Sayo-Yukishiro: mi primer review!! nn .. gracias por tu opinión.. hacía tiempo que lo venía pensando y finalmente me animé a subirlo.. Voy a actualizar seguido .. ya lo tengo masss o menos pensado como va la trama, solo falta irlo escribiendo..jiji.. Espero q te guste el cap. besooo

EL VALOR DE UNA PROMESA

CAPÍTULO 2:

El despertador había sonado hacía unos 10 minutos. Aome salió de su habitación ya con el uniforme puesto.

Tras desayunar rápidamente y dar las gracias agarró su mochila y salió para el colegio.

"de vuelta a donde pertenezco" – dijo para sí misma. Pero esto mas que alegría le producía una enorme tristeza que no podía borrar. Se sentía vacía y eso se traducía en su expresión.

"HIGURASHI!" – Aome volteó al escuchar que la llamaban. Un muchacho en bicicleta se acercó hasta situarse a su lado.

"Buenos días Hojo" – lo saludó sin entusiasmo. A decir verdad, el joven le resultaba bastante aburrido luego de haber conocido a Inuyasha.

"Me alegra ver que ya no estás enferma" – le dijo él mientras caminaban juntos a la escuela.

Aome no respondió. No estaba interesada en la charla. A pesar del daño que le causaba prefería estar sola y pensar en sus amigos de otra época. Hojo no parecía darse cuenta de la falta de atención de su compañera. Parloteaba sin descanso, conformándose con los monosílabos que ella murmuraba cada tanto.

Al llegar a clases Aome saludó a sus amigas y se apresuró a sentarse en su lugar. Las clases comenzaron pronto, por lo que no tuvo que inventar nuevas enfermedades y excusas para sus largas ausencias.

La clase de matemática le resultó demasiado aburrida como para intentar concentrarse. Su mente viajó hacia lo sucedido y revivió la escena una y otra vez, torturándose con lo que había podido responder.

"Higurashi" – la voz del profesor la sacó de su ensimismamiento.

"Ssi?" – respondió poniéndose de pie.

"Estoy esperando su respuesta" – Aome no tenía idea de que estaba hablando y no había nada en el pizarrón que pudiera darle una pista.

Se decidió a no responder. Pidió disculpas y alegando que se sentía mal salió del salón tras obtener el permiso de su maestro. Vagó por el pasillo en dirección a la enfermería, pero una vez frente a esta decidió seguir de largo.

Salió de la escuela en dirección al parque.

"quiero quedarme a tu lado" "no dejaré que Naraku te lastime Kikyo!"... miles de frases, miles de escenarios, miles de situaciones, alegres o dolorosas. A pesar de todo deseó volver.

"... pero es imposible" – dijo en voz baja. Cuanto lamentaba su decisión.

A pesar de todo, aún conservaba una pequeña esperanza de que Inuyasha viniera por ella y le entregara nuevamente los fragmentos para poder volver a viajar a través del pozo.

"me necesitan" – pensó con un deje de tristeza – "requieren de mis poderes para encontrar los fragmentos."

Un poco mas animada observó a su alrededor. Era el parque más lindo que conocía, pero aún así no podía compararse con los bosques de la época antigua. Caminó sin rumbo, perdida en sus pensamientos.


"QUE SUCEDE AQUÍ?" – el grito de furia se escuchó a varios metros a la redonda. Afortunadamente, no atrajo monstruos.

Inuyasha se hallaba dentro del pozo, pero por alguna extraña razón, no había podido viajar a la época de Aome.

Saltó una y otra vez intentando activar el pasaje, pero no hubo cambios. Finalmente se dio por vencido y salió del pozo.

"que extraño" – murmuró mientras se apoyaba en el borde del mismo a pensar. No era normal que no pudiera pasar a la otra época.

Emprendió el camino hacia la aldea.


Los días pasaron, y las cosas no parecían mejorar. Aome, cada vez mas deprimida, cayó en una rutina que no le ayudaba a animarse. Todos los días se levantaba y partía para la escuela. Las clases pasaban, regresaba a su casa, y se tumbaba en la cama, quedándose allí hasta la hora de cenar. Dormía poco, no comía y hacía tiempo que había abandonado los libros.

