CAPITULO TRES: Hacia Grimmauld Place

"¿Por qué tenemos que irnos a Grimmauld Place?" pregunté mientras mi madre seguía bajando los demás baúles por las escaleras.

"Ahora no, Ron."

"¿Pero...?"

"Salimos en cinco minutos, si no tienes tus cosas listas, irás con lo que tienes puesto."

La expresión preocupada de mamá no me gustó nada. Mucho menos ver a mi padre de pie en la cocina con las mangas arremangadas y la varita lista. Esto no podía ser nada bueno.

"Debemos sacarlos a todos de aquí cuanto antes, Molly" le dijo papá cuando ella pasó por su lado con prisa.

"Enseguida, Arthur, enseguida."

"No, tiene que ser ya. No hay tiempo para equipajes. Sácalos ya, Molly."

"¿Qué hay de ti?"

"Iré detrás de ustedes."

"¡No pienso dejarte solo!"- gritó mamá, sacando también su varita.

"Molly, ahora ellos son más importante."

El señor Weasley nos echó una significativa mirada a mi, a Hermione, a Harry y Ginny.

"Y avísales a Fred y George, tampoco es bueno que se queden donde están. A estas alturas ya deben saber que no están en la casa."

"¿Qué diablos ocurre?"- pregunté furioso.

Hermione me tomó del brazo.

"No es el momento, Ron."

"¿Cómo iremos a Grimmauld Place?"- inquirió Harry.

"Polvos Flu"- contestó la Sra. Weasley- "No es totalmente seguro ahora, pero no podemos darnos el lujo de volar a plena luz del día."

El fuego esmeralda nos fue tragando uno a uno.

A Harry lo hicieron ir primero. Luego pasó Ginny, con lágrimas en los ojos.

Solo quedamos yo y Hermione.

"Ve tú, Hermione"- dije.

"Pero Ron..."

"Ve. Yo me quedaré con mis padres."

"¡No!"- gritó ella tomándome del brazo tan fuerte que me dolió.

La miré extrañado.

"Ron, estamos perdiendo tiempo. Tu padre y yo podemos manejarlo bien, quizás hasta hallamos desaparecido antes de que lleguen."

"Yo me quedo"- dije testarudamente.- "No soy un niño, mamá, puedo ayudar"

"Pues entonces me quedo contigo".

Hermione se había puesto a mi lado y tenía la varita lista.

"¿Qué...?"

"Que me quedo contigo"- dijo ella mirándome- "No voy a dejarte aquí, Ron. Y no pienso discutir contigo. Yo tampoco soy una niña."

Una sensación bastante desagradable se apoderó de mi estómago. Mientras nos mirábamos, tan cerca que podíamos ver al otro en el brillo de nuestros ojos, parecía que el tiempo de pronto hubiese decidido detenerse.

"¡Váyanse los dos!- gritó la señora Weasley. Al ver que yo abría la boca para protestar dijo- Iremos detrás de ti, Ron. Lo prometemos."

Hermione salió finalmente de la chimenea.

Ginny, que estaba nerviosa debido a la demora, saltó de la silla, y Harry, que estaba igual de nervioso que ella pero que lo disimulaba para no asustarla, casi la imita. Por suerte, pudo retenerse.

"¿Y Ron?"- preguntó Ginny al cabo de unos minutos.

Hermione, preocupada, caminaba de un lado a otro frente a la chimenea. Estaba muy pálida y Harry notó que temblaba violentamente, como si le estuviera dando un ataque.

"Hermione..."

"No viene, no viene"- dijo ella sin escucharlo.

"Ya debe estar por salir."

"Se quería quedar, Harry, quería quedarse con los señores Weasley. Sabes lo cabeza dura que es…"

"No lo van a dejar"- murmuró Ginny, tratando de tranquilizarla.

De repente, las llamas rugieron y la larguirucha figura de Ron hizo su aparición entre las llamas.

Hermione pegó un salto hacia mí. Me arrojó los brazos al cuello antes de que yo hubiera recuperado el equilibrio. El impacto y la sorpresa hicieron que me tambaleara.

Me soltó de inmediato, como si de pronto se diera cuenta de lo que estaba haciendo. Su rostro había adquirido un tono rojizo y bajó la cabeza, avergonzada, mientras yo me quitaba las cenizas, tratando de disimular el propio rubor de mi cara.

Mamá y papá llegaron unos minutos más tarde, al igual que Fred y George, que del apuro, se aparecieron sobre la mesa.

"¿Vieron algo?" les preguntó papá.

