Escrito por Cormak3032 --- Traducido por BlazeVein
Sarah estaba enferma del estomago al llegar la mañana. Durante la noche la condición de Jareth había empeorado, y ella no sabia que hacer. Mientras que la mayor parte del tiempo Jareth no se movía ni emitía sonido, a veces él gritaba o refunfuñaba o se agitaba incómodo. Sarah pasó la noche acurrucada cerca de él, temblando de miedo.
El alba rompía y en la distancia ella podía escuchar el tronar de cascos. Sarah entró en pánico. Su corazón aporreó su pecho con tal fuerza que pensó que saltaría fuera de su pecho. No había ningún lugar donde esconder a Jareth y ella no estaba segura de sí seria capaz de arrastrarlo a algún escondrijo que tal vez pudiese encontrar.
El miedo la embargó cuando 3 jinetes galoparon a través del bosque y quedaron a la vista. Un niño, un hombre viejo, y, Sarah quiso gritar cuando vio que la tercera persona era uno de los colonialistas del grupo que había capturado a Jareth.
Los jinetes parecieron sorprendidos de encontrar gente por las cascadas y ellos retuvieron a sus caballos para detenerlos a una pocas yardas de donde estaban Sarah y Jareth.
El hombre joven que Sarah había reconocido palideció al ver a Sarah. Ella estaba de rodillas al lado de Jareth. Había sangre por todo su vestido y su cabello era un desastre enmarañado de guedejas oscuras.
"¡Buen Dios!" él saltó apeándose de su caballo y se encaminó hacia Sarah.
Los ojos de Sarah se agrandaron de miedo.
"¿Quién hizo esto?" Le preguntó él. "¿Fue el Coronel Davis quien lo hizo? ¿La encontró después de que usted escapó de nosotros?", le preguntó. La preocupación ensombreció las apuestas facciones del hombre y había rabia en su tono.
Las lágrimas empezaron a caer por la cara de Sarah ante sus palabras. Él los reconoció a Jareth y a ella. Todo había terminado para ellos. Él podría llevarlos directo con el Coronel y ese seguramente seria el fin.
El hombre se arrodilló muy lentamente enfrente de Sarah y echo un vistazo rápido a Jareth. "Le dispararon". Sarah asintió, mientras seguía llorando. "Mire, no voy a hacerle daño." Jacob miró al hombre y después a la chica. "Él necesita ayuda. ¿Él es su padre?"
Sarah no dijo nada y tembló de miedo.
"Asumiré que él es su padre. Luce un poco más viejo que usted. ¿O un tío, un primo? ¿Algún familiar?"
Sarah no emitió palabra.
Jacob suspiró, "Bien..." él miró a su alrededor, notando las provisiones desperdigadas, las huellas de caballo en una dirección y volvió a mirar fijamente a la mujer que lloraba. "Usted parece haber pasado por muchas cosas. Nosotros vamos a llevarles de regreso a nuestra granja y veremos que podemos hacer por su... ¿padre?" Él elevó las cejas y miró atentamente a Sarah.
Ella asintió atontada, aun temblando de miedo.
"Malgastaríamos mucho tiempo cabalgando de vuelta a la casa y enganchando el carro. Yo debería ser capaz de transportar a su padre. Él no parece demasiado pesado. Usted puede montar con mi padre." El hombre cabeceó hacia el hombre viejo quien montaba un caballo alazán.
Sarah no se movió cuando el hombre se adelantó hacia Jareth. "Mi nombre es Jacob. ¿Cuál es el suyo?" Él deslizó con cuidado sus manos detrás de Jareth y lo levantó en sus brazos como si Jareth no pesara nada más que una pluma.
Jacob se dio cuenta en que lugar el hombre estaba herido y cuidadosamente lo balanceó en sus brazos para evitar tocarlo. Luego miró a la mujer.
"Sa-Sarah", ella dijo ahogadamente.
Jacob le sonrió bondadosamente. "Bien, Sarah, vamos a llevar a su padre a la casa y a ver que podemos hacer por él".
Ella asintió y observó como Jacob se subía a la montura con cuidado balanceando el peso de Jareth. Después de asegurarse de que Jareth estaría bien, ella se dirigió hacia el padre de Jacob. Sus ojos de agrandaron cuando levantó la vista del suelo y vio al hombre con quien debía montar. El estribo de la silla estaba vacío y Sarah se dio cuenta que el padre de Jacob había perdido parte de su pierna y que no tenia pie izquierdo.
