Antes de comenzar… Ya saben, ninguno de los personajes de Shaman King me pertenecen son de Hiroyuki Takei y TV Tokio.

Este fic toma la trama de una canción ranchera de un grupo del cual desconozco su nombre. Andaba por el centro de la ciudad y ahí la escuché. Quizás ustedes la reconozcan. Como amante de la música clásica y de todo tipo antes de los años 90's, tenía prejuicios respecto a este tipo de canciones, "las rancheras"; pero me di cuenta que narran anécdotas muy interesantes. Bueno, si ustedes saben de qué canción salió este fic, por favor me dicen. Aún así, desde este momento dejo dicho que respeto la autoría de su creadores. No les cuento la historia completa porque si no, pues no tiene caso que lean el fic, jajaja. ¡Disfruten!

Y sí, lo prometido es deuda, el fic ya está completito.


Juego Perdido

Un fic de Shaman King

Por Lady Amaltea

En su orgullo y soberbia todo lo jugó. Más que con su vida, con la de ella lo pagó. Nunca pongas sobre la mesa lo que no estás dispuesto a entregar.


Capítulo Dos

Apuesta

Un día atrás…

Tuvo que admitirlo, su amigo había trabajado duramente. Tras semanas de meditación y entrenamiento, Manta logró darle a Yoh una batalla de dificultad considerable gracias a la perfección de su posesión de objetos con Mosuke. Oyamada no cabía de gusto, incluso daba la apariencia de haber sobrepasado su metro cuarenta de estatura de pura satisfacción.

Regresaban a la mansión Asakura por un sendero empedrado naciente desde los adentros de la montaña, siempre cubierto por la sombra de los árboles. Andaban con paso animado, sucios, desaliñados y con sus armas al hombro dispuestos a pasar un largo rato en el baño para después saciar su apetito con un buen banquete. Amidamaru y Mosuke se retiraron por su cuenta a dar vueltas por el paisaje.

Yoh también sonreía ampliamente, el combate había consumido parte de sus energías pero la emoción de tener un buen adversario, pensar con rapidez al esquivar los ataques, descubrir nuevas estrategias…eso lo compensaba y sobraba.

Sí, por increíble que eso sonara, tales sentimientos eran los que provocaban la sonrisa del antes, amante de la calma. El tiempo, las experiencias, nos cambia a todos, a unos más que otros e invariablemente el joven rey no se había salvado.

Tres años después del primer Torneo de Shamanes, Yoh venció a su hermano por segunda vez (y vaya alboroto la aparición de Hao causó) en combate oficial y sin trampas o planes de conquista por parte del mayor Asakura. Le perdonó la vida al ver su limpia actuación y lo dejó marcharse en contraria opinión de muchos. Y Hao desapareció llevándose el Espíritu de Fuego, cual se negó a entregar arguyendo que siempre le había pertenecido. Nadie supo algo de él desde entonces.

Así obtuvo el trono, pero en vez de alcanzar la tranquilidad anhelada desde muy infante, se vio cargado de grandes responsabilidades, pues tuvo más enfrentamientos con otros personajes de fines tan inaceptables como lo fueron alguna vez los del propio Hao. Fueron muy pocos a quienes convenció sólo con la palabra y la discusión pacífica, el resto lo encaró, a él y su comitiva (Horo-horo, Faust, Ren, Ryu, Lyserg, Chocolove) con fuerzas de batalla. En fin, pequeñas y grandes epopeyas se suscitaron durante tres años.

Por su puesto todo terminó con la victoria de los buenos, siempre animados por las palabras de su líder: "Todo estará bien." La paz llegó. Pero para sorpresa de Yoh, esto no lo llenó del todo. Descubrió cuánto le había gustado la excitación producida en las jornadas, la aventura de ir tras un objetivo, sentir la sangre hervir con cada nuevo contrincante. Esa pasión por el combate, era lo nuevo en él.

"¡Yoh Asakura!" Gritó Kino como si regañara a un niño pequeño "¡Te hemos estado esperando hace horas! Aún faltan detalles de la boda por arreglar y tú sin preocupación alguna sigues con tus jueguitos esos." Lo regañaba como a un infante porque si bien ahora amaba los combates, la despreocupación y la calma no lo habían abandonado.

"Oh, abuela, ayudaba a Manta con su entrenamiento. Desde hace meses ya no he seguido con eso." Se refería a las sesiones que él y el resto solían organizar en casa de Ren o en Izumo para entablar competencias que ponían a prueba sus poderes espirituales.

"Si al menos sacaras provecho de todo eso, pero veo que es poco lo que has incrementado tu poder. " Le reprimió.

"Es para matar el tiempo, nada serio. Después de todo ya no hay que preocuparse por ningún enemigo o cosa parecida." Dijo moviendo la mano restando importancia al comentario de su abuela.

