Amarte duele

¿Quieres saber cómo te amo? Loca, desesperadamente y en secreto.

Por: Nabichan Saotome

Capítulo 13. La cita

Syaoran divagó por algunos instantes, concentrándose en la entrada principal, ignorando la mirada persistente de Sakura dolida y extrañada. Había invitado a Eriol en medio de su clase de Literatura, mediante un trozo de papel doblado temblorosamente, cuyo contenido inseguro demostraba a la perfección la duda por su respuesta.

"Eriol...eh...tú..." a continuación un tache enorme que había agujereado el frágil papel "¿Podrías...?"  Su letra se volvió irregular, pesada e ilegible. "¿...venir conmigo en la tarde? Sé que..."  Eriol tuvo que acercarse el pequeño papel al rostro para descifrar la ínfima letra. "No debí aceptar...pero...si vienes..."  la frase recobró su confianza de un momento a otro. "Te recompensaré más tarde...con lo que quieras"  viró hacia atrás un momento, sólo para corroborar su escrito.

Arrancó la esquina de una de sus hojas del cuaderno de Literatura, escribiendo rápido su respuesta antes de que la profesora dejara de anotar el ejercicio. La dobló y la aventó por encima de su hombro, Lee la atrapó en su viaje, ansioso de despejar sus dudas.

"Quería ir a ver a alguien..."  el chico pudo imaginarse un suspiro justo a mitad de la frase, lo que le provocó una chispa de celos antes de seguir leyendo "...pero lo cancelaré tan pronto se acaben las clases ¿Está bien?"  Dio la vuelta al escrito, esperando ver algo más que la nueva noticia de que Eriol ya había planeado su tarde solo. Nada.

No escribió, tocó dos veces su hombro; acercándose a su oído sin aguardar el momento preciso.

-¿Ver a alguien? ¿A quién diablos tienes que ver?- la profesora dio un fuerte golpe a la mesa, haciendo a todos los alumnos voltear, intentando averiguar quién había osado a enfurecer a la maestra más estricta de la escuela.

-¡Lee! ¡Hiragizawa! ¿Hay algo que quieran compartir con la clase?- sin respuesta, señaló la puerta. Eriol se puso de pie, caminando hacia la puerta en medio del silencio. Syaoran le imitó, completamente rojo; observando de reojo a la profesora, que no les separó la histérica mirada hasta que ambos estuvieron fuera del salón.

Lee cerró la entrada que su amante abrió sin decir nada. El inglés dio la vuelta, encarándolo con cierto reproche mezclado con diversión tan pronto llegaron al pasillo, recargándose en la pared opuesta.

-Tú tuviste la culpa- respondió Syaoran viendo el regaño que se acercaba. -Ver a alguien...- sonrojado, el chico le dio la espalda, empuñando las manos.

-Iba a seguirte si no me invitabas- Lee dio la vuelta, dispuesto a reclamarle la falta de confianza; pero nuevamente Eriol se le adelantó, cubriendo sus labios con la palma abierta, sosteniendo sus mejillas con suavidad. -La amas, no engañas a nadie. Sólo iba a recordarte cómo ser un caballero, por si se te olvidaba mientras besabas a Sakura- bajó la mano, liberando a Syaoran en un sentido muy literal.

-¿¡Cómo diablos...!?- fue interrumpido en medio de su alharaca.

-Shhh, la profesora- bajó la voz, continuando.

-¿Besarla? ¿Estás loco? Pero si...- nuevamente Eriol le hizo callar, presionando su mano derecha contra su boca por unos segundos.

-Repito...por si se te olvidaba cómo ser un caballero- ambos quedaron en silencio por un largo minuto, antes de que Eriol se atreviera a preguntar. -¿Seguro quieres que vaya?- el chino sonrió agradecido como única respuesta afirmativa. -Está bien...iré...pero eso no me obliga a nada más- aceptó, cruzó los brazos frente a su pecho; mientras suspiraba con celos y esperaba la pregunta siguiente.

-¿Como...?-

-Como a ser agradable- Lee lo miró escéptico. -...y pienso cobrar mi recompensa- su poca fe se esfumó por completo al oír sus palabras.

