N.A: Hola! Gracias por sus reviews y e-mails. Disfruten del siguiente capítulo. "Consecuencias  Inesperadas" ----  Escrito por Cormak3032

Capítulo 4:  Cambios Imprevistos...

Sarah se dio vuelta y trató de alcanzar las mantas de su cama. Lo que ella, en cambio, consiguió fue un puñado de hojas húmedas. Sus ojos se abrieron y casi gritó cuando vio los árboles altos rodeándola. Sus ojos recayeron sobre la forma del Rey de los Goblins apenas a unas yardas de distancia. Ella había pensado que todo fue un sueño, pero mientras sus ojos observaban su forma ágil, él le dio la espalda y fijó la vista en el bosque, y ella supo que este no era un sueño.

El Rey de los Goblins miró lejos hacia los árboles. Él oyó el susurrar de las hojas detrás de él y supo que Sarah había despertado. Se giró lentamente para encararla.

Sarah se había sentado sujetando sus rodillas bajo su mentón. Ella parecía perdida y confusa, la expresión de su rostro era muy semejante, probablemente, a la de su propio rostro cuando él había despertado. Él había despertado muy temprano y no había dormido mucho durante la noche. No con el aullido de algún tipo de canino llenando sus oídos y el hecho de que sus ojos se habían rehusado a dejar el contorno de Sarah. Él se hubiera reído de lo absurdo de la situación. Ella era el enemigo y él la había estado cuidando.

"¿Esperanzada en todo fuera un sueño?". Su voz retumbaba sobre la quietud del bosque. Sarah alzó la mirada y se sorprendió al ver que por un momento su expresión facial se había suavizado. No había insinuación de arrogancia o autoridad.  Ella se dio cuenta de que él había esperado también que todo hubiera sido un sueño. Ella observó como su insolencia usual se deslizó en las facciones de su rostro.

Sarah giró lejos de él. Ella apenas había despertado, el sol todavía no había ascendido, y estaba demasiado cansada para lidiar con él en este momento. Justo después su estómago se quejó ruidosamente y el Rey de los Goblins sonrió burlonamente.

"¿Estamos hambrientos?"

Sarah cubrió su estómago con sus manos."¿Y tu no lo estás? Yo no he comido desde el almuerzo de ayer".

"Yo no estoy tan hambriento como tu, pero por otra parte, yo tuve un bocadillo de medianoche". Con una sonrisa maliciosa él indicó con la cabeza un cadáver diminuto tirado sobre el tronco de un árbol caído. Le habían limpiado de carne, y los huesos e intestinos eran todo lo que quedaba.

"¡Eww! ¡ Te comiste un ratón crudo! ¡Eso es asqueroso!"

El Rey de los Goblins se rió. "No es asqueroso para un ave de presa. Se sintió muy bien el volar otra vez".

"¿Volar?". Sarah preguntó confundida.

Con una sonrisa oblicua, él cambió de forma y se convirtió en un búho de granero justo ante los ojos de Sarah. Ella miró con admiración cuando agitó las alas y voló hacia los árboles. Repentinamente él chilló, el sonido que emanaba de su garganta no era un ulular sino algo semejante a un grito de guerra. Sarah se sobresaltó cuando él se abalanzó hacia abajo y asió algo en sus garras.  Él luchó con ello en el aire y luego dejó caer su hallazgo enfrente de Sarah. Ella saltó atrás, apartando la vista.

El Rey de los Goblins aterrizó, pero sin ninguna elegancia. Se transformó de nuevo a su forma humanoide a unos 6 pies arriba del suelo y aterrizó haciendo un ruido sordo. Hojas y palos volaron por el aire cuando su cuerpo impactó contra el suelo. "Debo trabajar en esos aterrizajes".

"¿Qué es esto?". Sarah había retrocedido contra un árbol.

"El desayuno", le dijo el Rey de los Goblins. "Tu dijiste que estabas hambrienta".

