Hola! Bueno, llegó el capitulo cuatro! Espero que les guste, yo me divertí mucho escribiéndolo! Je, Ron cada vez puede menos llevarle la contra al resto del mundo qye afirma que está enamorado de Hermione. ¿Conseguirá hacerles cambiar de opinión o aceptará por fin sus sentimientos?

CAPITULO CUATRO: La llegada de Charlie

Charlie llegó aquella tarde.

Hacia mucho tiempo que no veía a mi madre tan contenta. Y hacia también mucho tiempo que yo no experimentaba semejante sensación de alivio. Es extraño como las situaciones difíciles son las que más unen a la gente: últimamente me había encontrado preocupándome por mis hermanos más que nunca. Me gustaba tenerlos cerca: por algún motivo, me parecía que estando juntos estábamos más a salvo.

Lo mismo me ocurría con Harry y con Hermione. Nada me parecía tan malo si contaba con ellos.

Charlie no había cambiado mucho, aunque estaba tan moreno que de no saber que es familia mía lo hubiese confundido con algún pariente de Dean Thomas. Bueno, tampoco para tanto, estoy exagerando. Las quemaduras de sus brazos ya no me llamaban la atención y como siempre tenía también algún vendaje, el que tenía en una pierna tampoco captó mi interés. Charlie nunca se vistió a la moda como Bill: de hecho llevaba ropas bastante toscas, pero resistentes. Cuando te enfrentas a diario con dragones, no es importante verte "bonito", es mejor estar protegido. Su cabello estaba algo largo y le había crecido barba. Me pregunté cuanto tiempo le tomaría a mamá percatarse de eso y sugerirle a su nene mayor una limpieza extrema. En aquél momento, parecía demasiado feliz de tenerlo en casa como para criticarle algo.

La noche llegó entre risas y anécdotas.

Por un momento, por solo un momento, todos parecimos olvidar que nos encontrábamos en la mitad de una guerra. Pero por supuesto, algo tenía que hacernos recordar.

Justo cuando Charlie terminaba de contar una de sus historias, Tonks se apareció a un lado de mamá. Tenía una sonrisa extraña en la cara y la túnica rasgada en varios lugares.

"¡Molly!"- dijo, mirándola con los ojos muy abiertos como si hubiesen pasado años desde la última vez que la había visto. "¿Has visto a Rosendo?"

"¿Rosendo?"- inquirió Harry a mi lado "¿Y ese quien es?"

Tonks observó la cocina con determinación.

"Ese pequeño renacuajo. Le dije que me esperara" Comenzó a caminar hacia la puerta pero cambió de parecer a medio camino y se dio media vuelta de golpe. "No importa, Daisy"- mamá la miró con las cejas arqueadas mientras yo me empezaba a reir "Rosendo no podrá escapar de mi amor, cuando lo encuentre por fin yo…"

De repente los ojos de Tonks se fijaron en Charlie, que seguía allí sentado, observándola sin saber bien como actuar ante semejante demente. Ella entrecerró los ojos y se acercó un poco más a él con una mirada que me recordó intensamente a Hagrid cuando observaba a Norberto, el dragón.

"¡Rosendo!"- gritó, echándole a Charlie los brazos al cuello- "Pilluelo, pilluelo"- le pellizcó la nariz mientras se reía- "¿Crees que no te reconocería, amor mío? Aunque te hallas pintado el pelo de ese color tan…tan…tan naranja, no significa que tu alma hermosa no sea la de siempre. La reconozco, sé que está ahí"

A continuación agarró a Charlie de los hombros y lo zarandeó con fuerza. La cara de mi hermano era lo más cómico que había visto en mi vida. Estaba totalmente paralizado.

"¡No te preocupes, Rosi de mi vida, ahora que te encontré todo será diferente, todo será felicidad!"

Sin previo aviso volvió a echarle los brazos al cuello y le plantó un beso sonoro que hizo que todos nos sonrojáramos. Mamá acudió en ayuda de Charlie, que no podía desprenderse a Tonks de encima.

"Parece un hechizo estimulante"- dijo mamá mientras la sentaba en una silla con dificultad, pues ella quería volver a los brazos de su amado Rosendo.

