Amarte duele

¿Quieres saber cómo te amo? Loca, desesperadamente y en secreto.

Clasificación: R

Género: Homosexualidad masculina, romance, angst.

Parejas: Eriol x Syaoran, Touya x Yukito

Por: Nabichan Saotome

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Capítulo 10. Acuéstate conmigo

Tomoyo se tomó una libertad que no era ni su derecho ni obligación. Ni siquiera un privilegio del que podía disfrutar sabiendo el estado depresivo en el que se encontraba su amiga. Pero aún así lo hizo. Y vaya que se había divertido.

Por varios minutos no pudo más que pensar en lo erótico que sería ver a Eriol y a Syaoran besándose y disfrutando de la noche como seguramente bien tenían experiencia...y se durmió en los brazos de Sakura con ese pensamiento.

El alcohol es realmente alucinante.

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Pues tal vez Tomoyo no se equivocaba del todo. Sí, era realmente erótica la relación Syaoran-Eriol, si tan sólo hubieran tenido público, todos estarían en un estado orgásmico por ver la perfección, el complemento que hacían ambos.

La puerta se abrió, lentamente; dejando a la vista a un Lee sonriente por la compañía de Eriol, que lo tomaba de la mano. Wei yacía sentado en uno de los sillones, esperando en tanto disfrutaba de un té de limón con una cucharadita de azúcar. Las llaves fueron a dar al bolsillo del joven Syaoran, tras cerrar la puerta, aún sonrientes por la plática. Se soltaron y fueron a saludar a Wei.

-Joven Syaoran, buenas noches-

-Buenas noches Wei- empujó un poco a Eriol, bromeándolo. -Te presento a un amigo, Eriol Hiragizawa-

-Joven Hiragizawa, mucho gusto en conocerlo- ambos hicieron una pequeña reverencia al ser presentados.

-Por favor, puede decirme Eriol-

-Joven Eriol... ¿Quiere algo de tomar?-

-No se preocupe, iremos a asaltar la nevera, ¿Verdad que sí, Syaoran?- ambos se encontraban de pie, frente al amplio sillón que ocupaba aquél señor de mediana edad.

-Claro, lo que tú quieras hacer- Eriol sonrió pícaramente ante la frase. Sabiendo exactamente lo que pensaba, Lee se sonrojó.

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Wei hacía minutos dormitaba en su habitación. En tanto, Syaoran y Eriol terminaban su cena.

-Mmmm....qué rico, vendré a visitarlo más seguido, joven Lee-

-Será todo un placer, joven Hiragizawa- ambos rieron por instantes, antes de que el albino se pusiera de pie, dejando a Syaoran aún sentado en la mesa de la cocina. Tiró el envase de helado de chocolate en el bote de la basura, se lo habían terminado en menos de media hora; a pesar de estar lleno en el momento en el que lo encontraron.

-No dura nada éste helado...-

-Eriol, si por ti fuera...tendríamos helado en lugar de extintores-

-Yo no tengo la culpa de que me guste tanto, además...no es mala idea. Imagínate, helado en tiendas departamentales, hospitales y escuelas. Por supuesto en nuestras casas, dentro de un contenedor con la inscripción "Cómase en caso de emergencia"- Syaoran sonrió ante semejante idea. -Pero bueno...ya tengo que irme a casa-

-¿Realmente crees que te dejaré ir?-

-Por supuesto, Syaoran...-

-Te equivocas, mi querido Eriol- Syaoran se puso de pie, acorralando a Eriol contra la mesa, que hasta ese momento se hallaba recargado en ella, mirándolo fijamente. -No te vayas...-

-Tengo que irme-

-No tienes que irte-

-Puedo convencerte de dejarme ir- Syaoran por fin se había percatado de algo, cuando estaban solos, Eriol usaba su tono "natural" más grave, intenso y seductor, la sola presencia de una persona más, afectaba su voz de tal modo que parecía infantil e inocente, claro, no había mejor persona para desmentir esa inocencia, que su amante.

-Inténtalo- Eriol intentó tomar el control de la situación, sosteniendo a Syaoran por la cintura con suavidad, bajó el cuello de tortuga y comenzó a besarlo lentamente, a lo que el otro tembló entre sus brazos.

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-Espera Eriol...no aquí- Hiragizawa tomó la botella de vino tinto que había hallado en el minibar en la casa Lee. Ambos estaban en el cuarto de Syaoran, sentados en la cama. Eriol le alcanzó una copa de aquella bebida a su compañero, tomando la suya por igual.

-No tiene nada de malo- ambos hicieron un ligero choque y tomaron lentamente tan sólo un poco del vino. Permanecieron varios segundos en total silencio, con sus propios pensamientos.

