Nota del Autor: ¡Hola a todos! ¡Gracias por los maravillosos reviews y los e-mails! Aquí esta el nuevo capitulo. Largo y bonito para ti. Por favor R&R.

UNEXPECTED CONSEQUENCES

Autor Cormak3032

Traducción: BlazeVein

Capítulo 6: Preocupación Desacostumbrada...

Sarah estaba temblando de miedo e incertidumbre mientras caminaba lentamente a través del bosque siguiendo a los hombres que se habían llevado a Jareth. Fue cuidadosa de permanecer escondida por los árboles. Había aumentado el frío con la tarde y las nubes una vez más se tragaban el cielo azul. Ella continuó a pesar de que sus pies le dolían debido a la larga caminata. Ella había estado caminando por horas sin descanso.  No podía permitirse el descansar o podría perder la pista de Jareth.

Ella no podía creer como un simple movimiento había alertado a los hombres hacia la presencia de ella y de Jareth en la colina. Ella intentó no pensar en eso, pero mientras lo intentaba, éste se convirtió en un pensamiento de crítica. Jareth había sido capturado y esto había sido su culpa.

Fue casi al final de la tarde cuando los hombres decidieron detenerse. Ellos llegaron hasta un campamento pobremente construido con tiendas que lucían como fabricadas con sábanas de camas. Sarah recordó sus clases de Historia y tuvo que recordarse que la guerra acababa de comenzar, aunque estos hombres no pudieran darse cuenta de ello. Ellos todavía estaban reuniendo a los que protestaron contra las leyes del Rey de Inglaterra y los impuestos para crear una milicia.

Podían escucharse gritando bebés y niños. Las mujeres estaban preparando comidas, lavando ropa y tratando de ayudar a los hombres que sangraban debido a las balas de los mosquetes y a las heridas de bayonetas. Sarah sólo podía adivinar acerca de estas familias asustadas, como asimismo de sus seres amados, quienes estaban lastimados y que dejaron Concord por la seguridad  de los bosques.

Sarah estaba escondida en la periferia del campamento y observó como los hombres bajaban a Jareth del caballo y lo dejaban en un lado alejado del campamento. Sarah se arrastró cuidadosamente y vio al hombre de cabello oscuro de la mañana forzando a Jareth a caminar más rápido. Sarah sabía que Jareth estaba adolorido, pero que trataba de no demostrarlo. Él caminó erguido, manteniendo su cabeza en alto, como el Rey que él era.

El hombre de cabello oscuro se detuvo enfrente de una tienda hecha de una lona pesada. "Coronel, usted debería venir aquí afuera. Hay u'a cosa que usted debería ver". Él sonrió abiertamente hacia Jareth con su boca en que faltaban dientes.

Un caballero más viejo y de barba dio un paso fuera de la tienda. Él estaba vestido con un abrigo de lana azul, bombachas tostadas y botas de montar negras. "¿Qué es lo que tienes que mostrarme, James?"

James empujó a Jareth hacia delante y le costó gran esfuerzo a Jareth el evitar caerse. "Encontramos a este vagando alrededor en el bosque. Él es un Inglés, un realista, y posiblemente un espía".

"¿Quién le envió? El coronel le preguntó a Jareth. Él miró a Jareth sospechosamente, mirando fijamente su vestimenta y su peinado extraño.

"Nadie me envió. Y yo no estaba espiando", Jareth dijo uniformemente.

"Bueno, ¿cómo diablos llama usted a observarnos cabalgar? Eso es espionaje según mi libro", soltó James.

"Oí voces y simplemente decidí investigar", Jareth continuó. Esa era la verdad. Sarah y él habían decidido investigar, nada más.

"Ya veo", el Coronel no pareció convencido.

"Él tenía a una mujer consigo, Señor", agregó James.

"¿Una mujer?"

James asintió.

"Como su compañera de viaje, ella podría tener información valiosa que podría caer en manos de los británicos. Nuestro número es pequeño, pero si los británicos descubren nuestro campamento, ellos se asegurarán de enseñar una lección a los otros colonialistas con nuestras muertes. No podemos dejar que eso pase. La mujer debe ser encontrada". El Coronel ordenó.

"Nosotros planeamos enviar a los perros afuera en la ma'ana, Señor".

El Coronel asintió y se tocó la barba con los dedos. "Buena idea. Está demasiado oscuro para dirigir una búsqueda apropiada ahora, y ella no debe haberse alejado demasiado de su escolta masculina capturada". El Coronel se dio la vuelta y alcanzó la solapa de su tienda.

"Señor, ¿qué debemos hacer con el espía?", preguntó James.

"Átenlo en una tienda al otro lado del campamento y pongan un guardia afuera. Lo colgaremos en la mañana". El Coronel miró con dureza a Jareth. "Preferiría no gastar balas de mosquete". El Coronel entró a su tienda y disolvió la reunión.

