Al fin he podido terminar la historia. solo me resta decirles muchas gracias por haberme seguido, no me había dado cuenta que ya casi llevaba un año escribiéndola, siento mucho haberme tardado tanto. de veras muchas gracias y sobre las parejas de los chicos, prefiero no decirles para que se las imaginen como a ustedes les guste más. como dicen el final de una historia es el comienzo de otra más grande y maravillosa. hasta la próxima vez...

Malia-Evans: siento mucho haberte hecho esperar y sufrir tanto. ☺☻; Steffy Potter, lunaWood; Ophelia Dakker; Ivita Black; S. Lily PotterGracias por estar pendientes de esta historia.

MauraBlack; Mawi; tanuki (jo-chan;rasaaabe; Estrella; Mualtiuana; Hazmin-gidmell; Marla; yasel; trixie-Black; mar malfoy; pollo's; kari; zeisse; Darkangelx20; nevichii-1240; Anthemalfoy; lalis lola; kary anabell black; gaby du; fayna; jorg; aiko-shiteru; narva black; tatis; hermione riddle Malfoy; Tana Abbott; Ivy potter Black; Celeste Malfoy; Caty Malfoy Potter Mione Blck potter Lupin; pollito Elena Greger Potter; Rusita Black; Lolo; Anna-granger; LuNaBLAcK; pacita Malfoy; Harly Grace; Anne: muchísimas gracias por leer mi historia, gracias, gracias.

relley-Chan; Blackspirit; Meiko; Herms Malfoy; NickyPotter; Patu; Francys: muchas gracias por leer mi historia

¡Gracias a todos!

granate ...

Capítulo 22

"¿Hermione?"

La bruja se volteó y fingió alegrarse de ver a Peter en la habitación.

"¿Cómo están mis tesoros?" saludó Peter desde el umbral.

"no te oí llegar" contestó Hermione, entrando en la habitación "Estamos muy bien ¿Cómo pasaste la tarde?" preguntó mientras arropaba a la pequeña Luciana.

Peter se acercó para darle un beso en la mejilla y hacerle cariñito a la niña. Hermione tuvo que hacer un gran esfuerzo para no escupirle a la cara. Odiaba cuando la tocaba, pero, especialmente, cuando se acercaba a su hijita.

"Ya sabes, aburrido como siempre. Los momentos que paso con ustedes son las únicas horas de felicidad de mi día" respondió Peter. Hermione lo ayudó a quitarse la capa, se sentaron en los sillones que adornaban la habitación y ella fingió escuchar con alegría su relato. La tranquilidad del momento fue interrumpida por un ruido proveniente de la planta baja. Peter se puso en guardia.

"¿Escuchaste ese ruido?" preguntó Peter, acercándose a la puerta para escuchar mejor.

"No" contestó Hermione, mintiendo.

"fue un ruido muy claro" dijo Peter sospechando que ella mentía. Otra vez se oyeron ruidos, esta vez Peter reconoció voces y pasos.

"Alguien violó la seguridad de la casa" dijo Peter. Volteó a ver a Hermione, ésta llena de pánico, corrió hacia el cunero y tomó a su pequeña hija en brazos. Peter la miró con recelo.

"¿Quién pudo ser?" dijo Hermione, temblando.

"Ya lo veremos. Sólo te advierto algo, si me entero que tú llamaste a alguien, no volverás a ver a tu hija" la amenazó. Se sacó un papel de su bolsillo, lo golpeó con su varita al mismo tiempo que decía unas palabras. Hermione se horrorizó al reconocer lo que era.

"mi versión del mapa del merodeador" dijo Peter muy orgulloso de si mismo. Mientras esperaba a que le dijera quién había entrado, vio como las facciones de Peter pasaban de la sorpresa al odio en un segundo. Peter levantó su mirada aguada y Hermione se aterró más al descubrir el brillo siniestro en sus ojos.

"Tus caballeros han llegado" le dijo.

El corazón de Hermione dio tumbos de alegría para después caer en la más grande de las desesperaciones, ella sabía que dentro de Peter hibernaba la maldad pura, y la llegada de su familia significada el fin de su letargo.

"¿No te entiendo?" fingió Hermione para tratar de ganar un poco de tiempo.

"Bien que sabes de que estoy hablando" Peter se acercaba amenazadoramente, Hermione apretaba contra si el pequeño cuerpecito de Luciana, en el instante en que Peter extendía su mano para tomar a la niña, ésta empezó a llorar desconsoladamente.

"¡Cállala!" vociferó Peter.

"tus gritos la asustan más" respondió Hermione tratando de consolar a su pequeña. Mientras lo hacía estudiaba la situación, necesitaba proteger a Luciana a toda costa, Peter se iba ir contra ella, sabía que ella era su punto débil, había llegado la hora de usar su magia, pero necesitaba un poco más de tiempo.

"O la callas o la callo yo" la volvió amenazar Peter.

"Por favor, Pit, no le hagas daño ¡A ella no!" imploraba Hermione. Peter volvió a reír con maldad pura, levantó su varita, pronunció un hechizo, una luz anaranjada salió de la punta de ésta. Hermione cerró los ojos, protegiendo a la niña con su cuerpo.

Peter bajó su mano, salió de la habitación, satisfecho de su hazaña y lleno de odio contra todos.


