Harry Potter and The Legacy of Past
Capítulo 5. El último año en Hogwarts.
El sol comienza a dar sus primeros rayos de luz saludando a toda la ciudad. En una habitación de la casa número 12 de Fulldridge, los rayos de sol entran rápidamente por la ventana ligeramente abierta. El joven que duerme tranquilamente en ese cuarto, nota los calurosos rayos matutinos, cubriéndose con la cobija rápidamente, algo molesto.
- ¡¡Harry, despierta, ya es tarde!! – se escucha un grito desde la planta baja.
El joven estira una mano por entre las cobijas, toma el reloj que se encuentra junto a su cama escondiéndolo debajo de la almohada. Luego de unos segundos, todas las cobijas salen volando por los aires. Harry se levanta de un brinco, con el reloj en las manos y los ojos muy abiertos.
- ¡Las 10 de la mañana! - grita corriendo de un lado para otro, tomando su ropa - ¡no es posible! ¡Ya es muy tarde!
Sale de la habitación con su ropa, en dirección al baño. Donde, 15 minutos después, sale con el cabello mojado y la ropa ya puesta. Camina a paso rápido hasta llegar a la cocina, donde encuentra a su padrino cocinando el desayuno.
- Buenos días – saluda con una gran sonrisa.
- ¿Por qué no me despertaste antes? – preguntó Harry agitadamente.
- Lo siento, pero en realidad lo intente – dijo poniendo un plato frente a su ahijado. Carne, verduras y un vaso de jugo, era su desayuno.
- Gracias – dijo mirando el plato - ¿Por qué desde que Remus se fue, no he dejado de comer verduras?
- Porque, ahora debo adoptar el papel de adulto responsable – dijo Sirius con 'orgullo' - ¿no te parece?
- Eso deberías dejárselo a Remus – sonrío el joven viendo la postura que había adquirido su padrino – hablando de Remus, ¿dónde está?
- ¿No te cansas de preguntar eso? – dijo sentándose frente a Harry, manteniendo el tono amable.
- Mientras no me digas donde está, la curiosidad me recordará que debo preguntarte – comento bebiendo un poco de jugo.
- Ten paciencia, es una sorpresa.
Harry bufo ante está respuesta. Era la misma que su padrino utilizaba para evitar la pregunta.
El primero de Septiembre, en el anden 93/4 de la estación King Cross, siempre estaba lleno de gente. Todos los años cientos de estudiantes abordaban el Expreso de Hogwarts que salía de esa estación a las once de la mañana. A pocos minutos de que el tren partiera, los alumnos se despedían de sus familiares. Algunos, por otra parte recorrían la estación una y otra vez buscando a alguna persona en particular, como era el caso de una joven; quien corría entre la gente mirando nerviosa a todos lados. Un joven, detrás de ella, trataba de mantener el paso de su amiga, con la respiración algo agitada.
- ¡Hermione, espera! – gritó Ron. La joven nombrada se detuvo en seco, esperando algunos segundos para que el chico la alcanzara.
- ¿Por qué no caminas más rápido? – reclamo con un tono ligeramente molesto.
- ¡¿Caminar más rápido?! - repitió Ron con seriedad - ¡¿acaso estás loca?! ¡Hemos recorrido la estación tantas veces que ya hasta los alumnos de primer año nos conocen!
- Ay, Ron no exageres, no es para tanto – se defendió, alzando la mirada por entre la gente.
- Te puedo apostar que Harry ya está instalado en el vagón – dijo cansadamente – muy cómodo y preguntándose en donde estamos.
- Ron, faltan 5 minutos para que el tren salga, ¿qué tal sino llega? – dijo ignorando el comentario de Ron.
- ¿Cuántas veces debo decir que llegará a tiempo?
- 4 minutos… - recito la joven mirando su reloj, tras lo cual levantó la mirada distraídamente.
- ¿Dónde está Remus? – preguntó Harry caminando por entre los estudiantes en busca de Ron y Hermione, siendo acompañado por su padrino.
- Espera y lo verás, solo se paciente.
- ¡Harry! – se escucho la voz de Hermione. Harry volteo en seguida viendo a su amiga acercarse.
- Al fin llegas – dijo Ron detrás de Hermione.
- Lo siento, es que me pase toda la mañana tratando de convencer a Sirius que me dijera donde está Remus.
Ron y Hermione miraron a Sirius extrañados.
