Weno chicos, chicas o seres hermafroditas, tos los q me leen y los que no me leen! Este capítulo va para celebrar que no me ha quedao ninguna! Asin q ya solo me keda la selectividad y podre rascarme la barriga hasta sangrar! Bueno, espero q os guste en general y en no general. Pues na, se lo dedico a Thommas, que siempre está ahí la jodía leyendo mis fics (yo no leo los suyos... joe, cuando tenga más tiempo, todo en su debido momento... diossss se me acumula el trabajo, no escribas tan deprisa q me dejas mal a mi.
Animo a todo el mundo que lea RIDDLE! Esta muy interesante de verdad! (lo q hay q hacer por la competencia ¬¬) :D

En fin, que disfruteis este nuevo capítulo que es uno de mis preferidos!

Capítulo 9

Partidita a medianoche

Perry nunca había creído que pudiera existir un chico más gilipoooollas que su primo Dumbo, y ahí estaba... Paco Malodehuevos, ya nada podía sorprenderle. Sin embargo (y menos mal), los de primer año de Grifoabierto sólo compartían con los de Stamoswenos la clase de Cociones, así que no tenía que ver su puta cara... eso, hasta que apareció una noticia en la Sala Conjunta de Grifoabierto; que los hizo protestar a todos, abuchear y tirar gusanitos, patatas y palomitas. Las lecciones de Vuelé-No-Te-Caíste comenzarían el jueves... y Grifoabierto y Stamoswenos aprenderían juntos, al mismo tiempo y en definidas cuentas... con Stamoswenos... noooo.

—¡Ah¡Que te cagas!—dijo en tono sombrío Perry—. Amos lo justo... lo que siempre he deseado para Navidad... Hacer el gilipollas sobre mopafácil delante de Malodehuevos y todo su séquito.

Deseaba aprender a volar más que ninguna otra cosa, wenoooo lo que se dice aprender a volar... más que nada quería comprobar si en el espacio es verdad que no hay oxígeno... de todos modos no podía ser que llegara tan lejos.

—¡Tú siempre haces el gilipollas...! La mopafácil solo es una nueva forma de mirar las cosas... una nueva perspectiva —dijo razonablemente Ron infundando a su colega renovados ánimos—. De todos modos molaría ver a las tías que montan con una pierna en Salamanca y otra en Murcia... yo me quedaría en tierra... ¡y las veríamos las bragas¡Debuti tío¡No te preocupes... fijo que Malodehuevos no es tan bueno... ya se sabe que a perro ladrador, buena sombra le cobija! Además... siempre nos quedará París.

La verdad es que Malodehuevos hablaba mucho sobre volar. Se quejaba en voz alta porque los de primer año nunca les dejaban llevar revistas interesantes y contaba largas y jactanciosas historias, que parecían sacadas por lo menos de las pelis de James Bond.

Al que también le molaba volar era al Seamos Frívolas se deprimió aun más. Parecía que había pasado toda la infancia televisando partidos de queteladás por la tele con su padre, mientras comían ganchitos y bebían cerveza. Hasta a Ron le molaba el rollo de las mopafáciles de las narices, y Perry pa lo único que había cogido una era para fregar los suelos de los baños con "Estrella que no deja ni huella".

Todos los que procedían de familias de magos de la pandi y hablaban tooool rato de queteladás, y no había cosa que le quemara más al Perry. Ron ya había tenido una movida de baretos con Melas Thomas (uno que estaba de intruso en el dormitorio con ellos), sobre baloncesto y la NBA. A Ron no le molaba un cacho la historia porque decía que con una pelota no haces más que comerte los mocos... que debías tener todos tus sentidos puestos en el volante, y que con una pelota no había excitación, además de estar to el rato corriendo, saltando y haciendo placajes con unos tíos negros que te sacaban 5 cabezas a lo poco.

Perry había pillado a Ron in fraganti tratando de animar un cartel de Melas con unos pompones y vestido de animadora en que aparecía el equipo de baloncesto de Space Jam de la peli, pero no resultó.

Nevaditos no había tenido una mopafácil en toda su puta vida, porque su abuela era la que se encargaba de la limpieza, la mujer. Perry pensó que ella había actuado correctamente, dado que Nevaditos todo lo que tocaba lo rompía y no había visto tío más gafe que él.

Germen Jander estaba casi tan atacá como Nevaditos con el temita del vuelo, y esque la clase la daba una profesora mu rara, por lo que no podía seducirla con sus encantos... habría que pasar al plan B o "soborno con intimidación o con tarjeta con el dinero de papá". Eso era algo que no se aprendía, venía de fábrica, era un instinto natural.

En el desayuno del jueves, estaba muuu pesá con las tonterias de los panfletos de aprenda a volar que es muy fácil que había encontrado en un curso de CEAC, llamado Queteladás forever and ever. Nevaditos estaba a punto de llamar desesperado por no hacer el mongolo sobrevolando el castillo, pero tenían una cola de espera de dos meses pa apuntarse al puto curso. Entonces llegó el correo-vía-lechuceril.
Perry no había recibido una sola carta desde la nota de Hardcore, la verdad, no había recibido una carta en toa su vida pasada, algo que Malodehuevos ya había notado, porque le enviaba bombones, flores y tarjetas de felicitación... esque si, era mu pesao, y cuando se ponía en plan tonto osos amorosos, era peor que la Señora PhilipMorris en celo.

Un lechuzón mu grande, mu feo entregó a Nevaditos un paquetito de parte de su abuelita, que vivía en la cabaña de la abuelita (usea, ella misma) y se lo montaba todas las tardes con el abuelo de la Heidi (claro que eso Nevaditos no lo sabía, al pobre lo tenían engañao... le decían que él iba a arreglarle el tejao, que estaba que se caía). Lo abrió excitado rasgando el papel con una expresión de sadismo en el rostro y les enseñó una bola de cristal, del tamaño canica XXL, que parecía llena de humo blanco.

—¡Es una Remember-me-quenomeacuerdo! —explicó Nevaditos.

—¡Te sientas en frente y ves como el cine! —empezó a cantar Perry.

—¡Todo lo controla, es un alucine... es como un ordenador personal...! —siguió Ron subiéndose a la mesa, con unos focos apuntándole a los ojos (dejándole pa vender cupones), y tirándo to en desayuno al suelo.

—¡Es la Bola de Cristal! —cantó Seamos.

—¡Se ve todo como muy real! —cantó Perry subiéndose con Ron a la mesa.

—¡Culombio, culombio¡Osea!—gritó Germen.

—¡Faradio, faradio¡Yeah!—gritó Parváter.

—¡Del pita pita del¡Del pita ummm ba!—cantaron Perry y Ron a la vez, con una música india y bebiendo coca-cola, vestidos con pantalones blancos y camisa rosa (si... como el indio del anuncio de coca-cola).

—¡Pita del pita umm ba!—cantaron Germen, Larmando y Parváter haciendo los coros y tirandoles pétalos de rosa dejandoles sin ojos.