Cuando Peter entró en la casa, los cinco encapuchados lo siguieron sin que éste se diera cuenta que lo acechaban. Esperaron a que subiera al segundo piso, como siempre lo hacía, nunca se paseaba por la planta baja, subía directamente a la habitación que estaba al final del pasillo.

Los cinco espectros entraron sin ningún problema, revisaron todo el piso inferior para asegurarse que todo estuviera en orden, en otras palabras. que Peter no les tuviera preparada ninguna sorpresita. Sabían perfectamente que Peter las visitaba tres veces al día, y sólo se quedaba con ellas dos horas, sabían también de la existencia de Luciana, los diferentes juguetes que encontraron en la parte baja, comprobaban el nacimiento de la niña, aunque no sabían si Hermione había tenido niña o niño, sólo sabían que ésta ya había dado a luz, y para su alivio, el nuevo bebé estaba vivo. Esa era la razón por la que habían decidido esperar a que Peter se marchara, para rescatar a Hermione. No podían poner la vida del inocente en riesgo

Mientras esperaban a que Peter se fuera, para sacar a Hermione y al bebé de la casa, una mantita rosada llamó la atención de Sirius. Se acercó con el mayor sigilo que pudo y la tomó, la olió y reconoció el aroma característico de los bebés, la examinó y encontró en una de sus esquinas un nombre bordado en letras doradas.

Luciana Fiama.

Las piernas no pudieron sostener su cuerpo convulsionado por la emoción de saber el nombre de su pequeña hija, dio unos pasos atrás, y sin poder evitarlo tropezó con una mesa, la lámpara que descansaba en ella, se cayó y al llegar al piso causó un ruido sordo, el mismo ruido que había escuchado Peter.

Remus se apresuró a sostener a Sirius para que no siguiera dando tumbos y diera signos de su presencia.

"Padfoot contrólate" dijo Remus, desesperado. Los otros tres magos corrieron a su lado, preocupados de que se hubiera comprometido la misión.

"guarden silencio" susurró Frank, por unos instantes sus corazones dejaron de latir, no querían ni imaginar que Peter descubriera que estaban dentro de su escondite. Varios minutos pasaron hasta que al fin, Frank se aventuró a hablar

"parece que Pettigrew no ha escuchado nada" dijo muy bajo

"Es mejor que no nos confiemos, han pasado muchos años, Peter no es el mismo" dijo Severus.

"no importa cuánto haya entrenado ese gusano, no podrá escapar de nuestra venganza" dijo Remus

"Severus tiene razón Moony, no hay que confiarnos" dijo Sirius, estaba más repuesto.

Remus iba a replicar cuando el llanto desconsolador de un bebé resonó por toda la casa, Sirius se paralizó al escuchar a su pequeña llorar por primera vez, instantes después oyeron a Peter callarla a gritos, la voz que le contestó les heló hasta la fibra más profunda de sus corazones, era Hermione enfrentando a Peter. Después las voces se callaron, la puerta se abrió, se escucharon pasos, quien quiera que fuese se dirigía a las gradas, era Peter Pettigrew.

"Como siempre su brillantez ha excedido mis expectativas" decía Peter mientras aplaudía y se apoyaba en la baranda. "Pero como siempre tarde"

"¿Dónde está mi familia, Peter?" preguntó Sirius, subiendo las gradas muy despacio.

"ya te dije, ya es muy tarde, pero si quieres sus cadáveres tendrás que pelear" contestó Peter.

"¡Mientes!" gritó Sirius, subiendo las gradas para matar a Peter; pero éste fue más rápido y lo devolvió abajo con un encantamiento. Remus le contestó pero Peter lo esquivó.

"¡has mejorado, Wormtail!" gritó Remus al ver la agilidad de Peter. "pero eso no será suficiente" Remus estaba furioso, Sirius estaba mal herido.

"¡vamos! Sirius no es momento de bromas amigo" decía Severus, dando pequeños golpecitos a Sirius en la cara. En ese mismo instante uno de los hechizos de Peter golpeó a Remus pero no lo venció, el licántropo respondió con uno de sus mejore hechizos.

"¡Saquen a Sirius de aquí, es muy peligroso!" gritó Remus, su pierna estaba lastimada pero aún podía andar. Frank y Arthur sacaron a Sirius de la casa, mientras Severus ayudaba a Remus contra Peter.

"¡Parece que Sirius volvió a apresurarse!" se burló Peter desde arriba.

"¡Por qué no bajas Peter o es qué tienes miedo!" exclamó Severus.

"¡Protego!" gritó Remus, protegiendo a Severus de la lluvia de rayos rojos que Peter les enviaba.

"Es mejor que retrocedamos, si nos quedamos aquí no tendremos oportunidad" dijo Severus a Remus, pelear en las gradas los ponía a ambos en una gran desventaja, Peter los había herido a los dos, sin siquiera recibir un rasguño.

Peter al ver que Severus y Remus se alejaban se arriesgó a seguirlos, bajó las gradas con cuidado, muy pegado a la pared para no ser sorprendido.

Petrificus Totalus!" Peter se salvó por un centímetro, sin pensarlo se lanzó por la baranda con agilidad felina, al llegar al piso rodó hasta llegar a la pared donde buscó la protección de la puerta de la cocina.

"Es mejor que nos separemos, intentaré sorprenderlo por detrás" dijo Severus señalando la puerta de atrás de la cabaña. Era perfecto, si llegaba hasta esa puerta sin que Peter se diera cuenta, éste quedaría cercado entre dos fuegos.

