Harry Potter and The Legacy of Past

Capítulo 3. El mejor cumpleaños de mi vida.

Poco a poco el sol se desvanecía dando paso a la noche. Las estrellas brillantes lucían entre los colores rosa y naranja, del atardecer, mientras una motocicleta volaba por entre las nubes rosadas, seguida por una lechuza blanca. Sirius Black y Harry Potter eran las personas que viajaban, en aquel artefacto mágico, durante casi una hora entre nubes, aves y la lechuza blanca de nombre Hedwing quien se veía tan contenta como su dueño. Harry se sentía emocionado y aunque tenía muchas preguntas que hacerle a su padrino, se contuvo para llevar un viaje tranquilo, admirando el panorama a los lados. Lentamente la motocicleta fue perdiendo velocidad hasta que finalmente descendió. Llegaron a un parque, cerca de las ocho de la noche. El lugar era pequeño, oscuro y desolado, debido a la hora. En el centro había una gran fuente; alrededor había bancas de color blanco y algunas jardineras, con bellas flores de todos tipos y tamaños.

- Ven, Harry – llamo Sirius mientras caminaban – el traslador es la fuente.

- ¿La fuente?, ¿qué no se supone que debería ser algo pequeño? – preguntó Harry extrañado, admirando la fuente.

- Esa era la idea original, pero llegamos a un acuerdo; está fuente será un traslador hasta las ocho – explico Sirius inocentemente.

- ¿Llegamos a un acuerdo? ¿Quiénes? - se pregunto Harry - Entonces llegamos justo a tiempo – comento mirando su reloj.

- Exacto, ahora Harry pon tu mano en la fuente – pidió su padrino mientras revisaba un pequeño reloj, que traía en su bolsillo.

Harry, Sirius y Hedwing; junto con la motocicleta y el equipaje fueron succionados por la fuente. Viajaron en un torbellino de luces y colores durante varios segundos. Harry cerró los ojos fuertemente, ya que por experiencia anterior, en su viaje a los mundiales de Quidditch, era mejor no mirar mientras el 'viaje' duraba. Tras lo cual cayeron en tierra firme. Abriendo lentamente los ojos, Harry descubrió que el lugar donde estaban también tenía una fuente, exactamente igual al traslador.

- Mira Harry – lo llamo su padrino señalando detrás de él.

El joven dio media vuelta encontrándose en una calle amplia con grandes casas a ambos lados, miró al frente. Pudo admirar una gran casa de dos pisos con chimenea, una cerca blanca rodeándola, así como varias plantas de diferentes tipos y tamaños adornando los alrededores; tenía un balcón en el segundo piso y una pequeña mesa en el pórtico con tres sillas. Para Harry era la casa más bonita de la calle y la mejor que hubiera visto.

- Bienvenido a tu nuevo hogar – dijo Sirius empujando a Harry, mientras hacia flotar su equipaje frente a ellos. Hedwing descendió posándose en el hombro de Harry - ¿Qué te parece? – preguntó ansioso.

- Es perfecta – dijo Harry con una gran sonrisa en su rostro manteniendo la mirada fija y absorta en la casa.

- Y espera a ver el interior – Harry lo miro confundido.

Al llegar al pórtico, Sirius abrió la puerta principal, todo estaba completamente oscuro. Harry entró a paso lento, mientras su padrino encendía la luz.

- ¡¡¡Sorpresa!!! – se escuchó un grito. Un gran globo sobre la cabeza de Harry explotó, asustando a Hedwing quien clavó ligeramente sus garras en el hombro del chico.

Lentamente miles de luces de colores, confeti y serpentinas cayeron sobre Harry quien levantó la cabeza vislumbrando a los autores de aquel recibimiento. Hermione, el profesor Lupin, Hagrid y toda la familia Weasley estaban frente a él, sonrientes. Todo el lugar estaba decorado con objetos flotantes: estrellas y colores muy vistosos.

- Feliz cumpleaños Harry – habló la señora Weasley abriéndose camino entre los invitados hasta llegar al festejado, con un enorme pastel de chocolate – vamos, Harry, cariño pide un deseo – dijo amablemente.

- Gracias señora Weasley, pero creo que va a ser muy difícil – comento Harry mirando a los invitados con una gran sonrisa – ya que ahora tengo todo lo que pudiera desear – sin decir más, soplo las velas.

- Bien, Harry creo que ahora deberíamos pasar a la mesa, imagino que tendrás hambre – dijo Lupin escoltando a Harry al comedor, donde la mesa estaba completamente llena de todo tipo de alimentos, incluyendo postres.

- Así que está era la razón por la que no recibí regalos – comento Harry mirando de soslayo a los presentes.