-¡Pero si recién admitiste que ibas a seguirme!-

-Pero ya no- sonrió satisfecho, virando hacia cualquier lado para sondear la mirada chocolate, antes de reír abiertamente por la mueca de enojo que presentaba su novio. Pronto, le contagió la alegría y los celos quedaron olvidados.

Eriol cruzó la calle tras el paso de un convertible rojo a alta velocidad, con el donaire de un ostentoso caballero del siglo XXI, esparciendo sensualidad en cada uno de los calculados movimientos. Su enigmática, curiosa y teatral llegada; fue todo menos una humilde exhibición de sí mismo. Los pulgares en los bolsillos de sus jeans mientras caminaba le dieron un toque casual de modelo que nadie, ni siquiera Syaoran, había visto en él; quizá sólo quería impresionar a su pareja, o marcarlo como suyo ante los demás; el caso era que lo estaba logrando. Al llegar ante ellos, tras una contradictoria sonrisa que sólo un niño inocente podía formar; alzó la mano en un fortuito gesto, acomodándose el cabello tras el oído derecho.

Llevaba puesta una camisa de seda negra, cuya abotonadura se hallaba abierta, mostrando así la camiseta blanca, elegante y deportiva aún así, que portaba debajo, sutilmente pegada a su cuerpo esbelto.

-Hola chicas- la saludó a las tres por igual, pareciendo hipócrita al dedicarle una especial amplia sonrisa a Sakura que, pensando ingenua, creyó a Eriol se le había pasado el inexplicable enojo. -Syaoran- asintió en un saludo cordial, sin despegar los ojos de aquella mirada incrédula. -Lo siento, no acostumbro a llegar tarde- Lee alzó la ceja derecha, escuchando la disculpa de su pareja siendo entonada por aquella dulce voz infantil.

-No te preocupes por eso, Eriol. Lo importante es que ya estás aquí. Así que... ¡Vamos!- el hechicero sonrió sinceramente, comprendiendo los diversos gustos de Syaoran, así como su antigua simpatía por la chica. Realmente era muy enérgica.

Syaoran había esperado, incluso en alguna parte recóndita de su subconsciente había planeado, pasar la tarde con Eriol en exactamente los mismos lugares que ahora visitaban. Una cita "como amigos" si se le podía atribuir el nombre teniendo en cuenta que en cada corredor oscuro se tomaban de la mano; y utilizaban las multitudes para estar más cerca sin parecer un ápice sospechosos... pero como no todo podía ser tan maravilloso, no fue así.

-¿Quieren un helado? Yo invito- dijo de un momento a otro, deteniéndose, mientras pasaban de largo una heladería de prestigio. Los demás le imitaron, observando con curiosidad su propuesta.

-¿Estás seguro Eriol?- añadió Sakura, observando la tienda con recelo. -Estos helados son demasiado caros-

-No importa, hacía mucho que no salíamos juntos y he estado ahorrando. Vamos...entremos- haló la puerta, haciendo sonar una campanilla de aviso. Se hizo a un lado, sosteniendo la entrada.

-Siendo así, ¡Yo sí quiero!- la primera en entrar fue Mei Ling, seguida de una muy sonriente Sakura y de Tomoyo, que no dejaba de filmar a su mejor amiga por un solo instante. Lee lo observó curioso, tratando de adivinar qué se traía entre manos su novio al ser tan amable.

-¿No quieres un helado, Syaoran?- dispuesto a hablar, separó los labios; empezando a maquilar una respuesta cuyo inicio fue sorpresivamente interrumpido por la voz cálida de su amante. -...a mí en particular también me gustaría probar otros sabores ¿sabes? Pero eso no lo podemos hallar aquí...- hizo un gesto de invitación con la mano izquierda que Lee aceptó, entrando en el establecimiento seguido de Eriol, cuyos ojos mostraban total control de sí mismo.

Hasta ese momento no había tenido idea de la cantidad de sabores que existían, el repertorio conocido de varias decenas pronto se hizo de combinaciones extravagantes, modernas y deliciosas, que pronto calcularon el exagerado número de más de un ciento.

El cómo guardaban todos esos sabores en tan pequeño, arreglado y elegante local era todo un misterio para Lee.

