UNEXPECTED CONSEQUENCES
Escrito por Cormak3032
Traducido por BlazeVein.
Capitulo 8: "Instalándose"
El joven oficial británico a cargo, parpadeó y sus ojos se agrandaron cuando vio el rostro de Jareth. "¿Mi Lord?" Él miró fijamente a Jareth con confuso reconocimiento en sus ojos color avellana.
Jareth arrugó el ceño con aturdimiento. ¿Estos hombres lo conocían? Sarah compartió su confusión mientras ellos se miraban rápidamente entre sí.
El joven inmediatamente devolvió su mosquete a la funda que colgaba de su montura. "Envainen sus sables", él ordenó y los otros hombres hicieron lo que se les ordenó. "General, fuimos informados de que usted había sido asesinado cuando atacamos a los rebeldes".
Los ojos de Sarah se agrandaron. ¿Ellos pensaban que Jareth era...? Sus ojos recayeron sobre Jareth, quien estaba parado allí como un idiota. Él no tenía idea de que la oportunidad perfecta para escapar de los bosques sentados en el lomo de un caballo estaba justo frente a ellos. "Ellos piensan que tú eres su líder. Ve con ellos", ella susurró a Jareth entre los dientes apretados. Sarah aclaró su garganta y tosió después de haber hablado, haciendo parecer como si ella hubiese tenido algo en su garganta todo el tiempo. Los hombres le dieron poca atención. Ellos estaban demasiado ocupados mirando a Jareth con incredulidad.
Jareth oyó sus palabras, y su mente ya daba vueltas pensando en las posibilidades. "A usted no le parezco muerto, ¿no es así?" Replicó al hombre con arrogancia.
"No... no, Señor".
Jareth irguió un poco más su estatura aunque su cuerpo entero protestó. Le dolían la espalda y los pies después de toda la caminata y de su tonta tentativa de atacar a James. Él sólo lamentaba que su apariencia no fuera un poco más apropiada. Estar cubierto de fango no era como uno quisiera presentarse ante uno de estos sujetos.
Como si supiera lo que Jareth estaba pensando, el oficial habló. "Si usted perdona mis palabras, mi Lord, usted luce como si hubiese pasado por el Infierno"
A Jareth no le era familiar ningún lugar conocido como el Infierno, pero un instinto visceral le dijo que no era un lugar agradable para estar y lo siguió. "He corrido con unos cuantos problemas que no anticipaba.". Bien, esta no era una mentira absoluta.
"Bien, lo llevaremos de regreso al campamento y le proporcionaremos un baño y comida inmediatamente. Teniente, deje que el General Thompson use su caballo".
"La mujer viajara con nosotros," Jareth les dijo en un tono uniforme. "Ella es una espía con información valiosa". Él se volteó hacia Sarah, cuya mandíbula se había caído ante la nueva información. Sus ojos se estrecharon hacia Jareth mientras este continuaba mirándola fijamente. "Confía en mi", él pronunció con su boca. Ella pareció insegura de su nueva situación, pero ella cabeceó ligeramente.
Jareth volvió su atención a los hombres. "Ella no ocasionará problemas. Ella y yo tenemos un acuerdo de que será liberada una vez que haya sido interrogada apropiadamente. Ella estará bajo mi protección hasta que yo tenga esa información".
El joven oficial pareció confundido. "General, es bastante inusual tomar una mujer prisionera".
Jareth maldijo suavemente en Goblin. ¿Cómo podría él haber sabido eso? Él había contemplado muy brevemente decir que ella era su esposa o su criada, pero él no conocía bastante de este 'General Thompson' como para comenzar a arreglar historias salvajes.
"¿Cuál es su nombre?" Jareth demandó.
"Teniente Coronel Jeffrey Elbert, Señor, recientemente designado", él se apresuró a añadir.
Jareth emitió una sonrisa torcida, astuta y depredadora, mientras alzaba la vista hasta el hombre de rojo que estaba a la cabeza. "Bien, Teniente Coronel, todos nosotros deberemos soslayar las reglas en alguna ocasión. Yo digo que esta la ocasión de hacerlo. Nosotros estamos en guerra con esta gente."
"¿Guerra, Señor?" Los ojos del Teniente Coronel se agrandaron.
"¿Vive usted en un hoyo? ¿No ha escuchado de los ataques a los hombres del Rey George?" Jareth le dijo, fingiendo ira.