James agarró con fuerza a Jareth y lo obligó a caminar. "Escuchaste eso Realista, serás ahorca'o en la mañana". Él se rió y empujó a Jareth.

Sarah se mordió el labio y observó al hombre de cabello oscuro, James, conducir a Jareth a una tienda. Ella se deslizó cuidadosamente a lo largo del perímetro del campamento. No quería dejar a Jareth fuera de su vista ni por un segundo.

James volteó la solapa de la entrada de la tienda a un lado y empujó a Jareth con rudeza al interior. Sarah cayó sobre sus rodillas junto a una roca y observó mientras James ataba las manos de Jareth sobre su cabeza a un poste de madera.

James se aseguró que las ataduras estuviesen fuertemente aseguradas. Jareth se estremeció ligeramente cuando James le dio un tirón final a la cuerda. James sólo dio una risita ante la incomodidad de Jareth. Se dio la vuelta como si fuese a abandonar la tienda y luego balanceó su puño para golpear a Jareth en el estomago. Jareth trató de doblarse para protegerse de mayores abusos, pero no podía porque sus manos estaban atadas encima de su cabeza. James se rió y, haciendo la solapa de la tienda a un lado, caminó afuera.

La solapa de la tienda estaba aun abierta lo suficiente para que Sarah pudiese ver a Jareth. El Rey de los Goblins estaba jalando de las cuerdas que lo sujetaban, pero aprendió que sus esfuerzos eran fútiles.

A pesar del hecho de que estaba asustada, Sarah comenzó a salir de los bosques para ver si podría liberar a Jareth. Casi tan pronto hubo abandonado la seguridad de los bosques, un hombre joven apareció con un mosquete. Él se sentó sobre un barril afuera de la tienda de Jareth y puso los pies sobre una caja cercana. Sarah maldijo y se apresuró a volver al bosque antes de que pudiera ser vista.

Ella se paseó mientras pensaba en que podría hacer. Ella no podría contra un hombre con un mosquete. Ella no tenía armas, ni habilidades de lucha, y si ella fuera reconocida por cualquiera de los hombres que habían capturado a Jareth, probablemente le dispararían un tiro o seria colgada en la mañana junto a Jareth.

Ella se congeló a mitad de un paso mientras sus ojos recaían en una cuerda con un nudo de horca  que colgaba de un roble y en una pequeña caja debajo de la cuerda en uno de los lados del campamento. Una imagen de Jareth de pie sobre la caja con la cuerda alrededor de su cuello destelló en su mente. Ella cerró sus ojos y sacudió la cabeza para hacer que la imagen se desvaneciera. Ella no podía permitir que lo colgaran. Si él muriera,  ella estaría sola en este lugar. ¿Y cómo llegaría ella a casa?

Mordiéndose las uñas, ella comenzó a pasearse y miró fijamente sobre el campamento tratando de imaginarse que cosa podría hacer.  Ella se fijó en el atareado campamento, buscando una distracción, alguna idea de qué hacer para liberar a Jareth. Dejándose caer sobre una roca con enojo, ella se cruzó de brazos y resopló. ¿Qué iba a hacer ella?

Sus ojos recayeron sobre una mujer al otro lado del campamento que ofrecía una escudilla de comida a uno de los hombres. Él colocó su mosquete contra un árbol y comenzó a comer. Los ojos de Sarah recayeron en el plato de comida tal como metal atraído por un imán. La comida parecía ser pollo con algunas verduras. Ella estaba hambrienta y eso lucia muy bien. Apartando la mirada de la comida, vio ropa colgada a secar en una cuerda. Repentinamente ella tuvo una idea.

Robert suspiró y bajó el ala de su sombrero. Él había estado más que ligeramente enfadado cuando escuchó que había sido escogido para custodiar al prisionero. Él preferiría estar bebiendo y jugando cartas con los demás.

"¿Hambriento, señor Green?"

Robert se levantó la gorra y abrió los ojos para ver a una de las jóvenes de la ciudad de pie con un plato lleno de comida.

Él sonrió. "Hambriento. Usted puede ponerlo allí", él gesticuló hacia un barril cercano y ella con una sonrisa tímida dejó la comida. Él la miró mientras ella se alejaba, sus ojos moviéndose por las curvas de su cuerpo.

Sarah observó como el guardia estaba ocupada con la salida de la mujer. Bajando precipitadamente la colina hasta el campamento, Sarah arrebató una pieza de ropa que colgaba de una de las cuerdas.

