La respuesta al capítulo 5: "Soy yo Ron, di mi nombre"


LA PRIMERA Y LA ÚLTIMA AMENAZA

Draco Malfoy miró la nota con genuina sorpresa. La había encontrado al abrir su libro de pociones justo por la página que Snape les había dicho que los abrieran. De la sorpresa inicial, su rostro pasó a reflejar desconcierto: alguien había hurgado en sus cosas personales, y había colocado ahí ese pergamino, sin que él se hubiera percatado. No era algo que lo tranquilizara en lo más mínimo, y un matiz de inquietud cubrió su rostro durante una fracción de segundo. El tiempo que tardó en sobreponerse sobre todos los demás pensamientos, la casi certeza de conocer quien probablemente era el autor de la nota, en la que se podía leer:

"¡Traidor¡Se acabó el juego! Sé que estás con el Señor Oscuro y eres un mortífago. Te enviaré a Azkaban junto con tu padre"

Acuchilló con la mirada a Potter y a Weasley sentados dos bancas más adelante, y que ajenos a la mirada de Malfoy, parecían muy distraídos jugueteando con los ingredientes de la poción que Snape estaba explicando.

Jamás había entendido la amistad de esos dos. Sabía que muy posiblemente él mismo había contribuido a unirlos más desde que hacía unas semanas enviara a Potter su último mensaje, en el que le decía que todo había sido un engaño, y que jamás lo amó.

Observó a Potter bromear con Weasley. Aunque le revolviera las entrañas aceptarlo, tenía que admitir que Potter era un chico notable: buen mago, valiente, leal, atractivo, y en muchos aspectos perfecto. Pero su amigo Weasley siempre le había parecido un mediocre. ¿Por qué perdería el tiempo Potter con alguien insignificante? Es normal que los mejores se unan a los mejores y no pierdan el tiempo con estúp...

Pensando esto se dio cuenta que había atraído la atención de varios de sus compañeros que se habían percatado de su intranquilidad. Incluso el mismo Snape se había dado cuenta a juzgar por la incisiva mirada que le estaba dedicando. Por eso, Malfoy trató de sobreponerse revistiéndose de su máscara de fría impasibilidad, y guardando la nota en su bolsillo derecho de sus pantalones.

Más tranquilo, mientras avanzaba la explicación de Snape, Malfoy trató de analizar la nota. Recordó las palabras escritas. Lo llamaba traidor y mortífago. Que Potter lo llamara traidor lo entendía, realmente lo había traicionado haciéndole creer que lo amaba. Pero que lo llamara mortífago no le pareció normal. No podía tener pruebas de eso. Incluso en más de una ocasión cuando se veían en la mazmorra, le había jurado que no tenía que ver nada con aquel grupo.

Además estaba el hecho de que Potter había tardado mucho en responderle. Hacía casi un mes que habían terminado, y éste no había tomado ninguna acción de represalia hasta éste momento. Era extraño aquello, incluso parecía que en esas semanas hubiera estado más feliz y tranquilo que en los demás años que llevaba en el colegio.

Volvió a mirar hacia Potter, y observó como dedicaba una sonrisa a Weasley. Draco lo entendió todo, había algo entre esos dos. Aquello lo hizo reaccionar de una manera que no esperaba. Por primera vez se preguntaba si había hecho bien en acabar tan drásticamente con su amante, terminar con el chico que le estaba dedicando la sonrisa más encantadora del mundo al mediocre de Ron Weasley. No, ya no estaba seguro de haber hecho bien.

Sacó de nuevo la nota y se fijó en la caligrafía. Estaba escrito en mayúsculas, claramente para disimular la letra. Y además no parecía que hubiera ningún mensaje oculto.

Ron Weasley y Harry Potter volvieron la cabeza hacia él, en el mismo momento que Draco alzaba la cabeza. Se encontraron las miradas y de ellas parecían que iban a saltar chispas. Fue solo un movimiento imperceptible el que Potter hizo. Posó su mano sobre el hombro de Weasley, y con ello fue suficiente como para que una oleada de celos viscerales inundaran todos los pensamientos de Malfoy. Ahora sí estaba seguro que la nota la había escrito Potter, o sino su amigo el mediocre. ¡Esto no iba a quedar así¡Era la primera y la última vez que lo amenazaga!

Cogió pergamino y pluma y escribió un poema con un mensaje camuflado, por si la nota llegaba a ojos indiscretos. Luego tomó una de las grandes semillas de premolavis que debía usar para la poción de ese día, y la envolvió con la nota. Sería un magnífico proyectil para la cabeza de Potter, o sino para la de Weasley que era aún mayor. Si Potter imaginaba que le haría algún efecto desagradable su patética nota, más daño le iba a hacer él con la respuesta.

Snape miraba el caldero de Longbottom. Era el momento. Apuntó y ¡diana!

Potter se llevó la mano a la cabeza en donde había hecho impacto el proyectil. Miró luego al suelo y vio lo que le habían lanzado. Supo enseguida quien había sido. No era muy difícil de adivinar porque Draco Malfoy estaba riéndose a más no poder medio escondido por su libro de pociones.

Potter se agachó para recoger la nota arrugada que escondía el regalito, pero justo cuando iba a alcanzarlo, otra mano se anticipó a la de él. Era la mano huesuda y amarillenta de Severus Snape la que se había adelantado para coger el pergamino. Y mientras Potter observaba con terror la escena en la que Snape desenvolvía la nota, a Draco Malfoy se le salían los ojos de las órbitas pensando en que el sagaz profesor pudiera descifrarla. Malfoy intentó calmarse tragando saliva porque su garganta se había vuelto un desierto, e intentó controlarse diciéndose a sí mismo que Snape no sería capaz de leer el mensaje oculto. Pero no fue así. Snape lo vio enseguida. No dijo nada a nadie, solo miró sorprendido a Potter, y luego a Malfoy.

Volvió a su escritorio y se sentó con la nota desplegada. El resto de la clase transcurrió normalmente hasta el final, con la única salvedad de la extraña e insistente mirada que Snape lanzaba alternativamente a su alumno favorito, y a su alumno más odiado.

La nota

Estás enfrentándote a un adversario equivocado
solo es cuestión de tiempo que acaben contigo
he de reírme cuando en un miserable estado
tu cuerpo quede destrozado por tu mayor enemigo.
Es tu amado Ron ahora mi objetivo también
el mediocre no puede medirse como rival mío
donde te encuentre, en cualquier sitio que estés
estaré buscando la forma de acabar con él y contigo
No voy a consentir que digas lo que soy o no soy
un cretino como tú no me acusará de ser un traidor
yo mismo te mataré si dices lo que crees que soy
tú cállate te lo aconsejo, y adviértelo a tu nuevo amor.


Éste capítulo es el primero de los nuevos. Daré unos días por si alguien quiere mandar una respuesta o un comentario sobre como le ha parecido el capítulo.

Besos

Florence R.