Nota del Autor: Mis gracias a quienes han seguido leyendo y revisando esta historia. Sus comentarios siguen inspirándome.

Para aquellos a quienes les interese. He agregado más fotos a la página de "UC".

Como siempre, gracias a mi maravillosa beta, Scattered Logic, por su duro trabajo de edición, su paciencia y su inspiración. También a The Hooded Crow y Lady Jaime por sus comentarios e inspiración.

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene escenas que pueden describirse como actos de violencia en contra de las mujeres. Los lectores sensibles podrían desear saltarse este capítulo.

CONSECUENCIAS INESPERADAS

Escrito por Cormak3032

Traducido por BlazeVein

Capítulo 11: "Colores Verdaderos".

You're old enough to stand and face the truth, through all this crying

Has a little bit of kindness shaken you, so you keep on trying

Your eyes are like the windows to your soul, through all this dying

As adventures shared by many young and old, so you keep on trying

Till the tears come falling down...

It's crying time, it's crying time

It's crying time, it's crying time

It's crying time, those tears don't lie

Those tears you cry, those tears you cry

However things uncertain might appear, don't walk it, blindness

And a single word of magic in your ear, lights up inside us

On many nights your step is strong and sure, so close behind us

Cried out for help, from many distant shore, soon reminds us

And the tears come falling down, falling down...

"Tu tienes suficiente edad para pararte y afrontar la verdad, a través de todos estos gritos(llantos)

Tienes un poquito de bondad que te sacude, así que sigue intentándolo

Tus ojos son como ventanas a tu alma, a través de toda esta muerte

Como aventuras compartidas por muchos jóvenes y viejos, así que sigue intentándolo

Hasta que caigan las lágrimas...

Es tiempo de llorar, es tiempo de llorar

Es tiempo de llorar, es tiempo de llorar

Es tiempo de llorar, esas lagrimas no mienten

Esas lágrimas que tu lloras, esas lágrimas que tu lloras

Sin embargo las cosas inciertas podrían aparecer, no camines por ellas, a ciegas

Y una simple palabra de magia en tu oído, nos ilumina desde adentro

En muchas noches tu paso es fuerte y seguro, tan cerca detrás de nosotros

Gritando por ayuda, desde una orilla muy lejana, pronto nos recordarás

Y las lágrimas siguen cayendo, siguen cayendo..."

Magnum- "Crying Time"

Jareth se precipitó de la tienda, con su temperamento a punto de estallar. Se encaminó a su propia tienda y después de recorrer su longitud varias veces, se arrojó sobre una silla, pasándose las manos por el cabello. Su cólera era tan profunda que estaba temblando.

La cabeza de Jareth se enderezó violentamente cuando escuchó el sonido de movimiento dentro de su tienda. Sus ojos se estrecharon cuando vio al Coronel Rochester. Rochester siempre parecía aparecerse cuando era menos deseado.

El Coronel tenia una botella de vino y 2 vasos en sus manos. "¿Día difícil, mi Lord?". Él preguntó con una sonrisa afectada.

Jareth no contestó. Rochester sirvió para cada uno un vaso de vino. "¿La prisionera no coopera?".

Jareth se sentó enderezando su postura. "Usted puede decir eso".

Rochester le pasó en la mano un vaso de vino y luego habló. "Usted debería dejarme hacerme cargo por usted, mi Lord. Déjeme hablar con ella."

"No." Jareth dijo rápida y firmemente. "Yo me haré cargo de la situación".

Rochester se encogió de hombros. "Como usted lo desee." Él tomó un sorbo de vino. "Camilla le envía sus saludos, mi Lord. Ella lo extraña inmensamente".

Jareth prácticamente gruñó. Él sólo quería que lo dejaran solo. "No conozco a ninguna Camilla", él dijo con frialdad.

Rochester resopló. "¿Seguramente usted recuerda el nombre de su propia esposa?"