"A mi me parece que se volvió totalmente loca"- dijo Harry, observando como la joven bruja se debatía para volver a aprisionar a Charlie, que se había alejado lo más posible y seguía sin responder al nombre de Rosendo.

En ese momento, Ojoloco, seguido de cerca por Kingsley, Hestia Jones y un mago que Harry no recordaba haber visto antes en Grimmauld Place, irrumpieron en la cocina.

"¿Esta bien la muchacha?"- dijo Ojoloco mientras se quitaba su capa.

"¿Qué ocurrió?- preguntó Hermione que ayudaba a mamá a mantener a Tonks sobre la silla.

"La atacaron"- contestó Kingsley- "Mortífagos. Fue una emboscada"

Ojoloco la examinó durante un momento.

"O es un hechizo estimulante o uno para confundir bastante fuerte"

"Creo que lo segundo"- dije yo tratando de contener la risa "Salvo que Charlie tenga una personalidad secreta de la que no nos habíamos enterado"

Charlie me echó una mirada furibunda.

"Como te contaba, tía Margarita, Rosendo es un chico un poco tímido, pero no importa, cuando nos casemos…"

Tonks hablaba sin parar.

"El efecto se le irá solo"- dijo Ojoloco bebiendo un trago de su petaca.

"Si, bueno, tendremos que encerrarla si queremos mantenerla lejos de este ganador"- dijo Ginny haciéndole una guiñada a nuestro hermano mayor.

Nunca había visto a Charlie colorado, fue sensacional.

"¡Hasta nuestros nombres quedan bien!- gritaba ella mientras mamá y Hermione trataban de tranquilizarla.

"La atacaron a ella sola" dijo Kingsley de repente- "Es extraño"

"Si, parecía como si la estuviesen esperando"- comentó Hestia Jones mientras se acercaba para ayudar a mamá y a Hermione.

"Suerte que pasabas por allí, Kingsley"

"Si, tuvo suerte" murmuró el mago desconocido- Igualmente hay que avisarle a Dumbledore. Esto me da mala espina.

"Vamos Tonks, te llevaremos a tu habitación"- dijo mamá con suavidad mientras la hacía levantar.

"¿Y Rosendo?"- preguntó ella con los ojos muy abiertos,

"Rosendo te esperará aquí mismo, Tonks, querida" señaló mamá mientras la guiaba hacia las escaleras.

Charlie suspiró.

Ojoloco y los demás se despidieron de nosotros con rapidez y desaparecieron tan rápido como habían llegado.

"Iré a alimentar a Buckbeak" dijo Harry al cabo de un momento.

"Yo voy a ver si encuentro alguno de mis libros para terminar el ensayo de Flitwick"- dije yo.

"Te acompaño" indicó Hermione.

Harry nos acompañó durante un tramo de escaleras y luego desapareció hacia la derecha mientras Hermione y yo seguíamos subiendo. Mi alcoba y la de Harry era un desastre de cosas tiradas y gritos de lechuza.

¡Por Dios, Ron¿Cómo encuentras algo en este desorden?

Me las arreglo- contesté desinteresadamente.

Me dirigí hacia la jaula de Pig, para ver si conseguía callarla. Yo no sé que problema tiene esa maldita lechuza, pero en cuenta la saqué de la jaula, me dio un picotazo cariñoso que realmente me dolió.

"¡Auch! Maldita lechuza."

Hermione se acercó.

Me tomó la mano, yo se la saqué.

"No seas testarudo, déjame ver."

"No es nada- dije yo, aterrorizado ante ese simple contacto."

"Ron…"

"De acuerdo, de acuerdo."

Me tomó la mano con seriedad y frunció el entrecejo. Yo la observaba como un idiota cuando ella levantó la mirada.

"Tienes que lavarte la herida, es bastante profunda, se puede infectar."

"Si, bueno."

"Ahora, Ron."

"Pero ahora tengo que…el ensayo…"

"Eres un bebe, ven aquí."

Sin soltarme la mano me guió hasta el pequeño baño de la habitación.

"A ver, Ronald, no es tan difícil. Abres la canilla y pones el dedo en el agua."