- Lo sentimos mucho Harry – dijo Hagrid – pero tu padrino nos dijo que está sería la mejor forma.

- No importa, de todas formas este día, no la pase tan mal con mis tíos – dijo Harry sonriendo ampliamente mientras probaba el platillo que tenía frente a si,

Todos lo miraron sorprendidos ante este comentario. Sirius y Remus lo miraron curiosamente. Ese tipo de sonrisa solo podía indicar una cosa: una travesura. Expresión que conocían perfectamente por ser, en su tiempo, los tan famosos Merodeadores; los mejores bromistas de Hogwarts. Sirius sonreía complacido, al imaginarse el motivo de tal sonrisa por parte de su ahijado. Mientras que Remus esperaba que no fuera nada grave.

- Lo ves Harry, un mago siempre se puede llevar bien con los muggles – comento Arthur.

- Me gustaría saber que paso – dijo Sirius sonriendo tanto como Harry – porque mientras estuve ahí, ellos te trataron muy bien y según tengo entendido te odian.

- Bueno, tal vez tenga algo que ver con esto – dijo dándole un papel a su padrino, quien lo leyó rápidamente.

- Esto lo explica todo – comento ante las miradas extrañadas de los invitados – había olvidado que este año recibirías tu autorización para utilizar magia fuera de la escuela – dijo sonriente.

- ¿En serio? – preguntó Lupin interesado, recibiendo el papel de manos de su amigo.

- ¡Bien Harry!, ahora tú y yo ya podemos hacer magia fuera de la escuela – dijo Ron con emoción.

- ¿Ya recibiste tu autorización? – preguntó Harry a su amigo.

- Si, hace meses – respondió contento.

- Y se lo dijiste a los muggles, ¿cierto? – inquirió Fred.

- Eso explica el porque te trataban tan bien – comento George.

- Así es – afirmó Harry sonriendo - ¿Y tú, Hermione? ¿Ya recibiste la autorización?

- Aún no – dijo sin mucha importancia – será hasta dentro de algunas semanas.

- Es cierto, tu cumpleaños es en Septiembre - dijo Ron – aunque no se para que la necesitarás entonces, porque ya estaremos en el colegio.

- Ay, Ron, la magia no es solo para divertirse – dijo Hermione.

- Estoy totalmente de acuerdo – comento Percy con arrogancia.

- Pero vamos, Percy, teniendo parientes como los Dursley, ¿quién no va a desear el poder utilizar magia? – dijo Charlie, sabiendo que su comentario molestaría a su hermano.

- Enhorabuena, Harry, felicidades por tu autorización – habló Bill – aunque utilices la magia para divertirte algunas veces, espero que también hagas un buen uso responsable con ella.

- Bill, no amargues el momento, con esos comentarios harás que se le quiten las ganas de hacer travesuras, y m voy a quedar solo – comento Ron quejosamente, provocando las risas de todos. Excepto de Percy, quien calificaba esos comentarios como ofensivos.     

Luego de la comida, acompañada de una larga y amena charla; empezó el "desfile de regalos" para Harry. Ron le dio un libro llamado "Las mejores técnicas de Quidditch". Hermione; una esfera de cristal del tamaño de una pelota de fútbol; en el interior era completamente de un color azul oscuro con pequeños puntos brillantes; según explico la chica servía para ver las constelaciones con solo nombrarlas. Hagrid le regaló un pastel envinado hecho por él mismo. Ginny, una bolsa de dulces, de todo tipo. Fred y George le dieron una dotación de 'sortilegios Weasley', argumentando que todo se lo debían a él; ya que finalmente habían podido instalar su tienda de bromas en el Callejón Diagon, y que planeaban abrir otra en Hogsmeade, muy pronto. Percy le obsequio un libro acerca del Ministerio de Magia, manteniendo la firme esperanza de que Harry se decidiera a trabajar ahí, saliendo de Hogwarts. Entre Bill y Charlie le dieron un libro de dragones. Parecía que cada uno quería escoger la profesión de Harry. La señora Weasley le tejió un suéter de color azul con su inicial al frente. Remus le dio un álbum con fotos mágicas de los tiempos en que James, Remus, Sirius, Peter y Lily asistían a Hogwarts. Arthur le dio un reloj similar al que había en la Madriguera; tenía tres manecillas con los rostros de Harry, Sirius y Remus; alrededor había anuncios como "casa", "escuela", "jardín", "en peligro", entre otras.

- ¿El profesor Lupin vivirá con nosotros? – preguntó Harry mirando a Sirius.

- Así es – intervino Remus – espero que no te incomode – sonrió.