"Peter no se lo espera" respondió Remus, con ojos brillantes "Yo te cubro"

Remus salió de su escondite, sólo con su varita levantada y empezó alanzar hechizos a diestra y siniestra, con el fin de darle tiempo a Severus de salir de la casa. Peter pensó que Remus era un completo estúpido al exponerse de tal manera, pero él no iba a quejarse de las ganas de morir de su antiguo amigo.

"¡Stupefay!"

"¡Protego!" Gritó Peter "¡Petrificus Totalus!"

"¡Silencio!" Gritó Remus. Peter lo volvió a esquivar.

Peter no lo había notado pero Severus había salido de la casa, Remus retrocedía buscando escudarse en la pared.

"¡Severus qué ha pasado¡Dónde está Remus!" preguntó Frank al verlo llegar solo.

"No hay tiempo de explicaciones ¿cómo sigue Sirius?"

"Un poco aturdido pero puedo continuar" respondió el mismo Sirius "¿Dónde está Moony?" preguntó alterado.

"Sigue adentro. Peter es listo pero nosotros lo somos más ¡Deja que te explique Sirius! Yo salí para tratar de entrar por la puerta trasera, Peter está en la cocina ¿entiendes lo que queremos hacer?"

"Quieren atraparlo ¡magnífica idea!" dijo Arthur.

"Sí ¿estás seguro que puedes continuar, Sirius? Entonces no hay tiempo que perder. Arthur tú vienes conmigo, Frank y Sirius deben ir a ayudar a Remus, él está herido"

Sirius al escuchar sus últimas palabras se puso de pie y corrió tan rápido como pudo, no podía dejar que Peter le hiciera daño a Remus. Frank lo siguió, mientras Arthur y Severus se dirigían al patio trasero de la cabaña.

Uno de los hechizos de Peter había alcanzado a Remus, y éste buscaba desesperadamente refugio, Peter se acercaba cada vez más

"¡Avada ke.."

"¡Impedimenta!" Gritó Sirius, Peter fue arrojado con fuerza hacia atrás, al caer se golpeó la cabeza en la pared, como pudo se arrastró hacia la cocina para recobrar las fuerzas y la calma.

"¡Remus¿Estas bien, amigo?" dijo Sirius, arrastrándolo a la sala. Frank movió los sillones y algunas mesas colocándolos a manera de formar una barricada.

"Un poco adolorido pero nada de cuidado ¿y tú cómo estas?"

"él está bien pero tu pierna no lo esta" respondió Frank, Sirius lo miró lleno de preocupación. "Necesitas cuidados de inmediato" Remus se resistió a marcharse, entonces, Frank hizo lo mejor que pudo siguiendo las indicaciones de Remus para mejorar el estado de su pierna y aliviar un poco el dolor.

"Quédate con él, Frank. Yo me encargo de Peter"

"espera, Padfoot" dijo Remus antes que su amigo saliera del improvisado fuerte. "Yo puedo moverme, Frank hizo un buen trabajo"

"¿Qué tratas de decir?" preguntó Frank, ayudando a Remus a ponerse en pie

"Debemos llegar hasta la habitación donde estás Hermione y la niña. Frank y yo te cubriremos mientras tú subes" Sirius comprendió y aceptó el plan de su amigo.

"No, los dos deben subir, yo los cubro" intervino Frank "Peter debe seguir aturdido y escondido en la cocina, tienen el tiempo suficiente de subir sin que él se entere"

"Cuídate mucho, Frank" dijo Remus antes de subir las gradas. Pero los cálculos de Frank habían fallado, Peter había salido de su confusión y estaba otra vez listo para la pelea.

"¡impedimenta!" Vociferó Peter, Sirius y Remus fueron lanzados al piso con fuerza.

"¡Petrificus totalus!" Gritó esta vez.

"¡Expelliarmus!" gritó Frank, la varita de Peter salió volando por los aires.

"¡Accio varita!" Dijo Severus, quien junto a Arthur, había logrado entrar por la puerta de atrás como lo habían planeado. Ahora tenían a Peter emboscado. Pero Peter les tenía una sorpresita más, con una mueca maligna y gran velocidad, se sacó un segunda varita de sus capas y los desarmó a todos, cuando tuvo todas las varitas en sus manos dejó escapar una risa maligna que tuvo eco por toda la casa. En la acción Severus se había estrellado contra una mesa de metal, fracturándose varias costillas al instante; Arthur se había golpeado la cabeza, perdiendo casi por completo el conocimiento.

"Eso no se lo esperaban ¿verdad?" dijo jugando con las cinco varitas. "Creo que me subestimaron, otra vez. Severus, Arthur ¿me harían el favor de colocarse al lado de sus amigos?" dijo Peter con fingida cordialidad, al notar lo mal heridos que estaban Frank levantó sus manos en señal de derrota y pidió permiso a Peter para cargarlos hasta donde ellos estaban. Sirius lo ayudó, cuando pasó enfrente de Peter sintió el inmenso deseo de matarlo con sus propias manos, pero si lo hacía sus amigos podían pagar las consecuencias.

"¿y ahora qué, Pit?" preguntó Remus, cuando Frank y Remus habían terminado de trasladar a Severus y a Arthur.

"Ahora se mueren" contestó Peter. Todo había terminado, habían menospreciado a Peter, y éste los había vencido. Habían fallado.

Peter apuntó su varita a Sirius, Frank se interpuso pero a Pettigrew no le importó, pensaba matarlo de todos modos.

