Nota Autor: Gracias a todos aquellos dejan reviews por su amabilidad y sus palabras.

Consecuencias Inesperadas

Escrito por Cormak3032 ---- Traducido por BlazeVein

Capítulo 15: "El monstruo verde..."

Elizabeth estiró su vestido, balanceó sus rizos rubios, compuso su mejor sonrisa y abrió la puerta solamente para descubrir que sus preparativos de esa mañana habían sido en vano.

Sarah alzó la vista de las últimas vendas de Jareth que habían en el hombro de Jareth y sonrio. "Buenos días, Elizabeth".

Jareth se acercó un poco más a Sarah y sonrió abiertamente. "Elizabeth". Él cabeceó en saludo.

Elizabeth hizo una mueca. "Pensé que usted estaba alimentando a los animales, Sarah". Ella se mordió la lengua para no llamarla 'Porqueriza'. No haría bien a su causa el insultar a la hija de Jareth enfrente de él.

"Desperté temprano y alimente a los animales, de manera de atender a mi padre" Ella sonrió y puso los vendajes usados en un recipiente de hojalata.

"Oh, ¿repentinamente se preocupa de atenderlo?" Ella se permitió la amargura. Sarah le había evitado la tarea por dos días ya, y Elizabeth se estaba comenzando a cansar de ello.

"Siempre me preocupo. Solamente tuve que poner en orden mis prioridades primero." Sarah le retruco.

Elizabeth la miró hasta que Sarah le hizo bajar la vista, y luego la morena regreso su atención al hombre sin camisa delante de ella.

Elizabeth se quedó parada por un momento, esperando que Jareth le diera una mirada al vestido y al peinado que ella había elegido, pero él estaba demasiado ocupado mirando a su hija. Elizabeth estrechó los ojos y dejó la habitación con enfado.

Sarah se rió ante el portazo. "Pienso que le gustas a ella. Ha estado esforzándose brutalmente para obtener tu atención".

Jareth inclinó la cabeza, su mirada se fijó en la lejanía. "Ella es solamente una tonta muchacha mortal en la cual no tengo ningún interés".

Sarah bajó la cabeza por un momento. ¿Eso era lo que pensaba también de ella?

Ella desterró esas preguntas de su mente y con cuidado pasó sus dedos sobre los bordes externos de la herida de Jareth. Él se sobresaltó ligeramente ante el primer roce, pero se relajó poco después. "Tu herida esta mucho mejor. Ya no se ve tan espantosa y ennegrecida."

"La carne ennegrecida será reemplazada con el tiempo para revelar la piel nueva. Es el efecto del hierro al penetrar en mi piel", le dijo Jareth. Él miró sobre su hombro cuando ella se quedó en silencio. Ella estaba todavía sentada sobre sus rodillas detrás de él, sus ojos fijos en el agujero oscuro en su hombro. Él sabia que ella se culpaba por esto y el no podía culparla, no después de lo que él le había dicho. Suspiró y volteo la cabeza apartándola cuando ella comenzó a ponerle el ungüento y a vendarle la herida.

"¿Todavía te sientes débil?", preguntó ella suavemente.

"Yo no estoy débil... yo-", él empezó con irritación.

"Todavía estas en cama, eso debe significar algo". Sus cejas se elevaron al mirarlo.

Él bajo la cabeza en reconocimiento.

Ella supo que había clavado la espina en la herida. De ser normalmente un Fae con poder y fuerza, y ahora estar confinado en una cama, sin poder y sin magia para ayudarlo, eso debía ser alienante para él.

"Otro efecto del hierro", él murmuró suavemente. Levantó la cabeza y miró por la ventana a través del cuarto, su mirada en la lejanía. "El hierro se llevó mi fuerza. Regresará pronto. He estado confinado en esta cama por días, seguramente regresará a mi pronto." Dejó salir un suspiro.

Sarah supo que él estaba esperanzado en que su fuerza regresara pronto, y asimismo su magia, pero que él no sabia cuando sucedería y esto debía asustarlo. Ella no dijo una palabra. Simplemente cubrió los hombros de Jareth con una camisa blanca. Jacob había sido muy amable en darle algunas camisas y pantalones a Jareth mientras él se quedaba en la casa. A pesar de que Jacob era un poco más grande que Jareth, la ropa aun así le ajustaba bastante bien, y el gesto de Jacob había sido de amabilidad.

Sarah se puso de pie y se movió alrededor de la cama para poder sentarse enfrente de Jareth. Él todavía no era capaz de abotonar su propia camisa y Sarah lo hizo en silencio. Sintió sus ojos sobre ella, su mirada intensa y fija. Ella alzó la vista mientras abotonaba el ultimo botón de su cuello.