Sarah se esforzó por no sonreír con satisfacción cuando Jareth puso en su lugar al joven oficial. Jareth no tenía ningún problema en interpretar el papel de un líder tirano y lo que impresionó mucho más a Sarah fue su habilidad para recordar nombres y situaciones del mundo en que estaba.
"Yo... estaba allí para el ataque, General, y precisamente trataba de amenazarlos a usted y a la dama reclamándolos como prisioneros de guerra."
"Entonces usted sabe de lo que hablo. Estas personas se están rebelando en contra nuestra. Esta mujer tiene información que puede ayudarnos a ganarnos la mejor mano cuando este lista para decírmelo", él le dio una mirada disgustada a Sarah, quien hizo de su parte, cruzándose de brazos, estrechando los ojos y apartando la vista, " arrasaremos con quienes se atrevan se desafiarnos. Usted no cuestionará mis ordenes de nuevo, Teniente Coronel, ¿esta comprendido?" Jareth envió al hombre una mirada dura y disgustada y el hombre prácticamente se marchitó como una flor.
"S- sí, Señor"
"¿Qué fue eso?"
"Dije, 'S', General"
"Eso esta mejor, ahora tráiganme un caballo así podré cambiarme de ropa y tomar un baño."
El teniente, un hombre de cabello oscuro de constitución maciza, descendió del caballo y caminó hacia Jareth, quien de repente lucía en cada pulgada como un General, excepto por su extraña ropa.
Jareth hizo a un lado el nudo en su garganta cuando el caballo era conducido hacia él. Algún aflujo de energía desconocido llegó hasta él mientras saltaba encima de la bestia al primer intento. Mirando rápidamente a los otros hombres sentados en sus sillas y sosteniendo las riendas, él copió sus posiciones perfectamente.
Para disimular su incomodidad al estar sentado en el caballo, Jareth hizo una pregunta. "¿Cómo nos encontraron?"
"Escuchamos un disparo. El Coronel Rochester, quien ha asumido como General durante su ausencia, nos envió a investigar. Fue bueno que llegáramos cuando lo hicimos. Aquel hombre fue el que nos atacó en Concord. Sin duda, los habría matado a usted y a la dama.
Jareth asintió y sus labios se curvaron en una sonrisa cruel mientras miraba el cuerpo de James. "Sí, es verdad. Usted tiene mi gratitud". Él se estiró los guantes. "¿A qué distancia esta el campamento?"
"A unas millas. Estamos en el proceso de regresar a Boston como fue instruido por el General Wage. Nos separamos del grupo principal bajo las órdenes del Coronel Rochester."
Jareth observo al joven mientras hablaba. El Teniente Coronel parecía ponerse más nervioso a cada momento. "¿Y por qué el Coronel dio esa orden?"
El Teniente Coronel miró a lo lejos. Jareth se dio cuenta de que acababa de descubrir la fuente de la incomodidad del hombre joven. Fue cumplida una orden que no debería haberse dado.
"¿Teniente Coronel?"
"Él quería atacar otra vez a los rebeldes, General... ellos liquidaron a muchos de nuestros hombres mientras nos retirábamos hacia Boston. Esto lo enfadó enormemente."
Jareth asintió mientras meditaba. "Bien, hablaremos de eso más tarde. Teniente, escolte a la dama". Jareth dio una mirada amenazante a Sarah. "Ella se comportará bien, o se le disparar".
Sarah lo fulminó con la mirada como se esperaba de ella.
"Vámonos", Jareth ordenó. Él dio un toque al caballo ligeramente con los talones de sus botas fangosas y quedó encantado cuando el caballo se movió al paso.
El Teniente Coronel se movió para cabalgar al lado de Jareth, mientras Sarah y el teniente caminaban detrás de ellos y los otros dos jinetes montaron a caballo detrás de Sarah y el teniente.
"General, quiero decirle que no sé cómo es que usted pudo regresar con nosotros. Todos creímos que usted había muerto." El Teniente Coronel le dijo a Jareth. "Pero eso fue obviamente muy brillante de su parte. Aunque se supone que nosotros no debemos deshacernos de nuestros uniformes por muchas razones, estoy encantado de ver que usted soslayó las reglas y se disfrazó como un civil. Estamos en gran necesidad de usted en estos tiempos de caos."
