"Muñeca de Porcelana"
Por Kuruma Chidori (Iya n.n)
Capítulo 6 "Lazos"
Lo había tenido tan cerca, en un abrazo tan estrecho como cuando eran niños... Lo sabía, él la hubiera podido sacar de allí, le hubiera regresado la vida de antes; de ser así... hubiera tenido de nuevo en sus brazos a su hermano menor.
"Pero fui tan tonta" Se reprochó Sango mientras se peinaba los largos cabellos frente a un espejo roto. "De todas formas... es mejor así"
La joven sonrió con melancolía, tomó un pequeño broche rojo de su bolsillo y se amarró el cabello en una cola alta. La joven vestía un vestido rojo de falda corta y tacones altos.
-Sango, tienes trabajo...- Le gritó Kagura desde el otro lado de la puerta de su habitación.
-Ya voy...
La joven abrió la puerta, dando paso a un hombre joven, cerca de los veintitrés años, de grandes ojos verdes y alborotados cabellos rubios bastante apuesto...
Aquel muchacho tenía cierta preferencia por Sango, tratando siempre de conquistarla con regalos y palabras bonitas, las cuales no tenían efecto alguno en la fría e inexpresiva muchacha.
-Dos semanas sin verte preciosa.- Sonrió el chico, entregándole una rosa blanca.
-Sí...- Sango evitó la penetrante mirada de su compañero y tomándolo del brazo lo dirigió a la salida.- Vamos...
-¡Pero cuánta prisa!- El hombre sonrió animosamente.- Pero lamento informarte que esta vez no iremos a mi casa, es más...
Sango le miró momentáneamente, era extraño que Tatewaki Hitomi no la llevara directo a su hogar.
-Esta vez tenía planeado llevarte a cenar, tengo una reunión de trabajo y me veré con dos hombres, pero no deseo llegar solo...
-Ya veo, entonces esta vez sólo pagarás por llevarme a cenar...
-Exactamente, así que, mi querida Sango, quiero que te pongas algo más apropiado para la ocasión.- Tatewaki le entregó una bolsa que contenía algo de ropa.
-Es-está bien... enseguida estaré lista.- Sango sonrió levemente.
A los pocos minutos, Sango ya se encontraba lista, ataviada con un bello vestido negro largo, con abertura en la pierna derecha hasta la rodilla, con los hombros al aire y los cabellos sueltos con una diadema del mismo color que el fino vestido.
-Te ves preciosa.- Tatewaki sonrió muy feliz. Sango a su vez sólo asintió.- Pero falta algo...
El hombre sacó de su bolsillo una pequeña caja, la cual abrió revelando su contenido a la muchacha.
-Cielos...- Sango parecía maravillada ante aquellas joyas. El hombre le colocó en el cuello una cadena con un pequeño brillante y le entregó dos aretes de diamante.- Gra-gracias Hitomi-san...
-No hay por qué darlas, ahora estás lista, vámonos... –El muchacho nuevamente le tendió el brazo y Sango lo tomó mientras caminaban lentamente a la salida.
-¡Sango! Te ves preciosa.- Rin sonrió emocionada al ver a su amiga tan arreglada.- Pareces una princesa...
-Gracias Rin.- Sango sonrió tiernamente y siguió caminando para la mirada atónita de Kagome y Chiyako.
Kagura sonrió internamente.
-Se ve muy bien... se nota que ella es una Watanabe... es igual a su madre.
ºººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº
-Aún no sé cómo es que lograste convencerme de venir hasta aquí.- Masculló entre dientes el ojiazul.- Sabes que este tipo de cosas no van conmigo...
-De todas formas tenías que venir Miroku.- Inuyasha ya se había cansado de esperar y ahora jugaba con el tenedor golpeando las frágiles copas de cristal.- Es la primera vez que Hitomi nos hace esperar a una reunión de trabajo...
-En vez de traerme a mi, hubieras traído a Kikyo.- Farfulló cruzado de brazos. Miroku odiaba aquellas cenas en restaurantes caros y sobre todo, el tener que usar ese caluroso smoking, sentía que le asfixiaba.
-Déjate de bromas, sabes muy bien que ella no se encuentra en el país... además tú debías asistir.
