CAPITULO 6: EL PRINCIPE IVAN

Milekha comenzó a ver paisajes conocidos a través de la ventanilla, y comprendió que el tren se iba acercando a las afueras de Moscú. Abrió la puerta de su compartimiento, y encontró a Camus profundamente dormido en uno de los asientos. La chica salió y tomó asiento frente a él, observándolo mientras dormía.

El sueño del caballero no era tranquilo. Por el contrario, parecía estar teniendo una pesadilla. El rostro de Camus no estaba impasible, como de costumbre, sino tenía un pequeño tono de preocupación que Milekha nunca había visto.

x-x-x FLASHBACK x-x-x

Camus caminaba por una de las calles de París, con la caja de la armadura de Acuaro en su espalda. Llegó a una casa. Miró sorprendido, pues la puerta se encontraba abierta y al parecer forzada, y se precipitó a toda prisa dentro.

-¡Helene!- gritó el caballero- ¡Helene, responde!-

Buscó por toda la casa, pero no encontró a nadie. Salió de la casa y vio al viejo Gringoire, uno de los vecinos. Al ver a l caballero, el anciano palideció y quiso entrar a su casa, pero fue detenido por Camus.

-Gringoire, por favor- le dijo Camus- ¿usted sabe dónde está Helene?-

El viejo no quería responder, pero la mirada amenazante y a la vez preocupada de Camus lo hizo cambiar de opinión.

-Está bien, está bien, te lo diré- dijo el viejo- ayer por la noche vinieron unos guardias por ella...-

-¿Guardias?- preguntó Camus, sorprendido- ¿y porqué?¿qué crimen cometió?-

-Ninguno, que yo sepa- dijo el viejo Gringoire- según entendí, un tal Marcel Vincent la denunció como gitana, y vinieron por ella...-

-¿Gitana?¿Y dónde la llevaron?- preguntó Camus, tomando al viejo por la solapa de su camisa y sacudiéndolo ligeramente- vamos, conteste, Gringoire...-

-Tranquilo- dijo Gringoire- según escuché, la querían deportar a Rusia-

-¿Rusia?- dijo Camus, perplejo, y Gringoire asintió- ¿cómo era ese Marcel Vincent?-

-Tú lo conoces, Camus, ya lo has visto - dijo el viejo- solía trabajar por aquí con su hermano menor, es el traficante de gitanos, el dueño de un bar...¿cómo se llama? Ah, sí, el Gypsy Moon-

Camus frunció el entrecejo.

-Iré al palacio de justicia para que me digan el curso que tomaron- dijo Camus- los detendré... gracias, señor Gringoire...-

x-x-x FIN DEL FLASHBACK x-x-x

Camus despertó sobresaltado. Había dormido varias horas. Dejó escapar un bostezo. Tal vez pronto tendría que relevar a Hyoga conduciendo el tren. Parpadeó varias veces y se incorporó.

Dormiste muy poco- dijo Milekha. Camus alzó una ceja al verla ahí, sentada frente a él, con una sonrisa y con la pequeña Angora en su regazo.

¿Cuánto tiempo llevas aquí?- preguntó el caballero, frunciendo el entrecejo.

Un par de minutos- dijo Milekha- ¿quién es Helene?-

¿Estuve hablando dormido?- preguntó Camus.

Solo repetías ese nombre- dijo Milekha- ¿quién es ella?-

Helene es mi hermana menor- dijo Camus secamente- tuve un sueño sobre ella-

¿Un sueño?- dijo Milekha- ¿podrías contármelo?-

Camus frunció el entrecejo, no muy seguro, pero Milekha siguió mirándolo fijamente, así que asintió y le contó brevemente lo que había soñado, sin dar más detalles.

¿Eso sucedió en realidad?- preguntó Milekha, y Camus asintió.

Sí, eso ocurrió hace tres años- dijo el caballero.

¿Y qué sucedió?- preguntó ella.

No es algo que haya repetido- dijo Camus- Hyoga lo desconoce... mi amigo Milo es el único que sabe que sucedió ese día...-

Milekha bajó la mirada un poco triste.