- No se preocupen por eso, será una gran sorpresa para todos, por ahora será mejor que suban al tren, está a punto de partir – se excuso con una sonrisa inocente.
En efecto, a los pocos minutos sonó el silbato que indicaba la salida del tren. Ron, Harry y Hermione entraron rápidamente al tren asomándose por la ventanilla para despedirse de Sirius, desde el último vagón.
- ¡¡Entonces no vas a decirme que pasa con Remus!! – grito Harry mientras el tren avanzaba. Sirius lo seguía a paso lento.
- ¡¡Te daré una pista: Remus va a…!!
Pero el resto del mensaje no lo supo ya que el tren abandono la estación. Harry permaneció en la ventanilla varios segundos pensando en la 'sorpresa' de Remus. Pero… ¿cómo se enteraría estando en Hogwarts? Metió la cabeza, Ron y Hermione lo miraban seriamente.
- ¿Qué es lo que ocurre? – preguntó extrañado por el comportamiento de sus amigos.
- ¿No hay algo que quieras contarnos? – preguntó Hermione.
Harry se quedó pensando en la pregunta. En segundos una sola idea apareció en su mente: el incidente en el callejón Diagon. Su sonrisa lentamente se desvaneció al caer en la cuenta. Levantó la mirada encontrando la de sus amigos.
- ¿Es sobre mi cicatriz? – indago imaginando la respuesta.
Ron y Hermione asintieron con la cabeza. Harry respiro profundamente.
- Me dolió la cicatriz… – susurro finalmente, luego de un par de segundos en silencio. Hermione miro a Ron con cara de 'te lo dije' –…creí ver a… a alguien en el callejón y comenzó a dolerme la cicatriz – continuo – creo que fue ahí cuando me sangro y me quede inconsciente… cuando desperté estaba en un callejón muy estrecho y oscuro, había un joven como de mi edad ahí.
Ron y Hermione permanecieron en silencio; el primero pensaba hablar pero Harry lo detuvo y continuó el relato.
- Escuche voces – susurro – escuche a Voldemort y a… a Colagusano… no es la primera vez que los escucho – añadió rápidamente sin mirar las expresiones de sus acompañantes, quienes permanecieron atónitos ante la confesión.
- Deberías calmarte Harry – dijo Hermione mirándolo con ternura – se que es difícil pero… de nada te sirve pensar en ello, sobre todo si te pone así: deprimido, asustado, preocupado. Sabes que estando los tres juntos nada puede pasarte y mucho menos estando cerca de Dumbledore.
- Si piensas tanto en ello no podrás disfrutar tu último curso en Hogwarts – dijo Ron alegremente.
Harry sonrió ante el optimismo de sus amigos. Miro hacia la ventana y decidió no pensar más en ese acontecimiento. Por lo menos no, mientras no fuera necesario. Hermione lo miro con melancolía, en el fondo sabía que si Harry había escuchado la voz de Voldemort, realmente no era un buen indicio. Dijera lo que dijera, Ron, ese asunto era serio. Por un momento tuvo la curiosidad de preguntarle que había escuchado, exactamente, pero se contuvo para no preocupar más a su amigo. Ron por su parte, trataba de no pensar en el asunto. Comenzó a abrir los dulces que traía, cuando de pronto la puerta del vagón se abrió. Ginny entró rápidamente, con la respiración agitada.
- ¿Qué te pasa? – preguntó Ron extrañado, extendiéndole una rana de chocolate a su hermana.
- Gracias, ¿no han visto a una rata? – dijo la joven pausadamente, recibiendo el chocolate.
- ¿Una rata? – repitió Hermione.
- Si, bueno es que se me perdió.
- Pero, tú no tienes una rata – comentó Ron.
- Lo sé, pero…
- ¿Por qué no te sientas y nos explicas? – propuso Harry haciendo un ademán con la mano.
Ginny tomo asiento en el único lugar vacío, junto a Harry, respirando profundamente.
- Cuando estábamos en la estación encontré una rata – explico un poco más calmada – estaba débil y herida, por eso la subí al tren. Parecía estar muerta, pero aún así intente curarla, y cuando al fin despertó le di un poco de comer. Apenas me descuide un momento y escapo. La perseguí por todo el tren hasta llegar aquí, pero… - miro a los lados – veo que aquí no está.