Con el menú en la mano, de pie frente al mostrador, donde un par de chicos esperaba su orden con total animosa paciencia, acostumbrados a ese tipo de indecisión; intentaba escoger entre "Arrullo de luna", "Canto de Sirenas" o "Beso de Cenicienta", pasando por varios sabores igual de complicados y aparentemente exquisitos, así como de configuraciones simples y tradiciones que con un rico guiño también le tentaban.

Porqué Hiragizawa, (así lo llamo mentalmente en esos instantes), no le había llevado a ese lugar antes también fue una interrogante que acopló la mayor parte de su concentración hasta que una voz agitada se oyó a su lado.

-¡Todo se ve tan rico! ¿No Syaoran?- asintió, apenas alzando la mirada hacia la chica de ojos verdes, sonrojado y perdiendo cierto equilibro del tiempo-espacio.

-¡Ay Sakura, te ves divina!- Tomoyo, aún grabando, aprovechó que Lee volteara a ver "discretamente" a Sakura para grabarlo sin que éste se diese cuenta. En la pequeña pantalla de plasma apareció el rostro del chico, observando mitad embelesado mitad agonizante, a la pequeña Kinomoto que ruborizada por el comentario intentaba escoger un sabor digno de dioses sin poner demasiado atención a la cámara. Sin embargo la invaluable grabación de lo que sería la ruina de varios planes no duró demasiado. Entre mirada y mirada disfrazada, Syaoran pudo ver más allá del hermoso rostro de la joven, hacia una de las paredes principales, al lado de una máquina refill de nieve de limón y grosella, la escena que más desagrado le causó.

Daidouji bajó el zoom, concentrando la imagen en las reacciones de Lee. No viró hacia donde aquella mirada terca color chocolate vertió su furia pero en cambio pudo vislumbrar celos, melancolía y resentimiento; supuso lo que estaba pasando al otro extremo de la heladería y fue más que suficiente.

El joven proveniente de Hong Kong permaneció inmóvil, observando.

Al principio le había parecido una escena normal, nada fuera de lo común teniendo en cuenta que aquellas fuentes de sodas son asiduamente frecuentadas por parejas de enamorados; pero en cuanto de su visión desapareció todo rastro de Sakura y su cerebro comenzó a funcionar coherentemente; sus cejas formaron una expresión de odio absoluto.

Mei Ling estaba apoyada en la pared con las manos tras la espalda, sonrojada y hechizada por completo, escuchando la apacible plática del joven inglés; sus ojos brillaron al momento de elevar nuevamente la mirada hacia el chico que tenía en frente: Eriol. Con toda caballerosidad guardaba respetable distancia de intimidad, pero aún así la acorralaba contra el muro; parecía amable, pero dispuesto a atacar de ser necesario. Alzó la mano derecha hasta el cabello de la chica, el cual acarició delicadamente como si se tratase de una obra de arte única en el mundo conocido. Como si con el menor sobresalto fuese a desaparecer.

Apretó los puños, yendo hacia ellos con pasos rápidos. Pero aunque él no lo supiera, Eriol tenía conocimiento de lo que estaba por hacer. Dijo unas últimas palabras antes de bajar los brazos y retroceder, a lo que ella escapó sin muchas ansias, sonriéndole, caminando hacia el mostrador con el sabor de helado elegido. El chico dio media vuelta en el momento justo, Lee había llegado hasta él, haría una alharaca y sin pensarlo los delataría; por supuesto eso era algo que no podía permitirse.

Caminó sin ponerle atención con la mirada muy en alto; lo ladeó ignorando su presencia humana, como si no existiera en realidad; y fue hacia las chicas, en cuyas manos se hallaba el dulce pecado.

Del bolsillo trasero de sus jeans sacó una juvenil cartera negra, tomó la cantidad para cinco helados dobles. Él mismo pidió. Recibió el cambio, guardándolo mientras esperaba.

-Siéntense, disfruten de su helado, no se preocupen...todavía falta para el anochecer- Tomoyo, Sakura y Mei Ling asintieron, yendo hacia una de las cinco mesas redondas. Eriol recibió dos órdenes de helado de parte de uno de los jóvenes dependientes que sonrió ante tan desprendido muchacho. Sin embargo, en medio de un caos de sentimientos y emociones, a Syaoran también le molestó esa mueca. -En un momento regresamos- Hiragizawa le hizo un gesto con la cabeza, incitándolo a salir; algo que su novio no ignoró ni despreció.

