Capitulo III
El vuelo de las mariposas
En cuanto cruzó hacía el Sengoku, corrió rápidamente por entre los árboles como si estuviera huyendo despavorido de algo, ¿pero de qué, se detuvo cuando llegó aquella pregunta a su mente, ¿a qué le temía un hanyou poderosos como él?... y entonces lo abordó una imagen que no esperó, Kagome en brazos de ese humano, que por el olor que despedía era el mismo del obsequio, su novio…
Grrrr…- gruñó al sentir nuevamente aquella presión en el pecho que amenazaba con detener su corazón, sentía miedo de que alguien le arrebatara la atención de Kagome.
Eso puede ser – pensó… ¿y si ya no regresa?...
Se sentó en la rama de un árbol a indagar entre las estrellas, él no estaba acostumbrado a tener que autoanalizarse, ya que incluso su relación con Kikyo, solo fluyó, pero con Kagome todo era tan distinto, desde que la conoció ha tenido que enfrentarla y ella de modo conciente e inconciente lo obligaba a enfrentarse a sí mismo, lo obligaba a hurgar en su parte humana y reencontrarse con emociones que había ocultado desde hacía tanto, que incluso creyó que no las poseía. Pero que no se pensara esa niña que él iría por ella, no eso jamás, ella era la que debía volver y de paso darle una buena explicación sobre aquel "novio", ya que si Miroku tenía razón… un momento, pensó, ¿y si ella estaba ahora "inventando" cachorros con ese humano?. Su cabeza de pobló de osadas imágenes de Kagome y un ligero rubor cubrió sus mejillas enojándolo.
¡Feh! – se giró sobre la rama cerrando los ojos como buscando conciliar, a una extraña hora, el sueño, pero la luz que se filtró por entre las hojas le dio de lleno en el rostro, poniéndolo de un humor, aún peor del que ya cargaba y se lanzó al camino en busca del algún mounstro con el cual liberar tensiones, con suerte tal vez se podría encontrar con Kouga y aprovechar de ajustar alguna cuentas ahora que no estaba Kagome.
Grrr…- volvió a gruñir – otra vez esa tonta – se quejó, comprendiendo que demasiadas cosas en su vida giraban en torno a ella.
O
Kagome caminaba ya de vueltas de un nuevo día de clases con sus amigas, las que iban animadamente conversando del único tema que circundaba la escuela, el dichoso baile y sin embargo ella solo daba sus pasos en silencio, sosteniendo su mochila desde los tirantes y dejando que esta colgara ante sus piernas, lo que le permitía darle pequeños empujones al caminar. No había podido tomar atención a ninguna de las clases y pronto vendrían los exámenes, pero es que no logró quitar de su mente la imagen de los ojos apagados de Inuyasha, pero le era imposible cruzar el pozo sin sus fragmentos, al menos le habría podido aclarar lo de Kenichi, suspiró y se intentó convencer una vez más de que la tristeza en la mirada del hanyou, no podía ser otra cosa más que su imaginación.
Kagome…¡Kagome!...- insistía Ayumi, acompañada de Eri.
¿Si? – preguntó distraída, como arrastrada por la voz de su amiga, desde algún lugar lejano en el que se hallaba.
Que distraída estas – exclamó la joven, más como un reproche que como una acotación, sin recibir respuesta y resignándose - ¿Ya escogiste el vestido que usaras para el baile? – Kagome arrugó el ceño otra vez ese fastidioso baile.
No –respondió sin mucho entusiasmo
¿No? – exclamó incrédula Eri
No.- afirmó nuevamente Kagome con total calma al fin a ella que le importaba verse bien para ese estúpido "pretendiente" que había conseguido que lo único que le estaba ocasionando eran dolores de cabeza… suspiró una vez más, pensando en que si debía ir a ese baile, habría deseado que su compañía fuera cierto hanyou que poseía unos ojos dorados que le gustaban demasiado.
Kagome, no debes sentirte mal si no puedes ir con tu chico – dijo con toda tranquilidad Ayumi, mientras recibía un pequeño codazo cortesía de Eri - ¿qué?...- preguntó algo quejumbrosa.
No chicas, no es eso – respondió Kagome algo más sonriente esperando terminar con aquella molesta conversación.