- ¿Cómo es? – preguntó Hermione con algo de interés.
- Es de tamaño mediano, de color café, está muy flaca y algo herida – explico abriendo la puerta del compartimiento – si la ven, avísenme – tras lo cual salió.
- Ahora Ginny se volvió un alma caritativa – comento Ron en tono burlón dando una mordida a su rana de chocolate – y recoge ratas moribundas.
- Lo extraño es que la rata haya podido escapar si estaba tan herida – dijo Hermione pensativamente.
- Tal vez se asusto – sugirió Harry.
- Tal vez… - susurro Hermione.
- No vamos a preocuparnos por una rata ¿verdad? - se quejo Ron mirando a sus amigos – mejor hablemos de otra cosa, como… ¿escucharon lo de los alumnos que iban a entrar a nuestra escuela?
Con este tema, la charla continúo muy amena en aquel vagón. Platicaron, jugaron ajedrez, snap explosivo y cuando paso el carrito de la comida, compraron algunos dulces para el camino. Poco a poco el sol en el horizonte se perdía dando paso a la noche. De pronto una voz retumbo en el tren indicando que pronto llegarían. A los pocos minutos llegaron a la estación de Hogsmeade, bajaron apresuradamente, y para su sorpresa todo parecía normal. Los alumnos nuevos de primer año seguían a Hagrid mientras el resto se dirigía a las carrozas. No había señales de los alumnos de transferencia por ninguna parte.
Durante el camino al castillo, siguieron platicando de los alumnos de transferencia; esperaban que ya estuvieran en el colegio. Una vez en la entrada del castillo, la profesora McGonagall salió escoltando a los alumnos al interior, tras lo cual se fue a recibir a los de primero.
- Es mi imaginación o McGonagall parece estar muy nerviosa – comento Ron mientras entraban al gran comedor y tomaban asiento.
- También se ve algo molesta – comento Hermione mirando la puerta principal, donde segundos antes había salido la profesora mencionada.
- ¿Tu que opinas Harry? - preguntó Ron mirando a su amigo - ¿Harry? – repitió al notar que el joven no le respondía.
- A… Ahora entiendo cual era la sorpresa de la que hablaba Sirius – tartamudeo Harry sin apartar la vista de la mesa de profesores.
Ron y Hermione voltearon con expresiones atónitas en sus rostros. Mientras todo el comedor estallaba en cuchicheos. Todo aquel tumulto era ocasionado por cierta persona que se encontraba sentada al lado izquierdo de Snape; justo en el puesto de Defensa Contra las Artes Oscuras. Un hombre alto, de ojos color café claro y cabello castaño: Remus Lupin, quien permanecía sonriente al ver la conmoción que había causado en Hogwarts con su presencia.
Pasaron unos minutos y entraron los alumnos nuevos de primer año. McGonagall caminaba al frente, los jóvenes detrás de ella quedaban impresionados con el interior del castillo, como pasaba todos los años. Todo seguía bastante normal, exceptuando un pequeño detalle que el colegio presencio después de la conmoción al ver a Lupin de vuelta. Alguien faltaba en la mesa de profesores, alguien sumamente importante: Albus Dumbledore. Su ausencia en ese momento era motivo de preocupación. El sombrero seleccionador inicio su canción, siendo escuchada por la minoría en el lugar. El sonido de una copa devolvió a todos a la realidad.
- Bienvenidos a un año más en Hogwarts – dijo McGonagall llamando la atención de los presentes. Permaneció de pie al lado del sombrero seleccionador – como ya se habrán dado cuenta, el profesor Dumbledore no se encuentra hoy con nosotros, tuvo algunos inconvenientes pero volverá en cuanto todo este solucionado, por ahora… - continuo alzando un poco la voz para hacerse escuchar por encima de los cuchicheos que se habían formado – debemos realizar la ceremonia de selección como todos los años. Bien, ahora en cuanto diga su nombre – dijo mirando a los de primero – se sentarán en este banco, les colocaré el sombrero seleccionador y sabrán a que casa pertenecen. ¡Atlone, Irvine!
- Me parece muy extraño que Dumbledore no este – dijo Ron en voz baja.
- Tuvo que haber sido algo realmente importante – comento Harry.
