Nota del Autor: Mis gracias a quienes continúan comentando la historia. Estoy consciente de que esta no es una típica de aventuras y romance de Jareth y Sarah, estamos un poco en un territorio desconocido con la trama de la historia del viaje en el tiempo, pero mis gracias a quienes la han seguido y han sido tan amables de dejar un review.
He renovado mi pagina de UC una vez más y agregue más fotografías.
Advertencia: Este capítulo puede ser en algunas partes un poco horrible por no mencionar que muy deprimente. Ustedes podrían querer tener una caja de pañuelos a mano.
CONSECUENCIAS INESPERADAS
Escrita por Cormak3032
Traducida por BlazeVein
They are the victims of the night
Ride against the wind - born to lose the fight
And on a rainy night like this
Someone shuts the door - goodbye on their lips
Que cabalgan contra el viento – nacidas para perder la pelea
Y en una noche lluviosa como esta
Alguien cierra la puerta – adiós a sus labios
Magnum – "How far Jerusalem"
Jareth abrazó a Sarah hasta que ella cayó dormida en un sueño tranquilo contra él. Cuidando de no despertarla, él la bajó con cuidado hacia la cama y la cubrió con las mantas. Suspiró profundamente y caminó hacia su tienda.
Jareth regresó con Sarah antes del alba y la despertó. Ella estaba extremadamente desorientada, sin mencionar que adolorida. Jareth con cuidado envolvió sus muñecas con vendajes y deseo por centésima vez tener magia para ayudarla. Él tomó su forma temblorosa en sus brazos y la miro fijamente por un largo momento. ¿Cómo era que esta chica había logrado cambiar su opinión acerca de ella tan completamente? Él una vez quiso vengarse contra ella, y ahora quería ayudarla, quería que ella estuviera a salvo. Sacudiendo su cabeza, él procuró ayudarla a ponerse de pie.
Sarah se agarró de él y Jareth se vio forzado a tomarla en sus brazos y cargarla como a una niña. Él la llevó al exterior y observó su expresión sorprendida al ver a dos caballos parados afuera de su tienda, con equipaje y listos para irse. Luego sus ojos miraron su cabello salvaje e indomable y el hecho de que él se había despojado de su uniforme y estaba vestido solamente con camisa blanca de poeta, bombachos bronceados y botas negras.
"¿Qué esta pasando?" , Ella preguntó confusa.
"Ya no es seguro aquí para ti. Nos marcharemos" él no le dio tiempo para reaccionar y la ayudó a sentarse sobre la montura de uno de los caballos. Justo cuando iba a voltearse para ir hacia su propio caballo, Jareth escuchó el chasquido de un arma, ya cargada y apuntando directamente a su espalda.
"Dése vuelta lentamente".
Jareth lo hizo y sus ojos se estrecharon al ver al Coronel Rochester. El Coronel lucia como si apenas viniese saliendo del baño; aunque investido en su uniforme, su pelo estaba mojado y le caía suelto alrededor de su cara. Él sostenía una pistola en una mano y ésta apuntaba directamente hacia Jareth.
Los ojos de Rochester estaban llenos de diversión. "Ahora, ¿qué podría estar haciendo el General tan temprano en la mañana en la tienda de la prisionera?". Rochester miro fijamente a Jareth, observando su cabello salvaje, sus ojos cansados, y asimismo el hecho de que no vestía el uniforme sino que una camisa blanca y pantalones. Su mirada fue hacia Sarah quien parecía exhausta, su vestido estaba arrugado y ella lucia como si alguien hubiese sacado su espíritu fuera de su cuerpo. Una sonrisa astuta estiró los labios de Rochester mientras recorría su figura con su mirada.
"¿La última noche?" Rochester sonrió con satisfacción cuando volteó a mirar a Jareth.
Jareth apretó los dientes. Él estaba muy consciente de su apariencia y la de Sarah, sin mencionar lo que esto debía parecer.
Los ojos de Rochester dejaron la figura de Jareth y miró fijamente el caballo en que Sarah estaba montada, y también al otro. "¿Yendo a algún lugar, General?"
Jareth inclinó la cabeza, su expresión fría y su apariencia habrían aterrorizado a cualquier otro, excepto a Rochester que se limitó a sonreírle. "Ella me ha dicho la información necesaria. Según nuestro acuerdo ella será escoltada a su hogar." Jareth le dijo.