- Desde luego que no, al contrario, me agrada la idea

- Bien, entonces ya que viviremos juntos, tal vez podrías empezar por llamarme Remus – sugirió.

- De acuerdo – acepto Harry con una sonrisa.

- Bueno – dijo Sirius aclarándose la garganta – ahora solo falta mi regalo.

- ¿Qué? - exclamo Harry sorprendido – pero… creí que con la casa y la fiesta… bueno, Sirius no es necesario…

- Claro que si – interrumpió Sirius – en realidad debería darte 17 regalos, uno por cada año de tu vida…

- En realidad 16, si tomas en cuenta la Saeta de Fuego – interrumpió Remus sonriendo.

- Cierto… en fin, toma – suspiro extendiéndole un paquete de forma larga y rectangular, con un grosor de tres centímetros aproximadamente  – espero que te guste.

Harry lo abrió lentamente. Era una pintura, en el cual estaban plasmados los dibujos de un ciervo, un lobo, un perro y una rata; con el fondo de un bosque y una gran luna blanca rodeada de estrellas. En la esquina del cuadro decía: "Cornamenta, Lunático, Canuto y Colagusano".

- Me agrada bastante – sincero Harry sin poder apartar la vista del cuadro. Sirius sonrió con ternura.

- Ya es algo tarde, creo que debemos irnos – propuso la señora Weasley llamando la atención de todos – Harry debe estar cansado.

La mayoría de los presentes, asintieron ante este comentario. Poco a poco todos fueron saliendo de la casa, por la chimenea utilizando los polvos flu; llevándose las palabras de agradecimiento de los anfitriones, principalmente de Harry. Al final solo quedo Hermione quien tenía que esperar unos minutos para que la chimenea de su casa quedara conectada a la red flu, suficiente tiempo como para que ella llegara a su hogar. Mientras ella y Harry esperaban en la sala, Sirius y Remus preparaban té.

- Espero que ahora, que ya vivo en un lugar en donde puedo recibir visitas, tú y Ron me visiten frecuentemente – dijo Harry con una sonrisa.                

- Eso tenlo por seguro – aseguro Hermione revisando su reloj, tras lo cual se despidió de Harry con un abrazo, gesto que provoco un ligero rubor en las mejillas del chico.

Hermione dio media vuelta saliendo del lugar. En seguida entraron en la sala Sirius y Remus, este último traía una bandeja con una jarra, tres vasos y algunas galletas.

- Harry – llamó Sirius poniendo una mano en el hombro de su ahijado, sobresaltándolo - ¿estás bien? - preguntó picaramente al notar el rubor en las mejillas de Harry.

- Si, si claro – respondió rápidamente mientras agachaba la cabeza algo, apenado.

- Vamos, Harry – interrumpió Remus quien ya estaba sentado en el sillón más grande – tómate este vaso con leche y luego te vas a dormir.

- Me gustaría hacerles un par de preguntas – dijo Harry sentándose frente a Remus, recibiendo el vaso que este le daba.

- Eso será mañana, hoy tienes que descansar – dijo Sirius tomando un vaso.

- Pero no estoy cansado – reitero Harry en tono de suplica.

- Ya es algo tarde – insistió su padrino, mientras Remus tomaba el último vaso de la bandeja.

- Tal vez deberíamos responder sus preguntas, ¿no crees Sirius? – propuso Remus mirando a su amigo – ya que si no aclaramos sus dudas en este momento, es posible que no duerma.

- De acuerdo – suspiro Sirius - ¿qué quieres saber?

- Dime, ¿qué paso con tu problema en Azkaban? – preguntó el chico seriamente.

- Dumbledore arreglo que se me hiciera un juicio ante la Junta de la Ley Mágica… - explico Sirius sonriendo - …y finalmente me declararon inocente.

- ¡¿En serio?! ¡¿Por qué no me lo dijiste antes?! – preguntó Harry con emoción.

- Mi juicio fue ayer, así que creí más conveniente decírtelo hoy – dijo con una gran sonrisa en su rostro - ¿algo más?

- Si, cuando estuviste en casa de los Dursley te comportaste muy tranquilo, ¿cuál fue el motivo? tú no eres así.

- Remus – dijo Sirius en tono serio.

- ¿Qué? – exclamo Harry mirando a la respuesta de su padrino, el cual emitió una pequeña risita, con el vaso en sus labios.

- Lo que ocurre es que – quito el vaso de su boca - cuando termino el juicio; Sirius arregló el asunto de ser tú tutor legal, ante el Ministerio de Magia – explicó Remus aún sonriendo – luego, Sirius decidió ir a recogerte personalmente; así que tuvimos que explicarle que los Dursley eran muggles, por lo que debería comportarse decentemente – dijo mirando a su amigo.