Está bien, te lo diré- dijo Camus tras dar un suspiro- Helene es mi hermana menor... tiene tu edad, más o menos. Hace tres años, ella me visitó en Siberia, porque yo me encontraba en ese sitio, entrenando a Hyoga. Un hombre de nombre Boris, nieto de Igor Balcov, la vio y decidió que sería su esposa...-

¿Boris Balcov?- dijo Milekha- ¿el hermano de mi cuñado Vladimir?-

El mismo- dijo Camus- Helene se negó a casarse con él porque simplemente no lo amaba. Yo no estaba dispuesto a permitir que Boris obligara a mi hermana a casarse con él, y como el abuelo de Boris tenía...-se corrigió- tiene aún mucha influencia en el gobierno ruso, la hice volver a París, porque creí que en ese sitio estaría a salvo. Pero ese hombre no aceptaba la negativa de mi hermana...-

¿La siguió?- preguntó Milekha.

No, peor que ello- dijo Camus, frunciendo el entrecejo, y haciendo que la temperatura del vagón descendiera ligeramente- por algo que escuché cuando fui a París, supe que su abuelo Igor Balcov pagó a un tal Marcel Vincent, un traficante de gitanos, para que la denunciara como gitana...-

¿Eso es malo?- preguntó Milekha, frotándose los brazos por el frío.

Muy malo en Francia, y en general en todo el mundo- dijo Camus- los gitanos son traficados como si fueran objetos y no personas. Y Marcel Vincent fue por ella a su casa con una tropa de soldados, listo para deportarla a Rusia. Logré detenerlo antes de que lograra sacar a mi hermana de Francia, y comprobé que no era gitana. Helene volvió a París y aún vive ahí...-

¿Y qué sucedió con ese hombre?- preguntó Milekha.

Fue exiliado de Francia, por supuesto- dijo Camus, tomando un poco de aire antes de continuar- luego puso un bar de gitanos en Atenas con en mismo nombre del que tenía en París. Ahí mi amigo Milo conoció a Selene, una de las gitanas que eran obligadas a trabajar para él. Para evitar que Selene se escapara, Marcel quiso casarla con su hermano, pero Milo lo evitó. Después, los dos hombres la secuestraron y la llevaron a París para ahorcarla por ser gitana, y Milo los detuvo de nuevo y yo conseguí una carta para librarla de su condición...-

¿Y que sucedió con Boris y con Igor?- dijo Milekha- ¿porqué nadie sabe lo que hicieron?-

No pude comprobar que ellos tuvieron algo que ver en ese asunto- dijo Camus, apretando un puño de mal humor- y como tú sabes, Igor sigue trabajando para tu padre...-

No sabía eso- dijo Milekha- mi padre cree que Igor es el 'perfecto consejero'-

Camus no respondió, solo se encogió de hombros.

Y dime- dijo Camus- ¿porqué querías conocer mi sueño?-

Bueno, yo...- comenzó ella- tengo un...bueno, sé interpretar los sueños...-

De todas maneras, este sueño fue un simple recuerdo- dijo Camus, empleando de nuevo un tono frío- no hay nada que interpretar-

Tu sueño tiene una relación en tu futuro- dijo Milekha- no es simplemente un recuerdo como dices, sino una predicción...-

¿Y qué significado tiene?- preguntó Camus, mirándola con un tanto de incredulidad.

Que algo va a suceder muy pronto- dijo Milekha- y sea lo que sea, tu hermana estará involucrada en ello-

Puede que tengas razón- dijo Camus, encogiéndose de hombros.

Mira, Camus- dijo Milekha, olvidando de pronto el tema y asomándose por la ventanilla del vagón- ¡ya alcanzo a ver el palacio de Moscú!-

Por fin llegamos- dijo el caballero.

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Mientras tanto, en el palacio de Moscú, los zares fueron al encuentro del rey Rustam de Ucrania.

Aleksandro, Khristeen...que gusto verlos- dijo el rey Rustam al ver llegar a los esposos.

Lo mismo digo- dijo el zar Aleksandro, inclinándose respetuosamente ante su homólogo.

El rey Rustam era un hombre muy alto, impresionantemente rubio y de penetrantes ojos verdes. Su piel era extremadamente blanca, casi como la de un albino. Su rostro tenía facciones duras, y sus cejas eran bastante pobladas. Tenía una molesta mirada de arrogancia que incomodó al zar, pero la zarina no se percató de ella.

Oh, que gusto que llegaran- dijo la zarina, tomando asiento- nuestra hija Milekha también está a punto de llegar...-

Me alegro- dijo el rey Rustam con una sonrisa extraña, tomando asiento también- mi hijo Iván está más que ansioso por conocer finalmente a su futura esposa...-

Y Milekha también estaba ansiosa- dijo la zarina.