Rochester se rio. "Oh, el General ahora sabe como lavar su propia ropa. ¿Qué más pasará en el mundo?" El Coronel sonrió con satisfacción. "Esta escapada tan temprano en la mañana no tiene algo que ver con su engaño o si?". Rochester sonrió con burla aun más cuando Jareth comenzó a lucir incómodo. "Verá, es muy interesante que usted esté planeando un pequeño viaje y que el verdadero General Thompson haya llegado apenas esta mañana. Fue herido en el campo de batalla y se estaba recuperando en el hogar de un realista todo este tiempo."
Rochester sonrió con satisfacción cuando Jareth se puso aun más incómodo. " Aun si él no hubiese aparecido, yo sabia que usted no era quien reclamaba ser."
"Oh, ahora lo dice". Jareth le retrucó.
"Si." Rochester ronroneo. "Las señales estaban ahí todo el tiempo." Rochester miró a Sarah y luego de nuevo a Jareth. El Coronel sonrió malévolamente. "Dígame, ¿cómo fue ver a otro hombre tener su oportunidad con su mujer? ¿Lo puso loco de celos? ¿O quizás de dolor porque ella disfrutó más del otro toque que del suyo?"
"¿Cómo sabe usted lo que ocurrió anoche?" Jareth demando. Sus ojos brillaban de furia mientras empuñaba sus puños a sus costados.
Rochester se rio. "¿Quién piensa que lo planeó todo?"
Jareth se obligó a actuar racionalmente. Si permitía a su temperamento explotar, Sarah podría resultar lastimada o muerta, sin mencionar que lo mismo podría pasarle a él. Él se encogió de hombros despreocupadamente. "Eso poco importa. La mujer no significa nada para mi".
"Aunque él actúa como un caballero y espera el mismo comportamiento de sus oficiales, Thompson nunca estuvo en contra de que alguien se divirtiera. Parece que la lectura del diario de Thompson no le ayudó tanto como usted esperaba."
Jareth estrechó sus ojos.
"Usted tuvo un rato maravilloso deshaciendo la diversión del Teniente Braze y matándolo después de maltratarlo un poco. Y todo eso por una mujer que no le importa. Claramente puede ver que usted reveló su propio engaño anoche." Rochester sonrió abiertamente y lució mas que contento consigo mismo.
Jareth sólo pudo mirarlo fijamente.
"La pena por hacerse pasar por un oficial británico es la muerte, así como lo es asesinar a un oficial sin tener antes un juicio para defenderse a sí mismo. Tal vez a su compañera le gustaría aprender del error por su forma de actuar de primera mano?" Rochester apuntó con su pistola a Sarah.
"¡No!" Jareth gritó antes de pensar.
Las cejas de Rochester se levantaron. "¿No? Ah, ya veo. Esta mujer s significa algo para usted a pesar de lo que ha dicho. Tal vez es su esposa o quizás una prostituta valiosa."
Jareth avanzó hacia Rochester ante las palabras insultantes, pero el Coronel simplemente apuntó su pistola hacia Jareth. El Rey de los Goblins se detuvo y apretó los dientes.
"Infiltrarse en un campamento británico también conduce a la muerte mientras juguetea conmigo. Ustedes dos serán enviados a los rebeldes. Me complacerá ver que los regresen a ellos. Sus cadáveres serán una bonita demostración colgando en Lexington Green."
"El General nunca permitiría esto". La voz sobresaltó tanto a Rochester como a Jareth. El Teniente Coronel Elbert emergió de las sombras, revelando su presencia al pequeño grupo. "Yo fui un tonto al creer que usted era un General. Debería haber visto que usted era un impostor desde el principio." Elbert escupió, mirando a Jareth fijamente con ira.
"Ah, la maldición de la juventud" Rochester sonrio. "Usted lo superará... finalmente."
"Disfrutare viéndolos a ambos ahorcados". Elbert le dijo a Sarah y a Jareth con los ojos estrechados de rabia.
"Usted disfrutara siendo testigo su muerte ahora mismo, Teniente Coronel."
"Si usted los mata, el General Thompson lo despojará de su rango", Elbert advirtió al Coronel.
"Yo pienso que no."
"El General ya esta bastante enfadado con usted".
Mientras los dos discutían, Jareth miró hacia su caballo. Él nunca tendría tiempo suficiente para encaminarse al animal, saltar sobre él y escapar con Sarah. Él sólo esperaba que hubiese algo que pudiera hacer.