Eriol no podía consigo mismo, tendría que proponérselo de una vez por todas o explotaría. Después de todo, su relación con Syaoran seguía siendo de "amistad"...aunque parecía una relación de sólo sexo; lo cual...no era para nada cercano a verdadero. En lo poco que llevaban en aquella situación, jamás habían pasado de las caricias y besos. Dos días....y parecían eternos; por las muchas emociones y experiencias que habían tenido; fugaces, por lo bien que se la pasaban juntos. Y la pregunta que le había hecho Tomoyo lo había dejado aún más aturdido.

¿Enamorado?

Dios, esa pregunta la dejaría para después. Tomó la mitad del contenido de la copa, dejó la bebida en el pequeño buró al lado de la cama, hizo lo mismo con la de su compañero y viró hacia él, lo tomó por los hombros con seriedad.

-¿Qué sucede, Eriol?-

-Syaoran...- Sin embargo no dijo nada, bajó la cabeza y recargó la frente en el pecho de Lee, respirando profundamente.

-Comienzas a preocuparme-

-Quisiera estar contigo todo el día y la noche, para que al despertar mi vida tuviera sentido...- Sabiendo que eso callaría de vergüenza a su compañero sonrió coquetamente.

-Eriol, qué cosas dices...-

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Lee quedó totalmente anonadado ante su pregunta. La repasó una y otra vez, no por no estar seguro de la respuesta, sino por no controlar su nerviosismo. Con las mejillas sonrojadas contestó a su pregunta, sentado al borde de la cama, dándole la espalda para calmarse por sí solo y no inundarse en aquellos hermosos ojos azules.

-Claro que sí....me gustas mucho, Eriol...-

-¿Cuánto?-

-¿Cuánto?...- Syaoran lo pensó seriamente. -Tanto como para...como para pedirte que seas mi novio...- Hiragizawa palideció de la sorpresa. Al no escuchar respuesta, Lee viró hacia él con tono severo, escondiendo la mirada avergonzada. -Eriol...si no quieres...-

-Claro que quiero ser tu novio...- Eriol lo abrazó gentilmente y selló el acuerdo con un beso apasionado que le supo a gloria a ambos.

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Colocó el borde de la taza entre sus labios, tomando su contenido en pequeñas dosis. La puerta retumbó.

-Kinomoto- susurró, sentado en los cojines de la sala. Si alguien hubiera entrado, no sería capaz de reconocerlo...se veía tan frío y seco, esa gran parte de Yue dentro de sí podía palparse, parecía tan estoico, totalmente no-Yukito. Pero el comportamiento de Touya había dejado mucho que desear, al final todo había sido solucionado, pero el beso...aquél beso de su querido ahora ex-novio había dejado una herida difícil de tratar. No quería verlo en mucho tiempo.

Pero claro...tal vez si hubiera cerrado la puerta con seguro, el atractivo moreno no hubiera podido pasar...

-¿Te amas?- Yuki volteó a verlo un poco más tranquilo, divertido por la frase habitual, la misma que había dicho el día anterior en la cama. Al no saber qué contestar, con tono dulce pronunció una cuestión.

-¿Y tú?-

-No, yo te amo a ti- Touya se agachó y besó su frente, sin embargo...algo llamó su atención. Los ojos avellana de Yukito habían cambiado a un gris pálido, frío y penetrante. Yue fue su primer pensamiento. Pero Yukito aún seguía siendo él, entonces ¿Qué era lo que estaba pasando? No le dio importancia y lo abrazó, era mejor reconciliarse, antes de hacer más preguntas. Aunque no sería fácil...nada fácil.

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Syaoran se puso de pie cómicamente, llenó las copas de nuevo y entregándole una a su amante, afinó la garganta, levantó su bebida y con aire soñador aparentando de mala forma seriedad empezó el discurso.

-Atención, todos...- Eriol siguió su juego y miró a "Toda la concurrencia" en el cuarto de Syaoran pidiéndoles silencio. -Quiero hacer un brindis por el chico más dulce, amable, inteligente, sensual y atractivo de éste mundo que tengo el honor de que sea mi novio. Deberíamos estar agradecidos todos nosotros, amigos, parientes, colados...- Hiragizawa se rió por segundos antes de que el discurso de su "Amigo" siguiera. -Por tenerlo entre nosotros, pero claro...ninguno de ustedes podrá ser su novio y prometerle como yo en estos momentos que lo haré el hombre más feliz de éste mundo...- Lee se había arrodillado para mirarlo fijamente y besar sus labios, se puso de pie en un segundo y prosiguió. -Como todos lo sabrán éste chico es Eriol...pero es mi novio así que dejen de hablar de él...y si los sorprendo coqueteándole lo pagarán caro. ¿Estamos?...Perfecto. Ahora sí, brindemos porque éste chico jamás nos deje...- Lee colocó una rodilla en el suelo y siguió hablando más para Eriol que para la fantasmal "Reunión" que era partícipe en su juego. -Y porque nos sigamos divirtiendo como hasta ahora...- Hiragizawa sonrió sólo para Syaoran. Por dentro, se hallaba destruido.