"Avad…" pero no llegó a decir la frase por completo, una fuerza extraña le arrebató su varita y lo suspendió por los aires.

"piénsalo otra vez, Pit" todos se voltearon hacia las gradas, ahí, parada tan serena como siempre, estaba Hermione, al llegar a la mitad de las gradas se detuvo. Con un movimiento de sus manos hizo que Peter se elevara hasta el techo donde lo sostuvo.

"¿Cómo es posible que esté aquí? Sencillo: Tu jaula no es nada comparada con mi poder, Pit" continuó diciendo "Gracias a tus intentos de dañar a mi familia pude al fin acumular las fuerzas necesarias para volver a usar mi magia"

"Hermione" exclamó Sirius, su voz hizo que Hermione volteara, al ver a Remus aguantando el dolor de su pierna lastimada, casi desecha; a Sirius muy golpeado y con la cabeza sangrando; a Arthur casi sin conocimiento por los golpes que Peter le había ocasionado; a Severus desangrándose de su herida en el costado y respirando con dificultad; y por último a Frank, protegiendo a los otros con su humanidad, él solo tenía rasguños por todo el cuerpo. Ante este cuadro tan terrible, sus ojos se llenaron de lágrimas y de rencor, cómo había sido capaz Peter de tanta maldad.

"Mátame ¡qué estás esperando, Tena!" gritó Peter. Hermione lo miró con rabia.

"No será tan fácil, Peter" Con un simple movimiento de su muñeca hizo que Peter se impactara contra el suelo varias veces. Lo torturó por varios minutos hasta llegar al punto de casi acabarlo, pero se detuvo, no quería asesinarlo, ella no era igual a él, jamás se rebajaría a su nivel. Además le convenía más vivo que muerto, así le convenía más a Harry.

"No te alegres, Peter, hoy no será tu fin. Nadie te lastimará, yo no lo permitiré. Tu castigo será escuchar a cada hora, a cada minuto, a cada segundo, las voces de aquéllos que murieron por tu maldad; nunca dejarás de escuchar sus últimas palabras. Día y noche las imágenes de sus muertes te invadirán, jamás podrás olvidarte de tus pecados" Peter la miró lleno de horror.

"Pero Hermione él te hizo daño, le hizo daño a nuestra hija" dijo Sirius, desesperado. No quería que Peter se escapara de nuevo.

"Si él le hubiera puesto un tan sólo dedo a Luciana encima, ya no estuviera vivo. No permitiré que ustedes se ensucien sus manos con su sangre ¡jamás! Sería como darle la victoria y una salida fácil a nuestro querido Peter" Hermione miraba con desdén la figura quebrada y lastimada de Peter.

"Vete, Peter, regresa con tu amo y mantente alejado de mi familia por tu bien ¡Ah! Y recuerda tu deuda con Harry y conmigo, nunca olvides que estas en deuda con ambos y la mía se la puedes pagar a Harry, también. Si algo le pasa a él, sería como matarme a mi" esta ultima frase se la dijo al oído para que sólo él escuchara. Peter entendió que ahora no sólo tenía un compromiso con Harry, sino con Hermione también, y sabía muy bien como pagarla.

"Frank ayúdalos a salir de esta casa" Frank obedeció al instante, los llevó hasta el claro del bosquecito donde se habían escondido unas horas antes. Para preocupación de Sirius Hermione se quedó un rato más, debía ir por Luciana, la niña seguía en la habitación, a la que solo su madre podía entrar. Después de tomarla en sus brazos, bajó y se disponía a salir cuando se acordó de Peter.

"Recuerda mis últimas palabras, Pit" diciendo esto, aseguró bien a su hija antes de salir a la intemperie, Frank la esperaba en la puerta para mostrarle el camino hacia el portal, al verla salir la abrazó con fuerza y besó a la pequeña con ternura. Hermione se sintió desfallecer, las fuerzas se le escapaban, Frank se alarmó al verla desmayarse, la atajó en el aire, teniendo cuidado de que la niña no se golpeara.

"¡Ayúdenme!" gritaba desesperado, no entendía lo que estaba pasado. Sirius llegó corriendo y asustado por el grito de Frank.

"¿Qué pasó?" preguntó lleno de pánico.

"No lo sé, se desmayó al salir de la cabaña" explicó Frank, con la bebita en sus brazos. Sirius levantó a Hermione en sus brazos, a pesar de su debilidad. La llevó hasta donde estaban los demás que no habían podido acudir al llamado de ayuda por lo grave de sus heridas.

"¡Pilgrim!" exclamó Remus, horrorizado de ver a su amiga hasta hace un instante fuerte, toda débil y pálida.

"¿Qué pasó?" preguntó Severus.

"No hay tiempo que perder, debemos regresar a Grimmauld Place lo más pronto posible. Hermione necesita asistencia y ustedes también" dijo Sirius, sintiéndose casi desfallecer y con la mirada borrosa, gracias al golpe que Peter le causó.

Todos comprendieron sus palabras y como pudieron fueron tocando el portal para ser trasladados de inmediato a los cuarteles de la Orden del Fénix. Frank lo obligó a que le diera a Hermione, él tenía más fuerzas y podría soportar el viaje sin problemas, Sirius accedió a regañadientes, Frank le dio a la niña, ella era más pequeña y Sirius no necesitaría mucha fuerza para cargarla.

