CAPITULO 2: MAL COMIENZO

Esa tarde, en su habitación de la casa de Acuario, Camus comenzó a empacar sus cosas para el viaje a Rusia, con ayuda de Milo y Selene.

Estás muy callado, amigo- dijo Milo tras unos minutos, viendo como Selene doblaba cuidadosamente las camisas y las guardaba en una maleta- no solo el viaje te molesta, sino te preocupa...-

Camus solo alzó la mirada.

Tal vez- dijo Camus.

¿Se puede saber que te ocurre?- preguntó Milo en voz baja, mientras Selene canturreaba algo y doblaba las camisas sin prestarles atención.

Hay un hombre en San Petersburgo que no me agrada para nada... el del asunto que te conté el otro día- le dijo Camus en voz baja, alzando las cejas de manera significativa-además, no sé porqué pero percibo que habrá problemas...-

Milo alzó una ceja.

Bueno, si tienes problemas, ya sabes que siempre puedes contar con nosotros- dijo Milo. Camus asintió.

Ya terminé- sonrió Selene, mostrándoles todas las prendas de vestir perfectamente dobladas y acomodadas dentro de la maleta de viaje del santo de Acuario.

Vaya, gracias- dijo Camus, sonriendo levemente.

No hay porqué agradecer- sonrió Selene.

Las chicas son geniales- dijo Milo, abrazando a Selene por la cintura- pero la mía es la mejor-

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Milekha llegó al comedor acompañada de su hermano Alexéi, y pasó su mirada por todos los presentes. Su sonrisa se había borrado.

En la cabecera de la mesa se encontraba sentado su padre, Aleksandro, quien le sonrió. Para Milekha, su padre era su adoración, y se sentía orgullosa cuando le decían lo mucho que se parecía a él. A la derecha de su padre estaba sentada su madre, Khristeen quien no era de nacionalidad rusa, sino inglesa. Y a la izquierda de su padre estaba el hombre al que más odiaba en el mundo: Igor Balcov.

Bienvenidos, jovencitos- les dijo Igor al verlos llegar- vamos, tomen asiento...-

Igor Balcov era un hombre delgado y encorvado, de cabellera blanca y mirada segura y desafiante, y sus ojos negros tenían un vacío muy extraño. Era el consejero de su padre y, según las hermanas de Milekha, lo había sido de su abuelo. Igor se encargaba de todos los negocios de su padre, sea cual fuere su naturaleza; y Aleksandro lo estimaba como si se tratara de su propio padre... jamás lo contradecía ni dudaba de sus consejos.

Al lado de Igor, estaba su hermana mayor, Irina, de veinticinco años, y su esposo. Irina era idéntica a su madre, excepto por el tono azul de sus ojos. Su esposo, Vladimir, era el segundo nieto de Igor. Como su abuelo, tenía los ojos negros, y sus cabellos eran de color amarillo paja.

Junto a Irina y Vladimir estaban Danushka y su esposo. Viktor, o Vitia, era el hijo mayor del ministro de relaciones exteriores de Rusia. Era un chico alegre que, según la opinión de Milekha, endulzaba un poco el carácter de Danushka. Viktor tenía cabellos color azul que le llegaban a los hombros, y ojos del mismo color.

Junto a su madre, Milekha vio a Anna y a su esposo Nicolás. El chico tenía veinte años, y se comportaba muy tímidamente con sus suegros. Era tan tranquilo como Anna, sus ojos eran color celeste y sus cabellos color verde claro, un poco largos, pero bien peinados y acomodados en una coleta.

Milekha se sentó del lado de su madre junto a su hermano Alexéi, y esperó a que los sirvientes trajeran la cena.

Creo que todos estamos emocionados, en especial Milekha- dijo Igor, rompiendo el silencio que reinaba en el comedor- en una semana será su cumpleaños y su boda...-

Ya lo creo que es muy emocionante- dijo su madre con una sonrisa- todas nuestras hijas estarán casadas...-

Milekha los ignoró, mirando su plato como si fuera lo más interesante del mundo, y solo apartó su vista de su comida para dirigir al anciano una mirada de desdén. Alexéi también comía en silencio sin hacer ni responder a ningún comentario. Así transcurrió la cena: Igor hablando, Khristeen respondiéndole y los demás en silencio.

Una vez que terminaron la cena y todos se retiraron, Igor se acercó a Milekha.

Tengo buenas noticias para ti- le dijo Igor con una sonrisa- los dos caballeros que te escoltarán a Moscú llegarán mañana...-

Oh, que gran noticia- dijo Milekha con sarcasmo, poniendo cara de fastidio- gracias por avisarme que mis carceleros ya vienen en camino...-

Igor frunció el entrecejo y la tomó por el brazo.

