Por: Andy Yogima
Capítulo 11. Un día antes de Navidad.
Noviembre corrió rápidamente. Las clases se volvían cada vez más pesadas, así como la constante mención de los EXTASIS. La nieve poco a poco volvía más blanco todo el castillo. Durante todo el mes, Lupin había estado explicando un único encantamiento durante sus clases: el "ablevashing" o encantamiento para desaparecer /disfrazar. Así como la aparición o contrario del mismo: "ablespecter".
Los avances en dicho hechizo eran muy lentos; muy pocos lograban iniciarlo bien y que decir de seguirlo. Dada la explicación del profesor, sabían que el hechizo era difícil y que requería mucha concentración y magia. Una semana antes de las vacaciones de Navidad, muy pocos lograron progresos rescatables, entre ellos: Tom, Dayton y Scott, quienes ya tenían antecedentes del hechizo. Harry y Hermione también habían avanzado, Ron aún tenía algunos problemas. Y Draco, quien se había unido a la clase al inicio de mes, también demostraba sus habilidades. Finalmente, y para sorpresa de todos, Neville también luchaba notoriamente.
El resto de los maestros se interesaban más por dejar suficiente tarea para vacaciones como repaso para los EXTASIS. En realidad, la única clase 'activa' parecía ser Defensa Contra las Artes Oscuras, y Pociones, pero eso era aparte.
TOC, TOC
- Pase.
- Albus –saludo ingresando al despacho del director- ¿me llamaste?
- Siéntate, Severus –tosió, dando un sorbo a su té.
- ¿Cómo te sientes?
- No voy a mentirte, Severus. Mi condición no mejora, a pesar de los intentos de los profesores, sobre todo tu ayuda, de Remus y Minerva. Pero...
- Espero que no estés pensando en darte por vencido –sentenció ligeramente molesto.
- Severus, no podemos huir de lo inevitable. En vez de mejorar o detener la enfermedad, solo empeora –respiro– cada vez me siento más débil. No he perdido las esperanzas, pero debemos estar prevenidos.
- ¿Se refiere al señor oscuro? –su tono de voz se escuchaba más sereno.
- Ha pasado mucho tiempo y Voldemort no ha aparecido –Fawkes se acercó a su amo quien lo acarició tranquilamente– lo conozco –suspiro– lo conozco muy bien y sé que con tanto tiempo 'libre' debe estar formulando un plan, un plan muy grande. Y tengo razones para creer que el 'punto importante' del ataque está aquí, en Hogwarts.
- ¿Potter? –cuestionó casi de inmediato.
- Harry... si, es posible que este en grave peligro -tosió– con Hogwarts desprotegido. Por ello pedí a Remus que viniera...
- Por eso ha permitido que Black caminé libremente por el castillo –afirmó molesto.
- Severus, no guardes rencor –sonrío.
- Entonces debimos tomar en cuenta la idea de McGonagall. Debimos llevarte a San Mungo –comento un tanto culpable.
- No –negó lentamente con la cabeza– es importante que nadie fuera del colegio se enteré de mi condición –volvió a toser.
- Lo entiendo –murmuró afirmando el comentario.
- ¡Ron, por favor! –pidió Hermione por décima vez tratando de convencer al pelirrojo– es importante, por favor.
- ¿Por qué te empeñas en seguir esto? ¿Qué tal si no funciona? –se quejó notoriamente molesto.
- Ron –mirada seria– prometiste intentarlo.
- Si, pero...
- Por favor, solo te pido que te quedes para las vacaciones de Navidad, conmigo y, con Draco.
- Hermione, esperaba pasar las vacaciones lejos de ese sujeto y ahora...
- Harry ya acepto que ha cambiado. Estoy segura que tú también te darás cuenta de que él ya es otra persona. Ya no es el Draco Malfoy que odiamos –tomó la mano de Ron entre las suyas– por favor, él está haciendo todo lo posible por ser tu amigo, pero tu también debes poner de tu parte para que funcioné –explico tranquilamente- ¿de acuerdo?
- Está bien –suspiro resignado– seguiré intentando –miro la ventana. La blanca nieve caía abiertamente, bañando los alrededores- ¿cómo te sientes? –preguntó de pronto, recordando la extraña enfermedad que padecía su amiga. Harry le había explicado a él y a Vannesa, un día después del baile, sobre la situación de la chica, quien suspiro ante la pregunta del pelirrojo.