"Vámonos"


En la vieja mansión Black Dumbledore y los demás los esperaban impacientemente y con todas las medidas y asistencia que pudieran necesitar. El primero en llegar fue Arthur, Molly casi se muere de verlo pisar la alfombra de la sala tan mal herido como estaba, la presión del viaje lo había hecho perder todo el sentido que le quedaba.

"¡Por Era!" exclamó la profesora Minerva al verlo caer. Hagrid que estaba cerca del portal evitó la caída, lo cargó y Dumbledore le indicó que lo llevara a las habitaciones que habían acondicionado para atenderlos, se imaginaron que la lucha no sería fácil. Bill y Charlie Weasley los quisieron seguir, pero su madre les ordenó que se quedaran por si los demás necesitaban ayuda; los dos obedecieron sin replicar, concientes que eran más útiles en la sala.

Harry y Camus, escucharon los gritos de la señora Weasley, y el aspaviento que había abajo, bajaron a gran velocidad y entraron a la sala justo para ver llegar al padre de Eleonora y a Remus Lupin llegar en un estado deplorable. Ambos magos se sostenían el uno al otro para impedir caerse. Estaban casi inconscientes, como Arthur. Bill y Charlie los asistieron y los llevaron hasta las habitaciones para ser curados.

El siguiente en llegar fue Sirius, traía sus capas bien abrochadas. Al ver que había llegado a casa se dejó caer de rodillas sin dejar de apretar a su pequeña contra su pecho. Harry y Camus corrieron en su auxilio.

"¡Papá!"

"Sirius ¿estás bien?" preguntó Harry. Sirius los miró con ojos desorbitados, abrió sus capas para descubrir la pequeña figura de Luciana. La niña se aferraba con sus pequeñas manitas a la camisa de su padre. La profesora Minerva al ver a la bebita apartó a los muchachos para tomarla entre sus brazos, Sirius la miró, al asegurarse que estaba a salvo, se dejó vencer por el dolor y vio negro por completo. Harry y Camus lo sacaron de ahí para llevarlo a sus habitaciones. La profesora los acompaño con la niña en brazos.

"Solo faltan Frank y Hermione" dijo Alice.

Dumbledore tenía los ojos cerrados, estaría igual que los demás o su estado sería peor. Sus cavilaciones fueron respondidas enseguida, Frank acababa de llegar con Hermione entre sus brazos, todos se asustaron al verla tan frágil, parecía sin vida.

"¡Dios Santo!" dijo Alice corriendo hacia su esposo, lo beso repetidamente y después examinó a Hermione.

"¿Qué tiene Herm, Frank?"

"No lo sé"

"llévenla a la enfermería" ordenó Dumbledore.

Las horas transcurrieron sin que la puerta de la improvisada enfermería se abriera, todos esperaban impacientes a que alguno de los curadores saliera y les dijera que estaban bien; pero nadie salía. La pequeña Luciana dormía plácidamente en su cunita, la profesora Minerva, Hestia, Emmeline y Tonks no se apartaban de su lado.


"Es hermosa" dijo Emmeline

"Que alivio que no tenga ni un rasguño" dijo Hestia

"Yo misma hubiera matado a ese mequetrefe si le hubiera hecho daño" dijo la profesora muy enojada. La niña respondió a su voz y se movió en su cunita.

"Shhhhh descansa pequeña, todo esta bien, nada te pasará mientras estemos aquí" dijo Tonks con voz muy tierna.


Al amanecer las puertas de la enfermería se abrieron y madame Pomfrey salió a darles noticias de los heridos.

"¿Cómo están?" preguntó Dumbledore.

"Todos están muy bien, un poco lastimados pero nada de cuidado. Solo necesitan reposo y les aseguro que nuestros cinco legionarios dormirán por mucho tiempo" explicó la enfermera.

"¿Y Hermione?" preguntó Harry

"Ella está muy bien, sólo necesita mucho reposo. Todo el estrés de estos días, y la gran cantidad de magia que utilizó en tan pocas horas la desgastó muchísimo; pero como ya dije antes nada que un buen reposo y las correctas pociones no puedan curar; y sobre todo mucho amor y cariño"

Todos respiraron aliviados al escuchar que ninguno estaba en peligro y que no habría consecuencias a largo plazo para ninguno.

"Ahora les ordeno que vayan a dormir, aquí no podrán entrar hasta mañana, así que, es mejor que ustedes duerman, también"

"Lo que usted diga madame Pomfrey" contestó Camus "¿Qué dices si vamos a conocer a nuestra hermanita, Harry?" Harry sonrió muy contento y siguió al muchacho. Tenía muchas ganas de conocer a Luciana.

"Profesor Dumbledore, si me lo permite quisiéramos avisarle a los chicos de todo lo que sucede" dijo Charlie.

"Claro, con todo el ajetreo de estas últimas horas me había olvidado de los chicos. Claro vayan, tráiganlos a casa, necesitamos que esta vieja y lúgubre mansión se llene de amor y luz para que nuestros enfermos se sanen más rápido" dijo el noble anciano muy entusiasmado. "Yo por mientras iré a conocer a mi nieta, tengo que hacerle muchos cariñitos"


"Segura que el frío no te molesta, mira que tu salud es muy frágil, Helena" dijo Ginny, asegurándose que el abrigo y la bufanda de Helena estuvieran bien colocadas para impedir que ésta sintiera frío.

"Ya basta, Gin, cuando te comportas de esa forma te pareces muchísimo a tu madre" se burló Helena entre risas.