El contrato de tu boda ya está hecho y firmado, jovencita- dijo Igor con una desagradable sonrisa- no puedes romperlo, a menos que quieras ver a tu padre con las preocupaciones de la guerra...-

No te atrevas a tocarme de nuevo, Igor...- dijo Milekha entre dientes, retirando su brazo.

¿Sucede algo, hija?- preguntó Aleksandro, quien no había alcanzado a mirar lo que acababa de suceder.

No, papá- dijo Milekha.

Después de darle un beso de buenas noches a su padre, volvió a su habitación.

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¿Listo para irnos, Hyoga?- preguntó Camus.

Listo- dijo el caballero del Cisne.

Cuídate, amigo- dijo Milo, estrechando la mano de Camus.

Lo haré- dijo Camus- nos veremos pronto, espero-

Diviértete en la fiesta- dijo Aioria- y no bebas mucho-

Camus y Hyoga subieron al jet. Los caballeros dorados miraron el aparato despegar. Una vez que el jet se alejó y se perdió en el horizonte, todos volvieron a sus casas.

Espero que no tengan problemas- dijo Mu.

¿Problemas?- dijo Aioria- van a una boda, Mu. ¿Qué tipo de problemas podrían tener?-

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Milekha se metió a la cama a dormir, pues la noche ya estaba muy avanzada, y al día siguiente tenía varias lecciones. Cerró los ojos, tratando de vaciar su mente, pues estaba llena de pensamientos.

x-x-x FLASHBACK x-x-x

El gran salón del palacio estaba lleno de invitados, parientes y amigos. Había una banda tocando música, y gente bailando. Milekha vio a su amiga Viktoria bailando como loca con un chico de cabellos azules. Zoia y Timofei bailaban juntos también.

-Ven a bailar, Milekha- le dijo Timofei- la fiesta aún no termina...-

-Ya me cansé, Tima- dijo Milekha, recuperando el aliento.

-Hija, ven aquí un momento- le dijo su padre a Milekha. Ella obedeció, y su padre le entregó una cajita de color rojo.

-¿Qué es esto, papá?- preguntó ella.

-Tu regalo de cumpleaños- dijo el zar con una sonrisa. Milekha abrió la cajita, y se encontró con un anillo de oro blanco con engaste en forma de un copo de nieve.

-¡Es hermoso!- dijo ella, abrazando a su padre.

-No te alejes, Mile- le dijo el zar, quien observaba todo desde la cabecera de la mesa principal, señalándole una copa de champaña- vamos a brindar muy pronto-

-¿Y yo puedo beber una copa?- preguntó Milekha.

-Aún no tienes suficiente edad, hija- contestó la zarina Khristeen. El zar Aleksandro, sin embargo, sonrió y le pasó una copa con champaña a su hija.

-Solo por esta noche, Mile- dijo el zar- esta noche es para ti...-

-Gracias, papá- sonrió Milekha. El zar sonrió también, tomó su copa y se puso de pie.

-Brindo por mi hija Milekha, a quien hoy festejamos- dijo el zar, alzando su copa- hoy es su decimoséptimo cumpleaños-

-¡Por Milekha!- dijeron todos los presentes, poniéndose de pie igual que el zar y alzando sus copas y bebieron de ellas. Milekha hizo lo mismo, y tosió al sentir el alcohol en contacto con su garganta. Vika, Zoia, Timofei y Alexéi alzaron sus vasos de ponche y rieron al ver la cara de la princesa.

-Te dije que eras muy joven para eso, hija- le dijo la zarina, sonriendo.

-¿Ves? Deberíamos hacerle caso a tu madre- rió el zar, como tomando a la ligera el comentario de su esposa. Tanto Aleksandro como Milekha estallaron en carcajadas.

-Vaya, ustedes dos son iguales- dijo la zarina un poco fastidiada.

-¡Y me alegro de ello!- dijo Milekha orgullosamente.

De pronto, la música se detuvo, e Igor se puso de pie.

-Y ahora una gran noticia, en honor de la festejada- dijo el anciano.

-Oh, no- dijo Alexéi en voz baja, para que solo su hermana escuchara- de seguro nos pondrá más lecciones de latín...-

Milekha lo ignoró, pues conocía a Igor y sabía que algo se traía.

-Y esta es la gran noticia- dijo Igor- el rey de Ucrania ha pedido la mano de Milekha en matrimonio para su hijo mayor, y el contrato de compromiso ya ha sido firmado...-

Todos los presentes aplaudieron, excepto Milekha y Alexéi.