"Esta bien", él le dijo suavemente ante su expresión desconcertada.
Sarah se mordió el labio y lo miró. Él era un caballero anciano, un poco voluminoso, de cabello y barba gris. Tenia cejas canosas y espesas que se arqueaban sobre un par de amables ojos marrones.
"Yo... yo lo lamento. No quise mirar fijamente," ella le dijo.
Él sonrió con calidez. "No hay ningún daño hecho. Vamos. Suba para irnos". Él le agarró su mano y se inclinó en la silla para sujetarla por la cintura y jalarla detrás de él. "Agárrese fuerte".
Sarah hizo lo que él sugirió y puso sus brazos alrededor de su cintura. Mientras ella lo hacia, sintió que alguien la miraba detenidamente y vio que el niño la observaba con curiosidad. Él no podía tener más de 8 años de edad y tenia cabello castaño claro y ojos azules como Jacob. Él sonrió con calidez y Sarah intentó devolverle la sonrisa.
((()))
Sarah no supo cuanto tiempo habían cabalgado, pero la cabalgata pareció no tener fin para ella. Ella no podía dejar de preocuparse por Jareth y no lo dejaba fuera de su vista. Mantuvo su vigilancia sobre Jacob que presionaba su aballo al limite para llevar a un extraño moribundo a su hogar.
Finalmente, quedó a la vista una casa blanca con contraventanas negras y un pórtico que se adjuntaba a la casa por el frente, rodeada de campos y bosques.
Ellos galoparon por un camino de entrada polvoroso directamente hacia la casa. Sarah notó que había campos rodeados de cercas blancas que tenían árboles de manzanas, cerezas y peras que crecían en ellos. También notó que otros campos parecían estar recién plantados. Era demasiado pronto para que las plantas hubieran brotado. Ella tendría que preguntarle después a Jacob qué tipo de alimento ellos cultivaban.
Los caballos fueron compelidos a detenerse enfrente de la casa. Una mujer rechoncha salió caminando de la casa, con una escoba en la mano hasta el pórtico.
"¿Tan pronto de regreso? Espero que se las hayan arreglado para encontrar un pavo esta vez," ella dijo con una sonrisa. La sonrisa se esfumó cuando vio a Jacob desmontarse de su caballo con un hombre inconsciente en los brazos. "Dios querido, ¿qué ha pasado?"
"Recibió un balazo. Él y su hija estaban solos en los bosques." Jacob cabeceó en dirección de Sarah y la mujer frunció el ceño al ver la apariencia de Sarah.
"Llévalo arriba al cuarto de invitados", la mujer le dijo a Jacob. "Traeré una olla de agua y que Abby reúna el resto. ¡Elizabeth!" ella llamó descansando la escoba contra una silla del pórtico.
Jacob hizo lo que ella le pidió y desapareció dentro de la casa.
"¿Sí, Ma-ma?" Una chica delgada y alta de aproximadamente la edad de Sarah con el pelo rubio amarrado atrás se precipitó en el pórtico.
"Pídele a Ellie que si puede calentar algo de agua para que esta pobre chica pueda tomar un baño." Ella cabeceó en dirección de Sarah, y ésta vio como la chica hizo una mueca de disgusto. "Ahora, Elizabeth", la mujer ordenó.
"No, esta bien. Quiero estar con... mi padre", Sarah le dijo. Ella se dio cuenta que Elizabeth pareció aliviada.
La mujer asintió. "Entonces ven adentro".
El padre de Jacob ayudó a Sarah a bajarse del caballo y ella se apresuró hacia las escaleras de la casa. Jacob ya había puesto a Jareth en la cama sobre su estómago en un cuarto pequeño del segundo piso.
"Es sólo una herida en el hombro. ¿Por qué él esta inconsciente?" Jacob pareció perplejo.
Sarah abrió la boca para decir que Jareth era alérgico al hierro pero fue salvada de responder.
"Probablemente él ha perdido mucha sangre", era el padre de Jacob el que contestaba. Él se había dirigido lentamente por las escaleras detrás del resto del grupo, usando un bastón para equilibrarse. Jacob asintió.