Concentrándose, él formó una esfera de cristal escasamente cerca de ser sólida. Estaba hundida en algunas partes como una frágil burbuja, pero era algo más de lo que él había sido capaz de producir las últimas dos semanas. El primer poquito de esperanza en mucho tiempo.
"¿Qué esta haciendo?" Rochester grito. Sus ojos fueron arrastrados a la esfera en las manos de Jareth. "¿Qué es usted, algún tipo de hechicero?"
Los ojos de Jareth relampaguearon de rabia ante el insulto y él arrojó el cristal. Rochester y Elbert brincaron hacia atrás y esa fue distracción suficiente para que Jareth saltara sobre el caballo detrás de Sarah. Él escuchó al cristal quebrarse en pedazos sobre el suelo a los pies de Rochester y Elbert, pero Jareth ya había hundido sus talones en los flancos del caballo y Sarah y él se alejaban. El caballo galopaba hacia el bosque. En unos segundos, ellos serian libres.
Un disparo resonó a través de la mañana neblinosa y un grito apenas audible de dolor le siguió. Sarah gritó cuando sintió a Jareth desplomarse contra ella. Ella sacudió la cabeza, saliendo de su trance... no... no. Él no podía haber sido herido. Aunque él se había caído contra ella... ella sintió que sus manos la alcanzaban para sostenerse de ella y mantener el equilibrio. Esto no podía estar ocurriendo...
La voz irregular de Jareth ingresó en los oídos de Sarah. "Mantén al caballo en movimiento tanto como puedas..."
"Jareth..." Su voz estaba llena de miedo.
Jareth se sujeto más fuerte. Él se estaba sintiendo mareado y quien sabia cuanto empeoraría su situación mientras ellos cabalgaran. Enterró su cara en el cabello de Sarah y cerró sus ojos con fuerza para evitar que el mundo siguiera girando a su alrededor. "Pase lo que pase... mantén el caballo en movimiento..."
Sarah se mordió el labio y se volteó a mirar a Jareth. Él agarraba su cintura, con los ojos cerrados con fuerza, y su expresión era de angustia. Sus ojos se llenaron de lagrimas. Ella no sabia donde le habían disparado o cuan seria era la herida. Temió lo peor.
Ella echó un vistazo atrás hacia el campamento y sus ojos se llenaron de rabia mientras miraba a Rochester. La pistola había caído a un lado, inútil hasta que él acabara de pasar por algún tedioso proceso de recarga. El humo de la pistola disparada todavía flotaba alrededor de él. Sarah se dio vuelta lejos de él, dando al caballo una fuerte patada para mantenerlo en movimiento.
Rochester observó como Jareth y Sarah desaparecían en los bosques.
"Usted le pegó un tiro." Elbert palidecio. "Fue un buen disparo desde esta distancia." Él tragó saliva.
"Apenas. Yo apuntaba a su corazón." Rochester arrojó su pistola al suelo. "¡Tráigame mi caballo y diga al 5to de dragones que se reúna!" Él mandó mientras se alejaba a zancadas. "¡No planeo dejarles escapar!"
((()))
Ellos habían estado cabalgando por horas. El día se había vuelto muy caluroso, pero Sarah apenas se daba cuenta de que la transpiración bajaba por su rostro por un temprano calor de Mayo. Todo lo que le preocupaba era llevar a Jareth hacia la seguridad. A ella no le importaba que el caballo estaba cubierto de sudor, ya que lo hacia galopar sin cesar. El sol se ponía cuando ella sintió el agarrón de Jareth aflojarse. Sarah lo oyó gemir suavemente y luego se volteo con horror para ver como él perdía el equilibrio y se caía del caballo.
"¡Oh, Dios!" Ella gritó. Ella jaló fuerte de las riendas, forzando al caballo a patinar para detenerse cerca de un arroyo y una cascada. Ella saltó del animal y se precipitó hacia Jareth. Él había rodado varias veces después de golpearse en el suelo y estaba cubierto de tierra. Sarah jadeó cuando vio la mancha de sangre que cubría su hombro y la mayor parte de su espalda. Su miedo disminuyó levemente cuando se aproximó y vio que él había recibido el tiro en el hombro. Él podría vivir con una herida como esa. Ella había visto películas donde los policías vivían con heridas como esa. Aun en viejas películas del oeste los hombres con heridas similares sobrevivían.
Jareth gimio. "Sarah... tu... tienes que... sacarla".
