Harry Potter and The Legacy of Past

Aviso importante: El siguiente fanfic está elaborado sin fin de lucro, es solo para entretenimiento. La mayoría de los personajes aquí mencionados pertenecen a la mejor escritora del mundo: ¡¡J.K. Rowling!!... El resto son míos - _ -

Capítulo 1. Después de tantos años… ¿inocente o culpable?

Siete con cincuenta y cinco minutos. El tiempo pasa lentamente; mientras el sol en el horizonte desciende y el cielo va tomando los colores de la noche. En una sala oscura iluminada con antorchas, un grupo de brujas y magos espera con nerviosismo; entre ellos un joven alto de ojos café claro y cabello castaño mira atentamente la única puerta que hay en el lugar, en el centro hay una silla con lo que parecen cadenas en los lados de la misma; a su alrededor, hileras de sillas colocadas de manera que toda la sala pudiera visualizar la silla del centro.

Seis con cincuenta y seis minutos. El mismo joven había sido el primero en llegar, una hora antes, mirando el orden en que las demás personas habían llegado; algunas lo saludan y otras se preguntaban por su presencia.

Seis con cincuenta y siete minutos. El director de la escuela Hogwarts de magia y hechicería, Albus Dumbledore, hacia acto de presencia en la sala; dirigiéndose a la silla que se encontraba a la derecha del joven.

- Buenas tardes, Remus – saludo cortésmente tomando asiento.

- Buenas tardes, Albus – respondió el aludido amablemente – me alegra que llegarás; aunque sinceramente creí que no vendrías, ya es algo tarde.

- Lo sé, pero hay tantos asuntos, últimamente en Hogwarts… - dijo calmadamente – aún así, no podía faltar.

Remus asintió y volvió su mirada hacia la puerta dando un suspiro, pensando que mientras Dumbledore estuviera ahí nada podía salir mal. O eso esperaba.

Seis con cincuenta y ocho minutos. Cornelius Fudge, el ministro de Magia, quien expondría el caso en cuestión, entró en la sala. Tras saludar a algunas personas, tomó asiento cerca de la silla del centro, dejando su capa a un lado.

Seis con cincuenta y nueve minutos. La espera parecía eterna, cada segundo parecía minutos, de un momento a otro la puerta se abriría dando a conocer 'el motivo' por el cual todos estaban reunidos…

Siete en punto. Cornelius Fudge se puso de pie aclarándose la garganta, consiguiendo el silencio en la sala. La puerta se abrió, dando paso a dos seres altos y encapuchados; conocidos como dementores, quienes llevaban a un hombre alto de cabello negro quien caminaba con la cabeza agachada. Lo sentaron en la silla del centro donde las cadenas brillaron y automáticamente lo ataron. Ambos dementores salieron de la sala.

- Sirius Black, se le ha traído aquí ante la Junta de la Ley Mágica, para resolver su caso de culpabilidad o inocencia en el asesinato del matrimonio Potter y su posible alianza con el señor tenebroso – dijo Fudge, ante lo cual Sirius levantó la cabeza mostrándose sumamente tranquilo – existen pruebas… - continuo sacando un pergamino – que acreditan su culpabilidad… pero también hay personas aquí presentes que testifican a su favor. Por lo tanto hemos decidido utilizar la poción Veritaserum, en usted para asegurarnos de que oiremos solo la verdad, ¿está de acuerdo? - preguntó con malicia esperando que Sirius se negará.

- Si con eso se convencen de mi inocencia, estoy de acuerdo – dijo Sirius tranquilamente.

Fudge levanto la mano, en seguida un hombre se acercó con un pequeño frasco, y un gotero. Tomó aproximadamente cinco o seis gotas, dándoselas a beber a Sirius quien se mantenía bastante tranquilo.

- Muy bien, comencemos. ¿Sabe quien es el responsable de la muerte de James y Lily Potter?, diga el nombre de la persona que ayudo al señor tenebroso.

- Peter Pettigrew.

- Todos en está sala sabemos que Pettigrew está muerto – afirmo Fudge con seriedad.

- Él no murió. Escapó cuando yo descubrí su traición e intente matarlo, pero fingió su propia muerte y por eso me culparon.

- ¿Podría explicar como fingió su muerte?

- Se cortó un dedo de la mano derecha, y lanzó un hechizo en la calle muggle donde lo encontré, mató a doce personas que pasaban por esa calle y luego escapó.

- ¿Cómo? – preguntó desconcertado.

- Él es un animago.

- Imagino que ilegal, ya que no está registrado – Sirius asintió con la cabeza – según tengo entendido, usted era el guardián secreto de los Potter, ¿podría explicarme que ocurrió con ese detalle?

- A último momento yo les dije a los Potter que utilizaran a Peter, como guardián secreto, nunca creí que fuera un traidor.