"¿Qué es esto? ¿Una reunión alrededor de la cama del pobre hombre?" Fuera de aquí todos ustedes. Abby y yo nos encargaremos desde aquí, todos fuera excepto por su hija." La mujer del pórtico entró en el cuarto. Ella sostenía un tiesto de agua humeante y lo colocó sobre una pequeña mesa de roble. Puso sus manos en las caderas. "Lo digo en serio. ¡Fuera!"
Jacob y su padre se miraron uno al otro y luego dejaron la habitación.
"Eso te incluye a ti, Thomas Edgar Henry. Te veo escondido detrás de la puerta. ¡Fuera!"
El niño asomó su cabeza desde atrás de la puerta, sus ojos agrandados por el miedo de ser atrapado. La mujer lo arrastró hacia fuera y luego cerró la puerta.
"Oh, ese niño. Es igual a su padre." Ella sacudió su cabeza.
Sarah sintió un pequeño asomo de sonrisa en sus labios, pero se desvaneció rápidamente cuando observó como la mujer junto a otra de piel oscura retiraban la camisa andrajosa de Jareth y desenvolvían el vendaje. Sarah se alejó, incapaz de mirar la herida. Ella se estremeció solamente de pensar acerca de lo que Jareth la había forzado a hacer, a sacarle la bala. Ella nunca quería pasar por algo así otra vez.
Mientras las dos mujeres se encargaban de Jareth, Sarah vagó por el cuarto, mirando algunos objetos poco familiares para ella hoy en día. Velas y lámparas de aceite en vez de luces eléctricas, una pluma y una botella de tinta sobre el escritorio, paredes pintadas de beige en vez de papel mural colorido. Todo lo demás era casi normal, el escritorio y una silla, una mecedora bajo la ventana, un ropero y una estantería llena de libros. Ella miró los títulos y los autores le eran desconocidos. Notó que la mayoría de los libros eran himnos religiosos. 'Grandioso', reflexiono. Ella no había ido a la iglesia desde que tenia 8 años y ahora era huésped en un hogar con una vasta colección de material de lectura religioso.
"¿Usted los hizo?"
Sarah fue sustraída de sus pensamientos por la voz y su atención regresó con la mujer. La mujer mayor estaba sosteniendo los vendajes ensangrentados de Jareth. Sarah asintió lentamente.
"No están tan mal, usted se las arregló para detener la hemorragia, pero el vendaje estaba demasiado flojo. Observe como se hace."
Sarah observó desde cierta distancia como la mujer limpiaba la herida de Jareth con agua tibia, la cubría con ungüento y luego envolvía largas vendas de algodón apretadamente contra la carne.
"Vea, debe estar apretado, pero no demasiado. Suficientemente apretado para evitar que sangre y mantener el ungüento sobre la herida. ¿Lo comprende?"
Sarah asintio.
"Usted tendrá que hacer esto dos veces al día. Yo no tengo tiempo de hacer esto y tampoco Abby. Abby, dejé el guisado sobre el fuego, por favor, sé tan amable de ir a verlo".
"Sí, señora Henry". La mujer de piel oscura quien era probablemente solo unos 5 años mayor que Sarah dejó la habitación rápidamente.
Sarah frunció el ceño y observó como la mujer se iba.
"Ví esa expresión en su cara, pero no es lo que parece. Abby no es una esclava. Hemos abolido eso aquí. Solamente las colonias del sur tienen esclavos. Abby es una mujer libre. Ella y su familia trabajan la tierra con nosotros. Ellos vienen y van como les place y tienen su casita cerca del riachuelo norte.
Sarah asintio.
La mujer suspiro. "Iré al ático y traeré algunos vestidos de Elizabeth del año pasado. Ellos deberían quedarle bien, pero si no es así, haré que Elizabeth los arregle para usted."
"Gracias".
"¿Cuál es su nombre, querida? ¿Y qué es lo que le pasó a su padre?
"Me llamo Sarah".
"¿Sin apellido?" preguntó la señora Henry con las manos en las caderas.
Sarah tuvo pánico. Ella no podía pensar en un apellido y no quería usar el propio por miedo a dañar el futuro. Ella miró rápidamente alrededor del cuarto, buscando un nombre que pudiera usar. Sus ojos recayeron en la estantería de libros y recordó algo.