"Nada" dijo George mientras bajaba de la mesa refregándose el trasero- "¿Dónde están todos?"

"Eso no es asunto suyo"- dijo mamá viendo que todos la escuchábamos expectantes.

"¿Por qué no podemos formar parte de la Orden, eh? Ya somos mayores"- replicó Fred con el ceño fruncido.

"¿Y que demonios fue eso?" pregunté yo a mi vez.

Mis padres se miraron.

"Quien Tu Sabes descubrió que Harry estaba en nuestra casa"- explicó simplemente.- "Era mejor huir antes de que llegara. Aquí estaremos a salvo."

Harry se dio media vuelta y comenzó a subir las escaleras en silencio. No lo vimos durante el resto del día.

Todo el que se quedaba a su lado terminaba en peligro.

Mientras Harry observaba el techo manchado de la habitación, no podía dejar de pensar en eso.

La gente moría intentando protegerlo, o por su causa o solo porque estaba con él en el momento equivocado. Se preguntó que hubiese ocurrido si los mortífagos se hubiesen aparecido en La Madriguera. Se preguntó quien sería el siguiente en morir. Y se preguntó si sería su culpa.

Tenía ganas de patear algo, pero no tenía ganas de moverse para buscar algo para patear así que se mantuvo en la cama.

Ginny entró a la habitación sin golpear. Harry se sentó en la cama.

"Vete, Ginny" dijo volviendo a acostarse

"¿Y dejarte aquí sintiendo pena de ti mismo? No me parece" contestó ella testarudamente.

"Quiero estar solo".

"Y yo quiero una escoba nueva, no todo se obtiene en esta vida."

"Es en serio."

"Lo de la escoba también" – dijo ella abriendo los ojos.

"¿Podrías dejar de ser...así como eres durante un segundo y dejarme en paz?" preguntó Harry de mala manera.

"¿Y como soy, si se puede saber?"

"Irritante"

"Ah, bueno, eso ya lo sabía" Ginny sonrió maliciosamente y se sentó en la cama, cerca de Harry.- "Tienes que comer algo. Y dejar de pensar tanto y tan negativamente".

"No quiero."

"Te comportas como un bebé caprichoso."

"Mi problema."

"No cuando los demás tienes que soportarte".

"Por eso me vine para aquí, para no molestar ni que me molestaran" Miró a la pelirroja con el ceño fruncido- "Parece que fallé."

"Es verdad" dijo ella encogiéndose de hombros- "Si crees que alguno de nosotros dudaría en entregar la vida por ti, Harry, es porque eres más estúpido de lo que me suponía."

Harry se sorprendió de que ella supiera que era exactamente lo que le molestaba.

"No quiero que nadie más entregue su vida por mí o muera por mi causa" dijo Harry poniéndose en pie con brusquedad- "Ya no quiero cargar con eso."

"¿Protegerías a Ron o a Hermione con tu vida, Harry?"

"¡Por supuesto!" dijo éste, sin dudarlo un instante.

"Y en segundo arriesgaste tu vida por mí aunque yo no significaba ni un poco de lo que significan ellos."

Harry la miró.

Verla sentada allí, tan tranquila, lo ponía de mal humor.

"No veo el punto"

Ginny, también de mal humor, se puso en pie. Harry se dio vuelta para enfrentarla.

"El punto que tú no quieres ver es que tú arriesgas tu vida por los demás, siempre lo haces, Harry, no importa quien sea. No puedes pretender que las personas que te quieren no lo hagan por ti. No es así como funciona."

Harry entendió lo que ella quería decir, pero eso no aplacó su ira.

"Vete de aquí, Ginny. Tú no me conoces, no sabes nada de nada. No sabe por lo que he tenido que pasar últimamente"

Ella, dolida, se dio media vuelta y se encaminó a la puerta.

Harry supo que se había comportado como un cretino apenas un segundo antes de que ella saliera de la habitación.

"¡Espera!"- Saltó por encima de la cama y corrió hasta ella. La tomó de un brazo bastante bruscamente.

"¡Quítame las manos de encima!" le espetó ella, furiosa.

"Ginny..."

"Suéltame, Harry. No quiero hechizarte, pero lo haré sin problemas. Quien no escucha merece lo que le pase"

"De acuerdo, pero ¿podrías escucharme, por favor?"

"No tengo ganas. Tú no escuchas a nadie¿por qué yo debería?"

Harry suspiró. Era tan testaruda...

"Porque tienes razón"

Ginny lo miró con sus ojos castaños llenos de sorpresa.