Ella trató de colocarse la ropa sobre su sudadera, pero el vestido delgado no cabía sobre el material voluminoso. Sarah suspiró y decidió que sería mejor olvidar la sudadera. Ella todavía tenia su camiseta puesta, así que al menos tendría algo debajo del vestido. El vestido blanco lucia horrible con el cuello de la camiseta verde asomando, pero Sarah sintió que ella encajaba más así. Estaba agradecida que el vestido era lo bastante largo para cubrir sus jeans.

Ella se ocultó detrás de una de las tiendas vecinas para observar a la mujer que había dado el alimento al guardia, que se alejaba. Sarah escuchó risas y vio a un grupo de hombres bebiendo y jugando cartas. Sus ojos recayeron sobre una botella de vidrio a unas pocas yardas, y ella se movió cuidadosamente para tomarla.

Robert suspiró y después de unos momentos volvió a su comida. Hizo una mueca. Otra vez pollo. Ellos habían comido pollo todos los días, ¿dónde estaba la carne que el Coronel había prometido?. Decidiendo que debería comérsela, él hundió el tenedor en la comida y lo levantó hacia su boca.

Sarah tomo aire. Era ahora o nunca.

Cuando Robert levantaba el tenedor hacia su boca,  él escuchó una risita femenina. Dejó caer el tenedor y se volteó a ver a una mujer joven con el cabello castaño largo que estaba de pie con una botella de brandy en sus manos. Él hizo una mueca ante su atavío y luego sonrió con malicia. Ella estaba riendo tontamente y a juzgar por su atavío estaba más que probablemente bebida. Él nunca la había visto antes, pero eso no importaba. Podría llevarla hasta los bosques para una revolcada rápida en las hojas y regresaría a cuidar al prisionero antes de que alguien supiera de que se había ido. Él echó un vistazo a la botella en su mano. Y tampoco nadie tendría que saber si él se había tomado unos tragos.

"¿Qué hace una muchacha bonita como usted por aquí?" Él le sonrió con malicia poniendo las manos sobre sus caderas. Su sonrisa era seductora.

Sarah sonrió y le miró. Él no era un sujeto mal parecido. Alto, un poco desaliñado, pero con hermosos ojos verdes y de pelo rubio sucio.  "Bueno, no lo sé. ¿Qué hace un hombre apuesto como usted aquí, cuidando al malvado hombre británico?"

La cabeza de Jareth se levantó cuando escuchó la voz. Él cambió su peso de lugar y luchó para mirar por la solapa de la tienda. Estaba lo suficientemente abierta para que pudiera ver lo que sucedía afuera. Sus ojos se agrandaron cuando vio a Sarah.

Y se abrieron aun más cuando vió lo que ella llevaba puesto. Sus labios se curvaron en una mueca peligrosa cuando observó el coqueteo de Sarah con el guardia. No le tomó mucho tiempo al hombre joven para sumergirse en el encanto de Sarah. El hombre hizo un movimiento para atraerla hacia él, pero Sarah fácilmente esquivó sus brazos.

"Oh, ¿no es usted un muchacho travieso?", ella lo embromó.

"Puedo mostrarle cuan travieso soy si usted me deja tomar un trago de ese brandy". Robert sonrió malicioso. Él intentó tocarla y Sarah se retiró otra vez.

"No tan rápido. Que tal si bebemos primero y luego..." ella sonrió con maldad aún cuando por dentro estaba temblando. "¿Puede mostrarme cuan travieso es  usted?"

Robert le echó un vistazo. La mayoría de las mujeres no bebían y ellas no coqueteaban abiertamente con un hombre de esa manera.

Pero mientras miraba a esa muchacha, buscando sus ojos brillantes, fijándose en su figura de reloj de arena, se dio cuenta de que la deseaba más y más cada segundo. "Seguro, vayamos usted y yo a beber y luego ¿qué tal una pequeña revolcada en las hojas?"

 Sarah se rió tontamente y se alejó. Robert fue detrás de ella,

Jareth podía oír la risa de Sarah, seguida por la del hombre. Jareth nunca había visto a Sarah actuar de esa manera y lo encontró bastante divertido. Pero su diversión se tornó rápidamente en preocupación. Jareth perdió el rastro del sonido de la voz de Sarah y solamente podía escuchar las conversaciones, discusiones, gritos y otros ruidos del campamento. El tiempo siguió pasando y aún no escuchaba ninguna señal de Sarah.

Cuando la espera fue demasiada para él, Jareth comenzó a tirar con ansiedad de las cuerdas que lo sujetaban. Él se retorció y giró, y mientras pasaba el tiempo, su preocupación aumentó. Pronto sus muñecas estaban enrojecidas y despellejadas por sus movimientos, pero apenas sentía el dolor. ¿Dónde estaba Sarah? ¿Ella estaba bien? Su preocupación por su bienestar debería haberle sorprendido, considerando que ella todavía era su enemiga, pero apenas reconoció que era insólito para él sentir preocupación. Él continuó tirando de las cuerdas, pero no estaba consiguiendo nada con eso.