"Charles", ella respondió suavemente, "Sarah Charles".
La señora Henry sonrió y asintio. "¿Y qué le pasó a su padre, Sarah?"
Un quejido masculino llenó el aire y Sarah y la señora Henry se voltearon a ver a Jareth.
"Oh, él esta despertando." Dijo la señora Henry.
"Sarah..." Jareth susurró febrilmente. Él agitó la cabeza de lado a lado sobre la almohada. Sus ojos se abrieron de repente mientras él despertaba y luego los cerró con fuerza. Todo era borroso y brillante a su alrededor. Él rodó sobre su estómago y débilmente cayó sobre su espalda. Él se quejó cuando su hombro golpeó el delgado colchón de plumas y el dolor recorrió todo su cuerpo. Él intentó abrir los ojos otra vez y el mundo comenzó a girar alrededor suyo. Él gimió y tembló como si escalofríos agitaran su cuerpo. Su hombro le palpitaba y sentía como si cientos de objetos agudos se le clavaran.
"¿Sarah...?", él llamó de nuevo. Su voz era débil y en su tono había miedo. Todo era demasiado brillante y giraba pero él estiró una mano buscando a Sarah. ¿Dónde estaba ella? ¿La había lastimado Evan? ¿Por qué en nombre del Mundo Subterráneo sentía tanto dolor?
Sarah fue hacia la cama y vaciló antes de tocar con cuidado a Jareth en la cara. Ella acarició su mejilla con el dorso de sus dedos y él pareció tranquilizarse un poco. Su piel estaba caliente al tocarla y la transpiración comenzaba a deslizarse por su frente. "Aquí estoy..." ella sentía los ojos de la señora Henry en su espalda, "padre", ella añadió con suavidad.
Jareth no contestó y Sarah lo sintió temblar bajo su toque. Sus ojos se habían cerrado al sentir que ella lo tocaba y él comenzó a temblar de manera incontrolable.
Sarah se dio cuenta que la señora Henry y Abby le habían quitado la camisa para vendarlo y no lo habían cubierto con nada al terminar. Ella jaló de las mantas de la cama pero se demoró al hacerlo. Sus ojos recayeron en el pecho desnudo de Jareth y comprendió que nunca lo había visto antes asi. Él siempre se cubría cuando estaba en el laberinto y aquí había sido lo mismo.
Sarah detuvo sus movimientos mientras lo observaba. La piel pálida del pecho de Jareth estaba cubierta con una fina capa de sudor haciendo que su piel brillara como porcelana. Él era delgado, pero no huesudo y tenia músculos pero no demasiado marcados. Ella inclinó la cabeza, mientras lo seguía mirando fijamente. Él lucia vulnerable de esta manera, sin sus ropas excéntricas.
Sarah volvió a la realidad cuando sintió que le arrancaban las mantas de los dedos.
"¿Qué pasa contigo? Su pobre padre esta tiritando; él tiene fiebre. ¡Cubra al hombre!" La señora Henry la regaño. Ella cubrió con las mantas la figura de Jareth y sacudió la cabeza. "Se ha desmayado otra vez. Deberá vigilarlo de cerca esta noche. Mejor iré a vigilar el guisado y el resto de la cena. Regresaré a ver como esta un poco más tarde."
Sarah no tuvo oportunidad de responder cuando ya la señora Henry había recogido su falda y había dejado la habitación, cerrando con fuerza la puerta detrás de ella.
Sarah dejó escapar un suspiro estremecido y arrastró la silla del escritorio hasta la cabecera de Jareth. Ella podía verlo temblar debajo de las mantas y frunció el ceño.
Ella alcanzó el tiesto de agua que la señora Henry había dejado más temprano y hundiendo un dedo en ella, la encontró ya fría. Tomando un trozo de vendaje limpio, ella la sumergió en el agua y con gentileza ella colocó el paño húmedo en la frente de Jareth. Él no respondio.
Ella suspiró y vacilante tocó la mejilla de Jareth. Él lucia tan vulnerable y ella odiaba verlo asi. "Por favor que estés bien... por favor", ella susurró con suavidad.