"¿Tu esperas que me coma eso? ¿Un ratón? ¿Un ratón crudo? ¡Eres repugnante!"

"Si tuviera mi magia, podríamos hacer un fuego y lo cocinaría para ti ". Él sonrió, su voz llena de diversión.

" ¡Eres grosero! ¡ Yo NO voy a comer eso! ¡Llévatelo!"

El Rey de los Goblins se encogió de hombros. "Como lo desees". Una vez más cambió en un búho. Se deslizó hacia abajo y arrebató el ratón con sus garras. Él aterrizó en un árbol cercano y Sarah cubrió sus oídos cuando lo oyó devorar al pobre ratoncito.

Asqueada y adolorida más allá de lo creíble, Sarah se marchó. El sol ascendía por el este y mientras el bosque se aclaraba, fue sorprendida agradablemente al encontrar un arroyo pequeño no demasiado lejos de allí. Choqueada por lo que el Rey de los Goblins le había hecho, ello quiso desesperadamente sentirse limpia. Cuando sumergió las manos en el agua, las retiró rápidamente. ¡El agua estaba fría como el hielo!

"¿El agua no está a tu gusto?"

Sobresaltada por la voz repentina, Sarah se echó atrás y se resbaló de la piedra en que estaba encaramada. Se deslizó adelante hacia el agua helada, pero se detuvo a unas pulgadas de sumergirse en ella cuando unas manos fuertes la asieron de los hombros deteniendo su descenso.

El Rey de los Goblins abrió su boca para hacer una observación burlona, pero nunca llegó. Una explosión fuerte hizo eco en el bosque.

Sarah trepó a la roca y se desplomó en el suelo. El Rey de los Goblins miraba azorado. "¿Qué fue eso?", preguntó él.

Ella se encogió de hombros. "Sólo un disparo. Alguien debe estar cazando". Una sonrisa apareció en su rostro."Lo que significa que estamos cerca de la civilización. ¡ Por aquí !". Ella se puso en marcha en dirección al disparo.

Unos pocos momentos después más disparos llenaron el aire y Sarah se detuvo sobre sus pasos. Los disparos sonaban lejanos, pero suficiente cerca de donde ella y el Rey de los Goblins habían ido a husmear, y podrían dispararles, quizás hasta matarlos. "Después de pensarlo bien, en vez de eso, podríamos ir por este camino". Ella comenzó a caminar en la dirección opuesta a los disparos. El Rey de los Goblins la siguió sin decir una palabra, sin embargo, se detuvo una vez que alcanzaron su pequeño campamento improvisado.

"¡Rey de los Goblins, vamos! ¡No necesitamos que nos disparen a uno de nosotros! "

"No es sabio dejar evidencia de que estuvimos aquí". Él gesticuló hacia al montón de piedras, palos y hojas que Sarah había construido para iniciar un fuego.

"¡Olvídalo! ¡A los cazadores no les interesa eso! Ellos se interesan en las huellas de animales".

Los disparos continuaron y Sarah comenzó a marcharse. Los balazos eran más frecuentes y sonaban más cerca. Su corazón le empezó a golpear en el pecho. "¿Vienes o no?"

El Rey de los Goblins miró atrás cansadamente en la dirección de los disparos y luego siguió a Sarah.

***

Ellos caminaron por dos horas hasta que el Rey de los Goblins se sentó en una roca grande y plana.

"¿Qué piensas que estás haciendo, Rey de los Goblins?", le preguntó Sarah con las manos en las caderas. Lejos a la distancia ella podía oír todavía disparos y los ruidos repetitivos de civilización no la relajaron. Se sentía ansiosa y asustada, aunque no lo quería demostrar al Rey de los Goblins.

"Estoy descansando, me duelen los pies. Y, además, mi nombre es Jareth".

"¿Qué?"

"Mi nombre", le dijo con fastidio.

"¿Qué pasa con él?"

"Tengo uno así como tú lo tienes, y prefiero que lo uses".

Sarah lo miró en blanco.