"eso me gano por preocuparme por tí"

"ella tiene razón Lena, no queremos que te enfermes" dijo Ariatna

"no te enojes, de veras no siento frío, estas prendas me mantienen caliente, fueron un regalo de papá. Él también se preocupa demasiado por mi salud" explicó Helena.

"No te pongas triste ya verás que antes de lo que esperamos los volveremos a ver" dijo Ginny, abrazando a su amiga.

"Debe ser una razón muy poderosa para que nos dejen aquí en estas épocas" murmuró Ariatna, muy triste.

Neville divisó a las niñas desde una de las ventanas del castillo, se preocupó al pensar cuánto tiempo llevaban sentadas en ese lugar, el día estaba helado. Se dispuso a ir hasta allá y obligarlas a entrar, no quería que se enfermaran por una simple irresponsabilidad.

"¡Hey Neville¡Neville!"

"Charlie, Bill ¿Qué hacen ustedes aquí¿Traen noticias de casa?" a Charlie le causó gracia la avidez de Neville por saber de sus padres.

"Primero dinos a dónde te dirigías con tanto apuro. Te gritamos tantas veces que hasta llegamos a pensar que estabas sordo" dijo Bill en son de broma.

"¡Oh! Perdón es que iba preocupado porqué Ariatna, Ginny y Helena están sentadas cerca de la cabaña de Hagrid, y casi está nevando ¡Podrían enfermarse!"

"Cálmate, Neville, pero es muy cierto lo que dices el clima no esta para estar haciendo días de campo" dijo Charlie.

"Charlie, tú ve con él y trae a esas dos inconscientes adentro, yo iré a buscar a los demás, nos vemos en el gran comedor en veinte minutos" dijo Bill. Charlie estuvo de acuerdo con su hermano mayor y acompañó a Neville, mientras Bill iba en dirección contraria en busca de los otros.

Media hora más tarde, Bill y Charlie pudieron encontrar a los chicos, y reunirlos a todos en el gran comedor.

"ustedes son muy difíciles de encontrar" dijo Bill

"¿Para qué nos quieren ahora? Para decirnos que no podemos ir a casa en las vacaciones de verano" dijo Eleonora, enojada.

"Si es eso me voy" dijo Ginny parándose de su asiento. Charlie la tomó del brazo y la obligó a sentarse de nuevo, Ron lo empujó y le reclamó su brusquedad.

"Perdóname, Gin" se disculpó Charlie, Ginny lo miró muy resentida.

"Eso fue muy rudo de tu parte, Charlie Weasley" le reclamó Ariatna. Charlie se avergonzó aun más al oír su reproche.

"Basta ya de tanta tontería. Nos van a escuchar aunque no quieran" dijo Bill con tono autoritario.

"empieza ya Bill" dijo Ron

"Venimos por ustedes, Dumbledore nos dio un portal para llevarlos a casa" explicó Bill

"Dinos la verdad, Bill ¿Qué ha pasado? La última vez que nos reunieron tan de mañana y nos dieron un portal para ir a casa, era porqué habían atacado a papá. Te lo vuelvo a repetir ¿qué pasó ahora?" preguntó Ginny, alterada. Neville la tomó de los hombros para calmarla.

"No perdamos más el tiempo, preparen sus cosas, nos vamos en media hora" dijo Charlie, sin querer responder la pregunta de Ginny.

"Ustedes también vienen con nosotros" les dijo al ver que el grupo de Slytherin se quedaban sin saber que hacer "Vayan por sus cosas, todo está arreglado para ir a casa" Draco, Pansy, Theo, Goyle, Crabbe y Blaise se alegraron de ser tomados en cuenta, y porqué no tendrían que pasar solos las navidades.


Cuando los jovencitos llegaron a la mansión Black, sólo madame Pomfrey estaba en la sala, les dijo que Harry y Camus estaban arriba y que los demás estaban durmiendo.

"Tienen terminantemente prohibido ir a las habitaciones que están más allá del cordón blanco. Mantengan sus voces bajas y no hagan muchos ruidos, hay personas que necesitan mucho descanso" les advirtió antes de despacharlos.

Todos en la casa estaban dormidos, no se escuchaba ni el más mínimo ruido, se dirigieron arriba con el mayor de los cuidados para no hacer bulla. Llegaron a la habitación donde se encontraban Camus y Harry, estaban dormidos en el suelo.

"¿No les parece raro que todos estén dormidos?" dijo Helena muy bajito.

"Es muy temprano, yo estaba dormido cuando Bill me fue a buscar al dormitorio" dijo Ron, con una carita de sueño que todos se preguntaban cómo no se había quedado dormido antes.

"Harry y Camus parecen muy cansados, para mi no se despiertan hasta el medio día" dijo Neville, estudiando a los dos jóvenes que dormían sin saber que los observaban.

"Creo que tienes razón. Nosotros deberíamos dormir, también" dijo Luna, bostezando. Ron le extendió los brazos y se acomodó junto a ella en uno de los sofás.

"sí, será mejor que durmamos" contestó Ginny. Uno a uno, se fueron acomodando por toda la amplia habitación, algunos se durmieron al instantes, otros solo cerraron los ojos para relajarse hasta que llegara el momento de saber toda la verdad.

Así fue como Dumbledore los encontró cuando los fue a buscar, eran ya pasadas las doce del día.