Él pareció estar confundido. Rabia, miedo y algo más luchaban por predominar en las profundidades de sus ojos desiguales.

Sarah se bajó de la cama y se puso en pie. Su mirada estaba desconcertada. "Descansa un poco. Regresaré más tarde".

Jareth la observó recoger el ungüento y los vendajes usados, y él estuvo muy conciente de que ella no lo miró ni una vez hasta que dejó la habitación.

Él se sentó por largo tiempo, sin detener la mirada en ningún objeto o lugar en particular mientras su mente era un torbellino de pensamientos y de preguntas sin respuesta.

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Era a mediados de la tarde cuando Jareth escucho risas en el exterior. Él había esperado que Sarah regresara con su almuerzo, pero, para su sorpresa, fue la señora Henry quien le llevó el alimento. Ella no dijo palabra, sólo lo miró fijamente con dureza y luego salió. Él supo que ella todavía estaba enojada con él por no hacer mucho acerca de las pesadillas de Sarah.

El pensamiento de que Sarah todavía tenia pesadillas lo preocupaba. Estas parecían haber disminuido en número, pero aun era fastidiada por ellas. Él la podía escuchar cuando ella sollozaba a solas en la noche y el sonido a menudo causaba dolor en su corazón. Con frecuencia pasaba horas despierto después de que ella se había calmado, luchando consigo mismo por sus sentimientos traicioneros.

Pudo escucharla ahora riendo, afuera de la ventana y esto incentivó su interés y su curiosidad. Se sentó y balanceo sus piernas sobre la orilla de la cama. Alcanzó la silla en el escritorio junto a la cama y la uso como apoyo para que, después de varios intentos, lograr ponerse de pie. Finalmente se las arregló para usar otros muebles para avanzar lenta y dolorosamente a través del cuarto.

La puerta se abrió cuando estaba a medio camino de allí. "¡Jareth, qué esta usted haciendo!"

La voz inesperada lo sobresalto. Él perdió el equilibrio y se cayó de costado, azotando su hombro herido contra el estante de libros. Él gritó de dolor a pesar de sí mismo. Agarró su hombro y esquivó con su cabeza varios libros que cayeron sobre él tras el impacto al golpear el librero, uno de ellos le golpeó la parte de atrás de la cabeza.

Elizabeth estuvo a su lado en un instante. "¡Oh, Jareth!" Ella tenia una expresión de preocupación e intentó llevarlo hacia su cama, pero no tuvo éxito.

En un minuto él estaba con un terrible dolor, y al siguiente minuto lo había olvidado al escuchar una voz masculina y una risa llenar sus oídos.

Elizabeth no tuvo otra opción que ayudar a Jareth a ir hacia la ventana, su destino obvio. Ella lo ayudó a estabilizarse, colocando sus brazos alrededor de su cintura mientras él parpadeaba a la luz del sol brillante y miraba hacia abajo en el patio.

Sus ojos se enfocaron en la escena debajo de él. Un caballo bayo trotando en un círculo con una cuerda atada a la brida de la bestia. Sarah sentada en el lomo del caballo, con los brazos extendidos a los lados como si estuviera a punto de salir volando, y sujetando la cuerda del caballo estaba Jacob.

"¡Jacob, me voy a caer!", ella se rió, intentando ocultar su miedo. Ella tenia sus pies en los estribos de la montura y Jacob no la dejaba recoger las riendas y estabilizarse ella misma.

"Deje de creer eso, lo esta haciendo espléndidamente. Usted tiene un maravilloso sentido del equilibrio. Sienta el ritmo de los movimientos del caballo debajo suyo".

Sarah se concentró más y pronto ella descubrió un patrón en el ligero trote del caballo.

"Muy bien, ahora recoja las riendas y usa ese mismo equilibrio que usted ha descubierto. Intente cabalgar."

Sarah hizo lo que se le instruyó y se asombró al aprender que podía montar mucho mejor a caballo. Su cuerpo no rebotaba ni se sentía incómodo, a diferencia de lo que había pasado cuando Jareth y ella habían robado los caballos y ella no había tenido ningún equilibrio, ni ninguna idea de como cabalgar y tan sólo una pequeña idea de cómo controlar un caballo.

Jareth observaba desde su ventana, su cuerpo estaba tenso preso de una cólera repentina, pero esta se le olvidó ligeramente. Sus labios se curvaron en una sonrisa leve cuando observó a Sarah cabalgar. Su cabello oscuro se movía a la deriva detrás de ella y las cintas azules que ella había decidido usar ese día eran como estelas en el viento junto a sus cabellos castaños. Ella estaba sonriendo y riendo de felicidad por la alegría de ser capaz de cabalgar y parecía como si ella lo hubiera estado haciendo por años.