"Es Jareth", la presionó.

Sarah parpadeó. "Oh, ya sé eso". Ella se encogió de hombros.

Jareth sacudió la cabeza. "Estoy seguro que es así", concedió sarcásticamente. Entregó una expresión afligida y luego se estiró para sobar sus pies a través del cuero de sus botas.

Sarah le dio una mirada un poco compasiva." Te molestan los pies. ¿Por eso te detuviste? "

Él asintió y continuó masajeando sus pies. "Ayer no habría ido con un aspecto a la moda, si hubiera sabido que debería caminar tanto." Él gesticuló hacia los tacones de sus botas y Sarah rió entre dientes.

"Bien, eso te enseñará por elegir la moda sobre la funcionalidad". Ella miró abajo hacia sus zapatos deportivos y suspiró con alivio por decidir usarlos en vez de sus zapatones café habituales.

Jareth sorprendió a Sarah cuando dejó escapar una suave risita por lo bajo. "Me atrevo a decir que he aprendido mi lección".

Sarah sacudió la cabeza y se alejó. Ella podía sentir su estómago preparándose a gruñir, y mientras que ella y Jareth, como él quería ser nombrado, parecían haber dejado de discutir, ella prefería evitar darle una razón para molestarla. Ella encontró un arbusto con bayas rojas y brillantes y decidió probar unas pocas. Estas eran amargas al gusto y eran horribles. Las escupió rápidamente.

"Tienes hambre".

Sarah saltó y se volteó a encarar de Jareth. " ¡Deja eso! ¡Deja de acercarte furtivamente a mí de esa forma!" Frunció el ceño al mirarlo.

Él ignoró sus reacciones."Tienes hambre".

"Sí, tengo hambre, pero viviré". Ella alcanzó más de las bayas preguntándose si acaso ella comía más podría acostumbrarse al sabor. Cuando sus dedos se cerraron sobre las bayas rojas, más disparos se escucharon seguidos de una explosión muy grande. La cabeza de Sarah se estiró hacia arriba y Jareth parecía estar alerta a su lado. Él no se movió. Se paró alto y recto a su manera erguida, sus ojos se fijaron adelante con una mirada intensa, recordándole a Sarah un animal alerta y preparado para el peligro.

"Eso sonó realmente cerca. Quizás ellos están construyendo casas en estos bosques y están despejando el terreno". Sarah dejó las bayas y se adelantó a donde pareció escucharse la explosión.

"Deberíamos irnos", le dijo Jareth.

" ¡No! ¡No quiero estar más tiempo atascada en el bosque! Yo quiero irme a casa y ya que no tienes magia para llevarme a mi casa, y no es como si fuera a confiar en ti de todas maneras, yo voy a conseguir alguna ayuda".

" ¡No lo hagas, Sarah!" Una de sus manos enguantadas se deslizó y la asió con firmeza de la muñeca, "Algo anda mal", le dijo.

Ella dio un tirón con dureza. " ¡ Déjame ir !"

Jareth observó como ella se arrancó lejos de él y luego escapó hacia el bosque.  Él dejó escapar un profundo suspiro y la siguió con rapidez.

Sarah se dio cuenta cuando corría, que aparecía más y más cielo azul mientras más lejos iba. Lentamente el bosque se fue aclarando y a la distancia pudo ver un campo. Los disparos eran ahora más fuertes y ella podía oler la acritud de la pólvora. Quemaba sus narices, y ella se cubrió la nariz y la boca con una mano. Sus ojos se agrandaron cuando vio lo que estaba ocurriendo en el campo.

Jareth se detuvo a su lado. Sujetaba su costado y estaba sin aliento.

"¡Mira, Jareth! ¡ Una representación teatral ! ¡Ellos están haciendo la representación de una batalla! ¡Debemos haber terminado en un lugar turístico!" Ella miró alrededor a las orillas exteriores del campo buscando espectadores, pero se sorprendió de no encontrar ninguno. Pero ella vio casas a lo lejos a la distancia. ¡La civilización! Ella podría pedir ayuda.