Jareth simplemente cabeceó y mantuvo sus ojos en el pequeño camino de adelante.
"Desde luego, los civiles usan ropas extrañas". El Teniente Coronel continuó mirando la chaqueta de cuero de Jareth toda lodosa.
Jareth sintió sus mejillas quemar ante el insulto a sus ropas y él podía imaginarse la expresión divertida de Sarah mientras la escuchaba reírse entre dientes suavemente detrás de él. Él no tenía que saber que ella había inclinado la cabeza para esconder su amplia sonrisa.
"Extrañas en verdad", Jareth consintió a través de sus dientes apretados. Él ignoró al Teniente Coronel por el resto de la jornada.
((()))
Cuando el campamento británico quedo a la vista, Jareth se dio cuenta de que sus manos temblaban ligeramente. Él las forzó a permanecer quietas y a desterrar su nerviosismo. Él nunca se había visto obligado a interpretar un papel tan grande como este. Darle ordenes a estos hombres no le había molestado, pero este mundo y sus extraños modos lo hacían sentir incomodo e inseguro de cómo actuar.
Él miró hacia atrás mientras montaba y se dio cuenta que Sarah estaba caminando con la cabeza caída hacia su cuerpo y que sus zancadas habían decrecido en longitud. Jareth frunció el ceño y devolvió su mirada al sucio camino enfrente de él. Ella lucía exhausta.
Les llevó sólo un corto paseo el llegar al campamento. El Teniente Coronel quiso que Jareth fuera a encontrarse con el Coronel Rochester, quien era el responsable inmediato, pero Jareth negó agitando sus manos al Teniente Coronel. Y le dijo que él no conocería a nadie hasta que se hubiera bañado y cambiado a un uniforme apropiado. Además, él insistió que la prisionera debía ser mantenida cerca de él, y se aseguró de que su requerimiento fuera cumplido. Sólo una vez que vio que Sarah tenía una tienda para ella con las mínimas condiciones de una pequeña cama, una mesa y una silla, él se hizo cargo de sus propias necesidades.
Sarah fue dejada con sus manos atadas a los postes de la cama mientras Jareth se marchaba a ponerse presentable. Ella se hundió en el colchón incómodo y las lágrimas inundaron sus ojos. La presión de estar en una época tan diferente, sin nadie en quien confiar y sin poder regresar, se hacia cada vez más difícil de sobrellevar. De todos modos, ella obligó a sus lagrimas a alejarse con algo de esfuerzo, y con un suspiro con hipido, escuchó los ruidos del campamento.
Jareth se instaló en su tienda y se sintió feliz al verla bien decorada. El General Thompson era obviamente un hombre rico con un gusto excepcionalmente bueno. Jareth se preguntó qué habría pasado con el hombre y si en verdad habría muerto en el campo de batalla.
Jareth se había bañado y se había vestido, y ahora pasaba el tiempo recorriendo con sus dedos enguantados los objetos en su tienda. Extraños instrumentos para la navegación, mapas y documentos, muchos libros, esculturas de hombres a caballo, un reloj muy adornado, candelabros esculpidos.
Se detuvo para echar un vistazo sobre sí mismo en un espejo de cuerpo entero. Si no fuera por sus rasgos faciales que lo hacían un hombre guapo, él casi no se hubiera reconocido a sí mismo. Lucía extraño en el uniforme rojo que usaba. Él estaba acostumbrado a usar colores oscuros sobre todo y de modo ocasional la camisa blanca de poeta o bombachos grises. Había atado su salvaje cabellera en una moda más presentable y más ordenada como los otros hombres que él había visto. Suspiró profundamente mientras continuaba mirándose a sí mismo. ¿Quién era el hombre que lo miraba fijamente? Ciertamente, no era Jareth, el Rey de los Goblins.
"General, veo que ya se ha puesto cómodo", le llegó una voz.
Jareth se volteó con lentitud, intentando no parecer sorprendido. Él no había esperado visitantes. Sus ojos se posaron en un hombre bien constituido de cabello castaño oscuro peinado hacia atrás y de ojos azules. El hombre tenia una sonrisa engreída en su cara, y la manera en que precisamente había entrado en la tienda sin dar a conocer su presencia provocó una inmediata aversión en Jareth.