-Que así sea... Salud...-

-Salud- cruzaron los brazos tomando de la copa del otro. Eriol aprovechó para besarlo repetidas veces. Un pequeño lamento salió de sus labios cuando el vino restante había caído sobre él al intentar desliarse para ponerse más..."románticos". Sin embargo, Syaoran vio en ello un erotismo perfecto. La camisa índigo de su compañero ahora estaba mojada, así como la cremosa y tersa piel bajo ella. Dejó las copas en el suelo y comenzó una travesía a través del cuerpo de Eriol deleitándose con el vino derramado. -Acuéstate- Eriol estaba muy sorprendido como para no obedecerlo, la sensualidad que irradiaba Syaoran era demasiada como para no prestarle atención pero más que nada el deleite que le provocaban sus caricias era infinito. Se acostó en el centro de la cama, esperando lo siguiente. Su camisa fue desabrochada lentamente por un Syaoran cariñoso y paciente que cubrió de besos su pecho y su cuello donde varias marcas se hallaban delatando su romance. La prenda cayó al suelo, empapada del centro.

-Sya...mmm.....Syaoran... ¿Qué crees que...?- pero no pudo continuar, los besos y caricias que Lee le proporcionaba eran respuesta suficiente.

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Y a pesar de haber disfrutado tanto de ese pequeño juego, de las diversiones que pasaban, de los besos y caricias...de las declaraciones, los arrumacos, el romance que empezaba a fortalecerse con el paso de los segundos...sentía que no estaba bien.

Porque en el corazón de Syaoran aún se encontraba el nombre de Sakura escrito con tinta de sangre y papel de promesa eterna.

¿Quién era él para poder arrancarle algo tan preciado?

Sólo era Eriol Hiragizawa, la reencarnación más poderosa del Mago Clow, dueño de magia y poderes más allá de la imaginación...pero reducido a un adolescente de dieciséis años nuevamente que está en la cuerda floja de la depresión. Su familia, sus amigos, sus guardianes.

Sólo a Syaoran le había confiado algunos secretos, como que había provenido de Inglaterra, para buscar algo más que estudios; simplemente un destino que comenzaba a verse borroso. Se había escapado de casa al enterarse de que había sido alguna vez en vidas pasadas, el grandioso Clow. Pero sonaba mejor de lo que en realidad era, el puesto conllevaba soledad, sufrimiento, cambios. Primero, su familia, a la que había abandonado. Sus amigos. Apenas ese año había conseguido compañeros, pero... ¿Amigos? Podía contarlos con una mano y le sobraban dedos. Nakuru, Spinel, Syaoran.... con el que a decir verdad, comenzaba a convencerse de que lo suyo era sólo físico, que jamás llegarían a dar el siguiente paso que te conduce al enamoramiento o al cariño.

¿Acaso era ese su destino?

Entonces habría que aceptarlo...o cambiarlo.

De pie, recargado en el balcón comenzó a llorar...había caído de la cuerda floja. Depresión. Subió la mirada y elevó la súplica silenciosa al cielo oscuro de aquella madrugada de otoño para que lo acompañase. Y no hubo que esperar mucho, porque compadecido y obediente, aquél manto color tinta, cubierto de nubes también lloró, sobre la ciudad de Tomoeda, por todo lo que Eriol jamás lograría tener.

Aunque alguna vez amó y fue amado; todo había quedado siglos atrás, cuando la prosperidad y la serenidad eran reinas de su mundo, el cual seguía siendo suyo, pero con incertidumbre y confusión. Ni siquiera recordaba lo que había pasado consigo mismo. Y mucho menos, lo que pasaba y pasaría con él.

¿Todo quedaría en un "Acuéstate conmigo"?

¿Todo sería así, siempre?

