CAPITULO 7: LOS FUTUROS ESPOSOS

Milekha estaba delante del chico que Igor había escogido para ser su esposo. No sabía que decir. Estaba muy nerviosa. "Bueno, al menos no es el monstruo que me imaginé", pensó.

Todos tomaron asiento. Milekha miraba a su alrededor, algo nerviosa, e Iván dejó escapar un suspiro antes de dirigir su vista al suelo.

Los padres de ambos chicos comprometidos estuvieron envueltos en una aburrida discusión sobre la luna de miel y el lugar donde vivirían después de casarse. Iván tenía la vista fija en el suelo, y a veces la apartaba para mirar de nuevo a su futura esposa, pero volvía a dirigirla a su lugar original. ¿Porqué hacía eso?

Bueno, pero ellos dos no han dicho nada...- dijo la zarina, sacando a Milekha de sus pensamientos.

Tengo una idea- dijo el zar con una sonrisa. Al menos el príncipe no tenía el mismo porte arrogante que su padre, y eso había agradado al gobernante de Rusia- dejémoslos solos un rato para que hablen a su gusto y se conozcan un poco...-

Tienes razón, Aleksandro- dijo el rey Rustam- me parece una magnífica idea-

Los zares, el rey Rustam e Igor salieron, dejando a los dos príncipes solos, sentados uno frente al otro. Hubo un largo periodo de silencio desde que la puerta de la sala se cerró.

Bueno, supongo que...- dijo Iván, rompiendo el silencio, pero aún con la vista en el suelo- ya sabes porqué estamos los dos aquí-

Lo sé- dijo Milekha, mirando el suelo también, pues no se le ocurría nada más que decir. Estuvieron en silencio otro par de minutos.

Milekha, ¿puedo ser sincero contigo?- dijo de pronto Iván. Milekha asintió- yo no quiero este matrimonio... mi padre lo negoció por mí, sin mi consentimiento y a pesar de que yo me opuse cuando me lo propuso-

Milekha lo miró, incrédula. Estaba a punto de decir algo cuando el príncipe volvió a hablar.

Así fue como sucedió, esa es la verdad- continuó él- y quiero que sepas que me pareces una chica muy hermosa, y créeme que me hubiera gustado mucho conocerte en otras circunstancias...-

Estamos en el mismo barco- dijo Milekha en un tono amargo- Igor convenció a mis padres y arregló todo esto...-

Iván la miró a los ojos y sonrió.

Bueno, parece que nos llevaremos bien, a pesar de todo- dijo Iván.

¿A pesar de todo?- dijo Milekha con una sonrisa astuta- ¿acaso no tienes un plan de escape?-

¿Acaso tú sí lo tienes?- dijo Iván, frunciendo el entrecejo, intrigado.

No lo tenía hace cinco minutos- dijo Milekha- pero me acabas de dar una idea-

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Ese mismo día, más tarde, Camus recibió una visita después del café. Ya había dormido bastante tiempo, y se había repuesto un poco del viaje.

Buenos días, Camus- dijo Milekha, asomándose por la puerta-¿puedo pasar?-

Por supuesto- dijo Camus- habrás de disculpar que Hyoga no esté, le gusta curiosear en los palacios... no es algo que yo apruebe...-

Milekha sonrió y se sentó frente a él.

No hay problema, si es contigo con quien quiero hablar- dijo Milekha.

¿Y a que se debe tu visita?- preguntó Camus.

Hace un rato conocí al príncipe Iván- dijo Milekha- ya sabes, ese chico con el que me tengo que casar...-

¿Y al menos es de tu agrado?- preguntó Camus.

No seas tonto- dijo ella- es una persona excelente, pero no quiero casarme con él, ni él conmigo, así que ninguno de los dos lo haremos...-

No comprendo- dijo seriamente Camus.

Y por eso mismo vine a verte- dijo la princesa.

Sigo sin comprender el motivo de tu visita, Milekha- dijo Camus sin cambiar su expresión- ¿Qué tengo que ver yo con ese asunto?-

Camus, tú me protegiste cuando esos bandidos quisieron secuestrarme- dijo Milekha- y ahora necesito tu ayuda... me voy a escapar de aquí-

¿Qué dices?- dijo Camus, esta vez sorprendido y poniéndose de pie de golpe.

Lo que oíste- dijo Milekha- y no te preocupes por Iván, él va a escapar también...-

¿Escapar? ¿A dónde?- dijo Camus, aún sorprendido.