Jareth levantó una ceja y se maldijo interiormente por permitir que su genio le pusiese en una situación difícil. Él suspiró y se frotó los ojos. "Ah, sí, mi esposa", Jareth suspiró. "Espero verla de nuevo más adelante".

La sonrisa satisfecha de Rochester fue más amplia. "Estoy seguro que deseará enviarle a ella una carta".

Jareth alzó la vista hacia Rochester y lo miró con expresión exhausta. "Sí. Le escribiré en la mañana. Estoy cansado. Déjeme."

"Sí, mi Lord". Rochester se tomó su vino y con una leve reverencia, dejó la tienda.

Jareth se hundió de nuevo en la silla. Él había permitido que su cólera se adelantara a su juicio y casi había pagado el precio.

Con un suspiro, él alcanzó el libro encuadernado en cuero que le permitía seguir con esta charada ridícula. El diario personal del General Thompson. Una colección de pasajes diarios o semanales que hablaban de la vida de Thompson, de sus pasiones, sus triunfos y sus defectos.

Jareth había encontrado el diario casi por accidente mientras investigaba en la tienda y había estado leyéndolo ya por varios días. Jareth aprendió que Thompson era un Lord acaudalado con mucho poder. Tenia amistad con la familia real en Inglaterra y era dueño de varias propiedades, aunque ninguna de ellos parecía hacerlo feliz.

Jareth abrió el libro. Sentía curiosidad de que Thompson no hubiese hablado de nadie llamada Camilla, ¿Por qué él no mencionaría a su propia esposa?

Jareth comenzó a hojear las paginas amarillentas con palabras escritas en tinta oscura en ellas. Finalmente, él encontró el nombre que buscaba y se relajó ligeramente al verlo.

Mi queridísima Camilla, ni un día pasa sin pensar en ti.

Jareth se relajó al leer las palabras. ¿Pero por qué Thompson nunca hablaba de ella en los pasajes anteriores? Él siguió leyendo.

Han sido tan difíciles estos últimos cuatro años sin ti.

Jareth frunció el ceño. ¿Cuatro años? ¿Thompson no había visto a su esposa en cuatro años? ¿Había estado el General en el servicio activo durante todo ese tiempo? Él regresó su atención al diario.

A veces todavía sueño que estás esperando por mi cuando regrese a mi hogar en Inglaterra. Pero entonces la realidad prevalece y me veo forzado a recordar que todo lo que queda para mí en mi hogar es una casa vacía.

Jareth frunció el ceño otra vez. ¿Una casa vacía?

Hoy son cuatro años. Cuatro años de silencio y soledad. Descansa en paz, mi Camilla. Hasta el próximo año.

G. T. Junio 5, 1773

El libro fue cerrado abruptamente, y la mandíbula de Jareth se cayó. ¡Camilla estaba muerta! ¡Rochester le tendió una trampa para que cometiera un error y él cayó! La esposa de Thompson había estado muerta por casi 5 años. Jareth maldijo en Goblin. Él tendría que trabajar extra para corregir el error. Él se lanzó de lleno sobre el diario y se sumergió en la tarea de asegurarse de saber todo lo que tenía que saber sobre el General George Thompson.

((()))

El agua caliente para el baño repentinamente dejó de ser traída a diario; las comidas llegaban a veces horas más tarde de lo usual. La comunicación terminó completamente. Jareth había dicho de verdad lo de no preocuparse. Sus acciones y su ausencia sólo hicieron que Sarah se enojara aún mas con él de lo que ya estaba.

Ella estaba enfadada consigo misma por haber confiado en él, y enojada con él por dejarla así de desamparada. No había ningún lugar para ella en este mundo a donde pudiera ir aun si se escapaba, y Jareth lo sabía.

Debajo de toda la rabia, había algo más elaborado al interior de Sarah. Pero ella no se permitía el pensarlo o sentirlo. Ella no echaría de menos la compañía de alguien que la había arrastrado lejos de su hogar y la había abandonado.

