—... está bien, ustedes lo pidieron.

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DISCLAIMER: Nada ni nadie de lo escrito a continuación me pertenece, salvo mi locura y mi persona... ô.o que hasta donde tengo entendido sí son mías, pero en este mundo matraca donde el que no cae, resbala, no podría asegurarlo con certeza.

(música matona)

Poco tiempo hay para conquistar

la medalla que te calificará

y deberás caer

para volver

a la liga otra vez

Es Yoblade! Yoblade!

(más música matona)

Hazlos luchar siempre de ese modo

y "¡Pokébola, ve!" deberás gritar,

mi Pikachu siempre ganará,

no lo puedes evitar...

Es Yoblade! Yoblade!

(un último cachito de música matona, y luego...)

Es Yoblade! Es Yoblade!

YoBlade!

¡¡Qué más da!

Amigos y enemigos están invitados a mi funeral pa' que brinden por mí. Unos de tristeza, otros de alegría, pero todos juntos porque ya me fui... ζ "Mi funeral", Víctor García ζ (Amigos y enemigos)

Quizá el equipo más unido (después de los Bladefixers, claro) sean los Sacrilege's Swords. Y quizá sea por eso que nos parece raro el que estén... molestos... los unos con los otros. O, más bien, la una con los otros.

Lo que Mariam no sabía era que ese día era el Día Internacional del Machismo, y por eso sus compañeros le estaban echando carilla.

Y lo que ellos no sabían era que, además, era "uno de esos días".

Uno de esos días en que uno no se quería levantar. Uno de esos días en que se acabó el gas cuando uno se estaba bañando. Uno de esos días en que al huevo estrellado se le reventó la yema antes de tiempo. Uno de esos días en que el café sabía a rayos, había un tráfico infernal, una cola interminable en el supermercado, donde además había precios elevadísimos que hacían a uno extrañar los viejos tiempos en que se era asaltado por la fuerza y no por la necesidad, en fin, uno de esos días en que uno desearía que el mundo (o por lo menos la propia existencia) se acabara de una vez y para siempre.

Pero, oh, maravillosa realidad, el mundo ya se acabó y morirse es más difícil de lo que uno cree.

Así pues, fúrica, molesta, herida, humillada, harta, esmogueada, asaltada y demás, Mariam tomó la imparable resolución de capturar, de una vez y para siempre, al Pokémon Bit de Max.

Pero no era la única que estaba fúrica, molesta, herida, humillada, harta, esmogueada, asaltada y demás. También se sentía así la Dra. Katipunan, que estaba hasta el copete de tener que encontrar a un yo-luchador apto para manejar el Pokémon Bit que habían destilado de la roca (lo que siempre llevaba mucho tiempo), y enviarlo a que tratara, en vano, de capturar alguno de los Cuatro Pokémon Bit.

Consciente de que no podía confiar ni en la habilidad de los luchadores ni en el poder de los pokémon bit, decidió que era de empezar a atacar estratégicamente.

— Muy bien... Druida, tres pasos al norte, ataca al General —ordenó la Dra. Tal y como lo esperaba, el General no tenía armas de largo alcance, por lo que quedó indefenso ante el ataque a distancia del druida. Suspiró y continuó—. Paladín, usa la Armorslayer — el General fue derrotado. Habían ganado la guerra. La Dra. Katipunan simplemente avanzó hacia el trono y se posesionó de él.

Pero el reinado no le duró mucho. Una armada de cinco Neo-Tanques ζ c/p: aauch... pobrecillos ζ se aproximó. Claro, ni todos los druidas, paladines, generales, caballeros, sabios o caballeros dragón del finido mundo eran competencia para un Neo-Tanque.

Pero, para su fortuna, los Neo-Tanques eran de un aliado, que los ponía a su disposición. La Dra. Katipunan sonrió, regocijándose con una victoria tan simple, y fue a enfrentar su tortuosa obligación de comandar a los inútiles mocosos que intentarían robar los Pokémon Bit.

El plan era bastante bueno, el mejor que se podía trazar con los irrisorios recursos que tenía. Y era simple, abrumadoramente simple: llevarían a Max a una bodega abandonada, donde tendrían lista la portentosa MTQRPB (Máquina Tramposa Que Recarga Pokémon Bit).

Total, para no hacer el cuento largo, Max cayó en el truco. Mariam, que iba tras él para robar su pokémon bit, se enfureció por el ardid y destrozó con sus propias manos la Tres Veces Maldita MTQRPB.

En el proceso, sin embargo, la MTQRPB explotó, derribando la viejísima bodega (a decir verdad, el más mínimo suspiro de bebé habría derribado el derruido edificio), dejándolos atrapados. Dennis, el imbécil elegido por la Dra. Katipunan (o, más bien, por sus "asistontos") emprendió la graciosa huida justo a tiempo.

