Capítulo III
La luz de unos hermosos ojos verdes era lo único que iluminaba la pequeña habitación. Los ojos color esmeralda de forma almendrada, pertenecían a Harry Potter, muchacho de complexión delgada, cabellos negros y extremadamente desordenados, y poseedor de una cicatriz en forma de rayo, producto de una poderosa maldición. Harry se encontraba recostado en su cama con sus pies descalzos y cruzados. Su mente era un torbellino de ideas. Se preguntaba por qué Dumbledore quería verlo, si solo hacía cinco días que había terminado la escuela. Mañana, mañana se enteraría, tenía una leve esperanza que fuera algo relacionado con Sirius. Aún no se perdonaba a sí mismo que este estuviera muerto ni lo que le había pasado a Hermione. Tampoco perdonaba a Dumbledore por lo que le había ocultado durante casi dieciséis años. Toda esta tragedia se pudo haber evitado si tan solo él no hubiera callado, pero ahora era ya muy tarde. Esa era su vida, un constante círculo en el que la vida de los que más lo amaban se perdía. Cualquiera que estuviera al lado de él corría peligro. Ya estaba cansado de que lo tratasen como un niño débil incapaz de entender lo que pasa a su alrededor; o de soportar el peso de las tantas verdades que giraban en torno a su vida, incluso antes de nacer. Estaba harto y furioso, la única persona que intentó cambiar eso estaba muerta. Si tan solo hubiera escuchado la voz de su mejor amiga. El fuego de sus hermosos ojos color esmeralda se intensificó como cada vez que recordaba los sucesos recientes.
Harry se quedó dormido, a la mañana siguiente fue despertado por unos golpes en la puerta y una voz muy familiar "Harry despierta ¿Puedo entrar?; ¿Harry?" Le decía el señor Weasley, mientras asomaba su cabeza por la puerta "Harry despierta debemos irnos Albus nos espera, y no queremos llegar tarde, además creo que a tu tío esta a punto de darle algo. Te espero abajo, Harry."
Harry volteó hacia la puerta y luego a su reloj eran las 8:15, y como si una luz se hubiera encendido en su cerebro, se levantó de un salto agarrando una camisa, se la colocó apresuradamente y bajó a la sala donde reinaba un silencio casi sepulcral, el Sr. Weasley se encontraba parado al lado de la chimenea con una cara llena de impaciencia. Al verlo llegar corrió a su lado
"¿Harry no me digas que se te había olvidado que hoy vendría por ti a las 8:10?" le dijo "¿Ya tienes todo empacado?"
"Sí, todo esta arriba" respondió Harry con un tono de indiferencia que Arthur Weasley notó "Pero empaqué nada. Lo más seguro es que regrese en unas horas máximo unos días. O no sabía que estoy confinado a vivir aquí para que la mano de Voldemort no me alcance" dijo con un muy marcado tono de amargura.
"Bueno, Harry, no podemos perder más tiempo debemos irnos. Estoy seguro que a donde vamos no necesitaras nada" le dijo mientras caminaban hacia la chimenea "Señores Dursleys este... fue un placer" después de despedirse le dijo a Harry " Toma un puñado de polvos y di Mansión Belmondo¿escuchaste bien, Harry?"
Sin comprender Harry se propuso a obedecer sin preguntar nada. En unos instantes todo comenzó a girar y empezó a sentir una gran presión. Al cabo de unos minutos Harry se encontró en un amplio salón de paredes blancas y techo azul celeste. Estaba decorada con sumo gusto y elegancia, pero al mismo tiempo se sentía una calidez de hogar que pocas veces había sentido. Se encontraba admirando el salón cuando sintió llegar al Sr. Weasley.
"Bueno, Harry, hemos llegado" le dijo mientras abría sus brazos y recorría el amplio y bello salón con la mirada "Siempre he creído que es muy bonito. Creo que te gustará aquí, Harry"
Un muy confundido Harry miraba al Sr Weasley como si hablara en otro idioma "¿Este... no comprendo que quiere decir?" en ese instante oyó unos ruidos y sus ojos se dirigieron a la puerta del salón.
"Me pareció escuchar ruidos e imaginé que serian ustedes" era Remus Lupin quien los saludaba mientras caminaba hacia ellos "Arthur, me alegra verte. Y Ti también Harry" le dijo mientras lo abrazaba y lo miraba con ojos muy distintos a los que él recordaba "No te preocupes Harry me imagino que todo parece muy extraño, pero te prometo que todo tiene una explicación" le dijo colocando sus manos sobre los hombros de Harry.