Tres días pasaron en una mancha nebulosa. Sarah pasó el tiempo durmiendo o sentada en la silla en su mesa mirando fijamente al espacio. Ella no sabia que le sucedería a ella ahora y cada día le importaba menos.

((()))

"¡Coronel!" Jareth llamó. Él caminó a zancadas hacia el Coronel Rochester que estaba parado hablando con otro soldado, un hombre joven de cabello y ojos castaños.

Rochester dijo algo rápidamente al soldado y lo mandó a algo. Luego el Coronel se volteó para encarar a Jareth. "General, ¿necesita usted hablar conmigo?"

"¿Por qué no he recibido el reporte del inventario del armamento que pedí?"

"Las armas y las municiones están en la misma cantidad que estaban apenas el otro día." Rochester le dijo. "Yo fallo en comprender por qué necesita usted los informes a diario. Las cantidades rara vez cambian y no parece que usted nos permitirá usar las municiones para su propósito principal. Demostrar a los colonialistas lo que Inglaterra le hace a los rebeldes traidores."

"Yo pedí esos informes y quiero que me los envíen. ¿Comprendido?"

Rochester asintió y lució incómodo por un momento. El General había estado actuando como él mismo de nuevo, como él actuaba antes de la batalla de Concord. Solicitar una copia del inventario del armamento era algo que Thompson adoraba pedir a diario. Él había comenzado a hacerlo de nuevo, así como también a hacer rondas y supervisar el entrenamiento. Y había dejado de ver a la mujer prisionera.

Rochester odiaba estar equivocado, pero él todavía creía que el hombre no era quien reclamaba ser. Él estaba determinado a probar que este no era el General Thompson y él vería que estaba en lo correcto a cualquier costo.

El Coronel se recuperó rápidamente. "Desde luego, General. Haré que se lo envíen enseguida."

Jareth le dio una mirada inquisitiva a Rochester y luego se alejó caminando.

Rochester sonrió para sí mismo cuando un plan se formó en su mente. "Sólo veamos si mis sospechas son correctas, ¿lo haremos?" Con una risita disimulada, él se alejó.

((()))

"John, luce como alguien que podría gustar de un trago."

John se volteó hacia la voz para ver a Evan Braze caminando hacia él. Él suspiró. Precisamente a quien quería ver. Él no podía soportar a Evan. El hombre alto de cabello oscuro era un sobresaliente snob que gustaba de jactarse sobre cómo había sido promovido a Teniente. Todos sabían que era porque su padre era un Teniente Coronel en el 5º de dragones y que era muy rico.

"Por mucho que disfrutaría uno, debo declinar". Le dijo John. "El General me mataría si me emborrachara. Estoy en servicio activo".

"Jesús, usted esta custodiando a una mujer. Ella no va irse a ninguna parte. Vamos. Es sólo un trago."

John frunció el ceño. "No puedo", dijo él con firmeza.

La risa llenó el aire y John vio a 4 soldados parados a corta distancia de allí.

"¡El pequeño Johnny es una gallina!" Uno de los soldados dobló sus brazos a sus costados fingiendo que eran alas y comenzó a cloquear como una gallina. "Brock Brock Brock. ¡Johnny es una gallina!"

"Dejen eso." Evan ordenó. "Ustedes lo oyeron. Él esta en servicio activo."

Los ojos de John se agrandaron. ¿Evan Braze lo defendía?

"No lo necesitamos para la fiesta de todas maneras". Uno de los soldados refunfuñó. Ellos comenzaron a caminar alejándose y Evan se les unió.

John los observó por un momento antes de llamarlos, "¿Cuál fiesta?"

Evan sonrió y luego se volteó para encararlo. "No es nada especial. Sólo unos pocos de nosotros, un cálido fuego y algo de brandy. Es una verdadera pena que no pueda unírsenos." Evan fingió simpatía.

John lució indeciso. "No es que yo no quiera ir, pero alguien debe estar aquí todo el tiempo custodiando a la prisionera".

Una expresión pensativa apareció en la cara de Evan. "¿El General dijo quién debía custodiarla?"