No se diga más – exclamó Eri – ahora mismo iremos a escoger lo que usaras y te verás hermosa, aunque no sea acompañada de quien deseas – dijo, mientras giraba a su amiga para que caminara en dirección contraria – y que ese Kenichi, pruebe lo que no tendrá…- concluyó decidida – Kagome solo se preguntaba, cómo podían llegar a ser tan observadoras, ya que al menos ella no les había dicho nada con respecto a la forma en que Kenichi consiguió aquella cita.
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¡Un día, ¡un día completo! – exclamaba Inuyasha dando vueltas alrededor del pozo, sin poder comprender como era que Kagome no volvía, para disfrutar de su agradable compañía – ya verá – mascullaba molesto – no le hablaré en días, mira que conseguirse un novio…¿y los fragmentos?...- continuaba rezongando solo en aquel paraje, desesperado por ir en busca de la muchacha, pero demasiado anclado a su orgullo como para hacerlo –grrr…maldición…- gruñó - ¿Qué estarás haciendo?
Se dejó caer finalmente sobre la hierba, para quedar sentado y apoyando, la espalda en la madera que cercaba el agujero por el que se trasladaba a la época de Kagome, resopló algo consumido, había una especie de batalla en su interior que lo tenía más y más agotado a cada momento, como en el peor de sus enfrentamientos. De pronto se dejó envolver por la paz que se podía disfrutar en el lugar luego de haber fastidiado a sus amigos, al punto de que Sango le rogara que saliera a tomar un poco de aire, ya que no le resultaba posible soportarlo, fijó su mirada en dos mariposas que revoloteaban, en la más grande de ellas predominaban los colores blancos y verdes, la que se movía con bastante elegancia, haciéndose notar como la hembra, por alguna extraña razón Inuyasha no dejaba de observar aquella escena de cortejo, ya que el insecto antes mencionado era seguido por el macho, de tonalidades rojizas, lo que le causó curiosidad al hanyou alzando levemente su ceja derecha, ya cuando el macho alcanzó a la hembra posándose sobre una pequeña roca a metros de él, un sonrojo casi tonto le cubrió el rostro al notar que la naturaleza se empeñaba en unir a esos dos diminutos seres vivientes, pero de pronto y sin previo aviso, otra mariposa de tonos azules y negros, visiblemente macho, comenzó a aletear entre los "amantes", impidiendo la unión y provocando el escapé de la hembra de entre las alas del macho de tonos rojizos, siendo seguida por el recién llegado, con intenciones de suplir el lugar de su anterior acompañante el que solo tomó distancia. Entonces fue que Inuyasha se puso de pie en forma violenta haciendo un ademán con su mano, para cortar el aire y espantar de ese modo a los protagonistas de aquel "affaire" y voltearse luego y observar con pesar al macho de color rojo que se volvió a posar en la roca, esta vez solo.
O
Estaba sola acostada boca abajo en su cama, mirando de reojo el traje que debía usar aquella noche, la verdad le había importado tan poco aquel famoso baile, que ni siquiera se había enterado que lo que debía ponerse era un traje a la usanza feudal,… suspiro sin animo, ropa de la época de Inuyasha, se dijo, pensaba una y otra vez en cómo había podido ser tan descuidada con los fragmentos de la Perla y estar ahora metida en este embrollo, solo le quedaban unas cuantas horas y terminaría esta pesadilla, ella solo deseaba volver al Sengoku y buscar a Inuyasha, explicarle que…
Tal ves ni le importe…- se resignó, metiendo la cabeza en la almohada, escondiendo las lagrimas que amenazaban con salir, cuando sintió un golpe en la ventana de su habitación, alzó el rostro de inmediato y vio fuera de su cuarto la figura roja de aquel hanyou al que tanto extrañaba. Se puso de pie de inmediato y sin poder disimulas la sonrisa en sus labios quitó el seguro.
Hola Inuyasha..- dijo mientras le dejaba espacio a él para que entrara.
Ho..hola Kagome…- dijo Inuyasha escudriñándola, había algo extraño en ella, bueno de hecho toda ella era extraña, pero en este momento estaba siendo demasiado amable…- ¿te pasa algo? – consultó en voz suave.
No nada ¿por qué?...- consultó sentándose en el borde de la cama.
Solo preguntaba …- respondió mientras disimuladamente olfateaba el aire, como buscando algún indicio de ese humano en la habitación de Kagome, de cierta forma se sintió más tranquilo al notar que seguía siendo él el único macho, además de los hombres de su familia que frecuentaba su cuarto, pero en la inspección se encontró con un traje demasiado fuera de los que utilizaba la muchacha en su época…- ¿y esto?...- interrogó
Un traje…- Kagome sintió un hielo en la espalda, no quería seguir con los malos entendidos, pero que podía hacer
Eso lo veo, pero qué hace aquí…- refunfuñó ante la respuesta tan básica que Kagome le entregaba, ¿es que acaso lo tomaba por ignorante?