-Es grandioso- dijo la zarina con una amplia sonrisa- ¿y ya acordaron la fecha de la boda?-

-Será exactamente en un año- dijo Igor- el día del cumpleaños número dieciocho de la princesa-

Alexéi miró a su hermana con los ojos ligeramente humedecidos.

-¿Tú también?- le preguntó Alexéi en voz baja- ¿tú también te casarás?-

Milekha sacudió la cabeza ligeramente, aún confundida por la noticia que acababa de recibir.

-¿Hay algún problema, hija?- preguntó el zar, pues la chica no había dicho nada aún.

-Debo añadir- dijo Igor antes de que Milekha contestara- que ese matrimonio será una gran alianza para nuestro país, y su incumplimiento nos hará fuertemente vulnerables a ataques extranjeros-

-¿Mile?- dijo el zar. Milekha sacudió la cabeza.

-No, papá- dijo ella por fin- no es nada, y... me alegro por la noticia-

El zar Aleksandro sonrió, y Alexéi salió precipitadamente del salón de baile sin decir nada.

-¡Alexéi!- dijo la zarina un poco enfadada- ¡tienes que pedir permiso antes de retirarte de la sala!- pero el chico no la escuchó, ya estaba lejos.

-Papá, ¿puedo retirarme?- preguntó Milekha.

-Claro- dijo el zar- buenas noches-

-Buenas noches, papá- dijo Milekha, y se retiró tras su hermano.

x-x-x FIN DEL FLASHBACK x-x-x

Todo aquello era muy injusto. Era la hija menor del zar de Rusia, y por ello tenía que casarse por un compromiso adquirido de antemano, al igual que sus otras tres hermanas. Adquirido por ese Igor Balcov. Apretó la almohada con sus manos. Las cosas no se quedarían así. Nadie se pasaba de listo con Milekha Aleksandrova Shevardnadze y seguía tan campante.

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Al día siguiente, y después de varias horas en el jet privado de Saori, Camus despertó. Había un ruidito extraño que lo molestaba y no lo dejaba dormir.

¿Qué es ese ruido?- preguntó Camus. Hyoga se encogió de hombros.

No lo sé- dijo el caballero del Cisne- supongo que debe ser el ruido de las turbinas... ya vamos a aterrizar...-

Abróchense los cinturones- dijo el piloto- el terreno está nevado, y será un aterrizaje difícil-

Después de varias maniobras ejecutadas por el piloto, el jet aterrizó sobre una pista totalmente cubierta de nieve.

¿Nieve?- dijo Hyoga, mirando por la ventana- estamos muy al norte, ¿verdad?-

A la misma altura de Siberia, pero más al este- dijo Camus- la ciudad se llama San Petersburgo-

¿Y ese enorme palacio...?- dijo Hyoga.

Es donde vive el zar y su familia- dijo Camus, poniendo los ojos en blanco- y se supone que tú eres el ruso y yo el extranjero...-

Los estaré esperando en Moscú- les dijo el piloto- en una semana, ¿cierto?-

Así es- dijo Camus fríamente.

Cuando los caballeros bajaron del jet, un anciano los recibió. A Hyoga no le pareció tan desagradable, pero Camus lo miró con el entrecejo fruncido y una chispa de furia en sus ojos.

Hyoga, Camus, bienvenidos- dijo el viejo con una sonrisa- me alegra que hayan llegado con bien. En nombre del zar y de su hija, les agradezco, y...-

Ahorra tu discurso y tu saliva, Igor- dijo Camus, más fríamente que de costumbre- vinimos a cumplir con nuestra parte y ya-

Igor siguió sonriendo, y Hyoga no podía entender porqué. Si Camus lo mirara a él como a Igor, saldría corriendo hacia la dirección contraria rogando que su maestro no lo encerrara en un bloque de hielo. Camus no lo hizo nada de eso, pero mantuvo su mirada de enojo.

Vengan, les mostraré sus habitaciones- dijo Igor- después de la comida tomarán café con la princesa-

Camus y Hyoga siguieron a Igor dentro del enorme palacio. Hyoga alzó los ojos, y vio dos pares de ojos azules mirándolos desde una habitación del tercer piso. Una chica y un chico, ambos de cabellos negros y piel blanca. Los dos miraban a los caballeros recién llegados como si se tratara de un par de insectos particularmente grandes y asquerosos. Segundos después, la chica corrió la cortina y desaparecieron de la vista de Hyoga.

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¿Qué vamos a hacer, Milekha?- preguntó Alexéi, un tanto nervioso, mientras su hermana corría la cortina- esos dos caballeros ya llegaron...-

Tengo que cumplir con el compromiso, Alexéi- le dijo Milekha tranquilamente.

¿Y vas a permitir que Igor gane?- dijo Alexéi- ¿porqué no hablas con papá?-

Mejor no discutamos de eso- dijo Milekha, suspirando.

