Cap. 3- La despedida.

Kurama no sabia que hacer. Quería ir a buscar a Hiei pero él le havia pedido que no fuera y le había encargado llevar la gema azul a su hermana. Sabia que le había dicho a Hiei que entregaría la gema pero no podía permitir que Hiei muriera así que decidió irle a rescatar y luego ayudarle a encontrar a su hermana. Y sin hacerle ningún caso a Hiei decidió partir hacia el mundo infernal para rescatarlo.

Cuando llegó se puso a pensar un plan para entrar a por Hiei sin llamar la atención. Usaría las plantas que eran su especialidad.

- Lo mejor para no llamar la atención es una planta somnífera- pensó- Ahora hay muchas guerras y no creo que le tengan muy vigilado.

Cuando yo era un ladrón, una vez, vine a robar en esta ciudad. Estaba muy vigilada así que como Hiei nos descubrieron y nos encerraron así que me conozco de memoria las mazmorras de la ciudad.

En cuanto hubo recogido unas cuantas plantas somníferas se transformo en kitsune para aumentar su rapidez y que nadie le viera. Enseguida paso desapercibido por la ciudad y llego a la entrada de las mazmorras. Como imaginaba no esta muy vigilada. Con mucha agilidad y el somnífero que recogió en el bosque consiguió dormir a todos los guardias que había y robarles la llave.

- Hiei he venido a rescatarte

- ¿Porqué? Te dije que no vinieras. Déjame Kurama no quiero volver a verte.

Kurama se quedo de piedra con las palabras de Hiei y este aprovecho para huir.

- '¿Por qué Hiei?'- pensó Kurama- '¿Por qué te declaraste y ahora me rechazas? ¿Por qué me haces sufrir tanto? Tengo que hablar contigo. Necesito respuestas'.

Kurama se conocía los rincones favoritos de Hiei y sabía que le encontraría en la rama más alta del árbol más grande de su bosque. Pero cuando llego no se podía creer lo que veía. Hiei estaba donde él pensaba pero por algún motivo estaba llorando desconsoladamente. Sabía que Hiei era muy orgulloso y seguro que no quería que le viera en esa situación así que decidió dejarle por el momento. Al cabo de unas horas Hiei se quedo dormido y Kurama aprovecho la situación para ir a su lado sin despertarle.

Un tierno besó despertó a Hiei. Ya había amanecido. Hiei se dio cuenta de que Kurama lo estaba abrazando y que estaba durmiendo sobre su pecho.

- ¿Qué haces aquí? Te dije que no quería volver a verte. –dijo Hiei.

- Y entonces, ¿por qué llorabas ayer?

- Yo…Tú no lo entiendes Kurama. Yo siempre he pensado que los demonios más débiles son aquellos que tienen miedo a alguna cosa. Es la primera vez que tengo miedo.

- ¿Acaso te doy miedo?

- No te tengo miedo a ti. Tengo miedo de perderte y por eso no quiero que estés a mi lado porqué estarás en constante peligro.

- ¿Te piensas que no se defenderme? Me da igual si estoy en constante peligro mientras este a tu lado. Ten. Tengo una cosa que te animará.

Hiei alargó su mano y Kurama le entregó lo que tenia. Hiei se sorprendió al ver el contenido de su mano. Era la gema azul que había entregado a Kurama juntó a una pequeña perla blanca.

- Supongo que lo reconoces. –dijo Kurama.

- Es una lágrima de mi hermana.

- ¿Por qué no has ido nunca a verla?

- Porqué estoy muerto para ella. No quería hacerla sufrir. Ya he hecho sufrir mucho a su gente.

- Te explicaré una historia. Cuando yo era ladrón un día decidí ir a robar a la ciudad de hielo porqué oí rumores de que allí se encontraban grandes botines. Pero cuando llegué, caí en una trampa y quedé malherido. Toda la gente del pueblo quería dejarme abandonado a mi suerte excepto Yukina. Ella incluso sabiendo que les quería robar y que tenía a todo el pueblo en contra me llevó a su casa y me curó. Me dejó que me quedara unos días en su casa para reposar y durante esos días me habló mucho de ti. Aunque no te conoce decía que había oído a la gente hablar de cómo era su hermano. También había oído rumores de que su hermano aún estaba vivo y que deseaba encontrarlo pero que no podía salir del pueblo. Le prometí que buscaría a su hermano y que si lo encontraba lo llevaría a su lado para que le conociera. Cuando tuve que volver al mundo humano pensé que nunca te encontraría. Cuando regresé al cabo de 20 años y te encontré recordé que tú hermana me havia mencionado algo de una gema azul y al ver que tu llevabas una me quedé a tu lado para saber si eras el hermano de Yukina. Gracias ella pude conocerte y me enamoré de ti. Y ahora pienso cumplir mi promesa y te llevaré a su lado. ¿Vendrás o te tendré que llevar a la fuerza?

- De acuerdo, te acompañaré.

Enseguida se pusieron en camino pero al salir del bosque les estaba esperando la chica que havia capturado a Hiei en el mundo humano. Sin que se pudieran dar cuenta ataco a Kurama qua cayó al suelo.

- No te lo perdonare -gritó Hiei- Dragón de llamas negras.

Del brazo derecho le salió un dragón hecho de llamas del mundo infernales. Un dragón negro que fue a chocar contra su víctima convirtiéndola en una silueta oscura marcada en una piedra.

En cuanto acabó su ataque Hiei fue hacia Kurama. Él estaba muy malherido.

- Lo siento. -susurró Kurama- No podré llevarte junto a Yukina como te prometí.

- No digas eso. Sobrevivirás y cumplirás tu promesa.

- Hiei, sé que es duro de aceptar para ti. Pero sabes más bien que yo que eso no es cierto.

- Kurama –dijo Hiei llorando- No me abandones. Sin ti no podré vivir.

- Hiei quiero que me prometas dos cosas.

- ¿Qué cosas?

- Quiero que me prometas que iras a ver a Yukina y que nunca te vas a culpar de mi muerte. Tu no tienes la culpa de nada.

- Pero …

- Prométemelo es lo último que te pido.

- Te lo prometo.

Kurama se acerco a Hiei y lo intentó consolar con un beso. Hiei le correspondió y le abrazó pero se dio cuenta de que lo único que estaba abrazando era un cuerpo sin vida. Entonces decidió enterrarlo en su bosque al lado del rosal que el mismo había plantado. Estaba desconsolado y se volvía a sentir solo pero decidió cumplir las promesas que le había hecho.