Cuando a Horo-horo se le ocurrió esta idea para "matar el tiempo", todos habían aceptado entusiasmados y hasta acordaron reuniones mensuales para llevar a cabo los encuentros. Para Yoh, esta era una manera de revivir sus emociones anteriores. Siempre ganaba, su poder espiritual (a pesar de lo que decía su abuela) era el más formidable de todo el equipo. Pero ahora sus sesiones estaban interrumpidas por la boda.

Su boda.


Asakura y su amigo tomaron lugar en una banca de la estación.

"El tren de las dieciséis horas con rumbo a Tokio sale en quince minutos por el andén 5. " Dijo una voz femenina por el alta voz. "El tren de las dieciséis horas con rumbo a Tokio sale en quince minutos por el andén 5. Pasajeros, favor de registrar el equipaje con peso mayor a diez kilogramos…."

"Ah…" Suspiró.

"¿Qué ocurre?"

"No…nada Manta."

"¿Nervioso?"

"No, sólo cansado. " Respondió Yoh echando su cabeza hacia atrás como si fuera un muñeco de trapo y estirando sus brazos al cielo con las manos entrelazadas.

"Jeje, sí… y supongo que ésta última semana no será para menos. Aunque sinceramente no veo mucha tranquilidad después de la fiesta, si Anna es ya un monstruo como tu prometida…" Bromeó Oyamada. "Jajá jajá. Yoh, amigo ¡Espero volver a verte vivo!"

"Jajajaja, reza por mí." Otro suspiro. "Lo único que yo puedo hacer es aceptar mi destino gustoso."

Manta notó esa sonrisa cuyo trazo pocas veces había visto en Yoh. La que era para Anna y toda sensación de alegría y bienestar que su prometida le causaban. Rió para sí. Esos dos enamorados eran una cosa peculiar para observar, es decir, cuando lo permitían. No podían clasificarse bajo el término "románticos", pero durante todos esos años de combates, angustias, momentos desesperantes, demostraron que uno era el pilar del otro.

"¿Sabes por qué lo hago?" Le confesó tiempo atrás Yoh a Manta. "¿Por qué creo que las cosas saldrán bien, que todo tiene solución y que puedo llegar a ser el Rey de todos los Shamanes¿Sabes por qué? Porque ella confía en mí."

"Pasajeros con boleto a Tokio en el tren de las dieciséis horas, favor de abordar por el andén cinco. Pasajeros con boleto a Tokio en el tren de las dieciséis horas…"

Al percatarse de que ese era el tren que el rubio tomaría, dejaron el lugar y se encaminaron al vagón correspondiente.

"¿Anna llega mañana?" Preguntó Manta.

"Sí, espero haya encontrado la cerámica que quería para la ceremonia en Osaka, de no ser así, no va a estar tranquila."

"Esperemos que sí." Tomó su pequeña maleta y entró en el vagón. "Yo regreso el jueves por la mañana, necesito ordenar unos asuntos en la compañía. Si mal no recuerdo, Horo-horo, Faust y Lyserg llegan ese mismo día ¿no?"

"Y Ren y el resto sábado. Quizás podamos organizar un pequeño combate…"

"¿Tres días antes del evento? Sí, claro. Olvídalo Yoh."

"Jaja, tienes razón. Te veo el jueves entonces. Hazme saber la hora de tu llegada para venir a la estación por ti."

"Claro. ¡Suerte!"


Pareciera que los días son más largos en primavera. El sol sale más temprano y se oculta tan tarde, quizás la luna sienta invadido su territorio. Se la imaginaba como su Anna, enfadada porque él no había hecho el desayuno el día que era su turno, hermosa incluso en sus rabietas. Mañana volvería a ver sus ojos de ónix.

Pasaban de las siete treinta de la noche y el atardecer a penas estaba aconteciendo. Eso le daba tiempo para andar despacio y llegar su gigantesca casa con los últimos rayos del día. Poco a poco comenzó a sentir el aire pesado, cosa común en las noches de mayo, pues el ambiente era caliente incluso después de la salida de las estrellas; pero algo había distinto. Amidamaru, quien andaba a su lado también se percató. Se detuvo.

El ambiente se puso más denso todavía. Denso como si una gran fuerza lo estuviera comprimiendo a su alrededor, como si se hubieran juntado muchos espíritus en un solo lugar. Y luego la temperatura se elevó en dos o tres grados.

"Amo…" Advirtió el samurai, pero Yoh le dijo que se tranquilizara.

"Hao, vaya sorpresa." Saludó.

"Yoh, " Respondió el susodicho cuando aparecía caminando justo por detrás. " yo que pensaba seguirte hasta la casa y saludar a toda la familia."

"¿En serio?" Se dio media vuelta y le ofreció una media sonrisa.