"Nunca hubo ningún otro más que yo y ocasionalmente Joshua Torington, quien me cubre cuando el General cree que merezco un descanso."

"¿Pero el General no dijo expresamente que usted tenia que estar aquí?" Evan preguntó levantando una ceja.

"No entiendo por qué usted me pregunta eso," le dijo John llanamente.

"Bueno, yo solamente pensaba", Evan se le acercó y puso su brazo sobre el hombro de John. "Yo puedo beber en cualquier momento que quiera. Usted ha trabajado duro y necesita un descanso. ¿Por qué yo no tomo su lugar, sólo por un rato? Usted puede tomar un trago o dos, incluso tomarse unas pocas horas para dormir."

John miró a Evan con curiosidad. "¿Por qué usted haría eso por mi?"

Evan le dirigió una sonrisa brillante. "¿Para qué son los amigos?"

"Usted nunca quiso ser amistoso conmigo antes, ¿por qué el interés repentino?"

Evan pareció herido. "Aquí estoy, tratando de tenderle una mano, y usted actúa como si quisiera algo más".

"Bueno, ¿no es así?", preguntó John.

Evan lanzó sus manos en el aire. "No puedo creer esto. Ofrezco algo por la bondad de mi corazón y usted me insulta."

"Lo siento". John le dijo inmediatamente. "No fue mi intención insultarlo".

Evan sonrió maliciosamente ante la expresión incómoda de John. "Le perdono con una condición".

"Dígala." John le dijo. Insultar a Evan Braze no era una buena idea. Si usted se ponía mal con él, dejaría que el ejército entero supiera de esto y peor aun era el hecho de que su padre iría con el Coronel. Y nadie quería conocer los castigos del Coronel Rochester.

"Que usted se marche con los muchachos por un rato y descanse." Evan le dijo y dio palmaditas en la espalda de John.

John frunció el ceño ante su petición. ¿Por qué Evan estaba tan interesado en custodiar a la mujer? No era precisamente una asignación prestigiosa, aunque era mejor que cuidar a los caballos. John tragó saliva. Él no quería disgustar a Evan, pero tampoco quería hacer enojar al General Thompson. Él había visto la furia del General cuando había atado a Sarah demasiado fuerte.

"Vamos, Johnny. Tu no sales lo suficiente. Estas malditamente ocupado haciendo tu trabajo." Le dijo uno de los soldados.

"Soy un soldado. Ese es un trabajo de 24 horas, 7 días a la semana." Retrucó John.

"Usted es también un hombre que merece concederse unos placeres culpables de tanto en tanto". Le dijo Evan a John. "Sé que usted gusta de beber una que otra vez. Esta es su oportunidad de permitirse un tiempo libre. El maldito General le tiene afuera en toda clase de clima, todos los días. Trayéndole a la puta rebelde la comida y todo. Eso deprime a un hombre."

John abrió la boca para defender a la mujer y al General, pero la cerró rápidamente. Evan y sus compinches probablemente se reirían de él por intentarlo de todos modos.

"Sólo me ofrezco a ayudar a un compañero soldado de la corona. ¿Hay algo malo en eso?." Evan sonrió ampliamente.

John sacudió la cabeza. "No hay nada malo en eso."

"Bien, entonces anda a tomar un trago por mi cuenta". Evan le dijo a John de nuevo dándole palmaditas en la espalda.

John cabeceó y siguió a los otros soldados.

Evan sonrió con satisfacción y volteó para afrontar la tienda. "Qué idiota tan crédulo." Dio una rápida mirada a su alrededor. Él notó el mosquete con la bayoneta en la puerta y el barril donde John se había estado apoyando. El campamento estaba silencioso excepto por algunas risas que se escuchaban a la distancia, él sonrió y luego entró en la tienda.

Los ojos de Evan se agrandaron al mirar a su alrededor. Observó la tina de metal, la mesa y la silla, los vestidos colgados a un lado. La perra rebelde tenia más comodidades que la mayoría de los soldados.

