· Carry On My Way ·

Capítulo 4.

Yuzurenai yume ga aru nara I believe ...

Si tienes sueños que no decaen, yo creo ...

- El teléfono móvil al que está llamando está apagado o...

- ... fuera de cobertura en este momento.. Maldito pato!!

Ikki apretó fuertemente la tecla de cuelgue. Ya había perdido la cuenta de las veces que había maldecido a Hyoga, aunque creía que no iba a ser la última en todo el día.

Después de dormirse en la habitación del ruso, hecho una bolita contra la pared y con el móvil en la mano, se levantó no muy descansado y fue hasta su propia habitación para alistarse.

La ducha lo refrescó, pero no fue capaz de arrancarle al estúpido rubio de sus pensamientos. Ya vestido y aún con ojeras, decidió que un buen café no le sentaría mal al dolor de cabeza que acarreaba desde el día anterior.

Hasta el momento en el que entró en la cocina no se había molestado en mirar la hora que era.

- Las seis y media .. y ya me duché .. – Ikki resopló sonoramente y se encaminó hacia uno de los estantes.

Sacó el café molido y preparó la cafetera. Esperando a que el agua hirviera, tamborileaba sus dedos encima de la encimera. Apoyó la cadera en el borde y algo se le clavó en el hueso. Con una mueca de molestia, sacó el aparato rectangular de su bolsillo.

El móvil.

No era su costumbre llevarlo tras suyo todo el día... pero.. pero el café ya había salido del orificio de en medio de la cafetera y ahora amenazaba con salirse del electrodoméstico si no se apuraba en sacarlo del fuego.

Una vez servido su escaso desayuno, se sentó en una silla, con los codos en la mesa y la frente apoyada en sus temblorosas manos, mirando el café.

Una lágrima cayó hasta tocar la madera, cerca de la taza.

Se sentía cansado. Se sentía solo. Se sentía.. incompleto, vacío y abandonado. ¿Desde cuando una sola persona tenía el poder de hacerlo sentir así? .. o mejor dicho ¿desde cuando dejaba que esa persona lo hiciera sentir así?

Conocía bien la respuesta.. pero nunca había querido admitirlo.. ni para él mismo ni mucho menos para los demás ..

Otra lágrima silenciosa se deslizó por su rostro, antes de que dejase otra marca sobre la mesa, Ikki la suprimió con rabia.

- Mierda, pato!! – tenía los ojos fuertemente cerrados, los restregó con rudeza y tomó la taza entre sus manos - .. tú tenías que ser, no habían más ...

Con un pie golpeaba el suelo inquieto, no se atrevía a abrir sus párpados. Aún así, acercó por inercia el café hasta sus labios y hasta que no tragó una buena parte no se dio cuenta de que todavía no le había agregado el azúcar.

El líquido oscuro regó la mesa y parte del suelo.. Ikki se apresuró a levantarse y beber agua para quitarse el sabor amargo del café. Limpió el desastre a regañadientes y con prisas, volvió a llenarse la taza y esta vez no se le olvidó el azúcar.

El teléfono móvil descansaba en la encimera, totalmente ajeno a su dueño. Tranquilo. Y cuando Ikki giró la cabeza y lo vio descansando pacientemente sobre el mármol, le pareció como si se riera de él.

- .. todo es tu culpa.. todo .. – susurraba mientras aplicaba una de sus miradas asesinas al aparato, que seguía en su sitio impasible... tan impasible como la figura del cisne en su mente - .. todo ..

Dejó la taza sobre la mesa y continuó observando aquel teléfono.

"¿A qué espero?.. a qué llame de repente pidiéndome perdón? .. a qué vuelva arrastrándose hasta mis pies?"

Ikki suspiró y acabó con el café. Renuente a cambiar de posición, se quedó un poco más en la silla, con la mirada fijada y a la vez perdida en aquel ingenio moderno de la comunicación.

Un idea peregrina cruzó por su mente, pero fue tan rauda que el fénix no fue capaz de concretarla del todo.

Sacudió la cabeza.

Estaba empezando a quedarse aturdido. Necesitaba moverse.

Recogió lo poco que había removido en la cocina. Anduvo hacia su habitación, aún cargando aquel artefacto del demonio.

Con el ceño fruncido, las manos en los bolsillos del jean y paso ligero pasó de largo, sin detenerse, ni siquiera echar un vistazo, por la puerta de la habitación donde durmió la noche anterior...