Jareth sonrió afectadamente y con malevolencia, y su expresión habría enviado a sus goblins a correr a esconderse en el agujero más cercano, pero el hombre lo soportó sin lucir convencido. "Coronel Rochester", adivinó Jareth. Ningún otro hubiese desafiado sus órdenes. Todos los otros soldados lucieron demasiado felices por el regreso del General. Era obvio que ellos no habían querido quedarse atrás como Rochester les había ordenado, y ellos estaban sólo demasiado dispuestos a volver a seguir el liderazgo del General.
"En persona", replicó Rochester. "Debo decir que esta es una sorpresa... inesperada, mi Lord. Creímos que usted había muerto en el campo de batalla".
"Bien, como usted puede ver", Jareth empezó, "Yo también estoy aquí, 'en persona'."
Rochester arqueó una ceja ante la arrogancia. "¿Encuentra la tienda acorde a sus necesidades?", él preguntó, cambiando de tema.
"Esta bien", Jareth replicó simplemente.
Rochester se mofó por un breve segundo. No le había gustado la idea de ser expulsado de la tienda del General, se dio cuenta que era su propia culpa por llegar a sentirse demasiado cómodo allí. Aun siendo que él había servido bien al Rey George los últimos 20 años, ¿por qué no le era permitido tener una tienda como esta con todas sus galas, así como el título y todo lo demás que él merecía?
Rochester asintió y cambió el tema otra vez. "He escuchado del Teniente Coronel Elbert que tenemos a un preso. Nada menos que una mujer."
"Ella es mi responsabilidad, y yo soy el único que puede hablarle y hacerle preguntas. ¿Queda eso entendido?"
"Usted debe ser razonable, mi Lord. ¿Qué información espera usted recuperar de ella? ¿Cuánto almidón añadir al lavar ropa? ¿Cómo cocinar la mejor comida?" La expresión de Rochester era de diversión, pero también de un desafío subyacente.
"No se burle de mí, Coronel" Los ojos de Jareth se estrecharon.
Rochester sonrió inocentemente. "No me burlo, mi Lord, simplemente intento comprender su razonamiento."
"Mi razonamiento es cosa mía, y usted no tiene necesidad de cuestionarlo. Y si usted decide que necesita saberlo, habrá un problema así como consecuencias. ¿He sido claro?" le riñó Jareth. El desdén destilaba de su voz.
"Comprendido, mi Lord. Bienvenido". Rochester se inclinó ligeramente y se despidió a sí mismo, dejando la tienda con zancadas largas y solemnes.Jareth apretó la mandíbula y luego pateó un pequeño taburete con su bota. ¿Cómo se atrevía ese hombre a tratarlo de tal manera? Él maldijo en lengua goblin y luego se arrojó sobre una silla cercana.
((()))
Sarah no sabía cuánto tiempo había estado acostada en la cama con sus manos atadas sobre su cabeza, pero ella sabía que habían sido muchas horas. Había oscurecido y su estomago no dejaba de hacer ruidos. Estaba hambrienta, cansada y helada.
Con un profundo suspiro, ella se preguntó que estaría haciendo Jareth. Él probablemente estaba siendo tratado como la realeza mientras ella yacía aquí en la miseria.
"¿Mi señora?" (N.T.: En el original 'my lady')
La voz asustó tanto a Sarah que la hizo saltar.
"¿S-sí?"
"¿Me permite entrar?"
"Sí."
Un soldado alto de sucio cabello rubio y cálidos ojos marrones entró nerviosamente a la tienda. "Se me ordenó conducirla, mi señora." Cruzó la tienda en zancadas rápidas e incómodas y comenzó a desamarrar las cuerdas que sujetaban a Sarah.
"¿Conducirme adónde?"
Después de que terminó de desatar a Sarah, él la tomó cuidadosamente del brazo y la llevó afuera.
"¿Adónde me lleva?" Le preguntó de nuevo.
Cuando el soldado no contestó, ella comenzó a tener pánico. ¿Qué pasaría si ellos habían descubierto que Jareth no era realmente un General británico? ¿Qué pasaría si ellos iban a colgarla a Jareth y a ella por sus engaños? Ella comenzó a forcejear contra el apretón del soldado en su brazo.
"Suélteme". Ella demandó. Su apretón sólo fue mayor.
"Cese, mujer, usted está haciendo una escena". Él ordenó.