Miró la pequeña cama y se movió hasta estar a los pies de ella. La mirada ávida recorrió el largo cabello oscuro que enmarcaba un rostro pálido, los ojos cerrados, en profundo sueño. Sus ojos viajaron por la longitud del esbelto cuerpo femenino. Él sonrió con malicia. Esta era una orden que iba a disfrutar cumplir.

((()))

Sarah no podía dejar de caer. Las manos trataron de agarrarla y detener su caída, pero ella pareció pasar a través de ellas como si no estuvieran ahí. Ella caía a plomo demasiado rápido. El túnel era oscuro y atemorizante y ella todavía no podía ver el fondo.

De repente algo la agarró y ella descubrió que no podía gritar.

Abrió los ojos bruscamente y se dio cuenta con un sobresalto que había estado soñando. Ella suspiró, reconociendo el interior de su tienda en el campamento británico. No había sido nada más que una pesadilla espantosa.

Algo agarró su mano y ella gritó. Ella sintió la cuerda alrededor de sus manos enterrándose en sus muñecas que aun se estaban curando.

"¡Déjeme ir! Qué piensa que est-" el resto de sus palabras se convirtieron en cosas sin sentido farfulladas cuando empujaron despiadadamente un pañuelo de tela en su boca y este fue amarrado detrás de su cabeza. Ambas manos fueron amarradas a los postes de la cama en cuestión de minutos y Sarah tuvo poco tiempo para reaccionar.

Unas manos agarraron sus pies con rudeza, y un pie fue amarrado a uno de los postes posteriores de la cama. Con pánico, Sarah dio patadas con toda su fuerza y sintió que su pie impactaba carne suave.

Un quejido masculino llenó sus oídos y una mano le abofeteó con dureza el rostro. "¡Eres una pendenciera, no es así! Yo voy a solucionar eso" El hombre agarró su otro pie y luego lo ató fuertemente al poste. Sarah forcejeó, pero sus esfuerzos fueron en vano.

Ella intentó pedir ayuda, ¿pero a quien llamaría?. ¿Quién oiría sus gritos amortiguados? Ella sintió el colchón de la cama hundirse y sus ojos se llenaron de miedo.

"Debo darle algo de crédito al General, de seguro él sabe como escoger a sus prisioneros. Eres una pequeña rebelde muy linda."

Sarah se encogió cuando sintió una mano desnuda deslizarse por su cara y continuar a lo largo de su pecho. Ella intentó apartarse y sintió una rodilla presionar su costado manteniéndola en su sitio. Ella no reconoció la voz que le habló y el tono seductor la hizo temblar con espanto.

"Veamos. Esto no tomará demasiado tiempo." Él susurró.

Los ojos de Sarah se ajustaron a la oscuridad y ella pudo distinguir a un hombre de cabello oscuro que nunca había visto antes. Ella observó cuando él descendió su rostro hacia su pecho y la besó en el cuello y plantó unos cuantos por su clavícula hacia su pecho. Sarah trató de retorcerse alejándose de él.

"Esto no lastimara... demasiado" él sonrió con malevolencia. "Te aseguro que soy mucho mejor que el General." Él arrastró un dedo bajo el corpiño de su vestido.

Sarah sollozó cuando se dio cuenta de lo que él planeaba hacerle. Ella se retorció y se revolvió, determinada a liberarse. Pero después de apenas unos minutos de lucha, ella se detuvo.

"¿Ya terminaste?" El hombre se rió entre dientes. Hizo a un lado el largo cabello oscuro de Sarah y plantó otro beso en la base de su cuello. "No tiene caso tratar de escapar... tu también podrías disfrutar de esto".

"¿Disfrutar de esto? ¿Cómo podría disfrutar ser violada? Ella vislumbró los ojos oscuros y hambrientos del hombre y el terror la atravesó. Ella sólo podía observar como él se deslizaba hacia abajo por la cama, sentándose cerca de sus pies.