 Largas zancadas molestas le sirvieron a Lee para llegar hasta la entrada; a pesar de hallarse furioso abrió la puerta y la sostuvo el tiempo suficiente para que su amante pudiera salir.

Calculador como siempre, Eriol le entregó el delicioso helado, ignorando toda protesta hasta no alejarse. Movió la cabeza en una negativa, mostrándole que no le haría caso si comenzaba a hablar en medio de la calle como si lo suyo fuese algo de todos los días.

Se dirigió a la estrechez de un oscuro callejón sin salida que entre tanta luz era ignorado. Los rayos del sol eran impedidos por varias lonas colgantes de los techos altos de edificios simples.

Tan pronto ambos se aseguraron que nadie los veía o en peor caso, escuchaba; comenzó la discusión.

-¿Qué diablos fue eso?- por toda respuesta Eriol le ignoró, asomando la cabeza hacia la común calle, mientras tomaba un poco de helado con la punta de su lengua. Sabiendo que Lee no callaría hasta no exponer entero su punto, esperó lo siguiente. -¿Crees que no te vi? ¡Estabas así...!- manifestó con la mano izquierda el que el creyó había sido la distancia entre ellos, algo muy reducido. -¡...de besarla!- Syaoran acortó el metro que les separaba, tomándolo por la camisa. Teniendo en cuenta que Eriol era varios centímetros más alto y en esos instantes, dominante, su gesto resultó irónico. Mucho más cuando Eriol capturó el delicioso sabor de su helado en una saludable bocanada. O cuando sin darse cuenta hasta que fue demasiado tarde, la mano libre de Hiragizawa se hizo paso hacia su cintura, empujándolo hacia sí y probó de sus labios, como hacía media hora entre juegos de palabras había dicho le apetecía; dejando a su vez el ligero licor del mantecado.

Acarició lentamente la silueta de su sonrisa disimulada, solicitando un permiso que sin más Syaoran le entregó, entreabriendo los labios en la espera del tan anhelado beso.

Tras algunos instantes impacientes y afortunadamente deliciosamente largos, llenos de furia y celos, Eriol se separó no sin antes borrar el rastro de helado ajeno de aquella boca deliciosa con un beso tierno y silencioso.

-¿Verdad que no es agradable que tu novio mire a alguien más?- venganza cometida Eriol salió del callejón oscuro, redirigiéndose hacia la fuente de sodas mientras comía de su cono, luciendo una mueca de satisfacción.

Aturdido, Syaoran se recargó en la pared de blancos ladrillos; degustando el embriagador sabor que aquel chico inglés había dejado en sus labios. Se acercó el helado a la lengua, probándolo. Era el mismo que su boca había experimentado momentos antes. Sonrió, aquel gusto a suave licor y frutas exóticas le recordaría siempre los labios de Eriol.

-... ¿No gustas acompañarnos, Eriol?- Tomoyo sonrió, observando a Mei Ling que intentaba convencerlo de ir con ellas a buscar información al centro de turismo lejano sólo por seis calles. Syaoran se hallaba sentado en una banca del parque Pingüino, en medio de Eriol y Sakura; intercambiando ambiguos comentarios con los dos de vez en vez.

Una rápida sonrisa que nadie pudo ver se dibujó maliciosa en el perfectamente esculpido rostro de Hiragizawa. Se puso de pie.

-Si no les molesta...- ambas chicas negaron. -En ese caso, iré con ustedes- hizo una ligera inclinación de cabeza, siguiendo su paso. Lee, estupefacto, le vio virar la mirada y sonrió, esperando alguna explicación o una sonrisa de apoyo que no llegó a su auxilio. En cambio, Eriol sonrió a Sakura, simple y llanamente, expresando su punto. -No nos tardaremos demasiado- lo primero que hizo en cuanto alcanzó a las chicas que le esperaban fue tomar la mano de Mei Ling en un contacto casi imperceptible, suave y sin contemplaciones. Sin embargo, ella, como única respuesta fortaleció el enlace, acercándose un poco más a él.