Iván va a ir con unos conocidos suyos en Atenas- dijo ella- pero yo planeo ir con ustedes dos al Santuario de Atena...-

¿Al qué?- dijo Camus, y sacudió la cabeza de la sorpresa- ¿y dónde quedó tu deber, y...?-

Camus, mi deber está con mi corazón y con mi felicidad...- interrumpió Milekha- entonces, ¿me ayudarás?-

Camus sacudió la cabeza.

Lo siento mucho, Milekha- dijo Camus, levantándose y alejándose de ella- no puedo ayudarte...-

¿Porqué no?- dijo ella, sin creer que Camus se opusiera a su plan- tú estabas de acuerdo con que no llevara a cabo esta boda, tú me lo dijiste en el tren...-

Yo dije que hablaras con tu padre al respecto y le dijeras la verdad sobre como te sentías- le dijo Camus- yo jamás dije que huyeras, y mucho menos que yo iba a ser tu cómplice-

Milekha frunció el entrecejo.

Está bien- dijo ella, cambiando su expresión alegre anterior por una mueca de fastidio- creí que contaría contigo, pero veo que no. Con permiso-

Muy enfadada, Milekha salió dando un portazo y se dirigió a su habitación. Camus se dejó caer sobre un sillón. Dejó escapar un suspiro. Su maldita conciencia iba a comenzar a fastidiarlo de nuevo. Ese era su punto débil. El caballero frunció el entrecejo. No sabía porqué esa chica en particular lograba accionar ese interruptor.

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Esa tarde, poco después de la comida, uno de los sirvientes se acercó a Igor y murmuró algo en su oído, que hizo que el anciano tirara un plato al suelo y lo quebrara lleno de ira.

¿Qué escuchaste qué?- dijo Igor, su rostro tornándose de color rojo vivo.

Lo que le dije- dijo uno de los sirvientes- estoy seguro de lo que escuché. Los dos chicos se pusieron de acuerdo para incumplir su contrato y huir de aquí...-

Gracias por tu información, Sergei- dijo Igor, tranquilizándose un poco- serás recompensado...-

Igor salió rápidamente del comedor y se dirigió a toda velocidad a las habitaciones de su nieto Vladimir.

¡Vova!- dijo Igor, entrando precipitadamente.

¿Qué sucede, abuelo?- dijo Vladimir, sorprendido.

Necesito que lleves a cabo una misión muy importante- dijo Igor.

¿Dé que se trata, abuelo?-preguntó el joven.

De tu cuñada- respondió el anciano. Vladimir dedicó una mirada interrogante a su abuelo.

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Después de hablar con su hermano menor sobre lo que tenía planeado hacer, y herida por la negativa de Camus, Milekha estaba en su habitación, recogiendo y empacando sus cosas precipitadamente. Ella realmente esperaba que el caballero la dejara acompañarlos a Grecia. Pero... ¿por qué había pensado eso? ¿Por qué le dolía tanto que el caballero se haya negado? ¿Acaso Camus podría tener una razón para aceptar que lo acompañara?

Milekha sacudió la cabeza. Tenía razón: era una reverenda tontería haber pensado que podía refugiarse de Igor en el Santuario de Atena. Después de todo, como lo había comprobado en el tren, Camus no tenía sentimientos en ese corazón de hielo que tenía en el pecho. Pero hubo un momento... cuando Camus apareció en el tren, en el momento en que ella estaba en peligro...

Sacudió la cabeza otra vez. Tal vez había sido su imaginación. Sí, seguramente eso había sido. Siguió empacando sus cosas cuando su hermana Anna entró.

¿Qué haces, hermana?- preguntó Anna.

Estoy... recogiendo mis cosas... como pasado mañana será la boda, ya no viviré aquí, y no quiero dejar todo mi desorden aquí...- mintió Milekha.

Ya veo- dijo Anna, alzando una ceja. Milekha no estaba segura que hubiera sido una buena coartada, pero al parecer fue suficiente para Anna- ¿cómo te sientes?-

Oh, muy emocionada- dijo Milekha- ¿y dónde está Kolia?-

Nicolás está con Viktor y Vladimir- dijo Anna. Su expresión no era la de siempre. Parecía distraída- creo planean dar una bienvenida al príncipe Iván... bueno, ahora que será de la familia también-

¿Qué dices?- dijo Milekha. Luego reaccionó y sacudió la cabeza- ah, sí, cierto, tienes razón...-

¿Te sientes bien, Milekha?- preguntó Anna- Alexéi y tú han estado muy extraños últimamente... como ocultando algo-

¿Alexéi?¿qué tiene?- dijo ella.