Sarah se le acercó e intento acogerlo en sus brazos. "¿De qué estas hablando? Sssh, sé que duele, pero es sólo tu hombro. Esto sanara; tu estarás bien. Te vendaré y estarás mejor dentro de poco." Ella trató de sonar optimista, pero no estaba funcionando. Ella estaba temblando como una hoja.
"Tu debes... sacar... afuera... El hierro..." él gimió.
Sarah palideció. "¡No puedes esperar en serio que te saque la bala!" Ella gritó con horror. ¿Cómo había logrado la bala quedarse dentro de él en primer lugar?
"Tu debes... o yo... moriré..." Él se quejo.
Sarah se estremeció violentamente. Morir y Jareth eran dos palabras que ella nunca hubiera pensado poner juntas en la misma oración.
"El hierro... es mortal... para mi raza... " Jareth terminó.
Sarah observó como el hablar drenaba la fuerza de Jareth. Él pareció de repente pálido y la transpiración surcó su frente.
Oh, mierda... si el hierro era mortal para su raza... la mandíbula de Sarah cayó ante la revelación. "Tú eres Fae". (Nota del traductor: "Fae" es el equivalente masculino de las hadas – en inglés 'faery' -, algo así como Oberon, rey de las hadas)
Jareth asintió débilmente.
"¿Entonces cómo puedes sobrevivir en un mundo con tanto hierro? Los cañones, las armas, todas las cosas... ¡todas son de hierro!" ella exclamo.
"Mi pasado puede esperar... para otro... día. Hay un cuchillo... en la... bolsa."
Los ojos de Sarah se agrandaron con alarma. "Jareth, yo... ¡yo no puedo! No puedo sacártela. No soy un cirujano. ¡Te haré daño! Y el cuchillo puede tener hierro en él. ¡Sólo empeorará las cosas!"
La expresión de Jareth fue una de angustia. "Estaré muerto en la mañana... si tu no la quitas". Él tragó saliva. "Ya podría ser demasiado tarde".
"¡NO!" Sarah gritó. Ella sacudió la cabeza. Jareth no podía morir. ¿Cómo volvería ella a su hogar? ¿Quién restauraría el Laberinto? ¿Quién la protegería en ese mundo extraño? ¿Quién discutiría con ella y luego le voltearía el mundo completamente al revés cuando mostrase preocupación por su bienestar? ¡Ella no quería que él muriera!
Tambaleándose sobre sus pies, ella se apresuro a ir hacia el caballo. Ella intentó alcanzar los bultos y el caballo la esquivo.
"¡Regresa aquí, estúpido animal!", ella le grito. Ella logró arrebatar la cuerda que sostenía los bultos sobre la silla cuando el caballo se movió cerca de ella. Para el horror de Sarah, el caballo agitó la cabeza y esquivándola escapó hacia los bosques. Ella cayó a tierra con un ruido sordo. "¡No! ¡No! ¡Regresa! ¡Por favor regresa!" Ella gritó detrás de él.
El caballo la ignoró y galopó alejándose hacia la noche que caía oscura, vertiendo un rastro de provisiones mientras lo hacia. Sarah se puso en pie y pateó un árbol, apenas notando el dolor que ascendía por su pierna. Jareth había sido herido, estaba muriendo y el caballo, su único transporte, acababa de escaparse con las provisiones que ella necesitaba para salvar a Jareth.
Sarah cayó sobre sus rodillas en la oscuridad y con enojo golpeó la tierra con su puño. Las lágrimas llenaban sus ojos, pero se obligó a no llorar. Se había puesto oscuro rápidamente; ella apenas lograba ver alguna cosa. Ella avanzó lentamente sobre sus rodillas y comenzó a buscar a ciegas las provisiones que habían caído a tierra. Encontró una taza rota, una cuchara y una barra de jabón. La esperanza comenzó a desvanecerse mientras se movía y no encontraba el cuchillo. Ella estuvo a punto de rendirse, pero cuando puso su mano abajo, rápidamente la regreso a su cuerpo cuando algo filoso la corto. Algo filoso, como un cuchillo.
Cuidadosamente, ella buscó sobre el suelo y su mano rozó la empuñadura de marfil de un cuchillo. Ella la agarró y rápidamente se precipito hacia Jareth.
Él había apoyado su hombro sano contra una roca cercana. Sarah cayó de rodillas; el cuchillo destellaba a la débil luz de la luna que se filtraba a través de los árboles. Jareth giró ligeramente para que ella pudiera ver la herida.