—Bueno... ¿os quereis callar ya! —gritó Nevaditos (sonido de disco rayado) —. ¡Me estais quitando protagonismo en la historia y esto se está convirtiendo en un musical mediocre... amos, muuuy assurdo! Ejem... como iba diciendo mi abuela sabe que olvido cosas (N/A: quizás su madre no debió tomar narcolépsicos cuando estaba embarazada), y esto te dice si hay algo que te has olvidado de hacer. Mirad, uno la sujeta así, con fuerza, y le apreta al botón este... y...

—Tiene cinco mensajes nuevos en su buzón de voz... por favor pulse asterisco... un McMenú Gigante con patatas y Coca-cola gigantes... —sonó una voz desde la bola.

—¿Pero... pero que me estas contando?

—¿Quiere su McMenú para llevar¿Bolsa de papel o plástico?

Nevaditos parecía desconcertado con la Remember-me-quenomeacuerdo de su abuela, cuando Paco Malodehuevos que pasaba al lado de la mesa de Grifoabierto (asin por casualidad) se la quitó de las manos.

Perry y Ron saltaron de la mesa, todavía con sus trajecillos puestos y los pétalos de rosa y purpurina en el pelo. En realidad, le tenían unas ganas al Malodehuevooooooos, pero la profesora RonaldMcDonalS, que parecía el Mister Proper detectando suciedad, ya estaba allí por si las broncas.

—¿Aver, ca pasao aqui?

—Malodehuevos me ha quitado mi Remember-me-quenomeacuerdo, profesora.
Con aire chivato, Malodehuevos dejó rápidamente la Remember-me-quenomeacuerdo sobre la mesa.

—Ssólo la miraba¿eh¡Que no voy a comprar nada!—dijo, y se alejó, seguido por Tango y Cash.

Aquella tarde, a las tres y media, Perry, Ron y los otros Grifoabiertos bajaron corriendo los escalones delanteros, tanto que apoco se matan, para asistir a su primera clase de Vuelé-No-Te-Caiste. El día estaba un poco chungo, con los cumulonimbos y los nimbos. La hierba se agitaba bajo sus pies mientras marchaban a paso ligero por el terreno inclinado en dirección al prao que estaba al otro lado del bosque prohibido tocar, cuyos se movían como si se tratara del Bárbol en el Señor de los Anillos.

Los Stamoswenoss ya estaban allí, y también las veinte mopafáciles, cuidadosamente seleccionadas por los mejores limpiadores y alineadas en el suelo. Perry había oído a JB y a Blodimery Whisky quejarse de las mopafáciles del colegio, amos que tenían razón porque estaban hechas una mierrdaaa... no valían no pa quitar telarañas.
Entonces llegó la profesora, la capitana Hook. Era una enana, vieja y parecía un buitre la jodía.

—Pero ¿a qué aspirais? Joder, esque todo hay que deciroslo —bramó—. Ennnnga, a ladito de vuestras mopafáciles. Vamos, moveos.

Perry miró su mopafácil. No estaba seguro que hubieran pasado la última ITV.

—Extended la mano derecha sobre la mopafácil —les indicó la capitana Hook— y decid «ala-parriba-payo».

—¡ALA-PARRIBA-PAYO! —gritaron todos.

La mopafácil de Perry saltó derepenete en sus manos, que casi le da un susto de muerte, pero fue uno de los pocos que lo consiguió. Se sintió orgulloso por ello, miró a los demás con suficiencia, era como... que se molaba a si mismo.

La mopafácil de Germen Jander no hizo más que rodar por el suelo y la de Nevaditos no se movió en absoluto. El curso de CEAC ese no les había valido para nada. «A lo mejor las mopafáciles saben si has ido a una academia de verano en Sylvan o vete tu a saber », pensó Perry, mirando a Nevaditos que tenía una chapa de Sylvan en la chaqueta la cual indicaba, demasiado claramente, que había ido a dicha academia.

Luego, la capitana Hook, después de tanto derroche de maestria... les enseñó cómo montarse en la mopafácil, por lo menos, a enseñarles a sujetarla pa barrer un poco lo que es el salón y la habitación, y recorrió la fila, corrigiéndoles la forma de sujetarla... (la mopafácil mis mentes jóvenes y calenturientas). Perry y Ron se alegraron muchísimo cuando la profesora dijo a Malodehuevos que no sabía coger el mango... del palo... de la mopafácil... ayyysss .

—Ahora, cuando haga sonar mi silbato, dais una fuerte patada... al suelo joder Larmando, cacho burra, no a la mopafácil que no valen baratas precisamente —dijo la capitana Hook—. Mantened los palos firmes, subidlo para arriba, elevándolo al cielo y luego cogeis el mango y lo inclinais con un suave movimiento... Tango... ¿pero que haces?... ¡tápate!

—¡Joe capitana, egque da usted unas indicaciones!

—Preparados... tres... dos...

Pero Nevaditos, se estaba emocionando el chaval y se precipitó demasiado y temeroso a no rendir en el acto, hizo dichos movimientos antes de que sonara el silbato.

—¡Ven acá pacá! —gritó, pero Nevaditos subía en línea recta, como... ejem... como el corcho de una botella... si, eso. Cuatro metros... seis metros... cada vez más rápido. Perry le vio la cara roja y asustada, mirando hacia abajo, lo escuchó jadear como un perro; deslizando su mano por el largo palo... de la mopafácil.

BUM... Un ruido horrible y Nevaditos quedó tirado en la hierba. Su mopafácil seguía subiendo, cada vez más alto, hasta que comenzó a torcer hacia el bosque prohibido tocar y desapareció de la vista. La mopafácil... se iba de baretos.

La señora Hook se inclinó sobre Nevaditos, con el rostro tan rojo como el del chico.

—¿Pero que coño te has creido¡Serás gordo mierda!—dijo la capitana Hook, dándole un puntapié en el estómago—. La muñeca fracturada. Si ya decía yo que tantas pajas no son buenas... Engaaaa al hospital.

Se volvió hacia el resto de la clase.

—Y vosotros, que no mentere yo de que montais en mopafáciles mientras estoy en la enfermería con el gilipollas este, que os suspendo el práctico, el teórico, y el acceso a la universidad. ¡Amos!

Nevaditos, con la cara surcada de lágrimas y agarrándose la muñeca, cojeaba al lado de la capitana Hook, que lo sostenía.
Casi antes de que pudieran marcharse, Malodehuevos ya se estaba partiendo la toa la polla, tirao por el suelo, con risa histerica que daba miedo. Media hora después o asi, se levantó del suelo.

—¿Habéiss vissto que careto flipao? Iba to follao... PUM, menuda cacho de osstia

Los otros Stamoswenoss le hicieron coro, riéndole el chiste como monos de feria.

—¡Cierra la puta boca, Malodehuevos, o te fostio! —dijo Parváter Patí en tono cortante.

—Oh¿te mola el gordito?—dijo Gansy Parkimetron, una chica de Stamoswenos mu rubia, mu alta, mu golfa—. Nunca pensé que te podían gustar los tíos gorditos llorones, Parváter. Creí que te molaban más las tías.

—¿Qué dices golfa¡Sácate la polla de la boca!—la contestó Larmando Bronca, claro.

—¡Eso es mentira, nadie encontró esas fotos!—saltó de repente Parváter haciendo que se callaran todos (Banda Sonora incluida), mirándola desconfiados.