Bueno es un traje para…para un festival en la escuela
Mmmm…- Inuyasha emitió un sonido que parecía una pausa para la siguiente pregunta y así era exactamente – qué clase de festival… por qué estas son vestimentas del Sengoku…
Bueno… es un festival ambientado en ese tiempo…- respondió – y sabes ahora debo cambiarme… así que puedes ir con mamá o Souta ¿si? – intentó desviar la atención de Inuyasha poniéndose de pie invitándolo a salir, mientras abría la puerta.
El hanyou la observó demasiado intrigado y sin ninguna intención de irse antes de recibir todas las respuestas que necesitaba, pensando que lo más probable era que ese "estúpido novio" suyo la acompañara al "famoso baile", el sarcasmo en sus conjeturas le estaba sacando humos por las orejas, claro que no literalmente, pero de ser visible, lo habría notado la muchacha.
No me iré…- respondió decidido mientras se sentaba en el piso de brazos y pies cruzados, con los ojos cerrados, mientras que Kagome, comenzaba a inflamarse en ira.
Inuyasha, por favor…- dijo en un tono de voz golpeado
No lo haré – siguió decidido exasperando en demasía a la joven, quien cerró la puerta de un golpe
AGRRR – un sonido salió de su garganta, mostrando su furia y frustración, definitivamente Inuyasha podía ser exasperante a un grado que ella desconocía, el hanyou solo movió sus orejas levemente ante el ruido, pero se negó a abrir los ojos, imaginando el rostro sonrosado por la irritación -¡eres insufrible! – exclamó, sentándose de un golpe sobre la cama, sosteniendo entre sus manos, parte de la colcha de color rosa, que se fue comprimiendo en su puño.
"Eres insufrible"… las palabras que ella acababa de pronunciar, golpearon enormemente su orgullo, ¿quién se creía?...la insufrible aquí era únicamente ella, llegó de pronto un día, para poner de cabeza el mundo en el que él habitaba, destruir la perla, fragmentarla en infinitos trozos que les había costado una eternidad hallar, obligándolo a socializar con personas con las que jamás imaginó cruzar palabra, además de coquetear con ese lobo rabioso de Kouga…y…y…su malestar iba creciendo, mientras recordaba cada motivo por el cual ella era la culpable de todo, su ceño apretándose cada vez más en su frente y de pronto…
¡Todo esto es por ese maldito novio tuyo ¿verdad!...- no alcanzó a medir la dimensión de su exclamación, mientras se había medio erguido para enfrentarla, acercándose peligrosamente a su rostro, Kagome, apretó con más fuerza los bordes de la colcha, pero esta vez no era de malestar, era de nerviosismo, ya que el exabrupto que acababa de tener el hanyou, la paralizó… pero solo por unos segundos… pues que ni se imaginara él que ella permitiría que le levantara la voz de ese modo…
¡Si tengo o no novio es asunto mío! – grito en un tono más alto del que Inuyasha había usado, enfrentando su cercanía sin retroceder ni un milímetro, agitada y nerviosa, si otras hubieran sido las circunstancias, le habría arrebatado un beso de muy buena gana, y de pronto notó que él le miro los labios de forma fugaz, antes de volver a enfrentar sus ojos dorados con los de ella, y un leve sonrojo matizó su mejillas… ¿acaso él pensaba lo mismo?...
Feh, haz lo que quieras, ¿quién se interesaría en besar a una tonta como tú?...- dijo aquello casi sin pensar, ¿quién había hablado de besos?.
Desde luego tú no ¿verdad?...-consultó con la voz algo dolida
La miró y abrió la boca levemente y la cerró y de nuevo lo mismo, intentando sacar algo de su interior que no lograba descubrir aún, se veía tan indefensa y cansada, ¿de discutir?... si tal ves, quizás estaba cansada ya de él y de pronto la vio tragar, ¿lagrimas?... o maldición, otra vez la había hecho llorar…se reprochó y se arrastró aún sentado un poco más cerca de la muchacha, quedando frente a ella, como un perrito buscando a su amo
Ya no llores…no eres tan tonta…- intentó rectificar, sin dar por completo pie atrás en sus dichos, con voz suave, Kagome lo miró ¿acaso eso era una disculpa?... no sabía si estar feliz o llorar con más fuerza, lo segundo le ganó a lo primero y las lagrimas se derramaron abiertamente por sus mejillas – Kagome ¿no me oíste? – ¿acaso no escuchó sus disculpas?