Un grito de dolor dentro de sí fue reflejado por la lluvia, que soltó su furia, relámpagos, violetas, lilas, iluminaban el cielo, a veces dando a objetivos, jugueteando con el mundo. Posteriormente cayó granizo, pero jamás sobre él, eran desviados antes de tocar su aura y se desplomaban en el suelo como respeto a su señor. Relámpagos, truenos, incertidumbre, lágrimas que eran confundidas con la lluvia que se incrementaba y golpeaba su cuerpo sin piedad por haber sido pedido así. Agujas acuosas caían, se deslizaban desde su cabeza y deleitándose con cuerpo y caballero tan maravilloso y hermosamente deprimido, caían al suelo rendidas por su travesía, dejando empapado a aquel que lloraba todavía, mirando la nada dentro de sí... El viento incrementándose al igual que el dolor.

¿Tendría que ser siempre así?

Sakura era una mala herida, indeseable, que debía madurar para desaparecer en lugar de pudrirse y volverse imborrable. Una luz al final del túnel. Todo alrededor de Eriol se detuvo, la lluvia dejó de caer, deteniéndose a mitad de su transcurso, relámpagos sostenidos en el cielo como si de escenografía se tratase. Hojas, todo lo que el viento movía momentos antes, se encontraba en pausa total. Eriol alzó la cabeza, una lágrima de esperanza corrió por su mejilla.

Él podía cambiar todo eso, si podía cambiar la naturaleza del hombre, borrar sentimientos, destruir el mundo con un chasquido de sus finos dedos y pasar desapercibido, entonces... podía cambiar su destino. Pero... ¿Syaoran aceptaría quererlo? ¿Aceptaría ser el que lo ayudase en su obra? ¿Aceptaría estar a su lado como amigos, compañeros, amantes, familia?

Tendría que averiguarlo a través de los días.

Cerró los ojos y dio su permiso. El mal tiempo siguió gentil a su paso, sin lastimar, sólo asustando y aullando de dolor. De un momento a otro hubo más luz detrás de él que los solos relámpagos.

Syaoran se despertó gracias al ruido intenso y furioso fuera de la habitación. Estiró el brazo a su derecha buscando aquel hermoso ser que horas antes se había dormido a su lado y al no encontrarlo abrió los ojos enormemente, se levantó deseando no haber sido abandonado. Un relámpago iluminó el balcón, a través de las cortinas suaves y el cristal que daba al palco, podía verse la silueta de alguien bajo la lluvia. Otra luz, causada por un relámpago más se lo confirmó. Prendió la lámpara que estaba arriba del buró y buscando su calzado, no dejó de ver al dueño de aquella silueta. Se colocó el calzado y se puso de pie. Abrió la gran puerta de vidrio [Ventanales] y con tono suave le habló a su pareja.

-Eriol... ¿Qué sucede?- el primer paso afuera fue inestable, pero una vez que se hubo acostumbrado a que la lluvia le golpease con sutileza en el cuerpo, se acerco al albino.

-Se le llama lluvia, cariño- viró hacia él con la ropa totalmente húmeda y una sonrisa seductora.

-Bueno..."Cariño" pero la cuestión es ¿Qué haces tú entre una tormenta?- colocó las manos en los bolsillos, resintiendo el frío y la lluvia, que evitaba que su refugio tuviera efecto alguno.

-Más de lo que te imaginas- susurró, sin que el otro percibiese su mención.

-¿Qué?-

-Pensando...- rectificó, con aire despreocupado, mirando las gotas que reposaban en su mano derecha, descansada en la pared del balcón.

-¿No podías pensar sin que te mojaras? Te puedes enfermar...-

-//Así por lo menos podríamos sentir algo ¿No lo crees?// Sí, pero...me encanta éste clima-

-Creí que te gustaría más estar conmigo...- Nuevamente ese deseo carcomiéndole a los dos por dentro, pero ahora, con la lluvia cayéndoles encima, parecía más lógico, más erótico, más inevitable.

Syaoran dio el primer paso.

Se acercó, lentamente; levantó temblorosa la mano derecha y delineó perfectamente el rostro húmedo de su novio, acarició su cabello, pasó las cejas, las pestañas, la fina nariz, las mejillas sonrosadas...los labios; donde halló un beso para su mano. La lluvia se tornó más gentil, suave...infinitas gotas muy juntas caían...pero con dulzura sobre ellos. El juego se volteó de un momento a otro, hallándose acorralado contra la pared del balcón, que llegaba un palmo más arriba del inicio de su espalda [De abajo para arriba] suaves besos depositados en su boca con gran maestría, unas manos que mientras acariciaban lo hacían suspirar más fuerte cada vez, y mucho más cuando llegaron a su cadera.

Por un momento pensó en el pudor, la vergüenza y la rapidez. Pero, con Eriol ahí ¿A quién diablos le interesaría esas tonterías absurdas?

Ah, cierto... a él.

-Eriol...basta...vas muy rápido...- el albino comenzó a juguetear con la ropa.