Sarah echo un vistazo alrededor y notó que varios soldados habían dejado de hacer lo que estaban haciendo para poder observarla. Algunos estaban riendo, otros señalaban. Probablemente era verdad lo que ella temía. ¡Ellos sabían que Jareth y ella no eran quienes alegaban ser!
Sarah y el soldado caminaron unos minutos más y luego pararon frente a una tienda. El soldado pareció vacilar mientras retiraba la solapa de la tienda con su mano libre y la sostuvo abierta para Sarah.
Sarah plantó sus pies firmemente, temerosa de que podría encontrar en la tienda. ¿ La ahorcarían ellos en privado para darle algo de dignidad? Finalmente, vencida por la curiosidad, Sarah se asomó y jadeó.
Había una gran tina metálica con vapor que se elevaba de ella, en una mesa habían dejado un cepillo, un peine, un espejo, y una barra de jabón. Una silla al lado de la mesa con una toalla doblada en el asiento y un hermoso vestido azul colgado de un poste clavado al suelo, junto con la ropa interior.
Sara parpadeó. "No... no entiendo." Ella miró confundida al soldado. ¿Obtendría un último baño y ropas nuevas antes de ser ahorcada?
"Un baño caliente y ropa limpia proporcionada por el General a cambio de su acuerdo de proporcionar respuestas a las preguntas que él requiera. Se le proporcionará una comida caliente cuando haya terminado de bañarse. ¿Qué deberé decirle, mi señora?"
Sarah sonrió ampliamente. Jareth había suministrado todo esto para ella y eso la complacía mucho. "Dígale que acepto su oferta de la manera más graciosa." Ella le hizo una reverencia al hombre como si tuviese un vestido y con impaciencia dio un paso al interior.
"Usted tendrá su privacidad, mi señora. Se me ha ordenado asegurarme de ello. Seré su guardia".
Sarah asintió, todavía demasiado excitada ante la posibilidad de bañarse, cambiarse de ropa y pasarse un cepillo por su cabello enmarañado. Antes de que el hombre la dejara sola, ella se volteó hacia él y le preguntó. "¿Cuál es su nombre?"
"John, señora"
Sarah sonrió con dulzura. "Gracias, John".
Él asintió y la dejó tomar su baño.
((()))
El silencioso aire de la noche se llenó de ladridos. "¡Coronel, será mejor que venga a ver esto!" Gritó un hombre.
El Coronel Davis se apresuró mientras uno de los hombres sostenía un farol e intentaba mantener atrás a los perros. Davis suspiró profundamente mientras miraba con fijeza el cuerpo de James yaciendo muerto en el lodo. Él se puso en cuclillas y observó la herida.
"El muy idiota se consiguió un balazo. La bala de mosquete entró limpiamente en su pecho. Él no pudo haber vivido más que unos minutos después de eso. Le deben haber disparado desde bastante cerca."
"¿Usted piensa que fueron el espía británico y su mujer".
"Déme ese farol", Davis ordenó y lo arrebató de las manos del otro hombre.
"Quizás fueron ellos, pero yo pienso que fue alguien más. Los Británicos están cerca de aquí."
"¿Cómo sabe eso, Señor? Pensé que todos ellos se habían retirado a Boston."
"¿Ve esas huellas? Cuatro caballos, caballos herrados. A los británicos les gustan sus caballos con herraduras incluidas. Nosotros también lo hacemos en ocasiones, pero aquí hay 4 caballos con herraduras en el mismo lugar. Hay más chaquetas rojas por aquí en algún lugar en estos bosques." El Coronel se puso de pie y encaró al pequeño grupo de hombres que había llevado con él. "Recojan el cuerpo de James para que pueda tener un entierro apropiado. No hay suficientes de nosotros para combatir contra quien sabe cuántos chaquetas rojas. Podrían haber cientos o miles por lo que nosotros sabemos. Regresen con sus familias y sus parientes en los pueblos cercanos y procuren pasar desapercibidos por ahora."
((()))
Ni aun tratando todo cuanto pudo Sarah fue capaz de atarse el corset alrededor de ella. Cada vez que ella se las arreglaba para amarrarse la espalda, ella soltaba la respiración pensando que finalmente lo había logrado solamente para tener el corset completo suelto sobre ella. Ella pataleó con enojo. Si ella no conseguía ponerse esta cosa ridícula, el vestido no le serviría. Y ella tampoco estaba segura de si quería usar el vestido. Era muy rebajado y Sarah fue repentinamente consciente de sus pechos y que el corset los empujaba a nuevas alturas. ¿Se esperaba que ella desfilara por ahí con sus pechos reventando hacia fuera? Se sentó en la silla que estaba junto a la mesa y suspiró.