- Bien, hasta ahora. Solo tengo un pequeño dolor de cabeza.
- ¿Sigues usando el Spell Camouflaje avanzado?
- Si –sonrío– me ha sido muy útil últimamente, al parecer la enfermedad avanza a cada momento, y de pronto muy rápido.
- Es increíble que hayas mejorado el hechizo que nos enseñó McGonagall –río divertido– y pensar que Scott no creía que eras la chica más inteligente de la escuela.
- Ron, no es para tanto –agachó la mirada apenada.
- ¡¿Estás bromeando?! ¡No seas tan modesta, Hermione! Siempre encuentras soluciones como estás para los grandes problemas –alabó con una gran sonrisa adornando su rostro– por cierto, ¿qué le dirás a Harry? –preguntó pícaramente.
- ¡Ay, Ron! No empieces con eso –se puso de pie caminando hacia el retrato de la señora gorda.
- ¡Oh, vamos! –Hermione abrió la puerta- ¡solo quiero saber! -gritó, al tiempo que la chica abandonaba la sala– vaya, creo que tendré que pedirle ayuda a Vannesa, en estás situaciones... –pensó mirando la nieve caer– Vannesa...
Ingresó a su habitación esperando encontrarla vacía. Cuatro camas estabas libres. Solo su amigo Scott se encontraba ahí, recostado en su propia cama leyendo un libro bastante grueso, con mucho interés.
- ¿Qué estás leyendo? –interrogó sentándose en su cama, la cual se encontraba al lado de la de Scott.
- Esto –levantó el libro mostrando la portada.
- "Familias mágicas antiguas" –leyó– Scott ¿sigues con eso?
- Claro –sonrío inocente– Dayton, ¿aún no te convences?
- ¿Yo?, tú eres el que debería desistir.
- No estoy haciendo nada malo –rezongó sentándose. Dejó el libro a un lado encarando a su amigo– solo buscó los orígenes del apellido Vrotdlem...
- Scott –interrumpió cansadamente.
- Ese tipo es muy extraño –continúo, haciendo caso omiso– y más extraño es que no haya registro de su apellido –levantó el libro– este es el ejemplar más antiguo de familias mágicas que pude conseguir.
- Scott.
- Tú mismo lo dijiste, ni siquiera los profesores han oído ese apellido ¿realmente no te parece extraño?
- Ya deberías dejar a ese pobre chico en paz –opino.
- Es muy misterioso, callado y tiene muchos conocimientos sobre magia. No sabemos nada de él, ni de su familia, ni de la escuela en la que estaba antes ¡nada!
- Eres paranoico, que es diferente.
- ¿Por qué siempre estás en mi contra?
- No estoy en tu contra –rió– es que alguien de los dos tiene que ser la voz de la razón –dijo orgulloso.
- Ja, ja. Si como no –dijo con ironía.
- Aunque -Dayton cambio su actitud a una más seria– tal vez tengas razón. Ahora que lo analizó –Scott también puso actitud seria– el único nombre que viene a mi mente con el apellido Vrotdlem, es Voldemort.
- ¿Piensas quedarte durante las vacaciones de Navidad? –preguntó Malin sentándose en el mismo sofá donde se encontraba Draco, en la sala común de Slytherin.
- Si, pienso quedarme junto con Hermione –explico el rubio- no creo que alguien de Slytherin se quede.
- ¿Quién es Hermione?
- Una amiga de Gryffindor –respondió sonriente.
- ¡¿De Gryffindor?! ¿Desde cuando haces amistades con los Gryffindor? –preguntó ligeramente molesta.
- Ya te lo había explicado –dijo tranquilamente– solo estoy en está casa por equivocación, pero...
- Esa tal Hermione –interrumpió con un ligero rubor en sus mejillas- ...ella, bueno ¿tegusta? –preguntó rápidamente.
- ¿Eh? ¿Hermione? –permaneció en silencio un momento, analizando la cuestión.
Nunca lo había pensado. Y a decir verdad no le gustaba. Más bien le agradaba que fuera su amiga. Ella era amable, generosa, tierna, educada, una buena persona. Había conocido muchas cualidades de la joven, de las cuales él carecía. Pero deseaba aprenderlas.