- Aunque en el fondo yo quería hacerlos pedazos – dijo Sirius. Harry lo miro extrañado – por todos los años que te trataron tan mal.

- No te preocupes por eso, me divertí haciéndolos sufrir un poco durante este día – comento Harry con una ligera sonrisa.

- Cuéntanos que paso – dijo Sirius con emoción cambiando totalmente su actitud; del extremo de odio, al extremo de felicidad.

- Bueno, todo comenzó en la mañana cuando…

Harry les relato su día desde que tío Vernon lo despertó, por la lechuza que estaba afuera de su ventana, hasta el momento en que lo obligó a cargar su baúl desde la habitación hasta la sala. Sirius y Remus reían animadamente al escuchar esa historia, pues parecía algo sacado de una tira cómica. Mientras los veía reírse, Harry pensó en contarles sobre su sueño, pero se contuvo, en parte, al recordar que su padrino odiaba escuchar temas relacionados con Colagusano. Y por otro lado, porque no quería preocuparlos, con algo que realmente no parecía muy grave. O eso creía.

En cuanto terminaron su leche tibia. Remus y Sirius le mostraron a Harry su nuevo hogar. Empezando desde la sala, donde había tres sillones, una mesa de centro con una planta en ella, la chimenea y un librero completamente lleno de libros; junto al sillón más grande había una puerta que conducía a un corredor, de un lado la puerta principal y del otro tres puertas más. En una estaba la cocina, grande, totalmente equipada y ordenada; en una esquina del cuarto había una puerta que conducía al jardín trasero. El cual tenía piscina y una mesa blanca con cuatro sillas del mismo color. En otra puerta estaba el comedor, con una vitrina a un lado y algunas plantas en las esquinas. La última puerta era un salón de entretenimiento (como lo llamó Sirius). A la derecha de está puerta estaban las escaleras que conducían al segundo piso. Había cinco habitaciones en el corredor, y una puerta extra, que conducía a balcón. La primera puerta, era un cuarto extra para las visitas. La segunda, era el baño. Y las tres restantes eran las habitaciones correspondientes a Sirius, Remus y Harry. La habitación de Harry era amplia con dos ventanas, una a la derecha de la cama, que se encontraba en el centro, y la otra en la cabecera de la cama. Había un escritorio y un ropero, también un librero con varios ejemplares de diferentes tamaños, y junto a este el baúl y la caja que contenían sus pertenencias. Junto a una de las ventanas se encontraba Hedwing instalada en su jaula con su cena: una gran rata que ella misma había cazado. La habitación tenía papel tapiz de color azul oscuro, y algunos posters mágicos de los equipos de Quidditch.

- ¿Por qué azul? – pregunto Harry sonriente, imaginando a su padrino y a Remus eligiendo el color.

- Tus amigos – respondió Remus – a decir verdad todos los que vinieron está noche ayudaron en la casa.

- ¿En serio? – preguntó emocionado.

- Si; tus amigos Ron y Hermione escogieron la habitación: el color y el lugar donde 'debía' quedar – explico Lupin.

- Y puedes agradecer todas las plantas que hay en la casa a la señora Weasley, Hermione y Ginny – comento Sirius recargado en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

- Y la cantidad de libros que hay aquí y en la sala fueron escogidos por Percy, Arthur y Hermione – continuo Remus – a decir verdad esa chica se preocupa mucho por ti - susurro

Harry se sonrojo ligeramente. Gesto notado por Remus, quien sonrió imaginándose el motivo de ese rubor.

- Será mejor que ya te duermas – dijo Sirius – ha sido un día muy largo y necesitas descansar.

- Si – afirmó su ahijado – buenas noches.

- Buenas noches – dijeron al unísono.

- Si necesitas algo, mi habitación esta al lado y la de Sirius en frente – dijo Remus antes de salir. Harry asintió.

- Gracias – susurro el joven.

- ¿Disculpa? – Remus se detuvo en seco.

- Por traerme aquí – explico Harry.

- No tienes nada que agradecer – sonrío con ternura – que descanses – tras lo cual salió de la habitación.

- ¿Acaso crees que me voy a tragar el cuento de que permaneciste totalmente tranquilo frente a los muggles? – preguntó Remus a su amigo, mientras caminaban por el pasillo, Sirius evadió la pregunta entrando en su habitación.

- ¿Acaso crees que te mentiría, Lunático? – respondió Sirius sonriendo inocentemente, con un ligero tono de burla.