"Parecen unos angelitos" dijo la profesora Minerva

"Viéndolos tan felices y en paz me duele mucho tener que despertarlos para decirles la verdad" dijo Dumbledore

"Pero debemos hacerlo, Albus. Ya en el pasado hemos callado para no romper la paz de sus corazones juveniles, y sólo nos hemos ganado su rechazo y sus reproches" dijo la profesora.

"Si" dijo Dumbledore. Dejó pasar unos minutos más para después aplaudir con fuerza.

"¡Levántense todos!" gritó "¡Arriba¡Arriba todos!"

"Vamos, niños, no sean tan perezosos" dijo la profesora. Poco a poco se fueron despertando, los más sorprendidos fueron Camus y Harry al ver a sus compañeros en la habitación

"¿A qué horas llegaron?" inquirió Camus

"yo también te extrañé, hermanito. Llegamos esta mañana pero todo el mundo estaba dormido así que decidimos dormirnos también" explicó Ariatna.

"¿Dónde está papá?" preguntó James

"él está descansado, James" contestó Camus a su hermanito.

"De eso queríamos hablarles" intervino Dumbledore, haciendo aparecer una silla para él y otra para la profesora McGonagall. Como presintiendo que algo andaba mal todos se sentaron alrededor de los adultos para escuchar lo que les iban a contar. Dumbledore empezó a contarles la verdad lo mejor que pudo, los chicos no podían creer todo lo que les habían ocultado, pero para sorpresa de los mayores, no estaban furiosos, sólo un poco asustados por el bienestar de sus padres.

"No se preocupen todos están bien. Ya mañana podrán verlos" dijo la profesora.

"Ellos necesitan descansar mucho para que sus cuerpos puedan restablecerse. Y mientras ellos duermen nosotros tenemos trabajo que hacer" dijo Dumbledore.

"¿Pero de veras están bien?" preguntó Sirius, llorando.

"Sí, Sirius" respondió Harry "Yo jamás te mentiría" el niño se abrazó a Harry llorando por sus padres.

"cálmate pequeño, todo va estar bien ¿quieres conocer a Luciana?" dijo Camus, Sirius volteó su cabecita para ver a su hermano y asentir.

"Antes que vayan a conocer a Luciana, tengo que pedirles un favor. Necesito que nos ayuden a decorar y limpiar la casa, estas fiestas tienen que ser las mejores" dijo Dumbledore "Y pueden utilizar magia mientras lo hacen" todos se pusieron muy felices, iba ser muy divertida la espera.


"Hola cariño" dijo Sirius al verla despertar, seis días después de su rescate

"¿Eres tú Pad?" dijo Hermione temiendo que fuese un sueño, pero la calidez de los besos de Sirius y sus manos acariciando sus cabellos le decían que no era una simple fantasía.

"Soy yo amor, bienvenida a casa" Sirius se había acomodado a su lado para poder abrazarla, llevaba varios días en vela esperando a que abriera sus ojos. Madame Pomfrey estaba furiosa con él, su herida no era para tomarse a la ligera, pero Sirius no cedería hasta que su Hermione volviera al mundo de los vivos. Harry era el único que la acompañaba, pero en ese momento el joven se encontraba desayunando.

"Soñé tanto con volverte a ver, a abrazarte, a besarte" le susurró Hermione "Me estaba volviendo loca sin ti, sin mis hijos"

"Shhhhhh ya pasó todo, ya estás de nuevo en mis brazos, con nosotros que no somos nada sin ti" dijo Sirius, llorando. Dejando que todo pasara, que su amor curara las heridas del corazón, que la paz volviera a ellos.

"¿Cómo están los demás?" preguntó Hermione después de un gran silencio

"muy bien, hace cuatro días que despertamos. Los chicos nos esperaban con ansia, tienen la casa hecha una maravilla, pareciera que la alegría se hubiera instalado en la casa. Remus está mejor de su pierna, Helena lo mima demasiado, a veces pienso que sólo está fingiendo" Hermione le pegó en broma por su comentario

"¿Y Severus?"

"Ya está mejor, aún le cuesta respirar un poco pero las pociones hacen maravillas. Arthur esta mucho mejor, también. Ya te imaginarás a Molly, nos da comida hasta por los codos, dice que necesitamos alimentarnos para recobrar las fuerzas" dijo entre risas.

"¿Y tú?"

"Mis dolores físicos no importan, tú estas bien y Luciana es bellísima ¿qué mal podría sentir?" Sirius la besó apasionadamente "Te extrañé mucho, mi cielo"

"Y yo a tí. Ya tendremos tiempo para ponernos al día. Ahora quiero bajar a ver a mis niños" dijo queriendo levantarse, pero Sirius la atrapó en sus brazos para bañarla de besos y mordiscos, a Hermione le causaban muchas cosquillas y él lo sabía.

"ya déjame, Sirius Black" sus risas inundaron todo el recinto, Remus que estaba cerca reconoció el sonido y se apresuró a entrar tan rápido como sus muletas lo dejaban.

"¡Hermione!" exclamó al verla despierta y muy alegre. La bruja al verlo, se libró de los brazos de su marido y saltó de la cama para correr a los brazos Moony. Lupin dejó caer sus muletas para poder abrazarla mejor.

"Al fin te tengo en mis brazos, Hermione. Te he extrañado tanto. Nada es lo mismo sin tí" decía Remus sin soltarla. Hermione reía sin para por estar de vuelta a su lado.