- Disculpa –habló Malin interrumpiendo sus pensamientos. La chica había interpretado el silencio del rubio como una afirmación– no debí preguntarte. E-eso es algo muy personal y... disculpa, tengo que irme –con lágrimas en los ojos, que Draco no distinguió, dio media vuelta rumbo a su habitación. Manteniendo la cabeza agachada durante el camino.
Draco la siguió con la mirada hasta que se perdió en el pasillo que daba a las habitaciones de las mujeres. No entendía el '¿por qué?' del comportamiento de Malin, parecía molesta o más bien ¿celosa? Pero ¿celosa de qué? Él nunca le había dado pautas para nada. Y suponiendo que así fuera, a él no le gustaba Hermione. Solo la veía como una amiga, una gran amiga, que no pensaba abandonar por nada ni por nadie.
En fin. Suspiro. Tal vez solo era su amor platónico. Como lo era de tantas, empezando por Pansy Parkinson. Su 'club de fans'. Un sin fin de chicas que amaban su dinero y deseaban su apellido. Rayos. Cada vez deseaba con más fuerza deshacerse del maldito apellido. Cualquier apellido era mejor que la porquería que su padre le había heredado. Eso era todo lo que había obtenido de ese hombre: un ridículo apellido, temido y/o odiado por toda la comunidad mágica.
También le había 'otorgado' una fortuna pero, ese dinero estaba sucio y ensangrentado. Era dinero obtenido por el sufrimiento de tantas personas; por la traición, el soborno, el robo. Ahora que lo pensaba ¿cómo sobreviviría y costearía sus estudios? Tal vez tendría que buscar un empleo saliendo de Hogwarts. En esa cuestión también podría pedir ayuda al profesor Snape, y tal vez hasta a Dumbledore. Después de todo, si el director ayudaba tanto a Harry, posiblemente también lo ayudaría a él. Estaba convencido de que Dumbledore era una buena persona. No como su padre le había hecho creer.
Todas las veces que él insultaba al director, era porque éste siempre arruinaba los planes de su amo y señor Voldemort. Sacudió su cabeza. Ese tipo de pensamientos ya no tenían sentido. Ya no importaban, formaban parte de un pasado que quería enterrar en lo más profundo de su ser. Draco Malfoy iba a cambiar. Iba a dejar de ser admirado por su apellido. De ahora en adelante estaba dispuesto a ganarse la admiración de los demás con sus propios logros. Sonrío con emoción imaginando su futuro como auror. ¿Quién se hubiera imaginado a un Malfoy siendo auror?
- Pasa, Remus. Siéntate –ofreció una silla a su invitado.
- ¿Ocupada?
- Un poco –McGonagall tenía varios rollos de pergamino por todo su escritorio– estoy revisando los últimos trabajos de séptimo –informó garabateando un par de letras en uno de los trozos de pergamino– también estoy organizando sus tareas para vacaciones.
- No seas tan estricta, Minerva. Deja que disfruten sus vacaciones –comento sonriente.
- ¿Remus, no me digas que no piensas darles tarea?
- Solo un pequeño trabajo de investigación –informo tranquilamente– pero me refería a que no te excedieras. Después de todo, es Navidad.
- ¡Oh!, no te preocupes –sonrío maliciosamente.
- Por cierto, ¿cómo sigue Albus? –preguntó un poco más serio.
- Tranquilo. Severus está con él, ahora –Remus levantó una ceja, en señal de duda– Albus lo llamó, no tengo idea para que. Hace más de media hora que están en el despacho del director.
- Entiendo, Severus está muy preocupado –comentó más para si.
- No lo dice, pero lo demuestra –opino la subdirectora emitiendo una ligera sonrisa.
- Sobre todo en clases.
- ¿A qué te refieres?
- Hace poco hablé con Harry –sonrío– dice que Severus se ha vuelto un poco... amable –McGonagall levantó una ceja, extrañada– Severus acostumbró ser un poco rígido en su manera de impartir clases. Y últimamente se ha vuelto más flexible. Por eso les parece extraño a los alumnos.
- Ya veo –murmuro un tanto triste.
- ¿Ocurre algo?
- Remus –respiro– no creo... bueno, Albus no se ve mejor. En realidad no lo dice, pero empeora a cada día. No encontramos la cura y no veo posibilidad de...