Lee estuvo a punto de lanzarse sobre él y golpearlo hasta el cansancio, fue retenido por Sakura, que tomándolo de la muñeca izquierda; lo haló ligeramente, pronunciando exactamente las palabras que el joven había temido.

-Tenemos que hablar- Por un momento había dudado entre decir o no la identidad de la persona que había revelado tal información pero tras una ligera revisión entre líneas decidió no hacerlo. Se limitó a seguir adelante con lo que aquella "cita" pretendía. El incómodo silencio se postró ante ellos, cubriendo sus labios; impidiéndoles decir lo que querían, callándolos con su presencia estoica. Syaoran intentó adivinar el propósito de su pareja al abandonarlo después de la promesa que había hecho, de los impasibles celos que había demostrado; y más que ello aunque aparentemente imposible, preguntaba el motivo por el cual Eriol cambiaba tanto de personalidad al grado de parecer dos personas diferentes; pensamiento que le perturbaría por mucho tiempo. La única capaz de levantar el velo negro de la incomodidad, fue Sakura, abandonando a su suerte las frágiles palabras que sus labios inocentes pronunciaron-...Alguien me dijo que tienes novia desde hace mucho tiempo... ¿Es eso cierto, Syaoran? ¿Jugaste conmigo?- aquellos ojos chocolate viraron hacia ella, sorprendidos y suspicaces; apaciguados instantes después por las tristes lágrimas que brillaron intensamente en la mirada de la pequeña niña a su lado, las cuales comenzaron a caer por el tierno rostro, sin remedio, incontenibles y preciadas perlas de agonía.

Maldijo a Eriol por dejarlo solo.

-¿Quién te dijo eso?- la jovencita se llevó una mano al rostro, comenzando a sollozar más fuerte. Sabiendo que no contestaría, él mismo formuló su respuesta. -No es completamente verdad...-

-¿En serio? ¿Me mintieron?- aquello, más que una acusación fue la pronunciación de una frase de alivio.

Una suave voz ubicada en la base de su cabeza comenzó a susurrar palabras tranquilas que extrañamente contenían la sabiduría de alguien que él sabía conocido. Un tono que aunque él no se detuvo en ello, era semejante a Eriol...

Aquí tienes, mi pequeño lobo, tierno pariente...te la presento, es la oportunidad que estabas esperando. Puedes decirle la verdad, o mentirle. La amas, no te engañes...la amas...es inevitable. Y ¿sabes?, te diré un secreto...ella también te ama. Así es, mira sus ojos grandes verdes y bonitos de cuya extrema bondad y empatía surgen pequeñas gotas saladas que no hacen sino acrecentar la prueba de su amor por ti, y de una forma que no comprenderías, prueba que tú le amas...y ella comienza a sospechar que le han mentido. Bien hecho, toma su delicado rostro de suave porcelana entre tus manos, hunde tus labios en él y comete pecado con ella.

...Es tu decisión, mi pequeño lobo. Te extrañaré.

-No- expresó con total contundencia a sí mismo, a esa voz que calló. Se había permanecido inmóvil, observando a Sakura profunda y apasionadamente antes de despertar de aquel ensueño. -...Estoy con alguien...pero no jugué contigo. Mis sentimientos eran verdaderos...-

-¡¿Entonces porqué sigues con ella, porqué no vienes conmigo?!- Syaoran sonrió melancólico y renuente a aceptar su ingenuidad. El pronombre "Ella" era más que inaceptado.

-¿Por qué me dices esto?- confundido observó sus ojos y en ellos encontró mezclada con dolor la respuesta que hacía semanas le habría convencido. -¿Por qué me lo dices ahora?-

-Yo iré a preguntar, no me tardo- con una sencilla sonrisa caminó hacia el pequeño local de información. Se paró frente al mostrador donde una amable señora de brillante cabello rojizo-anaranjado le saludó con una cortés sonrisa de bienvenida.

Mei Ling no se contuvo más, alzó los brazos contra su pecho y exclamó apenas sin mover los labios.

-¡Es tan lindo!- Tomoyo, a su lado, permaneció abrumada por unos segundos antes de colocar una mano sobre su hombro y hablar.