—¡Look at thiss! —dijo Malodehuevos, agachándose y recogiendo algo de la hierba—. Ess essa cossa esstúpida que le mandó la abuela a Lossdonutss. ¿Qué tiene essta bola que a todo el mundo le molaaaa?

La Remember-me-quenomeacuerdo brillaba al sol cuando la cogió, tipo bola de los 70´s

—¡Del pita, pita del!—cantó Ron.

—Cállate un poquito—dijo Perry con malaostia. Todos dejaron de hablar para observarlos —. ¡Y tú dame la puta bola mariconaza!

Malodehuevos sonrió con perversidad, que a saber que estaba pensando el chaval.

—¡A, perdona, que me esstaba acordando de un chisste que...! Ejem... a lo que iba...Creo que voy a guardarla en algún ssitio para que Lossdonutss la bussque... ¿Qué oss parece... en miss nuevass bragass de lenceria?

—¡Ni se te ocurra Malodehuevos¡Si quieres marcar paquete te metes calcetines¡Tráela acá pacá! —rugió Perry, pero Malodehuevos había subido a su mopafácil y se alejaba. No había mentido, llevaba ropa interior de mujer. Perry se obligó a apartar la mirada de esa horrorosa visión en ángulo contrapicado en el cual se le veían al Malodehuevos hasta los pelos de la nariz, hasta que Paco lo llamó:

—¡Cogela ssi te atrevess muchachote!

Perry cogió su mopafácil.

—¡No! —gritó Germen Jander desesperada—. ¡Ya voy yo!

Perry no le hizo caso. Le daban palmas con las orejas y le salía humo. Se montó en su mopafácil, pegó una fuerte patada y subió. En el aire se le veía muy sexy, melena al viento y poncho agitándose (B.S.O de Superman...¿Es un pájaro¿Es un avión¿Es una bomba americana¡No¡Es un niño sudnormal montado en una mopafácil!).

En un relámpago de feroz alegría, se dio cuenta de que había descubierto algo que podía hacer sin que se lo enseñaran, después de todo no era un fracasado, o almenos era un fracasado... pero volaba que te cagas. Era facilísimo, era maravilloso. Después de unos instantes de vuelo ya estaba haciendo piruetas sobre la escoba, volando con una sola mano, sin ninguna, subiéndose a la escoba surfeando, tumbándose boca arriba, haciendo amagos, picados, caídas y todo esto seguido por los "¡ooooooooooh!" y "¡aaaaaaaaaah!" emocionados de sus compañeros.

Después de la demostración aérea dirigió su mopafácil para enfrentarse a Malodehuevos en el aire. Éste lo miró acojonado.

—¡Las manos sobre la cabeza! —gritó Perry— ¡Le tenemos rodeado¡Tire el arma y no le haremos daño¡Sino, le tiraremos de su mopafácil!

—Ah¿ssí? —dijo Malodehuevos, tratando de burlarse, pero con tono preocupado —. ¿Pero...con revolconess en el barro incluidoss?

Perry sabía en su subconsciente-inconsciente lo que tenía que hacer. Se inclinó hacia delante disponiéndose a la acción, cogió el palo de su mopafácil con las dos manos y se lanzó sobre Malodehuevos tipo "salto del tigre baby". Malodehuevos pudo apartarse justo a tiempo. Perry dio la vuelta, con resoplidos y mocos saliendo de sus fosas nasales del cabreo que tenía el chaval, poniendose búfalo, búfalo, y mantuvo firme la mopafácil. Abajo, algunos aplaudían y vitoreaban (¡OLÉ, TORERO!)

—Aquí no están Tango y Cash para salvarte el culo, Malodehuevos —exclamó Perry.

Parecía que Malodehuevos también lo había pensado. Sus pantalones habían cambiado de color, cuan Barbie Vestido Mágico.

—¡Perryto, Perryto¡Atrápala ssi puedess! —gritó. Tiró la bola de cristal hacia arriba y bajó a tierra con su mopafácil.

Perry vio, como si fuera a cámara lenta (N/A: amos como en las pelis cuando se te va a caer algo, pero al final "casualmente" alguien lo coge y lo salva), que la bola se elevaba en el aire y luego comenzaba a caer. Se inclinó hacia delante y apuntó el mango... de la mopafácil claro, hacia abajo. Al momento siguiente, estaba ganando velocidad en la caída, mu rápido mu rápido, alcanzando la velocidad absurda, persiguiendo a la bola, con el viento silbando en sus orejas mezclándose con los gritos de los que miraban, haciendo que la presión del aire moviera sus mofletes (N/A: eso si que si, las gafas nunca se le caen, increíble). Extendió la mano peligrosamente y, a unos metros del suelo, la atrapó, pero cuando iba a enderezar su mopafácil y descender suavemente sobre la hierba... con mucho arte y maestria (con la Remember-me-quenomeacuerdo a salvo), era demasiado tarde... y se comió to el suelo.

—¡PERRY MAISON!

Su corazón como el BOOM-BOOM-BOOM de su corasón. La profesora RonaldMcDonalS corría hacia ellos cual gato salvaje va tras su presa. Perry se puso de pie, temblándole hasta las uñas de los pies.

—Nunca... en todo mi trayectoria interprofesional... ¡esque no!

La profesora RonaldMcDonalS estaba casi ciegatontasordomuda de la impresión, y estaba tan mosqueada y de tan mala ostia que todos los alumnos la hicieron un corrillo de 5 metros por lo menos por si acaso se la escapaba una dentellada y les arrancaba una pierna de un bocao.

—¿Tú que quieres que muera de un colapso nervioso¡Ni se te ocurra responder que sí, Perry Maison, que nos conocemos! No haceis mas que darme disgustos, poniéndome el azúcar por los cielos. Sufro de úlcera y vosotros intentando suicidaros...

—Pero profe, no fue...

—Cierra la puta boca, Parváter.

—Pero Malodehuevos...

—Que vaaaale, Whisky. ¿Me hago una camiseta que ponga "calladito"? Perry Maison, acompañame.

En aquel momento, Perry pudo ver el aire triunfal de Malodehuevos, Tango y Cash (a Perry en esos momentos de la vida y del amor le dieron ganas de sorberles el cerebro), mientras andaba inseguro tras la profesora RonaldMcDonalS, de vuelta al castillo con cara de "quedas expulsado de la casa de Gran Hermano". Lo iban a expulsar; fijo que lo expulsaban porque había estado nominado antes otras 2 veces y todo el mundo sabe que a la tercera va la vencida. Quería alegar algo en su defensa, pero no podía controlar su voz, le salían los gallos esos de la pubertad.

La profesora RonaldMcDonalS andaba a paso ligero, ignorándolo Olímpicamente bien. Tenía que correr para alcanzarla y le estaba entrando flato y dolor de pies. Esta vez sí que la había armao... pero buena. Había durao menos que un CD de Bisbal a la puerta de un colegio. En diez minutos masumenos calculadora en mano estaría haciendo el equipaje. ¿Qué iban a decir los Duracel cuando lo vieran llegar a la puerta de su casa? No se lo podía ni de creer, pero seguro que "Perry cariño, te queremos...bienvenido a casa" no iban a ser las palabras de sus bocas.