Jareth estaba tan ocupado mirando a Sarah que apenas notó que la mano de Elizabeth se había deslizado debajo de su camisa para acariciar la suavidad de su espalda.

La sonrisa se desvaneció del rostro de Jareth cuando Sarah jaló de las riendas para detenerlo y Jacob la ayudó a apearse. Sarah se arrojó en sus brazos riendo. Jacob rió con ella y le regresó el abrazo.

Una ira inesperada y la envidia invadieron a Jareth mientras observaba la escena. Sus ojos se estrecharon y apretó los dientes. Él se alejó tambaleándose de la ventana, incapaz de ver más.

Sus movimientos sorprendieron a Elizabeth, quien quitó con rapidez la mano de debajo de su camisa y la llevó a su propio costado. Una mirada de total confusión apareció en el rostro de ella mientras lo ayudaba a regresar a la cama, ¿Qué lo había hecho enfadar tan de repente?

"¿Jareth, se encuentra bien?", ella preguntó con suavidad.

Él no dijo nada.

Elizabeth lo observó. La mirada de él estaba fija en las mantas de su cama, el ceño fruncido con severidad. Él lució positivamente aterrador.

"¿Jareth?", ella lo intentó otra vez

"¡Déjeme!", él ordenó con frialdad y con aspereza.

A Elizabeth no tuvieron que decírselo dos veces. Ella recogió su falda y escapó de la habitación sin mirar atrás.

Jareth apenas notó que ella se había marchado. Todo lo que él sabia era las emociones extrañas que lo inundaban... él había sentido ira y, sorpresivamente, envidia al ver a Jacob en los brazos de Sarah. Por un breve instante sus ojos se cerraron, y se vio a sí mismo en los brazos de Sarah, su risa llenando sus oídos y el se reía junto con ella. Sus brazos apretados alrededor de él, y él regresaba el abrazo, deleitándose en la tibieza de ella contra la de él. La imagen cambió en su mente y apretó los dientes cuando Jacob apareció en su lugar.

Las cejas de Jareth se elevaron brevemente y su respiración y su corazón se aceleraron cuando él reunió todas las piezas.

Su voz fue ronca cuando habló en voz alta. "Por el Mundo Subterráneo... estoy celoso..."

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Jareth trató de mantenerse calmado. Su cuerpo estaba luchando consigo mismo para evitar sacudirse de cólera, pero él no quería que Sarah viera cuánto lo había perturbado. Ella estaba allí con él ahora, vendándolo por segunda y ultima vez en el día. Lo que era peor que su misma presencia después de su descubrimiento de sus celos escondidos y de cuanto ella le importaba y le preocupaba, era el hecho de que Jacob seguía pegado a ella. Él estaba apoyado contra la puerta las manos sobre su pecho mientras observaba a Sarah vendar a su supuesto padre. La presencia de Jacob era como si arrojaran sal sobre su herida y luego la pisotearan muy fuerte.

Jareth observó a Jacob irse de la habitación por un momento. Su madre lo había llamado. Jareth saltó cuando sintió unos dedos frescos rozar su mejilla. Él volteó su cabeza hacia Sarah, encontrando su rostro a solo unas pulgadas del suyo. Sintió que su corazón comenzaba a golpearle en el pecho.

"¿Te encuentras bien? Estas tan callado y tan tenso". Ella peinó unos mechones de su cabello que caían sobre la cara de él, sintiéndose especialmente atrevida.

Jareth maldijo por dentro que ella hubiese notado su tensión. "Estoy bien", le dijo, un poco más cortante de lo que le habría gustado.

Sarah estaba a punto de abrir la boca y decir algo cuando Jacob regreso. Él tenia una hoja de papel en sus manos.

"Sarah, mi madre necesita unas cuantas cosas de la ciudad. ¿Le importaría acompañarme?"

"¿Seria prudente con lo que pasó hace unas pocas semanas atrás?"

"No veo que sea un problema si usted me acompaña. Dudo mucho que alguien la reconozca y si lo hicieran, yo la protegería". Le sonrió con dulzura y Sarah no pudo evitar sonreírle a cambio.

"Bien, si usted va a protegerme, entonces supongo que estaría bien", ella lo embromo.

"¿Seria aceptable que ella me acompañara, señor Charles?" Preguntó Jacob.

"Oh, usted no necesita preguntarle. Tengo casi 18 años." Le dijo Sarah a Jacob.

"Casi 18 o no, todavía debo actuar como un caballero y pedirle permiso a su padre primero.

"Ve", espetó Jareth.

Sarah se volteó hacia Jareth y frunció el ceño. Jareth la miró fijamente a los ojos, sus ojos estaban mortalmente fríos. Sarah tirit

"Ve", le dijo a ella y se volteó, incapaz de mirarla por más tiempo.