"Sarah, debemos irnos. Ahora", le advirtió Jareth.

"¿Qué es lo que te preocupa tanto?", ella le preguntó.

Jareth no podía creerlo. Ella estaba sonriendo como si hubiera descubierto algo maravilloso. "¿Has abierto los ojos para ver lo que ocurre allá afuera?". Sus ojos desiguales la taladraron. Ella parecía entusiasmada y Jareth quería sacudirla para hacerla reaccionar. Asiendo sus hombros, él la giró para que encarara el campo. "¡Da un buen vistazo allá afuera!"

Sarah protestó por su rudeza, pero se detuvo cuando sus ojos finalmente le dijeron a su cerebro lo que realmente estaba pasando. Ella estaba demasiado aturdida para moverse. No era una recreación teatral la que se extendía ante ella.

Los hombres en chaquetas rojas y extraños sombreros emplumados, gritaban órdenes a caballo. Cientos de hombres en chaquetas rojas a pie cargaban mosquetes con bayonetas al final de ellos. El humo de las armas se elevaba y bloqueaba el sol. Sarah observó con horror como hombres que parecían ser granjeros cargaban a través del combate en el otro lado del campo, preparándose a dispararle a los chaquetas rojas.

.....Chaquetas rojas... ¿ Por qué eso le parecía significativo?

A lo lejos, Sarah vio a un jinete a caballo. Ella vio casas y se dio cuenta que había un pueblo completo más adelante a lo largo de un camino de tierra. Ella acababa de discernir que el jinete iba gritando sobre el sonido de las armas. Sus palabras eran una advertencia de último minuto a cualquiera que todavía no había huido.

"¡Vienen los Ingleses! ¡Vienen los Ingleses!"

Sarah hizo la horrible conexión de repente. Chaquetas rojas.... Ingleses... Ella jadeó. Esta no era una representación. Esto era el inicio de una guerra...

Ella observó como varios chaquetas rojas cayeron al suelo cuando las balas los golpearon en una pierna, en un brazo, en el pecho o la cabeza. En cuanto cayeron al suelo, los reemplazos llegaron detrás de ellos, y a una orden abrieron fuego sobre los granjeros quienes evadieron con habilidad el ataque escondiéndose detrás de arbustos, muros de piedra, y la base de un gran puente de madera.

Sarah estaba tan impresionada que no podía moverse. El terror corrió por ella, congelando sus miembros en su lugar. ella nunca había visto antes a nadie disparar, y ahora había presenciado caer a unos 15 hombres. El ruido de las armas, los alaridos de agonía, y el vitorear de los vencedores la hicieron enfermar del estómago y hacer pedazos su visión anterior del mundo en asunto de segundos. Ella apenas podía respirar mientras observaba la batalla continuar.

Jareth le decía algo, pero sus palabras eran lejanas y nebulosas en su mente. Todo lo que ella podía hacer era mirar fijamente hacia delante y ver a los hombres caer en piscinas de su propia sangre.

Ella sentía a Jareth tirar de su mano y lo siguió aturdidamente. Ella corrió con él ciegamente, mientras él marcaba el paso y corría precipitadamente a la seguridad relativa del bosque. Detrás de ellos la lluvia de disparos continuaba como un trueno furioso.

Ellos corrieron por casi 10 minutos antes que Sarah jalara su mano de la de Jareth y se detuviera. Él derrapó para parar y la miró interrogativamente.

"¡Eres un idiota!", ella gritó, con sus manos empuñadas a los costados.

Las cejas de Jareth subieron."¿Disculpa? ¡Acabo de ayudarte a escapar antes de que llegaras a formar parte de los caídos! ¡Tú fuiste la idiota que se quedó parada allí observando a esos hombres matarse unos a otros!"