-¡Bah! Lo haces sólo para que deje de pensar en ella...- respondió Miroku.
-Tal vez.- Inuyasha cada vez estaba más aburrido, y ya llevaba tomadas dos copas de vino blanco. El tercer hombre era de aspecto anciano, de cabellos canosos y anteojos. Myoga se mantenía en absorto silencio, escuchando la plática de sus dos acompañantes.
-Ah, miren...- Exclamó Myoga sonriente.- Allí viene, y parece que viene muy bien acompañado... es bastante bonita.
-Cierto, es una chica muy linda ¿No crees Miroku?- Inuyasha levantó la vista de la servilleta para mirar a la mujer de vestido negro.- ¿Miroku?
Inuyasha miró a Miroku y se sorprendió de que la mirada de este se hubiera tornado algo triste...
-¿Miroku, qué sucede?...
-Lamento mucho el retraso.- Tatewaki invitó a sentarse a Sango y se sentó a su lado.- Ella es mi novia, Sango Wa...
-Tanaka.- Cortó la muchacha sin mirar a los otros dos hombres.- Buenas noches...
-Buenas noches señorita.- Sonrió tiernamente Myoga Takeuchi.
-Bu-buenas noches.- Tartamudeó Inuyasha. Ahora entendía... ¡Pero qué coincidencia! Él tratando de distraer a su amigo, y los planes se le habían torcido...
Miroku estaba atónito, no sabía si cambiar la dirección de su mirada para no verla... o por el contrario, observar aquella embelesadora imagen... Jamás había visto mujer tan hermosa en su vida. Y pensar que hacía un par de días la había tenido en sus brazos...
-No... no sabía que tuvieras novia Hitomi.- Inuyasha se sentía curiosamente atraído por aquel tema, el cual atrajo la atención de Miroku y Myoga.
Sango a su vez mantenía la mirada gacha, estrujando la servilleta blanca sobre su regazo, tratando de ignorar la voz de aquel joven que, aunque le era conocida, se rehusaba a mirar.
-Pues sí, Sango es mi novia desde hace un par de meses.- Tatewaki sonrió alegremente pasando un brazo por los hombros desnudos de la mujer. Sango no dijo nada, pero su semblante era ligeramente triste.
-Ya veo, entonces aún no hay planes de boda ¿Verdad Hitomi?- Myoga rió.
A cada palabra Miroku sentía que la sangre le hervía... no podía ver con aquella cara tan triste a su amada Sango... no podía soportar que ese tipo la tocara de aquella forma...
-Pues por el momento no, aunque creo que no tardaremos, ¿no mi amor?- Tatewaki se acercó al rostro de la muchacha besándola tiernamente... beso que fue correspondido forzosamente por la chica, pero que ante los ojos de Miroku, parecía real. La joven tomó la copa de vino que el acababan de servir para darle un trago, mientras que sonreía falsamente.
-Así es.- La joven miró por primera vez a los tres hombres, sintiéndose inquieta al toparse con esos ojos ambarinos que ya conocía... –Tatewaki y yo nos casaremos muy pron...
Sango paró en seco al notar la presencia de esa mirada turquesa...esa mirada que ahora la asechaba con tanta tristeza, con tanto rencor... con tantas preguntas.
-Mi... Miroku...- Sango sintió que la mano le temblaba, quedándose sin fuerza, y por consecuencia, dejando caer la copa, la cual al contacto con el suelo se hizo añicos.- ¡Ah! Pe-perdón...
-No te preocupes, mi cielo.- Tatewaki la volvió a besar, aunque esta vez, Sango se separó violentamente ante el roce con sus labios. Myoga se excusó en ese momento para ir a los sanitarios mientras que Inuyasha, con una seña, llamaba al camarero para que recogiera los cristales.
-¿Quieres avergonzarme o qué?- Susurró abruptamente y en tono altanero Tatewaki a la muchacha.- Eres mi novia, así que actúa como tal...
-Pero... ¡Ay!- Sango cerró los ojos ante la violenta reacción del rubio al ser tomada por la muñeca con tanta fuerza.
El ojiazul no aguantó, no podía permitir que lastimaran a la chica... ¡Eso no pasaría frente a sus ojos!
-¡Déjala!- Miroku se levantó del asiento con tanta rapidez que tiró una copa, regando todo su contenido en el mantel rojo.