"No puedo creer que esas palabras acaban de salir de tu boca."

"No soy tan idiota como crees"

"A veces lo pareces"

"Bueno, si, pero..."- La miró fijamente durante un momento- "Lo siento, Ginny."

"Eso es suficiente por ahora. Buenas noches, Harry"

"Hemos decidido que es hora de que formen parte de la Orden. Claro que, con algunas condiciones"

"¿Qué?" inquirió Hermione mirando a Lupin asombrada.

Molly, sentada un poco más allá, resopló indignada.

"Dumbledore cree que es más seguro que ustedes estén al tanto de lo que está ocurriendo" explicó Ojoloco mientras limpiaba en un vaso de agua su ojo mágico de un color azul eléctrico.

Supuse que eso tenía algo que ver con el hecho de que el año anterior, por no saber bien que estaba pasando, Harry, Hermione, Ginny, Neville, Luna y yo habíamos entrado al Departamento de Misterios gracias a una trampa de Voldemort para casi salir sin vida. Hermione parecía estar pensando lo mismo.

Fred y George , que también habían sido invitados, alzaron los puños en señal de triunfo.

"Esto no es un juego" dijo Lupin, aunque sonreía "Deben saber que están arriesgando sus vidas aquí."

Sus ojos se detuvieron en Ginny, la más joven de todos nosotros.

"Estamos dispuestos" dijo mi hermana, viendo que las miradas de todos se detenían en ella "Sé que soy la más joven, pero no por eso nací ayer. Yo entiendo contra que nos enfrentamos"

"Intenté disuadir al director de que no contaban con la edad requerida, pero como mi opinión parece no entrar en cuenta en esta discusión..."

"No somos unos niños, mamá" replicó George.

"Son mis niños" afirmó ella con lágrimas en los ojos paseando la mirada por cada uno de nosotros "Ya es suficientemente malo saber que Bill y Charlie están metidos en esto, como para ahora preocuparme por seis personas más"

"Igualmente- dijo Ojoloco mirándonos siniestramente- que formen parte no significa que irán por ahí lanzando hechizos como unos endemoniados. La discreción aquí es la clave del éxito"

"Genial" dijo Harry de mal humor- "Ahora queremos saber que está haciendo Voldemort"

Los miembros de la Orden lo miraron. Fue Lupin quien comenzó.

"Como ahora el Ministerio sabe del retorno del Innombrable, y los Aurors han sido puestos sobre alerta, ya no tiene motivos para esconderse. No obstante, no sabemos aún donde se están refugiando. No han hecho nada durante meses..."

"Y eso es bueno ¿no?" pregunté.

"No- respondió Fred, pensativo- Si están tan tranquilos es porque están planeando algo grande ¿no es cierto?"

"Es lo que tememos" dijo Tonks, mirando con admiración a Fred.

"O sea que cuando finalmente salgan..."- murmuró Hermione.

"Será un lío"- terminé.

"Pero estamos reclutando gente" comentó Tonks con entusiasmo.

"Sí, ahora en vez de chiflados nos consideran héroes"- murmuró Kingsley. "Claro está que nadie sabe quienes somos realmente. Cuando hablan de nosotros se refieren a "los defensores de la verdad" o alguna cosa de esas."

"Defensores de la verdad"- recitó George- "Me gusta".

"¿Y qué clase de gente están reclutando?"- pregunté.

"Bueno, ahora nos estamos centrando en gente extranjera" informó Hestia Jones desde su rincón.

"¿Charlie no se estaba encargando de eso?"

"Sí, así es, pero necesitamos mucha más ayuda en otros países. Además Charlie se tomará vacaciones y vendrá unas semanas a Londres a visitarnos"- dijo mi padre.- "Entonces no tendremos a casi ninguna persona que reclute en el exterior."

"Bueno, nosotros no conocemos a mucha gente extranjera" dije pensativamente.

"Si, a no ser los alumnos que conocimos en cuarto" replicó Harry.

"¿Qué hay de Víktor?" preguntó Hermione con el rostro brillante.

"¡Ni lo sueñes!" contesté de mal modo.

Me pareció que todos disimulaban una sonrisa, pero no me importó.

"¿Por qué no?" preguntó ella testarudamente.- "Es mayor que nosotros, es un buen mago y siendo un jugador de Quidditch Internacional está en contacto con mucha gente extranjera" opinó seriamente.

"Sí, bueno, habría que hablarlo con Dumbledore, pero parece buena idea" dijo Lupin.

"Yo no creo que sea buena idea" dije entre dientes. Pero solo Harry, que estaba a mi lado, me escuchó.