Durante un tiempo había intentado sumergirse en sus estudios, tanto para ponerse al día como para ocupar la mente en otras cosas y no pensar en sus amigos. Pero fue inútil. Al comprender que no le resultaba tarea sencilla concentrarse se rindió sin haber puesto muchos esfuerzos en luchar para seguir adelante.

Su familia y amigos veían con preocupación como se iba hundiendo.

Un día mas, el camino hacia la escuela parecía no tener fin. En la entrada de la escuela encontró a Hojo con una chica. Ambos estaban tan concentrados en mirarse mutuamente que no notaron cuando Aome pasó a su lado.

A pesar de que aquel no le interesaba para una relación mas seria, sintió una punzada de dolor. Sabía que su amigo no iba a esperarla por siempre pero después de todo lo sucedido lo sintió como una pérdida mas. Ahora tenía poca relación con las que en otra época fueron sus mejores amigas. Las tres chicas habían hecho lo posible por averiguar que le sucedía pero Aome veía con desespero que no podía contarles nada sin que les resultara extraño. Y el no poder desahogarse la estaba matando.


"Inuyasha se ha pasado días enteros ahí arriba" – comentó Sango observando desde la ventana de la cabaña – "me preocupa."

"Me resulta muy extraño que no halla podido pasar por el pozo" – dijo Shippou. Pero Miroku en seguida le aclaró:

"Lo mas seguro es que en la época actual hallan puesto algún tipo de sello para que Inuyasha no pueda pasar. Al parecer la señorita Aome se ha tomado muy en serio su decisión de no volver jamás".

Sango continuó observando la solitaria figura de Inuyasha. El hanyou se había vuelto aún mas agresivo que de costumbre y todos sabían que era por lo de Aome. Por que las cuestiones del corazón tenían que ser tan dolorosas?

Inuyasha por su parte, había pasado días enteros meditando. Había llegado a la misma conclusión que Miroku: Aome no quería volver a verlo, y por esa razón había puesto algún sello.

Para agregar mas preocupaciones, sin la joven les resultaría muy difícil encontrar los fragmentos de la perla. No podían dejar que Naraku se saliera con la suya. El tiempo para el monje no duraría para siempre, tarde o temprano sería absorbido por el agujero de su mano. Tampoco Kohaku viviría mucho tiempo mas. Dependía enteramente de los planes en los cuales estaba incluido.

"Kohaku..." – ahora agradecía que Inuyasha la detuviera cuando intentó ponerle fin a todo acabando con su hermano.


"A veces siento que mi vida no va hacia ninguna parte. He caído acaso en una de aquellas rutinas?

Estudios, trabajos, salidas... todo va cambiando, sin embargo todo sigue igual.

Me desconozco. No se quien soy. No se para que existo, ni que estoy haciendo. Será depresión? Inseguridad? o simplemente estoy aburrida?

Las cosas a las que antes les daba tanta importancia ahora me parecen triviales, tontas. Comprendo finalmente que hay cosas que no se pueden recuperar, y esas son las únicas que valen la pena. Me siento distinta... extraña frente a todos, incluso con mis amigos.

Voy aislándome de todo y de todos. Procuro evitarlo pero termino cayendo siempre en el mismo lugar..."

Aome cerró su diario y lo escondió bajo su colchón como de costumbre. El escribir aliviaba un poco el dolor que sentía, aunque le hacía comprender que no podía seguir así por mucho tiempo mas.

Siguiendo un impulso repentino, corrió hasta el pozo. Intentaría volver a la época antigua! tal vez si lo deseaba con todas sus fuerzas podría pasar al otro lado.

Atravezó la puerta y tuvo que frenarse en seco antes de saltar. El pozo estaba nuevamente sellado por múltiples pergaminos.

"Que significa esto?" - pensó antes de ir a buscar a su abuelo.