"¿Ese es tu recibimiento? Solías ser más cálido. Vamos, deja que te vea bien." Expresó en tono casi paternal. Lo observó de arriba a abajo." Seremos gemelos, pero sigo siendo el más presentable de los dos y eres tú el Shaman King." Señaló las ropas comunes de su hermano compuestas por un pantalón naranja de franela y una playera blanca.

"Yo así me siento cómodo. "Yoh también analizó las ropas que el otro Asakura portaba: una chaqueta negra de cuello alto y parado que podría pasar por una levita del rococó, camisa blanca a medio abrochar, vaqueros justos con un cinturón y su característica estrella en la hebilla, zapatos más bien formales y en sus manos unos mitones de cuero con aire de motociclista. "¿Cómo es posible no morir de calor con todo eso encima?"

El mayor rió a rienda suelta.

"Yoh…"

"¿Vienes a acompañarnos? Me alegra, eres bienvenido. " Le dijo a pesar de las protestas de su espíritu acompañante.

"¿Tú boda? No…" Bajó la mirada. "Me temo que mi presencia aquí tiene otros fines."

Dejando toda camaradería, el menor Asakura dispuso todos sus sentidos para escuchar lo que su hermano mayor tuviera que decir. Hao no desperdició este espacio de silencio y, volviendo a mirarlo, continuó:

"Quiero retarte, así como tú y tus amigos suelen hacerlo para pasar el tiempo. Ah, espera, no pongas esa cara, permíteme hacerlo más interesante. Apostemos."

"Dime el trato entonces, debes tenerlo."

"Je, je. Cierto. "Hao comenzó a moverse alrededor de Yoh como si acechara una presa." Un combate limpio utilizando nuestro oversoul o la posesión hasta que desaparezca totalmente el poder espiritual de alguno de los dos. Si tú ganas, te entregaré el Espíritu de Fuego que antes te negué y la promesa de abandonar para siempre, en esta vida o en cualquier otra, mis intenciones de tomar el título de Rey Shaman, de crear un mundo únicamente para los nuestros o apoderarme de los Grandes Espíritus." Se detuvo frente a su hermano para esperar la respuesta.

"Buena oferta. " Yoh sonrió. "Pero pensé que…"

"…Había renunciado ese día, cuando me venciste por segunda ocasión. Sólo tú podrías creer tal cosa. Imposible."

Yoh frunció el ceño. Juzgó a este problema, Hao y sus proyectos, cosa pasada. Sin embargo, estaba totalmente seguro de que Hao cumpliría su promesa de aceptar sus condiciones. Se resignó.

"Buena oferta. " Repitió "¿Y cómo se supone voy a pagarte si el ganador eres tú?"

"La quiero a ella." Dijo con más firmeza que todo lo demás. "Si yo te derroto, renunciarás a Anna como tu prometida y me la entregarás para ser mi esposa."

"No."

"Vamos, es lo único a ofrecer de tu parte para igualar el precio a lo que estoy poniendo en juego."

"Estás loco. ¿Por qué no pedirme los Grandes Espíritus o el trono?"

"Eso es algo que podré obtener más tarde, estés tú o no en mi camino. No creas que no tengo planes. Pero Anna… ella vendrá conmigo únicamente si la confieres como mi futura; así como a ti te la entregaron, así deberá pasar a mi poder."

"Exiges demasiado." Se movió con intenciones de quitar a Hao de su camino y olvidar propuesta tan absurda. Pero él no lo permitió.

"No te la estoy pidiendo como obsequio. Voy a pelear por ella." Hizo una pausa amenazante. "¿O no te crees lo suficientemente fuerte como para someterme, dónde quedó tu famoso "todo saldrá bien"?"

Por alguna razón, este comentario lo ofendió.

"Ya lo hice, te he vencido dos ocasiones y puedo volver a hacerlo" Él es Yoh Asakura, el Shaman King, quien una y otra vez regresó al mundo la paz. Él, quien pudo obtener los Grandes Espíritus. Él, a quien nadie ha podido superar hasta hoy.

Hao sonrió en sus interiores.

"Tú lo has dicho hermanito. " Se retiró solemnemente para dejarlo pasar e Yoh continuó su camino con las manos en los bolsillos del pantalón. "¿Hoy mismo?"

Y con su característico toque de despreocupación, sin detener el paso o voltear a ver a Hao, enunció:

"Sí¿por qué no?"

Fin del Capítulo Dos.


Notas de la Autora:

Sip. ¡Al fin! Bueno, pues espero que alguien se entere de que ya actualicé, jeje, si no, ni modo. Si siguen adelante encontrarán el capítulo final: "Y como prueba de mi Amor…" Pero permítanme explicar que éste capítulo fue largo porque creí necesario argumentar bien el por qué Yoh hizo lo que hizo. Contestando reviews ahí. Gracias.