"No soy idiota, Hermione"- dije molesto.

"Yo no dije que lo fueras, pero eres terco como una mula, Weasley."

"Eres bastante caradura"- dije acercándome a ella de pronto para tomar la toalla que colgaba a su espalda.

Ella pareció sobresaltarse por ese simple movimiento.

"¿Qué?"

"Nada" contestó.

"¿Por qué saltaste?"

Hermione parecía incómoda.

"Por nada, deja de interrogarme"

"No voy a morderte" sonreí.

Miró hacia otro lado con rapidez.

"Ya lo sé, Ronald."

"¿Entonces?"

Ella suspiró.

"Estas verdaderamente insoportable, hoy"

"¿Yo?" pregunté ofendidísimo "Si solo te pregunté…"

"Bueno, mejor voy a ver en que anda metida tu hermana. Nos veremos en la cena."

"¿Me vas a dejar acá hablando solo?" grité.

Pero ella ya cerraba la puerta a sus espaldas.

Me tiré en la cama de mal humor. Odiaba que hiciera eso. Por un momento tuve el impulso de ir detrás de ella, frenarla y gritarle a su cara bonita y sabionda que a mi no me iba a dejar hablando con las paredes. Pero el impulso se extinguió enseguida. No quería hacer escenas delante de nadie, especialmente de Ginny o Harry. Últimamente, cada vez que me acercaba a Hermione ponían cara de idiotas. Cuando yo los miraba con el entrecejo fruncido, se miraban entre ellos y sonreían, como si comprendiesen algo que yo era muy tonto para ver.

Quería con desesperación volver a Hogwarts. Claro, que ahí tendría que soportar a Snape, y a Malfoy, pero tan siquiera hay suficientes recovecos como para huir de Ginny y Harry. Y de Hermione.

Supongamos, pero solo supongamos, que todos tienen razón y me gusta Hermione. ¿Qué diablos voy a hacer? No puedo ponerme como un tomate cada vez que se me acerca, ni tartamudear, ni comportarme como un imbécil. Tampoco puedo correr cada vez que ella llegue, se daría cuenta.

¡Por Dios! Estamos en la mitad de una guerra y yo preocupándome por semejante cosa. Esto es cosa de Ginny, Harry, Bill, Fred, George y todos los que intentan meterme cosas raras en la cabeza.

Para alivio de todos, Tonks volvió a la normalidad para el desayuno de la mañana siguiente.

Supongo que debe haber sido realmente embarazoso para ella enfrentarse a Charlie después de lo ocurrido el día anterior, pues cuando volvió a la mesa luego de hablar con él, todavía seguía colorada. Todos hicimos como que no notábamos nada y devoramos todo en silencio.

Los días pasaron con lentitud, como siempre ocurre cuando verdaderamente quieres que pasen rápido. Decidí centrarme en los deberes y estuve enfrascado en eso la mayor parte del tiempo, una porque no quería pasarme mil horas en detención por no hacer el millón de tareas que los profesores nos habían mandado, y otra porque aquello me daba una excusa para alejarme un poco de Hermione. Harry me acompañaba, pero por suerte, no mencionaba nada sobre chicas, lo cual era un alivio para mí que ya no sabía como negar que, tal como todos pensaban, sentía algo por Hermione. Mis excusas se estaban agotando. Y ya nadie las creía aunque yo me empeñara en que eran ciertas.

Harry parecía enfermo. No importaba que mamá le sirviera comida como para un ejército, no estaba comiendo nada. Cada noche, lo oía gritar en sueños. Ni siquiera estaba en paz cuando dormía, siempre, aún con los ojos cerrados, estaba en continua lucha con sus demonios. Cuando le comenté algo del tema, me hizo prometer que no diría nada a nadie. Prometí guardar el secreto, pero aquello no dejaba de preocuparme, sobre todo cuando notaba las ojeras negras y la expresión de cansancio y tristeza que se apoderaba de sus ojos cada vez con más frecuencia.