Sarah trató de alejarse mientras él alcanzaba el dobladillo de su vestido, pero no había ninguna parte a donde ir. Él resbaló una mano debajo de la tela para acariciar su muslo. Su respiración se hizo frenética y el miedo la apuñaló por todas partes con su cuchillo helado. Ella alzó la cabeza y observó con horror como él tiraba de sus enaguas bajo la falda.

Sarah luchó contra sus ataduras pero ella solamente consiguió lastimarse. Las manos del hombre se habían alejado de sus ropas interiores, las cuales él había apartado a medias, y sus manos vagaron por su costado. Su respiración se hizo caótica y Sarah mordió la tela del pañuelo cuando sintió que él presionaba la parte inferior de su cuerpo contra ella y volvía a besar su cuello.

Las lagrimas fluyeron por el rostro de Sarah, oscureciendo el pañuelo de colores que amordazaba su boca. Su lucha cesó cuando ella se dio cuenta de que no iba a conseguir liberarse. Este hombre iba a violarla y no había nada que ella pudiera hacer al respecto.

Ella cerró los ojos y las lágrimas continuaron cayendo mientras el hombre jalaba su vestido hacia abajo, dejándola en nada mas que su corset y su ropa interior. Ella oró a Dios para que él la matara después de hacerle eso.

Mientras él hombre continuaba haciendo lo que él deseaba, sus manoseos se volvieron más atrevidos, más frenéticos, la mente de Sarah gritó el nombre que su voz no podía.

Ella sintió las manos de él alcanzar sus senos y darles un rudo apretón a través de la tela de su corset y luego repentinamente el manoseo terminó.

El peso que había estado aplastándola había desaparecido para ser sustituido por el fresco aire de la noche. Sarah abrió los ojos y giró la cabeza confundida. Todo lucia borroso y los ruidos parecían muy lejanos. Ella sintió como si fuera a perder el conocimiento, pero lentamente las cosas volvieron a enfocarse. Sus ojos se llenaron de nuevas lágrimas que comenzaron a caer por su rostro cuando ella descubrió por qué el hombre no había vuelto por ella.

Ella conocía ese cabello rubio salvaje e ingobernable y conocía esa voz airada.

"¡¿Qué piensas que estás haciendo?!"

Evan tropezó hacia atrás después de ser lanzado fuera de la cama, sus manos buscaban ciegamente la entrada de la tienda. Sus ojos se agrandaron cuando se dio cuenta de quien lo había tirado lejos. "Ge... General". Él casi chilló. ¡Rochester le había dicho que retendría al General!

"¡Pregunté ¿qué es lo que piensas que estabas haciendo?!" Jareth estaba absolutamente furioso. Su frente estaba arrugada y sus ojos brillaban de cólera.

"Yo... yo" Evan tartamudeó.

Jareth aferró a Evan por el cuello de su uniforme y lo sacudió. Los ojos disparejos del general llameaban con una furia incontrolable. "¿Pensabas que entrarías aquí y tendrías un poco de diversión? ¿Eso es lo que pensaste? ¿Que a nadie le importaría porque ella es una prisionera?"

"Señor, yo... no sabia que ella significaba algo para usted..."

Los ojos de Jareth brillaron con una ira violenta. "¿Usted piensa que esa es la conducta apropiada de un soldado británico?" Él escupió, intentando mantener algún tipo de control. Su voz se agrietó cuando él continuó. "¿Violando... a una mujer prisionera?"

los ojos de Evan se estrecharon. "¿Así que lo que esta bien para el General no esta bien para el resto de nosotros?"

Jareth agarró más firmemente a Evan y lo empujó contra una de los postes de madera que sostenía la tienda.

Sara soltó un grito suave amortiguado cuando se movió y hendió sus muñecas abiertas en el proceso.

Jareth giró ante el sonido y miró a Sarah. Ella estaba medio desvestida y estaba atada a la cama, su boca amordazada para que no pudiera pedir auxilio. Ella estaba aterrorizada y llorando. Jareth sintió que su corazón caía hasta su estómago, se sintió enfermo al saber lo que este hombre había intentado hacerle. Y luego él sintió una cólera que nunca había sentido antes.