Mamá tuvo que preparar tres ollas de estofado.

Éramos tantos para la cena, que Kingsley tuvo que alargar por arte de magia la destartalada mesa de la cocina. Casi no quedaba espacio para moverse en la habitación, pero el ambiente estaba animado, así que nadie se quejó. Parecía una enorme fiesta.

Tonks, sentada al lado de Hermione y Ginny, se entretenía cambiándose de peinado.

"Creo que esta temporada llevaré el cabello largo" dijo. Y de inmediato el cabello rosa chicle le llegó hasta la cintura.

Kingsley, Emmeline Vance y Hestia Jones estaban sentados en una de las puntas de la mesa, inmersos en una interesante charla sobre Quidditch, mientras que papá leía el Profeta Vespertino y mamá y Lupin se encargaban de la cena.

Fred y George desaparecieron por un momento y volvieron cargados de cerveza de manteca, cosa que me alegró bastante ya que me estaba muriendo de sed.

"¡Bill!" exclamó Ginny dando un salto y corriendo hacia él cuando hizo acto de presencia en el vestíbulo.

"Hola Gin" dijo él abrazándola "Te estás poniendo demasiado bonita, tendré que vigilarte más de cerca"

Ella se rió y volvió junto a Tonks y Hermione.

"¿Cómo estás, Ron?"

Bill se acercó y me despeinó por completo.

"Me enteré de la buenas nuevas- dijo- Mamá estaba histérica cuando me contó de tus MHB"

"Sí, bueno, mamá exagera" murmuré algo avergonzado.

Dedalus Diggle hablaba con Ojoloco, que parecía estar a punto de lanzarle un maleficio, y Mundungus se acercó a los gemelos apenas los vio, seguramente para ofrecerles algún nuevo negocio lejos de los oídos de mamá.

Harry, sentado a mi lado, hablaba con papá mientras bebía cerveza de manteca. No lo había visto tan animado en mucho tiempo. Y yo, bueno, yo no estaba haciendo nada. Me mantenía allí sentado fingiendo leer el libro sobre los Chudley Cannons que Harry me había regalado hacia un tiempo, aunque en realidad mi mente y mis ojos se iban hacia otra parte. Hacia Hermione.

Me molestaba percatarme de que, ciertamente, algo me ocurría con ella.

"Tienes buen gusto" dijo Bill sentándose a mi lado mientras abría una botella de bebida "Es inteligente y muy bonita"

"¿Eh?" murmuré haciéndome el que no entendía- "No sé de que me estás hablando"

"Ron- Bill me miró y se rió- lo niegas tanto que al final resulta obvio"

Sentí que la cara me ardía.

"La has estado espiando por encima de ese libro por más de una hora" agregó. Luego me hizo una guiñada "Ella también te ha estado observando"

Luego de la cena, uno a uno los miembros de la Orden fueron despidiéndose.

Ante la horrible perspectiva de que a la mañana siguiente tendríamos que ayudar a mamá con la limpieza, Ginny, Hermione, Harry y yo subimos lentamente las escaleras con las panzas llenas y los ojos soñolientos.

A la mañana siguiente, con las energías renovadas, emprendimos la difícil tarea de hacer de aquella casa un lugar habitable.

Ciertamente, la mansión de los Black, había mejorado. Tan siquiera ahora no encontrabas peligrosas criaturas detrás de los tapetes, pero no obstante, había una importante acumulación de objetos extraños que podían llegar a resultar aún más peligrosos que los bichos raros. Papá y Bill encontraron una enorme colección de venenos guardados en una de las habitaciones superiores, y mamá estaba dispuesta a derribar de una vez por todas el montón de puertas cerradas del tercer piso. A mí no me gustaba la idea de abrirlas: quien sabe con que se podía encontrar uno.

Igualmente, la ausencia de Kreacher, que ya no merodeaba tratando de recuperar los objetos de la señora Black, era una ayuda. El viejo elfo parecía haber encontrado un hogar mucho más acogedor en la casa de los Malfoy. Y nadie lo extrañaba.

"Que asco" dije luego de que una pestilencia inmunda saliera del baúl que acababa de abrir.

Harry, tapándose la nariz, se acercó.

"Parecen las medias de Percy" murmuró Fred, arrugando también la nariz.

La tarea era desagradable y agotadora, así que cuando mamá anunció que el almuerzo estaba listo, todos bajamos en tropel dejando atrás trapos, escobillones y guantes, dispuestos a no volver a tocarlos en todo el verano.