"Pienso que mejor lo dejamos tranquilo", Jacob le susurró a Sarah. Los ojos de ella no habían dejado la figura de Jareth y su ceño fruncido no había desaparecido. Jacob sabia que ella estaba preocupada. La escoltó en silencio para salir de la habitación

Jareth escuchó sus pisadas alejarse y escuchó sus susurros acallados. Suspiró profundamente y cerró los ojos. No quiso que Sarah supiera que él estaba perturbado, pero había hecho un trabajo notable al alertarla con su malhumor. Un malhumor celoso que no debería estar sintiendo por una mujer que no le importaba.

Exhaló con fuerza. Era culpa de ella que se sintiera de esta manera, y él tenia la intención de ponerse a mano. Una sonrisa malévola tocó sus labios cuando escuchó una voz femenina al interior de la casa.

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El viaje a la ciudad usando el carro enganchado al caballo había sido informativo. Jacob le señaló los lugares de interés y le contó a Sarah quién poseía cuál casa y le dio una historia muy abreviada de cómo eran los terratenientes.

Concord era una ciudad hermosa, pero la tensión en el aire todavía era muy espesa, poniendo nerviosa a Sarah. Ella captó trocitos de conversación mientras Jacob y ella estaban en el Almacén General. Su madre y su padre le habían dado a él una lista de cosas que comprar. Artículos como harina, azúcar, 10 yardas de tela azul, así como clavos, herraduras y otras cosas para la granja.

Mientras Jacob cargaba en sus brazos con las cosas que iba a comprar, Sarah se quedo de pie cerca de una mesa llena de rollos de tela y escuchó hablar a las personas. La gente de la ciudad temía que los británicos cayeran sobre Boston y acabaran con la ciudad. Ellos hablaron de soldados británicos escondidos en el bosque, precisamente esperando para atacar y asesinarlos a todos. Había mucho miedo y también mucha ira. Mientras las mujeres hablaban acerca de ser asesinadas, los hombres hablaban de pelear por su libertad y de mandar a los británicos de regreso a Inglaterra a donde ellos pertenecían. Algunas personas dejaban la tienda en cuanto cualquier mención de la lucha aparecía. Hubo una pequeña riña en la parte trasera de la tienda cuando dos hombres entraron en un acalorado argumento sobre si debiesen tomarse más acciones en contra de los británicos.

Sarah sintió la mano de Jacob sobre su hombro y él le dijo que era hora de irse. Su brazo se mantuvo protectoramente alrededor de ella mientras la escoltaba afuera de la tienda en donde dos hombres estaban cargando el carro con los sacos de harina y de azúcar y las otras cosas que Jacob había adquirido.

Una vez que ellos dejaron la tienda y emprendieron el camino de regreso, Sarah le preguntó por qué la ciudad estaba vacía. Mientras que la tienda había estado atestada, la mayor parte de la ciudad estaba silenciosa. Algunas casas inclusive tenían las ventanas tapadas con tablas, mientras que otras tenían puestos letreros que decían cosas como "Nos cambiamos a un lugar más seguro" o "Nos fuimos para siempre".

Sarah supo que solamente desde dos semanas atrás aproximadamente que la mayoría de las familias habían regresado a sus hogares. Jacob le dijo a Sarah que en Concord aun faltaban muchas de las familias prominentes y que él temía que nunca regresarían.

Jacob le enseñó el resto de la ciudad al tomar una ruta diferente a casa. Había un lugar por el que ellos cabalgaron porque hizo temblar a Sarah. Un campo, un camino y un puente. El lugar en que Jareth y ella habían merodeado y habían observado el principio de la Guerra de la Revolución Americana. Ella había visto hombres morir en ese lugar. El paisaje aun estaba lleno de cicatrices. Los restos carbonizados de un edificio que una vez almacenó el armamento, la hierba pisoteada y quemada, y lejos en la distancia una pequeña área cercada que contenía muchas cruces de madera.

Sarah bajó la cabeza y le dio la espalda y Jacob sintiendo su angustia, giró el coche con el caballo en una dirección diferente.

Una vez que ellos regresaron a la granja, Sarah esperó mientras Jacob desenganchaba el caballo y lo dejaba libre en un campo cercano. Ellos fueron hacia la casa, los brazos de Jacob estaban cargados con las provisiones mientras que Sarah solamente cargaba el rollo de tela. El se negó a que ella cargara nada más. El azúcar y la harina fueron dejados en el granero para que Jacob los llevara después.