Sarah aspiró profundamente. "Esto dolerá..." Ella le dijo.
Jareth levantó la cabeza y asintió. Sarah temblaba tanto que ella perdió su agarre del cuchillo. El mango de marfil con talladuras intrincadas de un barco y la hoja pequeña y estrecha resbalaron por entre sus dedos y cayó al suelo entre Jareth y ella.
Jareth giró para encarar a Sarah y tomó su cara con sus manos.
"Tu puedes hacerlo... yo confío en ti..." le dijo a ella. Las lágrimas se formaron en los ojos de ella y cayeron por sus mejillas ante sus palabras. Jareth limpió sus lágrimas y acaricio su cara por un momento. Lentamente, él se inclinó hacia delante. Sarah instintivamente cerró los ojos mientras la cara de él se acercaba a la suya... dios querido... él iba a besarla... El Rey de los Goblins iba a besarla.
Ella saltó cuando sintió el cuero fresco contra su carne y el cuchillo se encontró de nuevo en su mano temblorosa. Sus ojos se abrieron de pronto y ella observó como Jareth la consideraba con frialdad. Él enderezó su postura, y a pesar del dolor que esto le causaba él giro lentamente.
Sarah tragó saliva. Él se preparaba para el dolor. Ella miró fijamente la sangre en su hombro y luego echo un vistazo a su cara que estaba girada ligeramente apartada de ella. Su cabello rubio caía en largos mechones y era casi blanco a la luz de la luna. A pesar de la situación, Sarah se encontró admirando sus otras características físicas.
Sarah volteó la cabeza y sus ojos se encontraron por un breve momento. No había amor en sus ojos como ella había esperado ver, sólo fría indiferencia.
Sarah apartó su cabeza con amargura. Ella echó hacia atrás la decepción que sentía porque él no la había besado. Cerró los ojos por un momento y se sacudió el sentimiento. ¿Qué es lo que ella había esperado? ¿Que Jareth súbitamente admitiera que la amaba y que siempre lo había hecho, como si fuese algún tipo de cuento de hadas? Los pensamientos eran de rabia y dolor a la vez, pero le ayudaron a prepararse para lo que estaba a punto de hacer.
Finalmente, ella levantó el cuchillo y lo usó primero para cortar la camisa de Jareth. La herida era horrible y aun sangraba a pesar de haber sido inflingida hacia horas. Ella aspiró profundamente y luego deslizó el cuchillo en la herida. Ella sintió el movimiento de Jareth cuando la hoja fue mas profundo, observando que él apretaba los dientes y apretaba los ojos mientras el dolor inundaba su cuerpo.
"Jareth, yo... ¡yo no puedo!" Ella sollozó repentinamente. Ella retiró el cuchillo de él y casi lo dejó caer otra vez.
"¡Hazlo!" Jareth le gritó con fuerza. Él observó como Sarah se encogía hacia atrás con miedo. Ella tenia miedo y él odiaba tener que hacerle esto, pero no había otra manera.
Ella levantó el cuchillo y vaciló.
"¡Sarah hazlo, a menos que desees verme morir!" Jareth la presionó con dureza. "¿Quién te enviará a casa si yo muero?" Una parte de Jareth lamentó manipularla así, especialmente cuando las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, pero él sabia que no había ninguna otra forma.
Sarah tembló pero se forzó a sacar la bala. Jareth volteo su cabeza completamente esta vez para que ella no pudiera ver sus reacciones. Él se obligó a evitar gritar a causa del dolor que tocaba cada fibra de su ser.
Ella cavó con cuidado en la carne, horrorizada al descubrir más ennegrecido mientras hurgaba más profundo.
"¡La... veo!" Ella habló de repente. Ahí estaba la bala, alojada entre el músculo y el hueso. El músculo había tomado una apariencia verde negruzca como enfermo. Sin duda un efecto secundario del hierro en el cuerpo de una criatura mágica. Usando la punta del cuchillo, ella extrajo la bola de metal hacia la superficie. Ella podía sentir a Jareth temblando debajo de ella mientras se movía. "¡La... tengo!" Ella le dijo a Jareth mientras la sacaba de la herida hasta sus dedos. La reacción de Jareth fue silenciosa mientras se caía hacia delante sobre la roca. Sarah agarró su brazo herido sin pensarlo cuando se cayó y él no respondió.