Cuando Jareth se giró hacia Evan, el joven golpeó a Jareth en la mandíbula, no lo suficiente fuerte para lastimarlo, pero si para desequilibrarlo, permitiendo a Evan escaparse.

Evan se precipitó desesperadamente hacia la entrada y Jareth fue detrás de él en un segundo, su velocidad fue casi sobrenatural. Él agarró a Evan y los dos cayeron afuera en la oscuridad. Jareth estuvo de pie en un segundo, y con rabia arrojó a Evan contra un árbol cercano. Comenzó una pelea a puñetazos.

Evan no era rival para el furioso General y él lo sabia. Él hizo lo mejor que pudo, pero se agotó rápidamente y sólo tomó un último empujón fuerte del General para terminarlo.

Jareth observó como los ojos de Evan se agrandaron cuando la bayoneta en el extremo del mosquete de John fue dirigida inesperadamente a través de su pecho y espalda. Evan forcejeo y miro hacia abajo para ver la hoja de acero sobresalir de su carne. Él miró fijamente a Jareth quien lo fulminó con una airada mirada de odio. Con un profundo sonido de dolor, Evan tomó un último y estremecido aliento.

Rochester se hundió en las sombras de una tienda cercana mientras miraba a Evan caer de cabeza hacia adelante. Era una vergüenza perder a tan buen soldado. Él gruñó y se escabulló en la noche.

Jareth suspiro profundamente, su respiración todavía era pesada por el combate. Miro fijamente el cuerpo inmóvil ante él y supo que lo que había hecho causaría una conmoción dentro del campamento. La muerte de un muy conocido hijo de un oficial de Calvary por la mano de un General, todo a causa de una prisionera, causaría un problema grande en verdad.

Había pasado mucho tiempo desde que Jareth había matado. Era algo de lo que él no estaba orgulloso, pero era algo que se tuvo que hacer cuando una vida o un reino estaban en juego. Él no había querido matar a Evan, pero honestamente no se entristecía por su perdida. Él se dio cuenta que él hubiera matado a cualquiera que intentara lastimar a Sarah, y eso lo sorprendió y lo confundió.

Jareth caminó sobre piernas inestables de regreso a la tienda. Él había matado a un hombre, posiblemente había cambiado la Historia y la causa de toda su angustia y dolor estaba amarrada a su cama, con lágrimas cayéndole por su rostro. Jareth sintió un dolor en su corazón cuando miró a Sarah. Él se movió en pasos rápidos y cortó las cuerdas que la sujetaban.

Sarah se sentó y tosió. La sangre rezumó de las esquinas de su boca por las cortaduras hechas por el pañuelo y sus muñecas sangraban a causa de las cuerdas. Temblando, ella alcanzó dolorosamente las mantas de su cama y las jaló apretadamente alrededor de ella.

"Sarah..." La voz de Jareth estaba llena de angustia. Sus ojos suplicaban perdón.

Sarah se volteó hacia él rápidamente mientras las lágrimas se formaban de nuevo en sus ojos. Ella no quería que él la viera llorar, no quería que él la viera tan vulnerable, pero era demasiado tarde para eso.

Jareth observó como Sarah peleaba contra ella misma refrenando el venirse abajo. Él miró como sus mejores esfuerzos se rompían como un cristal frágil. Ella se agachó en la cama, enterrando su rostro en sus manos, su cabello oscuro cayendo alrededor de ella como una cortina. Su cuerpo se sacudió mientras ella comenzaba a sollozar.

Jareth sintió como su corazón le golpeteaba en el pecho. El se dio cuenta con horror que si hubiese llegado unos cuantos minutos más tarde, todo ya habría terminado. Sarah hubiese sido violada y él hubiera fallado en protegerla. Él nunca se hubiera perdonado a sí mismo si eso hubiese sucedido. Él intentó tragar el nudo que sentía en la garganta cuando se dio cuenta que esto pudo ser evitado...