- Sirius, te conozco mejor que nadie, responde – dijo tranquilamente siguiendo a Sirius, pero con un tono serio - ¿qué fue lo que hiciste?

- Nada.

- Sirius.

- De acuerdo, les di un pequeño regalo – sincero, buscando su pijama.

- ¿Qué clase de regalo? – pregunto Remus temiendo la respuesta.

- Ehm… bueno, el regalo… pues era… era un boggart – susurro esto último.

- ¿Un boggart? ¡Sirius Black! ¡¿Cómo pudiste?! ¡¿En qué estabas pensando?! – grito alarmado.

- En realidad era un boggart mágico… - continuo Sirius –…se habrá desvanecido hace horas – concluyo sin tomarle mucha importancia.

- Ay, Sirius tu nunca vas a cambiar ¿verdad? - dijo Remus con ironía poniendo una mano en su cara – será mejor que me vaya a dormir – dijo encaminándose a la puerta.

- ¿Me vas a negar que se lo merecían? – preguntó Sirius haciendo que Remus se detuviera en seco.

- Tal vez si se lo merecían – dijo con una sonrisa – pero no olvides que son muggles.

- ¿Y?

- Tú no tienes remedio. Buenas noches, Sirius – dijo con resignación, saliendo de la habitación.

- Buenas noches, Remus – alcanzo a decir.

Mientras tanto, en su habitación. Harry admiraba su nuevo dormitorio. Se acercó a la ventana, vislumbrando la gran luna blanca en el firmamento, suspiro con alegría mirando su nuevo vecindario, el cual se veía agradable y tranquilo. Dio media vuelta y comenzó a acomodar sus pertenencias. Casi una hora después, solo quedaban sus regalos de ese día. Guardó los dulces, la dotación de bromas y el suéter en uno de los cajones del escritorio; puso los libros en su lugar. El álbum de fotos, el regalo de Hermione y el reloj los puso en el escritorio, por la mañana, este último lo colocaría en la sala. Finalmente, el retrato que le dio su padrino lo dejo en la mesita de noche que había junto a su cama. Lo miro con detenimiento: un ciervo, un lobo, un perro y una rata. Todos se veían muy contentos y reales, estaba seguro que alguien había retratado esa imagen. La pregunta era ¿quién?, ya que según tenía entendido; nadie en Hogwarts sabía de su secreto como animagos ilegales. Se puso su pijama y se recostó sobre la cama, mirando el cuadro mientras pensaba: en el posible autor de esa obra, en lo feliz que sería ahora viviendo con los mejores amigos de sus padres; y pensando también en su sueño. Si Pettigrew realmente había escapado de Voldemort entonces ¿qué era lo que tenía planeado hacer? ¿Acaso Peter se estaba arriesgando a la ira de Voldemort? Si era así, el motivo por el que escapo debía ser sumamente importante, o tal vez Colagusano al fin demostraba su valor, por esto último sonrío irónicamente. Con estos pensamientos en su cabeza, poco a poco se fue adormeciendo hasta quedarse profundamente dormido.

A la mañana siguiente, Harry despertó abriendo lentamente los ojos. Descubriendo que, lo que había ocurrido el día anterior no había sido un sueño, motivo que le hizo sonreír ampliamente. Mantuvo su sonrisa, dándose cuenta de que, por primera vez en todo el verano no había tenido sueños extraños o pesadillas. Sus pensamientos fueron interrumpidos por alguien que tocaba la puerta.

- Harry, ¿estás despierto? – se escucho la voz de su antiguo profesor.

- Si, pasa – indico

Remus entró en la habitación, hallando a Harry mirando por la ventana sonriendo ampliamente.

- Deje salir a Hedwing hace unas horas – dijo Remus llamando la atención del joven – espero que no te moleste.

- Claro que no.

- Estuvo algo inquieta, y hacía mucho ruido, por eso la deje salir para que no te despertará – explico.

- Es extraño, no escuche nada – dijo Harry volteando a su izquierda, confirmando que la jaula de su mascota estaba vacía.

- Entonces, dormiste bien – afirmo Remus sonriendo.

- Si, es la primera vez en todo el verano que duermo tranquilo sin tener… - se detuvo en seco desviando la mirada.

- ¿Sin tener qué? – interrogo Remus algo extrañado.

- Sin tener…

- ¡Buenos días! – interrumpió Sirius asomando la cabeza por la puerta.

- Buenos días, Canuto – saludo Lupin.

- Buenos días, Sirius – saludo Harry tímidamente.                         

- ¿Qué ocurre? – preguntó el recién llegado, mirando extrañado a su ahijado.