-No te ilusiones, Mei Ling-

-Pero...- Daidouji movió la cabeza en una negativa, explicándole que era un asunto muy serio y pidiéndole que callara y le escuchara en retribución.

-El joven Hiragizawa puede parecer muy noble, amable y dulce contigo...pero la realidad es diferente...no te fíes de él- la pequeña Lee estuvo a punto de interrumpirla pero nuevamente Tomoyo fue lo bastante hábil, inteligente y oportuna para impedirlo. -¿Recuerdas lo que hablamos hace rato? Me dijiste que no te daba buena espina, y cree en mí, tienes razón en desconfiar. No caigas en sus trampas... más que nada, tenemos que evitar que siga en amistad con tu primo...por el propio bien del joven Lee y de Sakura...- Mei Ling volteó hacia el chico, posteriormente a su amiga, a punto de hablar. -Luego te lo explicaré. Por lo pronto, hay que separarlos antes de que nos lastime a todos- en ese momento, Eriol hacía una reverencia hacia la dulce dama agradeciéndole y volvía hacia ellas.

Le tomó por los hombros, intentando hacerle entender los resultados de una decisión que aún menos él comprendía.

-No, Sakura...es demasiado tarde- no entendía exactamente porqué lo hacía, una parte de él, la mayor parte, quería saltar de alegría y gritar un "Sí" pero una pequeña, minúscula partícula en la mitad de su pecho insistía que ahora estaba con Eriol y como hacía instantes había recalcado insistente, le gustaba, le quería.

-Pero... ¡Tú no la amas! ¿Cómo puedes estar con alguien a quien obviamente no amas?- la querida Card Captor, fuerte y enérgica, revitalizada por saber que realmente era correspondida; tomó valor de entre su ternura, se alzó en pie hacia Syaoran, colocándose en puntillas para alcanzarle; rodeó su cuello y le besó tierna, dejando sus lágrimas deslizaran por las mejillas de Lee, que estupefacto por la acción no supo qué hacer.

-Sé un caballero, Syaoran- el chico le agradeció el beso para después separarla lentamente. Había escuchado aquella voz muy clara, sin duda ni resentimiento; en un tono tranquilo de enseñanza.

Eriol, Tomoyo y Mei Ling habían regresado. Ésta última regresó la mirada a Daidouji quien había grabado todo con su videocámara; al percatarse observada viró hacia ella, negándole con la cabeza. No, ese chico parece dulce...pero puede ser peligroso. En estos momentos no puedo decirte porqué...

-Lo siento, Sakura- dio media vuelta hacia ellos percatando la escena. Tomoyo bajó la cámara, en tanto Mei Ling observaba absorta a Eriol, dudosa. El joven inglés correspondía su mirada, con una gran sonrisa de por medio, mientras sostenía su mano en un delicado gesto burgués. -Tú también, sé un caballero, Eriol- respondió molesto por sus palabras y el contacto que mantenía.

-Es exactamente lo que estoy haciendo, amigo mío- en el ambiente se dedujo un aura tensa manipulada por dos miradas encontradas; sustituida por una impecable expresión de Eriol que tras sonreír, se volvió a Sakura.  -A unas cuantas calles de aquí se halla una pequeña feria local en conmemoración del aniversario de la iglesia. Podemos ir si apeteces...te sentirás mejor- le ofreció la mano izquierda libre, a lo que la chica sonrió y le aceptó. Las chicas dieron la vuelta, Eriol dibujó en su rostro una sonrisa maliciosa que por un momento paralizó a su amante, y soltó a sus compañeras, acercándose. -Syaoran...- colocó la mano izquierda sobre su hombro, con cierta rudeza premeditada. Sus rasgos se fortalecieron, pareciendo normal nuevamente. Sin embargo su voz era tan suave como la del corderito que pretendía ser. -Apresurémonos, falta apenas una hora para el atardecer, y debemos dejar a las chicas en sus casas. Recuerda que tú y yo, mi querido...- bajó la voz hasta convertirla en un susurro profundo, presagio de su voz natural. -y amado...- recobró la compostura y sin embargo estimuló a Lee con una fuerte caricia en el hombro. -...amigo Syaoran, somos ante todo caballeros- dio media vuelta y le soltó antes de virar de forma dramática la vista hacia él y añadir. -¿Verdad?-

Te advertí que la besarías...y que yo no sería agradable.