-¿Akibahara?- Tatewaki lo miró de mala gana.- ¿Pero qué cosas dices? Es mi chica, tengo todo el derecho de hacer con ella lo que me plazca...
Había sido la gota que derramó el vaso. El ojiazul, totalmente fuera de sus casillas y sin poder contenerse, golpeó al muchacho rubio, tumbándolo en el suelo.
-¡Miroku!- Gritó escandalizado Inuyasha, tratando de detener a su amigo, pero este ya había tomado del brazo a Sango y la llevaba fuera del lugar.
-¡Suéltame! ¡Miroku!- Sango trataba de forcejear en vano. Miroku se hallaba tan molesto con ese sujeto, con ella...
-¿Me engañaste?- Gritó en tono dolido el hombre- ¿Ese tipo es en verdad tu novio?
Sango no respondió, miraba el pavimento con suma atención.
-¡Responde! ¡Cómo una prostituta puede ser novia de un hombre como Tatewaki Hitomi!- Miroku hacía todo lo posible para contener un golpe a Sango.
-¡No me vuelvas a llamar así!- Estalló la castaña.- No tienes ningún derecho en tratarme de esta forma tan humillante...
-Pero es lo que eres, ¿O no?- La desafió.- ¡Una vil golfa!
La joven extendió una mano dispuesta a darle una bofetada, pero Miroku la detuvo con fuerza...
-Eres un...- Una lágrima de coraje resbalaba por la pálida mejilla de Sango.
-¿Un qué? ¡Anda, dilo!
La joven no podía hablar... no podía ver de frente a ese muchacho...
-Un... un...- La joven dejó caer todo su peso sobre el cuerpo de él, soltando todas las lágrimas que se había guardado en esos dos días, sintiendo como, nuevamente, los brazos de Miroku le rodeaban en un estrecho abrazo.
-Anda... salgamos de aquí...
Miroku la guió a su auto sin dejar de abrazarla... no la dejaría ir... no ahora que la tenía consigo.
La joven asintió y subió al vehículo, tomando el pañuelo azul que Miroku le tendía para limpiar sus lágrimas, ninguno los dos sabía que alguien los estaba vigilando...
-Vaya... tenías razón.- Musou subió la ventanilla de su auto, ya había visto suficiente.
-Esto no le agradará nada a Naraku.- Kagura sonrió maquiavélicamente.
-Podrías meterlo en problemas.- Musou la miró interesado.- ¿Sabes que si Sango delata a Naraku nosotros saldríamos pagando un precio muy caro?
-Lo dudo... Sango no tiene ni la más remota idea de que Naraku fue quien mandó matar a sus padres...
-Sí, lo sé. Pero si Sango le dice a Miroku Akibahara que trabaja en un prostíbulo a cargo de Naraku Kobayashi... ¿No crees que sospecharán?
-¿A qué te refieres?
-Naraku es un hombre de sociedad, Akibahara debe de conocerlo... Se supone que Sango está muerta ya que nunca la encontraron... si relacionamos a tu hermano con el caso de los Watanabe...
-Será problema de Naraku.- Kagura se cruzó de brazos.
-Pero él podría arrastrarnos, al igual que a Kanna, a prisión...
ºººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº
-No los esperaba, Sesshomaru...- Izayoi miró con curiosidad al hombre de ojos ambarinos, cabellos ligeramente plateados y lacios, amarrados en una coleta que le llegaba a la mitad de la espalda, y semblante frío, el cual llevaba del brazo a una muchacha de larga cabellera roja hasta la cintura y preciosos ojos verdes, con una tierna sonrisa. La muchacha portaba un bonito vestido azul oscuro.
-Buenas noches señora.- Saludó Ayame cortésmente. Izayoi sonrió.
-Vengo a ver a mi padre Izayoi... –Soltó tajantemente Sesshomaru, sin detenerse a saludar a la mujer.
Ayame y él regresaban de una fiesta, por lo que usaba un smoking, que, al igual que Miroku, usar aquellas prendas tan calurosas lo ponían de mal humor... aunque tratándose de la esposa de su padre, eso no era nuevo.