"¿Problemas para vestirte?"
Sarah estuvo sobre sus pies en un instante y en vez de estar feliz de ver a Jareth allí, ella estaba horrorizada. Ella estaba parada con nada más que ropa interior tipo camiseta, medio corset amarrado y la ridícula falda blanca con fruncidos que haría su vestido un poco más en relleno en la parte inferior. Ella gritó y alcanzó la toalla mojada con la que se había secado antes, para envolverse apretadamente con ella.
Jareth se rió entre dientes ante su reacción y con una mueca maliciosa, entró más en la tienda.
"¡Tu idiota desagradable!" Ella gritó.
Jareth se puso un dedo sobre sus labios y ella captó la indirecta y bajó la voz.
"¿Puedes darme un poco de privacía por el amor de Dios? ¡Estoy intentando vestirme!" Ella susurró apresurada.
La sonrisa de Jareth sólo hizo mayor. "Te olvidas que ya te he visto en tus ropas interiores". Él sonrió con afectación y Sarah quiso golpearlo. "Date la vuelta", él ordenó.
"No, tú eres quien debe darse vuelta y así podré terminar de vestirme. En realidad, me gustaría que te fueras para que así pueda vestirme sin una audiencia".
Él se acercó otro paso. "Tu estarías aquí por horas luchando con esto. Date vuelta".
Ella gruñó y se dio la vuelta.
Jareth con cuidado jaló la toalla que ella tenía agarrada y ésta cayo al suelo.
Sarah tembló cuando sintió el calor de sus manos enguantadas frotar sus brazos. "¿Q-qué estás haciendo?". Ella preguntó nerviosamente.
Jareth no habló, pero Sarah obtuvo su respuesta cuando lo sintió tirar firmemente de las cuerdas de su corset y atarlas en la base. "Aquí tienes".
Sarah se dio vuelta lentamente, con el ceño fruncido. "Gracias".
Jareth le dio una sonrisa perezosa. Sus ojos vagaron sobre ella un momento, deteniéndose unos minutos en la elevación de sus pechos. Ella se había cepillado el cabello y este caía en mechones largos por sus hombros y espalda. La tierra y la mugre ya no cubrían su cara y ella olía como algún tipo de flor dulce. Ella era hermosa... y ella estaba parada delante de él en nada más que su ropa interior.
Jareth sacudió la cabeza y retrocedió. "Vine a ver si habías disfrutado del baño, no quise entrometerme". Se alejó de ella, rehusando el contacto visual.
Sarah se sorprendió levemente por las acciones de Jareth, pero replicó. "Me encantó. Gracias."
Jareth se detuvo cuando ella empezó a hablar y se dio vuelta, sus ojos finalmente encontraron los suyos. ¿Ella acababa de agradecerle por algo sin presentar una rabieta o una pelea?
"De nada. Cuando termines de vestirte llama al guardia. Él te escoltará de regreso a tu tienda en donde te esperaré con una comida caliente."
Sarah asintió y lo observó marcharse.
((()))
Fiel a su palabra, Jareth la esperaba en su tienda con una bandeja llena de comida. Habían encendida unas velas para iluminar la tienda y Sarah notó que ahora había un montón de mantas al pie de su cama.
John la había escoltado y la había dejado para que el General decidiera que hacer con ella.
Jareth indicó el plato puesto sobre la mesa y Sarah se sentó a comer.
Al principio ella paladeó el alimento en su boca, e ignoró a Jareth mientras se paseaba en la tienda, pero sus ojos finalmente recayeron en él y se encontró con que no podía apartar la mirada. Ella había estado tan horrorizada antes con su abrupta entrada en la tienda, que no había advertido que él se había cambiado a un uniforme británico. Incluso él se había atado el caballo atrás para armonizar pacíficamente con la moda de la época.
Sarah observó como él se paseaba a lo largo de la tienda. De vez en cuando él recorría las paredes con sus dedos observando como la tela se movía bajo su toque. Él lucía como si perteneciera a esa época. Con las bombachas negras que usaba y las botas negras altas hasta la rodilla para completar su atuendo.