- Después de eso, lo llevaron a usted a Azkaban… doce años; luego escapó y fue directamente a Hogwarts ¿por qué?

- Me enteré que Peter se encontraba ahí.

- ¿Llegó a ese lugar con intenciones de matarlo? – preguntó Fudge mientras una joven a su lado anotaba la conversación.

- Si, quería vengarme por lo que les hizo a James y a Lily.

- ¿Consiguió su objetivo?

- No, él volvió a escapar.

- Bien, lo que usted está diciendo es que Peter Pettigrew ha ayudado al señor tenebroso, apoyo el asesinato de James y Lily Potter, consiguió que usted fuera a Azkaban y ahora anda suelto – resumió.

- Así es.

- ¿Puede explicarme, entonces, la agresión a la dama gorda, en Hogwarts?

- Lo hice porque tenía que entrar a la sala común de Gryffindor.

- ¿Por qué motivo?

- Peter es un animago: es una rata. Yo sabía que era la mascota de Ronald Weasley.

- ¿El chico lo sabía?

- No, hasta la noche que yo se lo dije.

- Dígame, ¿cómo fue que se entero que Pettigrew estaba en Hogwarts?

- Lo vi en el Profeta.

- ¡Se acabo el tiempo de la poción! – interrumpió un joven consultando su reloj.

- Muy bien, con esto terminamos, ahora esperaremos a que la Junta determine el veredicto – dijo Fudge tranquilamente.

- No esperaba que utilizaran el Veritaserum – comento Remus.     

- Imagino que Fudge aprobó su uso y por eso está aquí, para asegurarse – dijo Dumbledore.

- ¿Crees que haya sido correcto?

- Como Sirius lo dijo, 'si con eso prueba su inocencia'…

Remus miraba a Sirius impaciente, esperaba que pronto lo declararan inocente, para que todo ese asunto terminara de una vez por todas. Después de todo, si resultaba culpable ya no podían enviarlo a Azkaban. Puesto que ahora la prisión era la guarida de Voldemort y los dementores estaban de su lado; aún así quien sabe que clase de castigo podían darle, pero sería mejor no descubrirlo de la forma difícil.

Luego de terribles minutos de espera, Fudge se levantó de nuevo acercándose a Sirius.

- Muy bien, el jurado considera que las agresiones que realizó al escapar de Azkaban merecen un castigo… - dijo lentamente, Sirius levantó la cabeza revelando su impresión, abrió la boca para hablar pero Fudge continúo sin darle tiempo - …aún así, lo han considerado 'normal', ya que usted no debió pisar Azkaban, nunca. Por lo tanto: Sirius Black la Junta de la Ley Mágica lo encuentra, Inocente.

La sala entera prorrumpió en aplausos, la mayoría, entre ellos Remus y Dumbledore se levantaron con grandes sonrisas mirando a Sirius a quien liberaban de las cadenas. Fudge estrecho su mano y en seguida las de algunos magos y brujas que se acercaron. Entre el alboroto; Fudge tomó su capa, se la puso caminado en dirección a la puerta.

- ¡Señor Fudge! – gritó Sirius produciendo silencio nuevamente y caminando entre la multitud para llegar a Cornelius.

- Si, dime – dijo el aludido cortésmente.

- Disculpe, ¿qué pasará con mi ahijado? – preguntó con interés. Al ver la expresión de Fudge, quien no parecía entender, continuo – me refiero a que, como ya estoy declarado inocente me gustaría hacerme cargo de él.

- ¿Quiere hacerse cargo de Harry Potter? – Sirius asintió con la cabeza - ¿tiene con que probar que los Potter lo nombraron tutor del chico?

- Uhm… bueno… yo…

- ¡¡Si!! ¡¡Aquí está!! – se escuchó un grito entre la multitud.

- ¡Remus! – gritó Sirius con emoción.

- Aquí está señor Fudge – dijo Remus acercando un papel, el cual Cornelius leyó rápidamente.

- Bien, Sirius haz favor de acompañarme, hay que hacer esto legal.

- De acuerdo.

Cornelius, Sirius, Remus y Dumbledore salieron de la sala seguidos por la multitud. Todos con grandes sonrisas en sus rostros. Lentamente el cielo se llenaba de brillantes estrellas y una gran luna lucía imponente en el cielo. Al fin, después de 16 años de ser nombrado culpable, Sirius Black podía disfrutar de su libertad a partir de ese día, en compañía de su ahijado a quien, estaba dispuesto a hacer muy feliz por todo ese tiempo que vivió con los muggles. Comenzando desde el día siguiente: 31de Julio, el cumpleaños número 17 de Harry Potter.