Sarah guió al guardia alejándolo del campamento. Ella estaba temblando al hacerlo, y  tenía miedo que hombre lo notara. ¿Qué pasaría si él no quisiera beber con ella? ¿Qué pasaría si él decidiera violarla ahora mismo? Ella ni siquiera había pensado antes en esa posibilidad. Ella había actuado sin pensar.

"¿Qué pasa con ese trago, bonita?" Robert alcanzó la botella y Sarah casi suspiró cuando él la retiró ansiosamente de sus manos temblorosas. Para su alivio, él drenó la botella en unos momentos. Ella supuso que le tomaría un rato antes de que el alcohol se asentara. Necesitaría distraerlo.

"¿Cuál es su nombre?" Ella le preguntó.

Él soltó un gran eructo. "Rrrobert".

Sarah se rió tontamente y fingió estar divertida por su falta de modales.

"¿Cuál es su nombre?"

Sarah comprendió al instante que darle su nombre verdadero sería una mala idea. "Mary". Le dijo.

"Mary", él repitió.

Sarah asintió.

"¿Mary qué?"

Sarah miró alrededor, buscando alguna cosa que pudiera usar para un apellido. "Oaks". Ella sonrió. "Mary Oaks". (N. Traductor: María Robles)

"Bueno, Mary Oaks, nunca te había visto ante' por acá". Robert se apoyó contra un árbol y eructó. Sus dedos pasearon por el largo pelo de Sarah y jugueteó con las sedosas hebras.

"Me mudé a Concord sólo hace poco tiempo", Sarah le dijo. Ella se retiró ligeramente para que él no pudiera tocar su cabello.

Robert no pareció interesado. Él estaba mirando los labios llenos de Sarah y pasaba la lengua por los suyos.

"Así que, ¿Por qué estaba cuidando al caballero británico?, ella preguntó rápidamente.

"Mary, por favor. ¿Realmente le importa saber acerca del británico cuando estoy a punto de violentarla como usted nunca ha sido violentada antes?" Había una mirada hambrienta en sus ojos.

"Siento curiosidad sobre él". Sarah dijo mordiendo su labio.  "Cuénteme primero sobre él y luego puede usted tomarme. ¿Qué es lo que él hizo para que el Coronel quisiera ahorcarlo?"

Robert retrocedió y le dio una mirada de curiosidad. "¿Cómo sabía usted que el Coronel ordenó colgarlo?" Había algo diferente respecto a esta chica. Ella era muy desinhibida y sabía cosas que no debería. Pero esa consideración no alejó su deseo por ella.

Sarah se encogió de hombros despreocupadamente. "Ha sido mencionado en el campamento".

"Bueno, ya conoces al Coronel. Él odia a los brits con pasión después de lo que ellos le hicieron". Robert se sentó en un tronco caído y jugó con una ramita, usándola para descascarar un árbol muerto.

"Me temo que no conozco muy bien al Coronel. Como dije, recién me mudé a Concord".

"El Coronel Davis sirvió como soldado en el ejército británico en la guerra en Francia y en la India. Inclusive uso la chaqueta roja. De todas formas, se ha dicho que él y sus tropas quedaron atrapados en una tormenta y no pudieron llegar a tiempo para ayudar a otro Coronel. Montones de hombres murieron y el General Británico culpó a Davis. El Rey George le quitó su tierra y su dinero como castigo. Le tomó muchos años hacer su camino desde mendigo hasta ser llamado de nuevo un caballero. El ahora odia a los británicos con pasión. Los quiere a to'os muertos y fuera de nuestro suelo. Se  rumorea que él ha matado a 12 de ello' por sí mismo en la pequeña batalla de ayer. Yo mismo maté como a 5".

Sarah hizo un gesto de repugnancia. ¿Cómo podían los hombres jactarse de cuántos otros habían matado? ¡Era barbárico!

Robert se agarró la cabeza. "Pienso que bebí mucho demasiado rápido. Pero está bien, todavía estoy suficiente sobrio para usted, Matilda". Él extendió la mano y acarició la mejilla de Sarah.

"Mary". Ella le dijo.

"Eso es lo que dije". El se adelantó y trató de besar a Sarah, pero ella se escapó de él. Robert se cayó. "Oh, no vengas con eso ahora. No juegues a la difícil". Sus palabras se hicieron más mal pronunciadas y sus movimientos más lentos.

"En lo referente a ti, soy imposible de conseguir". Dijo Sarah y se volteó para irse.

Robert se lanzó contra ella y la echó a tierra.  Sus movimientos rápidos asustaron a Sarah y el miedo la atravesó.