Cuando llegó a la suya cerró de un portazo y se dejó caer en la cama sentado.

Se sacó las zapatillas y volvió a suspirar.

"¿Qué es esto? .. tanto suspiro me enferma.." suspiró fuertemente de nuevo ".. aaag"

Molesto consigo mismo se estiró en la cama, ocupando todo el sitio que podía, con las piernas y los brazos extendidos, mirando los dibujos del techo con fingido interés.

No sabía cuanto tiempo había pasado, pero ya conocía el número exacto de baldosas que adornaban el techo de su habitación... y eso era algo que nunca se había preocupado en averiguar.

Volteó quedando de costado. Y allí estaba ..

El móvil.

Al lado de su cabeza. Era su hostigador personal. Insaciable. Siempre ahí para recordarle una de las únicas dos personas que conocían su número.

Estaba empezando a odiarlo.. y tentado a aventarlo bien lejos.

Se incorporó, sin perder de vista aquella cosa, taladrándola con sus ojos. Lo agarró con fuerza, lo apretó en su mano.. y como gritando de dolor, sonó dos veces, con un pitido agudo y desquiciante.

Del susto casi lo deja caer. En la pantalla iluminada se podía leer "mensaje recibido" y con una naciente y confusa esperanza apretó repetidas veces la tecla verde del panel.

Su corazón latía fuertemente, la manos le sudaban y tenía los párpados bien separados, con las pupilas fijas en la pantallita.

En cuanto las palabras del mensaje aparecieron ante sí, las devoró con ansias...

"Ahora envíe los mensajes a mitad de precio. Llamando al ..."

- ME CAGO EN .. – la frase se quedó suspendida en el aire, al igual que su puño alzado, preparado para mandar el trasto aquel de una vez por todas con el demonio que lo había puesto en su vida.

Poco a poco fue recuperando el control de su respiración agitada y de su mente encolerizada inexplicablemente por una tontería sin sentido.

- Muy bien .. vale .. – mascullaba el fénix - .. ¿qué coño me pasa?? ... ¿¿Qué mierdas ha sido eso???

Volvía a alterarse y eso era justamente lo que no quería.

Pasó una mano por su pelo, retirándose el flequillo que en cuanto alejó la mano volvió a cubrirle la frente enmarañado.

Resopló, y su rodilla derecha subía y bajaba en un tic nervioso.

Estaba claro que su obsesión inconsciente de llevar aquella cosa con él desde el día anterior no era coincidencia. Y sólo habían dos personas que podían hacer que sonara.. una estaba en la mansión.. y .. la otra...

- Hyoga ... – asintió como para si mismo.

"Realmente he estado esperando a que me llames..." pensaba incrédulo de sus propias esperanzas ".. que estúpido.. por mi parte .. pensar que me llamarías esta vez.."

Dejó el teléfono de lado, decidido a no pagar su frustración con él. Apoyó los codos en las rodillas y miró como sus dedos se estiraban y contraían de nuevo contra su palma.

"Otra vez.. la melancolía me inunda.. lo que siempre he tratado de evitar desde su muerte..." y allí estaba, una vez más, el fantasma de Esmeralda acosándolo con sus recuerdos "... no.. lo que siempre me he negado desde su muerte."

Su rostro se endureció, aunque a su engañoso aspecto frío lo traicionaba la humedad de sus ojos.

Sus manos se cerraron en puños, que apretaba fuertemente. Subió de nuevo la cabeza, mordiéndose el labio inferior.

- No más.. no voy a amargarme más por mantener un recuerdo... – azotó el colchón con ambas manos, aferrándose después a la tela de la sábana entre sus piernas – Demonios! Pato!! .. no te vas a librar de mi tan fácilmente!!

Fue entonces.. cuando aquella idea peregrina regresó a su mente.. y esta vez si la concretó.

Agarró de nuevo el móvil y marcó el número del ruso, que sabía de memoria.

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Esta vez SÍ que os hice esperar... no? .. n-n.. MIL PERDONES TOT .. Bueno, como no pienso poner escusas, por que poner lo que hacía todos los días y que me impedía subir el fic es un poco rollo, lo resumiré a "vagancia" o.o .. "weba" .. "perrerío" .. "no hay ganas" .. pos eso xD .. Al menos ya lo tenéis ..

Pos weno, me despido hasta el próximo capítulo... ´deuuu!!