Está deprimido, creo yo- dijo Anna- te extrañará mucho cuando te cases, sobre todo porque a partir de ese día vivirás en Ucrania...-

Me imagino- dijo ella, fingiendo resignación- yo también los extrañaré, pero la vida sigue su curso, y...-

En ese momento llamaron a la puerta, y el caballero de Acuario apareció tras ella.

Ah, eres tú- dijo Milekha, en tono fastidiado. Aún no había olvidado lo que ocurrió un par de horas antes.- ¿qué es lo que quieres ahora?-

¿Puedo hablar con usted en privado, alteza?- preguntó Camus. Milekha frunció el entrecejo, pero asintió.

Anna, ¿podrías darnos un par de minutos?- preguntó Milekha.

Claro- dijo Anna, levantándose y saliendo.

¿Y bien?- dijo Milekha, una vez que se quedaron solos.

¿Aún estás segura de querer escapar de aquí?- dijo Camus, y ella asintió- ¿a pesar de que los bandidos de ayer te pueden seguir buscando? ¿y que tu padre también estará muy preocupado por ti?-

Yo planeaba que tú me protegieras...- dijo ella.

Mi deber es protegerte hasta de ti misma- dijo Camus, poniendo énfasis en las últimas cuatro palabras - recuerda eso-

Esa es mi decisión- dijo Milekha con firmeza- nada de lo que me digas tú me hará cambiar de parecer. Yo deseo ser libre, y estoy dispuesta a dejar todo esto por mi libertad-

Hubo un par de minutos en silencio.

Entonces lo haré- dijo Camus, tras dejar escapar un hondo suspiro.

¿Qué dices?- dijo ella, abriendo los ojos desmesuradamente.

Que lo haré- dijo Camus en voz baja- no te ayudaré a escapar, pero mi deber es protegerte, y así lo haré...-

No lo puedo creer- dijo Milekha con una sonrisa. Se levantó y abrazó al caballero. Por primera vez en su vida, Camus sintió las mejillas calientes y se separó precipitadamente de ella, y pudo ver que la chica tuvo la misma reacción que él- lo siento, es que estoy muy feliz...-

Me alegro por ti- dijo Camus, mientras su rostro volvía a su color original y su expresión sorprendida volvía a ser la misma fría de siempre- hablaré con Hyoga, y te veremos en el vestíbulo a las nueve...-

Hecho- sonrió Milekha- no sabes cuánto te lo agradezco, Camus...-

Camus salió y volvió a su habitación a buscar a Hyoga, sin creer aún ni la mitad de lo que le acababa de prometer a la princesa. Milekha, mientras tanto, esperaba que su hermana entrara de nuevo, pero Anna ya no estaba en el pasillo.

Tal vez se fue a su habitación- dijo Milekha, encogiéndose de hombros. Cerró la puerta y volvió a recoger sus cosas.

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Un par de horas más tarde, Camus por fin encontró a Hyoga en su habitación, y le contó sus intenciones. El caballero del Cisne creyó que realmente su maestro se había vuelto completamente loco, pues Camus jamás había hecho tan precipitado ni tan arriesgado.

¿Estás seguro de lo que vas a hacer, Camus?- dijo Hyoga.

¿Desde cuando te permito que me llames por mi nombre?- dijo el caballero de Acuario con su habitual tono frío.

Maestro, es una locura- dijo Hyoga.

Camus lo ignoró, pues tenía su mente en otras cosas. Tal vez sería buena idea comunicarse con Mu vía cosmos, para que los teletransportara en un segundo al Santuario. Pero sería muy arriesgado, pues no sabía que otras personas podían detectar sus cosmos, y estaba seguro de que Igor lo hacía.

Camus alzó los ojos y miró el reloj. Eran las nueve menos diez.

Faltan diez minutos- dijo Camus- prepárate, Hyoga...-

Ya estoy preparado- dijo éste.

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Diez minutos- dijo Milekha para sí misma. Tomó a Angora y la metió al bolsillo de su vestido. Tomó una pequeña mochila. Dejó todas sus joyas y collares sobre el peinador, excepto el hermoso anillo que su padre le había regalado de cumpleaños el año anterior.