- Bueno, es que Harry…

- Tengo hambre, ¿no vamos a desayunar? – interrumpió el joven acercándose a su padrino con una sonrisa temblorosa.

- Si, claro – dijo Sirius con alegría - ¿vienes Lunático?

- Si – susurro siguiendo al par. Con una mirada entre extrañada y preocupada, por Harry - ¿qué es lo que habrá tenido durante todo el verano? – se preguntaba.

- Oye, Sirius – dijo Harry siguiendo a su padrino hasta el comedor – no me han dicho como se llama este lugar.

- Es cierto – interrumpió Remus – aún faltan un par de cosas por explicar.

- Este lugar se llama Fulldridge, es una comunidad habitada únicamente por magos – explico Sirius.

- ¿Escogieron este lugar porque era exclusivo de magos? – preguntó Harry, sentándose en el comedor.

- No, en realidad el lugar lo escogió Dumbledore – dijo Remus acomodando la mesa – él pensó que este sería un lugar apropiado. Está protegido por un hechizo, y a su vez está casa tiene otro hechizo sumamente poderoso.

- ¿El hechizo fidelio? – preguntó Harry. Sirius y Remus lo miraron sorprendidos.

- ¿Conoces ese hechizo? – preguntó Sirius.

- Si – respondió Harry nerviosamente.

- No es el hechizo fidelio – continuo Remus – pero si es muy efectivo.

- En lo personal, tantos hechizos se me hicieron una pérdida de tiempo y esfuerzo – comento Sirius – este lugar está tan oculto y pequeño, que dudo que alguien lo encuentre fácilmente.

- Pero es mejor estar preparados – dijo Remus – nunca está de más tomarse algunas precauciones.

De pronto, por la ventana abierta de la cocina, apareció Hedwing con una carta en el pico. Se coloco en la mesa, frente a Harry extendiendo el sobre, mientras Remus la acariciaba dándole alimento y agua  Harry tomó la carta, abriéndola lentamente, ante la mirada intrigada de su padrino.

- Es de Hermione – dijo Harry, finalmente, con alegría. Sirius y Remus intercambiaron miradas de complicidad, al notar el entusiasmo con el que Harry leía la carta.

- ¿Qué dice? – preguntó Sirius al cabo de unos minutos.

- Manda saludos a todos – explico Harry guardando la carta – me pidió que nos encontráramos con ella y Ron, una semana antes de volver a Hogwarts, para comprar el material – informó.

- Eso me parece perfecto – comentó Remus.

El desayuno siguió bastante tranquilo. Sirius se la pasaba platicando con Harry, para alivio de este, ya que así evitaba que Remus le preguntará por el tema de la mañana. Aún así sabía que no podría ocultarlo, pero… tampoco quería hablar de ello. Sabía que tarde o temprano, Remus preguntaría, ya que reflejaba en su rostro la preocupación que lo embargaba. Luego de un rato, Sirius y Harry fueron al salón de entretenimiento, donde jugaron por horas, ajedrez, snap explosivo, duelos y algunos juegos mágicos que Harry no conocía.

- Muy bien, este duelo es el definitivo… él que gane… - decía Sirius sosteniendo la varita en posición de ataque - ¿estás listo?

- Claro que si – afirmo Harry con una gran sonrisa – está vez yo ganare…

- Eso lo veremos – dijo Sirius de manera desafiante.

Toc, toc, toc.

Llamaron a la puerta varias veces, ni Sirius ni Harry prestaron atención, permanecían muy entretenidos con el duelo, el cual permanecía muy parejo. De pronto, la puerta se abrió dando paso a Remus, quien traía una bandeja con dos vasos y una jarra llena de jugo de naranja. Sirius se encontraba de espaldas a Remus, Harry atacó a su padrino quien esquivo el disparo, el cual se dirigía directamente a Remus.

- Vanisher – exclamo Lunático sacando su varita. El rayo que había mandado Harry se destruyo en el aire en forma de luces de colores; Harry permanecía estático, en parte porque pensó que lastimaría a Remus y en parte por la forma en como este se defendió. Sirius por su parte se acercó a su amigo.

- Este lugar parece un campo de guerra – comento el recién llegado mirando el lugar.

Todos los muebles se encontraban hechos pedazos, así como algunas ventanas. Las paredes estaban quemadas y manchadas por diversas sustancias, había muchos vidrios en el piso, pelo, plumas y algunos cadáveres de animales pequeños. Ambos contrincantes tenían sus ropas rasgadas y manchadas.

- Lo lamento Remus, casi te atacó – dijo Harry una vez recuperado de la impresión.

- No te preocupes, Harry – dijo Sirius atravesando un brazo por los hombros de su amigo – dudo que Lunático hubiera sido lastimado por un rayito como ese.