El zar Aleksandro no prestaba atención a esta conversación. Tenía en su mente la imagen de su hija Milekha, y en silencio deseaba que llegara pronto. No sabía porqué le daba una fuerte punzada de celos al ver a su futuro consuegro.

Aunque no quería admitirlo, el matrimonio que Igor le había propuesto le incomodaba un poco. Luego se deshizo de esos pensamientos. Igor nunca le había fallado. Además, aún no había visto al príncipe con el que se casaría su hija menor. En su mente resonaron las palabras de una canción que había escuchado hacía mucho tiempo.

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AVOIR UN FILLE (TENER UNA HIJA)

Avoir une fille, une petite opale (Tener una hija, un pequeño ópalo)


Des yeux qui brillent, une peau si pâle
(ojos que brillan, una piel tan pálida)


Avoir une fille c'est faire une femme
(tener una hija es hacer una mujer)


Une petite virtuose, avant ses gammes
(una pequeña virtuosa, antes de sus gamas)

Avoir une fille, un cœur de sable (Tener una hija, un corazón de arena)


Cadeau de Dieu, cadeau du diable
(regalo de Dios, regalo del diablo)


Avoir une fille c'est faire un crime
(tener una hija es cometer un crimen)


Où le coupable est la victime,
(donde el culpable es la víctima)

Avoir un fille (tener una hija)

Elle est ma vie, elle est mon sang (Ella es mi vida, ella es mi sangre)


Elle est le fruit de mes vingt ans
(ella es el fruto de mis veinte años)


Et je maudis tous ses amants
(y yo maldigo a todos sus amantes)


Avoir une fille, c'est trembler de peur
(Tener una hija es temblar de miedo)


Qu'elle se maquille pour un menteur
(que ella se maquille para un mentiroso)


Avoir une fille, c'est plus jamais
(tener una hija, es nunca más)


Traiter les femmes comme je l'ai fait
(tratar a las mujeres como lo he hecho)


Avoir une fille
(tener una hija)

Je hais les hommes et leurs regards (Odio a los hombres y sus miradas)


Je sais leurs ruses et leurs victoires
(yo sé sus trucos y sus victorias)


Et quand viendra le jour où l'un d'eux
( y cuando vendrá el día, uno de ellos)


Me prendra ma fille en m'appelant monsieur
(tomará a mi hija llamándome 'señor')


Alors ce jour et pour toujours
(Entonces ese día, y por todos los días)


Je fermerai à double tour
(yo cerraré a doble vuelta)


Mon cœur et je deviendrai sourd
(mi corazón y me volveré sordo)

Avoir une fille c'est continuer à espérer (Tener una hija es continuar a esperar)


Et croire encore que quand viendra le jour de ma mort
(Y aún creer que cuando llegue el día de mi muerte)


Elle portera tout au fond de son corps
(ella llevará en el fondo de su cuerpo)


Cette étincelle de celui ou celle qui à son tour
(esa chispa de aquel o aquella a su vez)


Et par amour viendra crier le cœur si lourd
(y por amor vendrá a gritar el corazón tan pesado)

Avoir une fille, une petite opale (Tener una hija, un pequeño ópalo)


Des yeux qui brillent, une peau si pâle
(los ojos que brillan, una piel tan pálida)


Avoir une fille c'est faire un crime
(tener una hija es cometer un crímen)


Où le coupable est la victime
(donde el culpable es la víctima)


Avoir une fille…
(tener una hija…)

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Su majestad- dijo un sirviente, interrumpiendo los pensamientos de Aleksandro. El zar miró al sirviente entrar e inclinarse ante él- su alteza la princesa Milekha acaba de llegar al palacio-

El zar sonrió ampliamente, agradeció al sirviente con un gesto de su cabeza y se puso de pie.

Me disculparás, Rustam- dijo Aleksandro- pero llevo dos días sin ver a mi querida hija, y quiero ser el primero en recibirla y abrazarla...-

Ve, Aleksandro- dijo el rey Rustam, acentuando su sonrisa- no te privaría de ese privilegio...-

El zar, sin dejar de sonreír, salió de esa sala hacia el vestíbulo del palacio.