Harry lo miraba como si nunca lo hubiera visto. Tenía menos mechones grises en sus cabellos, no se imaginaba a su antiguo profesor tiñéndose la cabellera. Su rostro se miraba más joven, sus ropas no estaban ni parchadas ni andrajosas y por primera vez se miraba saludable, tal vez sería porque la luna llena estaba muy lejos de ocurrir.
"No comprendo ¿Dónde estamos?; ¿Por qué me trajeron? Creí que les gustaba tenerme recluido en ese infierno de casa" lo retó Harry con cierto enojo e ironía.
Sin perder la dulzura de su semblante Lupin le contestó "Harry sé que has de estar enojado, pero créeme dentro de un momento sabrás todo. Cálmate y trata de serenarte." Volteándose a donde estaba el señor Weasley le dijo "Arthur iré por Pilgrim, mientras trata de bajarle el enojo a Harry, ya vuelvo" y sin decir más salió de la sala dejando a un muy enojado Harry y a un apenado Arthur Weasley.
"Calma Harry muy pronto entenderá. Solo espero que no te enojes más" le dijo sentándose en uno de los enormes sofás del salón
"¿Quién es pilgrim Sr. Weasley?" preguntó inesperadamente Harry
"Espera solo unos momentos más Harry" le contestó "solo puedo decirte que es alguien que lo hizo todo por ti"
De pronto escuchó nuevamente que alguien abría la puerta. Vio entrar a Albus Dumbledore acompañado de una bellísima mujer de profusa y ondulada cabellera, color castaño. Su rostro era adornado por unos inmensos ojos color avellana de un brillo intenso, y mejillas sonrosadas. Era un poco más alta que él, de figura delgada y formas delicadas, simplemente hermosísima. Iba enfundada en ropas de impecable color blanco.
"Harry" le dijo la joven mujer caminando muy despacio hacia él "¡Oh! No sabes cuánto he esperado este momento, en el que al fin te volvería a ver" le dijo entre sollozos y abriendo sus brazos para estrechar a Harry con ellos.
Harry la abrazó mecánicamente, pudo sentir el suave perfume que emanaba de sus cabellos, y lo frágil que era. Así permanecieron durante un largo rato. Al fin ella se calmó, separándose un poco de él y sin dejar de abrazarlo y mirándole a los ojos le dijo "Eres la viva imagen de James, es como si de nuevo lo estuviera abrazando. Y tus ojos son tan bellos y brillantes como los de Lily. Estoy tan feliz Harry, no sabes cuanto te he extrañado" le dijo con voz quebrada y ojos llenos de lágrimas.
La mente de Harry estaba nublada no sabía que pasaba, ni donde estaba, ni mucho menos quien era ella, tomando fuerzas le preguntó "Disculpe pero no entiendo nada ¿quién es usted?; ¿Conoció a mis padres?; ¿Conoció a Sirius Black?"
"Claro que los conocí Harry" le respondió con una hermosa sonrisa y un ademán "Eran mis mejores amigos en la escuela"
Harry estaba impactado esa sonrisa, ese gesto, él los conocía muy bien. Pero no podía recordar a quién pertenecían. Era muy extraño, pero ahora ella le resultaba muy familiar. Sus ojos eran iguales a los de, pero no eso no podía ser.
Imaginando lo que la tormenta de confusión en la mente de Harry ella le dijo "Harry porque no vienes a sentarte junto a mí, ven" le decía mientras se sentaba en el sillón frente a la chimenea. Harry se sentó a su lado y ella le dijo "me imagino que te recuerdo a alguien ¿no es así, Harry? Pues bien, ya es tiempo de que te contemos todo" y dirigiéndose a Lupin le dijo "Moony¿sabes dónde se ha metido ese cabeza de chorlito?"
"No, pilgrim, de veras que a veces me sorprende, aunque me imagino que esta preparando algo" le respondió Remus "Un poco más pilgrim, solo un poco más, por favor" le dijo con mirada suplicante.
"Esta bien, lo esperaremos un poco más, pero no mucho" le respondió ella fingiendo estar enojada. "Conociéndolo ha de querer hacer una gran entrada"
"Disculpen, pero quien más falta por -pero no pudo continuar la frase, la puerta había sido nuevamente abierta por alguien que casi hizo que el corazón de Harry se parara. No podía creerlo "¡Sirius!" Gritó Harry, corriendo hasta los brazos de su padrino que lo esperaban abiertos de para en par. Sin importar que lo vieran dejó salir todas las lágrimas que se había negado a derramar en los últimos días.