"Aun no hemos terminado, querida". Él sonrió con malevolencia y colocó su peso sobre ella. Cuando Robert se alzó sobre ella, Sarah luchó, pero él era mucho más fuerte que ella. Sus ojos se dilataron de miedo. Así no era como las cosas debían ocurrir.

Jareth tiraba brutalmente de las cuerdas, pero era inútil. Él había estado luchando durante varios minutos ya, y la única cosa que había conseguido era hacer sus muñecas aún más rojas y despellejadas.

La solapa de la tienda repentinamente se levantó y Sarah entró apresuradamente. Ella estaba temblando y había una mirada de horror en su rostro. Ella estaba sosteniendo su mano y Jareth vio que había pequeñas cortadas en su palma. Tan pronto como sus ojos recayeron sobre Jareth su apariencia cambió y ella rápidamente lució como si estuviera en control de la situación. Se aproximó a Jareth sin una palabra, y usando un cuchillo que había encontrado justo afuera de la tienda, ella lo liberó. Jareth la siguió fuera de la tienda en silencio.

Una vez afuera de la tienda, Sarah comenzó a revolver entre las pertenencias de los guardias. Ella no estaba interesada en el mosquete ya que ni ella ni Jareth sabían como manejarlo. Pero había dos bolsas, una de cuero y otra de lona que atrajeron su atención.  "Lleva esto", ella ordenó y le lanzó el pequeño bolso de cuero con una correo a Jareth.

Él colocó el bolso sobre su hombro y observó a Sarah alcanzar el plato de comida que la mujer había dejado para el guardia. Ella arrojó el plato dentro de la bolsa de lona y luego se movió hacia la tienda a unas pocas yardas de allí.

"¿Qué estás haciendo? Debemos irnos". Jareth le susurró.

"Hay provisiones en la otra tienda. Si vamos a vivir afuera en los bosques, nosotros necesitaremos más que tenernos sólo a nosotros mismos. ¡Toma lo que puedas cargar y apresúrate!" Sarah ordenó. Ella soltó la solapa de la tienda donde Jareth y ella habían entrado.

Jareth no discutió sus ordenes y agarró ollas y sartenes, ropa, tazas, bolsas de té, plateria, velas, cualquier cosa que cayera en sus manos. Las bolsas estuvieron llenas en un abrir y cerrar de ojos, y Sarah abandonó la tienda. Ella se encaminó colina arriba hacia los bosques, pero se detuvo cuando Jareth la llamó suavemente.

"Sarah, es imposible que carguemos todo esto por nosotros mismos". Él gesticuló hacia las bolsas que cargaban que rebosaban y casi reventaban las costuras. No tardaría mucho para que las bolsas pesadas los retrasaran en su escape.

"Bien, ¿qué es lo que esperas que haga? ¿Robar un caballo?" Ella respondió susurrando con enojo.

"No es una idea tan mala". Jareth comenzó a retroceder hacia el campamento ante el horror de Sarah.

"Jareth, ¡no hay tiempo para eso! Alguien va a vernos", ella susurró con fiereza, pero Jareth continuó alejándose de ella. Sarah apretó los dientes y continuo hacia los bosques. Ella no podía esperar ahí por Jareth y rezó porque él no fuera visto.

Había cuatro caballos atados a un poste a poca distancia de la tienda de provisiones. Jareth se movió para desatar a uno de los caballos, pero vio a un grupo de hombres jugando cartas en un circulo justo al lado. Él maldijo en Goblin. Si él tomaba el caballo, arriesgaría el ser visto. Pero si él y Sarah tuvieran un caballo, ellos tendrían mejor oportunidad de escaparse con las provisiones que habían robado. Robado... Jareth sacudió la cabeza ante la palabra. Él no podía creer que se había visto reducido a ser un ladrón de poca monta.

Jareth esperó un rato, pero los hombres no se fueron. Ellos estaban absortos en el juego de cartas, bebiendo y fumando. Era ahora o nunca. El sólo esperó que su atención permaneciera en el juego. Cautelosamente, él desató al caballo y lentamente se lo llevó. Justo cuando los cuartos traseros del caballo habían desaparecido detrás de una tienda, uno de los hombres alzó la vista.

"¿Qué pasa? ¿Oíste algo, George?" Uno de los hombres preguntó aspirando su pipa y mirando alrededor para ver las cartas de George.

George se rascó la cabeza. Nada lucía fuera de lo normal. "Debe ser mi imaginación". Él regresó al juego de cartas.

Sarah gritó cuando vio a Jareth conducir un caballo marrón colina arriba hacia los bosques.

"Súbete", Jareth ordenó tan pronto llegó al lado de Sarah.

"¿Qué?", preguntó ella.

"Dije 'súbete'."

"No sé cómo montar", ella le dijo."Yo nunca he estado antes sobre un caballo".