Sarah pateó con su pie con rabia, mostrando su primera emoción real desde que Jareth la había retirado lejos de la escena de batalla. "¿Tienes alguna idea de lo que has hecho? "

"Yo te salvé la vida posiblemente, no obstante, ¡no sé qué me compelió a hacer semejante cosa! ¡Tú eres más que nunca desagradecida de mi generosidad!" Él le rugió a ella. ¡Por qué tenía que haberse tomado la molestia!

"¿No tienes ninguna idea de a dónde nos has traído?", le preguntó ella, con fuego ardiente en sus ojos.

Él sacudió la cabeza. Aún no comprendía el motivo de su ira.

"¡De algún modo nos has traído de regreso en el tiempo a la Guerra de la Revolución!", ella gritó.

"Y eso es significativo, ¿cómo?", Jareth puso las manos en sus caderas.

"¡Oh!", ella volteó alejándose de él. "¡Tú eres imposible! ¡ Nos trajiste de regreso en el tiempo! ¡ Nos dejaste caer directamente en una guerra horrible que duró 8 años! ¡Nos trajiste de regreso a un tiempo donde no hay cañerías, no hay electricidad, no hay América!"

"Sarah, yo no conozco la historia de tu mundo, así que para mí, me estás hablando en otro idioma y, además, yo no hice esto".

"¡Sí, lo hiciste! ¡Sí, lo hiciste!", ella canturreó.

"No, mi magia lo hizo".

"¡Es la misma cosa!", ella le gritó.

Jareth la miró con curiosidad mientras ella estallaba contra él. Bajando su voz, él le respondió calmadamente, " Debes creerme cuando te digo que traernos aquí no fue mi intención. ¿ Qué tendría yo que ganar mintiéndote? "

"¡No lo sé, pero no puedo creer en todo lo dices!", ella le gritó. Ella se acercó más a él, su cara a pocas pulgadas de la de él. Un desafío.

Jareth se dio cuenta que ella obviamente no estaba atemorizada de él. Una lástima, porque ella debería estarlo. Otra noción ingresó a su mente brevemente mientras estaba nariz con nariz con ella. Sarah era bastante hermosa cuando estaba enojada. Él desterró el pensamiento rápidamente.

A continuación, él hizo algo que los sorprendió a ambos, a Sarah y a él. Él abandonó la conversación. Estaba cansado y no quiso discutir. Nada que pudiera decir la complacería de todos modos. " Debemos seguir caminando e intentar establecer otro campamento para la noche. Si vamos a sobrevivir, necesitamos encontrar refugio y alimento".

"¡No necesito que me digas que debería y no debería hacer!". Ella giró sobre sus talones y se alejó de su lado.

Jareth la observó mientras se alejaba airadamente. Al principio, no podía entender su rabia, pero al escuchar los disparos a la distancia, él la comprendió rápidamente. Ella le estaba escondiendo sus emociones. Ella usaba su rabia como una máscara conveniente para esconder lo se sentía de verdad.

Muy probablemente, ella nunca había visto una batalla antes. Quizás ella nunca había a nadie morir. La muerte y la guerra podían ser devastadoras para alguien que nunca había presenciado sus horrores. Él no tenía idea cómo la batalla le había afectado realmente. Ella podía estar espantada y alarmada o furiosa.

Jareth había visto batallas antes, y sabía que debían ser evitadas a cualquier precio. Aun cuando si bien fueran visiones horrorosas, él había crecido acostumbrado a ellas y podía bloquear las imágenes terribles fácilmente fuera de su mente.

Él observó como Sarah se sentó en una roca y reunió guijarros pequeños, arrojándolos contra un árbol cercano. Ella parecía obtener alguna pequeña satisfacción al lanzar los guijarros con toda su fuerza y observarlos rebotar lejos del árbol para dispersarse en direcciones diferentes. Jareth se sentó sobre una manta de agujas blancas de pino, con los pies adoloridos, y la observó.