"yo también te extrañé mucho" dijo Hermione. Sirius los miraba desde la cama satisfecho y dándole gracias a la vida por haberles regresado la alegría a sus vidas. En ese momento Severus y Alice entraron, su alegría fue inmensa al verla de pie, y muy saludable. Alice gritaba como una loca el nombre de su amiga, la besaba y abrazaba sin dejar de saltar y aplaudir. A Severus le costó un poco más llegar a donde estaba, pero sus ojos decían todo lo que sentía al tenerla de nuevo en casa, sana y salva.

"Hola Sev" dijo dejándose abrazar por su amigo

"Hola Herms" Severus la abrazaba con ternura, como si tuviera miedo de quebrarla si lo hacía muy fuerte.

Los gritos de alegría de Alice les anunciaron a todos los habitantes de la casa que Hermione había despertado. En un abrir y cerrar de ojos Hermione se vio rodeada de todos sus hijos y sus amigos. Los chicos no dejaban de hablarle, ni de abrazarla, todos querían contarle algo o simplemente estar a su lado. Sino hubiera sido por Madame Pomfrey Hermione hubiera sido aplastada y estrujada por la avalancha humana que todos formaban. La enfermera los corrió a todos para que su paciente recobrara el aire, todas las protestas fueron en vano, cuando la enfermera decía algo había que cumplirlo.

Los siguieron días pasando, cada uno lleno de alegría y paz, el espíritu navideño había inundado la casa y los corazones de todos. Todos se recuperaban con cada día que pasaba y la tristeza e incertidumbre del mes de noviembre iba quedando atrás.

En uno de esos días Harry le preguntó a Hermione por qué había dejado vivir a Peter. Ella le contestó que ahora Peter tenía una deuda aun más grande con él.

"un mago siempre cumple sus promesas, Harry" le contestó ella mientras miraba esos hermosos ojos verdes que tanto amaba. Harry besó sus manos y le agradeció en silencio por siempre pensar en él.

"Te quiero mucho, Hermione" susurró Harry

"Y yo a ti" el mundo de Harry se iluminaba cada día más gracias a ella.

Después de platicar con Harry, Hermione se puso a pensar en Peter ¿cómo estaría? No podía evitar preocuparse por él, en el pasado había sido su amigo, aunque, él lo hubiera olvidado ella seguía preocupándose por él. Su destino sería muy cruel.

"¡Harry noooooooooo!"

"corre Adriana, corre… ¡Ahhhhhh!"

"¡Selene¡No Peter¡No lo hagas por favor!"

"Tus pecados nunca serán olvidados Peter…ese será tu castigo"

"¡Ya¡Por favor ya cállense!" gritaba Peter desesperado, llevaba días sin poder dormir, las voces de Selene y de todos aquéllos que habían muerto por su causa lo perseguían sin parar, no había minuto en el que no recordara sus muertes, las consecuencias de sus actos. Hermione tenía razón, nunca iba a descansar, tenía la conciencia demasiado pesada para poder vivir en paz. Sus días ya no tenían sol y sólo seguía viviendo por la deuda que tenía con Harry, sólo por él y por ella.


"Feliz navidad, amor"

"Feliz navidad, Sirius" contestó Hermione, amaba despertar en los brazos de Sirius. ¿Crees que nuestro ángel esté despierta?"

"Lleva horas despierta, Ariatna vino por ella muy temprano. Debe estar abajo rodeada por todos" contestó Sirius. "Es mejor que bajemos, es tiempo de regalos"

"Hay cosas que nunca cambian" dijo, encontrando muy divertido a Sirius saltando emocionado para ir abrir sus regalos. Los dos bajaron abrazados y se encontraron a todos los chicos esperándolo impacientes por abrir sus obsequios.

"ya era hora" dijo Draco, saludando con un beso a su tía predilecta.

"Si, mamá, desde hace rato queríamos empezar pero por ustedes dormilones no podíamos" dijo James, agitando una caja para adivinar que contenía.

"pues qué están esperando ¡Abrir regalos se ha dicho!" exclamó Sirius más emocionado que los chicos. Remus y Severus se acercaron a Hermione un poco adormilados, ella los abrazó mientras miraba las caras de felicidad de los chicos al abrir sus regalos y encontrara algo que han deseado por tanto tiempo.

Dos horas más tarde cuando todos los regalos estaban abiertos, Molly y Alice hicieron galletas y chocolate caliente, todos estaban en la sala disfrutando del momento, ninguno quería moverse. Los chicos charlaban y planeaban lo que harían al llegar al colegio; los mayores solo los disfrutaban, algún día ellos se independizarían y volarían alto y muy lejos de casa, sólo les quedaba rogar que les hubieran proporcionado raíces lo suficientemente profundas para que pudieran volver a casa.

Ahora entendían que la maldad existe y que solo el amor es el arma más eficaz para combatirla y vencerla. Los humanos somos tan extraños, nunca sabemos cuándo algo es realmente importante hasta que lo vemos en peligro; tampoco nos preocupamos por disfrutar los momentos chiquitos, siempre soñamos con grandes cosas que nos den alegrías inmensas, olvidándonos siempre que la verdadera felicidad se encuentra en las cosas más sencillas. Pero tal vez necesitemos vivir lo grande para apreciar las pequeñeces de la vida; y también debamos perder ciertas cosas que amamos para poder encontrar las fuerzas para recuperarlas y protegerlas por siempre, sabiendo que si las perdemos, una parte de nosotros se muere con ellas.