Sirius lo abrazó fuertemente dejando que se calmara mientras le decía "Parece que me extrañaste, Harry; ¿No creías que te desharías de mí tan fácilmente?" le dijo Sirius con una sonrisa le llegaba hasta los ojos.
Reponiéndose un poco y sin liberarse del abrazo de su padrino, temiendo que si lo hacía éste desaparecería, le dijo "Pero¿cómo es posible que estés aquí, si yo te vi desaparecer detrás del velo?" le dijo Harry mientras se fijaba en su aspecto, se miraba diferente, era otro, tenía un aspecto saludable, llevaba sus elegantes cabellos negros muy cortos, sus ojos no tenían más aquella sombra mortal producto de los doce años que había pasado en Azkaban; en cambio, ahora brillaban con cierta picardía. Él, al igual que Lupin, parecía más joven y alegre.
"Bueno Harry en primer lugar a mí también me alegra volver a verte y en segundo" le dijo mientras le colocaba un brazo sobre sus hombros y con el otro le señalaba a la joven mujer "veo que ya conoces a mi bella esposa" Harry notó que los ojos de su padrino brillaron más que nunca al mirar a la joven. "Harry, te presento a Pilgrim, mi esposa y tu madrina"
Harry se quedó petrificado con la noticia, Sirius había ido a colocarse al lado de ella. Podía verlos a los dos parados frente a él con sus manos entrelazadas, esperando su reacción.
Harry decidió no hacerlos esperar más "No entiendo¿por que nadie me lo había dicho antes?; ¿Estas casado?" Balbuceó Harry.
"Ven aquí, Harry" le dijo ella invitándolo a que se sentara con ella en el sillón. "Es una historia muy complicada y larga" le explicó "Veras, nadie podía decirte nada, por tu propio bien y el de otras personas" le dijo mientras miraba a Remus y a Sirius que se encontraban parados junto a la ventana.
"Quiero saberlo todo" le dijo Harry con un tono seguro y a la vez suplicante.
"Y lo sabrás, Harry" le aseguró Dunbledore que se encontraba sentado en un sillón enfrente de ellos "Sirius, Remus, Arthur por favor acérquense, ustedes son muy importantes en esta historia" dijo mientras miraba su reloj "Si no me equivoco Severus debería estar llegando en este momento" terminó diciendo sin dejar de ver la chimenea. No había ni terminado de decir la frase cuando el Profesor Snape ponía sus pies en la alfombra del salón
"Espero no llegar tarde" dijo saludando a los presentes con un ademán, Harry notó que al posar sus ojos en la bella mujer, una leve sonrisa y un brillo fugaz iluminaron la cara de Snape para luego tornarse severo ante los demás.
"Snivellus, siempre tan puntual" le gruñó Sirius desde su asiento. Inmediatamente fue reprendido por la mirada de su esposa.
"Ya veo que ni con los años pudiste amaestrarlo" le dijo Snape a ella, quien en cambio le reprochó con la mirada.
"Severus, por favor siéntate" le dijo la joven señalándole un sillón. Él lo tomó regalándole una sonrisa.
"Ya siéntate Snivellus por favor" le dijo Sirius a quien no le había gustado para nada el gesto de Snape para con su esposa. Snape murmuró algo para sus adentros mientras tomaba asiento.
Cuando todos estuvieron sentados Remus empezó a hablar "Harry quiero que oigas a Pilgrim hasta el final, no la interrumpas, bueno al menos no mucho." Harry asintió y se volvió para mirar a su madrina, que estaba a su lado.
Después de un largo silencio, como si estuviera escogiendo las palabras adecuadas para empezar, le dijo "Harry" titubeó un poco "Lo primero que debes saber es mi nombre, como comprenderás Pilgrim era el nombre por el cual mis mejores amigos se dirigían a mí durante mis años de Hogwarts" le explicó al tiempo que se ponía de pie para pasearse por el salón en medio de todos.
"¿Te encuentras bien amor?" le dijo Sirius corriendo a su lado. ella le respondió con una mirada y una leve sonrisa. Sirius la besó suavemente en la frente y volvió a tomar su lugar al lado de Harry esperando que ella continuara.
"Mi verdadero nombre es Hermione Granger, Harry"