Lo siento, papá- dijo ella en voz baja, colocándose el anillo en el dedo corazón y mirando el copo de nieve de oro blanco- pero prefiero la libertad a la comodidad... espero que algún día puedas perdonarme...-

Escribió una rápida nota a su hermano Alexéi, diciéndole donde estaría y con quien. Revisó todo, para que no le faltara nada, y giró la perilla de su puerta. Se quedó sin aliento al ver quien la esperaba en la entrada.

Sus tres hermanas estaban ahí, de pie. Irina tenía la vista baja, Danushka la miraba con los brazos cruzados y un gesto de decepción, y Anna con los ojos llenos de lágrimas.

Hermanas- dijo Milekha- ¿qué hacen aquí?-

Papá nunca podrá perdonarte si lo haces, Milekha- dijo Danushka.

¿Hacer qué?- dijo Milekha, fingiendo inocencia.

Lo sabemos todo, Mile- dijo Anna- te escuché cuando hablabas con el caballero...-

No sé de que hablan- dijo Milekha.

Yo creo que sí- dijo Danushka. Sus ojos cambiaron momentáneamente de color, de verdes a color rojo intenso. Milekha se sintió un poco mareada, pero no se sorprendió por ello. Su hermana mayor tenía el poder de penetrar en las mentes de los demás y leer sus pensamientos, y así se sentía cuando lo hacía.

Basta, Danushka- dijo Milekha, parpadeando de mal humor- sabes que detesto que hagas eso... me mareas-

Es cierto- dijo Danushka, sus ojos volviendo a la normalidad- quieres escaparte con ese caballero. No solo estás agradecida con él porque te salvó en el tren, sino que te gusta también-

Milekha sintió sus mejillas calientes, no sabía si de vergüenza o de furia.

¿Qué dices?- dijo Milekha, apartando a sus hermanas y saliendo al pasillo- deja de inventar tonterías. Y si me disculpan, tengo algo que...-

Pero de pronto sintió que su cuerpo no le respondía. Una extraña luz roja la rodeó, sellando sus movimientos y evitando que avanzara un paso. Milekha alzó los ojos. Irina, quien no había dicho nada aún, era quien había lanzado ese extraño poder.

¿Qué me...?- comenzó Milekha.

Ya sabes que ese es mi poder, hermanita- dijo Irina- Vladimir tenía razón, querías escaparte, y solo para molestar a Igor... pero yo no te lo permitiré...-

Milekha miró a sus hermanas, sorprendida. Al parecer, Danushka y Anna estaban asombradas también de lo que dijo Irina.

Irina, yo no...- comenzó Milekha.

No intentes engañarnos de nuevo, Milekha- dijo Irina de mal humor- esos dos caballeros pagarán por la osadía de querer ayudarte a escapar, me encargaré que el abuelo de Vladimir lo haga...-

Irina, escúchame, por favor...- dijo Milekha.

Calla- dijo Irina en tono autoritario- no tienes nada que decir. Guardaremos tu... pequeño secreto, y nos desharemos de los caballeros para evitar futuros problemas...-

¿Y qué planeas hacer para detenerme?- dijo Milekha, quien ya había salido de su sorpresa, y miraba desafiantemente a la mayor de sus hermanas- no puedes mantener tu poder sobre mí tanto tiempo-

No - sonrió Irina- pero podemos encerrarte...-

¿Qué? ¡No!- exclamó Milekha.

Pero no hubo nada que ella pudiera hacer. Las tres hermanas la forzaron dentro del vestidor, cerraron la puerta con llave desde afuera.

¡Ya basta!- gritó Milekha desde adentro, golpeando la gruesa puerta de madera- ¡déjenme salir de aquí! ¡No quiero quedarme!-

No te esfuerces en tratar de salir, hermanita- dijo Irina, escuchando los golpes en la puerta tras la cual se encontraba su hermana menor- vendremos por ti cuando los caballeros se hayan ido-

Irina, Danushka y Anna salieron de la habitación. Al escuchar la puerta cerrarse; desde dentro del vestidor, Milekha se dejó caer de rodillas sobre el suelo. Era muy orgullosa y no quería llorar, pero no pudo evitarlo. Escondió su rostro entre sus manos, y algunas lágrimas de furia y frustración brotaron de sus ojos.

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CONTINUARÁ...

¡Hola! Yo de nuevo. Lamento haberle cortado aquí, pero era justo y necesario. Sigo corrigiendo partes del fic. Claro que cierto hombre malvado recibirá sus pataditas, pero aún no. Ya verán pronto.

Muchos salu2

Abby L. / Nona