- Calma, Minerva –interrumpió tranquilamente notando la desesperación de la profesora, reflejada claramente en su rostro.
- Lo siento, Remus –volvió a respirar– está situación me tiene muy inquieta.
- Lo sé. Pero si Albus es capaz de mantenerse tranquilo, lo mínimo que podemos hacer es apoyarlo y no perder la esperanza.
- Albus... es una gran persona –dio un pequeño respingo– no se merece todo esto –Remus extendió su brazo, ofreciéndole un pañuelo– gracias –sonrío– me preguntó que dirían los alumnos si me vieran llorando.
- Se preocuparían –dijo terminantemente– se preguntarían que es esa carga tan grande que lleva –McGonagall sonrío limpiándose las últimas lágrimas de su rostro– será mejor que me vaya -se puso de pie– tengo que arreglar la tarea de vacaciones.
- Remus, no seas tan estricto. Son vacaciones.
Remus sonrío antes de abandonar el despacho de la subdirectora. Camino tranquilamente por los corredores. Pensando. Jamás creyó que llegaría el día en que vería a Minerva llorar. Minerva McGonagall, la subdirectora del colegio Hogwarts. Durante su adolescencia la había conocido a la perfección. Siempre la vio como una persona fuerte, muy fuerte. Sonrío. Y lo seguía siendo. McGonagall, uno de los pilares más fuertes de Hogwarts.
Caminaba tranquilamente por los pasillos del castillo. Se sentía extraño. Poco a poco le adoptaba cariño a la soledad. Le agradaba más estar solo que rodeado de gente, de profesores, de alumnos. ¡Todo! Se sentía asfixiado y no entendía porque. Claro que, solo pasaba a momentos.
Había empezado así ese mismo año. Aunque, analizándolo detenidamente, todo ese año había sido... ¿extraño? Muy extraño para Harry Potter. Empezando por la enfermedad de Hermione, le preocupaba demasiado. Ella no quería ver a ninguna autoridad pero aún así debían buscar una cura. Ahora que había descubierto lo que sentía por la chica... ahora le importaba más que nunca y a la vez quería estar cerca de ella para apoyarla, para demostrarle lo mucho que significaba para él. Respiro profundamente.
Tom Vrotdlem era el otro gran problema durante ese año. Todo el asunto de la reencarnación de sus padres... Tom le había propuesto resucitar a James y Lily Potter mediante un conjuro antiguo, difícil y que requería del uso de un extraño medallón, del cual aún no sabía nada pero quería conocerlo.
Desafortunadamente a quien quiera que se le ocurriera preguntar le parecería extraño y lo interrogaría. Situación que prefería evitar. Tom era un chico muy extraño. Él aún no había tomado una decisión. Una parte de él le decía que no debían realizar el hechizo, pero el deseo de volver a tener a sus padres decía lo contrario. Todo era cada vez más confuso.
- ¡¡¡Harry Potter!!! –y ahí estaba. El segundo motivo de sus problemas.
- ¿Qué ocurre, Tom? –Harry se detuvo en seco, a la mitad de un pasillo débilmente iluminado por un par de antorchas. Giró lentamente para encararlo.
- Te dije que la fecha más próxima era en diciembre –Tom camino hasta llegar frente a Harry, tenía una mirada seria y calculadora– será la última semana del mes... el último día del año, para ser más exactos –suavizó su mirada- ¿haz tomado una decisión, ya? -Harry tardó en responder. Esa pregunta cada vez se hacia más frecuente.
- Tom, yo...
- ¿Aún no? –interrumpió notoriamente molesto– el tiempo cada vez es menos, si no tomas una decisión pronto, entonces...
- Lo sé, lo sé –dijo Harry un tanto fastidiado– lo sé, es solo que... ¿por qué tanto interés en realizar éste conjuro? ¿acaso tienes algún interés propio? –preguntó, tratando de zafarse del asunto.
- A decir verdad, si.
- ¿Quieres revivir a alguien?
- Si, se trata de una persona muy importante para mí –respondió sin mostrar ningún signo de tristeza o similar.
- Ya veo, eso significa que aunque no acepté el conjuro ¿tú lo llevarás acabo de todas formas?