¡¿Qué quieres? ¿Qué te aplauda! – Gritó, mientras enfrentaba con sus marrones luceros, brillantes por las gotas de líquido y por el malestar también, la mirada perturbada de Inuyasha – bravo, me queda la conformidad de que no soy tan tonta…pero aún así nadie querría besarme ¿verdad?... ¡eres un maldito idiota!...
"¡Eres un maldito idiota!"… y claro que lo era, se dijo a si mismo, sin poder dejar de observar las lagunas en las que se habían convertidos los ojos de Kagome, y sin pensarlo mucho más, extendió sus brazos, hasta tomar los de ella y atraerla con fuerza hacía él, esa fuerza que ella no podía repeler…, cayó arrodillada entre las piernas a medio cruzar de él y su rostro hundido en el cabello plateado…
Dime que no lo amas…- escuchó decir mientras que el hanyou negaba con suavidad perdido en el mar azabache de la muchacha, Kagome no sabía que pensar, estaba ahí él, de algún modo mostrándole con señales sutiles su debilidad, ¿eran celos, claro, celos egoístas, al no tener a su detector particular ciento por ciento a disposición de sus caprichos, pero Inuyasha estrechó más el abrazo, era como si aquellas pocas palabras graficaran la súplica de una vida entera y entonces se abrazó a él humedeciendo el cabello con sus lágrimas.
No lo amo…- dijo con voz quebrantada, oculta aún en las hebras blanquecinas -… no podrías
¿Ah no?..- consultó nuevamente Inuyasha con el mismo tono calmo y pausado, enlazando sus dedos y sus garras en el cabello de ella, acariciando levemente su nuca.
No…- volvió a decir la muchacha algo más calma, con los ojos humedecidos, pero sin derramar ya más lágrimas.
¿Por qué?...- continuó interrogando, de alguna manera sabía hacía donde los llevaría ese juego de preguntas y respuestas… pasaba sus dedos por el cabello, con una delicadeza que estaba descubriendo en su interior, a medida que las palabras avanzaban, al igual que aquel sentimiento que venía oprimiendo su corazón desde que creyó perder a Kagome.
Por que yo te…- sintió que sus deseos de sacar de su interior aquel enorme "te amo" que albergaba para él, se había vuelto autónomo, pero lo reprimió, apagándose en su voz antes de que la frase terminara.
¿Por qué amas a alguien más?...- Inuyasha iba poco a poco moviendo su rostro en busca del de Kagome, pero sin dejar de mantener contacto con ella, la que abrió los ojos ante la pregunta, para luego relajar los músculos nuevamente.
Mmmjjj…- fue el sonido que emitió, mientras movía la cabeza afirmativamente, sintiendo como él comenzaba a buscarla y ya una vez que, con un sonrojo que agradecía que ella no pudiera ver, pegó sus labios a la mejilla tibia y algo salada de Kagome, muy cerca de sus labios, susurrando.
Yo también…- sus palabras se cortaron, dando paso a la respiración algo agitada por el nerviosismo que comenzaba a crecer en él, mientras que la joven contenía la respiración esperando expectante por lo que el hanyou diría -…bueno…- se relajó, como comprendiendo que aquello no era una batalla a muerte, aunque lo pareciera -… yo te amo…
Concluyó posando un beso en la mejilla cálida de Kagome, sintiendo como ella mojaba su rostro con sus lagrimas silenciosas, se separó unos centímetros para ver si sus palabras la habían dañado, pero ella solo se pegó más a él, así que solo decidió no romper el enlace y abrazarla.
Continuara…
Holitas, bueno les contaré que me costó enormemente lograr que ellos se confesaran, pufff… parece que aunque sea un fic… Inu sigue siendo igual de BAKA y me cuesta mucho para que llegué al punto… y creo que al final me venció, pues le puse un poco e la cosecha Anyara… o sea, le di una inyección de valor, para que finalmente se confesara…jejeje…
Besitos y dejen mensajitos que me gustan mucho
Nota: CHIISANA espero que te guste, sé que amas a Inu tal como es, pero si no lo modifico aunque sea un poco, Kagome se podría morir esperando a que le diga algo… besito TQM amiga
Anyara