Sarah finalmente se dio cuenta de que lo estaba mirando fijamente cuando él se volteó y le dio la cara. Ella bajó sus ojos al plato y continuó comiendo. Jareth la miró un momento mientras ella comía. Él suspiró y finalmente se acercó a ella, tomando asiento sobre su cama. "Será difícil encajar aqu". Le dijo a ella calladamente.
"Tu pareces estar haciendo un buen trabajo". Ella le dijo antes de llevar el tenedor lleno de comida a su boca.
"El Coronel sospecha de m".
Sarah tragó su comida y replicó. "Bien, desde luego que sí. Él acaba de ser expulsado de la silla grande."
Jareth levantó las cejas. "¿La silla grande?"
"Sí, la posición de comandante. Él llevaba la voz cantante hasta que tu apareciste, y estoy segura de que ahora él trata de decirse a sí mismo que tu no eres el General o que tu no eres verdadero. Cualquier cosa para sentirse mejor."
"Yo no había pensado en eso". Jareth se frotó la barbilla mirando a lo lejos mientras pensaba en las palabras de Sarah. Luego una expresión severa apareció en su rostro cuando se volteaba a mirarla detenidamente. "Fui muy claro de que el Coronel no hablaría contigo, que nadie podría, salvo por John cuando sigue órdenes."
Sarah terminó de comer el último bocado y dejó su tenedor. Sus ojos buscaron los de él. Se preguntó qué habría ocasionado que Jareth diera tal orden. ¿Trataba de protegerla a ella o a sí mismo de ser atrapados o había algo más? Sarah dobló sus manos sobre su regazo. "¿Cómo es el Coronel?".
"Él es arrogante, snob, hace lo que quiere, ya ha comenzado a cuestionar mis órdenes y ha mostrado interés en ti. Me disgusta profundamente", Jareth dijo con enojo.
Sarah se rió. ¿Se habría dado cuenta Jareth de que estaba describiendo asimismo parte de su personalidad?
Jareth le dio una mirada airada.
"Es su trabajo hacer esas cosas", Sarah le dijo. "Tu escuchaste lo que nuestro camarada Jeff dijo. Ellos, por lo general, no toman prisioneros mujeres. Él probablemente sólo esta confundido como todos los demás."
Jareth se puso de pie y asintió apartándose. "Espero que tengas razón". Él sonó casi como si estuviera inquieto acerca de las cosas. Inseguro de si él podría llevar a cabo esta charada.
Sarah suspiró. "Jareth, tú eres arrogante, obstinado y un idiota a veces, pero esa actitud va a ayudarte aquí. Yo ví como manejaste a esos chaquetas rojas anteriormente. Lo estas haciendo bien."
Él se volteó a mirarla, con la sorpresa en sus rasgos. "¿Lo hago?" Su voz fue suave.
Sarah asintió y sonrió."Lo haces."
Una pequeña sonrisa apareció en su rostro ante sus palabras y luego desapareció cuando la vio bostezar. La imagen de su barbilla caída en su pecho, y sus pasos lentos y exhaustos mientras caminaba hacia el campamento llenaron su mente. "Debes descansar. John vendrá a amarrarte. Siento que deba hacerse esto. Regresaré en la mañana."
Sarah asintió y se sorprendió a sí misma mientras sonreía y aceptaba las cosas.
Jareth llamó a John mientras la dejaba y John ingresó para amarrar las manos de Sarah a los postes de la cama y llevarse los platos sucios.
Él amarró sus manos un poco más apretadas, pero ella no se dio cuenta hasta mucho más tarde. Ahora ella estaba demasiado ocupada acostada sobre su espalda pensando en Jareth. Su sonrisa, sus ojos, su amabilidad con ella esta tarde. Quizás ella no había juzgado bien al Rey de los Goblins. Tal vez no era el villano que ella pensaba. Tal vez ella incluso podría llegar a tenerlo como amigo.
Ella cerró los ojos y suspiró, el sueño la esperaba para reclamarla. Momentos después el mundo exterior se desvaneció y su mente se llenó con el mañana y sus posibilidades.
Continuará...
Blaze dice ¡¡Gracias a Amaterasu Mizuhame!! Tus reviews me animan a continuar.