((()))
La condición de Jareth cambió un poco al aproximarse la hora de la cena. La señora Henry ayudó a Sarah a vendar su herida de nuevo y la mujer mayor trato de ofrecer a Sarah algo de guisado. Sarah declinó, alegando sentirse demasiado enferma del estomago con la preocupación como para poder tocarlo. La familia completa, con excepción de Elizabeth fueron a ver como estaban Sarah y a Jareth antes de irse a dormir.
Sarah aprendió que la señora Henry era la entrometida de la familia. Ella trajo el guisado para Sarah y repentinamente comenzó un torbellino de preguntas interminables. Sarah tuvo que inventarse rápido una historia acerca de Jareth y ella que fuese creíble.
El señor Henry le deseó una noche tranquila desde la puerta, luciendo muy cansado, y Thomas que no quería irse a la cama, también comenzó a hacerle preguntas. Sarah estuvo agradecida cuando Jacob lo sacó fuera del cuarto.
"No se preocupe por mi hermano menor. Él esta bastante intrigado por el mundo exterior y la gente que vive alli. No tenemos muchos visitantes en la casa en estos días. Espero que no lo encuentre molesto y, si lo hace, no vacile en mencionarlo. Me encargaré enseguida de la situación."
Sarah le sonrió a Jacob. Él había sido amable con ella a lo largo de la tarde. Ofreciéndole comida y bebida, y yendo a chequearlos ocasionalmente a ella ya Jareth para estar seguro de que ambos estaban tan confortables como era posible.
"Oh, no me importa. Él es muy dulce".
"Eso dicen todos al principio" bromeó Jacob y Sarah se rió con suavidad. Luego Jareth se puso más serio. "En verdad lamento que tu padre y tu se hayan encontrado en esta situación. No pude evitar escuchar que perdió a su madre cuando usted era más joven y que su padre la crio. Estoy seguro de que esto debe ser muy difícil para usted. Con su padre herido y todo eso."
Sarah suspiro. Lo de su pasado no era una mentira completa, sólo un poco. Y aunque Jareth no era su padre, el hecho de que estuviese herido y pudiera morir, con seguridad que no había sido fácil para ella.
"Gracias por su preocupación".
Jacob asintió. "Bueno, se ha hecho tarde. Estoy seguro de que quiere descansar y cuidar de su padre. Si me necesita para algo, no vacile en pedírmelo, aun si es a mitad de la noche. Mi habitación es la tercera desde el final del pasillo. Mi sueño es liviano así que solo golpee en mi puerta y acudire." Él se volteó y lentamente fue hacia la puerta.
"¿Jacob?" Sarah lo llamó con suavidad.
Él se volteo.
"Gracias por todo. Traer a dos extraños a su hogar fue muy bondadoso de su parte".
Jacob sonrio. "No dos extraños, sólo dos amigos que no habían tenido el placer de conocerse antes". Él le hizo un guiño y dejó la habitación cerrando la puerta despacio detrás de él.
Sarah se sonrio. Ella se preguntó cómo Jacob se las había arreglado para mezclarse con los hombres que los habían visto en el camino hace unas semanas atrás. Ella debería preguntarle cuando Jareth estuviese bien otra vez. Si es que él se mejoraba.
Se estremeció y volvió su atención a jareth. Él todavía yacía debajo de las mantas, tiritando e inconsciente.
Sarah acercó la silla al lado de Jareth y se sentó temblando a la luz vacilante de las velas. Ella acercó las rodillas a su barbilla y rodeó las piernas con sus brazos. Sus párpados se hicieron pesados cuando los eventos de las ultimas dos semanas comenzaron a pesar en ella. Ella se esforzó en dejarlos abiertos para observar a Jareth, pero con rapidez comenzó a perder la batalla. Sus ojos se cerraron y ella comenzó a quedarse dormida.
Un gemido la asustó y abrió los ojos con rapidez, regresando sus pies al suelo.
"¿Jareth?"
Ella escuchó la cama crujir cuando Jareth se movió, murmurando palabras en una lengua que ella desconocía. Pero después se quedó de nuevo en silencio.
Ella suspiró y se abrazó a sí misma.
Ella escuchó que la cama crujía una vez más y observó a la luz vacilante como Jareth se sacudía levemente. La agitación continuó esta vez y Sarah alcanzó la vela para ver que ocurría.