Mientras el trío seguía en cuchicheos, la ceremonia continuaba. Llenando el gran comedor de aplausos. McGonagall trataba de sonreír pero aún se podía reflejar la preocupación y los nervios en su rostro. En la mesa de maestros, al contrario, todos se veían bastante tranquilos. Exceptuando tal vez las miradas fulminantes que le dirigía Snape a su, ahora compañero docente, Lupin; quien se mantenía tan sonriente como siempre.
- ¡Vierzon, Grassel!
- ¡Gryffindor! – gritó el sombrero seleccionador.
- ¡Wendel, Brenda!
- ¡Slytherin! – la mesa nombrada estallo en aplausos.
- ¡Westray, Lewis!
- ¡Hufflepuff!
- ¡Westroy, Kenny!
- ¡Gryffindor!
La profesora cerró el pergamino e inmediatamente sacó otro, un poco más pequeño que el anterior.
- Como ya todos habrán escuchado, este año Hogwarts ha aceptado el ingreso de algunos alumnos de transferencia.
En ese momento las puertas del gran comedor se abrieron dejando entrar a algunos jóvenes que se veían mayores de 14 años. Entraron admirando el techo y la decoración del salón. Entre los nuevos alumnos, Harry pudo reconocer a Dayton; el joven que lo había ayudado en el callejón Diagon.
- Cuando escuchen su nombre deberán pasar a este banco para que les coloque el sombrero seleccionador y sepan en que casa estarán – explicó la profesora - ¡Ballon, Vannesa!
Una joven rubia paso al frente, tenía ojos azules y tez blanca. La mayoría de los hombres en el comedor la miraban embobados, realmente era bonita. Ron, como los demás, no pudo evitar mirarla; ante este gesto, Harry sonrió viendo la cara embelesada de su amigo quien no apartaba la vista del frente.
- ¡Gryffindor! – gritó el sombrero seleccionador finalmente. En la mesa de los leones, todos aplaudieron con emoción, Ron se puso de pie indicándole a la joven que se sentará a su lado. Vannesa, al ver la actitud tan amigable de Ron, se sentó junto a él.
- Ron Weasley – se presentó tendiéndole la mano.
- Mucho gusto.
- Ellos son mis amigos: Harry Potter y Hermione Granger – dijo señalando a los nombrados.
- ¿Harry Potter? - repitió Vannesa sorprendida – no puedo creerlo, sabía que Harry Potter estudiaba en Hogwarts pero nunca creí quedar en la misma casa. Encantada de conocerlos – dijo estrechando las manos de ambos.
- ¡Ferdinand, Markus!
- ¡Gryffindor! – gritó el sombrero, luego de unos segundos.
Un joven de cabello negro corto y ojos del mismo color se acerco a la mesa correspondiente. Gareth Nevendorf, uno de los cazadores del equipo de Quidditch de la casa, le ofreció un asiento a su lado.
- ¡Mckinley, Scott!
- ¡Gryffindor! – gritó el sombrero en seguida.
Scott era un joven alto de tez clara, cabello negro largo amarrado en una coleta baja, ojos azules. Se acerco a la mesa de Gryffindor sentándose a un lado de Harry.
- Así que tú eres el famoso Harry Potter – dijo Scout extendiendo la mano al aludido.
- Si – dijo respondiendo el saludo algo apenado, como hacia siempre que lo reconocían como una celebridad.
- Dayton me ha hablado mucho de ti.
- ¿Conoces a Dayton?
- Si, somos amigos.
- ¡Nerlinger, Dariusz!
- ¡Gryffindor!
Dariusz era un joven de cabello castaño y ojos del mismo color. Se acerco a la mesa siendo recibido por Lauren Seedorf, cazadora del equipo de Gryffindor.
- ¡Nicholls, Dayton!
- ¡Gryffindor!
Dayton se dirigió a la mesa de Gryffindor siendo recibido por Scott, sentándose a su lado.
- Nos volvemos a ver, Potter
- ¿Por qué no me dijiste que vendrías a Hogwarts? – preguntó Harry sonriente.
- Bueno, la forma en que nos conocimos no fue realmente agradable, creí que sería mejor que descansarás. Ese día no te veías muy bien – respondió con una sonrisa.
Harry asintió con la cabeza, mientras Hermione miraba a Dayton extrañada.
- ¿Quién es? – le preguntó a su amigo.
- Él es Dayton, es el joven que conocí en el callejón Diagon.
- Mucho gusto – saludo Hermione más tranquila – soy Hermione Granger.