A pesar del cataclismo que se desató a su alrededor ("Ahora que el mundo tiembla bajo tus pies y los continentes se quiebran otra vez, ahora que las montañas eran roca y son sal, descubres de golpe la efimeridad" —Gloria Trevi, "La Tempestad"), sobrevivieron.

Con unos cuantos rasguños, hemorragias, huesos rotos, desgarres musculares, quemaduras de segundo grado y amnesia temporal, pero sobrevivieron.

— ô-o ¿quién eres? —quiso saber Mariam.

—No sé. ¿Quién eres tú?

—Tampoco sé.

—... ¡ya sé! ¡Tú eres mi tía Eustaquia Petunia, la que se murió el año pasado!

—¿Me morí?

—Sí, tu funeral fue muy lindo, tía.

—... claro, ya recuerdo.

—¿Por qué razón, oh espíritu, has venido desde las Moradas Ultraterrenas a este Desolado y Finido Mundo Mortal?

—... pueeees... ¡Para sellar tu Pokémon Bit!

—... debí suponerlo —suspiró Max, y empezó a correr para alejarse de su tía Petunia.

Corrieron y corrieron, destruyendo aún más el lugar.

Después, decidieron que sería mejor resolver estos asuntos afuera, so-pena de quedar encerrados y enterrados (la Tía Eustaquia Petunia sabía que eso de que te entierren es bien desagradable, y no lo recomienda a nadie).

Así pues, salieron... o intentaron salir.

El primer obstáculo en su camino fue una conglomeración de rocas que bloqueaban el paso. Llamaron una grúa y las quitaron.

El segundo obstáculo fue un gran foso. Lo atravesaron mediante un complicado sistema.

ЖЖЖЖЖЖЖ Decimaquinta Ley de Sistemántica: ЖЖЖЖЖЖЖЖЖ

Un sistema complejo que funciona, invariablemente demuestra que se desarrolló a partir de un sistema sencillo que funciona.

El tercer obstáculo fue un troll de cuatro metros de altura y cara de pocos amigos. Se deshicieron de él advirtiéndole que si se portaba mal llamarían a su madre (... por lo visto, más bien fue una amenaza).

El cuarto obstáculo fue otro gran foso. Después de analizar el lugar, se dieron cuenta de que era el mismo foso de la vez anterior. Intentaron utilizar el mismo sistema.

No funcionó.

ЖЖЖЖЖЖЖЖЖ Principio de Le Chatelier: ЖЖЖЖЖЖЖЖЖЖ

Los sistemas complejos tienden a oponerse a su propia función.

Fueron por otro lado.

El quinto obstáculo fue un chicle. Max forcejeó con él hasta que lo soltó.

El sexto obstáculo fue que el camino estaba bloqueado por reparaciones. Dieron vuelta a la derecha y siguieron caminando

El séptimo obstáculo fue un ataque de Pitufos. Huyeron de tan pitufiterribles Pitufos pitufosos y pitufosamente pitufiestúpidos.

El octavo obstáculo fue una manifestación de una turba enfurecida que quería linchar a alguien por decir que la tierra era redonda (cuando todos sabemos que tiene forma de cacahuate).

El noveno obstáculo fue una pelota de papel. La quemaron con sus lanzallamas.

El décimo obstáculo fue un ataque de Zergs. Gritaron como niñas histéricas, volvieron a usar los lanzallamas y se los comieron fritos.

El undécimo obstáculo fue un Snorlax que estaba dormido, sin mostrar señas de querer levantarse en los próximos cuarenta años. Abrieron un túnel a través de él con un taladro gigante.

El duodécimo obstáculo fue un escuadrón de las Tropas Imperiales. Sacaron sus espadas lásers y los redujeron a nimios pedazos de biomasa, plástico, metal... y otras sustancias innombrables.

El decimotercer obstáculo fue una puerta.

—¡Maldición! —profirió Max —. ¿Qué se supone que podemos hacer contra una puerta?

—No sé... debería haber una forma de deshacerse de ella.

—Pero, ¿cuál?

—¡Que no lo sé! ¡Déjame pensar!

Así pues, se pusieron a pensar, sentados al lado de la puerta.

Pasaron dos largas horas, y escucharon una horrible melodía...

Sí. La "pitufi-canción". Horrorizados, derribaron la puerta de un golpe, salieron corriendo y activaron los detonadores de los 35 kilos de TNT que habían dejado dispersos en el lugar.

Turbada como estaba, la tía Eustaquia Petunia, alias Mariam, olvidó que debía sellar a Blastoise.

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El Productor empezó a bailar can-can disfrazado de perro verde con una cabeza de yegua (falsa) en la mano y un gigantesco sombrero que no lo dejaba ver nada.

— ... ahora que lo pienso, no es suficiente —comentó el Jefe de Camarógrafos.

El Equipo estuvo de acuerdo con él.