Viró a su derecha, buscando al joven inglés entre la multitud, hallándolo sin mucho celo en el área de tiro al blanco, tras y muy cerca de Mei Ling, entre sus manos se hallaba el mismo arco que portaba su prima, al igual que su brazo derecho que de vez en cuando acomodaba, enseñándole a apuntar.

La flecha con punta de corcho fue a dar contra lo que Syaoran supuso un peluche.

La niña saltó de emoción al recibir un gatito blanco, lanzándose a los brazos de Eriol ante la reprobación total de Tomoyo, pero ¿Qué figuraba la heredera Daidouji y su negativa en todo ello? Se acercó a ellos, dejando a Sakura sola en un juego de memoria.

Vio como el chico se acercaba a ella, susurrándole unas palabras que la alegraron aún más. Posteriormente se soltó, corriendo hacia Sakura. Cuando pasó a su lado sonrió enormemente, pareciendo por unos momentos sonrojada, algo que no pudo verificar su primo.

Siguió caminando, Eriol lo sabía y esperaba mientras tomaba el arco nuevamente, una flecha, y la disparaba a su objetivo. El dependiente aplaudió su firme habilidad y le entregó un lindo lobo, tierno en toda la extensión de la palabra, color negro. Sin realmente admitirlo Syaoran rogó que ese peluche terminara al lado del enorme oso que hacía noches le había regalado.

Sakura portaba entre sus brazos el gato que Mei Ling en un ajeno ataque de felicidad le había regalado en honor de la amistad; feliz, acarició el pelaje de peluche, pasó sus dedos entre sus orejas varias veces y fue ahí cuando todo sucedió.

-Ésta presencia es de...- instintivamente los cuatro voltearon a todas partes antes de que Eriol les interrumpiera con un susurro cortés.

-Disculpen que me entrometa, ¿De qué presencia hablan?- en lenguaje mudo que sólo ellos comprendían, Sakura, Tomoyo, Mei Ling y Syaoran acordaron que éste último llevara a Eriol a un lugar seguro.

-Acompáñame- le tomó de la mano obligándolo a correr lejos, a varias calles de ahí. Lo ocultó bajo la siniestra sombra de unos árboles a la única luz nocturna de la luna y sus estrellas guardianas. -Necesito que te quedes aquí, no preguntes porqué. Espérame ¿Lo oyes?- antes de irse, tentado, depositó un suave beso en sus labios, regresando a la calle de la casa Kinomoto.

Sin embargo Eriol no estaba dispuesto a obedecer. ¿Dónde estaría lo entretenido? Del bolsillo derecho de sus jeans sacó su llave mágica y susurró con voz grave el mismo conjuro que Sakura hacía a unas calles de ahí. Con rapidez trepó de un invisible salto al árbol más cercano, posteriormente subiéndose al alto tejado de una casa sin hacer el menor ruido. Impasible se dirigió a su objetivo. Dio unos cuantos pasos para el común ojo humano, pero en realidad ya había recorrido varias manzanas. Se detuvo, observando el gatito de Sakura volar con toda la paciencia del mundo a una alarmante distancia del suelo. Dejó su peluche a un lado.

-Ésta es la presencia del mago Clow- Kinomoto tenía en su espalda unas hermosas alas elevándola hacia su perdido peluche. A pesar de hallarse a tan sólo unos tejados Eriol se hallaba envuelto en su propia aura oscura, invisible para ella. Al momento de alcanzar el gato con una mano mientras con la otra sostenía firmemente el báculo de estrella, Sakura percibió en el fondo de su corazón frágil un mal augurio que pronto se hizo presente con la forma de un ángel de luz.

Empezó a caer, las alas en su espalda habían desaparecido. Gritó de terror antes de tomar otra carta de su bolsillo.

Eriol elevó su báculo, al mismo tiempo su aura de magia aumentó. La carta Sakura se acercó a él, ansiosa e incrédula, pudo verlo en su magnificente rostro.

-¡AMO CLOW!- el viento ligero producido por la que era su creación movió lentamente su camisa de seda negra. Sin palabras ambos se entendieron.