Jacob abrió la puerta de la casa y tanto Sarah como él se vieron sorprendidos al ver a Jareth bajando las escaleras. Lo que más sorprendió a Sarah fue el hecho de que Elizabeth lo estaba ayudando a caminar. Ella tenia sus brazos alrededor de su cuerpo y había una sonrisa de triunfo en su cara.

"Jar-Padre", Sarah comenzó. Ella avanzó hacia él.

"No se moleste usted, Sarah", le dijo Elizabeth.

Sarah puso el rollo de tela sobre una silla cercana y luego avanzó más hacia la pareja. "No es ningún problema ayudar a mi padre"

"Nosotros nos la arreglamos muy bien sin usted", vino la suave replica de Jareth. Su agarre sobre Elizabeth se acentu

Sarah tuvo que impedir que su mandíbula se le cayera. Era una sorpresa el ver a Jareth caminando de nuevo, pero él que aceptara la ayuda de Elizabeth por encima de la de ella era aun más sorpresivo. Ella observó como Elizabeth lo ayudaba a sentarse en un sillón y a ella sentarse cerca de él. Los ojos de Sarah se agrandaron cuando Jareth puso su brazo alrededor de ella.

Sarah repentinamente no pudo respirar. Ella se volteó y se apresuró a ir a su habitación.

Elizabeth sonrió con burla cuando observó a Sarah huir del cuarto. Sarah tenia edad suficiente para no necesitar más de su padre, pero para Elizabeth, por otro lado, le seria muy agradable estar con un hombre mayor buenmozo que lucir con sus amistades. Ella sonrió con malevolencia y reposó su cabeza sobre el hombro sano del hombre.

Jareth sonrió con afectación. La satisfacción lo inundó mientras veía a Sarah marcharse. Pero no le duró mucho tiempo. La sonrisa astuta permaneció sólo hasta que escuchó una voz masculina y luego una mueca aparece en su lugar.

"¿Sarah?" Jacob dejó abajo el saco de harina, después de haber llevado el de azúcar a la cocina momentos antes. Él estaba seguro de que había visto a Sarah justamente moverse pasando la puerta de la cocina. Fue hacia la puerta y vio a Sarah caminando rápidamente hacia la puerta del pórtico. "Sarah, ¿adónde va usted?"

Ella giró para verlo, su cara estaba ruborizada. "Yo... yo necesito algo de aire..." ella tartamudeo.

"Hay aire adentro de la casa", él la embromó ligeramente.

"Necesito el aire del exterior". Ella no permitió que Jacob respondiera y salió rápidamente hacia fuera.

Jacob frunció el ceño e inmediatamente fue detrás de ella. La vio bajar las escaleras del pórtico con rapidez. "¡Sarah, espere!", la llamó. Ella se detuvo y se volteo hacia él mientras se dirigía hacia ella. "¿Qué ocurre? Usted huye de la casa como un animal tímido huyendo por su vida."

"No quiero hablar acerca de ello", ella le dijo con firmeza a través de sus dientes apretados.

Jacob frunció el ceño. Algo andaba muy mal, pero él no estaba seguro de que se trataba. "Entonces no hablaremos. Venga a pasear conmigo."

"Jacob, no estoy de humor para ir de paseo".

"Un paseo por los bosques le ayudara a despejar la mente. Puedo ser bastante persistente a veces y ocasionalmente no aceptaré un no como respuesta. Esta es una de esas ocasiones." Él se cruzó de brazos para enfatizarlo y luego sonrió lentamente.

Sarah suspiró y se encontró asintiendo.

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El paseo por los bosques aclaró la mente de Sarah por un rato, pero cuando regresaron a la casa se encontraron con Elizabeth leyéndole poesía a Jareth cerca de la hora de la cena, Sarah se excusó con educación diciendo que no tenia hambre, que estaba cansada y que deseaba descansar.

Ella no quiso cambiar de parecer y Jacob solamente pudo observar como su figura se retiraba y subía por las escaleras y quedaba fuera de vista. Él suspiró y se preguntó si la habría trastornado demasiado el día de hoy. Quizás la tensión en la ciudad había sido demasiado para ella. El no debería haberla llevado.

Él suspiró y se volteó, comenzando a ir hacia la chimenea para encenderla. A medio camino de allí, escucho una risa suave y giró la cabeza para ver a Elizabeth riendo suavemente mientras se acercaba más al padre de Sarah. Ella estaba prácticamente sentada en el regazo del hombre. Jacob los miró fijamente con disgusto. Su mirada volvió a las escaleras. Sarah probablemente podría necesitar ayuda y su padre seria ideal si ella no aceptaba la ayuda de nadie más. Pero en vez de ir a ver si ella estaba bien, su padre permitía que mujeres mucho mas jóvenes tuvieran una oportunidad con él.