Fueron horas más tarde cuando Sarah decidió ponerle atención a Jareth. Él estaba haciendo mucho ruido y ella volteó a mirarlo. Él cargaba una brazada de piedras pequeñas e iba reuniendo palos al mismo tiempo. Ella observó con curiosidad cuando él acomodó las piedras en un círculo como el que ella hizo la noche anterior. Él colocó los palos en el medio y ubicó las hojas alrededor de los palos.  Él se arrodilló bajando una rodilla, imitando sus acciones de la otra noche, probando a frotar dos palos juntos. Pero su frustración creció rápidamente cuando nada sucedió de inmediato.

Lentamente, Sarah avanzó hacia él. Arrodillándose al otro lado de las piedras, ella le alargó su mano abierta "Déjame mostrarte como se hace".

Con gentileza, Jareth colocó los palos en su palma abierta y elevó las cejas en una mueca de arrogancia. Él le permitiría intentarlo y disfrutaría viéndola fallar.

Sarah desbastó una parte del palo usando una piedra, y luego lo emplazó en el suelo al lado de las hojas. Usando el otro palo, ella comenzó a frotarlo en medio de sus manos mientras colocó la punta en el palo que estaba en las hojas. Ella frotó los palos viciosamente, tratando de crear fricción.

"Tu sabes, esto sería mucho más fácil si tu tuvieras magia", ella le dijo sarcásticamente.

"Sí, bien, como sabes, no tengo ninguna y debo hacer lo que los mortales hacen". Él hizo una mueca y se sentó en el suelo, con una rodilla doblada hacia su cara.

Sarah continuaba frotando los palos uno con otro. "¿Cómo es que puedes volverte un búho si no posees ninguna magia?", le preguntó suavemente sin mirarlo.

La pregunta le sorprendió, pero le respondió. " No necesito magia para transformarme en mi corazón de bestia".

"¿Corazón de bestia?"

"Sí. Toda mi especie tiene un corazón de bestia. Una criatura con la que nos identificamos, y podemos transformarnos en ella desde el nacimiento hasta la muerte. No necesitamos magia para transformarnos, aunque la magia ayuda a veces a la transformación. En mi caso, me ayuda en los aterrizajes".

Sarah rió disimuladamente recordando su menos que elegante aterrizaje, y estaba por comentarlo cuando vio una diminuta luz naranja en la punta del palo. Ella sopló rápidamente sobre ella y observó con alegría como la chispa se hacía más grande y lentamente absorbía las hojas que la rodeaban.

"Yo nunca pensé que sería tan feliz de ver fuego".

Jareth advirtió que su voz careció del entusiasmo que debería conllevar. Mirando cuidadosamente a la chica, pudo ver cuan cansada ella estaba. Había círculos oscuros debajo de sus ojos generalmente brillantes, y estaba cabizbaja. Ella estaba hambrienta también con certeza, pero no se quejaba. Jareth inclinó la cabeza y la miró pensativamente. Sarah había madurado, aunque él no quisiera admitirlo.

Ella alimentó el fuego mientras continuaba expandiéndose, y mirando desinteresadamente las llamas. Ella y Jareth estaban sentados en silencio.

Jareth se mojó los labios. El silencio se sentía denso y pesado y, súbitamente, él deseó que terminara. Sarah parecía muy adentrada en sus pensamientos. Jareth jugueteó con un palito cercano. "Hay algo en tu mente... ". Sus palabras eran suaves, nada como su voz enojada y áspera que Sarah se había acostumbrado a escuchar.

Sarah mudó a una expresión de desasosiego y no lo miró. Había un montón de cosas en su mente. Demasiado para hablarlas, demasiado para siquiera reconocerlas. Ella se sentía entumecida, asustada, enojada, perdida, confusa. Las emociones iban y venían.

Ella bufó y cambió a una mueca triste. "No pienso que haya muchas adolescentes en el mundo, que hayan nacido en el siglo 20, que puedan alegar haber escuchado un disparo o haber visto el inicio de una guerra que liberó a su país en el siglo 18 ". Ella se mordió el labio y Jareth observó como las lágrimas nublaban sus ojos.