Jareth le sonrió torcidamente."Bien, supongo que entonces hoy es tu primera vez, también". Antes de que Sarah pudiera entender el sentido de sus palabras, Jareth la levantó y la colocó sobre el caballo. Los ojos de Sarah se agrandaron mientras se sentaba en la silla de cuero y lo miraba hacia abajo.

"¡Jareth!", ella gritó.

"Cállate, antes de que alguien te escuche. Toma las bolsas y sujétalas."

"¿Qué?¿Por qué?" Ella tomó las bolsas y luego obtuvo su respuesta cuando él intentó saltar a la silla. Su salto fue mucho menos que grácil y Jareth cayó de espaldas en la tierra. Sarah emitió una risita, pero se detuvo cuando vio su rostro. Él estaba furioso. Él trató de subirse de nuevo, pero no hubo caso. Estaba demasiado adolorido. Sus muñecas y su estómago le dolían mucho.

"Quizás, si movemos el caballo hasta un tronco podrías usarlo como apeadero".

Jareth no se molestó en reconocer que era una buena idea. Condujo al caballo hasta el tocón de un árbol y esta vez logró subirse en el caballo, acomodándose detrás de Sarah.

"¿Y ahora qué?", preguntó Sarah.

"Monté un caballo esta tarde en el camino al campamento. Esto no debe ser tan difícil". Jareth miró al caballo. "Muévete, caballo", él ordenó. Él caballo cambió su peso de lugar y se inclinó de un lado, haciendo una postura como si estuviera aburrido. "Camina, caballo", Jareth le ordenó. El caballo no se movió.

"Bien, ¿no es esto encantador?", replicó Sarah sarcásticamente.

"Oh, y tú eres una gran ayuda. Si piensas que lo sabes todo, ¿por qué no haces tu que el caballo se mueva?" Jareth explotó.

Sarah se encogió de hombros y luego hundió sus talones en el costado del caballo. La bestia se movió directamente en un trote y Jareth tuvo que agarrarse de Sarah para evitar caerse.

"Qué fue lo que hiciste? ¿Pensé que nunca habías montado un caballo antes?" Jareth exigió.

"Yo nunca había montado antes, pero eso no significa que nunca hubiera observado películas de caballos o leído libros acerca de los caballos".

"Bueno, será mejor que aprendas a dirigir esta cosa o vamos a chocar contra un árbol". Jareth esquivó con su cabeza por muy poco el chocar con una rama de árbol baja.

Sarah recogió las riendas y gentilmente las jaló hacia ella. El caballo redujo la marcha a un paseo. "Tal vez nosotros deberíamos ir así de lentos hasta que yo comprenda como trabaja esta cosa. Recién conseguí mi licencia. ¡A pesar de que pienso que un automóvil es mucho más fácil de conducir que un caballo!", le dijo Sarah. El caballo tironeó un poco y siguió tratando de andar a la derecha cuando Sarah quería que él fuera a la izquierda. "¡Y los automóviles no tienen mente propia!"

Jareth suspiró, no entendiendo de lo que ella estaba hablando. Él solamente se sostuvo de Sarah mientras ella experimentaba y el caballo se movía en pasos diferentes.

Tres horas después Sarah sugirió que debían caminar.

"El caballo está cansado. Mira, está todo sudado por estar nosotros cabalgándolo. Me duele el trasero de estar sentada en esta silla y no me gusta que te sostengas de mí. Quiero caminar y el caballo necesita un descanso. Caminaremos, fin de la discusión." Antes de que Jareth pudiese protestar en contra de que sería más sabio montar a caballo, Sarah desmontó. Sus movimientos hicieron que Jareth perdiese el equilibrio y él cayó a tierra.

Sarah se cubrió la boca, apenas capaz de suprimir la risa al ver al rey de los Goblins  tumbado sobre la tierra en una posición menos que cómoda. Intentando mantener el control, ella comenzó a llevarse el caballo.

"Oh, sí, es muy gracioso que me haya caído del caballo," rabió Jareth. Él se puso de pie y se sacudió la tierra de sus calzas y su chaqueta. "Por lo menos no ando viajando por ahí en mis ropas interiores."

Sarah detuvo su conducción del caballo y se volteó a verlo. "¿Qué?"

Jareth gesticuló hacia las ropas que ella estaba usando. "Estas usando ropas interiores", él le dijo.

"Estas no son ropas interiores, es un vestido. Lo sustraje del campamento para no sobresalir como un pulgar dolorido. Yo no podía andar por ahí en mis jeans y mi camiseta, así que deslicé esto sobre ellos."

El enojo de Jareth se desvaneció y sus ojos bailaron de risa. "Ese no es un vestido. Yo puedo no ser de este mundo, pero reconozco ropas interiores cuando las veo".