"¡Jareth!... ¡No!" Ella volteó a Jareth en sus brazos mientras las lagrimas caían por su rostro. ¡No, él no podía estar muerto! Entonces ella vio la leve subida y bajada de su pecho... él estaba inconsciente, pero vivo. Echando una mirada a la bala ensangrentada en su mano, ella la arrojó tan lejos de ella como le fue posible.
La sangre salía a borbotones de la herida de Jareth y Sarah supo que debía detener la hemorragia. Ella alcanzó su falda y comenzó a rasgar tiras de la tela de sus enaguas. Ella corrió al arroyo y lavó los trozos en el agua fría. Al regresar con Jareth ella hizo lo mejor que pudo para limpiar la herida. La vista de tanta sangre la hizo sentirse enferma, pero Sarah se obligo a ignorar la nausea y a limpiar y vendar el hombro de Jareth.
"¿Jareth?" ella lo llamó y lo sacudió con cuidado.
La respuesta que obtuvo fue un aullido que pareció hacer eco por el bosque. Sarah tembló. Ella se había olvidado de los animales salvajes. Habían pasado casi dos semanas desde que Jareth y ella habían desafiado los bosques. Muy lejos a la distancia se escucho un balazo. Ella tiritó y entonces se dio cuenta que una fogata estaba fuera de cuestión. El humo al elevarse podría alertar a las personas de su paradero. El ruido de la caída de la cascada a menos de 20 yardas de ellos, normalmente la hubiera calmado, pero en vez de eso ahora sólo la intranquilizaba. El rugir de los rápidos le haría difícil escuchar si alguien o algo se les aproximaba.
Sarah entrelazó sus manos con miedo y se dio cuenta que estaban manchadas de sangre. Ella fue hacia el arroyo y las sumergió en el agua fría. Comenzó a sollozar mientras observaba la sangre de Jareth encharcarse y luego ir a la deriva rio abajo. ¡Jareth no podía morir, ella lo necesitaba! A ella... le importaba.
Pero él la había abandonado. Él la dejó sola por una semana en ese horrible campamento, haciéndola sentir como si ella estuviese verdaderamente sola en el mundo. Sin embargo, él la había salvado del soldado, y se había puesto en gran peligro al saltar sobre el caballo detrás de ella. Él la había protegido a un gran costo personal.
Nuevas lágrimas cayeron por su cara mientras ella se tambaleaba hacia la figura inmóvil de Jareth. La Luna se había elevado más alto ahora y ella pudo ver las provisiones arrojadas por el caballo. Ella repentinamente recordó la visión de dos caballos mientras Jareth la había cargado desde la tienda. Los caballos estaban sobrecargados de provisiones. Le debió haber tomado días para reunir todo lo que llevaban. Días... lo que significaba que él había hecho planes para fugarse después de todo. Él no la había abandonado.
Sarah cayó de rodillas junto a Jareth, mientras seguía llorando. Ella se envolvió en sus brazos, meciéndose mientras sollozos feos y ruidosos emanaban de ella. El disparo de un arma hizo eco en la distancia y ella saltó. ¿Qué pasaría si los Británicos o los colonialistas los encontraban? Ningún lugar era seguro...
Ella levantó la cabeza y a través de ojos turbios de lágrimas miró a Jareth. El todavía descansaba contra la roca donde ella lo había dejado. Frunció el ceño al mirar fijamente su cabello salvaje y su figura ágil. Ella se dio cuenta que estaba sola en el bosque durante la guerra de la revolución con un miembro de las hadas (Fae). El hecho de que Jareth era Fae no debería sorprenderle, mas lo hizo. Era un ser de magia, amaba los trucos y los juegos, amaba la sofisticación. ¿Cómo pudo haber sido tan tonta de pensar que él era un humano como ella?
Sarah tembló y sacudió la cabeza. Mientras la cascada se precipitaba, los animales aullaban y los disparos hacían eco a la distancia, Sarah soltó un sollozo desesperado y hundió su rostro en sus brazos, su corazón lloraba en la noche.
Nota del traductor: Gracias una vez querida Amaterarasu por tu aliento. Si, jeje, nos hacen sufrir estos dos. Pero recuerda que es un fic dramatico, asi que, mi querida amiguita. (Suspiro). Cuando las cosas parecen arreglarse, algo más ocurre, o alguien cambia de opinión...asi que aun quedan más malentendidos por delante, pero te aseguro que hay buen final.(mis caritas no salen en este punto, ni mis acentos finales, asi que los quite todos, y ademas ffnet me borro el primer capi, no sé porque.) ¡Gracias de nuevo!