"¿Jareth? ¿Qué te pasa? ¿Tienes mucho dolor?", ella preguntó. Ella posó la vela sobre la mesa junto a la cama de Jareth y observó como él se movía de nuevo sin detenerse en el colchón. Él comenzó a murmurar frases incoherentes. Su respiración se hizo trabajosa y sibilante. Comenzó a temblar y Sarah se dio cuenta que el sudor goteaba de su rostro pálido. A la luz de las velas, él se veía de un blanco fantasmal.
"¿Jareth?" Ella gritó, comenzando a temblar de miedo. Se movió para tocarlo, y sus dedos encontraron su carne húmeda y caliente. "Oh, Dios. Por favor, Jareth. Contéstame. Por favor..." Las lágrimas empezaron a caer por su cara. ¿Qué pasaría si él moría y la dejaba sola?
Él se sacudía y se daba vueltas continuamente y Sarah sólo podía llorar mientras lo observaba hablar palabras mal pronunciado. Una de sus manos se agarró de la cama, sus nudillos se pusieron blancos mientras él jadeaba tratando de obtener aire.
Sarah no sabia que hacer. Jareth seguramente estaba sufriendo. Mientras ella temblaba con alarma, se preguntó si debería ir por Jacob. Tal vez él supiese que hacer. Ella intentó moverse, pero sus piernas estaban temblando tan fuerte que sólo logró caer de rodillas junto a la cama. Ella comenzó a sollozar suavemente mientras miraba a Jareth. Ella no podía perderlo... no podía...
Después de unos momentos aterradores, los movimientos de Jareth se detuvieron, como si nada. El crujir de la cama cesó y el silencio llenó el cuarto. Sarah se limpió las lágrimas con rapidez.
"¿Jareth?"
Ella no recibió ninguna repuesta y comenzó a tener pánico.
"Oh, Dios, no... No... por favor, no." Él estaba mortalmente quieto y tan pálido.
Ella se puso de pie aun temblando y casi grito. Jareth estaba empapado de sudor. Su pelo por lo general de color platinado se veía marrón claro, al estar tan mojado en transpiración y estaba enmarañado a los lados de su cara pálida. Las mantas se habían bajado debido a los movimientos de Jareth y su pecho estaba expuesto y bañado en sudor como si hubiese corrido una carrera de 25 millas.
Sarah sacudió la cabeza y las lágrimas caían corriendo sin detenerse por su rostro. No... él no podía morir. Y luego se quedo sin aliento. Ella vio el subir y bajar del pecho de Jareth. ¡Él estaba respirando! Ella pasó sus dedos sobre su mejilla y los dejo en su frente encontrando su piel todavía caliente, pero más fresca de lo que había estado. Ella comenzó a llorar, pero esta vez eran lágrimas de alivio.
La fiebre de Jareth había cedido.
Ella observó como él gemía y tiritaba ligeramente. Su respiración disminuyó y él se quedó dormido. Sarah suspiró con alivio, pero su cuerpo todavía se sacudía de la ansiedad.
Ella siguió pasando sus dedos por su rostro. Se dio cuenta de que temblaba todavía y comprendió de que debía limpiar el sudor de su cuerpo antes de que se enfriara. Usando algo de los vendajes, ella lentamente comenzó a pasar el paño sobre él. Jareth no se movió mientras ella lo hacia. Probablemente él estaba demasiado exhausto de intentar combatir la fiebre sin magia. Mientras Sarah pasaba el paño sobre él con cuidado, se encontró una vez más atraída por su apariencia. Ella miraba su cabello y sus rasgos faciales esculpidos. Y luego sus ojos se fijaron más abajo en los músculos suavemente bien definidos de su pecho...
Él es tan hermoso...
Ella casi gimió en voz alta. Era bueno que Jareth estuviera durmiendo. Si él supiese que ella lo estaba inspeccionando, ella se moriría. Ella tenia que recordarse que él no era ningún muchacho ingenuo de la secundaria. Él era el Rey de los Goblins, a veces peligroso y cruel. Él se había llevado a su hermano y la había forzado a ir a través de su laberinto para reclamarlo. Él también era un Fae totalmente crecido y muy atractivo, quien probablemente sabia más acerca del sexo y la seducción de que lo que una simple mortal como ella pudiera tener esperanza de aprender.