-Mi querido Vuelo, yo ya no soy tu amo Clow. Ya no soy él. De ninguna forma tu amo. Tu ama ahora es Sakura...- descendió, inclinándose respetuoso. -No hagas eso. Te lo he dicho...tú no eres de Clow. Y no me perteneciste nunca...entiende que yo sólo te invocaba, mi amada carta Vuelo...yo sólo te pedía me prestaras tus poderes por algunos instantes. Bien amadas cartas de magia...yo jamás fui su amo- en una forma de sincera humildad, postró una rodilla en el suelo mientras hacía una reverencia. -Sin embargo, es de mi agrado volverte a ver-

-¡Amo! ¡No haga eso!- el ángel hecho de luz se inclinó aún más. -Nuestra ama Sakura es buena pero usted...usted es nuestro creador... quiero volver a su lado, señor. Permítame hacerlo...- sin alzar la cabeza, en el rostro de Eriol se vislumbró una sonrisa de adoración y triunfo que no duró más allá de unos instantes.

-¿Estás seguro?- éste asintió. -Entonces levántate. El único que tiene que mostrar respeto aquí soy yo...mi querida carta del Vuelo- Eriol alzó su báculo mientras hablaba con perfecta voz neutral y tranquila. -Carta que fuiste creada por Clow, tras los siglos reinada bajo el dulce influjo de Sakura; abandona tu forma actual y transfórmate, sé parte de esta nueva alianza. Hazlo por el nombre de Eriol. Vuelo- esa sería su venganza...

Una carta de color índigo apareció frente al ángel. Sin embargo, él no se disolvió en su luz.

-¡Amo! ¿Qué sucede?- Eriol se acercó, acariciando con su cálida energía el largo y blanco cabello del ángel frente a él.

-Es parte de ésta nueva alianza. Sólo entrarás en la carta cuando tú lo desees. Puedes andar por el mundo con tu invisible forma pero sabes que siempre hay reglas que seguir...nada de intervenir con la vida de los mortales. Puedes averiguar en su mundo y contemplar la belleza de su naturaleza...-

-¿Confiará en mí de tal forma?- asintió sincero. -¡No lo decepcionaré!-

-Ah, sólo otra cosa...yo sé que eres de los más curiosos...en éste mundo nadie excepto mis guardianes y tú conocen que fui Clow. Ahora soy Eriol...pero si alguna vez te refieres a mí a alguno de los espíritus de la Tierra o de tus numerosos conocidos, no menciones mi nombre actual, podría causarme serios inconvenientes- el ángel de "Vuelo" asintió vigoroso, con una amplia sonrisa que su creador compartió. -Mi querida carta...no sabes lo mucho que te extrañé- toda magia comenzó a desvanecerse y la esperanza de Sakura de saber lo que había sucedido, porqué Vuelo le había abandonado de forma tan abrupta, cayó en un abismo interminable de lamentos.

Yue se detuvo en el tejado que Eriol hacía instantes había abandonado.

-Clow-

Los tres intentaban consolarla, Mei Ling con menos ahínco que el acostumbrado. Estaba cansada, confundida. Su primer día de regreso a Tomoeda había sido muy difícil, para él y para todos.

Viró a su izquierda, encontrando su mirada con una lejana de color grisácea que le sonrió por instantes oculta entre la copa de un árbol y en un respiro desapareció. Syaoran le preguntó qué sucedía, respondió que Eriol se había ido. Murmuró aquel nombre, comprendiendo la mueca maliciosa en aquel rostro y las sospechas de Tomoyo. Asintió a nadie en especial, tenía que separarlos.

Lee fue a su encuentro, pero ya era demasiado tarde. Él se había ido.

FIN DEL CAPÍTULO 13

Tal vez a su criterio nuestro joven Hiragizawa sufra un lapso maquiavélico...no le pongan mucha atención. Lo hago sólo para ver sufrir a Sakura...no es que yo sea mala o la odie, claro,...pero a veces me cae mal. Quizá porque realmente me hubiera gustado que en la serie Eriol y Syaoran quedaran juntos. Bien, supongo que no se puede tener todo en este mundo y que para eso existen los fanfictions.

Manden sus comentarios =13 Junio 04=

Atentamente,

Nabichan Saotome.