Corre rápida y desesperadamente. Se interna en un oscuro y profundo bosque chocando con ramas, arbustos y pequeños animales que salen por doquier. Sigue corriendo asustado, internándose más y más en el bosque, de momentos mira hacia atrás buscando algo o a alguien. De pronto, luego de voltear mira hacia al frente y tropieza con la raíz de un árbol, alza la cabeza y oye pasos, cierra los ojos fuertemente y espera que su perseguidor se presente… una brisa de aire recorre el bosque, los pasos han desaparecido, voltea lentamente y descubre que no hay nada, tras lo cual se reincorpora disponiéndose a seguir. Sacude su capa, mira al frente; la luz de la luna ilumina una cabaña frente al individuo quien, sin pensarlo dos veces se dirige a ella, entra bruscamente. Al hallarla vacía cierra la puerta tras de si y se sienta en un rincón oscuro, donde no llega la luz de la luna. Abraza sus rodillas con sus manos mientras tiembla y mira la cabaña con desconfianza, como si pensará que alguien se esconde entre las sombras.

- Lo siento… - murmura con temor - …lo siento mucho, en verdad lo siento – continuo subiendo un poco el tono de su voz - …yo… desearía nunca haber terminado así – dice mientras saca su mano derecha de entre la túnica, revelando que la mano no era de carne y hueso, sino de plata; la observo detenidamente con miedo y algo de odio – yo… nunca quise hacerlo… - dijo con lágrimas en sus ojos – …lo siento mucho… realmente nunca me di cuenta de lo bajo que había caído… – dijo con tono de asco - …hasta hoy, hasta ahora que lo he comprendido, me siento tan mal… quisiera matarme yo mismo, pero se que no podría morir en paz… sin el perdón… - suspiro - …el perdón de aquellas personas a quienes les hice tanto daño… de mis amigos… sobre todo de James, pero… él, él está… él ya no está con nosotros… todo por mi culpa, por mi cobardía… por ser tan débil. Debí confiar en ellos – dijo cada vez más bajo hasta que rompió en llanto – aún así – continuo entre lágrimas – debo pedir perdón a la única persona que se, que con su perdón me sentiría mucho mejor… debo encontrarlo – dijo, tras lo cual se levantó, tan bruscamente que las pequeñas ratas que habitaban la cabaña corrían desesperadas de un lado para otro.

Miro por la ventana y vio que varias personas encapuchadas se acercaban a su 'escondite', retrocedió acurrucándose de nuevo en el rincón, temblando y esperando lo peor.

- ¡No! – pensó - ¡no lo haré de nuevo, debo levantarme y luchar, por mis amigos, por los tiempos en que confiaban en mi! Debo buscar ayuda… ayuda en… ¡¡¡Hogwarts!!!

De pronto la cabaña tembló, como si hubiera sido sacudida por un gigante; los hombres de las capas rodearon la cabaña, sacaron sus varitas y tras decir unas palabras a la vez, la cabaña comenzó a arder en llamas. Poco a poco se iba consumiendo mientras las ratas que la habitaban huían despavoridas. En segundos la cabaña quedo reducida en cenizas, la luz que emitían las llamas desapareció, dejando el lugar sumido en sombras nuevamente.

- ¡¡¿Dónde está Colagusano?!! - se escuchó un grito que retumbo en el lugar. Alrededor de veinte personas se acercaron a un ser, autor del grito, que se encontraba en el centro de todos. Su voz era fría y aguda.

- Lo seguimos, hasta llegar a un bosque, señor – se animó a decir uno de los individuos, que como todos traía puesta una capa negra.

- Hasta que se escondió en una cabaña, y… la destruimos… - continúo otro – probablemente este muerto…

- ¿Probablemente? - repitió el hombre que se encontraba en el centro – yo no acepto un 'probablemente' – dijo mirando con desprecio a todos los que lo rodeaban – los mande con la orden EXPLICITA de matar a esa asquerosa rata. Puedo preguntar, entonces el motivo de su incompetencia.

- Señor, lo sentimos, si lo desea podemos ir a asegurarnos. Buscarlo en los alrededores.

- ¿Para qué? - preguntó irónicamente – por si ya se les olvido remedos de magos; su querido amigo Colagusano es un animago, lo que significa que ¡¡¡ahora podría estar en cualquier parte!!! – grito histérico.

- De verdad, lo sentimos mucho, señor.

- Ya no importa – dijo el hombre un poco más tranquilo – por ahora mi único objetivo es Harry Potter – continuo con algo de malicia en su voz – debo destruirlo antes de que descubra el motivo de mi ausencia… de dos años – susurro.

- Pero, señor… – interrumpió uno de los encapuchados –…no… no cree que, tal vez Colagusano vaya a advertirle – dijo con temor.