Ella enrojeció intensamente y soltó un aliento profundo. ¿De dónde había salido eso? Sacudiendo su cabeza de tales tonterías, ella terminó su labor de limpiar la transpiración del cuerpo de Jareth. Con un profundo suspiro, ella alcanzó las mantas y las jaló con cuidado sobre su cuerpo.
Ella bostezó, tomando conciencia de cuan cansada estaba. Tenia miedo de que algo pudiera pasarle a Jareth y temía que aun no estuviera fuera de peligro, pero por el momento él parecía estar bien. Había pasado la fiebre y él estaba descansando pacíficamente.
Ella rozó con sus dedos la cara de él. Su piel se sentía fresca al tacto y su suavidad la intrigó. Ella bostezó de nuevo y miró la cama. Jareth se había volteado hacia el lado más alejado de ella y la mitad vacía del colchón era una gran tentación. Había pasado mucho tiempo desde que ella no había dormido en una cama verdadera.
Ella se preguntó si debería arriesgarse y decidió que no tenia nada que perder, excepto algo de sueño decente si ella rehusaba lo que estaba enfrente de ella. Lentamente, ella avanzó hacia la cama, con cuidado de no despertar a Jareth. Ella se acurrucó en su lado de la cama, atenta de mantener un poco de distancia entre ellos. Se colocó sobre las mantas de la cama y se puso en posición fetal para mantenerse caliente. Hipando suavemente, ella cerró los ojos y se durmió rápidamente.
((()))
Sarah se sentía cálida y confortable al despertar. Algo se movió junto a ella y ella se sobresaltó y se sentó rápidamente.
Jareth estaba apoyado contra la almohada, mirándola con desconfianza.
Ella sonrió con alegría. "¡Despertaste!", ella se rio. Sin pensarlo, ella lanzó sus brazos alrededor del cuello de él, abrazándolo.
Las cejas de Jareth de elevaron con sorpresa y la tomó de los brazos para apartarla de él.
Sarah se sentó atrás sobre la cama y frunció el ceño cuando vio la mirada de molestia en la cara de él. ¿No estaba al menos un poquito feliz de saber que había sobrevivido?
"¿En dónde estamos?" Su voz carecía de cualquier emoción.
La felicidad huyó completamente de Sarah y le dejó sentimientos confusos. "Estamos en una granja".
"¿Por qué estamos aqui?"
"Jareth, puedo contestar todo eso más tarde. Tu estas vivo..." ella sonrió y se estiró para retirar un mechón de cabello del rostro de él. No comprendió por qué él manoteó su mano apartándola.
"Quiero saberlo ahora."
Sarah se echó para atrás y frunció el ceño. Ella colocó sus manos en su regazo. "Estamos aquí porque fuimos descubiertos en los bosques por dos hombres y un niño que andaban de cacería. Ellos ofrecieron su ayuda".
"Nosotros habríamos estado bien sin ayuda".
"Jareth, no, no estaríamos bien. Por el amor de Dios, te dispararon con una bala de hierro ¿o acaso lo has olvidado?"
Los ojos de Jareth se estrecharon. "No lo he olvidado", dijo con frialdad. "¿Quiénes son estas personas?"
"Los Henry. El señor Henry, quien perdió parte de su pierna. La señora Henry dice que la perdió en la guerra de los franceses y los indios. A la señora Henry le gusta hablar mucho y preguntar muchas cosas. Está Thomas, su hijo menor. Él es muy curioso acerca de todo. Está Elizabeth, no la conozco demasiado bien. Está Abby y su familia quienes trabajan en la granja, y está Jacob, el hijo mayor."
"Nos marcharemos tan pronto me sienta suficientemente fuerte".
Sarah sacudió su cabeza. "No, no, no lo haremos. No vas a estar bien para viajar durante semanas." La preocupación llenó su rostro.
"No pretendas decirme que puedo y no puedo hacer", Jareth soltó con frialdad.
Las lágrimas pincharon los ojos de Sarah, pero ella las obligó a retirarse. "¿Por qué actúas así? ¿Todavía estas enfermo?" Ella se adelantó para tocar con su mano su frente, pero Jareth le agarró la muñeca y la apretó con firmeza. Ella gritó con suavidad debido al apretón y sólo entonces él la liberó.
"Dime que más sabes de estas personas."