Estaba deseando volver a Hogwarts ya no solo por mí, sino también por él. Solo el castillo podría distraerlo un poco. Además yo estaba seguro de que Harry sería elegido capitán del equipo de Gryffindor este año y realmente esperaba que la noticia le subiera un poco el ánimo. Yo intentaba de veras hablarle de cosas intrascendentes, pero era difícil hacerlo olvidar cuando nos encontrábamos en el número doce. Cada objeto era un constante recuerdo de momentos pasados junto a Sirius, momentos que no podría recuperar jamás. El parecía saberlo.

Luego de que las pesadillas se repitieran por quinta noche consecutiva, me dije que tenía que contarle a alguien. Decidí dejar de lado por un momento mis tácticas de alejamiento de Hermione. Si alguien podía ayudarme, era ella. Además me parecía que no estaba traicionando la confianza de Harry contándole, después de todo es nuestra mejor amiga, Harry no podía molestarse tanto conmigo si se trataba de ella.

Aproveché que Harry se encontraba en la cocina hablando con Charlie aquella noche. Ginny preparaba la cena con mamá mientras escuchaban la radio y cantaban con los cucharones como micrófono. Lupin preparaba una poción para sanar algunas heridas de Tonks y Ojoloco se estaba encargando de reparar unas tuberías rotas en el sótano. Papá, Kingsley y los demás se encontraban en el Ministerio.

Subí hasta la habitación de las chicas con paso decidido, pero cuando llegué a la puerta me quedé paralizado de golpe.

No puede ser, no puedo ser tan idiota- pensé- Es solo golpear la puerta, no vas a proponerle casamiento ni nada por el estilo, Ron.

Me armé de coraje y golpee.

"Pase" dijo la voz de Hermione.

Abrí la puerta.

La habitación de las chicas se veía mucho más acogedora que la nuestra. Quizás porque no estaba tapada de cosas, sino limpia y ordenada. Hermione estaba de pie frente a un espejo, terminando de peinarse.

"¿Pasó algo, Ron"

"Si, bueno, se trata de Harry" farfullé sin mirarla.

Ella dejó de peinarse y me miró.

Yo, tratando de que no se notaran mis nervios, me senté en la cama.

"¿Qué ocurre?"

"Estoy preocupado por él. Le prometí que no iba a decir nada, pero ya no lo soporto. Es horrible, Hermione, se pasa gritando en sueños, o sino camina por la habitación como un fantasma. Habrás notado que no come nada"

"Si, por supuesto"

"No sé que hacer para ayudarlo. Odio verlo así, como si nunca pudiese volver a ser feliz, como si nunca pudiese volver a ser el Harry de antes"

"Harry no es el mismo de antes, Ron"- murmuró ella sentándose a mi lado- "Es imposible que vuelva a ser el de antes después de lo que pasó con Sirius. Siente culpa, y nada de lo que tú, yo, o cualquiera le digamos va a hacerlo cambiar de opinión. Ya lo intentamos. Está tan lastimado que ya no escucha".

Levanté la cara y la miré. Sus ojos castaños estaban fijos en mí.

"Ron…"

"¿Si?"

Seguíamos mirándonos como un par de tontos. Yo no podía quitarle la vista de encima, su boca me llamaba la atención.

"Yo…" farfullé.

"¿Si?" dijo ella.

En eso retomé mis sentidos. Me paré de un salto.

"Le dije a mamá que la ayudaría con la cena. Nos vemos luego"

Y huí de la habitación.

Soy un cobarde, un cobarde y un idiota.

¡Ya no sé que hacer! Por un momento, me pareció que tenía ganas de…de besarla. Por Dios, esta situación no da para más. De ahora en adelante, evitaré a toda costa estar solo con ella. No sé como voy a hacer, pero esto definitivamente no puede continuar. Me estoy convirtiendo en un redomado imbécil. Cada vez que estoy con ella la cosa termina conmigo corriendo lo más rápido posible. ¿Qué hubiese pasado si la hubiera besado? Bueno, seguramente me hubiera tirado un hechizo ahí mismo, la amistad se hubiese terminado y a estas alturas yo estaría en mi habitación muerto de la vergüenza y la frustración. Basta. Ya no sé que hacer. ¿Cómo hago para esconder que…que me estoy enamorando de Hermione?