- El gusto es mío – respondió cortésmente.
- Ahora veo que la fama no es tan buena, ¿verdad? – comento Scott mirando a Harry – Dayton me contó lo del callejón Diagon.
- Veo que ya conoces a Scott – dijo Dayton rompiendo el silencio que se había formado.
- Si, les presentaría a mi amigo Ron, pero creo que está algo ocupado – dijo mirando a Ron quien seguía conversando con Vannesa.
- ¡Vrotdlem, Tom!
Un súbito silencio se produjo en el comedor cuando el sombrero seleccionador, al contacto con la cabeza de Tom se quedo quieto. Pasaron unos minutos y el sombrero comenzó a desvanecerse, la punta quedo doblada como si fuera un sombrero de dormir.
- Gryffindor… - susurro.
La profesora McGonagall tomó el sombrero, mirando por unos segundos a Tom y al sombrero. Tenía una expresión entre confusa y asustada. Todo el comedor miraba a la subdirectora, al notarlo, Minerva tomó el banco y el pergamino. Salió del salón por la puerta que estaba detrás de la mesa de profesores, mientras la mesa de Gryffindor recibía al nuevo alumno. Tom, era un chico alto, de tez más blanca de lo normal, facciones finas, cabello negro y ojos color carmín. En esos momentos tenía una mirada muy inocente, con respecto a las de sus compañeros, que por momentos parecían asustados, pero que en segundos se suavizaron.
- Ya que hemos recibido adecuadamente a los nuevos miembros de Hogwarts, es tiempo del banquete – anunció McGonagall haciendo aparecer la comida en las mesas, tras lo cual tomó asiento a un lado de la silla de Dumbledore.
Terminando el banquete, los prefectos guiaron a los alumnos de primero a sus respectivas casas. El resto ya estaban instalados en sus habitaciones.
- ¡Que día! - exclamo Ron tirándose en la cama – estoy muerto.
- Hace un momento no lo parecías – comento Harry con picardía.
- Si, Ron cuéntanos como es tu nueva 'amiguita' – dijo Seamus con interés.
Ron empezó a contarles lo agradable que era Vannesa. A los pocos minutos Harry dejo de ponerle atención y, vencido por el cansancio se quedó profundamente dormido. Luego de unas horas despertó, no sabía el porque. Miro a los lados y notó que todos estaban dormidos. Dio la vuelta y cerro los ojos; pero al cabo de unos segundos volvió a abrirlos al escuchar pasos por el castillo. Añadiendo que era de noche y que todos estaban dormidos, el sonido producía eco. Se levanto y escucho que abrían la puerta principal del castillo. Corrió a la ventana, vislumbrando a un hombre con una capa morada, algo rasgada y manchada. Se encontraba en el suelo y por lo visto muy débil. De pronto vio salir a McGonagall, Pomfrey, Snape y Lupin; todos con batas, sobre las pijamas. Los cuatro salieron a recibir al hombre. Snape y Lupin le ayudaron a ponerse de pie mientras McGonagall y Pomfrey revisaban que no hubiera nadie más en los alrededores, tras lo cual corrieron al interior del castillo.
Continuara…
Notas de la autora: Una disculpa, ahora si me tarde con la actualización. A decir verdad, termine el capítulo hace como tres días, pero entre la escuela, unos asuntos familiares y otros con mi socio, pues... bueno, por ello el retraso. ( Aunque personalmente creo que si no fuera por mi 'querido' socio, el capítulo hubiera salido hace una semana, o más –espero que no lea esto, ji, ji, ji) En fin, me temo que el próximo capítulo tardará más, pero haré todo lo posible para reducir el tiempo de espera = )
Respondiendo review:
Nelly Esp: Muchas gracias por seguir de cerca mi fic, = ) Como ya mencione antes, me temo que tardaré en publicar el sexto capítulo, espero que me tengas paciencia. Es que además de mis 'asuntos pendientes' tengo planeado publicar algunas otras historias, y aunque aún no es seguro, pues si me tiene algo ocupada. Por cierto, ya sabes que cualquier duda, puedes preguntarme con toda confianza. Cuídate y nos veremos pronto : D
"Me encuentro de pie en lo alto de una torre, admirando el cielo lleno de estrellas. Escucho pasos detrás de mi, volteo rápidamente, encontrando el rostro alegre de mi mejor amigo. Gracias por estar a mi lado"