Subieron por los peldaños delanteros y después por la escalera de mármol. Esque claro, a nadie se le había ocurrido poner ascensores con sistema de seguridad, joder. Todo se hacía a pata, puto ejercicio físico. El castillo estaba más mal hecho que la profesora RonaldMcDonalS que era más fea que una patada en la cara: no tenía ni sistemas de ventilación, ni calefacción (se calentaban a ostias), ni na. Eso si, tenían unas escaleras que se movían para hacerte la putada cuando ibas to borracho a los dormitorios y acababas durmiendo en los Invernaderos.

La profesora RonaldMcDonalS seguía sin hablar, ignorando a Perry como si fuera negro. Abría puertas y andaba por los pasillos, con Perry corriendo tristemente tras ella, la verdad esque la jodía vieja estaba en forma, Perry ya iba barriendo los pasillos con la lengua. Igual hasta iban a ver al direc, que le tenía enchufadísimo y fijo que le buscaba un curro en el Ministerio. Quizá podría llegar a servir cafés al presi. Se le revolvió el estómago al imaginarse observando a Ron y los otros compañeros llevándose a todas las pivitas y él ahí como un pringao.

La profesora RonaldMcDonalS se detuvo ante un aula. Harry pensó "Perfecto, y ahora encima me meten en el cuarto oscuro". Abrió la puerta y asomó la cabeza, pero no era el cuarto oscuro al fin y al cabo.

—Disculpe las molestias, profesor Flautín. ¿Puedo llevarme a Wood un momento?

«¿Wood? —pensó Perry aterrado—. ¿Wood sería el encargadode aplicar los castigos físicos¿Sería un tio grande y gordo con traje ajustado de cuero y cadenas¿Le iban a sodomizar¿Con barras de hierro y fustas¿Se uniría la profesora a la fiesta privada?»

Pero Wood decepcionó bastante a Perry. Para ser un tío que practicaba sado, era sólo un muchacho corpulento de quinto año, que salió de la clase de Flautín con aire confundido.

—¡Los dos¡Al laboratorio! —dijo la profesora RonaldMcDonalS con cara de maniática compulsiva. Avanzaron por el pasillo y Wood miraba a Perry. Parecía que el chaval también se esperaba lo peor. Lo de ir al laboratorio no sonaba exactamente como una invitación para tomar el té con pastas.

—Aquístamos.

La profesora RonaldMcDonalS señaló un aula en la que sólo estaba Pive, ocupado en escribir en la pizarra más puro estilo Bart Simpson con palabrotas incluidas.

—¡Largo de aquí, Pive! —dijo con ira la profesora.

Pive le tiró la tiza en un ojo y se marchó maldiciendo con cara de perro al que le han quitado un hueso. La profesora RonaldMcDonalS cerró la puerta y se volvió para encararse con los muchachos, que con la oscuridad tenebrosa y la escasa luz le hacía unas sombras en la cara, como en las pelis de terror, que daban un poco de miedo (suena un trueno de fondo).

—¡Coño¿No va la luz o qué? —dijo la profesora dando un toquecito a los alógenos del techo. Pero asi y todo, con las luces encendidas... seguía dando miedo, menos pero bueno—.¡Asi esta mejor! Maison, éste es Elijah Wood. Wood, este es Perry Maison. Yo soy Miyerva RonaldMcDonalS. Ahora que estamos todos presentados y todas esas maricondas vamos a proceder. Wood, te he encontrado un encuentraló.

La expresión de miedo, asco y terror de Wood ante lo que podía pasar se convirtió en una de "joeeee, menos mal".

—¿Pero está usted fina y segura, profesora?

—Totalmente, Evax y con alas. Soy una Tanga Girl en toda "regla"—dijo la profesora. La verdad, tanto Perry como Wood la miraron con escepticismo... dudaban mucho que la profesora aun tuviera la menstruación cuando habría pasado la menopausia hacía 10 años lo menos—. Este chico tiene talento natural. Me va a hacer ganar mucho dinero. ¿Ésta ha sido tu primera vez Maison?

—¿Pero usted por quien me toma, degenerada? Que yo soy un esperto en las desvirgaciones de las jovencitas más corderas de mi pueblo.

— ¡Ayyyyy¡Que mentes mas simples que tengo que desentrañar¡Que sofoco que me está entrando¡Quiero decir montando en mopafácil, tío imbécil¿O también es todo un experto?

Perry se acojonó un poco, tragó con dificultad y negó con la cabeza en silencio. Esta era una situación peculiar y un tanto embarazosa, pero le hacía que no lo iban a expulsar y eso hacía que se sintiera guay. Entonces, en lo más recóndito de su mente empezó a acordarse de todas las pivitas con las que había estado de mil posturas.

—Atrapó esa cosa que vuela con esas cosas, con la mano, después de un vuelo de quince metros con exhibición aérea y todo. Te lo puedes imaginar... casi me tiro el té en el poncho —explicó la profesora emocionada a Wood—. Ni Larios Whisky no lo habría hecho mejor. Es el nuevo Beckham del queteladás.

Wood parecía pensar que todos sus sueños se habían hecho realidad. Estaba emocionado y le brillaban los ojos de la ilusión.

—¿Alguna vez has visto un partido de queteladás, Maison? —preguntó excitado Wood —.¿Maison¡MAISON!

—Laurita, Vanessa... —murmuraba Perry en sus pensamientos—.¿Qué, qué?

—Wood es el capitán del equipo de Grifoabierto —aclaró la profesora RonaldMcDonalS, sin entender de que coño iba el niñato ese.

—Y tiene el cuerpazo indicado para ser encuentraló —dijo Wood, paseando alrededor de Perry y toqueteándole por todas partes con mirada pensativa. Perry se sentia profanado, violado de alguna manera—. Pequeñito pero matón... Vamos a tener que proporcionarle material, profesora, una Mopafácil Valerina o una Scochbrite como poco.

—Hablaré con el profesor Gandalf para ver si podemos cambiar la legistación en la regla del primer año —dijo la profesora en tono confidencial, estaba muy macabra con esa miraba soñadora y esa sonrisa psicópata. Se quedó flipao... ahí estaban los dos, de trapis para que jugara al puto queteladás—. Los cielos, el padre, el hijo, el espíritu santo y toda la puta trinidad saben que necesitamos un equipo mejor que el del año pasado. Fuimos machacados por Stamoswenos en ese último partido con una diferencia aplastante de 150 a 0. ¡Patético! No pude mirar a la cara a Serenos Snupy en varias semanas... y encima perdí los ahorros de las vacaciones. ¡No pude ir a Benidorm y eso me cabreó mucho! Ya tenía comprado el bikini...

La profesora RonaldMcDonalS observó con a Perry y con esa mirada psicópata del momento, por encima de sus gafas, Perry no supo si huir despacio o saltar por una de las ventanas del aula.

—Perry Maison, ya puedes ganar la Copa Danone, porque sino... me quedo sin vacaciones... ¿y tú no quieres eso, VERDAD? —Perry estaba acojonado pero de las de verdad, asintió tan fuerte que le retumbó el cerebro, mareándole bastante —¡Bien!