Sarah echo un vistazo sobre ella misma, y mientras más miraba al vestido,  con sus lazos y volantes, menos le parecía un vestido. Su cara enrojeció de un rojo brillante. ¡Ella estaba usando la enagua de una mujer del siglo 18 sobre sus ropas!.

Jareth comenzó a reír al ver su sonrojo.

Sarah frunció el ceño y comenzó a caminar alejándose con el caballo. Ella quería patalear y gritar '¿Por qué a mí?' ¿No podía ella hacer nada bien?

La risa de Jareth finalmente se extinguió, pero Sarah no dejaba de estar avergonzada. Dos veces había hecho el ridículo delante de él.

Ellos caminaron por aproximadamente otros 15 minutos y luego Jareth sugirió que debían establecer un campamento para la noche. A causa del caballo, ellos estaban mucho más lejos del campamento de colonialistas de lo que hubiesen logrado con sus propias piernas, y un arroyo cercano a un pequeño claro era un lugar ideal para detenerse.

Sarah comenzó a hacer un fuego y luego ella y Jareth empezaron a rebuscar en las bolsas. Había muchas cosas que ellos podrían usar tales como la carne seca, azúcar, sal, té, frijoles, hierbas secas, pequeñas ollas y sartenes, tazas, un cuchillo, cuerda y otros. Había otras cosas como una pipa para fumar que Jareth había escamoteado y que no eran necesarias.

Sarah lavó el pollo y las verduras que había robado de Robert en el arroyo. Utilizando una de las ollas, ella lo calentó al fuego y ella y Jareth comenzaron a comer la primera comida verdadera desde que habían llegado a este lugar.

Por una vez llena y contenta, Sarah se alejó de Jareth y el fuego y encontró un lugar para pasar la noche. Ella había desechado a toda prisa el "vestido" que había estado usando y se había acurrucado para pasar la noche en nada más que su camiseta y sus jeans.

Jareth la observó con curiosidad mientras ella se esforzaba para encontrar una posición cómoda para dormir. Él la había embromado antes, pero no había sido capaz de ayudarse a sí mismo. Pero mientras él observaba su figura, sus pensamientos tomaron un giro interesante. Sarah pareció sentir sus ojos sobre ella y se volteó para mirar a Jareth. Antes de que él pudiera detenerse, le preguntó acerca del asunto por el que sentía curiosidad en conocer la respuesta.

"Tu podías haberme abandonado en ese campamento, y salvarte a ti misma, y aun así no lo hiciste." Frunció el ceño, mostrando su confusión. "¿Por qué?"

Sarah pareció nerviosa por la pregunta. "No preguntes que fue lo que pasó. Lo que esta hecho, esta hecho, ¿de acuerdo? Solamente debes estar agradecido yo que haya salvado tu trasero." Ella alejó su vista de él, dejando a sus ojos fijarse en el parpadeo del fuego, y las sombras que creaban sobre los árboles cercanos, en cualquier cosa menos en él.

Jareth se aguantó por un momento y la observó. Su tono arrogante casi publicó su propia cólera otra vez. Casi. Él se lamió los labios secos. "Si no vas a contestarme mi pregunta, al menos dime cómo es que te escapaste de ese hombre". Él había visto las cortaduras en sus manos. Algún tipo de lucha había tenido lugar.

Sarah pareció sorprendida por la pregunta. "Yo..." ella empezó con nerviosismo. Ella cerró los ojos e intentó sacudir la memoria del peso de Robert contra ella después de que la había tomado por sorpresa. Ella intentó bloquear el recuerdo de sus manos vagando, y de su propio grito horrorizado ante lo que había hecho. Cuando ella abrió los ojos para mirar a Jareth, su mirada era fría y molesta. Ella levantó la cabeza desafiante. "Lo emborraché y luego cuando él intentó hacer algo conmigo lo golpeé en la cabeza con una botella y lo dejé inconsciente. ¿Estás feliz ahora?" Ella se dió la vuelta y se abrazó a sí misma. Tembló cuando el aire frío la asaltó.

Jareth vio su temblor, dándose cuenta de que ella sólo estaba vestida con una delgada camiseta. Faltaba su sudadera. Sus ojos recayeron sobre las cortadas en sus manos cuando ella las usó para frotar sus brazos temblorosos. Él no supo que le pasó, pero se movió hacia ella, deteniéndose a sólo unos pies de ella. Sarah lo miro hacia arriba, frunciendo el ceño.

Él tragó saliva y luego habló. "Tienes frío, déjame- -", él comenzó pero luego se dio cuenta que no poseía magia alguna. Él no podía ayudarla. Cuando una ráfaga violenta de aire frío lo hizo tiritar, él comprendió que él ni siquiera podía ayudarse a sí mismo.