El se volteó hacia la pareja en el sofá para encontrar que el señor Charles lo estaba mirando. Los ojos del hombre rubio se estrecharon.

Jacob sacudió la cabeza con disgusto y luego dejó la habitación. Padre de Sarah o no, a Jacob no le gustaba ese hombre en lo absoluto.

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Los días pasaron en una mancha borrosa para Sarah. Ella pasaba muchas horas a solas con sus pensamientos y aun pasaba mucho tiempo con Jacob. Ellos no hablaban mucho, aun cuando Jacob trataba de conseguir información de ella. Sarah no sabia que decirle porque ella estaba insegura de lo que estaba sintiendo y por qué lo estaba sintiendo.

Ella no pasaba mucho tiempo con Jareth ya que él nunca parecía estar a solas. Elizabeth siempre estaba con él y cuando ellos estaban juntos, él dedicaba toda su atención a ella pretendiendo que Sarah ni siquiera estaba allí. Sarah comenzó a sentir muchas emociones cuando los observaba juntos. Ira y dolor estaban entre los más fuertes, pero a veces la envidia también encontraba su lugar. Ella se preguntaba a menudo a sí misma, '¿qué le importaba a ella si a Jareth le gustaba la chica?' Unas veces más que otras, Sara se dio cuenta que esto le importaba mucho por razones que aun no comprendía.

Jareth caminaba un poco más cada día, su fuerza finalmente había regresado. Sarah notó una tensión entre Jareth y Jacob cada vez que los dos hombres caminaban por la misma habitación, pero ninguna palabra fue pronunciada entre ellos. Había miradas ásperas y luego ambos seguían caminos separados.

Mientras los días se convertían en una semana, el estrés de Sarah aumento. Ella apenas comía alguna cosa en las comidas; generalmente estaba más interesada en empujar la comida por el plato en vez de comerla. Jacob y la señora Henry constantemente hacían comentarios acerca de su falta de apetito, pero ella los evadía con excusas patéticas.

Ella se enterró en cualquier tarea que se necesitase hacer, e hizo lo que pudo para aislarse de todos y cada uno. Ella vivía en una casa llena de gente, pero se dio cuenta que nunca había estado tan sola en toda su vida. Lejos de su hogar, en una época diferente. Esta gente no podía relacionarse con su vida, no como Jareth podía y él estaba demasiado ocupado con otra mujer. Ella estaba verdaderamente sola.

Jacob decidió una tarde, sin que Sarah lo supiera, que las cosas habían ido demasiado lejos. Jareth estaba bajando las escaleras lentamente con Elizabeth. Como siempre, la hermana de Jacob tenia sus brazos alrededor de Jareth mientras lo ayudaba.

Jacob estaba parado al final de la escalera. "Señor Charles, podríamos hablar, por favor."

Jareth se sorprendió de que Jacob quisiera hablar con él, ellos nunca hablaban, pero él escondió su sorpresa. "Estoy escuchando", dijo sólo interesado a medias.

"En privado, si le parece"

Jareth esta vez no ocultó su sorpresa ante la petición.

"Elizabeth, ayúdalo a ir al estudio y luego puedes dejarnos", le ordenó Jacob.

Elizabeth frunció el ceño, pero hizo lo que su hermano le ordeno. Ayudó a Jareth a ir hasta el estudio, lo ayudó a sentarse en una de las sillas de cuero y luego ella dejó la habitación, juntando las puertas de vidrio y de madera para cerrarlas al marcharse.

Jacob se sentó en el escritorio de su padre y hojeó distraídamente las páginas de un libro abierto. Él permitió que el silencio aumentara hasta hacerse denso con la tensión.

"¿De qué se trata todo esto? No tengo tiempo para insensateces", dijo Jareth con frialdad.

Jacob levantó la cabeza y cerró el libro de golpe. Su mirada aburrida en el hombre de más edad. "Usted tiene todo el tiempo si yo lo digo. Esto es más importante que el permitir que mi hermana sea efusiva con usted."

Los ojos de Jareth se agrandaron sorprendidos y luego se estrecharon.

"¿Realmente no tiene ninguna idea de por qué deseo hablar con usted?"

Jareth no dijo nada.

"Lo he pensado mucho. No sé como ella se las arregló para ser una mujer tan maravillosa con usted como su modelo a seguir"

Jareth apretó los dientes. "¿Usted se atreve a insultarme?

"Usted lo hace bastante fácil cuando actúa como un niño en vez de cómo un hombre", Jacob le dijo despiadadamente. "Usted no tiene ninguna idea del sufrimiento de Sarah, ¿no es así? ¡Usted esta tan concentrado en sí mismo que no tiene ni idea!"