Sarah se frotó la muñeca y la ocultó de Jareth. Todavía estaba en carne viva y sensible por lo que había pasado en el campamento. "Ellos no saben mucho".
"¿Ellos piensan que yo soy británico?"
Sarah de mordió el labio y asintio. Con vacilación, ella agregó. "Yo debo advertirte que... ellos creen que tu eres mi padre."
"¿Tu padre?" La cara de Jareth palideció y casi se rió ante la información. "Debes estar bromeando".
Sarah sacudió la cabeza. "Jacob pensó que eso eras y yo estaba tan asustada que estuve de acuerdo. Sólo le seguí la corriente para así poder protegerte."
"¡Yo no necesito protección!" Jareth rugio.
"Jareth, la última vez que nos topamos con los colonialistas ellos iban a ahorcarte. Yo tuve miedo de que lo podría pasarnos esta vez al ir por allí así que yo-"
"¡Ellos nunca nos habrían encontrado si tu no los hubieras alertado acerca de nuestra presencia!"
Sarah comprendió que él estaba enfadado y contrariado aunque ella no estaba muy segura del porque. Pero ella se presionó a continuar y decidió decirle todo lo que pudiera para que él estuviera preparado. "Nuestro apellido es Charles. Escogí el nombre del autor Charles Wesley. Los Henry tienen un libro de él en la estantería llamado "Himnos y Poemas Sagrados". Nosotros somos británicos, pero no queremos tener nada que ver con la guerra. Mi madre, tu esposa, murió cuando yo era más joven y tu me has estado criando."
"¿Has disfrutado creando todas estas mentiras, Sarah? ¡Si ellos se enteran de los hemos engañado, dudo que seremos lo suficientemente afortunados de escapar esta vez!"
"¿Honestamente piensas que quería engañar a estas personas? Ellos han sido muy bondadosos. Pero tuve que hacerlo, no había otra manera de asegurar tu seguridad." Las lágrimas llenaron sus ojos. "Tuve miedo de que ellos fueron a hacerte daño o entregarnos a alguien que lo haría. Tenia que asegurarme de que tu te encontrarías bien". Ella se ahogó sobre sus palabras al hablar. "Jareth, estuviste muy cerca de... morir".
Jareth se estremeció ante el pensamiento. Los inmortales no morían protegiendo a los mortales. Simplemente eso no ocurría. ¿Y aun así él había arriesgado su vida estúpidamente por ella y por qué había sido así? Él no podía controlar su furia al saber que ella lo había visto cuando era más vulnerable. "¡Estuve a punto a morir debido a ti! ¿Si yo no hubiera arriesgado mi vida por ti, no estaríamos en esta situación, no es asi?"
Sarah bajó la cabeza. Él estaba furioso, él no sabia lo que estaba diciendo. Cuando ella lo miró, había lágrimas bajando lentamente por sus mejillas. La expresión fría de él no cambió ante sus lágrimas.
"Jareth, estamos atrapados en un tiempo y lugar que no es el nuestro, nos necesitamos uno al otro para sobrevivir. Pensé que ya habías comprendido eso", ella le dijo suavemente.
Los ojos de Jareth se estrecharon. "Estas equivocada, Sarah. Yo no te necesito. Nunca lo he hecho y nunca lo hare." Clavó sus ojos aburridos en los suyos, en sus profundidades ardían de cólera.
Las palabras se hundieron cortantes dentro de Sarah como una navaja de afeitar. Por un momento ella no tuvo ninguna reacción excepto por un leve temblor en su cuerpo. Hubo un parpadeo de indecisión en sus ojos y luego, en vez de sollozar como Jareth esperaba, su expresión se volvió aterradoramente helada.
"¿No me necesitas? Bien. No necesitarás de mí para que te cambie las vendas o te traiga comida. ¡Atrapa una infección y muere de hambre por lo que a mi respecta!" Sus ojos de estrecharon de ira y ella dejó el cuarto sin mirar atrás.
Ella casi colisionó con Jacob al hacerlo.
"Buenos Días, Sarah". Él sonrió con calidez, sin darse cuenta de su expresión enojada. "¿Cómo está su padre?"
Ella le dio una sonrisa falsa, "Ha vuelto a la normalidad...", le dijo y siguió caminando.
Jacob levantó una ceja y la observó irse.