- ¿Un rayito? - repitió Harry cambiando la expresión de su rostro - ¿qué quieres decir con eso?

- Bueno, Harry tienes que admitirlo, ese 'rayito' no le hubiera hecho daño ni aunque lo hubiera recibido – dijo su padrino en tono burlón, cerrando los ojos y agitando la mano en el aire. Remus vio la expresión de Harry, y como este levantaba nuevamente la varita dispuesto a atacar

- Muding – exclamo, al tiempo que Remus se agachaba.

Un destello salió de la varita del joven en dirección a Sirius quien seguía distraído. El rayo impactó en su rostro generando una luz cegadora durante unos segundos. Tras lo cual apareció Sirius con una expresión seria. Tenía toda la cara cubierta de una masa gelatinosa de colores rojo, café, azul y verde principalmente. Remus, a su lado se reincorporó mirando a su amigo con una ligera sonrisa que poco a poco se convirtió en una carcajada acompañada por las risas de Harry

- ¿Qué te parece mi 'rayito'? – preguntó Harry entre risas.

- Muy divertido – dijo Sirius burlonamente. Apunto su cara con la varita; un destello azul salió limpiando su rostro – ahora es mi turno – dijo amenazadoramente mientras apuntaba a su sobrino quien no paraba de reír.

La punta de la varita se iluminó. Sirius estaba a punto de lanzar un hechizo, cuando de pronto sonó el timbre de la casa, llamando la atención del trío.

- Te ha salvado la campana – dijo Sirius con una sonrisa saliendo de la habitación.

- Creo que el duelo quedo en empate – comento Remus apuntando su varita al centro de la habitación. En segundos todo quedo en su lugar, limpio y ordenado. Remus puso la bandeja en una mesa y sirvió jugo en un vaso – es hora de un descanso, toma.

- Gracias – dijo Harry tomando el vaso y sentándose en uno de los sillones.

- ¿Ya estás más tranquilo? – preguntó Remus sentándose frente a un Harry extrañado, quien de momento no entendió la pregunta. Despego el vaso de sus labios al comprender a lo que se refería Remus.

- Creo… – susurro.

- ¿Y bien?

- Tarde o temprano me preguntarías ¿cierto? – Harry sonrío forzadamente.

- Si. Estoy seguro de que si le comentáramos a Sirius, él se preocuparía tanto como yo – dijo Remus sonriendo con ternura – a ambos nos importas.

- Lo sé… pero, no quería preocuparlos – dijo Harry desviando la mirada.

- ¿Es tan grave?

- No estoy muy seguro… - suspiro - …a decir verdad, creo que son solo tonterías, creo que me estoy preocupando por nada y…

- ¿Qué es? – interrumpió Remus.

- Nada… es solo que he tenido sueños muy extraños, durante las vacaciones…

- ¿Sobre qué?

- Son sueños muy extraños… no logro visualizarlos muy bien – dijo en voz baja. En el fondo, estaba mintiendo. Sabía que le preocupaba a Remus lo que le pasaba, pero aún así no quería hablar de ello. Cuando llego a esa casa, se prometió que no pensaría más en ello, que no se preocuparía. Desvío la mirada, al notar la forma tan profunda como lo examinada Remus, de momento sintió que podía leer su mente, y eso le preocupo.

- ¡¡¡Harry, Lunático; vengan a ver esto!!! – se escucho el grito de Sirius, con un tono de alegría, desde la planta baja.

Ambos salieron a su encuentro, en silencio. Harry se sintió aliviado, por la interrupción de su padrino, había sido muy oportuna. No quería hablar de más, nuevamente y preocupar a Remus. Ya de entrada se sentía mal por haberle mentido a Remus quien tenía la ligera sensación de que Harry mentía, pero… ¿por qué? ¿Qué acaso no le tenía la suficiente confianza? 

- ¿Qué ocurre Sirius? – preguntó Harry llegando a la sala.

- Al fin llego – dijo Sirius con una gran sonrisa parado junto a una caja que le llegaba a la cintura.

- ¿Qué fue lo que llego? – pregunto Remus con curiosidad.

- Esto – dijo Sirius abriendo la caja,  revelando el contenido.

- ¡El televisor! – exclamo Harry mirando el aparato que Sirius colocaba sobre una pequeña mesa.

- ¿Televisor? - repitió Remus – pensé que solo bromeaban cuando dijeron que comprarían esto.

- ¿Cómo pudiste dudar de nosotros? – dijo Sirius con un tono ofendido.

- Pareces un niño, Sirius – comento Remus arqueando una ceja.