Sarah se envaró al sentir el colchón hundirse junto a ella, unos brazos fuertes se deslizaron alrededor de su figura temblorosa.

La parte testaruda de ella le dijo que lo empujara mientras Jareth la atraía hacia él, pero se encontró con que no podía. Ella quería que él la abrazara, necesitaba sentirse a salvo. Ella enterró su cara en la tibieza de su pecho, sus sollozos quedaron amortiguados por la tela de su uniforme. Ella se agarró de la lana gruesa y su angustia salió precipitadamente de ella como un diluvio furioso.

Ella sintió que Jareth comenzaba a mecerla lentamente. Ella no se resistió y presionó su peso contra el suyo desesperada por sentir el calor y la solidez de su cuerpo debajo del suyo. Ella estaba aterrorizada por lo que había pasado y aun más aterrada por el descubrimiento de que ella necesitaba al hombre que la sostenía. Él era todo lo que ella tenia en este mundo y, en este momento, él era todo lo que ella deseaba.

Sarah se irguió un poco para ocultar su rostro en su cuello y su suave cabello. Él no se resistió por si eso lograra animarla. Ella sentía sus manos enguantadas acariciando su espalda a través de las mantas y sintió que su rostro descansaba en su cabellera mientras él murmuraba suaves palabras tranquilizantes. Ella podía escuchar y sentir su corazón golpeteando contra su pecho. Esto le hizo percatarse de que él realmente se preocupaba por ella de algún modo, a pesar de lo que él quiso que ella creyera.

Jareth sabia que Sarah estaba asustada y que por eso ella se agarraba de él tan desesperadamente. Eso le molestó más de lo que él quería admitir, pero él siguió abrazándola. La urgencia de protegerla de cualquier daño se hizo más fuerte en él.

Él continuó meciéndola y sus sollozos finalmente se desvanecieron. Él echó un vistazo hacia abajo y ella lo miró. Sus ojos estaban rojos a causa del llanto, sus muñecas estaban rojas, y sus manos estaban manchadas con su propia sangre y ella hipaba suavemente. Jareth dejo salir una respiración estremecida.

"Tu volviste..." ella susurró. Su voz era desigual.

"Por supuesto que volv", con cuidado él apartó unos mechones de pelo que caian sobre sus ojos.

"Pero tu..."

"Shhhh. Necesitas descansar."

"¿Pero cómo supiste que yo estaba en problemas?"

"No lo sabia. No antes de entrar a la tienda," con gentileza él recorrió sus hombros con sus dedos. "Yo fui a... caminar... no vi a John afuera de la tienda. Decidí investigar". Jareth respiro profundamente. "Si yo hubiera venido un poco más tarde..." El pensamiento era inimaginable. Él bajó su barbilla sobre la cabeza de ella y cerró los ojos.

Sarah presiono su mejilla contra el pecho de Jareth y cerró sus ojos. Las razones de él para venir no le importaban en ese momento. Él vino y eso era lo que importaba. Ella había visto su cólera, su furia violenta cuando él trató con el soldado. Había más en Jareth de lo que él dejaba ver.

Los acontecimientos de la noche se repetían como un mantra en la mente de Jareth. Su decisión repentina de caminar en persona hacia la tienda de Sarah en vez de transformarse en un búho para supervisar el campamento. Su descubrimiento confundido al no encontrar a John afuera de la tienda. Jareth se había precipitado hacia la tienda y se había parado afuera de ella, sin aliento por su carrera repentina. Él miró alrededor notando el mosquete y la mochila de John. ¿Pero en dónde estaba John? Su respiración se fue normalizando y él escuchó una voz y escucho gritos amortiguados. Él había mirado dentro de la tienda y no estaba preparado para lo que vio.

Jareth enterró su rostro en la calidez del cabello de Sarah tratando de bloquear las imágenes.

Ya no era seguro para ella estar aquí.