Luego, súbitamente, sonrió, enseñando tos los empastes y las muelas del juicio.

—¡Y que no me entere yo... —dijo mientras salía del aula—... de que ese culito pasa hambre!

—¡Enga ya... no me estafes!

Era la hora de la cena. Perry había terminado de contarle a Ron todo lo sucedido, alterando un poco su versión claro, pero todo lo sucedido en sí con la profesora RonaldMcDonalS. Ron tenía una hamburguesa con tomate y pepinillos y se le estaba resbalando el ketchup de la manga... pero uno de sus cinco sentidos, el tacto, parecía no funcionar de la impresión, ya que parecía no notarlo.

—¿Con la Claudia Schiffer? Pero si ella es muggle... enga ya... ¿cómo te la vas a haber tirado en el aula de Transformer?

—El caso, mi joven-padawan-esquizofrénico, es que soy el nuevo encuentraló de Grifoabierto—dijo Perry haciéndose el interesante mientras unas chicas de sexto año le pelaban unas uvas y se las daban de comer, abanicándole y dándole un masaje (se le había subido un poco a la cabeza lo del queteladás. Tenía sus cosas buenas al fin y al cabo).

—¿Encuentraló¿Qué coño me importa eso!—dijo Ron sin escuchar—. ¿Dónde está Claudia, tío? No me seas...

—¡Soy el jugador más joven del siglo, nenas!—terminó Perry, diciendo a las chicas y comiendo una uva peladita, recibiendo sus mimos. De repente todas pararon y le miraron asustadas, como su hubiera dicho una parabrota—. ¡Tranquilitas babies! No es que me haya puesto a estudiar Historia de Magiapotagia. ¡Wood me lo dijo!

Ron estaba tan sorprendido e impresionado que se quedó mirando a las pivas boquiabierto.

—Tengo que empezar a entrenarme la semana que viene —dijo Perry—. Ya sabes, hacer pesas pa ponerme cachitas. Pero no se lo digas a nadie. ¡Es alto secreto!

JB y Blodimery Whisky hicieron su aparición estelar en el comedor; vieron a Perry y se acercaron rápidamente dando gritos.

—¡Aquí tenemos a la estrella del día¡Miren todos al inugualable Perry Maison¡Nuestro nuevo encuéntralo!—gritó Blodimery muy alto (amos, muy secreto no era)—. Nosotros también estamos en el equipo. Somos batidoresprofesionales.

—Te lo digo desde ya, vamos a ganar la Copa Danone este curso —dijo JB—. No ganamos ni un resfriado desde que Larios se fue, pero el equipo de este año está que te pees de bueno. No quiero presionarte, pero tienes que ganar, Perry. Ya se que te han dicho esas mariconadas de "lo importante es participar, cariño". ¡Y una puta mierda, aquí o se gana o se pierde joder!

—Bueno, ya nos oleremos. Levis Strauss cree que ha descubierto un tío que pasa perico por las vallas del patio.

—Seguro que es el que vimos el otro día detrás de la estatua del Tigre Frostis, que te lo dije y no me hiciste ni puto caso.

Después de los ánimos infudados de JB y Blodimery, se presentaron unos impresentables (y viva la redundancia y olé). Malodehuevos, flanqueado por sus matones Tango y Cash.

—¿Comiendo la última cena, Maisson? Hoy no ess juevess ssanto... aunque cassi ssi, porque ¿no te iban a crucificar por asscender a loss cieloss?

—Ahora te haces el listo conmigo, con tus dos mercenarios a medio sueldo. Pero eso no me lo decías esta mañana...—dijo fríamente Perry. Por supuesto que a Tango y Cash lo de medio sueldo no les había molado nada, pero como la Mesa Alta estaba llena de profesores, no podían hacer más que crujir los nudillos y mirarlo con caraperro.

—Noss veremoss cuando quierass —dijo Malodehuevos—. Essta noche missmo, ssi quieress. Un vicio. Me llevo mi PlaySstation 2 Platinum nuevecita. Me llevo mi juego de "Harry Potter Quidditch Copa Del Mundo" y te dejo sseco. Ssolo con loss mandoss normaless, nada de mariconadass de analógicoss. ¿O que passa¿No ssabess jugar porque eress un pobrezass¿O essque no hay huevoss?

—¿Qué no hay huevos!—dijo Ron, interviniendo—. Yo soy su tercero y su cuarto si se tercia. ¿Cuál cojones es el tuyo?

Malodehuevos miró a Tango y Cash, valorándolos.

—Mmmm...Tango —respondió—. A medianoche¿vale? Noss vemos en el ssalón de loss trofeoss, que allí hay un enchufe para la tele y la Play.

Cuando Malodehuevos se fue, Ron y Perry se miraron, pero este último de malas maneras.

—¿Qué coño haces de colegueo con el Malodehuevos¿Quién te ha dado vela en este entierro¡Pero tú... pero turs tonto, hombre¡Que yo solo se jugar al Resident Evil y es de la Play 1—dijo Perry—. ¿Y qué coño es un tercero?

—Buenoooo, pos un tercero es el que se hace cargo de los trapos sucios, como pasarte el agua, pasarte la toallita por la frente, pasarte el bisturí... y si te duelen los pulgares, darte un masaje. Amos, un poco lo que es el apoyo moral —dijo Ron sin darle importancia. Al ver la expresión de Perry , añadió rápidamente—: Pero si está mu fácil ese juego, en cuanto le pilles el truco te lo pasas pipa tú solo. Sin movidas chungas, ni enfrentamiento físico... amos que lo máximo que pue pasar es que provoqueis un cortocircuito. Y eso solo si se me cae la Coca-Cola encima...

—¿Y si le doy al botón y el Pikachu no se me diyievoluciona? —preguntó Perry preocupado y nervioso.

—¿Pero de que hablas¡Piensa McFly, piensa! Que no estamos hablando del Pokémon Stadium... además ese no es de la Play, es de la Nintendo...—le contestó Ron.

—Osea, un momentito.

Los dos miraron con asco. Era Germen Jander.

—Po favor... ¡que estamos comiendo!—dijo Ron como si estuvieran hablando de cuñas y orinales.

Germen paso de él como de la mierda y se dirigió a Perry.

—Osea, he estado escuchando la superconversación onírica esta que estabais teniendo de las meganintendos estas ¿no? y que os vais a meter en un superlio...

—¿Y que cojones te importa a ti?—murmuró Ron.