Sarah se alejó de él como si él estuviera enfermo o algo, su expresión era de repugnancia. "Déjame...sola" . Ella le dijo a través de los dientes apretados.

Jareth la miro voltearse e ignorarlo. Normalmente, habría entrado en cólera, pero la vista de su forma temblorosa lo incomodaba.  Pero no había nada que él pudiera hacer. Él suspiró, preguntándose porque se había molestado en estar preocupado en primer lugar. Quizás él sentía que se lo debía por salvarlo por razones aun no determinadas. Él sacudió la cabeza ante la noción de deberle algo a ella. Ella no quiso su ayuda y él debería dejarla así.

Jareth se movió hasta estar de pie en las afueras de su campamento improvisado, se envolvió en sus brazos y miró fijamente hacia los bosques que ahora eran bañados por la luz de la luna. Él miró el paisaje por varios minutos intentando despejar su mente, pero fue inútil. No importaba cuánto él intentaba ignorar a la chica, no podía hacerlo. Sus pensamientos siempre regresaban a ella y pronto sus ojos regresaron también a su figura.  Él observó como ella temblaba de manera incontrolable. Él había sentido frío estando sentado directamente cerca del fuego. Podía imaginar cómo ella se sentía.

El caballo que habían robado resopló y los ojos de Jareth se posaron en el animal. Estaba de pie pacientemente junto al árbol al que ellos lo ataron. Sarah le había dado agua al animal y algo de pasto, y ahora estaba descansando. Mientras él miraba al animal, repentinamente tuvo una idea...

Sarah intentó acurrucarse aun más para conservar el calor, pero un viento pequeño había salido y no importando en que posición estuviera, ella todavía tenía frío. Ella echó un vistazo alrededor del campamento y no vio a Jareth y en ese punto a ella realmente no le importó. Ella no lo necesitaba. ¿Por qué ella se molestó en salvarlo de todos modos? Ella lo había salvado y él se había burlado de ella. Ella miró con odio a la enagua al otro lado del campamento.

El suelo estaba muy helado, así que ella se sentó, envolviéndose en sus brazos con mayor fuerza. Justo entonces una pesada manta de lana cayó sobre sus hombros y ella saltó. Mirando hacia arriba ella vio a Jareth de pie junto a ella. Ella abrió la boca para empezar a gritarle por asustarla, cuando se dio cuenta que él se alejaba caminando. Sarah lo observó con curiosidad.

Jareth se sentó, apoyando la espalda contra un tronco caído y estiró sus piernas largas delante de él. Él cerró los ojos e intentó dormir. Sarah lo observó por unos momentos y luego notó el peso de la manta de lana en sus hombros. Ella le dio un vistazo.

Pasó los dedos sobre el material tieso y se pregunto de donde habría venido. Ellos no habían robado ninguna manta, aun cuando esto hubiera sido una buena idea. Dando un vistazo por el campamento, sus ojos recayeron en el caballo. Estaba desensillado ahora, lo que quería decir que... Sarah miró la tela. él le había dado la manta del caballo para mantenerla caliente.  A pesar de ello, ella agarró la pesada tela y la apretó contra ella.

De repente ella no sintió tanto frío. La pesada manta mantenía el calor de su cuerpo, y dejaba al frío afuera. Arrugó el ceño y miró a Jareth, quien había bajado su barbilla sobre su pecho. Sus ojos todavía estaban cerrados y lucía como si se hubiera olvidado de que Sarah aun estaba allí.

Sus cejas se unieron en confusión. ¿Por qué él le había dado la manta? ¿Por qué este deseo súbito de ser agradable con ella?. Ella se dio cuenta de que no iba a recibir ninguna respuesta esta noche. Acostándose, acomodó la manta alrededor de ella y se abandonó al sueño.

A unas pocas millas de allí, en el campamento colonialista, James se apresuraba hacia la tienda del Coronel Davis. "¡Coronel! ¡Coronel!"

Davis gruñó y arrojó a un lado la solapa de la tienda. "Es mejor que tenga una condenada buena excusa para interrumpirme".

"Señor, acabamos de encontrar a Green inconsciente".

"¿Y? Green es conocido por beber en ocasiones. Probablemente se le pasó la mano"

"No, Coronel. Él fue golpeado en la cabeza con la botella. Esta cortado por todas partes. Hay vidrio por todos lados."

"Todavía fallo en ver la importancia de esto. Límpienlo y él estará bien". El Coronel comenzó a regresar a su tienda.

"Pero Green era quien cuida'a al Brit."

El Coronel se detuvo y se volteó para mirar a James directamente a los ojos. "¿Qué esta diciendo, Adams?"

James tragó saliva. "De alguna manera el Brit escapó y quienquiera que lo haya ayudado atacó a Green".

El Coronel maldijo. "Reúna unos hombres. Esta noche vamos de cacería".

continuará...