- No te preocupes –sonrío arrogante– dirás que si –Harry abrió la boca para hablar pero fue interrumpido– tarde o temprano, no te preocupes.
- Necesito pensarlo –se limito a decir tratando de analizar la situación.
Tom dio media vuelta manteniendo su semblante con arrogancia, dio un par de pasos deteniéndose en seco sin voltear la cabeza. Por un segundo Harry creyó haber visto ese talante en otra persona, pero por el momento no le llegó ningún nombre a la cabeza.
- Por si te interesa, ya encontré el medallón –Harry abrió los ojos, notoriamente sorprendido ante la mención del objeto– el dueño es el director de este colegio –continuo su camino perdiéndose en la oscuridad creciente del pasillo.
Harry permaneció estático en el mismo lugar. Dumbledore jamás le daría el medallón a Tom, ni siquiera a él. ¿Cómo solucionarían el problema? ¿acaso Tom pensaría en robar la pieza? Sacudió ligeramente la cabeza tratando de alejar aquellos pensamientos de su mente. Continuo su camino, ahora, rumbo a la sala común.
Una vez dentro, todos sus compañeros se encontraban dormidos. Aún no tenía sueño, camino hacia la ventana admirando la noche. Mañana comenzarían sus vacaciones. Sus primeras vacaciones navideñas con Sirius y Remus. Miro un poco abajo, el lago.
Fue entonces cuando se dio cuenta. Estaba haciendo mucho aire. Los árboles se mecían fuertemente, como si siguieran el compás de una canción. El agua también se ondeaba armónicamente. Abrió la ventana asomando la cabeza. Y ahí estaba, la misma melodía que había escuchado en sueños. ¡Pero ahora era real! Estaba despierto y la podía escuchar. La misma canción de cuna, de una madre a su bebé.
Poco a poco fue adormeciéndose con la melodía. Descendió lentamente sentándose junto a la ventana, recargado en la pared. Lánguidamente fue perdiendo el conocimiento, durmiéndose tranquilamente. Su última idea antes de caer completamente dormido, fue la necesidad de conseguir las llaves faltantes y poder descubrir lo que había tras la puerta de "Los Merodeadores".
Una leve brisa entró por la ventana recorriendo cada rincón de la habitación. Se acercó a Harry deteniéndose frente a él. Tomó la forma de una persona, recogiendo en brazos al joven y depositándolo en su cama. Extendió un brazo retirando algunos cabellos de su frente, tras lo cual desapareció por la ventana, cerrándola.
- ...a tu lado siempre... – el final de la canción se perdía con el viento, entre los árboles y la oscuridad de la noche.
Continuará...
Notas de la autora: OK. A mí parecer está vez me tardé menos )... es que tengo una excusa de por medio D Probablemente, y digo probablemente inicié una nueva historia. Otro J&L - En fin, a lo que iba. Creo que ya me recuperé, ahora llevaré un ritmo constante en mis historias. Ya encontré la forma y ahora si no descuidaré ninguna. Espero sus comentarios, ya saben cualquier duda, sugerencia, critica, etc, etc.
Respondiendo los reviews:
Carmen McGonagall: Gracias por tus comentarios ) Siempre serán de mucha ayuda. Espero que así como yo, puedas darte un tiempo para seguir leyendo, ya estoy cerca del final... Saludos y besos )
Lizzyblack: Jamás, jamás, jamás y rematadamente jamás. No podría dejar una sola historia que publiqué sin terminar, siempre me daré mi tiempo. Como ahora que tendré por lo menos dos meses para reorganizar todo ) Muchas gracias por tus comentarios - ¿En qué parte no entendiste lo del ataque de Voldy a Hermione? Dime donde te atoras y yo te explicaré la situación más detalladamente ¿ok? Gracias y besos )
Mlo: Que bueno que te guste la historia. Gracias por tus comentarios Definitivamente nada malo le pasará a Hermione, porque aparte de que debe vivir lo suficiente para confesar sus sentimientos a Harry, esto es un H/Hr... y creo que eso le da peso ¿no? P Espero que sigas leyendo. Besos y cuídate )
Muchas gracias a los que me escribieron un review, y a los que no ¿qué esperan? D
Cuídense, su amiga
Andy Yogima
"Mi fuerza más grande siempre será el apoyo de los que me quieren"