—Paso de ti paleto, osea no me hables ¿vale?—dijo Germen a Ron y volviéndose a Perry siguió—... y ahora que eres superfamoso y megacool, con tu nuevo superpuesto superideal en la escala social, no deberías manchar tu currículum ¿me entiendes? Andar por el colegio de noche es de lo más out. Piensa en tu megafuturo, en tu reputación... no debes mezclarte con el pueblo o perderás tus nuevos ideales, y te lo juro, eso es mortal de la guerra. Además... puedes perder los superminipuntos de Grifoabierto si te pillan, y fijofijo que lo harán. Osea, te digo una cosa, eres super egoísta ¿sabes? Porque yo quiero ganar la MegaCopa Danone ¿sabes? Y... (pipipinpinpin pipipinpinpin... suena la canción de Bisbal en sonidos polifónicos para tu móvil)...osea, disculparme...—dijo Germen sacando un móvil ultima generación capaz de transmitir datos a gran velocidad de color rosa— ¿Haló? Maripi ¿si¿Qué me dices tía! Osea, me dejas de piedra pómez... ¿Qué Pitu está con Chicho¡Pero si está supergorda! Si, él si esta bueno... y además su padre es juez... ¿Vas a ir a la fiesta¡Siiii, de lo más in¿Y cuales te vas a poner? Tía que ortera eres... ponte los rosas panterarosa, que los rosas fusias te quedan superordinarios. Por cierto, que te tengo que dejar guapísima... ya me contarás. ¡Muac, muac!

—Esto es demasiado para las personas humanas de estómagos sensibles. "Osea te superdigo una cosa... no tienes supervida social"—respondió Perry.

—"Guapísima" —añadió Ron en tono de burla.

De todos modos, pensó Perry, aquello no era lo que llamaría un perfecto final de vivieron felices y comieron perdices... o colorían colorado este cuento se ha acabado... más que nada porque la historia sigue pa rato (lo que le pasaba al niñato este, es que se le había volado con un aire la pastillita que se estaba preparando con la tarjeta de crédito encima de la mesa para su posterior ingestión vía nasal, y por eso tenía el día negro).

Estaba acostado, despierto, oyendo roncar a Seamos y a Melas con un moco en la nariz (Nevaditos todavía andaba perdio de la mano de dios). Ron había pasado toda la velada dándole masajes en los pies y refriegas de eucalipto en el pecho mientras le aconsejaba: «Tú tranquilo, concentrate en la partida, siente, no pienses, usa tu instinto». Tenían grandes probabilidades de que los pillara Ambrosio o la Señora PhiliphMorris, y Perry sintió que estaba abusando de la potra que tenía para escapar del brazo de la ley. Por otra parte, el rostro burlón de Malodehuevos le tocaba los cojones un rato, y aquélla era la gran oportunidad de oro para borrarle la sonrisa de la cara en un face to face.

—Es la hora —murmuró finalmente Ron—. Cada sendero que has recorrido entre bosques y guerra te ha conducido a este momento... Se aquello para lo que has nacido.

—Eso no es tuyo—dijo Perry.

—No, pero ¿a que me ha quedao bien?

Se enfundaron los trajes negros de ninjas, cogieron sus batutas y se lanzaron a través del dormitorio de la torre. Bajaron la escalera de caracol silenciosamente y entraron en la Sala Conjunta de Grifoabierto. Todavía brillaban algunas brasas en la chimenea, haciendo que todos los sillones parecieran sombras negras (efexto contraluz). Ya casi habían llegado al retrato, cuando una voz habló desde un sillón cercano.

—Osea, no puedo creer que vayas a hacerlo, Perry.

Una luz brilló. Era Germen Jander; con la cara llena de crema hidratante antiarrugas acción Liftin, los ojos cubiertos con dos rajas de pepino, el pelo lleno de unos rulos rositas y un pijama de ositos rosa.

¡DIOS QUE MONSTRUO!

—¡Que pesá! —dijo Ron furioso—. ¡Vuelve a la cama pija!

—Se dice snob, y... que fuerte, estuve por chivarme, es decir, decírselo a tu hermano y todo eso —contestó enfadada Germen—. Martiniconlimón es el superpelota y puede deteneros... pero al final me pareció que lo de ser una megachivata megalítica no pegaba con mi nuevo pintauñas.

Perry no podía creer que alguien fuera tan cansino, y entonces llegó ella.

—Amooooos —dijo a Ron. Empujó el retrato de la Dama Morsa y se metió por el agujero.

Pero Germen no iba a dejar de dar el coñazo tan fácilmente ni mucho menos. Siguió a Ron a través del agujero, quien gruñía que daba hasta miedo verle.

—No os importa nada Grifoabierto; ¿a que no? Vosotros sois como animales, solo os molestais en demostrar lo megamachosibéricos que sois. Osea, yo no quiero que Stamoswenos gane la SupersuperCopa Danone y vosotros vais a perder todos los megaminipuntos que yo conseguí con mi superesfuerzo de la profesora RonaldMcDonalS.

—Vete a fumar de rodillas.

—Eres superordinario, y me tienes superharta. Muy bien, pero el que avisa te la pisa. Recordad todo lo que os he dicho cuando os expulsen. Sois tan...

Pero lo que eran no lo supieron, aunque guapos seguro que no. Germen había retrocedido hasta el retrato de la Dama Morsa, para volver y dar la coña a otro; y descubrió que la tela estaba vacía. La Dama Morsa se había pirao a tomarse el orujo para empujar las pastillas del hígado y Germen estaba encerrada, fuera de la torre de Grifoabierto.

—Osea ¿Y ahora qué hago aquí afuera como una vagabunda? —preguntó con tono agudo y furioso.

—A mi Plin—dijo Ron—. Nosotros tenemos una cita con la muerte.

No habían llegado al final del pasillo cuando Germen los alcanzó.
—Voy con vosotros ¿vale?—dijo.

—No lo harás.

—Si.

—No.

—Si.

—No.

—Si.

—No.

—No.

—Si... quiero decir... ¡no!

—Ok, entonces me chivaré.

—Decidido, vienes con nosotros...

—Chachi...osea ¡Eres superodioso¡Eres... un oportunista, igual que Zapatero!

—Que os calleis cooooño—dijo Perry en tono cortante—. He oído algo.
Era una especie de respiración.

—¿La Señora PhiliphMorris? —resopló Ron, tratando de ver en la oscuridad.

No era la Señora PhiliphMorris. Era Nevaditos. Estaba enroscado en el suelo, medio dormido, pero se despertó súbitamente al oírlos.

—¡Joder que susto¿Qué hago aquí? A si... vereis... es que sufro de una terrible enfermedad... me quedo dormido en los momentos menos oportunos... además... han cambiado la contraseña mientras estaba en la enfermeria drogado con tanto puto fármaco y no podía entrar.

—Osea no grites tanto, Nevaditos. ¡Que me da jaqueca! Y la contraseña es «Vilma ábreme la puerta», pero ahora no se puede ¿sabes, porque la Dama Morsa no está.

—¿Qué tal estas? Porque eso sí... te pegaste una ostiaaaa... —dijo Perry.

—Bueno... —contestó, enseñándosela, la muñeca joder—. La señora Poppins me arregló de cuerpo entero, pero toavia me enduelo.

—Bueno, mira, Nevaditos, no quiero cortarte el rollo ni nada de eso, pero esque tenemos una partidita. Nos vemos...

—¡No me dejéis aquí solo! —dijo Nevaditos, lloriqueando—. ¡Que me da miedo la oscuridad¿Y si viene alguien y me viola?

Ron miró su reloj y luego echó una mirada furiosa a Germen y Nevaditos.

—Caguen vuestros muertos en pepinillos... Si nos pillan por vuestra culpa, no descansaré hasta aprender esa Maldición de los Sith, de la que nos habló Qui-Gon Jinn, y va a venir el Darth Maul y os va a crujir con su sable láser rojo de doble capa que mola mazo...