-¿Eso crees?- lo que sucedió después fue tan rápido que no supo cómo interpretarlo. En minutos estaba contra la pared, con un contacto bastante incómodo en la cadera y unas manos que lo recorrían por completo; un par de instantes de súplicas silenciosas después y estaba de pie, en el cuarto, sin caricias, sin besos...sin Eriol, que se hallaba en la cama, acostado bocabajo, hundiendo la cabeza en la almohada, con los lentes en la mano derecha, en tanto seguía llorando. La verdad, es que su relación con Syaoran lo estaba metiendo en lo hondo de una depresión casi maniaca. La luz se fue y el trigueño tuvo que iluminarse con los solos relámpagos, para guiarse hasta donde se encontraba Hiragizawa.

-¿Qué te sucede?-

-¿Jugarías conmigo?- alzó ligeramente la cabeza, al sentir un peso nuevo en el sitio en que se desahogaba.

-¿Qué... a qué te refieres?- el de ojos color chocolate, no comprendía en lo más mínimo la tristeza de su novio, mucho menos su intranquilidad con una relación recién hecha.

-¿Me dejarás?-

-¡Claro que no!- intentó sonreír, pero al ver la depresión en la que se encontraba, le fue imposible. Tomó aire, como si dentro de él pudiese hallar el valor para decir lo que hacía mucho pensaba. -Eriol...tal vez no te lo haya dicho... mira...desde que te conocí me gustaste... ¿Cuánto ha sido? Casi un año ¿No es así? Dentro de un mes se cumplirá ese plazo...el 17 para ser exacto... ¿No lo comprendes?- estaba sorprendido, recordaba el día en que se conocieron, levantó un poco la cabeza... -Eriol...sé que no me estás mirando a pesar de que está oscuro...anda, voltea...- obedientemente viró a él. -Hace rato me preguntaste si me gustabas y te dije que sí ¿No quieres saber porqué?- acarició el cabello azulado ahora empapado, sin importarle el frío que comenzaba a calarle por dentro. -No sólo es porque eres muy...atractivo, lindo y demás...es más que nada por tu carácter, porque eres tan...hermoso...tan...- de pronto le fallaron sus palabras, sintiéndose flotar...pero recordando la melancolía, continuó... -...comprensivo, tan dulce y tierno... Eriol... no te lo he dicho pero...no sólo me gustas...también...también te quiero...- fue lo último que pudo decir, las palabras se le estaban ahogando en el pecho, de lo difícil que era expresar todo aquello que sentía.

-Mentiroso- aunque sintió que se le rompió el corazón al recibir la respuesta. La luz regresó y la iluminación no fue sólo para el cuarto, sino también para él, al percibir una sonrisa sincera en el rostro de su novio. -Yo también...también te quiero...- Un hermoso albino, acostado bocabajo, mirándolo con gran cariño, el rastro de lágrimas había desaparecido casi por completo, pero el brillo excesivo de la mirada azul denotaba que la melancolía seguía latente dentro de tan hermoso ser. -Vamos a dormir-

-Cámbiate esa ropa, te vas a enfermar...- se colocó de pie, yendo hacia el clóset y sacando dos pijamas, una de ellas, que planeaba ponerse, era blanca a rayas verticales azules; la otra, era azul completamente, con una textura sumamente suave.

-Sí, papá...-

-No soy tu padre...soy tu novio...- se agachó ligeramente y besó sus labios, entregándole la prenda. Juguetearon un poco más y se cambiaron la ropa por la de dormir. Se metieron a la cama, apagaron la luz. -Hasta mañana, Eriol...-

-Que duermas bien- Sin una sola palabra más, ni otro contacto más que de los brazos asiendo el cuerpo de su pareja, se quedaron profundamente dormidos, sintiendo que aquel día habían dado un gran paso.

Pero no todo sería bueno para ellos, pues había chicas de por medio, que harían cualquier cosa por conseguir un poco de su atención. Y personas que sacrificarían todo por no verlos juntos...jamás.

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FIN DEL CAPÍTULO 10

Planeaba poner una escena muy fuerte en éste capítulo, pero lo cancelé en el momento definitivo.

Esperen el próximo capítulo, muchas emociones y sorpresas. Syaoran y Eriol por fin han formalizado su relación, pero ¿Aceptarán sus amigos su homosexualidad? ¿Qué pasó con Sakura, Eriol logrará quitarla del camino? ¿Qué planea Tomoyo?

Todo esto y mucho más en "Amarte duele" que se sigue extendiendo sin control alguno ^^;

"Quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite"

Atentamente,

Nabichan Saotome.