- No lo creo. Él sabe perfectamente que si se presenta ante Harry, lo primero que hará es matarlo y luego preguntar… esa asquerosa rata es demasiado cobarde como para desafiarme… a mí ¡al gran Lord Voldemort! – exclamo levantando su capucha, revelando su rostro: joven, de ojos rojos, con la nariz normal, cabello negro y tez blanca.

Despierta agitadamente, se sienta en su cama y pone una mano en su pecho. Su respiración es agitada, siente que el corazón se le va a salir de tanto latir. Toca su frente: está bañado en sudor, sale de la cama y empieza a caminar por la habitación con las manos en su cabeza. Mira por la ventana; todo está oscuro, la calle está vacía, ni un alma puede vislumbrarse.

- ¿Fue un sueño? – se pregunta mientras vuelve a sentarse en la cama y mira el reloj: 12:01am – Feliz cumpleaños, Harry – se dice a si mismo con una sonrisa - ¿Colagusano escapo de Voldemort? - pensaba mientras se acostaba con las manos cruzadas, detrás de la nuca - ¿Qué tendrá pensado hacer?

Mientras recordaba su sueño mirando el techo, lentamente se fue adormeciendo hasta quedarse profundamente dormido.

TOC, TOC

- Adelante – se escucha una voz en interior de la habitación.

- Minerva – dice apresuradamente la enfermera de la escuela Hogwarts acercándose a la aludida.

- Si, dime Poppy, ¿qué se te ofrece? – preguntó la subdirectora del colegio, mientras revisaba algunos papeles que se encontraban sobre la mesa.

- Esto – dijo Pomfrey mostrándole una carta y un reloj de arena.

- ¿Qué es…? – preguntó McGonagall levantando la vista. Al momento ahogo un grito poniendo una mano en su pecho – no puede ser… es el traslador de Albus – dijo tomando el reloj.

- Lo se… pero crees que él…

- No – interrumpió la profesora – estoy segura que él está bien – rápidamente tomo la carta y la abrió.

          Querida Minerva:

          

               Estoy seguro que te estarás preguntando en donde estoy, pues

               bien, sigo en Azkaban. He descubierto un par de cosas importantes,

               por eso he decidido quedarme. Te escribo para pedirte un favor:

               quiero que te encargues de la ceremonia del próximo curso. Se

               que aún faltan algunas semanas, pero te lo pido en caso de que

               no pueda volver antes del 1° de Septiembre. Te envío el traslador,

               porque era la única manera de enviarte la carta, ya que si hubiera

               enviado una lechuza (que por cierto no encontré) hubiera llamado

               la atención de Voldemort y sus mortífagos.

                                                                                   Saludos, Albus

- ¿Saludos? – repitió McGonagall con un hilo de voz - ¿cómo se atreve a hacer esto?, podrían matarlo.

- Sino lo han descubierto aún, debió volver – comento la enfermera pensativamente.

- Espero que vuelva antes de que inicie el curso.

- Pero, Minerva; sino tiene el traslador ¿cómo volverá? – pregunto Pomfrey con precaución.

- No lo sé – suspiro la profesora tratando de calmarse – en verdad no lo sé… por ahora será mejor informar a los profesores y… - tomó un pergamino que tenía marco dorado – también necesitaremos un nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.

- Es cierto, no ha habido un solo profesor que se quede más de un año en ese puesto, durante los seis años anteriores – comento Pomfrey leyendo el pergamino.

- Y aún no he terminado de enviar lechuzas a los nuevos alumnos – continuo McGonagall marcando un sello en varias cartas.

- No te preocupes, Minerva, aún queda tiempo – dijo su acompañante amablemente, mirando una lista que tenía frente a ella - ¿está es la lista de alumnos de transferencia?

- Si, en realidad no creí que fueran tantos.

- ¿Vrotdlem? - preguntó señalando un nombre en la lista – no conozco ese apellido.

- Yo tampoco – dijo McGonagall levantando la cabeza, tal vez sea muggle.

- Pero sería el único en la lista, los demás parecen ser magos – comento revisando la lista.

- No creo que importe mucho, permíteme – dijo tomando la lista – también tengo que enviar lechuzas a ellos.

- De acuerdo, entonces me voy – tras lo cual dio media vuelta y salió de la habitación - ¿Vrotdlem?, me suena familiar… de momento, creo conocerlo.

Continuar

Notas de la autora:

Este es mi primer fanfic = ) He dado lo mejor de mí para que salga perfecto (o algo próximo) ^ _ ^ Espero que lo lean y me manden sus comentarios, sugerencias o quejas. Me haría muy feliz recibir algún comentario, eso me haría inspirarme un poco más de lo que estoy (lo cual no estaría mal).

"Para obtener el perdón de nuestros semejantes, primero hay que obtener el perdón de uno mismo"