Germen abrió la boca, tal vez para decir a Ron cómo utilizar la Maldición de los Sith, pero Perry la pisó un pie y les hizo señas para que avanzaran.

Se deslizaron por pasillos mu oscuros, que lo que parece increíble es que no despertaran a medio castillo, porque se iban pisando unos a otros, gritando ordinarieces y acordándose de las madres de sus compañeros... armaron más escándalo que en una pelea de borrachos.

En cada esquina, Perry esperaba chocar con Ambrosio o la Señora PhiliphMorris, pero tuvieron suerte. Quizás estaban haciéndo practicas sexuales de las que se hacen por las noches. Subieron mu rápido por una escalera hasta el tercer piso y entraron de puntillas en el salón de los trofeos.

Malodehuevos y Tango todavía no habían llegado, encima impuntuales. Las vitrinas con trofeos brillaban cuando las iluminaba la luz de la luna. Copas, escudos, bandejas, estatuas, la cubertería de plata, los platos de porcelana china... Fueron bordeando las paredes, cubriendo a sus compañeros a cada paso que daban más puro estilo de "los Hombres de Harrenson" que otra cosa. Perry empuñó su batuta, por si Malodehuevos aparecía de golpe, porque se la iba a meter por el mismisimo ojo (pero no el de la visión). Los minutos pasaban y terminaron haciendo una sentada por ahí.

—Se me estan durmiendo las piernas... tengo sueño... son las 3 de la mañana, ya no coordino joe —se quejó Ron.

Entonces un ruido en la habitación de al lado los hizo saltar a todos y quedarse pegaos al techo. Perry ya había levantado su batuta cuando oyeron unas voces que no le molaron un cacho, y no era Malodehuevos.

—Olfatea por ahí, mi tesssssoroooo. Hay que retorcerles el pescuezo... y nos quedaremos con el anillo... ssssi mi tessssoro mi amorrrr...

Era Ambrosio, hablando con la Señora PhiliphMorris. Acojonado, Perry gesticuló salvajemente, que parecía que le estaba dando un ataque epiléptico, para que los demás lo siguieran echando ostias. Se fueron con mucho aspaviento y mucha tontería de puntillas hacia la puerta más alejada de la voz de Ambrosio. Nevaditos acababa de pasar, cuando oyeron que Ambrosio entraba en el salón de los trofeos (N/A: uuuuyyyy, un poco más y os pillan chavales, que de tensión contenida).

—Tienen que esssstar en algún lado mi tessssoro mi amorrrr—lo oyeron sisear—. Essssssstan essssscondidos, sucioossss y asssquerosssosss hobbitsss.

—¡Amos pallá! —señaló Perry a los otros y, aterrados, comenzaron a atravesar una larga galería, llena de armaduras y chatarras varias. Podían oír los pasos de Ambrosio, acercándose a ellos. Súbitamente, Nevaditos dejó escapar un chillido como la mariconaza que es y empezó a correr, saltó, y se tiró a los brazos Ron, que al intentar sujetarle golpeó contra una armadura (ahora la habían cagado... pero a grandes rasgos).

Los ruidos eran suficientes para despertar a todo el castillo, de hecho estaban seguros de haberlo hecho.

—¡RAJAD! —exclamó Perry, pero los demás ya le llevaban ventaja. Entonces echó a correr detrás por la galería, sin darse la vuelta para ver si Ambrosio los seguía. Pasaron por el quicio de la puerta y corrieron de un pasillo a otro, Perry delante, sin tener ni idea de dónde estaban o adónde iban. Al final se metieron a través de un tapiz y se encontraron en un pasadizo oculto (de esos en los que si los encuentras en el juego te dan pastillitas de colores y los cromos de mierda de las Ranas de Chocolate que no valen una pa nada), lo siguieron y por fin llegaron cerca del aula de Aturdimientos, sin saber como coño habían llegado allí pero por lo menos estaba a tomar por culo años luz del salón de trofeos.

—Creo que ya no está —dijo Perry, apoyándose contra la pared fría y secándose la frente, porque sudaba como un cerdo. Nevaditos estaba doblado en dos, con flato, alergia, asma y artritis.

—¿Osea...te... o...no...te...lo... dije? —preguntó Germen, apretándose el pecho—. ¿Te... o...no...te...lo... dije?

—¡Callate coño¡Joder... ni muerta se callaría la puta boca! —dijo Ron.

—Malodehuevos te ha superestafado —dijo Germen a Perry—. Ya te lo dije ¿y me hiciste caso¡NO! Tú con tus supermovidas rayantes de cabeza. No pensaba venir a la superpartida de Game Boy Advance esa y encima te ha delatado a Ambrosio y la gata esa mugrienta... y además nos has metido a todos en un megalio.

Perry pensó que probablemente tenía razón, pero no iba a decírselo, porque sino iba a estar "te lo dije, te lo dije" hasta las putas Navidades... y no sabía si iba a llegar porque le estaban dando ganas de meterla una ostia que iba a dar palmas con las orejas, y luego le iba a hacer un ColaCao.

—Enga.

No sería tan fácil. No habían dado más de una docena de pasos, cuando se movió un pestillo y alguien salió de un aula que estaba frente a ellos.

Era Pive. Los vio y dejó escapar un grito de alegría.

—Cállate, Pive, que subormal, endeluego...

Pive cacareó-rebuzno-tosio (debería dejar de fumar).

—¿Qué haceis por ahí...niñatos? Ya estais con los trapis de siempre... Como os pillen con cazuña os van a coger de las pelotas y os van a hacer torturas medievales.

—No, si te estas calladito que estas más guapo, Pive.

—Debo decírselo a Ambrosio, debo hacerlo —dijo Pive, con voz de santurrón, pero con fines no tan caritativos—. Es por vuestro bien, por un futuro mejor. Sino acabareis chutandoos ColaCao debajo de un puente.

—¿Cómo que acabaremos? Ya lo hacemos... quiero decir...quítate de en medio joder —ordenó Ron, y le dio una patada a Pive. No debería haber hecho aquello, fue un gran error.

—¡ALUMNOS PILLANDO Y PASANDO POR LOS PASILLOS! —gritó Pive—. ¡COCA, NIEVE, SPEED, COSTO, PIEDRAS, ANFETAS, FARLOPA, PASTILLAS, ASPIRINAS, PARACETAMOL Y GELOCATIL!

Pasaron debajo de Pive y corrieron como un grupo de retrasadas quinceañeras que siguen al coche de Bustamante, recto hasta el final del pasillo, donde chocaron contra una puerta... que estaba cerrada.

—¡Mierda puta, hija de puta, puerta de los cojones... joder, nos van a joder¡Soy demasiado joven para morir!—gimió Ron medio llorando, mientras Harry lo abofeteaba con todas sus fuerzas—. ¡Vale ya estoy mejor!

—¡Tranquilizate¡Calmate de una vez jodida histerica!

—¡Que ya estoy bien cojones, suéltame que te estas cebando!—dijo Ron apartándose de la paliza que le estaba dando el Perry.