¿Entonces que...?-

De Igor y del matrimonio yo me ocupo, hermanito- dijo Milekha con una mirada peculiar, que el zarevich conocía como sinónimo de problemas para Igor- recuerda que nadie se mete conmigo y sale bien librado-

¿Y los caballeros?- preguntó Alexéi.

En cuanto a ellos, yo puedo hacer su estancia y el viaje algo un poco más... interesante- respondió la chica con la misma mirada.

Alexéi sonrió. Su hermana tramaba algo.

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A la hora de la comida, el silencio era tan mortal que Hyoga sentía que se volvería loco de ver a Igor y a su maestro mirándose mutuamente sin decir nada. Cuando Igor trataba de romper el silencio, el caballero de Acuario le respondía con monosílabos y frases cortantes.

Cuando terminaron de comer, Igor y los dos caballeros pasaron a una salita, donde tomaron asiento en finos sillones. Minutos después, el guardia de la puerta golpeó su bastón contra el suelo.

Sus altezas, la princesa Milekha Aleksandrova Shevardnadze y el zarevich Alexéi Aleksandrovich Shevardnadze-

Igor se puso de pie, y Hyoga y Camus lo imitaron. Los dos recién llegados entraron a la sala, ignorando completamente a los presentes. Alexéi dejó a su hermana en uno de los sillones y tomó asiento junto a ella. Los otros tres se sentaron, e Igor hizo una seña a los sirvientes para que trajeran las tazas y el café.

Milekha, querida- dijo Igor- permíteme presentarte a los caballeros Camus de Acuario y Hyoga de Cisne. Ambos vienen del Santuario de Atena, y serán los encargados de tu seguridad en tu viaje a Moscú-

Oh, genial- dijo Milekha sin mirarlos, agitando café con la cuchara- no sabía que los caballeros de Atena trabajaban para ti también... supongo que tú les pagarás muy bien por manchar el nombre de su diosa...-

¡Milekha!- la reprendió Igor.

¿Qué?- dijo ella, levantando la vista hacia Igor- mejor no finjamos que me agradas, Igor. Yo solo voy a cumplir con mi parte y ya-

"Dejá vu" pensó Hyoga.

La princesa siguió tomando café en silencio, sin levantar la vista. Alexéi, en cambio, pasaba sus ojos de Camus a Hyoga y de Hyoga a Camus, mirándolos fijamente. Camus, igual que Milekha, tomó su café en silencio.

Una vez que terminó la hora del café, Alexéi ayudó a su hermana a levantarse.

Espero verlos en la cena- dijo Igor, saliendo por la puerta norte- y Milekha, por favor, podrías ser un poco más agradecida con nuestros huéspedes... despídete bien al menos-

A regañadientes, Milekha alzó la mirada y se quedó helada al ver a Camus. No podía creer que había pasado casi una hora evitando mirar a un hombre tan hermoso, pues no había ninguna otra palabra para describirlo. Pero pronto salió de su asombro. Apuesto o no, el caballero que tenía enfrente era el enemigo, y tenía que tomar las medidas necesarias.

Fue un placer conocerla, alteza- le dijo Camus inclinándose levemente.

Ojalá yo pudiera decir lo mismo- dijo Milekha con su mirada fría.

Camus frunció el entrecejo, pero no respondió.

Así que ustedes son los carceleros que Igor mandó traer de Grecia- continuó Milekha, mirándolos fijamente- que extraño... yo me imaginé que serían grandes y brutos... bueno, puedo ver que grandes no son-

Hyoga frunció el entrecejo también, y Camus hizo descender la temperatura un par de grados centígrados. Alexéi sonrió, y su hermana tomó su brazo.

Tengo que irme, tengo otros asuntos que atender- dijo Milekha- los veré más tarde, supongo, aunque espero que no muy pronto-

Antes de que los caballeros pudieran decir algo, los dos hermanos salieron del comedor, dejándolos solos.

Vaya, así que esta princesita es... especial- dijo Hyoga- espero que no nos dé muchos problemas-

Más vale- dijo Camus, cruzando los brazos de mal humor. Esta misión era peor de lo que se había imaginado.

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CONTINUARÁ...

¡Hola! ¿Cómo creyeron que le daría problemas a Camus? Muajajaja...soy mala. Ya verán, la buena noticia es que el señor de los hielos no se va a aburrir... se los aseguro. Sí, ya sé que los zares no existen, pero quise 'revivirlos' porque me agradó la idea.

Muchas gracias por todos sus reviews, y espero que este fic sea de su agrado. Muchos saludos, y hasta el próximo capi.

Abby L. / Nona