"Mi hija no es asunto suyo"

"¡Ella es asunto mío porque yo me preocupo por ella!" Gritó Jacob, golpeando el escritorio con su puño con rabia.

Jareth no hizo ningún sonido. Solamente miró airadamente al hombre joven delante de él.

Jacob puso su mano sobre su frente intentando calmarse. Suspiró e inhaló profundamente. "Ella se ha aislado de todos, se ha empujado hasta el límite con la cantidad de labores que hace. Ella no come ni duerme. Algo esta mal y ella no me dirá de qué se trata", Jacob dijo un poco más calmadamente.

"Yo comprendo que usted se esta recuperando. Usted también lo ha pasado mal, le han disparado, pero el ignorar a su hija no creo que les ayude a ninguno de los dos".

"¿Usted se atreve a sermonearme?

"A veces la imagen aparece en mi cabeza", Jacob dijo mirando a la lejanía.

Las cejas de Jareth se unieron en confusión.

"Su vestido manchado de sangre, su cara llena de temor, lágrimas en sus ojos. A veces todo lo que puedo ver es lo que yo vi esa mañana dos semanas atrás. Una mujer asustada, acurrucada junto a su padre a quien le habían pegado un tiro. Su única preocupación era protegerlo." Jacob miró cuidadosamente a Jareth. Los ojos del joven brillaron con lagrimas no derramadas. Minutos mas tarde, las lágrimas se habían ido para ser reemplazadas una vez más con ira.

"Ella sufre y a usted ni siquiera le importa. Usted ni siquiera lo nota, yo no sé lo que esta pasando entre ustedes dos, pero debe haber pasado algo que lo apartó a usted de ella o a ella de usted. ¿Es usted tan orgulloso que no está dispuesto a reparar la desavenencia que crece entre ustedes? ¿Usted disfruta al verla sufrir? "

Jareth apretó más los dientes.

"¡Usted aun no dice nada!" Jacob grito. "¿Qué va a hacer? ¿Nada? ¿Usted solamente la observará marchitarse y morir? ¡Si usted no hace algo, yo lo haré!" Jacob lo amenazó.

Las palabras parecieron captar la atención de Jareth y él lució ultrajado por un momento antes de que su resolución estoica regresara rápidamente.

Jacob se puso de pie y fue hacia la ventana, mirando una lluvia ligera que caía en el exterior. "Ya dije lo que tenia que decir, mis palabras obviamente cayeron en oídos sordos"

Jareth observó al joven por un momento. Se dio cuenta de que había sido despedido. Consiguió ponerse de pie de manera temblorosa y dejo la habitación sintiéndose más como un niño reprendido que como un Rey Mágico.(Fae)

Jacob oyó deslizarse las puertas y abrirse. Tan pronto él se hubo ido, Jacob apoyó la frente contra el vidrio helado de la ventana y suspiró pesadamente.

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"¿Quisieras algunas papas, Sarah?" Jacob le ofreció el recipiente y ella sacudió la cabeza. "Sarah, usted apenas has comido nada de su plato".

"No tengo hambre," ella dijo calladamente.

"¿Guisantes, Jareth?"

Jareth negó despacio con la cabeza, sus ojos todavía estaban enfocados sobre la única persona que él había mirado desde que estaba sentado en la mesa. Sarah se veía más delgada, había círculos oscuros debajo de sus ojos, y ella lucia como si alguien hubiese arrancado sus ganas de vivir. ¿Qué había ocurrido para hacer que la chica llena de espíritu, y de genio vivo, se transformara en una mujer cansada y deprimida? ¿Había sido esta su obra realmente?

"¿Zanahorias, Jareth?" Elizabeth había notado su atención sobre Sarah, y ella pasó su mano despacio sobre su brazo para conseguir su atención.

Sarah captó el movimiento y dejó escapar un rápido aliento. Su cabeza se dobló y ella rápidamente se puso de pie.

"¿Sarah, querida, se encuentra bien? Luce pálida" la señora Henry la miró con preocupación.

"Yo... solamente estoy cansada. Por favor, discúlpeme". Ella recogió su falda y con rapidez huyó de la mesa.

Jareth y Jacob se pusieron ambos de pie al mismo tiempo. Ellos se miraron uno al otro con miradas retadoras.

Jareth no dijo una palabra y se apartó de la mesa.

Elizabeth se paró, preparándose a apresurarse a ayudarlo, pero Jacob la agarró con fuerza del brazo. "¡Ow! ¡Jacob!"

"Déjalo ir", Jacob le dijo y luego la soltó

El señor y la señora Henry se miraron uno al otro confundidos. Thomas sólo alzo la vista, tenia las mejillas hinchadas por tener la boca demasiado llena.

Elizabeth miró airadamente a su hermano mayor y observó como Jareth desaparecía al subir las escaleras.