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¡Papá!- exclamó Milekha, dejando caer su bolso al suelo y lanzándose literalmente a los brazos de su padre. El zar la abrazó con tanta fuerza que Milekha se sentía reventar, y se sintió mal por Angora, pues la pequeña gatita estaba atrapada en medio del abrazo.

¿Cómo te fue en tu viaje?- dijo el zar una vez que se separaron.

De maravilla- dijo ella.

Milekha acompañó a su padre al estudio, y le contó lo que había sucedido en el viaje, sobre todo la parte de los bandidos que trataron de secuestrarla, y de cómo Camus y Hyoga la salvaron.

Pues, en ese caso, Igor tuvo mucha razón al elegirlos para protegerte durante tu viaje- dijo el zar Aleksandro- que buena suerte tiene Atena de que hombres como ellos estén a su servicio... y espero que tras toda la emoción hayas aprendido algo...-

Milekha asintió con una sonrisa.

Te tengo una buena noticia, Mile- dijo el zar, tras unos segundos de mirar a su hija en silencio- el rey Rustam y el príncipe Iván acaban de llegar también...-

La sonrisa en el rostro de Milekha se borró casi de inmediato.

Oh, vaya- dijo ella, forzándose a sonreír- que bien...-

Bueno, ve con tus hermanas y Alexéi, y descansa- dijo el zar, sin darse cuenta del repentino cambio de ánimo de su hija- veré que los caballeros descansen, y te avisaré cuando conocerás al rey y al príncipe...-

Sí, padre- dijo Milekha.

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Misión cumplida- dijo Hyoga, dejándose caer sobre una cama en la habitación que le tenían preparada.

Así parece- dijo Camus en voz baja.

¿Cuánto tiempo más nos quedaremos?- preguntó Hyoga, mirando hacia el techo- ¿hasta la boda?-

Así es- dijo Camus, acercando sus manos al fuego de la chimenea para calentarlas- estamos a dieciséis de julio... la boda será dentro de dos días-

Hubo unos minutos de silencio.

Estoy agotado- dijo Hyoga, sin apartar su vista del techo- ya quiero regresar a Grecia y ver que sucede por allá... apuesto a que Seiya ya logró volver loco a Touma desde hace tiempo, aunque no tanto como Sorreto cada vez que va a visitar a Melody, pero...-

Hyoga se interrumpió. Lejos de prestarle atención, Camus se había dejado caer sobre su cama y se había quedado dormido sin cambiarse.

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La siguiente cara sonriente que Milekha se encontró en el camino del vestíbulo a su nueva habitación fue la de su hermano menor. El 'pequeño clon del zar', que era como Milekha solía llamar al zarevich, la acompañó hasta su habitación.

¿Y bien, Mile?- dijo Alexéi con una sonrisa y a punto de saltar de alegría- ¿qué sucedió? ¿lo lograste?-

Cálmate, hermanito- dijo Milekha, acariciando a Angora y sentándose en un cómodo sillón- estoy cansada por el viaje...-

No me digas eso, que tú nunca estás cansada para contarme las maldades que haces- sonrió Alexéi- vamos, dime como te fue...-

Milekha sabía que no podía eludir a su hermano, era casi tan inquisitivo como ella misma. Tomó aire y comenzó a contarle lo que había sucedido durante el viaje en tren, omitiendo la historia sobre la hermana de Camus, pues no estaba segura si debía repetirla.

¿Le pediste disculpas al caballero?- dijo Alexéi con los ojos bien abiertos de la sorpresa, y ella asintió- debes haber sido la única princesa rusa desde la primera dinastía hasta ahora...-

¿Y que esperabas?- dijo ella, alzando las cejas- él me salvó la vida-

Era su deber- dijo Alexéi.

Lo sé- dijo ella- pero...-

¿Pero?-

En ese momento sentí algo extraño- dijo Milekha- no sé si fue mi imaginación, o el miedo que tenía... pero dejé de verlo como un sirviente más, sino como un amigo...- suspiró- además, parecía como si a él le importara de verdad mi seguridad, no solo porque era su deber...-

Creo que sí estás muy cansada, hermanita- comentó Alexéi, alzando una ceja- ya veo que no estás pensando coherentemente... te dejaré descansar- sonrió- nos vemos más tarde-

Alexéi salió, y Milekha suspiró.

