negó con la cabeza y ella le enarcó las cejas de manera alarmante.
"¿Qué pasa?" preguntó Harry.
"Nada" dije de inmediato.
"Queríamos hablar contigo" dijo a su vez Hermione, dándome un leve empujón.
Harry se quitó los lentes, los limpió en su remera y se los volvió a poner.
Hermione tomó la iniciativa.
"Queríamos preguntarte que es lo que te ha estado molestando."
Emití una especie de gruñido ahogado. Hermione me miró, y yo, por una vez, decidí colaborar.
"Sabemos que hace muy poco ocurrió lo de Sirius, pero nos preguntábamos si es solo eso" dije.
Hermione me dedicó una sonrisa brillante que hizo que me ardieran las orejas.
Harry se sentó en la silla del escritorio, sin mirarnos.
"Puedes decirnos lo que sea, Harry" murmuró ella con voz suave.
"Lo sé"- respondió Harry con calma. "Es que...no sé por donde empezar."
Guardó silencio durante algunos segundos.
"¿Recuerdan que una vez les comenté que Dumbledore me había dicho que Trelawney solo una vez antes de nuestro tercer año había tenido una verdadera premonición?"
Vi que la cara de Hermione al mencionar a nuestra profesora de Adivinación se volvía escéptica, pero no mencionó nada, quizás porque supuso, como yo, que era mejor no interrumpir a nuestro amigo ahora que finalmente había decidido hablar.
"Sí" recordé "Aquella vez había dicho que el fiel vasallo de Quien Tu Sabes volvería a él y lo ayudaría a retomar su poder ¿cierto?"
"Sí" dijo Harry. Se paró y se puso a caminar por la habitación. "Bueno, antes de que yo naciera, Trelawney tuvo otra premonición, esta vez frente a Dumbledore."
"¿Qué?" musitó Hermione, sin poder creerlo.
"Predijo que el único con poder para vencer al Sr. de las Tinieblas llegaría al final del séptimo mes" Harry trató de no escuchar el gemido de Hermione "Hijo de magos que lo habían desafiado tres veces, sería marcado como su igual."
"¿Y ese eres tú?" pregunté tontamente.
Harry me miró.
"Dos hijos de magos con esas características nacieron a finales de julio: uno fui yo...el otro Neville."
"¿Neville? De ninguna manera."
"Sí, el podría haber sido, pero Voldemort me marcó a mí como si igual cuando fue en mi busca y me dio la cicatriz, así que..."
"¿O sea que tú eres el único con poder para vencer a Quien Tu Sabes¿Y qué pasaría si te negaras?" preguntó Hermione, espantada.
"Los dos no podemos existir juntos, Hermione. O mato a Voldemort o él me mata a mí. Esa profecía era lo que contenía la esfera brillante del Departamento de Misterios, Voldemort solo sabe una parte, por eso la quería."
"O sea que...o sea que..." murmuraba yo sin saber que diablos decir.
Hermione tampoco parecía tener idea de nada.
"No tienen que decir nada" señaló Harry, dándonos la espalda "Ya es bastante malo saberlo yo, así que...no les dije ante porque temía como reaccionarían."
"Cuentas con nosotros para lo que sea" dije de pronto "Si necesitas ayuda para vencerlo, sabes que nosotros dos estaremos ahí ¿verdad?"
Harry sonrió.
"Sí, lo sé."
Pero aquello no dejaba de aterrorizarlo. A el, a mi, y seguramente también a Hermione.