Podían oír las pisadas: Ambrosio corría como un cabrón para ser tan viejo hacia el lugar de donde procedían los alaridos salvajes de Pive.

—Quitate de en medio tarado—ordenó Germen. Cogió la batuta de Perry, golpeó la cerradura y susurró—¡ÁbreteSesamo!

El pestillo hizo un clic y la puerta se abrió. Pasaron todos, la cerraron rápidamente y se quedaron escuchando.

—¿Ande están, Pive? —decía Ambrosio—. Vamos, dímelo maldito parásito.

—Di «por favor señor Pive, DIOS DEL UNIVERSO».

—No me jodas tío. Vete a comérsela a tu viejo.

—No diré nada si me lo pides por favor señor Pive, DIOS DEL UNIVERSO —dijo Pive, con su molesta vocecita que daban ganas de hacerle mucho daño en el cuerpo.

—Muy bien... por favor señor Pive, DIOS DEL UNIVERSO.

—¡Y EL MÁS GUAPO DEL MUNDO DE LOS MISTER ESPAÑA!

—¡COMEMIERDA¡VETE A CAGAR A LA VÍA DEL TREN!—Y oyeron a Ambrosio maldiciendo enfurecido.

—Bueno, por lo menos aquí estamos a salvo de su látigo infernal —susurró Perry—. Creo que nos vamos a librar como siempre. ¿Caces tronco! —Porque Nevaditos le tiraba de la manga desde hacia un minuto—. ¿Coñiiiiiiiio pasa?

Perry se dio la vuelta y vio, claramente, lo que pasaba. Durante un momento, pensó que estaba en Bambie, porque era lo más assurdo que había visto en su puta vida.

No estaban en una habitación, estaba mu equivocado. Era un pasillo. El pasillo prohibido del tercer piso. Lo que no entendía era por que estaba prohibido... allí no había infrarrojos, cámaras de vigilancia ni na, lo único que había era un...

Estaban mirando directamente a los ojos de un perrito chiwuawa, un pequeño perro de orígenes sudamericanos que resultaba un poco patético de lo raquítico y pequeñajo que era, allí en medio de la gran sala. Parecía contento por alguna extraña razón y meneaba el rabito mirando directamente a los cuatro personajes que se lo quedaron mirando como gilipollas.

—¡Ooooh, que monada! —dijo Germen.

—¡Si, una autentica ricura! —dijo Perry sarcástico.

—¡Maldito chucho de mierda¡Si, tú, enano¿Qué coño miras?—empezó Ron a quien parecía que le había dado la vena con los disgustos y persecuciones nocturnas.

—No creo que eso le guste! —advirtió Nevaditos mientras el perrito gruñía.

—¿Y a mi que¡Lo que le guste o no al puto perro faldero este, me lo paso por el forro¿Qué me va a hacer esta moñiga de animal enfermizo¡NADA¿Verdad, que eres inofensivo, animalucho asqueroso? —y diciendo esto Ron se agachó para acariciar al perro, pero en unos segundos ocurrió que al perro enano le cambió la cara por completo, haciéndole ver mucho más sanguinario, se agarró con los dientes a el brazo de Ron y después trepó hasta su cara, arañándole y mordiéndole por todos lados como una fiera salvaje—¡Aaaaaaah¡Puto perro¡Quitadme a esta sarnosa hija de puta de encimaaaaa!

Perry abrió la puerta. Entre la eterna sodomización y la muerte... prefería la muerte claro, pero no tan sangrienta, que una cosa es una cosa, y dos cosas son dos cosas.

Retrocedieron y Perry cerró la puerta tras ellos. Ahora pudieron ver un cartelito en el que ponía "CUIDADO CON EL PERRO". Corrieron que casi se matan por el pasillo. Ambrosio debía haberse cansado de la búsqueda y se había ido a tomar el tentempié de la noche, porque no andaba por ahí. Pero no les importaba: lo único que querían era alejarse de esa cosa peluda y con mucha mala leche. No dejaron de correr hasta que alcanzaron el retrato de la Dama Morsa en el séptimo piso.

—¿Ya habeis estado montando la orgía por todo el castillo¿Os lo habeis montado los cuatro?—les preguntó, mirando sus rostros sudorosos y rojos y sus batas desabrochadas, colgando de sus hombros, las gafas de Perry colgándole de la nariz y el traje de ninja de Ron desgajado.

—Tú a lo tuyo... Vilma ábreme la puerta, Vilma ábreme la puerta... —jadeó Perry, y el retrato se movió para dejarlos pasar. Se atropellaron para entrar en la Sala Conjunta y se desplomaron en los sillones.

Pasó un rato antes de que nadie hablara, todo sudados y hechos una verdadera lástima humana. Nevaditos, por otra parte, parecía que de un momento a otro iba a entrar en el mutismo, mientras se valanceaba atrás y adelante en el sofá murmurando cosas como "perrito malo... perrito malo" con cara de trauma.

—¿Pero que intentan teniendo esa asquerosa máquina de matar con sed de sangre dentro del colegio? Ese chiwuawua asesino saca ojos...—dijo finalmente Ron—. Ese perro necesita la inyección letal rapido, que está sufriendo muy claramente.

Germen había recuperado el aliento y la mala ostia venía adjunta de propina.

—Osea, no me lo puedo creer... ¿es que tenéis los ojos en el culo o que? —dijo acentuando las palabras "OJO" y "CULO" respectivamente—. ¿Esque sois unos superyonquis que van siempre megacolocados de supercaballo y no visteis la supertrampi¿O como?

—Y a mucha honra—dijo Ron que se sintió herido en lo más hondo—. ¡Oyes, que la duda ofende!

—¿Pero que me estas contando? —cortó Perry a su compañero de juergas—. Yo estaba intentando sacarle a Ron ese alien que se estaba apoderando de su cuerpo.

—¿Perdona¡Aver payaso¡Te estoy diciendo que había una supertrampi vigilada por el minipulgoso sin pedigree ese...¡No que me cuentes tu vida!

Se puso de pie, mirándolos indignada.

—Osea, espero que estéis satisfechos. ¡Me he roto una uña! Me las acababa de hacer de superporcelana-china ¿vale? Osea, os las veréis con mi abogado...y ahora, si no os importa, me voy a la cama. Tengo que ponerme mi mega-mascarilla de Pulpa de Frutas 100 Naturales con vitamina C.

Ron la contempló boquiabierto.

—¿Pero que cojones la pasa a la pija de mierda esta? —dijo— ¿Tiene la regla o qué?

Pero Germen le había encendido la bombilla a Perry. Mientras este se metía en la cama su cerebro maquinaba algo mu grande... sus oxidadas tuercas se movían con ruidos metálicos... pero la bombilla se fundió de repente. El chuchiomierda vigilaba algo... No sabía que relación podía sacar de todo eso... Robo a mano armada-BMVA, BMVA-Hardcore, Hardcore-Paquetito arrugado de la cámara 237, Paquetito arrugado de la cámara 237-Trampilla custodiada por Chiwuawua asesino... ¡Nada que no había manera...! No sabía como podía unir todo aquello. Un minuto después había caído en estado de coma sobre su cama... tanto pensar en las parejitas de palabras le había agotado física y mentalmente... y mañana será otro día.