La puerta de la habitación de Sarah crujió al abrirse y la luz suave de las lámparas del pasillo fue la única luz que iluminó la habitación a oscuras.

"Jacob, no estoy de humor. Por favor, sólo déjeme sola"

La puerta se cerró silenciosamente y pudo escuchar lentas pisadas. Sarah, quien se había sentado sobre el piso de madera giró la cabeza para ver a Jacob. Pero no era Jacob quien estaba allí de pie. Era Jareth.

Ella dejó salir el aire con rapidez.

Él encendió una vela y la miró con atención sin tener que preocuparse de ojos curiosos observando cada uno de sus movimientos o de su expresión. Se detuvo enfrente de ella y Sarah saltó cuando su mano enguantada levantó su barbilla.

Ella se apartó de él y retrocedió unos cuantos pasos. "¡Déjame sola! Regresa con tu preciosa Elizabeth. Estoy segura de que ella esta perdida en la mesa sin ti para sostenerle la mano". Su voz tembló cuando ella habló, pero no había equivocación en su malhumor.

Jareth no dijo nada. Él continuó mirándola fijamente. Ella estaba enojada con él.

Sarah aspiró profundamente. La mirada fija de Jareth la desconcertaba. ¿Por qué el no decía algo? Sarah sintió que estaba perdiendo el control y las palabras se atropellaron por salir antes de que ella pudiera detenerlas. "¡Pensé que ella era solamente una tonta muchacha mortal! ¿Es eso lo que yo soy también para ti?", ella le espeto.

Jareth la miró por un momento, no comprendía de donde provenía su cólera, pero luego le llegó el entendimiento.

"Estás celosa". Él sonrió, incapaz de evitarlo después de aprender esta nueva información.

"No lo estoy ", ella le dijo desafiante.

"¿Entonces, por qué te importa que yo pase tiempo con Elizabeth?"

Sarah maldijo por dentro.

Jareth sonrió con satisfacción. "¿Podría ser que a pesar de tu proceder, tu te interesas en mi?"

Sarah resopló y el sonido hizo que la sonrisa de Jareth se hiciese mayor.

Ella estrechó los ojos. "¿Y que hay acerca de ti?"

"¿Qué pasa conmigo?" Jareth se cruzó de brazos.

"¿Te gustaría explicar tu problema de actitud cada vez que yo estoy con Jacob? He visto las miradas que le das a él. Si yo no te conociera mejor, diría que el Señor Grande y Todopoderoso también está celoso."

La expresión de Jareth se torno gélida.

"Tu me dijiste que ella era una mortal tonta y que no estabas interesado en ella. Si tienes interés en ella, esta bien. Tienes todo el derecho de sentir lo que desees por quien tu quieras. ¿Pero por qué me mentiste?"

"Te dije la verdad..." él susurró con suavidad.

"Tus acciones dicen algo distinto", ella le retruco.

Jareth elevó el mentón, "Ahora tu sabes como se siente"

"¿Qué?" Sarah jadeó.

"¡Ahora sabes como me hiciste sentir!"

Sarah dejo salir un suspiro que la estremeció "¡Bastardo! ¡Cómo te atreves a echarme la culpa de lo que sentiste!"

"¡Es a causa de ti que un Fae siente culpa, remordimiento, envidia y celos, y todo a causa de un mortal! Tuve que buscar la venganza por tal crimen"

Los ojos de Sarah se agrandaron ante su comprensión repentina. "Tu pasaste tiempo con Elizabeth para molestarme, ¿no es asi?

Jareth cabeceo y sostuvo su cabeza en alto.

"Todo lo que querias era lastimarme". Ella tomó aire. "¡Te odio!" Las lágrimas llenaron sus ojos al dejar salir las palabras.

Jareth negó con la cabeza lentamente. "No me odias". Le cortó a Sarah cuando ella iba a decir otra cosa, "Si me odiaras, entonces no habrías sentido celos. Justamente como, si yo en verdad te odiara, no habría sentido lo mismo." La expresión de Jareth cambió súbitamente de una fría a una vulnerable.

Sarah observó la transformación en Jareth. Él acababa de hacer alusión a algo. Algo que la asustó profundamente.

Para su horror, empezó a llorar. Ella hundió su cara en sus manos y se encorvó sobre ellas, incapaz de detener las lágrimas que aparecían. La agitación de los últimos días finalmente recaían sobre ella.

Pasaron varios minutos antes de que unos brazos se movieran para atraparla en un abrazo apretado y protector. Ella no luchó y enterró su cara en el calor y la comodidad del pecho de Jareth.

El bajó la cara hacia su cabello y suspiro.

En su interior, dos lados diferentes batallaban por el control.