Al contrario- dijo Milekha para sí misma- tal vez esta es una de las pocas veces en mi vida que pienso coherentemente...bueno, que no pienso en hacer alguna maldad...-

Alguien llamó a la puerta. Nastia, la sirvienta, entró a la habitación llevando una bandeja con café y galletas.

Le traigo un mensaje de su padre, alteza- dijo Nastia, dejando la bandeja en la mesa- el rey Rustam de Ucrania y su hijo el príncipe Iván desean conocerla, y la verán ahora mismo en la sala pequeña del cuarto piso...-

Gracias, Nastia- dijo ella, bebiendo un sorbo de café y mordiendo una galleta. Se levantó y se ocultó tras el biombo para cambiarse el vestido. Nastia la ayudó a abrochárselo y a ponerse los zapatos. Milekha se miró por el espejo del peinador. Se acomodó un poco sus largos cabellos negros y oleados y se puso una banda azul, del mismo color de su vestido y de sus ojos.

Buena suerte, alteza- dijo Nastia. Milekha le agradeció y salió hacia la sala.

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¿Cuándo conoceré a mi futura nuera?- rugió el rey Rustam de mal humor. Ya no sonreía, y estaba sentado con los brazos cruzados en un cómodo sillón de la sala- me estoy impacientando...-

No lo haga, señor- dijo Igor- la muchacha está agotada por su viaje en tren desde San Petersburgo, y está descansando en estos momentos... pero ya mandé a su sirvienta para que la llame-

Más vale que sea lo que dijiste, Igor- dijo Rustam en tono amenazante- que valga los quince millones de Euros que te pagué por este trato...-

Lo vale, señor- dijo Igor- en cuanto la vea se dará cuenta...-

Eso espero- dijo el rey Rustam- fue difícil convencer a mi hijo Iván que viniera-

¿Acaso él tampoco quiere...?- comenzó Igor-¿no le ha contado su plan?-

Claro que no- dijo el rey Rustam- ese heredó algo del carácter de su madre, y se que no aceptará. Además, ¿qué joven de veinte años desea atarse de por vida a una chica?- continuó el rey, con una chispa en sus ojos- sobre todo, una chica a la que no conoce aún-

De nuevo, le aseguro que estará satisfecho, señor- dijo Igor.

El sirviente golpeó el suelo con su bastón.

Señores, los zares de Rusia, Aleksandro y Khristeen Shevardnadze-

Igor y el rey Rustam se pusieron de pie. El zar y la zarina se levantaron.

Tomen asiento, por favor- dijo el zar Aleksandro- Milekha ya viene para acá...-

Los cuatro se sentaron. Unos instantes después, el sirviente hizo sonar su bastón de nuevo.

La princesa Milekha Aleksandrova Shevardnadze- dijo el sirviente.

Milekha entró a la sala, despacio. Estaba nerviosa. A pesar de que no quería casarse, tenía que hacer las cosas bien para que su padre no tuviera problemas. El rey Rustam, los zares e Igor se levantaron para recibirla.

Es todo un placer conocerla al fin, princesa- dijo el rey Rustam, inclinándose- Igor me había hablado de su belleza, pero creo que ninguna de sus palabras le hacen justicia...-

Milekha se ruborizó ligeramente.

Gracias, majestad- dijo Milekha, inclinándose también.

El sirviente hizo sonar su bastón por tercera vez.

El príncipe Iván Shalikov de Ucrania- dijo el sirviente. Milekha no pudo evitar levantar la mirada para ver al príncipe.

El príncipe era alto, aunque no tanto como su padre. Era blanco y rubio, como el rey Rustam, pero sus rasgos eras mucho más finos, y sus cejas delgadas. Tenía más o menos veinte años, y tenía una expresión que daba a entender que estaba ahí a regañadientes.

Ah, Iván, que bien que por fin te decidiste a acompañarnos- dijo el rey Rustam- ven a conocer a tu futura esposa, la princesa Milekha...-

Iván alzó la mirada y quedó atónito unos segundos. Luego, al parecer, salió de su sorpresa y se acercó a la princesa, tomó su mano y la besó.

Es un placer conocerla al fin, alteza- dijo Iván.

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CONTINUARÁ...

¡Hola! Muchas gracias a todos por seguir leyendo mis locuras. Quiero aclarar que la canción 'Avoir une fille' es de un musical llamado 'Romeo et Juliett', que se los recomiendo mucho.

Como dije, muchas gracias por seguir leyendo y por sus reviews.

Abby L. / Nona