- Muy bien, Harry, ahora explícame ¿cómo funciona? – preguntó Sirius a su ahijado quien comenzó a explicarle.

Durante varias horas, el trío permaneció en la sala, admirando el nuevo aparato. Remus y Sirius se mostraban muy interesados en conocerlo, sobre todo cuando Harry les mostró algunos programas trasmitidos en el, la mayoría bastante entretenidos. Pasadas las dos de la madrugada, Sirius y Harry se habían quedado dormidos en los sillones, por lo que Remus tuvo que llevarlos a sus respectivas habitaciones. Tras lo cual se dispuso a dormir.

Un gran bosque, era el escenario; frío, oscuro e inmenso. En el centro las copas de los grandes y frondosos árboles impedían a la luna emitir sus rayos. Un hombre bajo y encapuchado se encuentra en el suelo, hincado con las manos en la cabeza, como si sufriera un gran dolor.

- Es hora de que los mates – se escucho una profunda y fría voz que retumbo por todo el bosque.

- No, no lo haré – repetía el encapuchado.

- Te ordeno que los mates… - continuo - …ya es hora, mi querido Colagusano.

- ¡¡Ya te dije, que no lo haré!! – gritó Colagusano con desesperación y lágrimas en sus ojos.

- ¡Te atreves a desobedecer mis ordenes! – gritó la voz con ira.

- ¡¡No lo haré, ya los he lastimado mucho!! ¡¡¡Y me arrepiento!!! ¡¡No lo haré más, si tengo que hacerlo, prefiero morir primero!! – gritaba cada vez más desesperado tratando de no escuchar la voz.

Este último grito se escucho largo e intenso, pero poco a poco se fue perdiendo hasta desaparecer, al igual que el bosque. Todo era oscuridad, hasta que, una nueva imagen comenzó a formarse. El lugar se reconocía inmediatamente: la escuela Hogwarts. Dos jóvenes de alrededor de 17 años, se encontraban en la sala común de su casa: Gryffindor, la cual se distinguía por el emblema del león.

- Aquí está la llave, Remus – dijo uno de ellos. Alto, de cabello negro azabache, alborotado y ojos azules.

- Gracias, James – dijo Remus tomando la pequeña llave dorada que su amigo le entregaba.

- Los demás ya están listos.

- Gracias, James – repitió con sinceridad reflejada en sus ojos – en verdad te agradezco que confíes en mí, para… bueno, 'esto' – continuo, al ver la expresión desconcertada en el rostro de James – es un proyecto muy interesante, pero también delicado e importante.

- No te preocupes por eso, Lunático – dijo James sonriente abrazando a su amigo fraternalmente – yo confío en ustedes plenamente, se la importancia de esto, por eso es que los necesito.

Remus miro la llave en su palma, sonrío. Al levantar la vista se encontró con un James adulto quien lo miraba seriamente, se acerco al joven poniendo sus manos en los hombros del joven.

- No puede ser un secreto para siempre – susurro.

Un viento frío lo recorrió borrando las imágenes, tras lo cual despertó agitadamente, volviendo a la realidad. Volteo a su izquierda encontrando la ventana de su habitación abierta.

Continuar

Notas de la autora: ¡Capítulo 3! = ) Muchas gracias a todos los que siguen mi historia y mis agradecimientos especiales a los que se toman la molestia de dejar su comentario. Ahora respondo a los reviews ^ _ ^

Alix-91: Gracias por tu review, ¡eres la primera! y debes estar conciente que por ello te concederé un deseo, pide lo que quieras y se cumplirá en 4 días. Gracias por tu apoyo. Sobre Ron y Hermione, junto con toda la 'banda' Weasley y más, ya habrás visto que aparecieron en éste capítulo. Cuidante, y sigue leyendo mi historia, cada vez se pondrá más interesante.

Nelly Esp:  ¡¡Hola!! ¿Cómo estás? Hace poco envíe el tercer capítulo de Harry Potter and The Legacy of Past y luego me di cuenta de tu 'review'. No estoy muy segura si lo era, porque lo recibí en mi correo y en la lista de reviews no aparece. Como sea, no importa ^ o ^ lo responderé de todas formas. Trataré de publicar los capítulos a la brevedad posible, espero que me tengas paciencia porque estoy escribiendo otras historias y bueno, debo ponerle atención a todas, aunado a esto está la escuela, los amigos, la familia y en fin - _ - Aún así me daré tiempo para todas = ) prometido.

"Nunca creas que los sueños son solo eso, ya que pueden encerrar en ellos tu futuro. Cierra los ojos y analízalos, a veces dicen más de lo que muestran"