-Lamento decirte, Sesshomaru, que él no se encuentra.- Contestó con tono autoritario la mujer de espesa cabellera negra levantándose del sofá en donde se encontraba. Aún tratándose del primogénito de su marido, jamás había permitido, ni siquiera cuando éste era un niño, que Sesshomaru le hablara en ese tono tan altanero que reservaba exclusivamente para ella... ahora que él era todo un hombre, las cosas no habían cambiado.
-Bien... ¿En dónde está Inuyasha?- Sesshomaru se soltó del brazo de su prometida para dirigirse al mini bar de la estancia y servirse un whisky.
-Tengo entendido que está en una reunión de trabajo...
-Con Akibahara, supongo...
-Sí. ¿Cuándo le dejarás de llamar por su apellido? Conocemos a Miroku desde hace casi diez años...
-En lo que a mi respecta, Miroku Akibahara es el amigo de Inuyasha, no mío. Y si recuerdo... él pasó toda su vida con su abuelo. Los padres de Miroku eran amigos de mi padre y tuyos, no míos.- Recalcó.
Sesshomaru dejó el vaso que tenía en la mano sobre la mesa y salió de la estancia rumbo a su habitación.
-Pe-perdónelo señora... hoy no ha sido un buen día para él.- Trató de excusarlo Ayame, quien siguió a su novio.
Izayoi suspiró...
-Ay, Sesshomaru... si supieras que tu madre era tía de Miroku...
Namida Akibahara, había sido la primogénita de Shakko Akibahara, abuelo de Miroku... Namida había sido la mejor amiga de Izayoi Kurosawa durante años. Izayoi por ese tiempo era novia de Inutaisho Shigeru, mas sin embargo... a los pocos meses, una discusión los separó, e Inutaisho, guiado por el despecho, se desposó con Namida y teniendo en ese matrimonio a Sesshomaru... Shakko, indignado por la atrocidad que había cometido su hija, desconoció por completo a Sesshomaru, por lo que para el niño... su abuelo jamás existió.
Pocos años después, el hermano menor de Namida, Omari, se casó con una muchacha de nombre Aki, la cual pronto dio a luz a Miroku.
-Desgraciadamente tenían que hacer ese viaje...- Izayoi volvió a sentarse en el sofá color crema, frotando suavemente su sien tratando de dispersar el dolor de cabeza.
Las dos parejas, unidas por el mismo trabajo, habían hecho un viaje de negocios a países extranjeros, dejando a Sesshomaru con una nana y a Miroku con su abuelo paterno.
Ese día, Inutaisho había olvidado algunos documentos en la oficina, por lo que pidió a Namida que se adelantara con el matrimonio Akibahara al aeropuerto. Pero un accidente automovilístico hizo que chocaran, y tristemente, ninguno sobrevivió...
-Y a los cuatro años Inutaisho y yo nos casamos...- Suspiró la mujer.
Inutaisho jamás se lo había dicho a Sesshomaru o a Inuyasha... lo mismo que el ya fallecido Shakko Akibahara. Inutaisho sabía que normalmente, parte de aquella millonaria herencia del viejo le correspondía a su nieto Sesshomaru... pero si éste había decidido entregar todo a Miroku...
-No hay ningún problema con eso.- Izayoi sonrió levemente, dando un trago a la taza de té que tenía sobre la mesita de centro. – Tarde o temprano Inutaisho se lo dirá, y entenderá que Miroku es su primo...
Continuará...
Fic dedicado a oka Aiosami que espero pronto sus problemas estén solucionados, besos oka!
Hola gente! n.n
Espero este capítulo les haya gustado, ya que a partir de aquí las cosas estarán más interesantes... o eso espero yo ;;
Se habrán dado cuenta del nombre, Tatewaki Hitomi, se trata del nombre verdadero del hombre que poseyó Naraku en la serie n.n No se me ocurrió algo mejor u.u
Muchas gracias a mi sis Gaby que me ayudó nuevamente con este capítulo ;; no sé qué haría sin su valioso apoyo.
Agradezco todos sus reviews!!!! Me ponen muy contenta!!! ;; espero me dejen uno en este capítulo n.n
Dedicado también, a mis hermanas Alex, Gaby, Lina, y a mi primi Yuzu, las quiero!
Nos vemos en el próximo capítulo.
IyArI