Las palabras suaves que salieron de sus labios le sorprendieron a sí mismo y a Sarah. "¿Estás bien?". Ella lucía como si pudiera venirse abajo y el pensamiento de que eso pasase lo perturbó.

Sarah apretó los ojos cerrados y cuando los abrió, el aspecto temeroso y confundido se había ido momentáneamente junto con las lágrimas. Fue reemplazado por una ira helada.  

"Me voy a dormir". Ella se paró y se marchó bruscamente. Jareth la observó cuando se alejó del fuego y se acurrucó contra un árbol en la periferia de su 'campamento'. 

"Vas a atrapar un resfriado". Le dijo él.

"¡Estaré bien!", ella estalló y se giró lejos de él, enrollándose en una pelota protectora.

Jareth resopló ante su reacción y se envolvió más en su chaqueta. Ya aumentaba el frío. Bien, que ella duerma lejos del calor del fuego. Que vea si le importa. Se enrolló sobre sí mismo e intentó dormir.

Fue mucho más tarde cuando Jareth escuchó algo extraño. Una vez más, parecía que el sueño lo eludía y él levantó la cabeza para investigar. Miró alrededor tratando de encontrar la fuente del sonido. Su mirada cayó sobre Sarah y la observó con curiosidad. Sus ojos se agrandaron cuando vio el caótico sube y baja de su cuerpo, y él se dio cuenta instantáneamente que ella estaba llorando. Sus sollozos eran suaves, pero desgarraban el corazón.

Jareth se movió lentamente para que ella no lo escuchara y fue hasta sus pies. Se quedó en silencio enfrente de ella usando el manto de oscuridad como su cubierta.  Él se paró detrás del árbol que ella escogió como su lugar de descanso y reclinó su espalda contra él. Contuvo el aliento y la escuchó sollozar. El sonido rompía contra su frío exterior y se deslizaba viciosamente hasta su corazón.

Él atisbó alrededor del árbol para ver que Sarah yacía sobre su estómago, con el rostro enterrado en su brazo. Su cuerpo se estremecía con cada sollozo. La preocupación llenó a Jareth mientras la observaba.

Él nunca había visto antes a una mujer llorar de esa manera. Normalmente, lloraban para obtener lo que querían, o para intentarlo, y evitar la crueldad en una situación de injusticia, pero Sarah no había hecho eso. Ella había esperado hasta que pensó que él estaba durmiendo para derramar sus lágrimas. Jareth se sintió culpable de repente por observarla. Ella no había querido que él la viera en ese momento privado. Esa fue la razón de su cólera repentina más temprano, y su decisión de dormir lejos de él y del calor del fuego. Jareth retrocedió mientras la confusión lo inundaba. No podía soportar el observarla.

Se sentía impotente mientras se sentaba junto al fuego y la observaba a distancia. ¿Pero qué podría hacer él? Ella no había querido ningún consuelo de él, y ¿por qué él querría ofrecerlo alguno? ¡Ella era su enemiga!

Pero, de algún modo, ella ya no se sentía como el enemigo. Su enemigo no lloraba. Ella era despiadada y cruel, inmadura, malcriada e insensible. Ella no demostraba madurez o compasión por la pérdida de vidas. Ella no se derrumbaba a solas y lejos de ojos inquisitivos.

Él pensó que disfrutaría la venganza que buscaba y que gozaría viéndola sufrir. Pensó que disfrutaría verla vulnerable y sufriendo como él lo había estado, pero nada podía estar más lejos de la verdad. Él no había deseado ese destino sobre ella, ya no más. Estas nuevas revelaciones molestaron y confundieron al Rey de los Goblins.

Con un suspiro opresivo, él se recostó y se enrolló sobre su costado para no tener que escuchar su llanto. Él supo que el sueño no llegaría fácilmente a él esa noche. Definitivamente, las cosas... cambiaron.

***
continuará..